Etiqueta: catedral de Santa Eulalia de Barcelona

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//// Fachada principal de la catedral en los 1880
//// Wikipedia
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  • Llevan a San Severo de nuevo a Santa Clara para combatir la sequia

    NECESIDAD Y ROGATIVAS EN PROCESIONES POR AGUA.
    Añadíase á la necesidad sobredicha la mala disposición de cosecha, pues por falta de agua se hiva perdiendo ya. Acudieron con rogativas á los Santos, y por último al glorioso San Sever(o), que llebándolo con aquella solemnidad que ya en otro capítulo hemos referido, al combento de Santa Clara, y cantando allí un solemne oficio el día 9 de Abril de 1637, quiso Dios socorrernos con bastante agua para asigurar la cosecha, y con ella el consuelo de tanto afligido; restituióse aquella misma mañana el Santo al Aseo, y el día 11 de Maio del mismo año se hizo una procesión general en hacimiento de gracias, llebando en una misma peaina el cuerpo de Santa Madrona y la reliquia de San Sever(o), y aquel mismo día se bolvió el cuerpo de la Santa á su iglesia y casa.

  • Llega noticia del desastroso sitio español de Leucate/Ocata, Rosellón, y sale un pequeño ejército para intentar ayudar

    Había mucho tiempo que en Perpiñán se hacían grandes aprestos de guerra, que las idas y benidas del duque de Cardona no heran sin mucho misterio. Resolvióse nuestro Rey, que Dios guarde, á tomar la plaza de la Ocata y sitiarla primero.

    Efectuóse el sitiarla por últimos de Agosto de 1637, bien que contra el común sentir, por tener poca gente para sitiarla, pues sólo se hallava el general conde de Cervellón (El maestre de campo milanés D. Juan de Cervellón (Zervelloni [¿Serbelloni?])) con unos 7 á ocho mil hombres. Sin embargo, con ellos y 32 cañones de batir pusieron cerco á la fortaleza, pero con tal anchura, que era preciso haver menester dos veces más gente.

    Con todo, batiéronla un mes continuo, haviendo desmoronado ya las murallas y puesto á tierra la primera, y estando para embestirla y dar sus escaladas, se suscitó la controbersia entre el de Cardona y Conde-Duque: aquél quería que el tercio de su hijo marqués de Pomara (D. Pedro de Aragón, marqués de Povar), embistiera; el otro no, sino su tercio; estando en estas contradiciones el enemigo hizo muestra con algunas numerosas tropas, y bien que por lo fuerte de las trincheras no osava embestir, viendo que la plaza boqueaba y que se acelerava el darle asalto, se resolvió, víspera de San Miguel de Septiembre á la noche, de dar socorro á la plaza, rompiendo el cordón y embistieron con furia francesa, de calidad que los nuestros, vien cobardemente, desamparando las trincheras se retiraron á Perpiñán, que ha haver todos obrado con el balor que obraron los del puesto por donde el enemigo embistió, se lograva una gran victoria.

    Déjase vien considerar desto, porque los franceses, viendo la mortandad que en ellos ejecutaban los nuestros, amedrentados se rretiraron con perdida de más de tres mil hombres, la mejor gente del Lenguadoc, que asistidos de su nobleza, no obstante unas piezas que cargadas de vala de mosquete les tiraba, embestían con gran denuedo.

    Retirados todos, unos por temor de otros, quedó el campo solo, hasta que con la luz del día reconociendo los asediados lebantado el cerco, y que nadie sino muertos se veían, embiaron al campo francés para que viniera el socorro, á cuia noticia marchó el exército francés, y sacando artillería, vagaje y otra mucha riqueza que havía se lo llevó consigo, dejando la plaza desmantelada.

    Estava la ciudad de Barcelona lebantando á esta sazón 500 infantes, y haviendo llegado la nueba del choque el día del Ángel Custodio, mandó la Ciudad partir 360 hombres que havía ya efectivos, y después los demás; fueron por sargento maior Don Antonio de Oms; capitanes, D. Luis de Paguera y Don Luis Tort, con otros cavalleros de igual calidad. Estubo esta gente por el Rosellón algún mes y medio, y viendo que no era menester, desde allí mismo la licenció la Ciudad dándoles diez reales á cada uno por los gastos del camino. Al salir de aquí fué gran concurso, y en la iglesia del Aseo el señor Obispo les bendijo las banderas, y despidiéndose de nuestra patrona Santa Eulalia, se fueron á dormir aquella noche á San Andrés de Palomar.

  • Acude «inmensa gente» para ver la salida de 730 hombres para la guerra en Rosellón

    El día 25 de Junio partieron 730 hombres del tercio de la Diputación, que como havía falta de gente se hiva remitiendo á trozos; conducíalos un coronel y sargento maior; pasaron al Aseo á bendecir sus banderas, y dando vuelta á la ciudad, salían la Puerta Nueba á las 9 horas de la noche: acudió inmensa gente á verlos partir.

  • Entra el conde de Santa Coloma tras su victoria (pírrica) en Salses

    Domingo, á 5 de Febrero 1640, entró el señor conde de Santa Coloma, virrey y capitán general en Barcelona, que venía del sitio de Salsas: venían con él el marqués Espinóla (El genovés D. Felipe Espinóla, marqués de los Balbases, comendador mayor de Castilla y sobrino del famoso Ambrosio Espinóla, el vencedor de Breda) y monsiur de San Ginés, hixo de monsiur de Berri, governador de la Eucata, que por razones que se dixeron arriba, se pasó á n(uest)ro exército (Mr. Saint Onis): trahía de escolta algunas compañías de bolones (Valones), y los caballos lixeros de Perpiñán. Al otro día, llegado, hizo celebrar un solemne oficio en el Aseo, con mucha cantoría, y presentó á S(an)ta Eulalia una lámpara que havía ofrecido. Tubiéronse aquellas Carnes Tolendas muy alegres, y con mucha fiesta de máscaras y saraos, así por el suceso de Salsas, como por festexo de los dos huéspedes del Virrey, que pasadas las Carnes Tolendas partieron para la corte de Madrid.

  • Muere abrasado en un alboroto en Santa Coloma de Farnés el alguacil Monredón; la desastrosa venganza del Virrey

    Discurriendo el alguacil Monrrodon por la provincia alojando las milicias, llegó al lugar de Santa Coloma de Farnés en el Ampurdán ([sic, nota omitida sobre lo poco viajero que era Parets]). Era de natural colérico, precipitado, arrogante, sobervio, y de mal trato, y obrando según su genio, y hallando en aquel lugar alguno poco sufrido, travóse de palabras, y tirando de un pedreñal el alguacil, mató un paisano, á cuia vista conmoviéndose el lugar contra él, se vio precisado á retirarse con tres criados y un comisario que le seguían, en una casa, de donde disparando muchos tiros contra los que le seguían, yrritado el pueblo más pegó fuego á la casa en donde miserablemente al incendio, perecieron los quatro.

    Entendido por el Virrey este suceso, deseando castigar el lugar, disponía el que fueran ministros de justicia; pero puestos los paysanos en arma, dieron á entender matarían á quantos llegasen, y así lo experimentó un comisario, que, más atrevido que los otros, quiso intentar el ir: irritado más con esto el Virrey, y queriendo oprimir aquel desenfreno, mandó al governador D. Ramón Calders (D. Ramón de Calders y de Ferrant, Portan veus de general gobernador de Cataluña. El oficio de Portant veus de general gobernador en Cataluña, se halla ya creado en 1304, y se instituyó para substituir á los procuradores ó gobernadores de los reyes. (Capmany y de Monpalau: Memorias históricas …, tomo IV, pág. 125.) Era magistrado supremo de justicia con atribuciones varias y con los ministros del Real Consejo formaba Audiencia.), que junto con dos tercios, uno de castellanos que governava D. Juan de Arce, otro de napolitanos que governava D. Leonardo Molas, que se hallavan al contorno de Blanas …, y constaban de 4 mil hombres, entrase el lugar á sangre y fuego; pero savido por los naturales, y recojiendo la gente que pudieron, pertrechándose y cerrándose en el lugar, cojiendo los pasos por donde la infantería havía de pasar, burlaron los designios del Virrey.

    Entendiendo los designios de los paisanos, no se atrevieron el Gobernador y cavos á embestir, sino que retirándose á las Mallorquinas (Las Mallorquinas es un vecindario dependiente del lugar de Riudarenas, vecino á Santa Coloma de Farnés.), y dando lugar al ardor de los naturales, al cavo de algunos días, con trazosas mañas, se capituló que para no quedar la autoridad del Virrey ultrajada, se quemasen ocho ó diez casas de las más principales en el lebantamiento: vino bien el lugar en esto, y entrando el Gobernador con la cavallería de Perpiñán, después de haver los paysanos dejado solo el lugar y retirádose al monte, quemaron casi todo el lugar y saquearon las casas, sin dejar sino la iglesia, casa del cura, y algunas de J. Farnés, pero éstas pasaron el mismo filo después por los paysanos. Los militares lo arruinaron todo, hasta 54 masías que estaban al contorno del lugar, y aunque el Gobernador no deseava exceder de lo capitulado, no pudo recavarlo con la milicia, que procedió con desorden á la ejecución. El Rey, en premio de esta acción, al Gobernador pasó el oficio en caveza de su hijo maior, y al sigundo, dió el arcedianato de Llobregat en la Seo de Barcelona.

