Etiqueta: Guardia Urbana de Barcelona

  • Cartel prohibiendo el mear contra las paredes de Santa María del Pino; la antigua iglesia de San Miguel, hecha un taller de peletería; la blasfemia; la policia no hace nada; más ordenanzas caca-pis

    Damos las mas espresivas gracias al Sr. Corregidor por la prontitud con que ha atendido las justas reclamaciones del Ancora, pues ayer mañana observamos que á primera hora se limpió por dependientes municipals el asqueroso lodazal que se habia formado en las paredes de la iglesia del Pino, y luego vimos tijarse en las mismas la siguiente prevencion:

    Se prohibe bajo la multa de 20 rs. orinar en este sitio y en todas las paredes del templo.

    A propósito de templos, se nos ha hecho observar, que en el antiguo templo de S. Miguel, además de haber otro asqueroso meadero público, constantemente se ven cubiertas las paredes de la plaza de pieles curtidas, que parece aquello un matadero.

    Sabemos tambien que se trata de reprimir con mano fuerte otro abuso que denunciamos sobre el escándalo público de palabras obscenas y blasfemias.

    El acreditado celo del Sr. Corregidor ha dispuesto igualmente la recomposicion de las localidades de las Casas consistoriales destinadas á los arrestados, y que se desocupa y limpie el pórtico de las mismas que estaba convertido en un depósito de albañileria y carpinteria.

    Prosiga el Sr. Corregidor en su laudable empresa de arreglar la tan desarreglada ó mas bien abandonada policia urbana de esta capital, con la seguridad de que no solo nos tendrá á su lado para vencer los muchos obstáculos que de seguro tendrá que salvar, sino que ademas nos permitirá hacer todas aquellas indicaciones que sin pretension de ninguna especie, nos permitiremos de vez en cuando someter á su ilustracion.

  • Salen por primera vez a la calle agentes de la Guardia Urbana

    En 1906 el cuerpo de la Guardia Municipal estaba totalmente desorganizado y en plena decadencia. De los 850 componentes de la plantilla, era muy reducido el número de los que hacían servicio en la vía pública.

    Las disposiciones legales anticuadas, pero vigentes, impedían a los Ayuntamientos jubilar las fuerzas armadas -la Guardia Municipal tenía carácter militar- y el Alcalde no quería decretar el cese de los componentes que no estaban en condiciones de prestar servicio por razones de humanidad. Este hecho impedía la renovación de la Guardia y era la causa principal de su desorganización y el primer motivo de su decadencia.

    De los 850 municipales, se desarmaron a 200. Este hecho los ponía en condiciones de derechos pasivos, dejaban de depender del Alcalde y pasaban a ser funcionarios municipales con todos los derechos que el Ayuntamiento les tenia reservados. Con esta medida se consiguió la renovación por personal de la guardia municipal

    Esta transformación no gustó a la autoridad gobernativa. El desarme de los guardias privaba al Gobernador civil, de acuerdo con el Alcalde, de utilizar un contingente armado en momentos críticos de alteración del orden público.

    Con el derribo de la muralla y el crecimiento constante se produjo un aumento significativo en la circulación de vehículos. El problema del tráfico fue detectado por el Alcalde Sanllehy el 1907 y para tratar de solucionarlo creó el Cuerpo de la Guardia Urbana.

    En sesión de 19 de febrero de 1907 fue aprobado el Dictamen de la Comisión de Gobernación que proponía la creación de la Guardia Urbana con dependencia directa del Ayuntamiento en su nombramiento y en la dirección de su gestión. La Guardia Municipal continuó, en estos aspectos, dependiendo directamente de la alcaldía.

    La Guardia Urbana comenzó a prestar servicio con una dotación de 25 guardias el día 8 de diciembre de 1907 y su aparición fue recibida con fuertes aplausos. Domingo J Sanllehy era el Alcalde de la ciudad.

    El primer contingente organizado del cuerpo de la Guardia Urbana se constituyó con 196 guardias, un jefe, dos oficiales y dos auxiliares.

    La misión de este cuerpo superaba la simple regulación del tráfico y se ampliaba con actuaciones de policía cívica.

    En el reglamento de su creación decía: «Deberá conservar cuidadosamente el estado de los servicios públicos en su zona, dando cuenta inmediatamente de cualquier deficiencia o particularidad que observara en el pavimento, farolas, arbolado, aceras, es decir, cuantos servicios hacen referencia a la vía publica». Más que vigilarlo, la Guardia Urbana tenía que servir al ciudadano.

