Etiqueta: la Rambla

  • Mil jovenes fascistas italianos, entre los cuales dos hijos del Duce, llegan para la Exposición; el alcalde se encuentra fuera

    Ayer, a las nueve y media de la mañana, recaló en el puerto, anclando en el muelle de Barcelona, el vapor italiano «Cesare Battisti», a bordo del cual viajan mil ciento cuarenta jóvenes italianos pertenecientes a las vanguardias fascistas.

    En el muelle esperaban la llegada de los jóvenes vanguardistas el gobernador civil, señor Milans del Bosch; el teniente de alcalde señor del Río, que representaba al alcalde [Darius Rumeu y Freixa]; el coronel del ejército italiano señor Chiappa; el cónsul y vicecónsul dé Italia en Barcelona, representaciones de todas las entidades italianas radicadas en nuestra ciudad, gran número de personal de la colonia y del fascio local y una numerosa representación de la Juventud de Unión Patriótica, con su presidente, señor [Pablo] Marsal.

    Al echar anclas el buque, la charanga de la Legión de San Jorge, de Carrara, que acompaña la expedición, tocó los himnos nacionales español e italiano y el himno fascista, que fueron saludados con aplausos por cuantos, desde tierra, esperaban a los visitantes.

    Al frente de los «vanguardistas» vienen 60 oficiales, y entre aquéllos, como simples soldados de filas, figuran dos hijos del jefe del Gobierno italiano, los jóvenes Bruno y Victorio Mussolini, de trece y diez años respectivamente.

    Los expedicionarios desembarcaron inmediatamente, formando con gran marcialidad a lo largo del muelle.

    Una vez cambiados entre las autoridades y el comandante de la tropa expedicionaria los saludos de rigor, ésta desfiló, con su charanga al frente, al mando de los señores Balducci y Calderai, dirigiéndose por las Ramblas y calle de Fernando a la Plaza de San Jaime. Su paso fue presenciado por numeroso público. En el Ayuntamiento los «vanguardistas» fueron recibidos por el señor Bonet del Río, en representación del alcalde, y por el señor Ribé, cambiándose afectuosos saludos en el Salón de la Reina Regente.

    Los señores Chiappa, Balducci, Canepa y Calderai, con los señores Bonet del Río y Ribé, salieron al balcón principal dé las Casas Consistoriales, para presenciar el bello espectáculo que ofrecían los 1.140 «vanguardistas» formados en la Plaza.

    A continuación el señor Bonet del Río les dirigió la palabra, saludándoles en nombre de la ciudad. Hizo votos porque su breve estancia en Barcelona sea grata a los jóvenes italianos y porque su visita sirva para intensificar las relaciones y sentimientos de amistad entre su país y el nuestro. Tuvo frases de admiración para el fascismo y para los sentimientos de exaltación patriótica que representa, y terminó brindando por Italia, por el Rey Víctor Manuel y por Mussolini.

    El comandante Balducci respondió a estas palabras con otras de gratitud por la acogida hallada en Barcelona, y dio vivas a España, al Rey Don Alfonso XIII y a Primo de Rivera. Ambos parlamentos fueron acogidos con los clásicos saludos fascistas y los himnos italiano y español.

    Seguidamente los expedicionarios se dirigieron al Palacio de la Generalidad, cuyas dependencias visitaron, acompañados por el conde del Montseny.

    Mientras los visitantes recorrían el palacio, la banda de la Legión de San Jorge interpretó algunas piezas en el Patio de los Naranjos.

    Luego estuvieron los jóvenes italianos en la Catedral, que también visitaron con viva atención.

    Efectuadas estas visitas se dirigieron en brillante formación militar al puerto, embarcando de nuevo a bordo del «Cesare Battisti», donde comieron.

    A las tres y media de la tarde volvieron a bajar a tierra los vanguardistas, dirigiéndose a la Plaza de Cataluña, desde la cual marcharon, en tranvías, al Tibidabo.

    A las siete y media de la tarde regresaron a la ciudad, marchando una nutrida representación al local de la Juventud de Unión Patriótica, en donde se había organizado un acto en su honor.

  • El «Conde Zeppelin» sobrevuela Barcelona

    Barcelona saluda entusiasmada el paso de la gran nave aérea

    Aun cuando, según radiogramas recibidos en el consulado de Alemania, el «Conde Zeppelin», que salló ayer, a las siete de la mañana de Friedrichshafen, pensaba llegar a Barcelona alrededor de las cuatro de la tarde, favorecida su marcha por un viento algo fuerte de popa, aumentó la velocidad haciendo su aparición sobre nuestra ciudad, a las tres y diez minutos.

    Apenas dibujóse en el horizonte la grácil silueta del «Conde Zeppelin» salió en su busca desde el Prat, para recibirle y escoltarlo, un trimotor «Hansa» que llevaba a bordó al director de la Aeronáutica don Manuel Flores; al doctor Ewnaiwald [sic], apoderado del comisario general en la Exposición, de Alemania; al doctor Gebsardselos, al señor López Ramírez delegado de las líneas aéreas subvencionadas Classa; a don Juan López Cayetano; al concejal del Ayuntamiento en representación del alcalde, y de la Exposición, señor Via Ventalló; a la señora Grtrichert [sic] y al doctor Thil.

    El señor Vía Ventalló, se comunicó por radiotelegrafía con el comandante del «Conde Zeppelin», saludando, en nombre del alcalde y de la ciudad, a los pasajeros que venían en el dirigible. Le contestaron del dirigible agradeciendo el saludo y dando un viva a España.

    Además de esto avión, se elevó también en el Prat, saliendo al encuentro del dirigible y escoltándole mientras permaneció en Barcelona, otro aparato «Junkers», ocupado por distintas personalidades.

    La grandiosa aeronave alemana, volando majestuosamente a unos quinientos metros de altura, entró en contacto con la ciudad por la parte Norte, siguiendo la línea de la costa. Continuó después hasta el monumento a Colón y allí viró, enfilando las Ramblas y llegando hasta la Diagonal. Aquí volvió a virar hacia la parte del mar, por donde había llegado, desde donde, diagonalmente, atravesó la ciudad, pasando sobre la Exposición y poniendo proa al aeródromo del Prat.

    La atmósfera, bastante despejada ya a aquella hora, permitía admirar con claridad al dirigible, en cuyos costados se veto, perfectamente la inscripción «Graff [sic – no tan perfectamente] Zeppelin» en rojo y el distintivo «DLZ 127».

    En cuento se oyó el ruido de los motores, terrados y azoteas, balcones y ventanas, se llenaron de gente que presenciaba admirada las magníficas evoluciones de la gran nave aérea.