  • El Consejo de Ciento entrega una carta a la Virgen de la Merced pidiendo liberación de una plaga de langostas

    Año 1687. lloraba Barcelona, y Cathaluña toda el miserable estrago amenazaba la voráz plaga de Langosta, cuya semilla introducida en los campos, intentó quedasen hiermos. Valióse en lance tan apretado el Sabio Consejo de Ciento de su acostumbrada prudencia, aplicando medios terrenos para el remedio, y buscando á un mismo tiempo los espirituales, la calidad de los quales dexó a la acertada proposicion de las Santas Comunidades, todas propusieron medios muy proporcionados para la reformación de las costumbres, y extinción de los pecados, que les consideraban motivo de este castigo de Dios. También fueron propuestos muchos Santos para implorar su patrocinio en plaga tan singular; pero la Santisima Virgen, como tan Madre de Barcelona, quiso disponer, que á ella lo habia de deber todo su Ciudad, inspirando al Sábio Consejo, recurriese con fe viva a su acostumbrado patrocinio, al qual unanime, y conforme se sujetó la noche de 25. de Setiembre de [1687]. no instado, no prevenido, sino movido de superiores impulsos, á los quales correspondieron con un sábio, pio, y caritativo decreto, que executaron los Señores Conselleres Sábado 18. de Octubre del mismo año, en el qual dia por la tarde enseñaron el innato afecto Barcelonés á tan Celestial Princesa. Vinieron con el acompañamiento, que arguye tan pia, y Noble sunción a dicha Real Capilla, y Angélica Cámara de María Santisima de la Merced, ante cuya prodigiosisima Imagen postrados humildes le suplicaron, se enseñase en necesidad tan urgente Patrona, y Madre de todos, brindándola con el dulcisimo Hymno: Ave Maris Stella, que entonó la armoniosa Capilla de la Santa Cathedral repitiendo por tres veces el tan piadoso verso: Monstra te esse Matrem, que fue cantado con tal suavidad, y dulzura, que pareció música celestial, siendo terrena, á tan tiernas, y filiales súplicas dieron lugar las preciosas cortinas, que ocultan la Imagen de Maria, thesoro tan deseado, que apareció magestuosa alegre, y bella, Imán eficaz de corazones, que embelesados al verla, y atentos a los beneficios pasados, se comovieron agradecidos, y se sacrificaron tiernos, enviando devotas lagrimas a los ojos, para que con ellas celebrasen la interior fineza de tan Ilustre Ciudad. Subieron los Señores Conselleres acompañados de interiores suspiros, y exteriores llantos al Santo Camarín de Maria, á cuyos pies humildemente postrados, y sus benditisimas manos adoradas, le colocaron en la drecha, la misma deliberacion, y decreto del Sábio Consejo de Ciento, renovando el antiguo Patronato de esta Celestial Señora, á la qual todo el Pueblo veneró en aquel instante, avisado de la Artillería, que desda los muros disparó, haciendo salva. Saludaron á Maria ojos, labios, y corazones, pues los Ciudadanos sus hijos le ofrecieron lagrimas, alabanzas, y deseos. Quedóse en la mano de Maria la petición de la Ciudad, quedando esta asegurada del universal consuelo, que puntual se experimentó, pues desde entonces no se vió jamás Langosta alguna, quando antes se entraba hasta los mas retirados retretes de las casas. Pero como habia de quedar sin feliz despacho petición tan piadosa, y por las circunstancias tan humilde, y exemplar? Lengua fue poderosa el decreto del Sábio Consejo colocado en la mano de Maria, que de dia, y noche clamaba su intercesion, pero enmudeció al cabo de un año, en que le entregó despachado la Santa Imagen de Maria á los Señores Conselleres, que agradecidos le tomaron de su liberalisima mano, con repetidas, y alegres adoraciones, acompañadas de una solemnisima fiesta, que se siguió en accion de gracias de tan singular beneficio perpetuizado en la memoria de todos, con una lampara de primorosa, y rara arquitectura, que á gastos de la Ciudad arde de dia, y noche delante la Santa Imagen; para cuyo aliento ofrecieron un Trono admirable también de plata con las armas de Barcelona, puestas baxo las plantas de Maria, como que á ella se sujetan las necesidades todas, no solo de la Ciudad, si de todo el Principado, para el qual también imploró su Patrocinio la Ciudad, como cabeza de aquel, que se ha visto igualmente remediado. Quedará también memoria eterna del milagroso suceso con la perpetuidad de una pomposa fiesta, que dicha Ciudad reconocida le votó para el dia dos de Agosto, y el rico, y espacioso Quadro, representativo del prodigio, que queda en la Sacristia, la qual sue reedificada por la misma Ciudad, oponiendose al fuego material, que la habia destruido el caritativo ardor de dicha Ciudad liberal que también dió ricas ropas para cubrir la Santa Imagen, y su Magnifico Altar.

  • Es proclamado rey de España el archiduque Carlos de Austria en Barcelona

    Llegó el dia 7. de Noviembre, dia de la solemnissima, y deseada entrada del Rey en Barcelona: el universal jubilo de sus fieles vasallos, no cabe en mi corta ponderacion: Juró su Magestad como es costumbre, en el Llano de San Francisco por las Islas, esto es la union, é inseparabilidad de las Islas, y condados de Ruisellon, y Cerdaña, del Condado de Barcelona, y Reynos, y algunos Privilegios de Barcelona, y en la Cathedral por la Iglesia.

  • Villancicos para el archiduque Carlos en la catedral

    El 8 de Octubre de 1705 los aliados toman Barcelona y el 9 de Octubre, Carlos III establece en ella su Corte. Un mes después, el 9 de Noviembre, Barcelona organiza celebraciones religiosas en acción de gracias por la estancia en ella del rey Carlos III. Así, en la Catedral se cantan unos villancicos en los que se dice:

    Es de Carlos Soberano
    Monarca tan glorioso, de Espiritu tan fuerte y animoso,
    tan benigno y humano

    Es de ingenio tan claro
    prudente y entendido
    que sobre lo nacido
    a su juicio raro
    no se halla abilidad, arte ni ciencia
    que facil no aya sido a su Experiencia…

    [y]

    Ya que esta Esfera mejoro de Sol
    cuyos rayos benévolos están
    influyendo piadosos otro ser
    al Cuerpo siempre Fiel de esta Ciudad…

    [y]

    Que es esto Barcelona
    que nueva tan feliz tu voz pregona?

    Ayer entre pesares y solloços;
    y Oy entre alegrias y alboroços?
    Ayer metida en penas y tormentos
    y Oy triunfando en gozos y contentos?

    [y]

    Solo en Carlos
    hallo Oraculo, Solaz
    Libertad, Rey, Conde, Amparo
    ….
    y otras Señales, tan claro
    dizen, como el Padre Nuestro
    el que viene a libertarnos.
    Las cosas que han sucedido son un continuo milagro
    ….
    Son a Maria estos Cultos
    por nuestro Rey consagrados:
    porque esta Reyna es patrona
    del Austriaco cuydado:
    Y porque aquesta Conquista
    se deve al favor Mariano
    …. (Villancicos, 1705)

    Como vemos, en estos villancicos -y en actos posteriores- se dará la réplica a la imagen elaborada de Felipe: si éste es fuerte, valiente “animoso” –como se le llamó-, también lo es Carlos quien, al igual que Felipe, lucha valientemente en las batallas; si es inteligente, también lo es el segundo; si es joven, sano, bello y, por tanto, con un futuro de prometedora descendencia, también lo es Carlos; si es religioso y favorecedor de la religión, también lo es Carlos, insistiendo en este aspecto para tratar de eliminar el perjudicial efecto propagandístico del carácter protestante de parte de sus aliados, efecto muy explotado en el lado felipista. Al contrario, entre los seguidores de Carlos, se presenta a Felipe como miembro de una monarquía que ha abandonado las exigencias religiosas y que es esencialmente impía. Además, Carlos, en Aragón, Cataluña y Baleares, por la promesa de respetar sus fueros, es presentado como libertador de quien los oprimía, Felipe, cuyo abuelo, Luis XIV era causante de la guerra y de las pretendidas particiones entre los reyes europeos de los reinos que conformaban la corona española hasta estos momentos.

