Cae en mis manos una vieja foto de la clase. La foto está tomada de modo que salga el profesor, al fondo, de pie sobre la tarima. Se ven, en primer término, los pupitres al revés, enseñando sus cajones llenos de papeles. Los niños, desde sus sitios, han vuelto las caras hacia atrás, mirando la máquina del fotógrafo; toda la clase es una sonrisa estática; la presencia del invisible fotógrafo, donde convergen sonrisas y miradas, es impresionante. Ahí están todos los alumnos; yo podría citar todavía el nombre de todos; Pujol, Calabuig, Milán, Sabater, Ayza, Revérter… En la pizarra, el alumno más aplicado, el que ocupa siempre el primer puesto, ha trazado el principio de la lección de Ciencias: «Todos los cuerpos son pesados». Aún puede verse su brazo en el aire, detenido un segundo, mientras vuelve su cara pegada al encerado en la misma dirección de todos.
Yo hago un esfuerzo visual, y leo, en un ángulo de la pizarra, pequeñísima, casi ilegible, la fecha del día: Lunes, 6-VII-36.
Siento un ligero vértigo.
¿Qué va a ocurrir dentro de unos días? ¿Qué sucederá cuando, transcurrido ese pequeño instante detenido, la vida siga, el tiempo corra? De momento, suspenso todo, mágico, los alumnos miran al fotógrafo invisible. Por doquier, expresiones serias, sonrientes, burlonas, aburridas.
Simón, el payaso, como siempre, sostiene horizontalmente una pluma entre el labio superior y la nariz.
Gutiérrez mira serio, cruzado de brazos, como un santito.
Gil alarga el cuello, allá abajo, con espanto de no salir en la foto.
Y Pujol, como siempre, sonríe de oreja a oreja. ¿Qué les ocurrirá a esos niños dentro de doce días?
Y vuelvo a leer, como una advertencia siniestra, el comienzo de la lección de Ciencias:
Todos los cuerpos son pesados.
Mes: julio 1936
-
El instante detenido
-
Debate en el Parlamento de Cataluña sobre la Olimpiada Popular
Debate sobre la subvención a la Olimpiada Popular
El viernes 17 de julio de 1936 tuvo lugar en el Parlamento de Cataluña un debate sobre el proyecto de ley para subvencionar con cien mil pesetas los Juegos populares de Barcelona, que tuvo la virtud de provocar uno de los debates más interesantes de la actual etapa parlamentaria. Era de esperar que, tal como dichos Juegos han sido concebidos, alguien se levantase para oponerse a la concesión de la mencionada subvención. El señor Durán y Ventosa fue ese alguien, y hay que reconocer que dijo todo cuanto debía decirse, con un buen conocimiento de causa.
[…]
Toma la palabra el señor Durán y Ventosa para consumir un turno en contra. Asegura que es una tremenda equivocación esta aportación de la Generalidad a esa “Olimpiada” popular, porque todo el mundo sabe que no se celebra ninguna otra Olimpiada que la que se organiza cada cuatro años mediante un convenio internacional llevado a cabo por las representaciones más auténticas del deporte del mundo. Los efectos de esta equivocación se harán sentir por mucho tiempo en la vida política catalana.
[…]
No puede hacerse eso de oponerse a un convenio internacional, porque sería poner en ridículo el nombre de Cataluña; nosotros podemos hacer muchas cosas; pero nunca poner en ridículo el nombre de Cataluña.
¿Qué resultado se obtendrá con la celebración de estos Juegos? Es posible que vengan forasteros, vecinos de Tarrasa, de Badalona; los mismos que vendrían en ocasión de una fiesta cualquiera. Además, esa precipitación con que todo ha sido preparado, es funesta para el deporte y para todo. Pudo organizarse con tiempo y ya tendría excusa. Así, no. Añade que los Juegos Olímpicos internacionales, los únicos que pueden ostentar, quiera o no quiera la Generalidad, el nombre de olímpico, se organizan cada cuatro años en una gran ciudad, bajo el patronato de los Gobiernos del país en que tienen efecto. Ahora bien: en el momento en que le correspondía a España el honor de celebrarlos, ¿a qué ciudad le correspondería? A Barcelona, indudablemente. Pero es que cuando llegue a tratarse de la designación, el Comité encargado de ello no podrá olvidar que en Barcelona se intentó llevar a cabo una competencia, una disidencia. ¿Y quién se atreverá a defender lo contrario? El Parlamento debe tener el convencimiento de que con la aprobación de la ley se imposibilitará el que los auténticos Juegos Olímpicos se celebren en nuestra ciudad. Acaba diciendo que está convencido de que todos los diputados saben que, al aprobar el dictamen, hacen un disfavor a la ciudad. Aprobadlo; pero será con los votos en contra de “Lliga Catalana”.
Habla el señor Fontbernat para replicar al señor Durán y Ventosa, afirmando que lo que se ha organizado no es una Olimpiada, sino una “Semana del deporte y del folklore”. Por tanto no hay posibilidad de competencia. Hay, por otra parte, otra distinción: la de que los atletas que toman parte en las Olimpiadas oficiales son profesionales; los que toman parte en los Juegos populares, son “amateurs”. Sigue diciendo que hay que tener presente la circunstancia de que estas fiestas aparecen también integradas por importantes manifestaciones folklóricas. Acaba asegurando que no existe ningún ánimo de competencia. Manifiesta que sólo de Francia vendrán más de 40.000 personas para presenciar los Juegos.
El señor Fronjosa interviene diciendo que después de las palabras del señor Fontbernat, es casi innecesario el que su minoría defienda su actitud, favorable al dictamen. Afirma que no será la primera vez que las grandes ciudades del mundo organicen estos Juegos al margen de las Olimpiadas oficiales. Con esto ya es bastante para que Barcelona se sienta honradísima con la organización de estos Juegos populares. Afirma, por otra parte, que estas fiestas populares tienen un neto carácter antifascista.
-
Tensiones en la Olimpiada Popular
Wij wisten dat het gebeuren zou, en toch scheen niemand het zich duidelijk voorgesteld te hebben. Men leeft haast zonder fantasie. En in Spanje, het land van de onbegrensde mogelijkheden, rekent een ieder, – als het zo in zijn kraam te pas komt, – gaarne op onmogelijkheden.
Er was ook een pracht-ding aanwezig om de aandacht af te leiden, vooral in Barcelona: de Volksolympiade. Daarvoor werd iedereen gemobiliseerd die anti-fascistische neigingen bezat. Men zou de wereld eens tonen wat een volk in vrijheid binnen de kortst mogelijke tijd tot stand kon brengen; en vooral Duitsland met zijn belemmerde en tendentieuze Olympiade wilde men een gevoelige les geven. De Volksfront-regering had eerst aarzelend haar steun verleend, maar er zouden grote sport-kampioenen uit de Sovjet-Unie komen. Dat moest de beste attractie vormen. Op het laatste ogenblik bleven zij echter weg. Niet toevalligerwijze. Want op de openingsavond van de Olympiade brak de fascistische revolte op het Schiereiland uit.
Alle vrienden hadden gedurende de eerste weken van Juli als waanzinnigen aan de ‘Olimpiada Popular’ gewerkt, want zoals het hier in Spanje nu eenmaal de gewoonte is, werd alles tot het laatste, allerlaatste moment uitgesteld. Elkeen is er heilig van overtuigd dat niets in orde is en alles in het honderd loopt, maar tenslotte wordt dan, als door een wonder, het meeste toch nog brillant geïmproviseerd. Een ieder was doodmoe, en er heerste de fatale onweersstemming van alle ‘generale repetities’ toen wij op de vooravond van de Olympiade (Zaterdag 18 Juli) in het Stadion, boven in het Park van de vroegere Wereldtentoonstelling bijeenkwamen. Stellig was er ook nog een andere nervositeit bij de velen die in politiek opzicht ingelicht waren, en die wisten wat ginds in Marokko begonnen was.
In het Stadion dat fantastisch gelegen is, met een overweldigend panorama op de stad Barcelona en de omliggende bergen, waren juist een paar grote auto’s vol franse sportslieden aangekomen, die zich bij de ingang verdrongen, en met bewondering de heerlijke omgeving in ogenschouw namen. Binnen enkele dagen zouden de meesten van hen vol teleurstelling en angst dezelfde stad de rug toekeren!
Binnen in het Stadion was het een verschrikkelijk doorelkaar-geloop; de verschillende sportbureau’s waren eerst daags tevoren naar het Stadion overgebracht, en bij de aangeboren onverschilligheid voor organisatie bij de Spanjaarden, wist niemand meer waar hij wezen moest. Het leek wel een gekkenhuis.