    El 1910 la sección montada de la Guardia Urbana celebró la primera representación del Carrusel con motivo de la visita a Barcelona del rey Alfonso XIII.

  • Charles Arrow, el Sherlock Holmes barcelonés

    [P]ara los barceloneses este terna tiene un interés especialísimo, por cuanto nosotros tenemos también nuestro detective, en carne y hueso, inglés por añadidura, en el cual habíamos cifrado nuestras esperanzas para que aniquilase el terrorismo [anarquista] al estilo y modo del modelo de los detectives encarnado en el gran Sherlock Holmes.

    En efecto, un buen número de ciudadanos estaban firmemente persuadidos de que mister Arrow en cuanto llegase á esta capital inmediatamente se echaría á la calle, husmeando pistas; que una colilla de pitillo, ó una cinta de alpargata, ó una frustería cualquiera, recogida al azar, bastarían á su perspicacia de detective, para ir de deducción en deducción hasta desenredar la madeja, y en fin, que cualquier día, al desdoblar el periódico por la mañana, nuestros ojos tropezarían con la sensacional, aunque prevista noticia de que míster Arrow había logrado penetrar en un tugurio de Sans en el que estaba reunida toda la Plana Mayor del Terrorismo, que había apagado la luz, puesto su cigarro en una ventana para que la brasa sirviese de falsa guia á los sorprendidos, ganando él la puerta—todo conforme al ritual Sherlock Holmes—dejando á los malhechores enchiquerados. Mas, como nada de esto ha sucedido, ni es posible que suceda, de ahí el que aquellos buenos ciudadanos, que no son pocos, se consideren burlados, y hablen de nuestro de nuestro detective ¡poniéndole como diga dueñas!

  • Atentado contra el alcalde, Antonio Martínez Domingo

    A las once y cuarenta y cinco de la mañana de hoy, al dirigirse a la Casa Consistorial el alcalde, D. Antonio Martínez Domingo, ha sido agredido a tiros por varios individuos que se dieran a la fuga.

    Los agresores hicieron varios disparos cuando pasaba el automóvil por la calle de Jaime I, al nivel de la callejuela de la Daguería.

    El automóvil continuó su rápida marcha para librarse de la agresión, y al llegar a la Casa Consistorial y percatarse de que estaba herido el alcalde, fue inmediatamente conducido al dispensario establecido en el mismo edificio, en el que asistieron al herido el director del Instituto Municipal de Beneficencia y los médicos de guardia, que le practicaron la primera cura.

    Desde los primeros momentos acudieron los concejales Sres. Santa María, Palau v Colón; el secretario accidental del Ayuntamiento, Sr. Vidal; el jefe superior de la Guardia urbana, el jefe del Cuerpo de los mozos de escuadra, el teniente coronel de Seguridad, jefe superior de Policía interino; 1 el jefe de Vigilancia, el inspector general Sr. Castellanos; el delegado de Policía del distrito y otras muchas autoridades y personalidades.

    También acudió el presidente interino de la Mancomunidad, con el secretario de este organismo.

    Por fortuna el Sr. Martínez Domingo sólo recibió una herida con orificio de entrada por la región lateral izquierda del tórax, con salida a nivel de la quinta costilla, sin interesar órgano alguno importante.

    El pronóstico es reservado.

    La sorpresa y la indignación que ha producido el incomprensible atentado se ha exteriorizado en una espontánea manifestación de simpatía y afecto al alcalde al salir del dispensario envuelto en una manta y subir en el automóvil para dirigirse a su domicilio.

    Una gran muchedumbre que se había aglomerado en la plaza de San Jaime aplaudió calurosamente al paso del automóvil que conducía al herido, acompañándole un buen trecho por la calle de Fernando, lo que obligó al automóvil a ir despacio para evitar desgracias.

    Acompañaban al alcalde el doctor Mer y Güell, el Sr. Vidal y el concejal Sr. Santa María.

    En el Ayuntamiento se han colocado listas, que se llenan rápidamente de firmas.

    El alcalde, hace días, manifestó al concejal Sr. Santa María que tenía la convicción de que iban a atentar contra él. Hoy como ha sido el mismo Sr. Santa María ei que le ayudó a descender del automóvil, fueron sus primeras palabras: ¿Ve usted como no me he equivocado?

    Como puede suponerse, los autores del atentado huyeron. Según referencias de un testigo presencial, uno de los agresores, al huir, cayó al suelo, pero tuvo tiempo de levantarse y seguir corriendo, sin que nadie lo detuviera. Poco después llegaban una pareja de guardias de Seguridad de Caballería y numerosos guardias, pero como aquellas calles son muy intrincadas, los agresores habían ya desaparecido.