  • Asesinado el conceller en cap en el campanario de la catedral por querer impedir un asalto popular contra los sitiadores borbónicos; el papel de las mujeres aquel día

    En est dia, á lo que debian ser tocadas las 7 del matí, alguns fills de perdició e instigats del sperit maligne, continuant son depravat obrar, y procurant commourer lo poble, y abent trobat lo Excm. senyor Conceller VI en la riera de sant Juan, lo feren seguir en la present Casa fent que prengués lo Estandart ó Pendó de santa Eularia, y quel pujás á Monjuich, com en efecte, per evitar tots disturbis, dit senyor Conseller prengué dit Estandart, lo qual per dita gent alterada se li entregá, y habentse feta la mateixa acció en la Casa de la Diputació, feren seguir un Consistorial ab lo Estandart ó Pendó dit de sant Jordi, y los conduhiren á Monjuich, y arribats allí, quedantse dit Pendó de sant Jordi, se quedá al mitx del camí de las líneas de comunicació, y lo de santa Eularia fonch enarbolat y posat en la muralla de la fortaleza ahont estigué fins á la tarde, que com millor se pogué se escondí ab lo pretext de serse troncada la asta de aquell, y amagadament sen baixá dit senyor Conceller junt ab dit Estandart, tornant aquella en la present Casa, habent precehit que estant dit Estandart enarbolat en dita fortaleza, se doná per los naturals que anaben ab dit Estandart, se envestí á cos descubert al enemich, en la qual envestida foren moris y nafrats molts de una y altre part.

    E aprés de haber succehit axó, á lo que debian ser cerca de las 9 se ohí tocar á rebato en la Catedral y altres parts, lo que ohit per lo Excm. Consistorí, desitjant y procurant la major quietut, se resolgué lo fer cessar lo tocar ditas Campanas, se feren varias y diferents diligencias, y ohint que no obstant aquellas, la Campana de las horas y lo Thomas continuaban en tocar, lo Excm. senyor Conceller en Cap, associat de 4 Caballers y Ciutadans, sen aná de la present Casa á la Catedral, y puja en lo campanar, ahont se tocan las campanas, y al que fonch al cap de munt de la escala ó caragol, trobá alguns minyons que tocaban dit Thomas, y habentlos ne fet deixar, aparegueren alguns fills de perdició, qui instigats del esperit maligno, ab grans crits digueren que la Campana habia de tocar, y replicant dit senyor Conceller en Cap dient, no habia de tocar tant per ser orde de S. M. com per convenir á la quietut pública, no duptá un de dits fills de perdició poch tement á Deu, tirar y disparar un tir de pistola á dit Conceller en Cap, del qual restá ferit en lo bras dret passantli á la mamella, de la cual ferida en breu temps morí, cujus anima requiescat in pace. Amen. (Dietario de la ciudad).

  • Entrada del Duque de Berwick, Te Deum en la catedral, grandes destrozos en la ciudad, los Migueletes entran en el ejército borbón, quema de banderas

    A Barcelone le 21. Septembre.

    M. le Maréchal de Berwick a fait le 18. de ce mois son entrée en cette Ville pour aller à la Cathedrale faire chanter le Te Deum. Il partit du Camp suivi de plus de 100. Officiers du premier ordre, tous bien montez, & les Chevaux couverts de houffes tres propres. J’avois l’honneur d’estre de nombre. Lorsque nous fumes au tiers du chemin, il s’arrêta un quart d’heure, après il s’avança à une demie portée de Canon de la Ville, où il attendit encore un quart d’heure. Le Corps de Ville vint au-devant de luy. Il y avoit dix hommes à pied vêtus de Robes rouges & un galon deflus. Ils estoient suivis d’un pareil nombre vestus de même qui estoient à cheval. Il y en avoit de montez sur des mules avec des Timbales; après quoy marchoient à cheval six hommes avec des Robes bleues & violettes, tenant des manieres de masses à la main, & ils étoient suivis de cinq Consuls bien montez, donc les chevaux estoient magnifiquement harnachez, avec beaucoup de rubans à leur teste. Ils avoient une maniere d’écharpe de satin rouge à fleurs d’or large de neuf à dix pouces qui leur prenoit sur l’épaule & descendoit jusqu’à leur épée. M. le Maréchal s’arresta; le premier Consul luy fit une petite Harangue en Espagnol. Je ne pus pas bien l’entendre. M. le Maréchal luy repondit fort honnestement, & leur dit en general qu’il falloit oublier le passé, qu’ils n’avoient qu’à donner au Roy des marques de leur fidelité, & qu’il feroit toux ce qu’il pourroit auprés de S. M. C. pour l’engager à les traiter favorablement. Apres quoy les Gardes de M. le Maréchal mirent l’épée à la main, & passerent les premiers. Tout le cortege fit demy tour à droite, & marcha du costé de la Ville dans le même ordre qu’il estoit venu. Le premier Consul marcha à la gauche du Milord. En approchant, le Montjoüy salua de tout son Canon, & en entrant dans la Ville toute l’artillerie de la Place tira. Il y avoit sur la porte trois tapis avec le Portrait du Roy d’Espagne. Nous marchâmes dans cet ordre jusqu’à la Citadelle. Les ruës estoient bordées de Soldats qui presentoient les armes, & avoient leurs bayonnettes au bout du fusil, il n’y avoit que les Gardes Valones qui eussent le fusil sur l’épaule. Il y avoit dans les rues qui traversaient celles par lesquelles nous passions, des Cavaliers qui avoient le sabre haut. Le Portrait du Roy edtoit aussi au dessus de la grande porte de l’Eglise. Le Chef du Clergé suivi de ses Chanoines se trouva sur la porte & fit son compliment à M. le Maréchal. Se l’accompagna dans le Chœur où on luy avoit preparé un Prié-Dieu. L’Eglise estoit fort illuminée. On chanta le Te Deum en Musique, pendant lequel tems la Place fit 3. décharges de Canon. Les enfans & le petit peuple crioient Viva & jettoient leurs chapeaux en l’air. Le Te Deum fini on repassa par les mêmes ruës & avec le même ordre jusqu’à la porte. En sortant, la Place & le Montjoüy saluerent encore de toute leur artillerie. Voilà toute la Ceremonie.

    Je remarquay qu’il y avoit neuf Bombes qui estoient tombées dans cette Eglise. Il y a des ruës où l’on ne peut passer à cause des débris des maisons. Il y en a peu qui ne soient endommagées ou des Bombes ou des Boulets à ricochet que nous avons tirez.

    Lorsque M. de Broglio est parti il y avoit auprás de M. le Maréchal des Deputez de l’Isle de Maillorque pour traiter avec luy.

    On parle diversement du Marquis de Villaroel qui commandoit dans Barcelone, & qui a eu le genoüil cassé au dernier assaut; les uns disent qu’il s’est sauvé à Maillorque, & les autres qu’il s’est remis à la clemence du Roy, alleguant qu’il n’a pas tenu à ses representations que les Rebelles ne se soient plutost soumis. Ce dernier sentiment paroist le plus vray.

    J’ay vû d’ailleurs des Lettres qui mandent qu’il ne faut pas croire un mot du grand nombre de gens que nous avons perdu. Il y en a six fois moins.

    On ajoute qu’on va faire le procès aux plus coupables des Rebelles, que les Miquelets prendront parti dans les Troupes d’Espagne, & qu’on oblige la Ville de bastir une Citadelle à ses dépens.

    On dit que M. le Maréchal de Berwick avoit envoyé les Drapeaux de Barcelone à Madrid, & que le Roy d’Espagne les luy a renvoyé par le même Courrier avec ordre de les faire brûler au milieu de la Ville par la main du Bourreau.

    Une Lettre du trois de ce mois porte que M. le Maréchal a fait embarquer le même jour vingt deux des principaux Chefs des Rebelles, pour les faire passer au Château d’Alicant, où ils seront bien gardez. On dit que Villaroel, Pinos, & Basset sont du nombre des prisonniers. Il y en a un grand nombre d’autres qu’on envoye à Peniscola.

  • Se refunde Tomasa, la campana mayor de la catedral

    Refúndese la campana mayor de la catedral llamada Tomasa.

  • Carlos III manda dejar la actitud criminal que constituye la gitanidad, prohibe la discriminación contra supuestos ex-gitanos (quienes sin embargo no pueden trabajar de esquilador ni vendedor ambulante ni posadero salvaje), y castiga el uso de la palabra “gitano”

    CAPITULO PRIMERO

    Declaro que los que llaman y se dicen Gitanos no lo son por origen ni por naturaleza, ni provienen de raiz infecta alguna.

    II.

    Por tanto mando que ellos y cualquiera de ellos no usen de la lengua, trage y método de vida vagante de que hayan usado hasta de presente, baxo las penas abajo contenidas.

    III.

    Prohibo á todos mis Vasallos de cualquier estado, clase y condicion que sean, que llamen ó nombren á los referidos con las voces de Gitanos, ó Castellanos nuevos, baxo las penas de los que injurian á otros de palabra, ó por escrito.

    IV.

