Año: 1848

  • Ceremonias y costumbres del año nuevo

    Buen principio de año te conceda Dios, benévolo lector, que en ganar las albricias no queremos ser menos que tu criado, ni que tus vecinos, ni que tu limpia-botas, ni que el mozo del café en que acostumbras pasar algunos ratos. Vamos á empezar nuestra tarea y á cumplir nuestra solemne promesa de ponerte al corriente de todas las costumbres buenas y malas de nuestra ciudad, porque has de saber que en Barcelona hemos nacido, aunque nada te importe saberlo.

    En el presente dia como en todos los demás puedes hacer cuanto te venga en gana, pero es justo te digamos lo que podrás hacer si pretendes ser tan curioso como lo hemos sido nosotros por espacio de un año.

    En primer lugar no puedes ignorar si eres católico (porque puedes ser judío ó protestante), que el primer dia del año es fiesta de precepto, puesto que celebramos el aniversario de la circuncision del Señor.

    Puedes asistir á los divinos oficios que celebra la parroquia de Sta. María del mar cantados por la música de la capilla. El cuerpo municipal asiste á la funcion, y la parroquia regala á los regidores que asisten un roscon ó tortell.

    Al salir de esta funcion puedes felicitar los dias á alguno de tus conocidos que se llame Manuel, y sino, te viene á pedir de boca la inmediacion de la muralla del mar para ir á tomar el sol. Dirás tal vez, si eres forastero, ¿qué mas da ir á la muralla del mar que á otra parte cualquiera? Vas á saberlo. Cógete del brazo, y mientras llegamos estáme atento.

    Si la índole de un pueblo forma sus costumbres, á nuestro cargo tomamos el probar hasta la evidencia que nó sin fundamento se ha hecho proverbial la laboriosidad de los barceloneses. Vedlo aqui sino; que como no sea domingo ó fiesta de guardar no hay para qué cansarse, lo mismo asomarémos por los paseos que por los cerros de Úbeda. ¿A qué irse á holgazanear todos los dias? Cada cual tiene sus quehaceres y no nos reluce aqui tanto el pelo; pero llega nuestra hora en un domingo ó disanto y salimos entonces los barceloneses á lucir nuestros dijes y preseas de manera que pocos pueblos nos llevan ventaja en ello, y allá se las aviene el que se lo quita al cuerpo para buscar con que ataviarlo.

    Suponte que amanece en nuestra ciudad uno de aquellos dias en que el termómetro de Reaumur marca cuatro ó cinco grados sobre cero, que es lo regular, brillando el sol en una atmósfera serena y pura, uno de aquellos dias en que la mar que tenemos á la vista mueve apenas su azulada superficie y con suave murmullo juguetea entre las rocas. ¿Quién no va entonces á la muralla del mar, liceo de la elegancia, emporio de las galas, museo de la coqueterías y punto de reunion en los dias festivos de invierno? ¡Cuánta gente, qué bullicio, qué conjunto tan heterogéneo! Allí un sombrerito, acá una mantilla, allá un frac á la inglesa, acullá un gaban parisiense, un casacon del siglo de Luis XIV, un peinado á lo Villamediana, unas barbas de turco, unas botas marroquíes, un albornoz árabe, el aire español, y en los labios nuestro acento con que parodiamos la lengua de los Berengueres. Todos nos cercan y cercamos á todos, y nos codeamos unos con otros, y nos pisamos y los miramos y nos saludan, y con ganas ó sin ellas hay que corresponder á sus cortesías. La dificultad consiste en hallar el principio de ese círculo vicioso. ¿Cómo dar la preferencia á un grupo sobre los demás cuando todos nos parecen bien y nos ofrecen alguna particularidad? Alto, señores, pare la rueda: nada, no hacen caso; pues entonces emprendamos la marcha desde un estremo del paseo, y por aqui cortemos el hilo de esta enredada madeja, y caiga en quien caiga la suerte de ser el primero en verse espuesto al lente ustorio de nuestras observaciones.

    Preséntase desde luego una robusta mamá cogida del brazo de un barrigudo papá, y mas adelante sus dos pimpollitos de doce á catorce años: lindas muchachas; prometen mucho. Síguenles la pista dos jovencitos que empiezan á hombrear y con quienes coquetean, como que los conocen de verlos muy á menudo en la puerta del colegio. Ya se esconden los dos mozuelos de la vista de los papás, ya vuelven de improviso á la carga, y pasan y repasan y se empujan y disputan y dan suelta á palabras que no es bien que aqui se digan.

    ¿Qué voces son esas? ¿hay quienes se hablan de uno al otro lado del paseo? ah! es una comitiva de jóvenes de ambos sexos. Ellas, á cual mas alegre, pizpereta y vivaracha. ¿Riñen acaso? nó señor, ¡qué quiere V.! la fuerza del acento del pais.

    Cuán tiesa y espetada se viene aquella! cuántas joyas, cuánta pedrería, cuánta blonda! parece una imágen que se ha salido del altar. A pedir de cogote sentara aqui bien mutatis mutandis lo de nuestro poeta Moreto.

    Mucho moño y arracadas,
    Valona de canutillos
    Mucho collar, mucho afeite,
    Mucho lazo, mucho rizo
    Y verás qué mala estás.

    No es nada lo engalanado que se viene el que la lleva del brazo: novios deben de ser segun las dulces miradas con que mutuamente se corresponden. Pasemos de largo no se los estorbe y háganse á pesar de los ojos envidiosos que lo noten y de las malas lenguas que lo ridiculicen los arrumacos que les vengan en gana.

    ¡Ola, secretitos hay! ¡qué tendrán que decir esas elegantes que vuelven la cara para mirar á los novios! Con corta diferencia deben de decir lo que aquellas del otro lado, y las que se vienen hácia acá y las que nos vienen siguiendo: si el sombrerito es de moda, si el vestido le va bien ó mal, si es bonito ó feo el aderezo, si el prendido es de bueno ó mal gusto, con otras cosas sobre el casamiento y la dote y la boda que no queremos decir, porque ya estan al alcance del lector.

    Adieu mon cher, addio carissimo. ¿En dónde estamos? ¿son franceses, italianos ó españoles? son tres pisaverdes, enfáticos de sobra, y por demás lenguaraces. No son amores callejeros los que sacan á corro; aventuras de otra calaña los entretienen. En todas ellas han hecho el papel de protagonistas, y es bien creerlo porque ellos lo dicen, si bien no salgo fiador de la veracidad de sus palabras, porque como por despejo y no por mengua se tienen semejantes aventuras, á trueque de ser reputados en mucho es forzoso mentir á rienda suelta. Sígalos oyendo aquel á quien mayor curiosidad le aguijonee, y como eche el resto á su credulidad, de seguro va á dar al traste con las mejor sentadas reputaciones.

    Llegamos en esto al estremo del paseo y es fuerza dar la vuelta, y nos hallamos con la singularísima novedad de tener que saludar al que cinco minutos antes saludamos, y de sonreirnos á la que se sonrió, y llegamos luego al sitio en donde principiamos nuestras observaciones, y es preciso desandar lo andado, y vuelta á hacer lo mismo que hemos hecho antes y que harémos despues y un poco mas tarde, y hasta que den las dos, á cuya hora no todos los estómagos barceloneses resisten algunas vueltas de mas en la Rambla por via de apéndice al paseo de invierno.

    Seamos de los aficionados á este apéndice y verémos como las gentes que han paseado se dirigen á sus casas á celebrar la fiesta con una buena comida, quizás en compañía de algunos parientes ó amigos. El turron y sobre todo los barquillos son los postres necesarios de la de este dia. El parroquiano viejo de Sta. María del mar no abandona por mucho que le contradiga la generacion que debe sucederle, la antigua costumbre de comer sopa de fideos aderezados con azúcar y canela, y no se olvida de acudir por la tarde á su parroquia á oir el rosario y los villancicos alusivos á la festividad que canta la capilla.

    Los teatros dan funcion tarde y noche, costumbre que continúa todos los domingos y disantos del año, y otros dias que no lo son, y que en su lugar correspondiente señalarémos.

    En este dia se inauguran los bailes de máscara en el salon grande ó en el gran salon (albarda sobre albarda, y perdone el que se crea culpado) de la casa Lonja. Se empieza á la hora que señalan los anuncios, y se paga de entrada la cantidad que se fija, pero no se admiten cuartos ni moneda que deba pesarse. No dirémos aqui lo que es este baile; su vez le llegará, que ya va haciéndose pesado el articulillo. Hay tambien baile en la Patacada, y hablarémos de él el dia 8 de diciembre en que suelen comenzarse.

    Una advertencia harémos, y es, que no crea el buen lector que el paseo de la muralla del mar que hemos descrito, sea una particularidad del dia presente, puesto que es costumbre de todos los festivos de la estacion en que nos hallamos, con tal que el tiempo lo permita.