    A consecuencia del tiroteo contra el automóvil, resultó con una herida en el antebrazo derecho, de pronóstico grave, un transeúnte llamado Joaquín Puig.

    Fué detenido un individuo que corría; pero, según parece, se trata de un transeúnte atemorizado.

    Por el domicilio del alcalde han desfilado el presidente de la Audiencia, el teniente fiscal y muchas autoridades, entre ellas el gobernador civil. Este, al recibir más tarde a los periodistas, les dijo que no tenía nada nuevo que agregar a las noticias ya conocidas.

    Los periodistas que acuden a hacer información al Gobierno civil protestaron contra la agresión de aue había sido víctima D. Rosendo Jiménez, anunciando al gobernador que habían abierto una suscripción entre los repórters que acuden a aquel centro para ofrendar una corona al cadáver de su compañero.

    El gobernador, después de hablar de la desgracia ocurrida al Sr. Jiménez, dijo también que, por fortuna, la herida que padecía el alcalde carece de importancia.

    Lamentando luego estos atentados, agregó que, son el resultado de una lucha que hay entablada aquí v que durará mucho tiempo, pues en este punto él no es optimista.

    […]

    Uno de los testigos que han comparecido ante el Juzgado ha declarado que presenció la agresión, y que vió indistintamente a los agresores, que eran dos, disparar sobre el auto del Sr. Martínez Domingo. A aquéllos, después de haber hecho seis disparos, se les engatillaron las pistolas, lo que les impidió, a pesar de los esfuerzos que para ello hacían, seguir disparando. Dicho testigo persiguió a los agresores sin poder darles alcance. Estos, mientras corrían, le amenazaban con las pistolas. El testigo requirió el auxilio de un guardia municipal, que se negó a prestárselo, según manifestó aquél.

  • La banda municipal toca la Marcha Real y duerme en el Majestic en Madrid a un coste elevado para celebrar la fiesta onomástica del Rey

    Toda España estuvo representada, luciendo sus mejores trofeos históricos.

    La representación del Ayuntamiento de Barcelona, presidida por el alcalde barón de Viver, fue numerosa, a saber: siete tenientes de alcalde, seis concejales, el secretario y yo.

    Acompañando a la Corporación iba la bandera de la ciudad, sección de gran gala de caballería y de a pie de la Guardia Urbana, maceros y porteros de vara de gran gala. Y completaba la espléndida comitiva la Banda Municipal, con su director el maestro Lamote de Grignon. No exagero al decir que el desfile del Ayuntamiento de Barcelona, por su correcta presentación, produjo en Madrid verdadera sensación, hasta el punto de que el propio Monarca expresó al alcalde su admiración.

    En el momento de penetrar la comitiva en la plaza de Oriente, fue recibida con grandes aplausos y manifestaciones espontáneas de admiración. La prensa de Madrid dijo: «No se ha registrado en toda la manifestación un momento más grande que éste». En el momento en que la representación de Barcelona so situó ante SS. MM. la Banda Municipal entonó, con tiempo solemne y lento, la Marcha Real. Este detalle produjo un efecto general extraordinario.

    […]

    Ahora resulta interesante hacer constar que el viaje de ida y regreso a Madrid de la representación del Municipio, de la Banda Municipal, de los porteros de vara, macaros, Guardia Urbana de caballería (con sus caballos e infantería) costó cuarenta y cuatro mil ciento dieciocho pesetas con 85 céntimos y debe tenerse en cuenta que el alcalde, los tenientes de alcalde, los concejales, el secretario y yo, así como los maceros y porteros, nos hospedamos en el Palace y la mayoría de la Banda en el Majestic.

    A este gasto hay que añadir cinco mil pesetas, importe de diez libretas de ahorro de quinientas pesetas que se concedieron a diez niños o niñas de familias modestas, nacidos el 23 de enero de 1925.

  • Asesinados los hermanos Badía

    […]

    A las tres y cuarto de la tarde, un automóvil particular, que conducía a seis individuos, se estacionó frente a la peluquería que hay establecida en el chaflán de la calle de Muntaner, esquina a la de la Diputación, en la parte opuesta a la casa donde vivían los hermanos Badía. Del coche descendieron dos de sus ocupantes, que, cruzando la calle, entraron en el portal de la casa número 38 de la callé de Muntaner, situada un poco antes de la que habitaban las víctimas del suceso, con su madre y hermanas, quedándose en el portal, si bien adoptaron la precaución de que nadie que pasara por la acera de la casa de los señores Badía pudiera verles a distancia.