    Para mayor olvido de estas voces injuriosas y falsas, quiero [que] se tilden y borren de qualesquiera documentos en que se hubieren puesto, ó pusiesen, executándose de oficio y á la simple instancia de la parte que los señalare.

    V.

    Es mi voluntad que los que abandonaren aquel método de vida, traje, lengua ó gerigonza sean admitidos á qualesquiera oficios, ó destinos á que se aplicaren, como tambien en qualesquiera Gremios, ó Comunidades, sin que se les ponga, ó admita en Juicio, ni fuera de él obstáculo ni contradiccion con este pretexto.

    VI.

    A los que contradixeren y rehusaren la admision á sus oficios y gremios á esta clase de gentes emendadas, se les multará por la primera vez en diez ducados, por la segunda en veinte y por la tercera en doble cantidad, y, durando la repugnancia, se les privara de exercer el mismo oficio por algún tiempo á arbitrio del Juez, y proporcion de la resistencia.

    VII.

    Concedo el término de noventa días contados desde la publicacion de esta Lei en cada Cabeza de partido, para que todos los Vagamundos de esta y cualquiera clase que sean se retiren á los pueblos de los domicilios que eligieren, excepto por ahora la Corte y Sitios Reales, y abandonando el traje, lengua y modales de los llamados Gitanos, se apliquen á oficio, exercicio ú ocupacion honesta sin distincion de la labranza ó artes.

    VIII.

    A los notados anteriormente de este género de vida, no ha de bastar emplearse sólo en la ocupacion de Esquiladores, ni en el tráfico de Mercados y Ferias, ni ménos en la de Posaderos ó Venteros en sitios despoblados, aunque dentro de los Pueblos podrán ser Mesoneros, y bastar este destino siempre que no hubiere indicios fundados de ser delinqüentes, ó receptadores de ellos.

    IX.

    Pasados los noventa días procederán las Justicias contra los inobedientes en esta forma: A los que habiendo dexado el trage, nombre, lengua ó geringonza, union y modales de Gitanos, hubieren ademas elegido y fixado domicilio, pero dentro de él no se hubieren aplicado á oficio ni á otra ocupacion, aunque no sea mas que la de jornaleros, ó peones de obras, se les considerará como Vagos, y serán aprehendidos y destinados como tales, según la Ordenanza de éstos, sin distinción de los demás Vasallos.

    X.

    A los que en lo sucesivo cometieren algunos delitos, habiendo tambien dexado la lengua, trage y modales, elegido domicilio, y aplicá[n]dose á oficio, se les perseguirá, procesará y castigará como á los demas reos de iguales crímenes, sin variedad alguna.

    XI.

    Pero á los que no hubieren dejado el traje, lengua ó modales, y á los que, aparentando vestir y hablar como los demás Vasallos, y aun elegir domicilio, continuaren saliendo á vagar por caminos y despoblados, aunque sea con el pretexto de pasar á Mercados y Ferias, se les perseguirá y prenderá por las Justicias, formando proceso y lista de ellos con sus nombres y apellidos, edad, señas y Lugares donde dixeren haber nacido y residido.

    XII.

    Estas listas se pasarán á los Corregidores de los Partidos con testimonio de lo que resulte contra los aprehendidos, y ellos darán cuenta con su dictamen, ó informe á la Sala del Crímen del territorio.

    XIII.

    La Sala, en vista de lo que resulte, y de estar verificada la contravencion, mandará inmediatamente sin figura de juicio sellar en las espaldas á los contraventores con un pequeño hierro ardiente, que se tendrá dispuesto en la Cabeza de Partido con las Armas de Castilla.

    XIV.

    Si la Sala se apartare del dictámen del Corregidor dará cuenta con uno y ótro al Consejo para que éste resuelva luego y sin dilacion lo que tuviere por conveniente y justo.

    XV.

    Conmuto en esta pena del sello por ahora, y por la primera contravencion la de muerte, que se me ha consultado, y la de cortar las orejas á esta clase de gentes, que contenían las Leyes del Reino.

    XVI.

    Exceptúo de la pena á los niños y jóvenes de ambos sexos, que no excedieren de diez y seis años.

    XVII.

    Estos, aunque sean hijos de familia, serán apartados de la de sus padres, que fueren Vagos y sin oficio, y se les destinará á aprender alguno, ó se les colocará en Hospicios ó Casas de enseñanza.

    XVIII.

    Cuidarán de ello las Juntas, ó Diputaciones de Caridad que el Consejo hará establecer por Parroquias, conforme á lo que me propone, y á lo que se practíca en Madrid, asistiendo los Párrocos ó los Eclesiásticos zelosos y caritativos que destinen.

    XIX.

    El Consejo formará para esto una Instruccion circunstanciada con extension al recogimiento en Hospicios, ó Casas de Misericordia, de los enfermos é inhábiles de esta clase de Vagos, y de todo género de pobres y mendigos; cuya Instruccion pasará á mis manos para su aprobacion, sin suspender entre tranto la publicacion de esta Pragmática.

    XX.

    Verificado el sello de los llamados Gitanos, que fueren inobedientes, se les notificará y apercibirá que en caso de reincidencia se les impondrá irremisiblemente la pena de muerte; y así se executará sólo con el reconocimiento del sello y la prueba de haber vuelto á su vida anterior.

    [XXI-XXXIV: mesuras administrativas]

    XXXV.

    Por un efecto de mi Real clemencia á todos los llamados Gitanos y á qualesquiera otros delinqüentes vagantes, que han peturbado hasta ahora la pública tranquilidad, si dentro del citado término de noventa dias se retiraren á sus casas, fixaren su domicilio, y se aplicaren á oficio, exercicio, ú ocupacion honesta, concedo indulto de sus delitos y excesos anteriores, sin exceptuar los de contrabando y desercion de mis Reales Tropas y Vaxeles.

    [etc etc]

  • Herido el científico Méchain inspeccionando una máquina de su colega Salvá, que hace de caballo

    Un médecin célèbre, dont il avoit fait la connoissance à Barcelone, le pressoit depuis quelque temps de venir voir une machine hydraulique nouvellement établie dans une campagne voisine [San Andrés de Palomar]. Méchain avoit toujors différé, tant qu’avoient duré les observations astronomiques; mais au moment de retourner en France il ne put refuser cette satisfaction aux instances de son ami. Leur arrivée n’ayant point été prévue, ils ne trouvèrent pas les chevaux qui faisoient ordinairement le service de la machine. Le docteur, aidé de son domestique, se crut assez fort pour la faire jouer. Méchain, placé dans un endroit un peu élevé auprès du réservoir, admiroit la quantité d’eau qu’il voyoit affluer: tout à coup il entend des cris perçans, et en se retournant il aperçoit le docteur et son domestique entrainés par la machine que leurs premiers efforts ont pu mettre en mouvement, mais qui les maîtrise à son tour; il se précipite pour les secourir, et à l’instant la barre qui les a renversés leur échappe des mains, vient le frapper lui-même, et le lance contre un mur au pied duquel il tombe sans connoissance et baigné dans son sang. Le docteur tout froissé se relève et court à son ami qu’il croit mort, et qui reste plusieurs heures sans donner le moindre signe de vie. Enfin, à force de soins, on parvient à lui ranimer le pouls. On le transporte à la ville [Barcelona], où il arrive au milieu de la nuit; mais comme on n’a nul espoir de le rappeler à la vie, on remet au matin la visite de ses blessures. Le jour venu, en lui trouve le côté droit cruellement froissé, plusieurs côtes enfoncées, la clavicule démise et brisée. On le panse, un peu tard peut-être; rien ne lui rend la connoissance: il la recouvre enfin au bout de trois jours, et ne sent son existence que par une fièvre ardente, des douleurs de tête insupportables, et les regrets plus cuisans encore de voir passer dans l’inaction le temps le plus précieux de l’année, celui dont il se disposoit à faire un si bon usage, lui qui dans les premiers jours de son arrivée a Barcelone, ayant aperçu une comète nouvelle [C/1793 A1], s’excusoit, pour ainsi dire, d’avoir donné quelques instans à des observations pour lesquelles il n’étoit point envoyé. «Ce n’est pas ma faute,» nous disoit-il en faisant part de sa découverte à l’Academie des sciences, «je ne la cherchois pas.»

