Los atletas de la Olimpiada Popular

Esta era la fecha señalada para dar comienzo a la Olimpiada Popular 1936 en Barcelona. Pero al amanecer del domingo 19 de julio de 1936, una parte importante de la guarnición de Barcelona salió sublevada de los cuarteles, de acuerdo con lo dispuesto desde la Comandancia de Pamplona del general Emilio Mola, que ejercía de director de la conspiración. La meta era derribar en Madrid el Gobierno del Frente Popular y, en Cataluña, el autónomo de la Generalidad.

Así pues, le guerra frustró la celebración de esta Olimpiada Popular. El nuevo orden revolucionario y las necesidades propias del conflicto pusieron fin a Barcelona 1936, justo unas horas antes de iniciarse.

Un atleta belga, escribió en su diario:

Las calles están vacías bajo un sol abrasador… El la Plaza del Comercio chocamos con las primeras barricadas, cientos de metros más lejos vemos a unos sindicalistas armados. Las barricadas aparecen cada 100 metros. Todas las calles laterales están bloqueadas… Nos deslizamos a lo largo de las fachadas de las casas. Las balas silban a través de la plaza. Instintivamente doblamos la espalda y nos refugiamos en un portal.

Ante el ambiente prebélico que se respiraba, muchos llamados “atletas” vinieron a Barcelona para combatir a la inminente revolución que se estaba preparando, y así no es de extrañar que muchos de ellos se alistasen en las milicias. Ellos fueron los primeros voluntarios extranjeros en los ejércitos republicanos, y el embrión de lo que luego serían las Brigadas Internacionales.

En su mayoría, estos extranjeros no combatieron para defender la República o la existencia de un sistema democrático sino para oponerse al fascismo y llevar a cabo una revolución definida en términos marxistas o anarquistas. También muchos confiaban en que una derrota del fascismo en España podría ayudar a vencerlo en sus naciones de origen. El italiano exiliado para eludir la represión fascista Carlo Rosselli, fue el creador de la frase Oggi in Spagna, domani in Italia (Hoy en España, mañana en Italia).

Así pues, los primeros extranjeros en sumarse a la lucha contra la rebelión militar procedieron de los atletas que se habían dado cita en Barcelona para celebrar una Olimpiada paralela a los verdaderos Juegos Olímpicos que habían de tener lugar en Berlín.

Muchos de los “atletas” eran comunistas, que se sentían indignados porque, a su juicio, Stalin no desencadenaba una revolución mundial. Los comunistas fieles a los dictados de Moscú se integraron en las milicias del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña) donde constituyeron la centuria Thaelmann, unidad que combatiría en Aragón desde agosto hasta octubre de 1936. Los que eran marxistas no estalinistas se integraron en las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista).

En La Vanguardia del día 24 de julio de 1936 se podía leer: “Es tal el entusiasmo que la causa republicana ha despertado en estos atletas que muchos de ellos se han alistado en las milicias populares, saliendo para Zaragoza y otros puntos”. Cabe destacar que el austriaco Jaccod, fue el primer extranjero muerto en la guerra civil española el mismo 19 de julio en la toma de un cuartel militar de los sublevados.

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