    En los cuatro primeros dias del año las cuarenta horas estan en la Catedral, despues pasan otros cuatro á Sta. María, y van turnando en las otras iglesias, aunque nó de un modo igual en todos los años. Hasta la Pascua de Resurreccion estan en cada iglesia cuatro dias, desde la Pascua en adelante solo tres. En la Semana Santa no las hay en ninguna iglesia. Las horas de esposicion varian segun las estaciones. Los periódicos dicen todos los dias la iglesia en que se hallan, y además cada semestre se vende un impreso en que se lee todo lo que conviene saber acerca de este punto.

  • Ser abogado está de moda

    En este dia se abren los tribunales caso que no sea domingo, pues de lo contrario se difiere la ceremonia de costumbre para el dia siguiente. No nos entretendrémos en relatar lo que sucede en la que celebra la audiencia territorial puesto que está señalado por reglamento, y por consiguiente no puede ofrecer ninguna particularidad ni circunstancia que la distinga de la que tiene lugar en las demás audiencias de España. Podemos, sí, decir que la concurrencia queda casi reducida á los que no pueden dejar de asistir, siendo de observar que el número de los nuevos abogados á quienes debe recibirse el juramento es bastante crecido.

    El afan de figurar ha hecho que muchos olviden el taller para abrir un bufete, ó cierren una tienda para subir á un cuarto principal. No domina ya á nuestros artesanos aquel orgullo en profesar las artes ni el envanecerse con el título de menestral honrat con que se enorgullecian sus mayores. Ni la horma del zapatero, ni las tijeras del sastre, ni la paleta del albañil se esculpen ya cual un tiempo en las losas sepulcrales, y solo se considera la profesion de las artes como un medio de lucrar para poder subir cuanto antes de clase; y á falta de conventos en donde el artesano solia hacer entrar á sus hijos segundones, echan mano de la abogacía, verdadero plantel de periodistas y de empleados públicos.

  • Las rifas semanales

    Permítenos, querido lector, hacer una suposicion, asi te toque la primera suerte de la rifa que no es lo peor que por hoy podemos desearte. Supon que el dia 3 de enero es un lunes, es decir, un lunes de estado normal, nó lunes festivo y de huelga como sobrados hay; porque de lo contrario deberémos tener por lunes el martes ú otro dia que sea el primero de labor en la semana para que pueda aplicársele la costumbre que vamos á bosquejarte.

    A las 5 de la tarde, sobre poco mas ó menos, de semejante dia se fijan en las esquinas los carteles en que se anuncian los números premiados en las rifas semanales que en la presente ciudad son tres, á saber: una á beneficio de los pobres enfermos del hospital general, otra al de los pobres de la casa de Caridad, y otra al de los empedrados de las calles. En cada esquina tres cartelones á cartelon por rifa; enfrente de cada cartelon una docena de personas en grupo buscan entre los números puestos en coluna cerrada el del larguirucho billete que cada quisque saca de su bolsillo y estiende de un tiron–34000; erré el millar–35500; erré la centena–33420; erré la decena–33419 ¡de un número! lo mismo da: todos la erraron, y los que tienen la gracia de no errarla tropiezan al dia siguiente al salir de cobrar el premio con un sinnúmero de pedigüeños que los dejan casi exhaustos. Quizás por este motivo llega pocas veces á oidos del público el nombre del bienaventurado que no la yerra, porque buen cuidado tiene en mandar á recoger el premio por medio de tercera persona.

    Otra esquina. Es un 3–oh cá! es un 4–Dònali fil; y cae el larguirucho billete hecho trizas al pie de su dueño que ve frustradas sus mas alhagüeñas esperanzas y lleva por premio un desengaño.

    Quien como este prójimo toma el errarla por lo serio, quien por lo jocoso, quien por lo místico y esclama: ¡al cabo hice una limosna!–A decir verdad no es este del número de los que la yerran menos.

    Para el dia inmediato los periódicos tienen en los susodichos cartelones materia con que llenar una coluna del papel en que salen á luz; las personas que no han formado parte de los corrillos de las esquinas, hallan motivo asaz para representar á solas ó en familia una de las escenas que hemos bosquejado, segun el temple de que se encuentre, la educacion que haya recibido ó las preocupaciones con que esté preocupado.

  • Resultados de las primeras pruebas militares de la nueva pólvora blanca de Josep Roura i Estrada; por qué no se usó

    En un periódico científico de [Barcelona] y en su número correspondiente al mes de julio de 1848 se lee lo siguiente: «Polvora-Roura. – Esta pólvora se presenta en granos como la pólvora comun susceptible de adquirir todas las graneaciones, de color blanco algo amarillento, muy combustible, poco higométrica, y dotada de una fuerza superior á la mejor inglesa, apenas deja residuo y este no ataca tanto á las armas como el que deja la comun; el residuo no es nada higrométrico y los productos de la descomposicion no ejercen mayor detrimento en las armas que los productos de la negra: los experimentos siguientes dan una idea de las mayores ventajas que presenta la nuevamente descubierta, sobre la comun.
    Número 1. Fulminante; propia para pistones. Su preparacion es mas económica, fácil y menos peligrosa que la de Howard, advirtiendo ademas que sus componentes nada tienen de comun con los que entran en la de este.
    Número 2. Propia para chispa, piston y toda otra clase de fuego y en la cual no figura ninguna de las materias que constituyen la comun.
    Número 3. Adaptable á pison, mecha, lanza-fuego y fulmi-algodon.
    Estopines. De una composicion singular, pues en nada se parece á la de los dichos de cebo y de comunicacion que usa la artillería, tanto de campaña como de plaza.
    Lanza fuegos. Hechos con pólvora número 3, sin adicion de ninguna otra materia. Arden en el agua, como los que se usan en las piezas de campaña y en las de plaza cuando llueve. Los resultados de su combustion no despiden ningun mal olor.

    [Pruebas de penetración]
    Balas arrojadas en 4 de enero de 1848 en Atarazanas sobre resmas de papel.

    Pólvora-Roura num. 3. Pólvora comun.
    Tiro Adarmes Cuadernillos atravesados Adarmes Cuadernillos atravesados
    1 4 87 4 21
    2 2 1/2 64 4 1/2 25
    3 2 62 5 36

    Los ensayos que se hicieron con el graduador dieron iguales ventajosos resultados.

    [Pruebas de alcance]
    Balas arrojadas el dia 10 de enero de 1848 en el campo y sitio llamado de la Bota con morterete y cañon de á ocho.

    Morterete

    Pólvora-Roura num. 3. Pólvora comun.
    Tiro Carga (onzas) Alcance (varas) Carga (onzas) Alcance (varas)
    1 3 360 [no puede ser] 3 224
    2 2 1/2 248 3 229
    3 2 217 3 218
    4 2 222 3 218

    Cañon de á ocho
    [los 2 pies se refieren al ángulo de elevación, y supongo que en la última regla deberían ser 4]

    Pólvora-Roura. Pólvora comun.
    Tiro Carga (libras) Alcance (varas) Carga (libras) Alcance (varas)
    1 1 530 2 255
    2 1 780 2 pies 1 1/2 725 2 pies
    3 1 1052 2 pies 1 1/2 881 2 pies
  • Llegada y cabalgata de los Reyes Magos

    No hace muchos años que apenas podia andar uno por las calles al anochecer sin verse atropellado por la turba de chiquillos que al son de una bocina ó de un caracol de mar, volteaban un pedazo de cuerda encendida, suponiendo que iban á recibir á los Santos Reyes. Gracias á los infinitos bandos que se han publicado para prohibir esa fiesta infernal, al cabo se ha perdido la costumbre de las cuerdas quedando solo la otra.

    Saben los niños que en esta noche los reyes pasean todas las calles de la ciudad seguidos de criados que llevan largas escalas y una inmensa provision de turrones y de toda clase de dulces. Por esta razon niños y niñas ponian antes un zapato, y ahora por lo general un plato en el balcon ó ventana á fin de que les toque algo en el gran reparto. No perdais, hijos mios, esta buena costumbre, pues los reyes vienen este año embarcados en un vapor llenito de dulces muy ricos y muy variados, de suerte que la pitanza será abundantísima. Dejad, no obstante, que os dé una noticia que os conviene y que podeis creer que es verdadera, pues acerca de este negocio las tengo muy buenas. Esos señores reyes que todo lo saben, han llegado á entender que entre vosotras y vosotros los hay y las hay que no obedecen á sus padres, que son desaplicados y holgazanes, que se ensucian mucho la ropa, que hace enfadar á la maestra y al maestro, y otras cosas que vosotros no ignorais ni yo tampoco. Es pues el caso que enterados de todo esto, en la cámara del vapor traen una coleccion de cosas muy amargas para repartir á los niños y niñas que tengan alguno de esos defectos. Tal niño abrirá mañana muy aprisa el balcon pensando hallar el zapato ó el plato lleno de dulces, y se encontrará con un libro, lo cual significa que los reyes saben que es inaplicado. Una niña se levantará mas temprano de lo que suele, y en vez de turrones le habrán puesto una calceta, para darle á entender que es una holgazana: al otro un cepillo para decirle que es un niño sucio, y aun habrá quien halle envuelta en un papel una correa ó una cuerda que ya sabeis lo que significa. Si alguno de vosotros no es bueno ó no obedece ó se ensucia la ropa, ó es holgazan ó desaplicado, no ponga zapato ni plato porque se llevará gran chasco; métase en la cama sin hablar de los reyes y procure enmendarse para que en el año venidero tenga racion doble.