    Deus mois entiers il fut condamné à l’immobilité la plus absolue. L’impatience trop légitime que le dévoroit retarda sans doute sa guérison. Son accident étoit arrivé dans les premiers jours du printemps; aux environs du solstice [1793 Jun 21 Fri at 01:19:45] il ne pouvoit encore se servir du bras droit. Les médecins et les chirurgiens les plus habiles de Barcelone croyoient que jamais il ne pourroit en recouvrer l’usage. Six mois auparavant il avoit observé le solstice d’hiver: celui d’été devoit lui donner une connoissance plus complète de l’obliquité de l’ecliptique. Il voulut au moins ensayer ce qu’il pourroit faire avec un seul bras. Il se faisoit placer auprès du cercle: son adjoint préparoit l’observation; Méchain ne se réservoit que le soin de donner à la lunette les mouvemens qui devoient placer le bord du soleil sur le fil. Pour apprécier les efforts que lui coûtoient ces observations dans l’état de gène et de souffrance où il se trouvoit, il faut avoir fait de pareilles observations, connoître la position de l’observateur, obligé de se courber pour apercevoir l’astre à la hauteur solsticiale, et songer qu’à la latitude de Barcelone le soleil est encore de 8 degrés plus élevé que nous l’avons à Paris. Cet essai convainquit Méchain qu’il n’étoit pas en état de reprendre la mesure de la méridienne. On lui conseilla les eaux et les douches de Caldas; cependant elles ne lui rendirent pas le libre usage du bras droit. Il apprenoit à s’en passer, et ce qu’il regretoit le plus, c’étoient six mois perdus dans l’inaction. S’il parloit de son accident, il ne le considéroit que sous ce point de vue; mais il n’aimoit pas à en parler, soit qu’il le regardât comme l’effet d’une complaisance qu’il n’auroit pas dù se permettre quand tout son temps appartenoit à la mission dont il étoit chargé, soit aussi (car ce scrupule peut paroître incroyable, quoique parfaitement dans le caractère de Méchain), soit, dis-je, qu’il voulût ménager le docteur, à qui il n’en resta pas moins sincérement attaché depuis. S’il se permet dans une de ses lettres ces mots dans lesquels on pourroit voir un reproche: «Sans lui ce malheur ne fût point arrivé», il ajoute aussitôt: «mais sans sa présence je n’existerois plus.»

  • Vista de la ciudad, los encantos de la catedral, italianos en el teatro

    As we proceeded to the stairs in the harbour, the first view of the city particularly struck us by its neatness, and the novelty of the houses contiguous to the port, the greater part of which are new. A large building, the Tribunal of Commerce, stands in front; and the whole scene is exceedingly pleasing, though it exhibits little or nothing of magnificence. The great quay, however, is a noble work, by far the grandest I have seen any where: it was crowded with people, whose cleanliness, bustle, and costume surprised and delighted us. The appearance here is really more striking than I can describe; every body is in motion, and industry busy in every street.

    Having secured apartments at los coatro nationes [Las cuatro naciones], a new inn, we began our walk through the town. The cathedral is a small but venerable, Gothic building. The cloister planted with orange trees, and surrounded by chapels, many of which have old armour, swords, and shields, suspended over their altars, is a fit introduction to such an edifice. But the church itself with its spiral stalls, «chaunted mass,» gloomy aisles, and «dim religious light» struggling through a few rich windows, and resting at last upon the gilt traces of a high-wrought Gothic altar, carried me more forcibly than any thing I can remember into the darkest ages of monkish devotion. The Catholic ceremonies are fine only in their edifices; the effect of this altar to me, who had just landed from the tawdry «crimped Grecian» spectacles of Italy, the idea of its having remained in the same state for ages, and that it has never been profaned by French violence, struck me with a mingled sensation of reverence and satisfaction.

    Hence we proceeded into the world again; and at the custom-house, a solid, handsome, though not architecturally beautiful building, were present at the examination of our trunks, which was performed with great civility by an officer who was well acquainted with the English, French, and Italian languages. He inspected all my books, one of which was the common prayer; he read the title page aloud and returned it to me. The bustle of business in the custom-house is very great; and the strictness with which the baggage of travellers is generally examined, has been much complained of.

    In the evening we visited the theatre: as it begins as early as five o’clock, the Spanish comedy was over when we arrived; but we were in time for the ballet. The theatre is not very large: it is tolerably well constructed; but though neat in the extreme, is miserably deficient in decorations. It has three tiers of boxes and a gallery; a plain white curtain, festooned on a yellow ground; the stage boxes have pilasters adorned with brown arabesks; in the centre of the house is suspended a mean lamp; but the general effect, from its extreme neatness and cleanliness is not unpleasing. The exterior bears the date of 1776. We were best entertained with the ballet Matilda di Orsino, a bustling Spanish story. The scenery was new, well managed, and appropriate; the palace-view was better executed than any scene I have witnessed since I left Paris; the landscapes but indifferently. The dancers are all Italians; but the whole was conducted without extravagance or absurdity, after the French taste. We had only the gusto Italiano for five minutes at the end, when three twirling buffoons with white breeches made their appearance. The good taste which prevails in this department is owing to the first female dancer, La Perron, who received her education at Paris; she has considerable merit, and the actors are respectable. The orchestra is rather scanty. The house was by no means full; the company in the boxes were neatly dressed, and the audience in general quiet and well behaved: the whole performance was finished at eight o’clock.

  • Entrada triunfal de un retrato de Fernando VII después de una ocupación francesa de seis años

    Llega por fin el dia 30, dia de S. Fernando, en que las tropas españolas deben solemnizar su entrada en la ciudad, á los 75 meses y medio de su cautiverio; cumpleaños de aquella desigual batalla que inmortalizó para siempre el oscuro pueblo del Bruch. A las primeras horas de la mañana despertó la voz del cañon á los libres barceloneses, convidándoles á la fiesta que se preparaba. Desde la puerta de S. Antonio hasta el palacio real cubrieron los victoriosos soldados las calles, que debia recorrer á las diez de aquella hermosa mañana una soberbia carroza, precedida y escoltada por infanteria y caballeria, tirada por ricamente enjaezados caballos, y en la cual se ostentaba el retrato de Fernando VII. A sus piés y en el testero del coche, se veia arrodillada una noble matrona, figurando á Barcelona en actitud de presentar su corazon al mas amado de los reyes. Tendido á sus plantas un perro significaba la lealtad catalana. A la derecha del carro triunfal cabalgaba el general en gefe D. Francisco Copons y Navia, y D. Francisco Javier Cabanes, su gefe de estado mayor, á la izquierda. Poco antes de entrar en Barcelona la comitiva, presentóse á Copons el nuevo gobernador de la plaza D. Pedro Sarsfield, y le entregó las llaves de la ciudad.

    – «Las tomo en mis manos, contestó el capitan general, para manifestar ante el real retrato, que asi como he defendido la real corona de S. M. interin su cautiverio, presentándome al enemigo en diferentes acciones campales, y defendido la plaza de Tarifa, juro que mientras yo mande en este principado, le serán sus plazas conservadas; y devuelvo á V. S. las llaves, por la confianza que me merece.» Tomólas Sarsfield y colocóse á la izquierda de la carroza.

    Entonces la plaza y los buques de guerra surtos en el puerto que estaban empavesados desde la salida del sol, saludaron con estrepitosa salva la entrada del retrato de S. M., cuya comitiva siguió en medio de los vivas de la tropa y numeroso gentio por las calles del Hospital, Rambla, Dormitorio de S. Francisco, Ancha, Fusteria, Encantes y plaza de Palacio. En la puerta de este real edificio esperaban el Ayuntamiento de Barcelona y una diputacion del cabildo eclesiástico, que cumplimentaron al capitan general, quien les habló en estos términos:

    – «Al pueblo heróico de Barcelona no puedo darle mejor testimonio del aprecio que me merece, que haber señalado para el dia de mi entrada, el de nuestro amado soberano, entrando en triunfo su real retrato para consolar con su real presencia á los leales habitantes de esta fidelisima ciudad, que á pesar de la dominacion francesa siempre amaron y defendieron á nuestro legítimo soberano.»

    «Las virtudes que adornan al cabildo de la Santa Iglesia de Barcelona, son dignas de la mayor consideracion. El cabildo siempre tendrá en mi el mas fuerte apoyo, y le ruego pida al Sér supremo conserve largos años la importante vida de nuestro amado soberano para la felicidad de la monarquía.»

    En seguida S. E. y el general gobernador sacaron del coche el retrato de S. M. para colocarlo en la decoracion que se habia dispuesto en uno de los frentes del real palacio; lo que habiéndose verificado, desfilaron delante de la augusta imágen, las tropas que la acompañaban, los dos escuadrones de húsares, la tercera division del segundo ejército y los cuerpos que estaban tendidos en la carrera, dando todos á S. M. y con el mayor entusiasmo, sincero y repetidos vivas.

    Poco despues, y en el salon donde fue colocado el retrato, recibió en corte S. E. á todos los generales, gefes y oficiales á quienes arengó de esta suerte:

    – «Señores oficiales del primero y segundo ejército y division Mallorquina: Despues de haber dado tantos dias de gloria á la nacion, y de haber sufrido privaciones, es necesario descansar con la comodidad que permite esta guarnicion. La oficialidad de estos ejércitos siempre ha espuesto su vida por el rey, como lo tiene jurado, y no dudo que todos tendrán mayor satisfaccion en renovar el juramente ante este retrato.»