    También era las vías públicas se congregaba el público para presenciar su paso.

    El «Zeppelin» arroja una saca de correspondencia

    El «Conde Zeppelin», a su paso sobre el Paseo de San Juan, arrojó una bolsa conteniendo correspondencia para distintas personalidades de la capital.

    Fue a caer la bolsa delante del establecimiemto de jabones que don Delfín Vila tiene establecido en el número 109 de dicho paseo.

    Un dependiente del establecimiento, la recogió, lo entregó a su principal y éste a su vez lo hizo al inspector de vigilancia don Luis de León y Borras, que apresuradamente y fiel cumplidor de la misión que se le había encomendado, la llevó a la Administración Principal de Correos, en donde hizo entrega de ella.

    Continuó el «Conde Zeppelin» sobre la ciudad y el puerto, siendo a su vuelo sobre éste, saludado con extraordinario entusiasmo por la tripulación del «Koenigsberg» crucero alemán, como es sabido, anclado en nuestras aguas.

    En el aeródromo del Prat

    Desde primeras horas de la tarde acudieron al aeródromo del Prat, numerosas personalidades de la colonia alemana, no obstante saberse que por falta de los elementos necesarios el dirigible no podría amarrar.

    También se hallaban presentes en el campo de aviación toda la oficialidad de la Aeronáutica militar y no pocas personas de relieve de la capital.

    El jefe del aeródromo ordenó que un desacamento de 450 hombres estuviese dispuesto para cualquier eventualidad.

    A las cuatro treinta y cinco llegó el dirigible al aeródromo, descendiendo a poca altura y evolucionando sobre el campo. Incluso llegó a parar sus motores para ponerse más fácilmente en comunicación con la estación de radio del aeródromo. El «Conde Zeppelin» permaneció inmóvil en el aire cerca de diez minutos.

    Nuevo vuelo sobre la ciudad

    Puestos en marcha nuevamente los motores, la hermosa nave aérea se dirigió otra vez sobré la ciudad, evolucionando sobre sus principales vías y llegando hasta el Tibidabo.

    El público, ahora más numeroso que antes, que llenaba calles y plazas saludó al dirigible, agitando sus pañuelos, volvieron a coronarse de gente las azoteas.

    A las cuatro y veinticinco, el «Conde Zeppelin» cruzó de nuevo las Ramblas, pasó sobre la Exposición y continuó su interrumpido viaje por España, después de haber permanecido sobre Barcelona más de una hora.

    La gran aeronave alemana desapareció en el horizonte después de haber tomado rumbo del tercer cuadrante sudoeste.

    Tanto al volar sobre la Exposición como en el Prat, los fotógrafos aprovecharon la menor altura del dirigible para impresionar numerosas e interesantísimas placas.

    El paso del «Conde Zeppelin» por nuestra ciudad, constituyó ayer uno de los más importantes números del programa de la semana alemana.

    Reaparición de la aeronave

    A las once y cuarto de la noche volvió a aparecer el «Conde Zeppelin» sobre Barcelona. La hermosa nave aérea, que procedía del Sur, pasó por la Montaña de Montjuich, evolucionó a gran altura sobre la ciudad y se dirigió nuevamente a la Exposición, por encima de cuyo Certamen dio tres grandes vueltas.

    En cuanto el dirigible fue divisado desde la Exposición, le fueron enfocados los reflectores del Palacio Nacional, acompañándole sin cesar mientras volaba majestuoso y seguro. Los focos, dirigidos en forma de abanico, alcanzaban a toda la nave, iluminándola en toda su longitud, mientras daba vueltas alrededor de la montaña. El espectáculo era realmente fantástico. Por encima de las hogueras de luz de la Exposición, el «Zeppelin», plateado por los rayos de los reflectores, semejaba un enorme pez nadando sobre el azulado mar del cielo.

    Millares de barceloneses, al oír el característico zumbido de los motores de la aeronave, se apresuraron a salir a los balcones, para ver de nuevo al «Zeppelin» cruzando por el cielo nuestra ciudad.

    A las once y treinta y cinco el «Conde Zeppelin» abandonaba Barcelona, desapareciendo en la obscuridad de la noche, después de haber tomado rumbo Norte.

    Durante largo trecho la nave aérea fue enfocada por el reflector del crucero alemán «Koenigsberg», anclado en nuestro puerto.

    Al parecer, el «Zeppelin» iba de regreso a su base.

  • El anarcosindicalismo, la maldición de la jóven república

    The strange misshapen houses of which Barcelona is so proud were close shuttered and dark last week. No lights twinkled in the sloping Plaza Catalonia. Under the plane trees the boulevards were silent except for the clop-clop of cavalry patrols making their rounds and the sudden roar of an armored car.

    The Syndicalists, bane of the young republic, were out on a general strike. No milk was delivered, no garbage collected. Electric light and gas lines were cut. No trolleys ran. Violence started when Civil Governor Anguero visited the jail to plead with 51 hunger-striking Syndicalists to eat. The prisoners, who in some way had obtained guns, replied by firing a few wild shots, collecting all the furniture in the jail and making a bonfire of it. Riot squads rushed in to quiet them.

    Disgusted, Governor Anguera refused to put police patrols on the street cars.

    «While so-called respectable citizens merrily uphold Syndicalist assassins they can walk, so far as I am concerned,» said Governor Anguera.

    Stinking heaps of refuse piled up in the streets. Rioters in the suburbs uprooted tracks and dug deep trenches across the roads. For many hours Barcelona was completely out of touch with Madrid. A noisy, long-drawn battle was waged between police and Syndicalists in front of the latter’s headquarters. They gave up when mountain guns were unlimbered across the street. Sailors rushed a hundred of them on board warships in the harbor. A volley of shots rang out from doorways facing the tree-lined Rambla Flores, sloping down to the harbor. A Civil Guard whirled on his heel and fell, seriously wounded, among the flower pots and twittering bird cages of the market.

    In two days at least 20 people were shot dead, 40 wounded. Borrowing an idea from Aristophanes’ Lysistrata, hundreds of frightened strikers’ wives paraded through the streets behind a banner «Children Before Politics» and declared a wives’ strike of their own, swearing that their husbands should have neither food nor affection until they went back to work.

    Other Syndicalist ladies were not so soft. While hundreds of frightened Barcelonians gathered for safety in the ancient Gothic cathedral, a gang of wild-eyed Amazons broke in, climbed high in the lantern over the West Front and began sniping at soldiers and police from the roof while Barcelona’s sacred geese squawked horribly in the cloister.