    La parroquia de Ntra. Sra. de los Reyes, vulgarmente llamad del Pino inaugura con solemnes maitines la funcion del dia siguiente.

  • Los regalos de los Reyes, baile en la Llotja, el porque de las máscaras, un cuento de amor

    El que haya leido el artículo del dia anterior, necesariamente ha de conocer el desasosiego de los niños para levantarse apenas amanece Dios. Su primera diligencia es abrir la ventana y buscar en el plato que pusieron en él, si los Santos reyes han traido turron. El chasco de los ya creciditos que se encuentran un libro ó unas disciplinas, ó un dedal y una aguja, les hace bajar la cabeza y avergonzarse ó de haber sido tan crédulos, ó de haber ocultado su malicia con respecto al conocimiento de quiénes son los que pueden jugarles semejantes tretas. Las observaciones de los papás y padrinos ó tios suelen ser el sainete de esta funcion que no es fácil concluya sin algun pucherito por parte del chasqueado.

    La parroquia de Ntra. Sra. de los Reyes ó del Pino celebra con toda solemnidad la fiesta del dia. Mucha música, muchas luces y sobre todo muchísima gente. La funcion de la tarde suele tambien ser muy concurrida.

    Como hoy es dia festivo, no puede faltar el paseo en la muralla del mar desde las 12 á las 2 de la tarde.

    Los teatros dan las dos funciones de costumbre.

    Por la noche tiene lugar el segundo baile de máscara en el salon de la casa lonja, con las prevenciones de estilo.

    Cosa bien particular es que los bailes de máscara hayan ido tan en decadencia en esta ciudad que mereció en lo antiguo la consideracion de otra Venecia por sus máscaras; y no sabemos si achacarlo á la falta de humor de la clase acomodada ó á la sobra de posibilidad de la clase mas humilde. En otro tiempo las señoras asistian á este baile sin disfraz y con trages elegantes, posteriormente la corrupcion de costumbres las obligó á adoptar la mascarilla, y últimamente solo asisten á él en ciertos dias señalados como se verá en su caso y lugar.

    ¿Y qué se hace en este baile de la lonja? Lo que en cualquiera otro baile de máscara: no bailar. Perdiéronse los faustosos y graves minués, y las monótonas contradanzas españolas han desaparecido: las fatigosas mazurcas y galopadas casi quedan reducidas á la nulidad; los zalameros y remilgados rigodones y hasta las polkas son desatendidas á pesar de la moda. Sin embargo la orquesta no es lo que menos incita á bailar, porque tiene un buen repertorio y toca con bastante precision. Pues entonces, ¿qué particularidad puede ofrecer un baile de la lonja? Las máscaras, esas máscaras que con sus bien ó mal ideados disfraces recorren el salon bromeando, saltando y chillando siempre. ¿Pero qué novedad y qué interés pueden tener las máscaras? porque en efecto, ¿quién no ha sudado en su vida una careta? ¿quién no se desfigurado bajo los pliegues de un mal disfraz? y en esta guisa ataviado, ¿quién no ha hecho mas de dos decenas de travesuras, y no ha dicho cuatro mil sandeces, y no ha dado otros tantos aullidos por añadidura? Sin embargo algo nos será forzoso decir, y puesto que hemos principiado, debemos llevar adelante nuestro artículo enmascarado ó de máscara, que todo se sale allá.

    Un plan amoroso cualquiera que sea, un deseo de habérselas, no sé si se diga cara á cara con un rival, y ciertas circunstancias y compromisos inevitables con personas cuyas insinuaciones cierran la puerta á toda escusa, pueden obligarle á uno á vestir un trage que no es el suyo, á tomar un semblante distinto del que habitualmente tiene, á verse transformado en un personage del siglo undécimo, en un pelafustan de nuestros dias, en un moro marroquí ó en un cristiano de allende: ¿quién es capaz de conocerle á uno entonces? El fisonomista de Zurich, Lavater mismo, con su sistema, esperimentos y teorías ha de estrellarse contra los lineamientos de una cara postiza. Un ángulo facial de cuarenta grados con su gesto severo y discursivo oculta un rostro grotesco, como si dijéramos, una fisonomía de salmon. Hay quien rabia á pesar de lo absorto de su mascarilla de cera, y hay tambien quien se rie hasta reventar detrás de un semblante casi de hierro.

    Se dirá tal vez que esto no son sino generalidades, y que lo que debemos consignar en el Añalejo son costumbres peculiares del pais. Pues entonces contestarémos con una anécdota hallada en los mamotretos de un curioso, y que insertamos á continuacion para que pueda leerla el que no esté cansado de seguir nuestra palabrería.

    No fue amor ni cosa que lo valiera sino un esceso de complacencia lo que obligó al jóven Anselmo á rendir su libertad en una noche de baile en el salon de la lonja, al capricho de tres ó cuatro muchachas, que por cándidadas que pareciesen, por tímidas que al trato de las gentes se presentaran, la sola idea de la mascarilla dió al traste con todas las virtudes teologales de que se les debia suponer dotadas; y buscaron trages y pidieron prestados á la doncella su jubon y faldas de payesa, y las arracadas á el ama de leche, y descosieron vestidos y enaguas y cosiéronlas de nuevo, y revolvieron cofres, y aquel dia acerté á querer visitarlas y, vean VV. las señoras no estaban en casa! habian salido á unas diligencias….. y qué sé yo cuántas otras satisfacciones dióme la criada sin que se las hubiera pedido, porque á convencerme de que mentia me bastaban los cuchicheos y pisadas, como de quien corre, que se dejaron oir detrás de la puerta durante el no corto espacio de tiempo que medió desde mi primer campanillazo hasta el primer ¿quién hay? que me fue dado desde la rejilla. Dios se lo pague: gasté una tarjeta, pero me ahorré una visita.

    Volvamos á nuestras jóvenes que á trueque de no ver frustrados sus intentos, buena cuenta tuvieron de que nada faltara al jóven Anselmo para disfrazarse, y con cuatro hilvanes modificaron un par de colchas á manera de dominó; trage que no desdecia en cosa alguna de la papalina y la camisola ceñida sobre una basquiña de anascote con que se atavió una respetable señora tia de las muchachas, que por aquella noche debia hacer las veces de mamá y ser compañera inseparable del infeliz Anselmo.

    Las diez daban en el reloj de Santa María del mar en el momento mismo en que entró la comitiva en el salon de la lonja, sacando de quicio sus propias orejas para arreglar y acomodar las mascarillas, y á pocos pasos se anunció ya la vanguardia con los consabidos gritos de ordenanza, y rompió el fuego.

    –Adios! ¡adios! ¿Me conoces? ¿Me conoces? ven acá: ven acá……………………………………
    –Diga V. Anselmo ¿dónde estan las niñas? –Señora, han quedado ahí detras dándole broma á un sugeto. –Vamos á buscarlas………………………………………
    –Chica, ¿dónde está mi tia? –Estaba cansada, y he venido á sentarme. –Y dónde paran las otras? –No sé. –Vente y cógete del brazo de Anselmo. No de muy buen talante recibió la muchacha esta inesperada visita, pero al cabo obedeció, aunque no sin que la siguiera el sugeto con quien en sabrosas pláticas estaba, con el fin, por lo que se echó de ver, de continuarlas.
    –Adios! ¡adios! Ya te conozco; ya te conozco. Eres Anselmo. ¡Qué bien acompañado! Vaya, chico, que te diviertas mucho!

    De sobras estuvo para el jóven este aviso de una máscara que acertó á pasar, que bien se le alcanzaba lo ridículo de su situacion, aunque no tardó en lucir para él un rayo de esperanza, y pensó dar treguas á sus desventuras luego que á aquellas señoras les plugo el sentarse. Pero no bien hubo desperezado disimuladamente sus brazos y preparádose para soltar la cinta que sostenia la mascarilla, cuando atropelladamente se llegó á él la otra seccion de la comitiva cuyo paradero se ignoraba, y con gran desasosiego pidiéronle que no se quitase la mascarilla por no esponerlas á ser conocidas, pues cierta persona, sin duda porque estaba de mal humor, se habia atufado por unas verdades que le dijeron, y pudiérase añadir, por unas mentiras que improvisaron.