    Todos á una voz lo aseguraron. Despues de lo cual pasó S. E. acompañado del general gobernador, y toda la oficialidad, y presidiendo el Ayuntamiento, á la iglesia Catedral en donde se cantó un solemne Te Deum, asistiendo tambien el Obispo D. Pablo Sitjar, en accion de gracias por tan felices acontecimientos. Durante la noche hubo músicas é iluminaciones.

    Entre tanto … quedó del todo libre de franceses la provincia, y con ella todo el territorio español. Dia fué aquel de gloria para la nacion, aun en medio de los sinsabores que, el hasta entonces tan amado monarca, empezaba á hacerle esperimentar.

  • Protesta eclesiástica contra la represión absolutista

    Aqui se dió principio á los conjuros y anatemas: la voz de persecucion y de esterminio pronunciada por los que se apellidaban ministros de paz y del Santuario resonaba en la cátedra del Espiritu Santo, y con el Crucifijo en la mano escitaban al alucinado pueblo á teñir el aguzado puñal con sangre fratricida. Reprendiendo estos escesos el gobernador eclesiástico de la Diócesis de Barcelona, dijo: que se habia profanado la cátedra del Espiritu Santo con espresiones bajas, escitando al odio y á la venganza. (Circular de 25 de Noviembre de 1823)

  • La Audiencia Real, la Catedral, los jardines de la Ciudadela, los pavos, las murallas

    I went on shore with one of our party to M. Gauttier d’Arc’s house, which, as is usual in Spain, consists of one floor, and in this case is a very handsome suite of fine large rooms. Our host was soon ready to go out with us, and his taste and information making him a valuable guide, we were delighted to profit by his kindness. And first we reached the Audiencia Real, a very curious and beautifully decorated old building,—a mixture of Moorish and later Gothic,—where the states of Catalonia formerly assembled, and which is still used on occasions of the sovereign holding audiences. There is a beautifully carved archway, and a very handsome and picturesque staircase (with the cloisters up stairs enclosed with glass) leads to the first floor, with beautifully ornamented architecture, from whence a door opens to a small square garden with fountains, and enormous orange-trees covered with fruit. In a room beyond is kept an exceedingly curious piece of needlework, of the date of 1500, of St. George killing the dragon, exquisitely worked, —the figures with much expression; and a most elaborate landscape of trees, houses, castles, rivers, horses, fields, and figures.

    A curious missal may also be seen, if asked for, though they do not appear to take much care of it. It is on vellum, beautifully illuminated, and extremely well printed. It was executed at Lyons for the city of Barcelona, and is dated 29th April, 1521

    The Audiencia Real is well worth seeing by those who come to Barcelona, though it is not much spoken of.

    We next went to the cathedral; and wishing to walk over it more at leisure, we waited till mass was over, which to-day was numerously attended. The tribune of the former Counts of Barcelona remains on high, behind a grille; and midway up one side still exists a small but unattainable door, formerly leading to the chambers of the Inquisition, which joined the old cathedral.

    In a side-room under many locks is an iron door, which lifts up with a strong pulley, within which is kept a very fine gold reliquary, hung all over with jewels, the gifts of different sovereigns, and among them the collar of the Toison d’Or, which the emperor Charles the Fifth gave when he held a chapter in the cathedral, when he first came to Barcelona in 1529. The arms of Henry the Eighth of England, among those of other knights, are painted on the seats round the choir, the carving of which and of the pulpits is beautiful, as well as most of the details of the building. I had never before heard of the beauty of this cathedral; and though much smaller, yet from its mournful grandeur as a whole, and exquisite detail, it is, in my opinion, to be admired next to Seville. We next ascended one of the towers, and came to a small habitation half-way up, where Mr. Hawke was residing, for the sake of drawing the details of the interior. The roof of the cloisters makes a fine terrace, and the view from the higher roofs of the cathedral, extending over the town to the mountains of Monserrat, is very fine. We then descended, and crossed the Rambla to a street in which we saw what little remains of the house of the unfortunate avocat who was murdered by the mob, two or three months ago, for calling out «Viva la Reina» on the previous evening. He killed ten men before he was himself assassinated. The assailants got possession of his house by making an opening through a side wall. Next day they dragged his dead body before the windows of M. Gauttier d’Arc, and before those of the Queen Christina.

    On our way back to the ship we were joined by our consul, and several more of our friends, and walked round a public garden beyond the custom-house, laid out in parterres, fountains, and pieces of water, and called the General’s Garden. The citadel, which is on the north side of the mole, was built by Philip the Fifth, from the designs of Vauban, after he had reduced the Catalonians; and has six strong bastions, and covers a great extent of flat ground by the sea-side. Our friends accompanied us to the pier, where we took leave of them with gratitude for the kindness which, in spite of weather, had made our stay at Barcelona so pleasant. Had the season been less advanced, we should have liked to have complied with their proposal of escorting us to Monserrat, and some of the villages on the coast, which are said to be beautiful. We afterwards paid a parting visit to M. Rigault de Genouilly in the «Surprise,» to thank him for the assistance he had given us.

    In the evening, we returned to the General’s Garden, and by a long alameda to the walls. There was great excitement in this part of the town, created by immense flocks of turkeys, which were promenading about on some waste ground, each flock directed and occasionally thrashed by six or seven peasants (the number being proportioned to the size of the flock), who surrounded by crowds of people, were admonishing their charge with long canes. The streets and walks were quite full, the population of Barcelona being immense. To-morrow all would be let loose, as it is the «fair of turkeys,» every individual considering it a positive duty to have one of these birds for Christmas-day, an occasion on which it is said all Barcelona goes wild. The poor people, who have no means of roasting them at home, send them to the bakers; so that sometimes these latter have six or seven thousand turkeys to dress.

    We made the circuit of the walls, and found their strength very great. The fortifications which surround the town are admirably constructed; they are flanked on the eastern side by the low but formidable works of the citadel, and on the western by the towering ramparts of the fortress of Monjuich.

    We returned by the Rambla and the rampart over the sea, under one end of which is a prison; and on the esplanade above, the troops were assembled, and the band playing; crowds of people extended all the way down the mole. The great walk on the walls, reaching the whole length of the harbor, was, as well as the mole, constructed by the Marquis de la Mina, who died in 1768.

    Some troops were embarking on board the «Manzanares,» a fine Spanish twenty-gun brig for Port Mahon: these we were, however, destined to meet again sooner than any of us expected. In the evening we had a visit from M. Eigault de Genouilly, who came to give us advice and directions about our navigation through the straits of Bonifazio, by which we intended to proceed on our course to Civita Vecchia,

  • La Jamancia: mucha fusilería, poca carne, música para los líderes centralistas

    (Martes)

    Esta madrugada han entrado 52 carneros. A las 5 y ½ de la mañana, ha empezado en toda la línea de la ciudad un fuego muy vivo de fusilería.

    A las seis la Ciudadela ha roto el fuego de cañon, contra el baluarte del Medio dia y batería de S. Sebastian, y han contestado con disparos contra aquel fuerte y el de D. Carlos. En seguida las baterías de S. Antonio, Puerta del Angel, Junqueras, Rebellin de S. Pedro y Puerta nueva, han empezado á molestar con sus disparos el fuerte Pio, Ciudadela, y los pueblos de Sans y Gracia, en cuyo punto causaron algunas desgracias en edificios y personas, obligando á la mayoría de los refugiados y habitantes en aquel barrio, á retirarse á las colinas inmediatas donde permanecieron acampadas casi todo el dia. Este fuego tan horroroso como mortífero, ha durado hasta las doce y cuarto en que ha cesado del todo. A la una y media ha vuelto á renovarse con igual encarnizamiento, y ha durado hasta las cinco y media de la tarde.

    Esta mañana en medio del estruendo del cañoneo que tenia consternado á los habitantes de esta ciudad, una música de regimiento ha ido á felicitar á D. Rafael Degollada, presidente de la Junta suprema, y á D. Rafael Ferrater vocal de la de armamento y defensa por ser hoy sus dias. Esta tarde según se dice una muger ha entregado a un centinela abalizada de los centralistas un oficio para la Junta que aseguran ser del general Sanz. Son las once de la noche y no se oye ningun tiro de fusil. Según el vigia de la torre de la Catedral los fuertes han disparado en este dia 1,744 balas y 1,390 granadas, que ascienden juntas á 3,234 proyectiles. Véanse en la nota el oficio de que acabamos de hablar junto con la contestación dada por la Junta suprema (1).

    La Junta suprema á fin de precaver las desgracias que pudiesen sobrevenir á los que transitan por las calles durante los fuegos de los fuertes, ha publicado con esta fecha el decreto que puede leerse mas abajo (2).

    [
    (1) Ejército de Cataluña. Al pueblo Barcelonés. Desde el amanecer de hoy las baterías de los infames bajo cuyo yugo gime la desgraciada Barcelona, están haciendo fuego contra esta poblacion con proyectiles sólidos y huecos, teniendo quelamentar ya varias desgracias entre estos habitantes y daños en varios edificios.

