«El Generalísimo Franco —dijo— es el mejor jefe de Estado que existe en Europa»
Con una asistencia de público muy numerosa, tanto que puede cifrarse en varios millares de personas, el pintor don Salvador Dalí pronunció su anunciada conferencia, dentro del programa de las Fiestas de la Merced, en beneficio de las obras del templo expiatorio de la Sagrada Familia.
La sesión, que debía iniciarse a las siete y media de la tarde, comenzó con treinta minutos de retraso. En primer lugar, los famosos «Xiquets de Valls» intentaron levantar una torre humana de seis pisos, pero cuando ya estaban a punto d« conseguirlo, una nube de humo muy denso —preparada por Dalí para hacer su aparición— cegó a algunos de los muchachos de la «colla», produciendo la calda, sin consecuencias, de la torre. Un segundo intento se vio coronado por el éxito y cuando e1 público aplaudió la exhibición hizo acto de presencia don Salvador Dali, acompañado de su esposa Gala.
El conferenciante, que fue presentado por don Federico Gallo, pasó a ocupar un pequeño palco, desde el que se domina la terraza superior del Parque y, sentando en un sillón gaudiniano a Gala, inició, de pie, su disertación con un saludo a los «Xiquets de Valls». «Xiquets de Valls» —dijo—, vosotros sois como Egipto, pero como un Egipto al reyes. Egipto elevó pirámides de piedra muerta a la muerte. Y vosotros elevéis pirámides vivas al cielo vivo de la mística española». Y, después de señalar e1 paralelismo entre las torres humanas de los «Xiquets» y las torres gaudinianas, dijo: «El pintor Mariano Fortuny es un genio; yo, también. El arquitecto Antonio Gaudí es un genio; yo, también. Prim, Fortuny y Gaudí son de Reus; yo, también. Yo también porque, como escribió otro también genial filósofo, Francisco Pujols, en nuestro pais hay gente que sin ser de Reus, casi lo parecen.
Seguidamente, Dali exaltó los valores espirituales hispanos. Como escribió Eugenio Montes, citó, en los momentos actuales ée terrible decadencia moral, ser español es una de las cosas que aún se puede ser. Y ser de Reus, añadió, quiere decir ser español y, por tanto, genial. Los de Reus, los de Figueras, los de Port ligat, los de Málaga, los de Sevilla y los de El Escorial, por ser españoles son geniales porque todos, unos sobre los hombros de los otros, formamos una torre mística, esa torre de sangre nobilísima que constituye la unidad española.
A continuación, Dalí pasó a analizar la obra gaudiniána. Gaudi, dijo, descubrió la inteligencia angélica, es decir, la posibilidad de ver las cosas en el espacio sin necesidad de un plano. Y asi Gaudi no necesitó plano para levantar una catedral. Frente a la arquitectura angélica gaudiniana, Dalí opuso la baja calidad de la arquitectura funcional — que no funciona — descubierta por Le Corbusier, a quien el mismo conferenciante afirmó haber dicho en 1928 que la arquitectura del futuro tendría que ser lo contrario de lo funcional, es decir, gaudiniana, o sea, blanda y peluda. La arquitectura blanda la aportó Gaudi y él, Dali, está llamado para aportar la arquitectura peluda.
Pasó después a tratar lo que calificó de «cuestión del alquitrán».
He descubierto — dijo — qus las formas de este material, surrealista por excelencia, son propias de la viscosidad del subconsciente humano. Trató también del «sentido áureo místico helicoidal», de las formas gaudinianas, propias de un temperamento genial español. Cuando un español sala genial, dijo, no se le puede comparar con nada. Pero los españoles somos sólo sordos con los nuestros. Velázquez fué un genio español. Y Gaudí, después, fué otro genio también español. Y ahora, el Generalísimo Franco es el mejor Jefe de Estado que existe en Europa. Estos son los hombres que da España.