    All this time Catalonia’s «President» Macia, who owes his election largely to Syndicalist votes, did nothing. But as the bloodshed continued even he became affected.

    «I am not disposed to tolerate the situation another day,» said Col. Macia.

    [TIME dated 1931/09/14. Actual date uncertain]

  • Llega Azaña con el Estatuto de Autonomía; se confunde el logotipo de Shell con la bandera catalana

    Reign of Reason

    There was dancing in the streets in Barcelona last week, such a fiesta as not even the oldest Catalan could remember. By oxcart and on burro the peasants came in their red stockinet caps and baggy breeches. Leather-faced fishermen came up from Tarragona. All night long shouting crowds surged up & down under the huge plane trees of the ramblas to rigadoon round the statue of Christopher Columbus and back up the hill again. From a thousand staffs fluttered the five-barred red-&-yellow Catalonian flag. Trucks of Shell Oil Co. were hailed with delight.

    All this was caused when quiet, bespectacled Premier Manuel Azana of Spain came to town to hand white-toothed «President» Francisco Macia of Catalonia a copy of the statute granting home rule to Catalonia.

    «Everything depends upon how you use this liberty,» warned Premier Azana. «For the sake of Catalonia and Spain, be careful!»

    Pink with pleasure, Colonel Macia waved his hands excitedly and shouted:

    «The Catalans can feel now they are true sons of a country rich in glorious tradition. I interpret the sentiments of all of them, when I say that Sept. 25, 1932 will be recorded on the pages of history as ushering in a reign of reason and justice on Iberian soil.»

    Crowds standing in the square before the high porticoed Generalidad burst into El Segredores, the once proscribed Catalonian anthem, roared loudest at the verse about cutting off the heads of the proud Castilians. Manuel Azana grinned good naturedly. Even the white geese in the Cathedral cloister honked their loudest.

    [Dateline 1932/10/03]

  • Aub: la revolución social. Muere Apel·les Mestres entre «llamps i trons»

    No hay luz eléctrica en Barcelona. Ni luna. Sólo tiros e iglesias ardiendo. La gente por la calle va de un incendio a otro. Intentaron salir los bomberos, pero el pueblo cortó las mangas. Se consumen las iglesias, pero no la Catedral, ni el monasterio de Pedralbes. Lo gótico no se quema, es el único orden que le impone al pueblo. Barcelona a oscuras pero con bastantes iglesias para poder andar por la ciudad, con el trágala de las caballerías muertas y los tiros de los fascistas confortablemente instalados tras su balcón, asesinando a mansalva. Un millón de habitantes sin más luz que gigantescas antorchas. Todos los templos se parecen ahora a la Sagrada Familia, y Barcelona huele a chamusquina. Largos ramos, pobladísimas lenguas de chispas por lo negro, negro de la noche; y los humos contra las estrellas. La gente callada, de una estación a otra, con su sentido trágico de la vida de los bolsillos, esperando un milagro; dándose cuenta de que nace un mundo nuevo, que puede morir en cierne, como otras tantas veces en este mismo lecho; pero todos husmean el parto; y, barruntándolo, nadie dice nada: óyese sólo el crepitar del fuego. El fuego hacia los cielos y la ciudad negra con heridos por los portales y asesinos por los tejados. Se ven las panzas del humo a la luz de las llamas, no las espaldas, ni la altura.

    Rafael Serrador, apoyado en una farola, mira cómo se abrasa la iglesia del Carmen. No se le alcanza, en su nueva vida, por qué destruyen e incendian, por qué no lo guardan para sí. Le duelen las llamas. Ya ha preguntado a veinte por qué queman, y todos se han alzado de hombros. Sin embargo, algo les mueve.
    Pegado a una de las puertas divisa un viejo al que cree recordar; mirando cómo sacan las imágenes y hacen una gran falla; síguele con la vista, no le suelta y se le acerca.
    – Por qué queman?
    El vejete le mira y le dice confidencialmente:
    –Chist! Hay que empezar siempre por el coro. Siempre.
    –Por qué?
    Ahí está el meollo! –y mirándole fijo a los ojos–: Si no, son capaces de volverse a sentar allí.
    El hombre se lleva a Serrador Ramblas arriba:
    –Ven. Le hace subir a la terraza del edificio de Las Noticias.
    Desde allí se descubren diez o doce incendios.
    –¿Ves tú, pequeño? De cuando en cuando hay que quitarse las chinches de encima y desinfectar el ambiente. Yo he sido mozo en la escuela de Ferrer, ¿sabes? ¡Aquel sí que era un hombre! Ya sabían lo que se hacían cuando lo fusilaron. Esta va a ser tan sonada como aquélla. ¿Crees que queman por quemar? ¡Pues no! Se mata lo que se odia. Se quema por purificar y salvar la vida: para ahuyentar los malos espíritus y rehabilitar la tierra. En el mundo hay dos cosas puras y hermosas: el fuego y el desnudo. ¿El arte? Historias y engañabobos. ¡Dímelo a mí! Fabrico vírgenes del siglo XVI. Los burgueses, los comunistas, creen que quemamos por destruir, que robamos para enriquecernos. Aquí cuando un niño es malo le dicen: eres peor que un ravachol. ¡Asquerosos! Lo de Ravachol es por un tranvía de Valencia, que descarrilaba con frecuencia y mató a unos cuantos. No viene a cuento. Quemamos para salvar y hacer tabla rasa; y cuando ha hecho falta robar es que hacía falta para vivir. Ya sé que no sé quién eres, pero me es igual.
    El viejo estaba completamente ido y mirando la ciudad, lloraba. «¡Ferrer santo! –musitaba– ¡Ferrer santo!» De pronto se volvió rápido hacia Serrador y le dijo tajante:
    –¡Porque si no las queman, volverán!
    –¿Quiénes?
    –Curas y diablos.