    No es posible que yo tolere semejante infraccion de todos los derechos; y en este concepto, prevengo á los leales y honrados habitantes de Barcelona, que si en el término de media hora después de recibida esta comunicacion, no cesa el fuego contra los pueblos indefensos de Gracia, Sans, Clot, etc. me veré en la dolorosa precision de arrojar bombas sobre la Ciudad, baterías y obras, hasta que cesen de hostilizar á los mencionados puntos, cualquiera que sea el resultado; cuya medida tendrá egecucion, siempre que lo repitan.

    Cuartel general de Gracia 24 octubre de 1843.==El teniente general y en gefe del ejército.==LAUREANO SANZ.

    EXCMO. SEÑOR.
    Con impavidez y sangre fria ha visto esta Junta la ridícula amenaza que hace V. E. á este heróico vecindario, de arrojar bombas en el centro de la poblacion, caso que no cese el fuego de cañon, dirijido desde nuestros fuertes sobre los puntos que ocupan las tropas de su mando. Como si los Barceloneses se espantasen de esta medida estrema, se les pretende intimidar con ella, cuando hace dias, y hoy particularmeute, han llovido bombas sobre sus derruidos edificios, bombas que han servido y sirven para enardecer los entusiastas corazones de los libres. Caigan bombas á millares, señor D. Laureano Sanz; desplómense los mas bellos monumentos de arquitectura, que son la admiracion de la culta Europa ; perezcan, si asi lo quieren los absolutistas que mandan fuera de los muros, ancianos, mugeres y niños: húndase el firmamento, y desaparezca, si es menester, la rica capital del antiguo principado, la madre de la industria española; no por eso aflojará nuestra bravura, no por eso se ahogará el santo grito de Junta Central, que lanzan estos valientes, aun en los momentos de despedirse para siempre de su cara patria, cuando están exhalando su postrimer aliento. Ejecútese, pues ó mas bien continúe ejecutándose esa atroz medida, que todos los gobiernos del mundo condenan como impolítica y que se complace en practicar V. E. y nosotros
    diremos: Sálvese la libertad auuque no quede uno solo para contarlo. En último resullado también tenemos acordado un medio espantoso de destruccion, que asombrará al mundo, y que nos es indiferente que principie hoy ó dentro de una semana ó un año.

    Ya ve V. E. que los barceloneses son mas amantes de su reputacion y de su gloria , que de su propia ecsistencia, y que no hay fuerzas sobre la tierra, que les hagan aflojar de su propósito en un negocio, que no lo han de decidir las puntas de las bayonetas, ni el estruendo de los cañones, sino la fuerza irresistible de la opinión pública, que es el principal apoyo ó mas bien el único sosten de nuestra causa.

    De todo lo acaecido, y de lo que sucesivamente acaezca, V. E. es el único responsable ante Dios y los hombres; las victimas que inutilmente se sacrifican en uno y otro partido, V. E. solo las causa; y algun dia le exigirá la sociedad estrecha
    cuenta de su inmoral y bárbara conducta, toda vez que esta plaza no hace mas que contestar, y siempre cansada de sufrir, los fuegos de artillería que se le dirigen, ya contra las personas, ya sobre los edificios. Abra V. E. su corazon aun á sus mayores amigos; y manifiésteles sin rubor, si es ó no cierto que su conciencia lanza gritos de horror y de indignación contra su inícuo modo de proceder.

    Barcelona 24 de octubre de 1845.—El presidente, Rafael Degollada.—El vocal secretario, José de Caralt.—Excmo. Sr. D. Laureano Sanz, teniente general del ejército.

    (2) JUNTA SUPREMA PROVISIONAL DE LA PROVINCIA DE BARCELONA.

    A fin de precaver los funestos resultados que pudieran sobrevenir por estar muchas casas cerradas, cuando se disparan sobre la ciudad bombas o granadas desde los fuertes enemigos, esta Junta decreta:
    Art. 1.° Todas las puertas de las escaleras de las casas y las tiendas habitadas estarán abiertas durante el dia.
    Art. 2.° Desde el momento en que los fuertes enemigos principien á arrojar sobre la plaza proyectiles de cualquier clase se abrirá igualmente las puertas, aunque sea de noche, y no se cerrarán en toda ella hasta que hayan cesado los fuegos.
    Art. 3.° Los que contravinieren á los artículos precedentes, pagarán por sí ó por medio de sus encargados, la multa de 100 duros, ó sufrirán en su defecto un mes de reclusion en Atarazanas con destino á las obras de fortificacion, y sin perjuicio de que se franqueen las puertas de sus casas.
    Art. 4.° La fuerza armada de esta guarnicion, dirijida por los señores gefes ú oficiales, queda autorizada para llevar á cabo esta medida, y conducir presos á los contraventores á disposicion de esta Junta.
    Barcelona 24 de octubre de 1843.
    El presidente, Rafael Degollada.—Vocales.—Vicente Soler.—Agustin Reverter.—Antonio Benavent.—Miguel Tort.—Tomás María de Quintana.—José de Caralt.—Vicente Zulueta.—Tomás Fábregas.—Antonio Rins y Rosell, vocal secretario.
    ]

  • La Jamancia: reconciliación de la catedral tras los destrozos revolucionarios, fin

    (Jueves).

    Con arreglo á los artículos 9.° y 12.° del convenio que hemos trasladado mas arriba, el Exmo. Sr. Capitan general ha espedido hoy un bando disponiendo la presentacion de las cuentas, libros y demas comprobantes de lo recaudado y pagado por las personas que han estado encargados de la recepcion y administracion de caudales desde el 1.° de Setiembre hasta el 17 del que rige (1 [not OCRed]). Sobre lo dispuesto en este bando existe una comunicacion del Sr. Rius y Rosell á D. Laureano Sanz, fecha en Auriol de Francia á los 12 de este mes, que no podemos menos de copiar á continuación del citado bando (2 [not OCRed]). Nuestros lectores harán sobre ella los comentarios que juzguen del caso: nosotros, lo repetimos, no somos mas que historiadores.

    Hoy se ha celebrado con el mayor aparato la reconciliacion de la Sta. Iglesia Catedral, profanada, lo mismo que la de Sta. Maria, durante la revolucion pasada. El Excmo. é Ilmo. Sr. Obispo de esta Diocesis precedido del Cabildo y acompañado por el Excmo. Ayuntamiento Constitucional, presidido por el Sr. Gefe Político, ha principiado la función por los Exorcismos que previene el Ritual Romano, y despues de haber elevado al Todo Poderoso plegarias espiatorias, ha recorrido en procesión por tres diferentes veces todo el recinto y cláustros rociando las paredes con agua bendita, celebrándose en seguida un oficio solemne con el cual ha terminado tan augusta é imponente ceremonia. Ha concurrido á este acto religioso un inmenso gentío y la mayor parte de los gefes y señores oficiales de los cuerpos esentos de servicio. — El dia 3 de diciembre debe celebrarse la reconciliación de la Iglesia de Sta. Maria del Mar.

    Con esta fecha la Diputacion Provincial interina, ó llámesele Junta de Armamento y Defensa, ha dado las gracias á la compañia de M. N. de Berga por los servicios que ha prestado durante el bloqueo.


    Tales son los principales hechos que han tenido lugar durante los tres meses que ha durado la revolucion de esta Ciudad. Ojalá que, como lo esperamos, sirvan de saludable leccion para el porvenir! Ojalá que el gobierno no pierda de vista cuanto conviene cimentar la tranquilidad de esta poblacion inmensa, en cuya suerte ha empezado á probar que se interesaba con los dos acertados nombramientos de D. Ricardo Schely para gefe político y del Baron de Meer, para capitan general!

    FIN.

  • Barcelona en 1847: la Rambla, comparación con Marsella, edificios públicos, la catedral, Colón

    The Rambla and the People on Promenade—Theophile Gautier—Marseilles and Barcelona contrasted—Public Buildings—The Cathedral—Christopher Columbus

    The Rambla, a wide and pleasant promenade, runs from the outer edge of the city, to the water. The trees along its sides had not taken the coloring of spring, and the weather was raw and gusty, but it was a half-holiday, and gentle and simple were taking their noon-day walk. The wealthier classes wore plain colors universally: the men enveloped in their cloaks, the women in rich, black mantillas, the lace of which just flung a shadow on their faces. The poorer people, as in all countries, furnished the picturesque. Full of leisure and independence, for the moment, they went sauntering up and down; the women with gay shawls drawn high around their heads, and their long silver or gold ear-rings, with huge pendants of topaz glancing in the sun; the men in long caps of red or purple, and striped and tasseled mantles, making lively contrast with the rich and various uniforms of the soldiers who were on the stroll. Now and then among the crowd you might discover the peaked hat so general in the south, bedecked with velvet trimmings, and tufts of black wool upon the brim and crown. Accompanying it, there would be a short fantastic jacket, with large bell buttons dangling, while the nether man was gorgeous in breeches of bright blue, with black leggings, and the everlasting alpargata, or hempen sandal. «Who are those troops?» I inquired of an old man, as a squad passed us, half-peasant, half-soldier in costume, their long, blue coats with red facings fluttering loose behind them. » They are the mozos de la escuadra,» he replied. «What is their branch of service?» «To keep the province clear of thieves.» «Are there, then, thieves in Catalonia?» «O! si senor! los hay, creo, en todas partes, como vmd. sabra» («Oh yes, sir, there are some every where, I think, as your worship may know,») said the old rascal, with a knowing leer.