Verschillende spaanse sportmensen hoorde ik het plan opperen, daar in het Stadion te blijven slapen, om de volgende morgen meteen op hun post te kunnen zijn. Zij zagen er allen oververmoeid uit, van de inspanning der laatste dagen en door een groot tekort aan slaap. Kenmerkend waren de gesprekken die wij toen voerden. Juanito, een van de ijverigste leden van de arbeiderssportvereniging, een jongen van zeventien, achttien jaar, was hoogst opgewonden op de repetitie gekomen; hij moest aanstonds weer weg met nog enige andere jongens van zijn groep. Zij moesten onmiddellijk naar hun partijlokaal, zeide hij, want de fascisten hadden voor die nacht een staatsgreep op touw gezet, en hij moest patrouilleren. Dat was de avond tevoren.
Nu, in het Stadion, vroegen wij hem ironisch: ‘Hadden ze jullie per telefoon gewaarschuwd? Het is te hopen dat jullie vanavond weer geen golpe de estado (staatsgreep) opvoeren.’
De brave Juanito trachtte met alle overtuigingskracht waarover hij beschikte, ons duidelijk te maken, dat er niet te spotten viel, dat het werkelijk om ‘algo serio’ (iets ernstigs) ging. Wist ik dan niet dat de leden van de F.A.I. avond aan avond schietlessen en onderricht in straatgevechten gaven aan de arbeiders, zelfs aan de meer voortvarende leden van àndere organisaties en partijen? Ook Juanito was er een paar maal geweest en had er de beginselen van de schietkunst geleerd. Maar gisteravond had de Partij hen allen weer naar huis gezonden, omdat toch niemand van hen een wapen bezat.
Hetgeen met Juanito geschiedde, was het geval met honderden andere arbeiders.
Typerend voor de toestand was ook, dat bepaalde arbeiders-sectoren vijandig tegenover de Volksolympiade stonden. Deze werd namelijk ernstig bedreigd door de langdurige transportarbeidersstaking.
Het Olympiade-comité had de stakingsleiders (C.N.T.) gevraagd een uitzondering voor de Olympiade te maken; dit verzoek werd evenwel geweigerd, en zo kreeg men het ongewone en ietwat penibele schouwspel te genieten, dat de transporten voor de Olympiade, – bedden voor de deelnemers, levensmiddelen, bagage e.d. – door de vrachtauto’s van het leger werden verricht, en door het geschoolde militaire stakingsbrekers- en onderkruiperspersoneel, dat bij zulke gelegenheden op de proppen komt. Het was een niet bepaald geruststellend gezicht. Want overal zag men groepjes arbeiders met dreigende gezichten in de buurt staan. Bij Juanito en de zijnen heette het: ‘De C.N.T. saboteert het Volksfront, zij hebben met opzet deze staking georganiseerd om de Olympiade onmogelijk te maken.’
Deze mening heb ik vaak horen verkondigen, zonder te kunnen beoordelen of zij gegrond is.
Toen wij tegen middernacht huiswaarts gingen door de stad, was er niets opvallends te zien. Ook niet in de haven waar ik even geweest was om wat koelte van de zeebries te zoeken. Ook daar stonden weliswaar groepjes arbeiders zwijgend of fluisterend bijeen, maar dat was in de laatste dagen, – juist tengevolge van de transportarbeidersstaking, – iets heel gewoons geweest.
-
Los atletas de la Olimpiada Popular
Esta era la fecha señalada para dar comienzo a la Olimpiada Popular 1936 en Barcelona. Pero al amanecer del domingo 19 de julio de 1936, una parte importante de la guarnición de Barcelona salió sublevada de los cuarteles, de acuerdo con lo dispuesto desde la Comandancia de Pamplona del general Emilio Mola, que ejercía de director de la conspiración. La meta era derribar en Madrid el Gobierno del Frente Popular y, en Cataluña, el autónomo de la Generalidad.
Así pues, le guerra frustró la celebración de esta Olimpiada Popular. El nuevo orden revolucionario y las necesidades propias del conflicto pusieron fin a Barcelona 1936, justo unas horas antes de iniciarse.
Un atleta belga, escribió en su diario:
Las calles están vacías bajo un sol abrasador… El la Plaza del Comercio chocamos con las primeras barricadas, cientos de metros más lejos vemos a unos sindicalistas armados. Las barricadas aparecen cada 100 metros. Todas las calles laterales están bloqueadas… Nos deslizamos a lo largo de las fachadas de las casas. Las balas silban a través de la plaza. Instintivamente doblamos la espalda y nos refugiamos en un portal.
Ante el ambiente prebélico que se respiraba, muchos llamados “atletas” vinieron a Barcelona para combatir a la inminente revolución que se estaba preparando, y así no es de extrañar que muchos de ellos se alistasen en las milicias. Ellos fueron los primeros voluntarios extranjeros en los ejércitos republicanos, y el embrión de lo que luego serían las Brigadas Internacionales.
En su mayoría, estos extranjeros no combatieron para defender la República o la existencia de un sistema democrático sino para oponerse al fascismo y llevar a cabo una revolución definida en términos marxistas o anarquistas. También muchos confiaban en que una derrota del fascismo en España podría ayudar a vencerlo en sus naciones de origen. El italiano exiliado para eludir la represión fascista Carlo Rosselli, fue el creador de la frase Oggi in Spagna, domani in Italia (Hoy en España, mañana en Italia).
Así pues, los primeros extranjeros en sumarse a la lucha contra la rebelión militar procedieron de los atletas que se habían dado cita en Barcelona para celebrar una Olimpiada paralela a los verdaderos Juegos Olímpicos que habían de tener lugar en Berlín.
Muchos de los “atletas” eran comunistas, que se sentían indignados porque, a su juicio, Stalin no desencadenaba una revolución mundial. Los comunistas fieles a los dictados de Moscú se integraron en las milicias del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña) donde constituyeron la centuria Thaelmann, unidad que combatiría en Aragón desde agosto hasta octubre de 1936. Los que eran marxistas no estalinistas se integraron en las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista).
En La Vanguardia del día 24 de julio de 1936 se podía leer: “Es tal el entusiasmo que la causa republicana ha despertado en estos atletas que muchos de ellos se han alistado en las milicias populares, saliendo para Zaragoza y otros puntos”. Cabe destacar que el austriaco Jaccod, fue el primer extranjero muerto en la guerra civil española el mismo 19 de julio en la toma de un cuartel militar de los sublevados.
-
Cuentos de los refugiados
Refugees and their stories – Apr 24, 1939
Although wintry skies and a biting wind surrounded Melbourne in a greyness far from cheering, at least a few passengers on board the Melbourne Star, which arrived yesterday, saw it as a golden city, where freedom and peace awaited them. Despite its greyness, there were no sounds of guns and bombs or screaming revolutionary crowds, such as Mr. and Mrs. W. Tombleson had experienced in Barcelona, and which ultimately meant their leaving the country…
Petite and dark, Mrs. Tombleson made an attractive figure in navy slacks and a white brushed wool jumper, with matching ski hood, and until mobs and guns did their work she was the housekeeper of an attractive flat in Barcelona. Her husband was attached to the offices of an English firm, and also taught English. She told a graphic story yesterday of the rising in Barcelona. Few realised, she said, what had happened, and she herself did not know until men rushed into her flat and pushed their way to the windows armed with guns. It was then she became conscious of the mobs in the street, and the burning of the beautiful old church which stood opposite their home. -
Bombardeo Plaza España, defenestración piano, saqueos posteriores
Cuenta papá que las tropas de Franco se levantaron en Africa el 18 de julio. Al día siguiente una bomba los sacó de la cama. Su papá, el yayo José, fue a investigar a la luz de un día sin sol. «Quedaros tranquilos en casa, voy a ver qué ha pasado». Al volver, cuenta papá, el yayo José explicaba que jamás había visto tanta «carne en la calle». La Plaza España de Barcelona había sido bombardeada. Transeúntes, gente de a pie, los primeros obreros que esperaban el metro, inocentes todos: muertos. Bastó y sobró para que la familia se preparara para salir a la calle.
Cuenta, ahora la historia, que el pueblo de Barcelona se enfrentó al ejército y lo venció. Un pueblo que se agrupaba alrededor del anarcosindicalismo. Las bravías teorías de Bakunin, Proudhon y Malatesta, eran anatema de las de Marx y Lenin. Los anarquistas no estaban ni con unos ni con otros. El primer frente, después de espantar al ejército, fueron las iglesias, conventos y colegios de curas y monjas. El clero temblaba y huía por los pasillos subterráneos.