    Rafael bajó otra vez hacia el puerto. Anduvo hasta la «Buena Sombra», convertida en cuartel del asalto a Atarazanas. Reinaba un barullo tremendo. Se sentó en un rincón al lado de un librero de viejo y de un vendedor de biblias protestantes.
    –Mira –decía el más viejo–; la cosa no puede ser más sencilla. Aquí estamos los que no creemos en Dios y enfrente están los que creen. Y nada más. Huelgan otras explicaciones. Cuando deje de haber curas dejará de haber ricos.
    –Mira, Ambrosio –dijo Serrador–, más bien creería lo contrario.
    –¡Tú qué sabes, mocoso! Aquí la nada, y ellos con Dios. ¡Imponente! (Era su bordón.) ¡Imponente! Claro está que lo grande es que, para los que husmeamos la verdad, pelea la nada contra la nada, pero eso se queda para los escogidos.
    –Sí –dijo el vendedor de biblias–, hace siglos que nos quieren romper la crisma en nombre de Dios.
    –¡Y lo que te rondaré, morena!
    –Yo –dijo Serrador– creo que aquéllos creen en lo que tienen, y que son ustedes los que creen en Dios.
    –¡Imponente, mocoso, imponente! ¿Me vas a querer dar lecciones a mí? Nosotros creemos en el hombre.
    –Es lo mismo –dijo condescendiente Rafael.
    –¿Cómo que es lo mismo? Aquéllos creen en Dios porque le tienen miedo al hombre, y Dios es buen comodín.
    Rafael le pregunta al propagandista protestante:
    –¿Cómo vendes biblias siendo ateo?
    –Si creyese en Dios, las regalaría. A mí no me engaña ni Dios –le responde guiñando un ojo y descubriendo una encías sin más diente que un incisivo amarillo y gris oscuro, mitad por mitad.
    –Yo tengo publicado un libro –encadena el librero–, donde demuestro que todas las calamidades nacen en la creencia en Dios. Con más de doscientas citas y prólogo del conde de Tolstoi.
    –¿Te lo mandó él?
    –¡Lo recorté yo!

    El café concierto puede apenas con su oscuridad a pesar de las dos o tres docenas de bujías repartidas en mesas, mostrador y escenario. El camino de la bodega estaba libre y el bombo desfondado con una vela en el parche.
    Alrededor de una mesa discutían varios hombres de la FAI.
    –La ciudad es nuestra de arriba abajo.
    –¿Y la Esquerra?
    –¿Qué es la Esquerra sin nosotros? Ya se vio hace dos años.
    –¿Y los de la UGT?
    –Eso es otro cantar. Pero no nos vengan con monsergas, ellos no son nadie aquí, ¡nadie! Aquí mandamos nosotros. Y en Zaragoza, y en Sevilla. Y en Valencia, si me apuras. Referente a Madrid y Bilbao, ya hablaremos.
    –¿Tú crees que vamos a tomar directamente el poder?
    –Ya resolverá el comité. Yo creo que no. Esta no es «nuestra» revolución: es la de las derechas. Ellas lo han querido, ¡allá ellas! Pero por eso mismo no podemos perder las apariencias republicanas. Nos ha llegado la hora de salvaguardar las esencias liberales y democráticas. «Allons, enfants de la Patrie…»
    –¡No fastidies!
    –Sí, hijo: ¡y viva la Constitución!
    –¿Qué se sabe de Zaragoza?
    –Nada. Yo siempre dije que el secretario de la Federación…
    –Parece que allí empiezan a fusilar gente.
    –Vosotros diréis lo que queráis, pero si no es por la guardia civil y los de asalto, ¡ya quisiera yo ver dónde estaríamos a estas horas!
    –¿Y la tropa sin nosotros?
    –Eso es harina de otro costal. Pero vamos a ver lo que hace la Confederación en Zaragoza y Sevilla.
    –Dependerá un tanto de los gobernadores.
    –¡Che, callarse! –dijo un valenciano en la oscuridad–. Hemos luchado todos por la revolución, y ahí fuera todavía quedan cuarteles que tomar.
    –Sí, bueno. Hoy la Guardia Civil ha estado con nosotros, pero ¿y mañana? Lo que hay que hacer es disolverla. Y en seguida.
    En otro local, el del PSUC, Vidiella y Comorera abonaban en el mismo sentido.
    –Hay que formar Comités de Obreros y Campesinos.

    Companys, después de consultar con unos y otros, formaba el Comité Central de Milicias.
    –¡Se hunde la legalidad republicana! –clamaba por los gloriosos patios de la Generalidad un importante burócrata, de la Lliga–: ¡Eso es crear el poder revolucionario por decreto!
    –¿Y quién se lo ha buscado, monín? –le contestaba un ordenanza.

    Siguen subiendo hacia los cielos oscuros las abullonadas columnas de color rojuelo, salpicadas de pavesas brillantes.
    Rafael Serrador vaga por las calles tropezando con las gentes y sintiendo los lazos que le unen con los hombres, y como cogido en una red de la cual él fuese una de las mallas, una de las hebras de la noche. Por la plaza del Pino pasea un hombre completamente desnudo, gritando:
    –¡Viva el Sr. Kneipp! ¡Viva el Sr. Kneipp!
    Un mundo salido de sí, un mundo sin madre. Apoyado en un canalón, Rafael Serrador piensa en el agua, un agua bárbara, ímpetu bronco, raudo, tenaz, incontenible: como el de un toro de fuego, un arco iris de fuego, por encima de la ciudad vencedora.

  • La columna Arquer-Grossi del POUM sale de Barcelona y masacra a civiles en Huesca

    Los primeros milicianos catalanes

    El 23 de julio, la columna del POUM, bajo las órdenes de Jordi Arquer y el minero Manuel Grossi, desfiló por las Ramblas y la plaza de Cataluña, para salir al día siguiente desde la estación de Francia en dirección a Zaragoza y Huesca. Fernández Jurado quedó adscrito a la centuria Pedrola ?Miquel Pedrola, miembro del comité ejecutivo de las juventudes del POUM, morirá en el frente de Huesca?, en la que también formaban jóvenes socialistas internacionales como el alemán Walter Schwars o el cubano Juan Alcañiz.

    En Monzón, a donde llegaron los milicianos en camiones, Ramón toma contacto con la violencia revolucionaria que el golpe de Estado desató en los primeros momentos. El colapso político que había sufrido la República determinó una quiebra en distintos ámbitos institucionales, en particular en el control de los instrumentos coercitivos que debían asegurar el orden social. El comité local montisonense había detenido a 6 conocidos falangistas, pero la agitación callejera producida ante la primera oleada de voluntarios catalanes y las exigencias de una indiscriminada acción punitiva contra derechistas y propietarios, impuesta por el grupo denominado “Los Tigres”, elementos incontrolados de la centuria poumista Llorenç Vila, propiciaron nuevos arrestos. Un total de 24 personas fueron congregadas por la fuerza en la plaza de Monzón y al grito de “mueran los fascistas”, asesinadas. Ramón Fernández Jurado explica en su libro autobiográfico Memòries d’un militant obrer (Barcelona, ed. HACER, 1987), la incontenible repugnancia que le produjo la brutalidad desnuda, “una masacre ?dice? que se les escapó de las manos a Arquer y Grossi”, y que a él le marcó con una enorme y perturbadora impresión.

