Destituido el gobernador Martínez Anido por organizar un falso atentado contra sí mismo

El falso atentado tiene su origen en un provocador que después fue pistolero: Inocencio Feced. Feced era lo que se llamaba en la época un «confidente», o sea, un traidor al servicio de la policía. Feced se hacia pasar por perseguido y como tal se hizo recomendar a los militantes de Badalona, ciudad distante cinco o seis kilómetros de Barcelona. Fue él quien propuso atentar a Anido y Arlegui, en inteligencia con sus falsas víctimas. Anido y Arlegui asistirían a una función de gala al gran teatro del Liceo. La fiesta terminarla a las primeras horas de la madrugada. A esas horas el coche oficial descendería por las Ramblas, torcerla por el Paseo de Colón para dirigirse al Palacio de Gobernación pasando por delante de la antigua jefatura de Policía. El atentado se produciría en un trecho desierto vecino a la Capitanía General. Feced y Tejedor lanzarían unas bombas contra el coche oficial. Claramonte y Pellejero dispararían desde un sidecar, con el cual perseguirían a sus víctimas en caso necesario, Cinco hombres más estarían apostados cerca para cubrir la retirada. Veamos quiénes eran estos individuos. Ya conocemos a Feced. Tejedor y Pellejero eran policías disimulados que había presentado Feced como «compañeros» recién llegados de Rusia con la misión y medios para suprimir a los tiranuelos. Feced se encargó de la preparación del plan y de los explosivos, que resultaron bombas cargadas con aserrón. Solicitó el concurso de cinco auténticos elementos de acción e hizo venir de Valencia a Claramonte, con su sidecar. Estos seis hombres eran los solos auténticos terroristas. El día del atentado Feced, Tejedor, Pellejero y Claramonte se dirigieron a Barcelona. Los cinco restantes hicieron juntos el viaje en tren. Descendieron a las nueve de la noche en la Estación de Francia. Desde allí se dirigirían a un bar cercano donde Tejedor tenla que entre garles las armas y los explosivos. Pero en contra de lo convenido sólo tres de estos cinco hombres se presentaron en el lugar. convenido. Por desconfianza en el último minuto los dos restantes permanecieron a la expectativa a cierta distancia. Pasados escasamente cinco minutos vieron salir del bar en cuestión no menos de diez polizontes con Feced y Tejedor al frente. Llevaban de rehenes a los tres que se habían adelantado. Los dos pudieron escapar milagrosamente y pronto sembraron la alarma entre los militantes más destacados de Barcelona. Las redacciones de ciertos periódicos fueron informados del atentado «que se iba a producir». La noticia llegó al gobierno y a su jefe señor Sánchez Guerra, que habría de cortar por lo sano. De todas maneras la tragedia final no se pudo evitar. En la «parada» del Paseo de Colón Feced excusó la ausencia de los componentes del grupo de Badalona acusándoles de cobardes. El mismo Feced señaló el paso del coche oficial. Claramonte iba a poner en marcha la motocicleta cuando Pell ejero le apuntó con la pistola. Claramonte fue más rápido y disparó la suya. Claramonte y Pellejero cayeron muertos al mismo tiempo. Tejedor había disparado al mismo tiempo contra el primero. La rápida destitución de Arlegui aquella misma madrugada, seguida de la de Martínez Anido, evitó una vasta matanza de sindicalistas. A primeras horas de la mañana las comisarías rebosaban de detenidos. La finalidad del plan era justificar un exterminio. La operación «San Bartolomé» fracasó por poco.

Comentarios

Una respuesta a «Destituido el gobernador Martínez Anido por organizar un falso atentado contra sí mismo»

  1. Avatar de Alberto Pernales
    Alberto Pernales

    [ref1062] aquí:

    Barcelona 25, 2 tarde[…] Todos los periódicos dan cuenta en largas informaciones de la destitución de los señores Martínez Anido y Arlegui. El Correo Catalán, La Vanguardia, y el Diario de Barcelona consideran un error… (Censura…). Los demás diarios no hacen comentarios, salvo algunos de la izquierda que consideran que el gobernador ha fracasado en su gestión.

    La Vanguardia titula su comentario «Destitución sensacional».

    De dicho periódico es el siguiente párrafo:

    «Para todos los amantes de nuestra ciudad y del prestigio de los Poderes públicos, el golpe fué uno de los más rudos que recordamos. Era increíble, pero era cierto.

    Al día siguiente del incalificable atentado de que se quería hacer víctimas a los Sres. Anido y Arlegui, a las pocas horas de haber sufrido la autoridad pública en plenas calles barcelonesas una agresión anarquista, cuando no había recibido sepultura el cadáver del policía que murió víctima de su deber, el Gobierno de Madrid, que no parece serlo también de Barcelona, provoca insensatamente con su actitud descabellada la dimisión de los que acababan de defender el imperio de la legalidad constitucional.

    […]

    Barcelona es una verdadera mártir de los malos Gobiernos. Se nos tiene abandonados y olvidados, como si despreciaran los esfuerzos de los patriotas catalanes, de ese admirable pueblo nuestro sólo unido por el trabajo, que desea figurar siempre a la vanguardia del engrandecimiento y resurrección de España.

    […]

    Todos los males que padecemos, la anarquía de la ciudad, el descontento político, el desbarajuste administrativo, los excesos del separatismo, proceden en su fondo de la falta de amor y comprensión, de ese abandono incalificable en que nos tienen sumidos los directores de la política patria.

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