Cuenta papá que lo que vio aquellos días, cuando apenas era una adolescente, lo acompañó en sus recuerdos hasta el día de hoy. Papá vio como quemaban los cuadros y las esculturas de las iglesias. Como los gitanos de la calle Los Ladrilleros, en nombre del anarquismo lanzaban un piano de cola de alto balcón del convento de la calle Guadiana de Sans [es decir, el Colegio Sagrada Familia de las Hermanas de la Sagrada Familia de Urgel, ve por ejemplo Manuel García Gargallo, L’ensenyament de l’església a la ciutat de Barcelona, ahora parte de la Escola Joan Pelegrí]. La fuerte impresión de ver las monjas momificadas emparedadas en los subterráneos pasillos que comunicaban del convento al de los curas. «Monjas con sus fetos en brazos…».
El escarnio esperpento de Valle-Inclan finalizaba en la Diagonal donde en desfile carnestolendo al grito de «a las barrricadas» proclamaba el triunfo de la Revolución. Camiones llenos de obreros, gitanos, chulos y todas «las putas del barrio chino» que se iban para el frente de Aragón. Así lo vio papá y así me lo ha contado una y otra vez. Después la historia comenzó a complicarse. Lo que pretendió ser un golpe de Estado militar se transformó en una guerra civil. Una apretada guerra mundial que sirvió de ensayo general para la gran guerra. La última guerra idealista del siglo de las guerras.
-
Dibujos revolucionarios de José Luis Rey alias Sim
Revolution in Barcelona
Early in the morning of July 19, 1936, José Luis Rey [Vila, aka Sim], a commercial artist living in Barcelona, was awakened by the sound of gunfire. Rushing out into Corcega Street, he saw the first skirmishes of the battle between the rebelling army adherents of Fascist General Franco and the citizens of Barcelona. Back to his room dashed José Rey, grabbed his pencil and paint, and spent the rest of the day crouching in the precarious shelter of doorways, sketching Barcelona’s successful defence against the army. These sketches and others made in and around Barcelona have been published by Leftist organizations [ie CNT-FAI] which rule Barcelona in Impressions of the Spanish Revolution of July 19. From this book the water colors and the captions on these pages have been taken. Frankly propaganda, the book tries to show that «the revolution is not all one mass of grey. It also possesses its moments of color … youth, joy, enthusiasm.» The color if vivid but bloody, and the joy is grim. But the artist has caught, with splashing colors and urgent lines, the overpowering enthusiasm of a people fighting for a Cause.
[22/2/1937]
-
Como llenar el vacío dejado por la desaparición del poder constituido
El 18 de juliol em trobava a Barcelona. De tant en tant em torno a preocupar quan llegeixo presentacions d’aquells fets històrics radicalment contràries a les que es van divulgar durant els quaranta anys del franquisme. Cap dels dos extrems no és veritat. El que va passar … consistia en la desaparició del poder constituït. Desapareixen els ressorts d’ordre públic. Trontolla el sistema judicial. A Barcelona s’apoderen del carrer els «incontrolats». La CNT s’apodera de les armes dels arsenals militars; els anarquistes es fan els amos del carrer. Les autoritats es converteixen en un factor purament nominal. El president Companys es posa al costat de les organitzacions obreres en armes, tot confiant que de mica en mica aniran entrant en la legalitat que els proposava mantenir formalment a través de la seva persona.
La gent que no pot fer res més es queda a casa i acumula provisions per alimentar-se el major temps possible. Els que tenien capacitat econòmica i oportunitat de marxar, se’n van anar. Dintre d’aquest últim grup hi poso els polítics. La major part de polítics caracteritzats, inclosos els d’esquerra, van desaparèixer. Posteriorment, van ser nomenats ambaixadors, comissionats a l’estranger, delegats, etc. En alguns casos van tornar un cop aclarida la situacio.
Va emergir la figura de Tarradellas, perquè era el polític que al moment de la insurrecció militar es va posar materialment a la disposició del president Companys. Eren adversaris, però no disposava de cap altre polític a les seves ordres. La situació dels dos personatges durant els primers mesos va ser tremenda. Havien de formar govern–sense portar fusell ni pistola–amb els que en portaven. Anaven amb barret i corbata, quan l’uniforme del moment era la granota (o «mono»). Els podien matar allà mateix en qualsevol moment, i ho sabien.
Van matar molta gent. Assassinaven la llibertat en nom de la llibertat; s’abandonaven els principis morals en nom dels principis morals; es barrejaven el coratge i la covardia… Es van produir aquests fenomens estranyíssims de matar per gust, de matar per matar, per satisfer els instints més baixos de determinades persones…
El Partit Comunista, prácticament inexistent abans d’esclatar la guerra a Catalunya, es va erigir en el partit de l’ordre, de l’autoritat. La gent va desitjar que arribessin els comunistes, que manessin i es fessin obeir.
-
Revolución social en las afueras
De volgende morgen in alle vroegte werd ik gewekt door schoten. Geïsoleerde knallen en het doffe dreunen van kanonnen in de verte. Daartussen gaapte een doodse stilte. Geen tram ging voorbij, geen auto. Ik wist uit ervaring wat deze stilte betekende: Algemene staking. Juanito had dus toch gelijk gehad… Ik snelde de straat op.
Het werd een gedenkwaardige Zondag, een van de drie, vier dagen die een mens nooit meer vergeet.
Daar wij aan de rand van de stad woonden, waren wij volkomen afgesneden. Geen nieuws drong tot ons door, er viel niet aan concrete berichten te komen. Maar het dreunen van de kanonnen zei genoeg.
Alvorens de stad in te gaan, klommen wij op een van de heuvels die naar de Tibidabo omhoogleiden, en van daar uit konden wij geheel de uitgestrekte stad overzien. Verscheidene vliegtuigen cirkelden onheilspellend boven de centrale wijken en rondom het fort Montjuich dat de haven beheerst. Dikke rookpluimen stegen van verschillende punten op. Brandende kerken! Brandende kloosters! Dikwijls waren gehele stadswijken door de rook verhuld.
Bijwijlen werd zo intensief geschoten, dat er geen twijfel aan kon bestaan of er werden echte veldslagen geleverd. Het was aangrijpend in de starre, blauwe, van brandlucht bezwangerde zondagmorgen. De straten beneden ons waren uitgestorven. Slechts op de heuvel zaten hier en daar nog andere mensen met angstige gezichten omlaag te staren naar de dreunende stad.
Toen wij de heuvel weer afklommen, wisten wij één ding met zekerheid: een tocht door de stad zou levensgevaarlijk zijn. Maar de onwetendheid, het isolement was ondraaglijk. Waar was Juanito? Wat deden de overige vrienden en kameraden? Wij besloten een voorzichtige verkenningstocht te beginnen; hoe hadden wij zo dom kunnen zijn die nacht naar huis te gaan. Allen hadden het geweten, waren er bijtijds bij geweest…
Slechts zeer weinig mensen kwamen wij tegen op straat. Haastig en schuw, met sombere gezichten. Op de kleine Plaza, een kwartier van onze woning verwijderd, vonden wij enige mannen bijeen op het terras van een klein café, dat maar half geopend was. De meeste ijzeren rolluiken waren nog neergelaten. Met hun gedempte stemmen zaten de mannen druk te redeneren. Wij zetten ons in hun buurt om enig nieuws te kunnen opvangen, doch nadat zij ons wantrouwig van terzijde hadden aangezien, vervolgden zij met nòg zachtere stem hun gesprek.
De kellner die ons bediende, was hermetisch en afgetrokken. ‘Ik weet van niets.’ zei hij. ‘Er wordt geschoten. Waarschijnlijk een militaire opstand… Iedereen had het wel kunnen voorspellen dat…’
Hij voltooide zijn zin niet. Er was een plotseling tumult, een auto suisde over het pleintje en verdween in een andere straat. Op de rugzijde stond met grote ruwe krijtletters: ‘C.N.T.’ geschreven.
Wat betekende dat? Vlucht? Occupatie?
Een tweede auto kwam aangesuisd. Hij hield midden op het plein stil. Aan alle kanten loerden geweerlopen naar buiten. Aan alle kanten was het opschrift ‘C.N.T.’ aangebracht. Uit de auto kwamen een man en een vrouw; de overigen bleven zitten, en spiedden onophoudelijk om zich heen. De man richtte een revolver op onze kleine groep en riep kort en scherp: ‘Manos arriba!’ (handen omhoog!). De vrouw trad op ons toe. Zij zwaaide in haar rechterhand een grote hamer. Nooit zal ik het gezicht van deze jonge arbeidster vergeten. Het was als droeg ze slechts bij toeval haar ruw zwart kleed. Haar gezicht had een harde, vastberaden uitdrukking. Zij richtte een vraag die ik niet verstaan kon aan de mannen die met opgeheven handen naar haar toe liepen. Dan een korte woordenwisseling tussen haar en de inzittenden van de auto, die met dreigende gezichten naar ons keken. En terwijl wij langzaam de handen lieten zakken, zette zich de auto met de revolutionairen weer in beweging. Hij maakte voorzichtig een toer rondom het gehele plein, en verdween dan even plots als hij gekomen was.