    Inmediatamente que pasaron los hermanos Badía por delante del portal salieron los pistoleros, uno de los cuales disparó a bocajarro sobre Miguel, al tiempo que el otro lo hacía contra José, cayendo los dos al suelo. El primero de ellos murió instantáneamente, y José a poco de ingresar en el Dispensario de la calle de Sepúlveda, adonde los dos fueron trasladados con la máxima urgencia en unos taxis.

    […]

    Los pistoleros, después de asegurarse de que sus víctimas habían muerto, atravesaron tranquilamente la calle, amenazando con las pistolas a los testigos del crimen, hasta llegar al coche, donde sus compañeros estaban asomados a las ventanillas, esgrimiendo pistolas, para protegerles la retirada.

    Una vez en el auto los seis pistoleros, el vehículo salió disparado por la calle de la Diputación, con dirección a la barriada de Sans.

    Momentos después de haber desaparecido el coche en el que huían los pistoleros, la gente acudió en auxilio de los hermanos Badía, y una pareja de Caballería de las fuerzas de Asalto, que prestaba servicio en la calle de Aribau, esquina a la de la Diputación, persiguió a los fugitivos, a los que no pudo dar alcance.

    La madre y una hermana de los señores Badía, al oír los disparos, y temiendo que aquellos hubieran sido agredidos, bajaron rápidamente a la calle. Al ver a los señores Badía, que aún estaban en el suelo, empapados en sangre, se desarrolló una escena dramática, que impresionó vivamente a cuantos la presenciaron. Al ser trasladados las víctimas al dispensario de la calle de Sepúlveda, madre e hija les siguieron en un taxi, pero en el benéfico establecimiento se les negaron las irreparables consecuencias del sangriento suceso, díciéndoles que estaban solamente heridos, hasta que se las logró convencer de que regresaran a su domicilio.

    […]

    Al tener noticia del suceso, se personaron en el dispensario de la calle de Sepúlveda el ex consejero de Gobernación de la Generalidad Dencás, que junto con Badía dirigía las Juventudes de Estat cátala; el diputado a Cortes Sr. Trabal, los consejeros de la Generalidad, Sres. Gassol, España y Barrera, y gran húmero, dé concejales y di putados de Esquerra; el alcalde, Sr. Pi y Suñer; el delegado general de Orden públi co, Sr. Casellas; el presidente del Parlamento catalán, Sr. Casanovas, y gran número de elementos de Estat cátala, que estaban visiblemente apenados e indignados por el trágico fin de su leader y del hermano de éste.

    También acudió una nutridísima representación del elemento femenino de Estat catalá.

    […]

    Barcelona. (Crónica telefónica.) El nombre de Miguel Badía, asesinado esta tarde por unos pistoleros, cuando salía de su casa para dirigirse al café, como de costumbre, asomó hace años por primera ves en las columnas de los periódicos. Juntamente con otros muchachos jóvenes, fué detenido bajo la acusación de haber fabricado y colocado un artefacto para hacerlo estallar al paso por las costas de Garraf del tren en que regresaba a Madrid D. Alfonso XIII y su familia. Fué aquella una tentativa, mejor o peor preparada, de regicidio que no tenía como motor un sentimiento anarquista, y para ello basta recordar la confusa emoción que produjo entre los elementos catalanistas que, contrarios a la violencia, por educación y por temperamento, sintieron probablemente una satisfacción al comprobar que también podía estar alguna vez la violencia a su servicio. Así se deduce del ambiente que rodeó la vista de la causa, en la que actuaron como defensores caracterizados catalanistas como el Sr. Anguera de Sojo.

    Condenado, con sus compañeros, a unos años de prisión, les indultó, en seguida de tomar el Poder, el Gobierno del general Berenguer. Y siendo así que todos los argumentos favorables a los procesados, incluso para indultarles, se apoyaban en la imposibilidad en que estuvieran de realisar el atentado, en su falta de voluntariedad para cometerlo, al regreso a Barcelona se les recibió con la consideración que se debe a la gente decidida, dispuesta a sacrificarse por un ideal. El camino de Badía era ya fácil, en un ambiente como el que advino a los pocos meses, y, en efecto, hombre grato a Maciá en todo momento, organizó las Juventudes de Estat Catalá, especie de milicias armadas y primer brote del fascismo en la Esquerra de Cataluña. El y, lo que es más curioso, los demás parecían reconocerle ciertas dotes de organizador por no haber sabido organizar el atentado de Garraf, y siguiendo esa línea le vimos más tarde de jefe de Policía de Barcelona y empeñado en una batalla con el sindicalismo. A su actitud de entonces, a los procedimientos puesto en juego, puede atribuirse la agresión que hoy le ha costado la vida.