    No creyó Anselmo del caso, ni lo hubiera sido, decretar un no ha lugar á semejante solicitud, pues no quiso arriesgarse á perder en un momento el concepto de complaciente qeu se ganara á fuerza de sudores; y héle ahí conservando la mascarilla, que con ser de las finas, no dejó por eso de encerarle un tanto el rostro.

    Mas por cuanto pudo el atufado hallar ocasion (no importa el cómo) de desquitarse del agravio qeu creyó haber recibido de las niñas, y entonces al soltar de las lenguas siguió el arrancar de mascarillas, y tamaños desmanes no pudieron menos de producir para colom de infortunio, los preludios de un duelo en el que Anselmo debió representar el papel de provocador; y gracias á la prudencia de que en estos casos jamás falta una buena dosis, gracias á la intervencion de la autoridad competente y á las persuasiones de unos amigos, no tuvo otro resultado que unos arañazos precedidos de algunas puñadas, intermediado el todo con la pataleta de una de las interesadas.

    A pesar de estos contratiempos hubo quien sacó su provecho del disfraz y de la mascarilla, porque consiguió á su favor, lo que no pudo lograr en treinta años de soltera que por lo menos contaba, porque tampoco faltó quien se dejase seducir por ciertas cualidades que en ella pretendió adivinar primero al través de la mascarilla, hallar despues durante la cita que le fue dada para el dia siguiente, y que tomó por reales y verdaderas á vuelta de algunas entrevistas.

  • Purificación de Ntra. Sra., degeneración del pesebrisme

    Al mediodia se procede á la publicacion de la Bula por medio de corredor, teniendo lugar la funcion de costumbre en la iglesia catedral, con asistencia de una comision del ayuntamiento, y verificándose despues la procesion.

    Nuestros lectores creerán, y con razon sobrada, que vamos á consignar alguna costumbre propia del dia; pero deben desengañarse porque no es sino propia del mes que trascurre y hasta el dia 2 de febrero fiesta de la purificacion de Ntra. Sra.; pero no dejará de reconocerse la oportunidad de colocarla en el dia de hoy supuesto que empieza el período de su mayor observancia, y pudiera sorprender al que no se hallase impuesto de ella y oyese mencionarla.

    No hace muchos años que habia grande aficion á arreglar nacimientos para ponerlos de manifiesto á los amigos, haciendo gala de buenos panoramistas, paisistas ó pesebristas, que asi en el pais se llaman. Esta costumbre va degenerando, aunque nó tanto que no debamos hacer mencion de ella, de sus particularidades y de los lances á que da lugar.

    Los autores del nacimiento señalan ciertos dias en que libres de sus ocupaciones, los pasan entretenidos limpiando las candilejas, despabilando sus torcidas y dejándolas en disposicion de que puedan encenderse con prontitud antes de la hora de la prima noche en que han avisado á sus parientes y amigos.

    Los mas celosos de su reputacion artística ocupan con el nacimiento la alcoba de alguno de los principales cuartos de la casa, nó sin que tenga que decir, murmurar, reñir y refunfuñar la mamá ó la esposa, que con sobrada razon se quejan viéndose obligadas á trasladar la cama ó quitar la cómoda etc. etc. etc., amen de la mortificacion de haber de quedarse en casa la noche en que se ilumina el nacimiento, á fin de obsequiar á los concurrentes.

    Otros menos escrupulosos arreglan el nacimiento en un desvan á fin de dejar la familia de hacer estos obsequios. Para llegar á ver un nacimiento en un desvan ó guardilla, figúrate pacienzudo lector, una escalera de caracol, ó poco menos, con cuatro escalones á lo mas por tramo y con cincuenta tramos por lo menos. Al sitio donde se halla el nacimiento, llega el espectador semi-mareado y molidas las piernas, y cansado de tropezar con los que bajan y de incomodarse con los que quieren subir mas de prisa de lo que él puede hacerlo; y para alivio de tantas congojas llega al desvan, y le sofoca el hedor de aceite de las candilejas, porque hazte cargo, lector, de que el aceite que se acostumbra gastar en la iluminacion del nacimiento no es de lo caro. Adviértote tambien que no está libre de tal calamidad el otro nacimiento de la alcoba, que es como si dijéramos el nacimiento aristócrata.

    Llegas ya al un estremo del nacimiento, y es preciso seguir la corriente, es decir, es imposible volver atrás, y es menester levantar al chiquillo que llevas de la mano para que pueda verlo todo, operacion que repiten el de tu lado y el de mas allá y el del otro estremo y casi todos los que allí se hallan. Llora un niño, refunfuña una niña, hablan todos para hacer fijar la atencion en algun punto de vista, y el autor no cesa de encarecer el trabajo que le ha costado combinar aquel panorama.

    El primer término del nacimiento es un espacio de terreno que calculado por el tamaño de las figuras tiene una milla de estension; en este espacio hay un edificio derruido, y dentro se ven las figuritas correspondientes al misterio de la natividad de Jesus. En frente una colinita donde se representa la aparicion del ángel á los pastores: estos se hallan al rededor de una olla puesta sobre unos tizones: el fuego es natural y un pastor puesto de bruces lo atiza con el soplo (esta figurilla no falta en ningun nacimiento). En el llano se ve un hombre, y otro, y otro, y otro, y hasta no sé cuántos hombres, y una muger, y otra, y otra, y otra, y hasta no sé cuántas mugeres, y aquel con sombrero y capa, y otro con calzon, y otro con gorro colorado, y aquella con mantilla, y esta vestida á la catalana, y un fraile, y mas allá un castillo gótico; en una palabra se ve todo lo necesario para poder decir como el de marras:

    Hay en este nacimiento
    Un Longinos con su lanza,
    Y aunque fue mucho despues
    La prevencion nunca es mala.

    A lo lejos una montaña nevada, y por el agujero de una roca se ve el mar donde navega un vapor, y á pesar de lo iluminada que se halla la escena se ve salir el sol, y aquel mar sabe Dios si será el de las Indias ó el océano pacífico, que á ser el mediterráneo podria decirse que en Palestina sale el sol por occidente.

    En una palabra se ve en un nacimiento todo menos propiedad, y menos la sublimidad que deberia inspirar un cuadro, un panorama destinado á la representacion del asunto mas sublime de todos los asuntos, el nacimiento del redentor de los hombres, del fundador de la verdadera religion, del asunto que en la historia ha formado una época reconocida por todo el mundo civilizado.

  • La matanza del cerdo, entre el 1 y el 20 de enero

    Segun el refran, á cada puerco le llega su San Martin, y á fe que ese es uno de los refranes cuya veracidad acredita mas á menudo la esperiencia. El San Martin de los puercos muertos y hechos gigote para ser vendidos al público, no tiene dia fijo, ó por mejor decir llega todos los dias, porque los tales caen al golpe de la cuchilla en todas las estaciones del año; mas para los puercos destinados á la despensa de las casas particulares, el San Martin suele llegar desde el 1.º al 20 de enero, y por esto lo hemos fijado en el dia 10, como punto equidistante de esos dos estremos. La matanza del cerdo proporciona enlas casas una diversion de un par de dias, pues si bien trae mucho tragin, este, cuando mas, es de la ama de casa y de los criados, pero todos los otros asistentes se divierten que es una bendicion de Dios. Ya antes del dia señalado para el sacrificio se preparan las mesas que han de servir de piedra anatómica. Dispónense los delantales, mandiles y rodillas que se necesitan en crecido número, los lebrillos, barreños, ollas, pucheros y demas cacharrería, y en el hogar, la gran caldera donde deben ser cocidas las butifarras, morcillas y demás embuchados. Convídanse un par de amigas de las de mas confianza y pulcritud acreditada; y arreglado todo de esta form, se aguara la hora señalada para el degüello de la gruñidora víctima.