Gewapende arbeiders… dat was dus de Revolutie…
Wij stonden op met kloppende harten, konden niet meer drinken van de emotie. En wij hadden ook geen lust een tweede maal in deze pijnlijke situatie te geraken, voor het proletariaat waartoe wij zelf behoorden ‘handen omhoog’ te moeten staan. Als stonden wij aan de andere zijde…
Tegelijk met ons verlieten ook de andere lieden het café, en de bezitter liet nu het laatste rolluik naar beneden ratelen. Het schieten was weer luider geworden, de straten waren volkomen leeg. Van welke hoek zouden de verdwaalde kogels komen? In welke straat zou ons plotseling de eerste charge verrassen?
Onze woning lag nog als een veilige burcht tegen zijn heuvelflank. Maar het was een onrustige nacht die wij er doorbrachten, want er werd nu schier ononderbroken geschoten, ofschoon het niet zo luid aandeed als overdag.
-
Aub: la revolución social. Muere Apel·les Mestres entre «llamps i trons»
No hay luz eléctrica en Barcelona. Ni luna. Sólo tiros e iglesias ardiendo. La gente por la calle va de un incendio a otro. Intentaron salir los bomberos, pero el pueblo cortó las mangas. Se consumen las iglesias, pero no la Catedral, ni el monasterio de Pedralbes. Lo gótico no se quema, es el único orden que le impone al pueblo. Barcelona a oscuras pero con bastantes iglesias para poder andar por la ciudad, con el trágala de las caballerías muertas y los tiros de los fascistas confortablemente instalados tras su balcón, asesinando a mansalva. Un millón de habitantes sin más luz que gigantescas antorchas. Todos los templos se parecen ahora a la Sagrada Familia, y Barcelona huele a chamusquina. Largos ramos, pobladísimas lenguas de chispas por lo negro, negro de la noche; y los humos contra las estrellas. La gente callada, de una estación a otra, con su sentido trágico de la vida de los bolsillos, esperando un milagro; dándose cuenta de que nace un mundo nuevo, que puede morir en cierne, como otras tantas veces en este mismo lecho; pero todos husmean el parto; y, barruntándolo, nadie dice nada: óyese sólo el crepitar del fuego. El fuego hacia los cielos y la ciudad negra con heridos por los portales y asesinos por los tejados. Se ven las panzas del humo a la luz de las llamas, no las espaldas, ni la altura.
Rafael Serrador, apoyado en una farola, mira cómo se abrasa la iglesia del Carmen. No se le alcanza, en su nueva vida, por qué destruyen e incendian, por qué no lo guardan para sí. Le duelen las llamas. Ya ha preguntado a veinte por qué queman, y todos se han alzado de hombros. Sin embargo, algo les mueve.
Pegado a una de las puertas divisa un viejo al que cree recordar; mirando cómo sacan las imágenes y hacen una gran falla; síguele con la vista, no le suelta y se le acerca.
– Por qué queman?
El vejete le mira y le dice confidencialmente:
–Chist! Hay que empezar siempre por el coro. Siempre.
–Por qué?
Ahí está el meollo! –y mirándole fijo a los ojos–: Si no, son capaces de volverse a sentar allí.
El hombre se lleva a Serrador Ramblas arriba:
–Ven. Le hace subir a la terraza del edificio de Las Noticias.
Desde allí se descubren diez o doce incendios.
–¿Ves tú, pequeño? De cuando en cuando hay que quitarse las chinches de encima y desinfectar el ambiente. Yo he sido mozo en la escuela de Ferrer, ¿sabes? ¡Aquel sí que era un hombre! Ya sabían lo que se hacían cuando lo fusilaron. Esta va a ser tan sonada como aquélla. ¿Crees que queman por quemar? ¡Pues no! Se mata lo que se odia. Se quema por purificar y salvar la vida: para ahuyentar los malos espíritus y rehabilitar la tierra. En el mundo hay dos cosas puras y hermosas: el fuego y el desnudo. ¿El arte? Historias y engañabobos. ¡Dímelo a mí! Fabrico vírgenes del siglo XVI. Los burgueses, los comunistas, creen que quemamos por destruir, que robamos para enriquecernos. Aquí cuando un niño es malo le dicen: eres peor que un ravachol. ¡Asquerosos! Lo de Ravachol es por un tranvía de Valencia, que descarrilaba con frecuencia y mató a unos cuantos. No viene a cuento. Quemamos para salvar y hacer tabla rasa; y cuando ha hecho falta robar es que hacía falta para vivir. Ya sé que no sé quién eres, pero me es igual.
El viejo estaba completamente ido y mirando la ciudad, lloraba. «¡Ferrer santo! –musitaba– ¡Ferrer santo!» De pronto se volvió rápido hacia Serrador y le dijo tajante:
–¡Porque si no las queman, volverán!
–¿Quiénes?
–Curas y diablos.Rafael bajó otra vez hacia el puerto. Anduvo hasta la «Buena Sombra», convertida en cuartel del asalto a Atarazanas. Reinaba un barullo tremendo. Se sentó en un rincón al lado de un librero de viejo y de un vendedor de biblias protestantes.
–Mira –decía el más viejo–; la cosa no puede ser más sencilla. Aquí estamos los que no creemos en Dios y enfrente están los que creen. Y nada más. Huelgan otras explicaciones. Cuando deje de haber curas dejará de haber ricos.
–Mira, Ambrosio –dijo Serrador–, más bien creería lo contrario.
–¡Tú qué sabes, mocoso! Aquí la nada, y ellos con Dios. ¡Imponente! (Era su bordón.) ¡Imponente! Claro está que lo grande es que, para los que husmeamos la verdad, pelea la nada contra la nada, pero eso se queda para los escogidos.
–Sí –dijo el vendedor de biblias–, hace siglos que nos quieren romper la crisma en nombre de Dios.
–¡Y lo que te rondaré, morena!
–Yo –dijo Serrador– creo que aquéllos creen en lo que tienen, y que son ustedes los que creen en Dios.
–¡Imponente, mocoso, imponente! ¿Me vas a querer dar lecciones a mí? Nosotros creemos en el hombre.
–Es lo mismo –dijo condescendiente Rafael.
–¿Cómo que es lo mismo? Aquéllos creen en Dios porque le tienen miedo al hombre, y Dios es buen comodín.
Rafael le pregunta al propagandista protestante:
–¿Cómo vendes biblias siendo ateo?
–Si creyese en Dios, las regalaría. A mí no me engaña ni Dios –le responde guiñando un ojo y descubriendo una encías sin más diente que un incisivo amarillo y gris oscuro, mitad por mitad.
–Yo tengo publicado un libro –encadena el librero–, donde demuestro que todas las calamidades nacen en la creencia en Dios. Con más de doscientas citas y prólogo del conde de Tolstoi.
–¿Te lo mandó él?
–¡Lo recorté yo!El café concierto puede apenas con su oscuridad a pesar de las dos o tres docenas de bujías repartidas en mesas, mostrador y escenario. El camino de la bodega estaba libre y el bombo desfondado con una vela en el parche.
Alrededor de una mesa discutían varios hombres de la FAI.
–La ciudad es nuestra de arriba abajo.
–¿Y la Esquerra?
–¿Qué es la Esquerra sin nosotros? Ya se vio hace dos años.
–¿Y los de la UGT?
–Eso es otro cantar. Pero no nos vengan con monsergas, ellos no son nadie aquí, ¡nadie! Aquí mandamos nosotros. Y en Zaragoza, y en Sevilla. Y en Valencia, si me apuras. Referente a Madrid y Bilbao, ya hablaremos.
–¿Tú crees que vamos a tomar directamente el poder?
–Ya resolverá el comité. Yo creo que no. Esta no es «nuestra» revolución: es la de las derechas. Ellas lo han querido, ¡allá ellas! Pero por eso mismo no podemos perder las apariencias republicanas. Nos ha llegado la hora de salvaguardar las esencias liberales y democráticas. «Allons, enfants de la Patrie…»
–¡No fastidies!
–Sí, hijo: ¡y viva la Constitución!
–¿Qué se sabe de Zaragoza?
–Nada. Yo siempre dije que el secretario de la Federación…
–Parece que allí empiezan a fusilar gente.
–Vosotros diréis lo que queráis, pero si no es por la guardia civil y los de asalto, ¡ya quisiera yo ver dónde estaríamos a estas horas!
–¿Y la tropa sin nosotros?
–Eso es harina de otro costal. Pero vamos a ver lo que hace la Confederación en Zaragoza y Sevilla.
