Toda España estuvo representada, luciendo sus mejores trofeos históricos.
La representación del Ayuntamiento de Barcelona, presidida por el alcalde barón de Viver, fue numerosa, a saber: siete tenientes de alcalde, seis concejales, el secretario y yo.
Acompañando a la Corporación iba la bandera de la ciudad, sección de gran gala de caballería y de a pie de la Guardia Urbana, maceros y porteros de vara de gran gala. Y completaba la espléndida comitiva la Banda Municipal, con su director el maestro Lamote de Grignon. No exagero al decir que el desfile del Ayuntamiento de Barcelona, por su correcta presentación, produjo en Madrid verdadera sensación, hasta el punto de que el propio Monarca expresó al alcalde su admiración.
En el momento de penetrar la comitiva en la plaza de Oriente, fue recibida con grandes aplausos y manifestaciones espontáneas de admiración. La prensa de Madrid dijo: «No se ha registrado en toda la manifestación un momento más grande que éste». En el momento en que la representación de Barcelona so situó ante SS. MM. la Banda Municipal entonó, con tiempo solemne y lento, la Marcha Real. Este detalle produjo un efecto general extraordinario.
[…]
Ahora resulta interesante hacer constar que el viaje de ida y regreso a Madrid de la representación del Municipio, de la Banda Municipal, de los porteros de vara, macaros, Guardia Urbana de caballería (con sus caballos e infantería) costó cuarenta y cuatro mil ciento dieciocho pesetas con 85 céntimos y debe tenerse en cuenta que el alcalde, los tenientes de alcalde, los concejales, el secretario y yo, así como los maceros y porteros, nos hospedamos en el Palace y la mayoría de la Banda en el Majestic.
A este gasto hay que añadir cinco mil pesetas, importe de diez libretas de ahorro de quinientas pesetas que se concedieron a diez niños o niñas de familias modestas, nacidos el 23 de enero de 1925.
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