    No es cosas de pintarles á nuestros lectores el acto del sacrificio con el derramamiento de sangre y los últimos suspiros del cerdo; no vendria á cuento relatarles como lo sollaman, remojan, afeitan, lavan, abren, desentrañan, amputan, decapitan y destrozan; ni les haria gracia ninguna la descripcion de cómo puesto sobre las mesas, con cien cuchillos le van sacando la carne de todas partes, dejándole los huesos mal roidos, y luego se la cortan, recortan y desmenuzan para meterla apretadamente dentro de un intestino, nó sin cortarse el dedo alguna de las colaboradoras y mezclar su sangre con la del cerdo; y menos agradecerian nuestros lectores que siguiendo paso á paso los que le hacen dar al todo y á las partes del animal, los entretuviéramos hablando dos dias, que es el tiempo que dura esa faena, grave de suyo, y acaso la mas importante para una hacendosa y económica ama de casa. Por cuyas razones harémos gracia al lector de todos esos sangrientos y pringosos pormenores, con la esperanza de que no lo habrá á enojo. Se da por entendido que en esos dias las dos amigas que vinieron en calidad de ausiliares, comen en la casa, y aun á veces duermen en ella; mas el papel de protagonista está reservado á la mondonguera, matrona reverenda, frescota, gorda y peripuesta, que es allí el tribunal sin apelacion para decidir todas las dudas, fijar el grado de desmenuzamiento y el punto de sabor que ha de tener el gigote antes de estivarlo en los intestinos. Cuando la tal ha resuelto que todo está en su punto, se toman un par de cucharadas de la carne ya preparada, se frien y se prueban, á lo cual se llama tast y es una de las ceremonias mas augustas de la solemnidad toda. Aquella cala y cata resuelve la cuestion, se añade la especia que falta, si es que falta alguna, y se comienza á embutir á mas y mejor. Las dos amigas que tomaron parte en la funcion, al dia siguiente se encuentran en su casa con un abundante y escogido present, en que estan representadas sin faltar una, todas las partes del cuerpo del animal, y todas las obras artificiales que con su carne y sangre han sido confeccionadas. Toda la gente de la casa ha tomado parte en la funcion, aunque nó en las confecciones, pues las mugeres no permiten que los hombres se arrimen siquiera á las mesas, cosa que sin la prohibicion tampoco harian, porque no son para nosotros tales pringamientos. Si á pesar de esto se introduce en el laboratorio algun varon, cuélganle las mugeres en la chaqueta, levita, bata ó lo que lleve, el rabo del cerdo, y luego le dan una grita y hacen burla de él, y es uno de los lances mas divertidos de todo ese negocio. Si en la casa hay familia menuda, es indispensable hacer para cada individuo de ella una butifarra que esté en armonía con el tamaño de los pequeñuelos, y de ese regalo debe dejárseles disponer á su antojo. Al present hecho á las colaboradores, siguen otros á un par de casas de parientes y á tres ó cuatro de amigos, para lo cual se tiene muy en cuenta si el año pasado mataron cerdo y si enviaron present. Tambien se mide la abundancia y la clase de trozos que lo constituyen, por el número de personas que hay en la familia agasajada y por el grado de amistad ó cariño que se le profesa; de suerte que una entendida ama de casa al ver el present, conoce cuántas onzas de cariño le profesa y cuántas onzas de importancia le da la matrona regalante. A este present se contesta ocho dias despues con otro escrupulosamente igual en cantidad, calidad, colocacion y demas circunstancias.

    En la caldera en que se han cocido las butifarras, morcillas etc., queda una gran cantidad de caldo gordo y sabrosísimo que en catalan se llama brou bufat, y este se distribuye entre las vecinas de las tiendas y de los pisos altos, la tia de la cocinera, la hermana de la nodriza, una hija casada que tiene el zapatero de enfrente, la muger del sereno y otras y otras, de las cuales algunas piden brou bufat como cosa que les ahorra gasto de manteca ó tocino para un guiso, y otras por un capricho del paladar, pues convienen los aficionados en que es cosa que tiene mil sabores.

    Con esto dan fin los lances de la matanza, y el cerdo ya muy bien colgado en la despensa, entra en la línea de las provisiones domésticas, y va saliendo de trozo en trozo hasta que la familia devora el último hácia fines del verano, con no poco sentimiento del ama de casa que ve muy distante aun el dia 10 de Enero del año próximo, en que se repetirá la misma funcion con distinta víctima y con los mismos victimarios.

  • Antonio, abogado de los asnos

    En el estremo occidental de la ciudad y junto á la puerta que sale á la carretera de Valencia y de Zaragoza, existe una iglesia que perteneció á los monges de San Antonio, y que desde 1815 está á cargo de los PP. de las Escuelas Pias, quienes han conservado el culto del ínclito patriarca de los cenobitas. En la tarde de hoy, víspera de la fiesta del santo, dan principio á la funcion cantando solemnes completas.

    Si como dicen los barceloneses, el bueno de S. Anton es el abogado de los ases, augurámosle al santo gran fortuna, y que no han de faltarle causas que defender.

  • Tres Tombs

    17 January

    Los PP. de las Escuelas Pias celebran la fiesta de san Antonio Abad, santo tutelar de su iglesia, con oficio solemne, música y sermon, y por la tarde el rosario, concluyendo la funcion con los gozos del santo.

    Por la mañana hay bendicion de animales, por consiguiente la concurrencia en las inmediaciones de la iglesia es muy numerosa, y hay motivo para que se hagan corrales en fábricas, talleres y escuelas. Desde el caballo del opulento hasta el jumentillo de la terreta, para todos es la fiesta, pero todos aguantando el peso de un ginete: digan despues para quién es el asueto de este dia!…. Enjaezados ó sin enjaezar, encintados (no hay equívoco) ó en pelo, todos van á recibir la bendicion que desde el pórtico de la iglesia les echa un padre cuando pasan por delante de ella las tres veces de costumbre. Esto es lo que se llama en el pais donar los tres toms.

    La carrera que suelen seguir los que los dan, es la siguiente: calle de San Anton, subida á la muralla de tierra, calles de la Cera y Botella, Padró, vuelta á la calle de San Anton, y se repite lo mismo hasta tres veces.

    En otros tiempos cuando los gremios no eran un inconveniente para el adelanto de los distintos ramos de industria, el de los arrieros y el de alquiladores de mulas iban precedidos de sus respectivos pendones á dar los tres toms, montando sendos caballos soberbiamente enjaezados y acompañándolos una ó dos bandas de música. Se dirigian en seguida á la habitacion del capitan general y á la del gobernador de la plaza, y en frente de ellas tocaban las músicas algunas piezas escogidas. En el dia han caido en desuso los gremios porque diz que son unas trabas, por consiguiente se reunen algunos arrieros amigos, escotan cierta cantidad entre ellos, y se incorporan del pendon que fue del gremio, y tambien montados en buenos caballos bien enjaezados, van en comitiva del mismo modo que antiguamente lo hacian los agremiados, á dar los tres toms, dando despues un paseo por varias calles de la ciudad. Es de notar que el pendonista lleva colgada del brazo una enorme rosca de vizcocho, de las que en este dia suelen confeccionarse con notable celebridad en la modesta pero nunca bien ponderada panadería de San Jaime. Los trages de los que componen la comitiva pueden competir con los mejores que se usan en los bailes del buen tono, salvo que en lugar del frac visten elegantes chaquetas. Los ricos pañuelos de seda descuidadamente metidos en las faltriqueras lucen al par que los de batista bordados y guarnecidos de blonda, que llevan en la mano el pendonista y cordonistas.

    Siguen á esta comitiva el chalan y el gitano y el carromatero luciendo cada cual las prendas de su corazon, quien vestido con buen trage, quien despilfarrado; pero todos con la mayor buena fe van á buscar la bendicion para su jaco, para su buen tiro de mulas manchegas ó para su pobre rucio.

    Por la noche los arrieros que se han asociado para la funcion de la mañana, suelen contribuir para dar un baile en algun salon. En este baile como en todos los de ese género se nota el prurito de abandonar los trages característicos del pais invadiendo el terreno de la clase media, de esta clase que como el rio que engruesa con la avenida de los torrentes que en él desaguan, va tomando cuerpo asi con los altos que bajan como con los bajos que suben. Esta es la época actual.

    San Anto, San Anton la bendiga.

  • Víspera de la conversión de San Pablo

    Por la tarde cántanse completas en la parroquia de San Pablo como un principio de la funcion del dia de mañana.

  • San Pablo y sus gitanos, chuchería y dentistas, niños epilépticos y barbas

    Es cosa muy original que para celebrar las festividades se hayan de comer golosinas y manjares esquisitos, cuando los santos cuyas fiestas se celebran predicaban y practicaban la abstinencia. En Navidad turrones, jaleas, barquillos y aves bien cebadas: en el dia de todos los Santos los panellets de mil formas y tamaños: en el dia de Sto. Domingo es de rúbrica comer melones; en la octava del Corpus con achaque de las procesiones hay grande gasto de vizcochos y sorbetes: en Pascua corderos; por San José requesones, y los buenos de San Antonio y San Pablo traen roscones. Y á fe que poco mas hay que decir del santo de este dia. En la parroquia de San Pablo se celebra con solemnidad su fiesta, y como los feligreses son gitanos, andan los tales un poco movidos, y comen tambien sus roscones ó tortells. Antiguamente la confeccion de estos estaba esclusivamente encomendada á los panaderos; mas desde que los barceloneses anivelándose con los hijos de otras provincias de España se han vuelto golosos y han ido naciendo pastelerías con grave perjuicio del bolsillo, y con gran provecho de los dentistas, los tales roscones se confeccionan en todas las pastelerías, á pesar de lo cual conservan el primer lugar la modesta panadería de San Jaime, cuyos tortells gozan merecida fama y contienen las mismas materias que los que salen de las pastelerías. A los de estas suele perjudicarles mucho la manteca, que si les da un agradable lustre esterior, les comunica con harta frequencia una rancidez nada agradable. Pero el hecho es que hoy todo el mundo come roscones, desde el trabajador que se concreta á uno de dos reales, hasta el opulento magnate que hinca la careada muela en uno tamaño como rueda de coche.