–Dependerá un tanto de los gobernadores.
–¡Che, callarse! –dijo un valenciano en la oscuridad–. Hemos luchado todos por la revolución, y ahí fuera todavía quedan cuarteles que tomar.
–Sí, bueno. Hoy la Guardia Civil ha estado con nosotros, pero ¿y mañana? Lo que hay que hacer es disolverla. Y en seguida.
En otro local, el del PSUC, Vidiella y Comorera abonaban en el mismo sentido.
–Hay que formar Comités de Obreros y Campesinos.Companys, después de consultar con unos y otros, formaba el Comité Central de Milicias.
–¡Se hunde la legalidad republicana! –clamaba por los gloriosos patios de la Generalidad un importante burócrata, de la Lliga–: ¡Eso es crear el poder revolucionario por decreto!
–¿Y quién se lo ha buscado, monín? –le contestaba un ordenanza.Siguen subiendo hacia los cielos oscuros las abullonadas columnas de color rojuelo, salpicadas de pavesas brillantes.
Rafael Serrador vaga por las calles tropezando con las gentes y sintiendo los lazos que le unen con los hombres, y como cogido en una red de la cual él fuese una de las mallas, una de las hebras de la noche. Por la plaza del Pino pasea un hombre completamente desnudo, gritando:
–¡Viva el Sr. Kneipp! ¡Viva el Sr. Kneipp!
Un mundo salido de sí, un mundo sin madre. Apoyado en un canalón, Rafael Serrador piensa en el agua, un agua bárbara, ímpetu bronco, raudo, tenaz, incontenible: como el de un toro de fuego, un arco iris de fuego, por encima de la ciudad vencedora. -
Testigo de los combates del lunes
Maandagochtend was de spanning niet meer uit te houden. Het schieten in de nabije verte duurde voort, en van onze heuvel uit zagen wij steeds meer gebouwen in brand. Thans scheen ook de Sagrada Familia rook uit te slaan, deze vreselijke stenen sigarenkoker van Gaudí, waarop de Catalanen zo trots zijn, en die eeuwig een moderne ruïne zal blijven, omdat de ondernemers geen geld meer hebben en wachten moeten totdat de armen genoeg geschonken hebben om weer verder aan dit monument van wansmaak te kunnen bouwen. Een steeds dikkere rook steeg op van de voet der torens; het brandde al urenlang, en een rooknevel hing over de gehele wijk, een uitgesproken arbeiderswijk. De kerk van Bonanova, vlak bij ons, brandde reeds sinds gisteren; een arbeider op de heuvel die enkele huizen daar vandaan woonde, vertelde ons, dat men er wapens en munitie had gevonden.
Alles had ik eerder verwacht, dan dat de kerken tot arsenalen, forten en kazernes zouden dienen, en de kloosters, – zelfs vrouwenkloosters, – tot hoofdkwartieren van de militairen. Toch bleek de waarheid hiervan al aanstonds bij het bezoeken van die wijken, waaruit de gevechten reeds waren weggeluwd om op andere punten te worden voortgezet. Daar stonden de ooggetuigen en de bezoekers in kleine groepjes bijeen, en de eersten wezen precies aan, hoe de machinegeweren op de torens en de daken van de kerken opgesteld waren. Zij wezen ons de gaten in de tegenoverliggende muren, die alleen van die punten uit hadden kunnen ontstaan. Op de Rambla, een der drukste handelsstraten van de stad, werden de civiele voorbijgangers regelrecht onder vuur genomen van een kerk uit, die zoals kort daarop bleek, door middel van een geheime gang met een kantoorgebouw daarnaast verbonden was. De aanval bleek zorgvuldig voorbereid.
Het rechte van wat er gebeurde kwamen wij nog altijd niet te weten. De enkele mensen die wij spraken, waren er zelf niet achter. Ieder zag slechts het accidentele van bepaalde straatgevechten, bepaalde overwinningen. Maar omtrent de politieke betekenis die dit alles bezat, tastten wij nog volkomen in het duister. Die was niet te overzien.
Des avonds gingen wij wederom naar onze Plaza, die ditmaal drukker bevolkt bleek. Een troep jonge arbeiders stond er opgewonden te debatteren. Een paar hielden het blad van een krant in de hand, en in groepjes stonden de anderen er omheen om mee te kunnen lezen. Wij drongen ertussen, er was eindelijk nieuws!
Het was de ‘Solidaridad Obrera’, het orgaan van de anarchisten. Wij lazen slechts de opschriften, om in het halfdonker zo snel mogelijk alles te kunnen begrijpen: ‘Arbeiders, bewapent u. Proletarische broeders, trekt als één man op ten oorl… De verraders, generaal Goded met vier van zijn medeplichtigen, gevangen genomen. Te wapen, kameraden! Ieder melde zich aan bij zijn syndicaat om wapens en munitie te ontvangen. Proletariaat van Catalonië, wij zullen gemeenschappelijk de fascistische rebellen verslaan!’
Het blad werd ons uit de handen getrokken, maar wij hadden genoeg gezien. Plotseling raasde een vrachtauto op ons toe, vol bewapende arbeiders. Maar niemand op de Plaza was meer bang, het waren ‘de onzen’ die immers de macht in handen hadden. Men stormde om de vrachtauto heen. – ‘Salud, camaradas! Hebben jullie kranten?’
Neen, ze hadden er geen. Een korte uitwisseling van indrukken volgde, en de auto raasde verder. Er kwam er wéér een. Ditmaal vol met blauwe uniformen. Guardia de Asalto, de spaanse storm-politie. De wagen hield stil, en ik kon nauwelijks mijn ogen geloven: zij hieven de gebalde vuist op, en groetten: ‘Salud, camaradas!’ Het was een zeldzame sensatie, deze professionele verdedigers van de machthebbers de groet te zien brengen van het uitgebuite volk. Toen wij de dag daarop een Guardia Civil (maréchaussée) een arbeider zagen omhelzen, begon alles op een sprookje te lijken.
Toevalligerwijze bemerkten wij in een voorbijrazende auto Juanito, en nog een andere bekende, Paco. Ook zij hadden ons gezien en stopten. Wij bestormden elkander met vragen.
Paco en Juanito waren beiden bewapend, met revolvers die zij reeds ontzekerd in de hand hielden. Een paar der inzittenden bezaten ook geweren: een jachtgeweer en een goede karabijn.
‘Vechten jullie niet mee?’ vroeg Juanito met ironische verbazing.
‘Vreemdelingen…’ zei Paco, een tikje verachtelijk.
Maar de mannelijke ijdelheid zette hen over de lichte teleurstelling heen, dat wij slechts toeschouwers gebleven waren. En zij begonnen opgewonden de toedracht van zaken te vertellen. De officieren van een paar aan de rand van de stad liggende kazernes hadden hun manschappen getracteerd op cognac, en ze toen de straat op gecommandeerd ‘ter verdediging van de republiek.’ Bij het universiteitsgebouw vond het eerste treffen plaats, een tweede troep rukte van het Noorden aan, een derde van de haven uit. Zo zouden zij het centrum van de stad als het ware kunnen insluiten. Maar de patrouilledienst der arbeiders had goed gefunctioneerd; uit zijstraten, hoeken en portieken drongen zij te voorschijn, verschansten zich achter stenen banken en bomen, en namen de verraste soldaten onder vuur. De officieren voerden licht veldgeschut en machinegeweren aan; de kanonnen werden door er op los stormende mannen en vrouwen genomen, die ze veroverden met de blote handen, of met geen ander wapen dan knuppel en keukenmes.
‘Hoe zijn jullie dan aan vuurwapens gekomen?’ vroeg ik. ‘Een paar kameraden uit het havenbedrijf wisten, dat er een schip vol wapens aan een der kaden lag. Dat schip hebben we met behulp van kameraden van de F.A.I. zondagochtend in alle vroegte leeggehaald. En toen wij eenmaal de kazernes en de kloosters hadden, waarin wij stormenderhand zijn binnengedrongen, kwam er genoeg te voorschijn.’
Juanito scheen jaren ouder geworden te zijn in die enkele uren.
‘De twee grootste slagen,’ sprak Paco, de bedaardere, ‘zijn op de Plaza de Cataluña en in het havenkwartier, bij de Capitanía geleverd, vanwaar de Rebellen het hoofdcommando voerden. De telefooncentrale is regelrecht belegerd en met geschutvuur genomen. Maar wij wisten, dat dit gebouw tot elke prijs in onze handen moest blijven. Aan de overkant hadden de militairen zich in het Hotel Colón sterk gemaakt. We hebben ze er ook uit gekregen, net als uit de Capitanía.’