    El siguiente destino fue Sariñena. De nuevo el orden quebrantado y la justicia arbitraria comenzaban a campar por sus fueros, si bien en la población monegrina se atemperaron prontamente los ánimos exaltados. Fernández se alojó en un domicilio particular, como todos los milicianos cuando llegaban en tránsito o con carácter definitivo a un pueblo. La propietaria de la casa, que no lograba apaciguar su desconsuelo, explicó al huésped que su hijo se encontraba detenido en el edificio del Ayuntamiento y temía por su vida. Fernández Jurado se interesó por la suerte de quien resultó ser Ignacio Ballarín Segura, representante de la firma Cros de fertilizantes y abonos, logrando su libertad tras la presentación de testimonios a su favor. Ballarín, padre del futuro notario y procurador de las cortes franquistas Alberto Ballarín Marcial, de doce años en este momento, se convirtió en un buen amigo de Ramón, quien a pesar de los esfuerzos realizados, nada pudo hacer por salvar la vida del joven coadjutor sariñenense Eduardo Colay, ni del coronel retirado Bernardo Cariello. Ambos fueron fusilados mientras gritaban “Viva Cristo Rey”.

  • El escritor Pedro Muñoz Seca empieza su largo camino hacia Paracuellos

    Detención de Muñoz Seca
    Ayer por la mañana [es decir el día 30], en la Plaza de Cataluña un agente de Policía vio al conocido autor Pedro Muñoz Seca, procediendo a su detención y conducción a la Comisaría de Orden público, donde quedó a disposición de la superioridad.

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    Cronología, siempre según La Vanguardia:

    1. El 17 Estreno de La tonta del rizo en el Poliorama
    2. El 24 o 25 cesado de su trabajo en el «Cuerpo de Técnicos de Seguros, con la categoría de jefe superior de administración.»
    3. Trasladado a Madrid el 6 de agosto
    4. Día 7 encerrado en los calabozos de la Dirección general da Seguridad
    5. 12 de agosto: «En la cárcel de San Antón hay 793 reclusos entre militares, religiosos y paisanos… Muñoz Seca, detenido cuando paseaba en mangas de camisa por la Rambla barcelonesa, llegó a San Antón hace cuatro noches. Intentó rompor el lúgubre silencia con que le acogieron con un chiste, pero se le truncó en los labios. Ni él ni su auditorio estaban para bromas.»
    6. 12 de agosto, Juan Ruiz de Larios, traductor, crítico, espíritu mediocre, verdugo:

      Hacia una nueva concepción del Teatro
      […]
      No hablamos — ya se ve — de éste ni de aquél autor. Ni aun somos de los que creemos que, queramos o no, ha de resultar rematadamente falso todo cuanto provenga de quienes, hasta ayer mismo, habían convertido en dominio particular todos los escenarios de nuestra tierra y en feudo todas las sensibilidades. Es posible que alguien se salve de la quema. O, por lo menos, que quede algo. Pero de momento, lo que importa es afirmar — si es que es aceptable la paradoja — una negación: no existe, actualmente, un teatro español.

      Hay que ampliar, no obstante, el enunciado. Conviene, para ser exactos, dejar firmemente sentado que tampoco existía, antes, ese teatro. Nuestros autores habían confundido la vocación con el oficio. Se habían refugiado en la escena, como se hubieran podido refugiar en cualquier otro oficio manual. Con perdón —naturalmente— de quienes ejercen un oficio así, porque para ellos el oficio tiene valor de vocación. Y se daban tranquilamente al entretenimiento — a la mentira, al embuste fácil —, porque interesaba sobre todo tejer, forjar un ambienta que justificase, a la corta o a la larga, una ficción espiritual, porque no otra cosa que ficción era ese estado de ánimo que permitía acoger, con toda la tranquilidad del mundo, como la cosa más natural del mundo, ese absurdo — llamémosle absurdo — que era la producción, pongamos por ejemplo, de un Muñoz Seca.

      Por primera vez, desde hace siglos, España, nuestra España, &e encuentra íntima y plenamente unida en una aventura y por una intención nacional. Integra. Absoluta. Pocas ocasiones ofrecerá al espíritu, a la inteligencia, la historia — la anécdota — como está. Si acaso, acaso nuestra tierra sólo conoció aquel siglo de oro maravilloso que produjo, como un afán también nacional, el teatro más rico, más potente del mundo. ¿Será, mucho decir que esa coincidencia de circunstancias ha dé servir para una resurrección de nuestro teatro?

      Sobre este brave new world, vea Diana Sanz Roig, Talia y la revolución. La crítica teatral barcelonesa en torno a 1936.

    Escribe María Dulce Sánchez-Blanco Celarain:

    El 15 de Julio ya está en Barcelona Muñoz Seca acompañado de su esposa, Asunción Ariza. Se hospedan en la pensión que en la calle Lauria, número 24, regenta la madre de la actriz Lina Santamaría. Con ellos están también Asquerino y López Heredia.

    Según Pedro Sáinz Rodríguez, un actor, Avelino Nieto, delató a Muñoz Seca. Este mismo actor, acompañado de dos milicianos, se presentó en la pensión para detenerle. Estuvo Muñoz Seca detenido en la Jefatura de Policía de Barcelona, donde permaneció una semana en el calabozo, y coincidió allí con don Jacinto Benavente, nuestro segundo premio Nobel, también detenido.

    Muñoz Seca es trasladado a Valencia y de allí a Madrid. Permanecerá prisionero en la Cárcel de San Antón (antiguo Colegio Calasancio), de donde saldrá con las manos atadas a la espalda, después de un juicio sumarísimo, que duró tan sólo veinticinco minutos y se llevó a cabo el 26 de Noviembre, para ser fusilado en Paracuellos del Jarama, la madrugada del 28 de Noviembre de 1936.

    Tulio Demicheli:

    Muñoz Seca esculpió —como Miguel Hernández en su lecho de muerte— algunas frases lapidarias que bien podrían servirle de epitafio. La primera, a sus victimarios: «Podréis quitarme las monedas que llevo encima, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme hasta la vida; sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: el miedo que tengo». La segunda, ya en el paredón, antes de la descarga: «Me temo que ustedes no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades»…

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  • La CNT incauta el vapor soviético Ziryanin y se sorprende al no encontrar armas; estética anarquista

    Suddenly the excitement and enthusiasm of July 19 raced through the tertulias with the news, ‘We are not alone! Help has come!’

    Collectivized factory whistles all over the town shrilled a half-holiday. Thousands of anarchists flooded the Ramblas and the port in disorderly masses, carrying their factories’ somber black or rojinegra banners. The F.A.I.’s Free Women (Mujeres Libres) went down the Ramblas eight abreast, breaking all anarchist tradition by singing and shouting in their excitement. Usually anarchist parades achieved their effect by massing silent thousands of black-clad workers in an austere, serious or threatening manner. They dislike the gay color and sound demonstrations of the ‘carnival revolutionists’ (as they called the communists).