    En semejante dia las madres acuden á San Pablo á inscribir á sus hijos en una especie de cofradía, cuyo objeto es rogar al santo que libre á las criaturas de accidentes epilépticos. Al tiempo de inscribirse se da de limosna un real, y despues un sueldo ó sean diez y ocho maravedises todos los años.

    Junto con los roscones llega á Barcelona el frio segun lo enseñan el refran quand lo dia creix lo fret neix, aquel dicho de que los barbuts traen el frio; y por barbuts entendemos acá San Anton y San Pablo. El refran pase; mas el otro dicho, hoy no es verdad, pues si con los barbudos viniese el frio, merced á la moda hace muchos años que no tendríamos verano. Lo que hemos perdido en sencillez lo hemos ganado en barbas.

    En la noche de este dia hay baile de máscaras en la lonja.

  • Las Jerónimas celebran la fiesta de Santa Paula

    Funcion en las Gerónimas, cuyas religiosas celebran con oficio solemne la fiesta de su patrona Sta. Paula.

  • Las campanas y los cañones

    El hombre es el animal mas alborotador que pisa la tierra. Los irracionales espresan su alegría con aullidos: el hombre no se contenta con echar los bofes poniendo el grito en el cielo cuando el placer le llena el corazon, sino que busca instrumentos para alborotar y aturdir los oidos de sus semejantes. Pero es lo raro que estos mismos instrumentos son los que le sirven tambien para espresar el dolor y el terror, sobre todo en las edades modernas en que han nacido las campanas y se ha inventado la pólvora. Dirásenos que con la misma boca decimos el bien que el mal y lloramos y nos reimos. Es verdad, todo esto está en la entonacion.

    Las campanas y los cañones, hé aqui los instrumentos mas alborotadores que suplen la voz del hombre, lo mismo para demostrar la alegría que para manifestar el dolor. Lenguaraces son las campanas cuanto estrepitosa la artillería. La misma campana que dobló ayer por un muerto, anuncia hoy la solemnidad de una funcion religiosa, y repiqueterá mañana por una fiesta nacional. El mismo cañon que lanzó esterminio y muerte anuncia el júbilo del dia. ¿Qué anuncia en el de hoy? preguntará el desprevenido que dispierta al salir el sol. No hay por qué azorarse, hoy es dia de gala.

    La única costumbre con que Barcelona celebra un dia de gala es la iluminacion de los teatros: todo lo demás no sale de los límites de la ordenanza militar.

  • Los puercos de San Antonio

    Érase un dia 1.º de Febrero, no importa el año, y érase que uno de los mayores glotones que pisa la tierra atravesó en mitad del dia el Cap de creus, ó si se quiere el llano de la Bocaría, y oyó el monótono son de una gaita acompañado del seco baqueteo de un tamboril. Estas dulces armonías sonaban en medio de un grupo de varias gentes, y nuestro gloton se acercó por mera curiosidad. Qué será, qué dejará de ser; y eran tres cerdos de los mas bien cebados que darse pueden en la tierra, tendidos descortesísimamente en el duro suelo. –¿Qué es esto? preguntó á un patan de los que allí estaban. –¿Que no ho veu? los porcs de St. Antoni; dijo con una amabilidad que dejó entender le era característica. –No quedó el gloton tan satisfecho de la respuesta como debia de esperar, al paso que se dispertaron en su imaginacion tales ideas de glotonería que se le hizo la boca agua pensando en los jamones y en los chorizos y en las morcillas etc. etc. etc., y continuó: ¿Para qué estan aqui esos señores? Y supo que á pesar de lo bien cebados criáronse en una casa de beneficencia, y que a son de la gaita y del tamboril pasean todos los años durante esta temporada tres animales de la misma especie, con el objeto de rifarlos despues á beneficio de los espósitos, en tres suertes, á cerdo por suerte, para lo cual se espenden billetes por la módica cantidad de un sueldo catalan, ó sean diez y ocho y pico maravedises.

    Parece ser que cuando se suprimieron los religiosos de San Antonio Abad, á quienes estaba concedida esta rifa, se pasó el privilegio al hospital de Sta. Cruz, con la obligacion de dar anualmente del producto de la rifa una pension á los dos religiosos que de la orden quedaban. Cumplió el hospital dicha obligacion, y desde que los dos religiosos murieron, todo el producto de la rifa está destinado al piadoso objeto que hemos dicho.

  • Bendición de las candelas

    Hoy es fiesta de precepto. Gran noticia para el holgazan.

    A las 9 de la mañana tiene lugar en las iglesias la ceremonia de bendecir las candelas. El preste despues de haberlas bendecido se adelanta hasta la barandilla del presbiterio para repartirlas al pueblo. Desde el chiquillo travieso á quien no anima otro deseo que el de poder iluminar gratis el altarito con que juega en su casa, hasta la beata que teme los truenos; todos á porfía acuden á aquel punto tendiendo los brazos para alcanzar las tres candelillas, una colorada, una verde y una blanca. Este se ase del pasamano para que no le separen del puesto en que una hora antes ha ido á situarse, aquel empuja, esa regaña, esotra chilla, y todos alborotan, hasta que apurada la paciencia del preste arroja las candelillas por encima de aquel grupo profanador.

    A mediodía paseo en la muralla de mar.

    Los teatros dan funcion por la tarde y por la noche. Despues del teatro es de rúbrica asistir al baile de la lonja, que en este dia suele ser muy concurrido. Créanlo vds., jóvenes lectores, vayan vds allá, y como todos den crédito al Añalejo, por mis barbas si no está el baile lucido….como de costumbre.

    Con una advertencia importante concluirá el artículo de hoy. Muy bien sabes é ignorar no puedes, carísimo lector, que en el año hay fiestas fijas y fiestas movibles: argumento concluyente. Ahora bien, las fiestas fijas dependen del sol, las movibles de la luna y las costumbres de la atmósfera. Porque en efecto, si llueve ó truena ó hace viento, adios paseos, adios ferias, adios bailes, costumbres adios.

    Si hay pues fiestas movibles, vamos á ver cuál es el movimiento, y cuál es el eje sobre el cual se mueven, á lo menos las que entran en la jurisdiccion del Añalejo. La pascua de resurreccion es el punto de apoyo. En el concilio de Nicea reunido en el año 325 de nuestra era se declaró que debia celebrarse esta pascua el domingo despues del dia 14 de la luna de marzo; y asi es que la referida fiesta nunca baja mas que al 22 de marzo, ni pasa mas allá del 25 de abril, segun las tablas de Dionisio el Exiguo. Sentados estos preliminares deducirémos consecuencias. Es cosa mas que sabida que la cuaresma empieza despues de las carnestolendas y concluye con la pascua de resurreccion. La cuaresma tiene siete semanas, la semana siete dias…. echa, lector, la cuenta y hallarás que el domingo de carnestolendas primera fiesta movible del año, ni puede caer antes del presente dia 2 de febrero ni despues del 7 de marzo. Sin embargo no hemos señalado dia para las costumbres de carnestolendas ni para las de las demas fiestas movibles; pero sí les hemos reservado el lugar que puede verse en el índice habiendo consultado de antemano la mayor comodidad de los curiosos.

  • Fiesta de san Blas y de los cantantes malos

    En la iglesia de la Trinidad, hoy parroquia de san Jaime, se celebra la fiesta de S. Blas, abogado para el mal de garganta.

    Asueto para todos los que berrean, mayan, aullan ó rebuznan en vez de cantar, achacándolo á eso que llaman escuela moderna, hablando en tonto, porque no sabemos que en las artes haya otra escuela que la buena, la que guia por el camino de la belleza. Llaman antiguos á los que saben cantar, y cantan segun los principios de la escuela buena; de lo que se deduce que no es corto el número de los que cantan mal, esto es, que berrean, mayan, aullan y rebuznan.