‘En hoeveel verliezen?’ vroeg mijn gezel. ‘Veel. Doden en gewonden tezamen: enige honderden minstens.’
‘Caramba!’
Bij de haven was Ascaso gevallen, de bekende anarchistenvoorman. C.N.T. en F.A.I. hadden de morele leiding van de tegenweer gehad. Bijna alle arbeiders droegen het zwart-rood van de Anarchistische Federatie, en de auto’s waren met hún letters beschilderd. Ook Estat Català (regionalisten) en P.O.U.M. (revolutionaire socialisten) vielen op. Van de P.S.U. (IIIde Internationale) was aanvankelijk het minst te bemerken, wat wel merkwaardig is voor een partij die zich later het breedst gemaakt heeft.
Wij besloten elkander de volgende morgen in de stad te ontmoeten.
-
Incendios, confiscaciones, orden público: la CNT captura el estado
Door de lege straten suisden voortdurend auto’s met gewapende arbeiders, vele thans ook bedekt met matrassen en beddegoed; iedereen voerde zijn eigen nachtlogies met zich mee in deze bewogen tijd. Men begroette elkaar met luide roepen: ‘Viva la República!’ ‘Vivaaaa!!’
Er was geen enkel verkeersmiddel beschikbaar; wij moesten heel de lange weg naar het centrum der stad lopen, en kwamen eerst voorbij de grote woonpaleizen der spaanse aristocratie, dure bezittingen in een meestal affreuze stijl. Ze waren thans uitgestorven. Aan de vensters hingen witte doeken, als teken van overgave.
‘Ze zijn nu alle te huur,’ zei lachend een meisje tot een ander, terwijl ze ons voorbijliepen. Lege huizen worden immers in Spanje door een wit papiertje of een lapje aan de vensters aangegeven.
In dezelfde wijk kwam ik vroeger vaak genoeg langs een reeks van grote kloosters; de clerus had hier zijn waardevolste bezittingen, echte burchten uit een voortijd, waarin nog altijd levenslang-opgesloten nonnen hun bestaan voerden. Maar thans waren alle vensters geopend, de toegangspoorten stonden wijd open, en een reusachtig wit doek met een rood andreaskruis daarop, bewees dat hier in allerijl een hospitaal was ingericht. Buiten stonden bewapende milicianos; auto’s reden af en aan. Er volgden steeds meer gebouwen met rode kruisen. Matrassen en bedden werden afgeladen. Er moesten ontzettend veel gewonden zijn…
Andere gebouwen waren volkomen verwoest, met muren zwart van roet en verkoolde vensters. Vele rookten nog, moesten eerst kort geleden in brand gestoken zijn.
Hoe verder wij in het centrum van de stad doordrongen, des te levendiger werden de straten. Op haast iedere hoek was er het een of ander in beslag genomen gebouw. Ze droegen ruwe opschriften met krijt: ‘In beslag genomen door de C.N.T.’ of ‘Onteigend door de Regering ter inrichting van een school.’ Dan weer: ‘In beslag genomen door het Volksfront.’ Maar het meest van al kwam het anarchisten-teken voor: ‘C.N.T.’ (Nationale Confederatie van Arbeiders). Steeds waren de in beslag genomen gebouwen kloosters of andere kerkelijke instellingen. Eerst later volgden de villa’s en paleizen. Ook vonden wij zonder uitzondering alle kerken verbrand of leeggehaald. Alleen de Kathedraal was intact en gesloten en droeg het opschrift: ‘Eigendom van het volk. Onder bescherming van de Generaliteit.’ Ik wist maar al te goed wat in de andere kerken behalve wapens, munitie en geldschatten weggeruimd was. Een onbeschrijfelijke, zo goed als waardeloze kitsch. Zelfs de mooiste oude kerken bevatten hier slechts rommel.
Nooit had ik overigens vermoed, dat er in Barcelona zoveel kerken en kloosters stonden. Dat viel eerst nu op. Daarvoor ontbrak het dan ook aan ruimte voor scholen. Er was in de laatste jaren zulk een toeloop aan de staatsscholen, dat men de kinderen om beurten een weinig onderricht moest geven en er per week vaak 500 verschillende leerlingen in de klas van één onderwijzer terechtkwamen.
Zal het ooit mogelijk zijn al deze kerkelijke prachtgebouwen in werkelijke volksscholen te veranderen? Zal het licht der goddelijke rede nu werkelijk gaan schijnen in dit land?
‘Veni sancte spiritus’ baden wij in stilte, terwijl wij voortliepen langs de straten die op iedere hoek een nieuwe verrassing brachten. De catalaanse arbeiders hebben hun geloof nog niet verloren; hun geloof in de toekomst der mensheid. Steeds meer lazen wij deze hoopvolle opschriften: ‘In beslag genomen voor onderricht-doeleinden.’ Het meest verbaasden wij ons nog over de uniformiteit der gevolgde methoden. Alle verschillen van opvatting schenen verdwenen te zijn. Naast elkander stonden de opschriften der anarchisten en der marxistische partijen. U.H.P., de plots herleefde leuze der asturiaanse revolutionairen.
Tenslotte stonden wij op de Plaza Cataluña, het middelpunt van deze uitgestrekte stad, gisteren en eergisteren nog het middelpunt van de strijd. Grote granaatholen in de gevels, talloze kapotte vensterruiten. Verschillende van de monumenten die er staan, waren beschadigd. Hier en daar lagen de opgezwollen lijken van gevallen paarden, en verspreidden een misselijk-makende verrottingslucht, die zich vermengde met de walm der brandende gebouwen. Een treurig, verlaten slagveld was dit vroeger zo levendige plein geworden.
Op de Rambla hetzelfde gezicht. Maar merkwaardigerwijze was er geen enkele winkel geplunderd, geen enkel paleis verwoest. Slechts de kerken en kloosters die door de Rebellen zelf tot strategische objecten gemaakt waren. De krantenkiosken waren doorzeefd van kogels. En een sigarenkiosk, met metalen blinden gesloten, was als een sardine-blikje opengemaakt en geledigd. Het was het enige geval van plundering dat wij te zien kregen, alleszins verklaarbaar na de doorstane strijd…
Nu kwamen wij allerlei bekenden tegen, die eenstemmig de heldenmoed der anarchisten prezen. Ooggetuigen die nog geheel ontdaan waren van de strijd en het bloedvergieten, vertelden ons de talloze staaltjes van persoonlijke moed, die fantastisch klonken. Overal heerste een bewonderenswaardige discipline. Zelfs bij de verbranding van de kerkelijke inventarissen die wij hier en daar meemaakten, ging het in zekere zin ordelijk toe. Bewapende mannen bewaakten de brandstapels vóór de kerkdeur. Het was niemand toegestaan ook maar het geringste weg te nemen. Zelfs het gevonden bankpapier werd gedurende de eerste dagen in enthousiaste onwetendheid verbrand. Alle overwegingen werden overheerst door de innige wens voorgoed met het verleden te breken.
Een paar kleine scènes die wij meemaakten, waren erg typerend. Het ijzeren rolluik van een sigarenwinkel was door een kanonskogel ernstig beschadigd. Daarvóór stonden een paar arbeiders in heftig dispuut, dat hiermee eindigde, dat de een den ander een pakje sigaren afnam en hem dwong alles af te geven wat hij verder aan tabak bij zich had. Tegensputterend haalde de ander uit zijn verschillende zakken de sigaren te voorschijn, die dan door de omstanders gezamenlijk weer in de onbeheerde winkel werden gedeponeerd.
Een oud vrouwtje dat wilde oversteken, sprak mij aan: ‘Hoor eens, kameraad…’
Er was een nieuwe toon gekomen. Een nieuw ideaal.
Overal kon men, dag en nacht door, de radio-luidsprekers horen weerschallen. Zij brachten de eerste berichten, gaven de consignes, maanden tot rust. Op de eerste dag al, werden de officiële berichten van de opstand afgewisseld met muziek. ‘Die lustige Witwe’, alsof het erom begonnen was! Maar de Spanjaarden hebben zin voor zoiets. Na enkele dagen bestond de muziek hoofdzakelijk uit de nationale hymne en het catalaanse volkslied, ‘Els segadors’. het plechtige dramatische gezang van de maaiers-opstand. Voorts de ‘Internationale’ en het pittige anarchisten-lied ‘Hijos del pueblo’. Zij kwamen spoedig ook op de draaiorgels, hetgeen bewees dat de omwenteling al bijna ‘normaal’ geworden was.