    The Stalinist Partit Socialista Unificat de Catalunya (P.S.U.C.) sent just such a colorful delegation to greet the Ziryanin. The revolutionary Patrols of Control cordoned off the pier and did not let the P.S.U.C on the ship. Instead, the F.A.I. cadres searched it for arms. They found a cargo of beans and chocolate. The disgusted anarchists hauled down the hammer and sickle and ran up the libertarian rojinegra. Food was not what the antifascists needed in October, 1936.

  • Las calles de Barcelona, relaciones entre el POUM y otros partidos

    Left Perpignan with the two Swiss comrades and a comrade from the POUM at 12.30 hours. The border control at the French border town of Cerbère took place on the train and went quite quickly without problems. The Spanish border town is Port-Bou, and you arrive there in a few minutes through a tunnel. The controls there are carried out predominantly by the CNT people and they are very thorough. Due to the presence of comrades from the POUM our control went through very quickly.

    Left Port-Bou for Barcelona at about three o’clock. The train had been taken over by the CNT, and they carried out a very careful passport check on the way to Barcelona. The third class compartments of the train were very overcrowded. Everybody there was a worker, or at least was wearing workers’ clothes, or military people, etc. The atmosphere was lively, cheerful and confident. As we reached the outskirts of Barcelona the Internationale was being sung in several carriages. At the station there was a further baggage check.

    The POUM comrade took us from the station to the Hotel Falcón in the Ramblas (the main street) where we were immediately billeted. From there the POUM comrade took us on to the Executive Committee of the POUM, where I met Arquer who had been at the Brussels conference. I also met Bonet, the treasurer of the Executive Committee. I told them the purpose of my visit and gave the treasurer $200 from the American CP(O). He told me that an official receipt would appear in La Batalla and in other POUM papers. In reply to my question Arquer told me that an international conference would take place in mid-January. The POUM regarded the Brussels conference as a failure. Arquer explained to me that he found it incomprehensible and contradictory that we should reject the politics of the Communist International but accept the internal politics of the Soviet Union. I tried to enlighten him as to our position in this matter, but I did not get the impression that I was successful. Arquer and Bonet belong to the Maurín wing of the POUM.

    The former Trotskyists who are on the Executive Committee come fairly close to defending the Trotskyist position on the Soviet Union. The others make concessions to this Trotskyist position but do not adhere to it too closely. But it is quite clear from their official papers that the Maurín wing rejects our position on the Soviet Union. However, it must be added that, according to the statements of our German comrades, who are closely connected with the POUM membership, it would seem that some of the members are very critical of their Executive’s position on the Soviet Union. This is not an insignificant point. It stems mainly from a reaction to the change of line adopted by the Soviet Union in respect of delivery of weapons and food to Spain. However, the mood of the POUM members can be summed up like this: they want a good and friendly relationship with the Soviet Union and reject any anti-Bolshevik tendencies, but they are nevertheless determined to prevent any Soviet and Comintern influence on their policies in Spain or Catalonia.

    The membership is quite convinced that it is they who should determine policy in Catalonia, and are therefore not interested in being dictated to by the representatives of the Comintern and the Soviet Union. This especially hits home as regards the policy of the Popular Front and their slogan, ‘For the Defence of Bourgeois Democracy’, which is expressed on a whole number of issues formulated by the party of the Comintern in Catalonia, the PSUC. There is sharp opposition to the PSUC. Every day there are vigorous polemics in the POUM and PSUC papers. The POUM’s attitude to the PSUC largely determines the attitude of the POUM membership to the politics of the Comintern.

    The Ramblas is crowded with people until late at night. The cafés and bars are all full. The public appears thoroughly proletarian according to their clothes and so on. There are few bourgeois around. You get the impression that the town is thoroughly controlled by proletarian elements. The houses are plastered with posters from the CNT, FAI, POUM and PSUC. There are hardly any posters from the Esquerra to be seen anywhere. Along the Ramblas a row of large kiosks with newspapers, books and portraits have been set up by individual political parties. The proletarian appearance of the crowds makes the street scenes reminiscent of Moscow in the immediate post-revolutionary years. There are a lot of milicianos in leather or silk jackets, and countless workers’ patrols carrying weapons. It is rare to see the khaki of a regular soldier’s uniform. The only police are traffic police in blue uniforms and white pith helmets. These police no longer have the power of arrest.

    Along the length of the Ramblas are countless loudspeakers bringing reports from the front and messages from abroad, and playing revolutionary and sometimes popular music. The crowds in the street seem lively, self confident and optimistic. There is not the vaguest glimmer of depression. The news broadcast over the loudspeakers is eagerly discussed by the masses. It would appear that, even in respect to the fate of Madrid,[The battle for Madrid began on 8 November 1936.] there is no nervousness. Unlike Moscow in the early years, the shops in the Ramblas are nearly all open for business.

    I met some of our comrades right away in the Hotel Falcón. By coincidence comrade [Karl Heidenreich] happened to be there too, on leave from the front. Here too the mood was thoroughly confident.

  • Comunismo, separatismo, anarquismo

    Companys & Co.

    The Spanish spotlight, focused for the past month on the Basque capital at Bilbao, swung last week to Barcelona, greatest industrial city in Spain and chief port remaining in Leftist hands. Catalan Barcelona, like Basque Bilbao, is the capital of a group of Spain’s 50 provinces, which since the Revolution have tended to become more & more autonomous. Unlike Bilbao, Barcelona has not been seriously threatened by Rightists since the first weeks of the civil war.

    Rugged individualists like most Spaniards, the Barcelonians have decked their buildings with many a discordant banner: the five-barred red-&-yellow flag of Catalonia, the red-yellow-&-purple of the Valencia Republic, the red flag of Communism, the black-&-red banner of Anarcho-Syndicalists. There are a number of other parties of varying opinions, all demanding a share in the Government. Nowhere else in the world are Communists so decisively ranked among the conservatives. That is because in Catalonia, Communists believe in discipline, as opposed to the free-for-all philosophy of the pure Anarchists, largest and most troublesome group in the state. The main reason that government is possible at all in Catalonia is due to the extraordinary talent for compromise of Catalonia’s president, excitable Luis Companys. President Companys has been in & out of jails much of his political career, has long fought for Catalan independence, speaks of Spain as «the Iberian Peninsula.» His technique with his spluttering allies is to promise them everything with the greatest goodwill. This worked moderately well for many months in keeping peace in Barcelona, but did nothing at all to help the hard-pressed Leftist armies fight the war. President Companys was too busy keeping peace at home to send many men to the front.