    Theophile Gautier, in his pleasant «Voyage en Espagne,» has sufficient gravity to say that Barcelona has nothing of the Spanish type about it, but the Catalonian caps and pantaloons, barring which, he thinks it might readily be taken for a French city, nay, even for Marseilles, which, to his notion, it strikingly resembles. Now it may be true, as Dumas says, that Theophile professes to know Spain better than the Spaniards themselves; a peculiarity, by-the-by, among travelers, which the Spaniards seem to have had the luck of; but I must be pardoned upon this point, for knowing Marseilles better than he, having been there twice, for my sins, and too recently to be under any illusions on the subject. Dust from my feet I had not shaken off against that dirty city, because dust there was none, when I was there, and the mud, which was its substitute, was too tenacious to be easily disposed of. Yet I had sickening recollections of its dark and inconceivably filthy port, through all of whose multiplied and complicated abominations—solid, liquid, and gaseous—it was necessary to pass, before obtaining the limited relief which its principal but shabby street, «la Cannebière afforded. In the whole city, I saw scarce a public building which it was not more agreeable to walk away from than to visit. What was worth seeing had a new look, and with the exception of a sarcophagus or two, and the title of «Phocéens,» assumed by the Merchant’s Club, in right of their supposed ancestors from Asia Minor, there was really nothing which pretended to connect itself, substantially, with the past. Every thing seemed under the influence of trade—prosperous and ample, it is true, but too engrossing to liberalize or adorn.

    In Barcelona, on the contrary, you look from your vessel’s deck upon the Muralla del Mar, or sea-wall, a superb rampart, facing the whole harbor, and lined with elegant and lofty buildings. Of the churches, I shall speak presently. Upon the Rambla are two theaters : one opened during my visit, and decidedly among the most spacious and elegant in Europe; the other of more moderate pretensions, but tasteful and commodious, with an imposing facade of marble. In the Palace Square, the famous Casa Lonja, or Merchants’ Hall, stands opposite a stately pile of buildings, erected by private enterprise, and rivaling the beauty of the Rue Rivoli of Paris, or its models, the streets of Bologna, where all the side-walks are under arcades. On the other side of the same Plaza, the palace, a painted Gothic, fronts the Custom-house, which, overladen as it is with ornament, has yet no rival in Marseilles. Toward the center of the city, in the Square of the Constitution, you have on one side the ancient Audiencia, or Hall of Justice, whose architectural relics bring back remembrances of Rouen, while on the other side is the Casa Consistorial, or House of the Consistory, associated in its fine architecture and name, if not its present uses, with the days when the troubadour and the gaye science were at home in Barcelona, under the polished rule of the Arragonian kings. Every where throughout the city, you see traces of the past, and of a great and enterprising people who lived in it. Instead of the prostration and poverty which books of travel might prepare you to expect as necessary to a Spanish city, you find new buildings going up, in the place of old ones demolished to make room for them; streets widened; domestic architecture cultivated tastefully (as, indeed, from the ancient dwellings, it would seem to have always been in Barcelona), together with all the evidences of capital and enterprise, made visible to a degree, which Marseilles, with its vastly superior commerce and larger population, does not surpass.

    Nor, even as to the people, are the caps and trowsers the only un-French features. The Catalan, of either sex, is not graceful, it is true, or very comely. The women want the beauty, the walk, the style of the Andalusians. The men are more reserved in manner, less elegant and striking in form, more sober in costume and character than their gay southern brethren. But they are not French men or women, notwithstanding. Imagine a Marseillaise in a mantilla! «Uneasy lies the head that wears a crown»—even if it be but the crown of a bonnet; and it is impossible for one who has been bred to the use of those great equalizers of female head-carriage, to realize, much less to attain, the ease of motion, the fine free bearing of the head, neck, and shoulders, which the simple costume of the Spanish women teaches, and requires to make it graceful. Where, in the mincing gait on the trottoirs, will you find the proud, elastic step which the Spanish maiden is born to, even if it be her only inheritance? And where (to speak generally) among the loungers of cafes, and readers of feuilletons, or the proverbially brutal populace about them, do you see the parallel of that all-respecting self-respect, which it is a miracle not to find in the bearing of a Spaniard, be he high or low? It is an easy thing, M. Gautier, to condense a city into a paragraph!

    From the Rambla, we went down, along the sea-wall, to the Palace Square, where we found our way into the Lonja. The chambers of the commercial tribunals were in excellent taste. In each, there hung a portrait of the Queen, and, as all the likenesses were very much alike, I fear that they resembled her. We were shown through a gallery of bad pictures and statues—not very flattering testimonials of Catalonian art. During one of the recent revolutions, some indiscriminating cannon-balls had left these melancholy manifestations untouched, and had done a good deal of damage to the fine Gothic hall of the merchants. None but bullets fired in a bad cause could have conducted themselves so tastelessly. I would fain believe, however, that the more judicious Barcelonese have satisfied themselves, that the practical, not the ideal, is their forte, inasmuch as the extensive schools in the Lonja which are supported by the Board of Commerce, are all directed with a view to usefulness. Those of drawing and architecture are upon a scale to afford facilities, the tithe of which I should be happy to see gratuitously offered to the poor, in any city of our Union.

    An attractive writer (the author of the «Year in Spain») tells us that » the churches of Barcelona are not remarkable for beauty.» Externally, he must have meant, which, to a certain extent, perhaps, is true; but as to their interior, it is impossible to understand such a conclusion. The Cathedral and Santa Maria del Mar are remarkable, not only as graceful specimens, in themselves, of the most delicate Gothic art, but as resembling, particularly, in style, in the color of their dark-gray stone, and in their gorgeous windows, the very finest of the Norman models. Indeed, the great prevalence of this similarity in the churches of the province, has induced the belief, among approved writers, that the Normans themselves introduced the Gothic into Catalonia. Santa Maria del Mar reminds you, at a respectful distance, of St. Ouen, in the boldness and elevation of its columns and arches, and the splendor of its lights. It has an exquisite semi-circular apsis, corresponding to which is a colonnade of the same form surrounding the rear of the high altar; a feature peculiar to the Barcelonese churches, and giving to their interior a finish of great airiness and grace.

    From Santa Maria, we rambled up to the Cathedral, through many by-streets and cross-ways, passing through the oldest and quaintest portion of the city, and occasionally creeping under a queer, heavy archway, that seemed to date back almost to the days of Ramon Berenguer. Fortunately, we entered the church by one of the transept doors, and thus avoided seeing, until afterward, the unfinished, unmannerly facade. It would not be easy to describe the impression made on me by my first view of the interior of this grand temple, without the use of language more glowing, perhaps, than critical. When we entered, many of the windows were shaded; and it was some time before our eyes, fresh from the glare of outer day, became sufficiently accustomed to the gloom, to search out the fairy architecture in it. But, by degrees, the fine galleries, the gorgeous glass, the simple and lofty arches in concentering clusters, the light columns of the altar-screen, and the perfect fret-work of the choir, grew into distinctness, until they bewildered us with their beautiful detail. What treatises, what wood-cuts, what eulogies, should we not have, if the quaint carvings, of which the choir is a labyrinth, were transferred to Westminster, and the stalls and canopies of the Knights of the Golden Fleece were side by side with those of Henry the Seventh’s far-famed chapel! The same dark heads of Saracens which looked down on us from the «corbels grim,» had seen a fair gathering of chivalry, when Charles V., surrounded by many of the gallant knights whose blazons were still bright around us, held the last chapter of his favorite order there! Perhaps—and how much more elevating was the thought than all the dreams of knighthood !—perhaps, in the same solemn light which a chance ray of sunshine flung down the solitary nave, Columbus might have knelt before that very altar, when Barcelona hailed him as the discoverer of a world ! Let us tread reverently ! He may have pressed the very stones beneath our feet, when, in his gratitude, he vowed to Heaven, that with horse and foot he would redeem the Holy Sepulcher! «Satan disturbed all this,» he said, long after, in his melancholy way, when writing to the Holy Father; «but,» then he adds, «it were better I should say nothing of this, than speak of it lightly.» May it not have been, even in the moments of his first exultation, that here, in the shadow of these gray and awful aisles, he had forebodings of hopes that were to be blighted, and proud projects of ambitious life cast irretrievably away?