-
Los judíos y la Olimpiada «Popular» que no se celebró
Le 22 juillet 1936 doivent se dérouler dans [Barcelona] des «Olympiades du sport et de la culture», conçues comme une réplique démocratique à la tenue des Jeux Olympiques dans l’Allemagne nazie. Participent à l’évènement des délégations sportives des syndicats et partis antifascistes, principalement communistes, du monde entier. Les associations juives ouvrières, très actives en Pologne, en France et en Belgique notamment, s’y sont engagées à fond. Avante même l’arrivée de tous les athlètes en Espagne, éclate le putsch des généraux, de sorte que ces Spartakiades sont annulées. Elles fourniront les premiers volontaires étrangers quis se soient portés au secours de la République. Alors, 6 000 Juifs résident sur le territoire ibérique.
-
Salida de columnas hacia Zaragoza, alocución de Durruti, bombardeo de Zaragoza desde el Prat
LA LUCHA ANTIFASCISTA
Varias columnas de fuerzas leales marcharon ayer sobre Zaragoza
Al frente de ellas van el comandante Pérez Farras y Buenaventura Durruti
LA AVIACIÓN DEL PRAT BOMBARDEÓ DE NUEVO LA CAPITAL DE ARAGÓN
LA REPRESIÓN DEL MOVIMIENTO SUBVERSIVO
Nuevos contingentes de fuerzas salen para Zaragoza
Poco después de las nueve de ayer mañana, en cumplimiento de las órdenes cursadas, se formaron, importantes concentraciones de fuerzas en diferentes lugares de nuestra ciudad. Dichas concentraciones recibieron más tarde la orden de concentrarse todas ellas, en el Paseo de Gracia, de donde se trasladaron al Paseo de Fermín Galán, donde se formó la tercera columna, que marchó por la tarde a Zaragoza para asaltar aquella plaza y reducir el foco rebelde, que todavía se mantiene en aquella capital.
A medida que transcurría el tiempo era mayor el número de milicianos y fuerza que acudía al lugar de la concentración.
Un gran gentío presenciaba la formación de la columna y alentaba a los combatientes que marchaban.
A las doce y media, la columna estaba a punto de marcha.
No puede precisarse el número de individuos que formaban esta expedición, por cuanto por el camino habían de unirse a aquélla otros contingentes de tropa y nuevo material de guerra.
VÍVERES PARA LOS EXPEDICIONARIOS
Se hizo circular la noticia de que buena parte de los expedicionarios, debido a la precipitación de la salida, no habían podido aprovisionarse suficientemente de víveres. Con tal motivo, acudieron al paseo de Gracia, cruce con la avenida del Catorce de Abril [la Diagonal], junto a la plaza de Cataluña, y a la plaza de España gran número de ciudadanos que llevaron toda clase de géneros alimenticios para las fuerzas.Fue una verdadera demostración de entusiasmo y de adhesión a las fuerzas antifascistas que enardeció al gran gentío que presenció el espontáneo avituallamiento de la tropa. Se dispuso que cuantos autos circulaban por los indicados, lugares cargaran con aquellos víveres y los trasladaran al cuartel de Pedralbes.
El señor Pérez Farras estuvo en Gobernación a despedirse del general de la División y a notificarle que salían para Zaragoza dos secciones, una de ellas por la estación de Madrid, Zaragoza y Alicante y otra por la del Norte.
El comandante Pérez Farras se despidió efusivamente del general Aranguren.
A las diez y media de la mañana salió del cuartel del Parque la fuerza, y van en ella los capitanes García Miranda y Navarro, los tenientes Sandaza, Maciá, Riutora y Gómez, los alféreces Calzado, Tomás y Moreno, los brigadas Prieto, Díaz, Gómez y Amaya y sargentos Blanco, Pérez, Vázquez, Primóla, García, González, Asensio, Muñiz, Cruz, Martínez Beltri, Nicolau, Aguado, Egea, Vidal Sabas y López.
Con la fuerza iba la banda de música, con el maestro Alegre.
La fuerza se dirigió hacia la Vía Diagonal y desfiló en formación por dicho paseo, plaza de Urquinaona, Layetana, pasando por delante de Gobernación. A la fuerza se unían los familiares de los soldados y clases y público, que los vitoreaba repetidamente.
Los soldados permanecieron en los andenes, obsequiándoseles con vituallas y bebidas el público que presenciaba todas estas operaciones. Junto con los soldados iban en los trenes milicias y voluntarios de los partidos obreros que integran el Frente popular, siendo el jefe de la expedición Ortiz, de la C. N. T., quien, con personal suficiente, atendió todos los detalles de la expedición.
Al frente del servicio sanitario de la C. N. T. figuran los médicos don Manuel Lozano y don Joaquín Viñas Espí, que tienen a sus órdenes practicantes, enfermeras, camilleros, personal de protección, botiquines y servicios de urgencia.
Va también otro servicio sanitario, además del de la tropa, organizado por don Jaime Aguadé.
Los soldados expedicionarios, como ya hemos indicado, fueron objeto de grandes muestras de afecto y simpatía, siendo animados para que regresen victoriosos.
También salieron fuerzas ayer tarde.
En esta expedición va el comandante Pérez Farras y el dirigente de la Confederación Nacional del Trabajo Buenaventura Durruti.
Acudieron a despedirles los familiares de los expedicionarios y mucho público, registrándose escenas y manifestaciones de afecto.
El material de guerra era acondicionado en las unidades dispuestas, interviniendo en la operación empleados y personal de las Agrupaciones obreras.
ALOCUCIÓN DE DURRUTI
Sobre las nueve y media de ayer mañana, y en nombre del Comité central de las milicias antifascistas de Cataluña, Buenaventura Durruti dirigió una alocución por radio. Entre otras cosas, dijo lo siguiente:Trabajadores de Cataluña, y especialmente los de Barcelona, que habéis respondido generosamente al llamamiento de la C. N. T., lo mismo que al de otras organizaciones, sindicatos y partidos políticos de izquierda que integran el Comité antifascista, tenéis el deber, hoy más que nunca, de escuchar a los miembros de este Comité, que os llama a organizar la defensa de lo qué habéis conquistado en Cataluña, y además, trabajadores, tenéis el deber de salir de Cataluña hacia Aragón para caer sobre esa capital que está en manos del fascismo y aplastarlo de una vez para siempre. En Aragón los compañeros, los trabajadores, son víctimas de las hordas fascistas, que se ensañan con el obrero. El proletariado catalán, que siempre está alerta, que siempre ha vivido a la vanguardia de la libertad de España, hoy más que nunca debe escucharnos. Pero no creáis que defendemos intereses personales, porque se trata del proletariado español, trabajadores, que no puede vivir otra vez «aquello» que todos hemos conocido que nos ha hecho vivir la más miserable de las vidas.
Tenéis un deber en estos momentos: concentraros en la calzada del paseo de Gracia a las diez de la mañana.
Una advertencia, trabajadores de Barcelona todos, y en particular los de la Confederación Nacional del Trabajo. Los. puestos que han sido conquistados en Barcelona que no sean abandonados. La capital no debe ser abandonada. Tenéis que permanecer en guardia permanente, ojo avizor, por si tuviésemos que responder a posibles acontecimientos. Trabajadores de la Confederación Nacional del Trabajo, todos como un solo hombre debemos ir a ayudar a los camaradas de Aragón.
Los aviones de la base del Prat bombardean de nuevo Zaragoza
El teniente coronel señor Díaz Sandino, jefe de las fuerzas aéreas de la base de Barcelona, comunicó a las ocho de anoche al Honorable Presidente de Cataluña, lo siguiente:Esta mañana hemos efectuado una detenida exploración de la situación de las fuerzas rebeldes en la región aragonesa.
En Caspe, hemos observado una concentra, ción de rebeldes y una pequeña columna de sediciosos. Los hemos bombardeado con mucha eficacia.
En la parte Norte de la región, sólo pequeños núcleos de fascistas, habiendo encontrado cerca de Huesca a la columna del coronel republicano Villalba que se dirigía hacia dicha ciudad.
El fuerte «Capitán», en Jaca, estaba ya en poder de las tropas leales, según radio del coronel Villalba recibido en ruta.
La parte Norte de dicha provincia completamente dominada por nuestras tropas republicanas. Sin encontrar nuevas fuerzas al mediodía hemos llegado sobre Zaragoza.
Hemos bombardeado con gran eficacia parte de la Academia, el campo de aviación y los cuarteles.
Las tropas fascistas nos han recibido con nutridísimo fuego de cañón, baterías antiaéreas y fusilería, sin causarnos ni un solo impacto. Cuando regresamos a nuestra base, hemos saludado a la primera columna que Cataluña manda en ayuda de sus hermanos aragoneses en Bujaraloz.
Con el entusiasmo de mis oficiales y tropas y el espritu combativo de las mismas, continuaremos la lucha hasta exterminar las fuerzas fascistas y libertar a nuestros hermanos di Aragón.
Hoy, como ayer y como mañana, estamos dispuestos a dar nuestras vidas por la libertad y por la República.