    Suddenly last week the Companys technique did not work at all. Late at night telephone communications with France were mysteriously cut. Hours later the story began to filter out of Barcelona that Anarchists had revolted against the Companys Government. Almost instantly jumbled barricades sprang up along the tree-lined Ramblas. The streets echoed with the Carong! Carong! of machine guns, the Hahp! of light artillery. Immediate objective of the Anarchist Black-&-Reds was the Barcelona telephone exchange, a building almost as imposing as the telephone skyscraper of Madrid. This they seized and held for seven hours. Hero of the revolt then became Barcelona’s Police Chief Rodriguez Sola, who personally led a frontal attack on the building, captured the first floor, methodically started mopping up from stair to stair.

    Loudly President Companys called for peace and unity to face the common foe, warned that the Catalans were leaving the way open for a raid from General Franco’s Rightists. No such raid came, but before peace was restored over 300 people had been killed and according to reports the Valencia Government, to police Barcelona, had had to withdraw 12.000 badly needed troops from the Aragon front. Heretofore careful to avoid mixing in local Catalan squabbles, Valencia also moved in General Sebastian Pozas to be military commander of Catalonia.

    […]

  • PSUC y la Generalidad intentan de hacer olvidar las Jornadas de Mayo

    [Diario Lois Cusick] In the wake of the May tragedy, «the P.S.U.C. and the Generalitat mounted one … event after another … We had a week devoted to the Battle of the Egg (La lluita de l’ou). This was a four-year plan to make Barcelona self-sufficient in eggs by having a chicken on every balcony. Then, the first week of June, we had Book Week. The carnival revolutionists filled the Ramblas with colorful bookstalls selling old parchment manuscripts from the burnt-out churches and new bright paperbacks of communist-approved authors. No more Kropotkin or Bakunin. This was the week we learned the Russians had arrested Bob Smillie of the P.O.U.M.’s [English] I.L.P. column while he was in Valencia.»

  • Ricardo del Río: la escenificación de la victoria

    La mañana del día 26 como presagiando lo que poco después del mediodía había de producirse. Pocas personas en las calles. Gestos tristes en los que habían visto cómo sus familiares habían abandonado Barcelona para no se sabía cuánto tiempo y otros con semblante alegre, ya que ansiaban el final que se avecinaba para dar rienda suelta a su alegría.

    Un breve cañoneo a las diez de la mañana cayendo los proyectiles en la Plaza de España, altos de Montjuich y algunas calles de la barriada de Sans y más tarde se realiza el asalto al famoso monte vigía del puerto de Barcelona. Defendiéndole unos cuantos soldados de Infantería que en cuanto vieron aparecer la primeras fuerzas enemigas arrojaban sus armas. No fueron hechos prisioneros, sino que desembarazdos del arma que les habían dado en el Ejército republicano, les fue entregado un fusil del Ejército nacionalista y colocados en vanguardia. Esta operación se realizó simultáneamente en Vallvidrera y Tibidabo, deteniéndose un momento el avance para sacar a los presos que había en el famoso castillo y en la prisión establecida en lo que había sido Pueblo Español de la Exposición de Barcelona, entre los que se encontraba el Teniente Coronel Domingo Rey d’Harcourt encargado de la defensa de Teruel cuando fue tomado por la República y que todavía no había sido juzgado.

    A la una de la tarde acuerdan realizar la entrada de la ciudad catalana, y dos columnas, una que baja de Montjuich hacia la Plaza España, siguiendo la calle de Cortes a las Ramblas y otras que descendiendo del Tibidabo toma la calle de Muntaner hasta la Diagonal, siguiendo esta Avenida hasta el Paseo de Gracia. No entraron fuerzas extranjeras. Estas se quedaron en retaguardia. Soldados navarros, que habían llevado el peso de las operaciones, unidades gallegas y algunas banderas del Tercio, fueron los primeros en cruzar las calles vacías de Barcelona. Más tarde llegaron moros y los generales Yagüe y Eliseo Álvarez Arenas, y después el General Jefe del Ejército del Norte.

    No quisieron evitar la salida de Barcelona de cuantos quisieran marcharse. Si hubieran deseado lo contrario, retrasan unas horas la entrada, desciende[n] por la ladera izquierda del Tibidabo y dirigiéndose al la carretera de Granollers hubieran cortado toda salida de Barcelona. De la forma en que se llevó a cabo fue posible que numerosas personas que no habían creído, llevadas de un optimismo ignorante, en la segura y próxima caída de la capital catalana, evacuasen la ciudad. Asíe se presenciaron espectáculos dignos de relatar en los que unos a otros y mientras en rápida carrera se dirigían a la carretera de salida, se fuesen avisando con estas voces: ¡Los facciosos están esquina la calle de Aribau! ¡Ya bajan por el Paseo de Gracia! Todo esto fue presenciado por muchos de los que habían salido de Barcelona hacía 48 horas y que habían podido regresar por la razón antedicha a realizar alguna función de su empleo o a recoger a algún familiar. Se supo de este modo rápidamente hasta el menor detalle de la toma de Barcelona.

    Un detalle de la ignorancia en que se encontraron los ciudadanos de Barcelona del momento culminante de la entrada de los soldados de Franco, debido a la casi nula lucha, es que las emisoras de Barcelona seguían funcionando con el personal antiguo y cumpliendo su programa normal como si continuase el Gobierno de la República, haciéndose cargo dos horas después de estar la ciudad en su poder de las emisoras un Teniente de Transmisiones, cuando el «speaker» de Radio Barcelona continuaba su labor como si nada hubiese ocurrido.

    Pasados los primeros momentos los elementos facciosos de la ciudad hicieron aparición y se hizo salir a la gente a la calle para que se animase el espectáculo de la Conquista de Barcelona. Más tarde un discurso del General Álvarez Arenas y unas órdenes del General Dávila fueron el botón final a las primeras fases de la entrada en Barcelona. Todo este relato se ajusta en un todo a la realida, ya que de la mayor parte de lo relatado fue testigo el que esto escribe y otros detalles han sido contados por personas de absoluta seriedad que tuvieron ocasión de presenciarlos.

  • La Sexta Flota rescata a la prostitución de la penuria

    El 9 de enero de 1951 la Rambla ofrecía un aspecto inusual: era el pueblo barcelonés que, en masa, se dirigía al puerto para contemplar la llegada de los primeros navíos de la Sexta Flota americana. Los gorritos blancos tan característicos de los marines invadieron el Raval, la Rambla y la plaza Catalunya. De pronto, todo se convirtió en una fiesta. Fue el principio de un boom espectacular, fantástico: los marines yanquís hicieron furor en Barcelona.