  • Los bailes particulares

    Nó precisamente en este dia, pero sí desde los primeros del mes suelen darse en algunas casas bailes particulares, costumbre que ha sufrido un gran golpe desde la institucion de los casinos. Mas como aun no está del todo perdida, seria un robo hecho á nuestros lectores, no decirles cuatro palabras acerca de esos bailes, los cuales á pesar de la mudanza de los tiempos, conservan un carácter especial que perderán muy tarde ó nunca. Danse los bailes particulares en una sala de regulares dimensiones, no siempre profusamente iluminada, con sillas á la redonda, y con la añadidura muchas veces de un tabladito en la testera para colocar á los músicos. El que crea que todos los que van á esos bailes se divierten no está en lo cierto, y si alguno se figura que todos van con el objeto y con la esperanza de divertirse, tampoco entiende del negocio una palabra. Los maridos, por ejemplo, ni van para divertirse ni lo han soñado siquiera, pues aun cuando el baile de suyo fuese capaz de proporcionarles ese bien, se lo convierte anticipadamente en amargura y espinas el presupuesto que quince dias antes les presenta la señora esposa, del gasto que esa funcion hace necesario. Las madres no se divierten tampoco, por varias causas que ellas saben perfectamente. Suelen las tales ocupar en la sala el primer término, y aunque las mas preferirian indudablemente estar en la cama, han hecho el sacrificio de ir alá para que les diviertan las hijas, y con el objeto de ver si la tinta que las luces derraman en los rostros de las niñas, el calorcito de la sala, el olor de las esencias y los demas alicientes que por allí revolotean, emboban á este ó al otro hombre de bien, que le vendria á la rapaza como á nosotros cincuenta mil compradores del Añalejo. Esas madres son aquellas ya maduras y que estan fuera de combate, las cuales no abandonan la silla en toda la noche, murmurando un rato, quejándose mutuamente de sus dolencias, contando partos y amamantamientos, y no perdiendo de ojo á la muchacha, porque todavía recuerdan las cosas que les dijeron en los bailes de su tiempo, y las travesuras de que fueron testigos si nó actrices. Esta respetable porcion de los concurrentes la reputan por cosa que está de sobra todos los que bailan y muchos de los que miran.

    Dando vueltas al rededor de la sala y por entre las sillas, cual si anduvieran buscando alfileres, andan una porcion de solterones con las manos metidas en las faltriqueras, espiando momentos de descuido, dando conversacion á casadas que ni son jóvenes ni viejas, haciéndose del ojo con solteras, embaucando madres y discurriendo malicias y picardías. Esa es la plaga de todos los bailes; gente dañina que no toca sin tiznar y que no pocas veces empaña cuando respira. Esos son diablos que corren sueltos toda la vida para recoger todo lo que anda perdido, y perder mucho de lo que estaba encontrado.

    En el centro de la sala bulle una multitud de jovencitos de poca edad y poca malicia, que baila, y baila porque oye música, que dice algun requiebro mal combinado y peor oportuno, que suda y se afana y hace gala de las buenas piernas, que despues de dos docenas de piruetas se queda contento como si hubiese puesto una pica en Flandes, y rematada la funcion se va á casa á dormir el cansancio, soñando toda la noche tan sin sustancia como obró durante el baile. Esos son los pastores que punzan de lejos al toro para que salga movido á la plaza, donde la cuadrilla, que son los señores camastrones, le plante una banderilla, pica ó estocada tal que venga á caer á sus pies. Las muchachas por su parte alegritas y medio sudadas, y riendo y saltando y hechas á las flojas armas de los danzantes no saben defenderse contra los empujes de aquellos perillanes, y suelen meterse en atolladeros tales, que han de tenerlo á gran fortuna si salen con lodo á la rodilla.

    Allá en lontananza ocupan y obstruyen la puerta de la sala una muchedumbre de hombres de diversas edades y condiciones, que ni osan adelantarse ni saben hacerse atras; contemplan nó lo que pasa en la sala, sino en un solo punto de ella, danda á Barrabás no pocas veces el baile y á todos los que por él andan. Tal vez haciendo un esfuerzo sobre sí mismos se retiran por un momento, mas un poder irresistible los trae de nuevo á ver sus duelos, y á desear que vuelen las horas para sacar la hacienda de peligro. Esos prójimos son maridos, cuyas mugeres rodeadas á veces de cuatro ó seis camastrones, estan como piojo en costura, sin que los ojos del centinela puedan atravesar el espesor de los cuerpos enemigos para conocer el estado de defensa en que se halla la plaza. Es verdad que si los espugnadores lo advierten suelen hacerse atrás á fin de no inspirar sospechas; mas entonces un marido prudente, un marido del siglo XIX echa á correr dejando el campo libre: no se diga que conoce los zelos, ó no se esponga á que la muger le reconvenga con que no tiene confianza en ella. Vuelve la espalda, y antes de dar dos pasos, la plaza está otra vez sitiada, y la van estrechando por todos lados, disputándose los sitiadores el honor del asalto. Y entre tanto el marido anda por la antesala hablando con otro compinche, á quien le pasa lo mismo. Asoma el esposo las narices y despejan, despeja el esposo y vuelven á la carga, y asi andan jugando toda la noche al escondite, y la cosa para en lo que para, que eso no puede ponerse nunca en claro, ni es menester tampoco.

    Alguna de esas esposas no tiene todavía las piernas en secuestro, y si bien ha dicho á mas de cuatro solicitantes que por entonces no deseaba bailar, tanto la hostigan que para no hacerse ridicula (escusa muy socorrida), apechuga con el galan, nó sin haber antes pedido por señas licencia al esposo que continúa de portero, y que ni se la dió ni tuvo resolucion para negársela. Enrédase en el wals, porque es un wals lo que se baila, y aunque el marido ha ido siguiendo el movimiento por un buen rato, al fin tantas parejas se interponen que mi hombre ha perdido la pista, y abandona la atalaya supliendo con la imaginacion lo que no atisban los ojos.

    En esos bailes no suele jugarse, que esto es gollería reservada para los bailes de gran tono. No habiendo pues el tapete verde, la cosa continúa con las mismas variaciones dichas, hasta que las madres cansadas de lidiar con las hijas, de sacar todos los relojes, de luchar con el sueño, de temer el mal humor y de ver la impaciencia del marido, se pronuncian en retirada, alborotan el cotarro, y hacen que su ejemplo sirva de hincapié para las menos atrevidas. Entonces van desfilando todos los danzantes y mirones, y las señoras de la casa estan ya en la antesala y despiden una por una á las concurrentes, y se van trayendo capas y pañolones, y los galantes mancebos las acomodan en las espaldas de las madres, y despues en las de las hijas, y pillan el brazo mas hermoso que pueden para ayudar, nó á bajar, sino á enredarse y á tropezar por la escalera, y suelen probar el estrangis de un apretoncillo que no pasa de ahí si no recibe contestacion, y que se hace mas significativo si la ha merecido. Llega la comitiva á la calle, tápase la boca todo el mundo, y dando mas de mil buenas noches, y ahures, y á los pies de Vds., y beso á V. la mano, y vaya V. con Dios, y para servier á V., y hasta mañana, y á Dios, y ahur, y vaya V. enhorabuena, y voces, y gritería, y bullicio, y risotadas y otras cosas que todos saben; se desbanda la cuadrilla, cual vuelo de pájaros cuando oyen un escopetazo inmediato al árbol en que estaban posados.

    ¿Quién es capaz de seguir á todas esas guerrillas en que acaba de desplegarse la reunion entera del baile? ¿Cómo referir las diversas conversaciones que se empiezan, el distinto humor de cada persona, los diferentes efectos que en cada una de ellas ha dispertado la escena en que desempeñaron el papel de mirones, de actores, de actrices, de personages que no hablan ó de sacasillas? Algunos critican á los concurrentes y á los amos de la casa en pago de haber tenido gasto y molestias para divertirlos; analízase el trage de las señoras, desciéndese á averiguar de dónde saca el marido el dinero para costearlo, háblase de lo amartelado que Pedro estaba junto á Bernarda, supónense relaciones que nunca ha habido, discútese qué razon tuvo Joana para no ser de la partida, estráñase la presencia de fulanita no estando fulando, se discurre acerca de la conducta de señoras y de hombres, se tijeretea á todo triquitraque, se muerde á diestro y á siniestro, se reniega de tales diversiones; un amigo dice á oto en secreto la conquista que ha comenzado, y este refiere el estado de la que ha venido á continuar: laméntase aquel de que no habia cosa de provecho, unos van cansados, fastidiados muchos, indiferentes no pocos, y es gran fortuna si entre todos no hay quien se queje de la pérdida del sombrero que se ha llevado un tempranero, dejándolo otro mugriento y angosto hasta el punto de no cubrirle media cabeza. Y unos por babor, otros por estribor, estos por la proa y por la popa aquellos, siguen la derrota de costumbre y van á dar fondo á casa, tal vez desmantelados, tal vez con avería gruesa, tal vez haciendo agua, tal vez sin mas áncora que la de la esperanza. Llégase á casa, cenan de requiem, y se tienden en una buena ó fementida cama, y tengan vds. muy buenas noches.