-
La columna Arquer-Grossi del POUM sale de Barcelona y masacra a civiles en Huesca
Los primeros milicianos catalanes
El 23 de julio, la columna del POUM, bajo las órdenes de Jordi Arquer y el minero Manuel Grossi, desfiló por las Ramblas y la plaza de Cataluña, para salir al día siguiente desde la estación de Francia en dirección a Zaragoza y Huesca. Fernández Jurado quedó adscrito a la centuria Pedrola ?Miquel Pedrola, miembro del comité ejecutivo de las juventudes del POUM, morirá en el frente de Huesca?, en la que también formaban jóvenes socialistas internacionales como el alemán Walter Schwars o el cubano Juan Alcañiz.
En Monzón, a donde llegaron los milicianos en camiones, Ramón toma contacto con la violencia revolucionaria que el golpe de Estado desató en los primeros momentos. El colapso político que había sufrido la República determinó una quiebra en distintos ámbitos institucionales, en particular en el control de los instrumentos coercitivos que debían asegurar el orden social. El comité local montisonense había detenido a 6 conocidos falangistas, pero la agitación callejera producida ante la primera oleada de voluntarios catalanes y las exigencias de una indiscriminada acción punitiva contra derechistas y propietarios, impuesta por el grupo denominado “Los Tigres”, elementos incontrolados de la centuria poumista Llorenç Vila, propiciaron nuevos arrestos. Un total de 24 personas fueron congregadas por la fuerza en la plaza de Monzón y al grito de “mueran los fascistas”, asesinadas. Ramón Fernández Jurado explica en su libro autobiográfico Memòries d’un militant obrer (Barcelona, ed. HACER, 1987), la incontenible repugnancia que le produjo la brutalidad desnuda, “una masacre ?dice? que se les escapó de las manos a Arquer y Grossi”, y que a él le marcó con una enorme y perturbadora impresión.
El siguiente destino fue Sariñena. De nuevo el orden quebrantado y la justicia arbitraria comenzaban a campar por sus fueros, si bien en la población monegrina se atemperaron prontamente los ánimos exaltados. Fernández se alojó en un domicilio particular, como todos los milicianos cuando llegaban en tránsito o con carácter definitivo a un pueblo. La propietaria de la casa, que no lograba apaciguar su desconsuelo, explicó al huésped que su hijo se encontraba detenido en el edificio del Ayuntamiento y temía por su vida. Fernández Jurado se interesó por la suerte de quien resultó ser Ignacio Ballarín Segura, representante de la firma Cros de fertilizantes y abonos, logrando su libertad tras la presentación de testimonios a su favor. Ballarín, padre del futuro notario y procurador de las cortes franquistas Alberto Ballarín Marcial, de doce años en este momento, se convirtió en un buen amigo de Ramón, quien a pesar de los esfuerzos realizados, nada pudo hacer por salvar la vida del joven coadjutor sariñenense Eduardo Colay, ni del coronel retirado Bernardo Cariello. Ambos fueron fusilados mientras gritaban “Viva Cristo Rey”.
-
Derribo del Cristo del Tibidabo
Julià Gibernet Munt, de 45 años y de profesión guardia urbano de Barcelona, se fue a lo alto del Tibidabo junto con un grupo de republicanos. Una vez allí, ató una cuerda al cuello de la estatua del Sagrado Corazón de Jesús que coronaba la montaña. Todos tiraron con fuerza y la imagen cayó. Un crimen simbólico que el régimen no perdonó. Gibernet fue detenido tres años después y condenado el 26 de mayo de 1939, tras un juicio sumarísimo, a 15 años de prisión.x
-
El escritor Pedro Muñoz Seca empieza su largo camino hacia Paracuellos
Detención de Muñoz Seca
Ayer por la mañana [es decir el día 30], en la Plaza de Cataluña un agente de Policía vio al conocido autor Pedro Muñoz Seca, procediendo a su detención y conducción a la Comisaría de Orden público, donde quedó a disposición de la superioridad.[
Cronología, siempre según La Vanguardia:- El 17 Estreno de La tonta del rizo en el Poliorama
- El 24 o 25 cesado de su trabajo en el «Cuerpo de Técnicos de Seguros, con la categoría de jefe superior de administración.»
- Trasladado a Madrid el 6 de agosto
- Día 7 encerrado en los calabozos de la Dirección general da Seguridad
- 12 de agosto: «En la cárcel de San Antón hay 793 reclusos entre militares, religiosos y paisanos… Muñoz Seca, detenido cuando paseaba en mangas de camisa por la Rambla barcelonesa, llegó a San Antón hace cuatro noches. Intentó rompor el lúgubre silencia con que le acogieron con un chiste, pero se le truncó en los labios. Ni él ni su auditorio estaban para bromas.»
- 12 de agosto, Juan Ruiz de Larios, traductor, crítico, espíritu mediocre, verdugo:
Hacia una nueva concepción del Teatro
[…]
No hablamos — ya se ve — de éste ni de aquél autor. Ni aun somos de los que creemos que, queramos o no, ha de resultar rematadamente falso todo cuanto provenga de quienes, hasta ayer mismo, habían convertido en dominio particular todos los escenarios de nuestra tierra y en feudo todas las sensibilidades. Es posible que alguien se salve de la quema. O, por lo menos, que quede algo. Pero de momento, lo que importa es afirmar — si es que es aceptable la paradoja — una negación: no existe, actualmente, un teatro español.Hay que ampliar, no obstante, el enunciado. Conviene, para ser exactos, dejar firmemente sentado que tampoco existía, antes, ese teatro. Nuestros autores habían confundido la vocación con el oficio. Se habían refugiado en la escena, como se hubieran podido refugiar en cualquier otro oficio manual. Con perdón —naturalmente— de quienes ejercen un oficio así, porque para ellos el oficio tiene valor de vocación. Y se daban tranquilamente al entretenimiento — a la mentira, al embuste fácil —, porque interesaba sobre todo tejer, forjar un ambienta que justificase, a la corta o a la larga, una ficción espiritual, porque no otra cosa que ficción era ese estado de ánimo que permitía acoger, con toda la tranquilidad del mundo, como la cosa más natural del mundo, ese absurdo — llamémosle absurdo — que era la producción, pongamos por ejemplo, de un Muñoz Seca.
Por primera vez, desde hace siglos, España, nuestra España, &e encuentra íntima y plenamente unida en una aventura y por una intención nacional. Integra. Absoluta. Pocas ocasiones ofrecerá al espíritu, a la inteligencia, la historia — la anécdota — como está. Si acaso, acaso nuestra tierra sólo conoció aquel siglo de oro maravilloso que produjo, como un afán también nacional, el teatro más rico, más potente del mundo. ¿Será, mucho decir que esa coincidencia de circunstancias ha dé servir para una resurrección de nuestro teatro?
Sobre este brave new world, vea Diana Sanz Roig, Talia y la revolución. La crítica teatral barcelonesa en torno a 1936.
Escribe María Dulce Sánchez-Blanco Celarain:
El 15 de Julio ya está en Barcelona Muñoz Seca acompañado de su esposa, Asunción Ariza. Se hospedan en la pensión que en la calle Lauria, número 24, regenta la madre de la actriz Lina Santamaría. Con ellos están también Asquerino y López Heredia.
Según Pedro Sáinz Rodríguez, un actor, Avelino Nieto, delató a Muñoz Seca. Este mismo actor, acompañado de dos milicianos, se presentó en la pensión para detenerle. Estuvo Muñoz Seca detenido en la Jefatura de Policía de Barcelona, donde permaneció una semana en el calabozo, y coincidió allí con don Jacinto Benavente, nuestro segundo premio Nobel, también detenido.
Muñoz Seca es trasladado a Valencia y de allí a Madrid. Permanecerá prisionero en la Cárcel de San Antón (antiguo Colegio Calasancio), de donde saldrá con las manos atadas a la espalda, después de un juicio sumarísimo, que duró tan sólo veinticinco minutos y se llevó a cabo el 26 de Noviembre, para ser fusilado en Paracuellos del Jarama, la madrugada del 28 de Noviembre de 1936.
Muñoz Seca esculpió —como Miguel Hernández en su lecho de muerte— algunas frases lapidarias que bien podrían servirle de epitafio. La primera, a sus victimarios: «Podréis quitarme las monedas que llevo encima, podréis quitarme el reloj de mi muñeca y las llaves que llevo en el bolsillo, podéis quitarme hasta la vida; sólo hay una cosa que no podréis quitarme, por mucho empeño que pongáis: el miedo que tengo». La segunda, ya en el paredón, antes de la descarga: «Me temo que ustedes no tienen intención de incluirme en su círculo de amistades»…
]