Después, Dalí se refirió a la importancia cósmica de Gaudí y a la explosión espiritual, creadora y morfológica de sus obras. Esta explosión que ha despertado al mundo artístico no ha despertado sin embargo, a muchos barceloneses, que ni tan siquiera se han preocupado de visitar la exposición de Gaudi que actualmente se exhibe en el Tinell. Y para terminar su disertación, animada con continuos aplausos del público, Dalí refirió como en su época de estudiante logró un primer premio en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando sin pasar el pincel por el lienzo disparando desde un metro de distancia pegotes de pintura hasta componer un desnudo femenino que mereció el premio del jurado. Con ello se pretendió que el «divisionismo» o «quántiismo» era daliniano, lo cual no es cierto, afirmó. Lo que sí juzgó como daliniano es la cuestión del alquitrán y de sus formas. Hago una profecía y doy mi palabra de honor de español acerca de su cumplimiento. La profecía es, dijo, que es imposible acabar la Sagrada Familia sin seguir las pautas viscosas y helicoidales del alquitrán.
Concluidas sus palabras, y entre continuos aplausos, Dalí pasó a un gran estrado sobre el que se había instalado un lienzo de seis metros de alto por cinco de ancho y con una gran brocha fue trazando sobre el lienzo, apoyado en el estrado, una gigantesca pintura. Cuando concluyó, y mientras sus ayudantes regaban con asfalto caliente algunas partes del lienzo, anunció por el micrófono el significado de su obra, plenamente adecuada con el impulso que movió a Gaudi a levantar el templo expiatorio de la Sagrada Familia.
Mientras una grua iba levantando el cuadro —en el que se entreveían las formas de las torres de la Sagrada Familia- por los altavoces fueron retransmitidas otras palabras de Dalí tomadas en cinta magnetofónica, entre las que destacaron tres nuevas profecías artísticas: Primera, que cuando se colapse la arquitectura funcional toda la nueva arquitectura del mundo partirá de Gaudi; segunda, que todo el arte moderno parecerá a menos de vivificarse con el impulso creador de Gaudí y, tercera, que España, único país donde la fe católica ha tenido un sentido militante, será el punto del renacimiento artístico gracias a las formas hiperbólicas del último gran místico de nuestro tiempo: Antonio Gaudi.
Levantado el cuadro definitivamente, y entre aplauso» del público —al que Dalí había prometido que no se aburriría «como en otras conferencias» — pasó el pintor de Cadaqués a contestar las primeras diez preguntas que le formularan, iniciándose un interesante coloquio en el que se trató de cosas tan dispares como Gaudí, la sardana, el alquitrán, los payasos, los pintores, loa bigotes dalinianos y los productos pitagóricos, concluyendo e1 coloquio pasadas las nueve de la noche. Un fuerte aplauso subrayó la sensacional conferencia, gran atracción de ios Fiestas de la Merced y generoso gesto del pintor Dalí al ofrecer toda la recaudación para la construcción del templo de la Sagrada Familia.
La conferencia, a la que asistieron muchos extranjeroa, fue retransmitida por varias emisoras barcelonesas y tomada en película para el NO-DO. Una nube de fotógrafos disparaba continuamente sus destellos.
Comentarios del compilador
La settimana Incom 01468 del 12/10/1956 [02:20]
«New York: All’Onu si discute dell’utilizzazione pacifica dell’energia atomica. Tel Aviv: Israele celebra la giornata delle Forze Armate. Palermo: in un convegno di studi all’ordine del giorno la collaborazione tra Stato e Regioni. Roma: 23 candeline per Abbe Lane. Barcellona: sempre più stravagante Salvador Dalì. Dresda: le atlete tedesche conquistano il record mondiale della staffetta 4×100.»
Descrizione sequenze: … Barcellona: Salvador Dalì tiene una conferenza sull’architettura in un parco ; Dalì dipinge un quadro a terra col bitume, il quadro viene alzato da terra…: