Ups.
Buena documentación hay en María Xalabarder Aulet, La avenida de la luz, una calle subterránea en Barcelona, pero le faltan anécdotas como esta, de Joan Estrada sobre los finales de los 60, en David Barba, 100 Españoles y el Sexo:
Mi primera paja tuvo lugar a los catorce años en el lavabo de una oficina, al poco de entrar a trabajar como aprendiz en una editorial. A pesar de tener un trabajo convencional, estaba decidido a dedicarme al arte: quería hacer algo grande en la vida.
Siempre he sio un líder nato. A los quince años hacía pandillas y me ganaba a la gente organizando guateques y fiestas particulares; tenía buena música en casa. Todas las chicas se fijaban en mí y estaba rodeado de amigos, pero mi sexualidad se limitaba a la mano y a pasearme por los urinarios públicos. Aquellos lugares mugrientos era un nido de homosexuales y de pajilleros. Lo descubrí por primera vez en los baños de la avenida de la Luz, ese pasaje subterráneo que había bajo la plaza Cataluña. Mear en ese lugar era una aventura llena de morbo: entrabas y veías a tu lado pollas mucho más grandes que la tuya. Si te veían predispuesto, los maricas te acercaban la mano y te hacían una paja o incluso una felación.
Nunca me atreví a dejar que me la chuparan; pensaba que tratarían de violarme y me daba miedo. Nuestros padres nos decían que había que ir con cuidado en esos lugares de vicio y perdición. Es curioso que ahora los hayan recuperado, porque los quitaron de circulación poco antes de las Olimpiadas de 1992; decían que eran sitios poco higiénicos. Con la llegada masiva de turistas e inmigrantes que no miran donde mean, a las autoridades municipales no les ha quedado otro remedio que reabrirlos.
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