    Las prostitutas creían estar asistiendo a un inesperado y maravilloso milagro. Las que iban por libre, lo más normal es que pidieran cinco dólares por ocupación, y eso significaba, pura y simplemente, nadar en la abundancia: todavía habían mujeres que sólo cobraban quince pesetas. Del pesado regateo, al cual estaban tan acostumbradas, se pasó al disfrute del dólar y a los estupendos regalos. Por las calles no se veían más que grupos de marines y prostitutas cogidos del brazo; entraban en una tienda y salían, ellas llenas de paquetes, ellos mostrando una sonrisa ingenua y complaciente.

    Los encargados de algunos mueblés admitían chicas menores de edad sin reparos cada vez que la escuadra americana fondeaba en Barcelona: en Habitaciones Aglá, calle Aglà número 9; en Habitaciones Vicente, Robador número 55… Se repartían tarjetas de propaganada de casas de prostitución, cuando éstas aún funcionaban legalmente. Hubo quien, bajo la aparencia de organizar un ballet artístico, se dedicaba a la recluta de chicas para presentarlas a los americanos. Todo el mundo se quería apuntar al carro de las ganancias, de una manera u otra…

  • Supuestos simpatizantes de la Organización para la Liberación de Palestina torturan y asesinan a dos supuestos agentes de Mossad

    Diez meses después, la salvaje muerte de dos israelíes es un completo misterio

    […]

    James Gómez, presunto implicado en el asesinato de dos marineros israelíes en Barcelona, al parecer agentes del Mossad, declaró por primera vez ante el juez de esta ciudad que instruye la causa, y negó estar relacionado con el doble crimen. Gómez, natural de Senegambia, admitió que había conocido a los dos marinos el día en que murieron a través de Hesham Khames Kourdy, el hombre clave en este complicado asunto y que urdió el plan que culminó con el doble homicidio.

    Los hechos se desarrollaron … cuando atraca en el puerto de Barcelona el carguero “Zim California”, de bandera israelí. Dos marinos bajaron del barco, el calderero Yosef Abu Iaakov y el pinche de cocina Yosef Abu Zion. Tras hacer unas compras, acuden a una cita concertada de antemano en la Rambla.

    Sin que se conozca el motivo de la cita, allí se encuentran con Hesham Khames Kourdy, que iba proclamando por Barcelona su militancia en la Organización para la Liberación de Palestina, y James Gómez, un delincuente común con antecedentes en España por tráfico de drogas, estancia ilegal y robo con agresión. El grupo va a la plaza Reial y en un bar de lazona Gómez hace una foto, con una cámara “Polaroid”, en la que aparecen Kurdy y un marino.

    Cuatro días después, los cuerpos de ambos marineros son hallados en un piso de la calle Valencia, salvajemente torturados. Con anterioridad al macabro hallazgo, en Israel se informa del asesinato de dos judíos en Barcelona.

    En los días que transcurren entre los crímenes y el descubrimiento de los cuerpos, Gómez y Kourdy han tenido tiempo de huir de España sin problemas. Los pasos del primero se dirigen hacia el norte de Europa.

    [Gómez es detenido en Copenhagen por robar una camisa y devuelto a Barcelona.]

    En sus manifestaciones, James Gómez negó cualquier vincula ción con los dos asesinatos. precisando que se limitó a beber unas copas en compañía de Kourdy y los dos israelíes. Sin embargo, no pudo negar que conocía a Kourdy y reconoció que se veían periódicamente. En este sentido indicó que se reunió con el presunto miembro de la OLP el día en que fueron vistos por última vez los marinos y admitió la cita en la Rambla y la entrevista en un bar de la plaza Reial. Llegado este punto, se desmarca de cualquier acontecimiento posterior.

    Tras oír sus palabras, el juez decidió que James Gómez ingresara en prisión sin posibilidad de libertad bajo fianza y le procesó por delito de homicidio. Asimismo, el magistrado decídió que la policía realice una serie de comprobaciones, entre las que está reconstruir los pasos de Gómez el día en que desaparecieron los marineros.

    El personaje central de esta intriga es Hesham Khames Kourdy, hombre de pasado oscuro y actualmente en paradero desconocido, pero fácilmente identificable por tener el cuerpo cubierto por tatuajes.

    […]

    [S]e conoce que nació en Jerusalén hace 29 años y que residió en Barcelona con anterioridad a los asesinatos. Ya entonces se presentó como un miembro de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Se marchó de España 16 o 18 meses antes de ocurrir los crímenes.

    De regreso a Barcelona vuelve a pregonar que es el delegado de la OLP para Cataluña, cosa que ha sido repetidamente negada por el portavoz oficial palestino en Madrid. Se inscribe en una academia de idiomas del centro de la ciudad e intenta acogerse al estatuto de refugiado político, alegando precisamente su condición de palestino. También explicaba que su familia había sido asesinada por los servicios secretos israelíes y que el Mossad le perseguía. En mayo de 1985 se le concede una tarjeta provisional de identidad.

    Sin embargo, este rastro tan claro que ha dejado Kourdy tras de sí genera desconfianza entre los investigadores del caso, acrecentada por varios detalles de los crímenes que no son lógicos.

    […]

    El móvil es la principal íncógnito que existe para resolver este rompecabezas. La rivalidad entre dos servicios secretos, Fuerza 17, escisión de la OLP que reivindicó el crimen, y el Mossad, es verosímil para la policía. Sin embargo, no se comprende la salvaje paliza propinada a los marinos y que parece que tiene corno objetivo obtener información. También puede ser que en las torturas participaran más personas al margen de Kourdy y Gómez.

    Por otra parte, parece claro que los agentes acudieron directamente a una cita con el palestino. El motivo de la reunión todavía es desconocido, pero se especula con que hubiera de por medio una investigación sobre tráfico de drogas, el intercambio de información e incluso el detectar a dos agentes del Mossad cercanos a la causa palestina.

    Tampoco hay que olvidar que el crimen se conoció en Israel antes de que los cuerpos aparecieran en un piso de Barcelona, y que en el Parlamento israelí se dio una explicación del suceso sin dar tiempo a las autoridades españolas para reunir los primeros datos sobre el suceso.

    Además, de las primeras fichas de los fallecidos que llegaron a Barcelona procedentes de Israel habían sido recortados previamente varios datos y el informe enviado a Interpol se remitió cuando los dos marinos ya estaban enterrados.