  • La fiesta de Sta. Águeda y un refrán misterioso

    La cofradía de Sta. Águeda celebra la fiesta de su titular en la iglesia parroquial de S. Jaime. No podemos asegurar si se admiten mugeres en esta cofradía; pero si dice verdad el refran, que por tan sabido pasamos en silencio, no es en este pais donde puede ser menor el número de las que se inscriban.

  • Los bailes de buen tono

    Cuando te describimos, querido amigo del Añalejo, un baile particular, quisimos hablarte de un baile casi casi de familia, de una reunion de franqueza en que campea la sencillez sea en los trages, sea en el adorno de la sala, sea en la totalidad de la fiesta. Pero además de esos bailes hay otros que no son particulares, ni quien los da los llama de etiqueta, ni tienen rigurosamente hablando un nombre propio, pero que se ha convenido en llamar bailes de buen tono. Pocos son en verdad los que de esta clase se dan en Barcelona en la época actual: en años anteriores eran mas frecuentes, pero entonces no teníamos otras gollerías que por lo menos equivalen á todos esos bailes.

    Los de buen tono tienen una tinta muy diferente de la viste, oh lector, en uno particular, y por lo mismo exigen otros preparativos por parte de los concurrentes. Indicarte el trage de tales bailes es imposible porque varian á merced de la moda; y sin pecar contra ella son mas ó menos ricos segun el humor, la categoría, el gusto y la reputacion de elegante con que se honra cada uno de los asistentes. Siempre es cosa de lujo en las señoras, mas nó en nosotros, porque los varones hemos tenido el gran talento de aplicar el frac negro para un entierro, para un baile, para un paseo, para una visita de etiqueta y para todo. Es nuestro frac la sal que entra en todos los guisos. Con ese frac y con cuatro atenaceamientos de pelo en el salon de Alsina, ú otro de los compañeros martírizadores de las cabezas, estás, lector amigo, casi casi arreglado para el baile de buen tono.

    En cuanto á las señoras ya es otra cosa. Ahí entra la modista como personage muy principal, y á su lado y disputándole el primer puesto aquel mismo Alsina ó alguno de sus dignos cofrades, encargados de convertier en canastillos, en escarola, en abanico, en ave ó en pez la cabellera de la linda elegante, la cual sabe que el peinado es pieza de exámen en un baile de este género. A esos bailes has de ir en carruage, y si eres hembra, mira por Dios cómo te sientas, porque de no tomar precauciones, vas á entrar en el salon con el vestido aplastado, cosa que nadie perdona, ni puede en buena elegancia perdonarse.

    Antes de llegar al salon del baile se sube la escalera guarnecida de macetas con flores, y se pasa por piezas en donde se deja el abrigo, se estira un poco el vestido, se arregla la cinta, se pasea la mano por el pelo, y de paso se echa una ojeada al espejo como quien no lo piensa. Ya estás en el baile de buen tono: en el salon preparado para bailar hay una iluminación que deslumbra y embellece, espejos que reproducen cien veces una luz misma, y que sirven para estudiar en ellos una postura graciosa, y para mirar con achaque de componer una flor, hasta qué punto la danza ha dado color al rostro; una blanda y dulce alfombra que hace el andar descansado y agradable, una atmósfera embalsamada por una multitud de esencias, cuya combinacion produce ese aroma de baile de buen tono que solo en esa clase de bailes se nota; anchos y muelles canapés, hoy divanes, hechos mas bien para tenderse que para sentarse; un ambiente tibio que no acalora pero estimula; todo parece bañado con una tinta fria y delicada que da blancura y morbidez al rostro pálido, y modera el fuego del rostro encendido; suena una orquesta que anima al baile y hace recordar las delicias del teatro; allí las señoras son tratadas con atenciones esquisitas, y los hombres apuestan á cuál será mas galante, mas fino, mas almibarado: segun la danza que se ejecuta los dos sexos estan tan inmediatos que el aliento comunica el fuego que arde en el corazon de unos y otros; el entusiasmo pasa por todos como un contagio; el hablar es dulcemente solapado, y solo muy de lejos deja traslucir el intento del que pretende y el efecto que causa en la que oye; allí se dan y reciben miradas fugitivas que á veces matan, dan la vida á veces y siempre taladran la carne hasta clavarse en el corazon: en tales bailes es frecuente ver á un hombre que desde un ángulo de la sala, fijo cual una estatua y con los ojos clavados como los de un retrato, sigue los movimientos de una señora y hasta oye sus palabras y lee dentro de su alma: ese es un amanta zeloso que espia un desliz para levantar una tempestad en el corazon de la espiada. Hay allí quien en vano procura que no aparezcan en su rostro las señales de la desesperacion, del deseo de vengarse, de la sarcástica alegría, de la esperanza anhelante ó de la martirizadora impaciencia. En ese baile, lector amigo, creerás de pronto que todo el mundo se divierte, y sin embargo no es asi: con ese ambiente no pocas veces se respira un veneno fatal que mata el corazon; allí se pierde á menudo la tranquilidad del interior, las pasiones se desenvuelven con ímpetu, se gastan aprisa aprisa, y el alma se prepara para ese aburrimiento, ese cansancio, ese fastidio de la vida que es una muerte lenta.

    En las grandes ciudades necesitamos todo eso, no ya para divertirnos, sino para probar si nos divertirémos. De esos bailes salen corazones lacerados, salen zelosos, salen burlados, salen tranquilidades turbadas, y aunque no falta quien salga divertido, corto es el número de los que forman esa falange.

    Ese salon que te hemos descrito es la escena principal del baile de buen tono; pero hay dos escenas de otro género que no son para omitidas. La una es el ambigú, esto es, el cuarto donde de antemano se han dispuesto los manjares y las bebidas con que la casa obsequia á los convidados. Desde las sencillas bebidas que hallas comunmente en los cafés, hasta la riqueza de una mesa bien puesta, todo entra en la jurisdiccion del ambigú; por consiguiente lucen en él todas las delicadas y artísticas confecciones del repostero, del confitero y del licorista. Liza es esa sumamente vasta en donde puede campear la mas estremada sencillez ó desplegarse el mas esquisito lujo; es el lugar donde cabe ostentarse mejor la riqueza y el gusto de la casa, y suele reputarse por el termómetro segun el cual se gradúa el tono del baile. Allí sin embargo no se come, se cata, se prueba, se gusta; pero se bebe, porque el natural calor que se desenvuelve en el baile hace indispensable ese refrigerio.

    Otra escena falta que ver en un baile de buen tono. Allá en el centro de un cuarto algo apartado del salon, se ve una mesa rodeada de individuos de distintas edades puestos unos en pie y sentados otros. Allí se juega. Hasta hace pocos años el juego casi de rúbrica era el monte: hoy eso no está de moda y se juega al écarté, juego que tiene poquísimos lances, y en que el azar entra á lo menos por las tres cuartas partes. Lo ejecutan dos solas personas, pero es crecido el número de los que apuestan á favor de cada una de ellas; de suerte que los jugadores vienen á ser muchos y pueden ser cuantos quieran. Allí pasa el dinero del bolsillo de uno al de otro con una prontitud grandísima; y es inútil que intentes adivinar por el rostro de los jugadores cuál es el que pierde y quién el que gana, porque el buen tono ha resuelto, que el enfadarse si se pierde y el alegrarse si se gana sea una prueba evidente de mala educacion; de modo que si se empezó riendo, es indispensable saludar con una risotada cada moneda que sale de tu poder, y si comenzaste á jugar con mal humor, no es dable reirte aunque vaya á parar á tus manos el dinero de toda la compañía: eso seria de mal tono. En otras mesas se juega al tresillo; mas como aquello es mas tranquilo y lento, la mesa del gabinete es la mas animada. Apesar de esto, si vas preguntando uno por uno á los jugadores, todos te dirán que juegan para entretenerse y ninguno con ánimo de ganar.

    Hay tambien en esos bailes una porcion de personas que no hacen nada; ni bailan, ni juegan, ni obsequian á las señoras; nada, van al baile porque es de buen tono ir á ese baile de tono, y quedan satisfechos con pagar ese tributo á la moda. ¡Qué quieres, lector amigo! La moda es el tirano mas tirano del orbe. Un hombre de sociedad debe ver alguno de esos bailes, porque son una grande escuela del mundo en donde no pasa un minuto sin que el buen observador pueda tomar una leccion, que tarde ó temprano le servirá en el discurso de su vida.