A las once y cuarenta y cinco de la mañana de hoy, al dirigirse a la Casa Consistorial el alcalde, D. Antonio Martínez Domingo, ha sido agredido a tiros por varios individuos que se dieran a la fuga.
Los agresores hicieron varios disparos cuando pasaba el automóvil por la calle de Jaime I, al nivel de la callejuela de la Daguería.
El automóvil continuó su rápida marcha para librarse de la agresión, y al llegar a la Casa Consistorial y percatarse de que estaba herido el alcalde, fue inmediatamente conducido al dispensario establecido en el mismo edificio, en el que asistieron al herido el director del Instituto Municipal de Beneficencia y los médicos de guardia, que le practicaron la primera cura.
Desde los primeros momentos acudieron los concejales Sres. Santa María, Palau v Colón; el secretario accidental del Ayuntamiento, Sr. Vidal; el jefe superior de la Guardia urbana, el jefe del Cuerpo de los mozos de escuadra, el teniente coronel de Seguridad, jefe superior de Policía interino; 1 el jefe de Vigilancia, el inspector general Sr. Castellanos; el delegado de Policía del distrito y otras muchas autoridades y personalidades.
También acudió el presidente interino de la Mancomunidad, con el secretario de este organismo.
Por fortuna el Sr. Martínez Domingo sólo recibió una herida con orificio de entrada por la región lateral izquierda del tórax, con salida a nivel de la quinta costilla, sin interesar órgano alguno importante.
El pronóstico es reservado.
La sorpresa y la indignación que ha producido el incomprensible atentado se ha exteriorizado en una espontánea manifestación de simpatía y afecto al alcalde al salir del dispensario envuelto en una manta y subir en el automóvil para dirigirse a su domicilio.
Una gran muchedumbre que se había aglomerado en la plaza de San Jaime aplaudió calurosamente al paso del automóvil que conducía al herido, acompañándole un buen trecho por la calle de Fernando, lo que obligó al automóvil a ir despacio para evitar desgracias.
Acompañaban al alcalde el doctor Mer y Güell, el Sr. Vidal y el concejal Sr. Santa María.
En el Ayuntamiento se han colocado listas, que se llenan rápidamente de firmas.
El alcalde, hace días, manifestó al concejal Sr. Santa María que tenía la convicción de que iban a atentar contra él. Hoy como ha sido el mismo Sr. Santa María ei que le ayudó a descender del automóvil, fueron sus primeras palabras: ¿Ve usted como no me he equivocado?
Como puede suponerse, los autores del atentado huyeron. Según referencias de un testigo presencial, uno de los agresores, al huir, cayó al suelo, pero tuvo tiempo de levantarse y seguir corriendo, sin que nadie lo detuviera. Poco después llegaban una pareja de guardias de Seguridad de Caballería y numerosos guardias, pero como aquellas calles son muy intrincadas, los agresores habían ya desaparecido.
A consecuencia del tiroteo contra el automóvil, resultó con una herida en el antebrazo derecho, de pronóstico grave, un transeúnte llamado Joaquín Puig.
Fué detenido un individuo que corría; pero, según parece, se trata de un transeúnte atemorizado.
Por el domicilio del alcalde han desfilado el presidente de la Audiencia, el teniente fiscal y muchas autoridades, entre ellas el gobernador civil. Este, al recibir más tarde a los periodistas, les dijo que no tenía nada nuevo que agregar a las noticias ya conocidas.
Los periodistas que acuden a hacer información al Gobierno civil protestaron contra la agresión de aue había sido víctima D. Rosendo Jiménez, anunciando al gobernador que habían abierto una suscripción entre los repórters que acuden a aquel centro para ofrendar una corona al cadáver de su compañero.
El gobernador, después de hablar de la desgracia ocurrida al Sr. Jiménez, dijo también que, por fortuna, la herida que padecía el alcalde carece de importancia.
Lamentando luego estos atentados, agregó que, son el resultado de una lucha que hay entablada aquí v que durará mucho tiempo, pues en este punto él no es optimista.
[…]
Uno de los testigos que han comparecido ante el Juzgado ha declarado que presenció la agresión, y que vió indistintamente a los agresores, que eran dos, disparar sobre el auto del Sr. Martínez Domingo. A aquéllos, después de haber hecho seis disparos, se les engatillaron las pistolas, lo que les impidió, a pesar de los esfuerzos que para ello hacían, seguir disparando. Dicho testigo persiguió a los agresores sin poder darles alcance. Estos, mientras corrían, le amenazaban con las pistolas. El testigo requirió el auxilio de un guardia municipal, que se negó a prestárselo, según manifestó aquél.
Comentarios del compilador
Según la misma fuente fue asesinado la madrugada del mismo día Rosendo Jiménez, redactor de La Tarde, seguramente por terroristas de izquierda, que también veían Martínez Domingo como blanco fácil. Esta página dice – sin citar fuentes – que «Aquella noche la respuesta oficial fue aplicar la ‘Ley de Fugas’ a los cenetistas Evelio Boal, Antonio Feliu y José Domínguez.»