    Como tantos otros, pero obligado por sus antecedentes a estar en la proa, Badía creyó, efectivamente, que la revolución ya estaba hecha y terminada, al menos por lo que le concernía. Y, como tantos otros—sería curioso releer La Publicitat y La Humanitat de aquellos días—, se indignaba con los jueces y magistrados que no eran bastante severos, generalmente por falta de pruebas, con los terroristas, olvidándose que él había sido un terrorista frustrado. Dirigió probablemente la acción policíaca y cívica contra los huelguistas tranviarios. Apeló, en la jefatura de Policía, a los mismos medios que en ocasiones anteriores habían excitado sus protestas y las de sus correligionarios. Y apartado del cargo por su actuación, precisamente en una sala de la Audiencia y contra uno de los fiscales, todavía intervino activamente en los hechos de octubre, marchando después a Francia. El 16 de febrero, con el triunfo de la Esquerra, hizo posible su regreso­.—JUAN. DE BARCELONA.

  • Derribo del Cristo del Tibidabo

    Julià Gibernet Munt, de 45 años y de profesión guardia urbano de Barcelona, se fue a lo alto del Tibidabo junto con un grupo de republicanos. Una vez allí, ató una cuerda al cuello de la estatua del Sagrado Corazón de Jesús que coronaba la montaña. Todos tiraron con fuerza y la imagen cayó. Un crimen simbólico que el régimen no perdonó. Gibernet fue detenido tres años después y condenado el 26 de mayo de 1939, tras un juicio sumarísimo, a 15 años de prisión.x

  • Exhibición de equitación para conmemorar el 42º (o el 106º) aniversario de la Guardia Urbana

    La settimana Incom 00386 del 05/01/1950
    Centoseiesimo compleanno della Guardia Urbana Spagnola.
    Descrizione sequenze:Piazza Cataluna a Barcellona: davanti ad un pubblico di spettatori la Guardia Urbana a cavallo effettua un carosello;

  • Tras el 23-F, más de 250.000 personas y casi todos los partidos se manifiestan en la lluvia en defensa de la libertad, la Constitución, y el Estatuto de Autonomía; elogios de Jordi Pujol al Rey y al Ejército

    Más de doscientas cincuenta mil personas, según la Policía Municipal, participaban a las ocho de la noche en la manifestación en defensa de la libertad, la Constitución y el Estatuto de autonomía convocada por la práctica totalidad de los partidos políticos y centrales sindicales.

    Encabezaba la marcha una pancarta con el lema de la convocatoria, sostenida por líderes de las citadas organizaciones. La manifestación comenzó media hora más tarde, en razón de la lluvia, que prácticamente no ha dejado de arreciar en todo el día en Barcelona. Los gritos más frecuentes eran los de ¡Libertad, libertad! y ¡Dictadura, no! En la plaza Tetuán, donde comenzó la marcha, y por todo el paseo de San Juan, fueron constantes los aplausos de los vecinos que presenciaban el cortejo en las aceras y en las ventanas de los edificios. Hasta el momento no se han registrado incidentes.

    Convergencia Democrática, Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE), Centristas de Catalunya (CC-UCD) y Esquerra Republicana de Catalunya han hecho público un comunicado en el cual acusan al PSUC de extralimitarse con criterios partidistas ante la manifestación unitaria de ayer.

    Por otra parte, la Comisión Permanente del Ayuntamiento de Barcelona ha acordado por unanimidad darle el nombre del Rey a una plaza de la ciudad, según han manifestado a Europa Press fuentes municipales. La resolución ha sido adoptada a propuesta del PSC-PSOE.

  • Manifestación contra el fallo del Tribunal Constitucional

    La manifestación del sábado en Barcelona no se libró del habitual baile de cifras que suele seguir a cualquier concentración de estas características. El Ayuntamiento de Barcelona, a través de la Guardia Urbana, contabilizó 1,1 millones de manifestantes; las entidades organizadoras elevaron la cifra a 1,5 millones. Los cálculos de EL PAÍS arrojaron la cifra de 425.000 personas. La agencia Efe rebajó la cifra a 56.000 personas. Los cálculos se hicieron con fórmulas muy diversas.