31 de mayo de 1969 - Viaje inaugural del Catalán-Talgo a Ginebra (384 + 744)


Talgo a punto de salir de Barcelona Estación de Francia con destino Montpellier, noviembre de 2008. Imagen: FollowTheBaldie.com.

[El 31 de mayo], a las diez menos cuarto, emprendió el viaje inaugural de la nueva línea Barcelona-Ginebra el «Catalán-Talgo», que unirá la ciudad española y Suiza en nueve horas y cincuenta minutos, sin trasbordo en la frontera.

El «Catalán-Talgo», que ha sido incluido en el club «T.E.E.» —Trans Europ Exprés— realizará en la frontera el cambio de ancho de vía de español a europeo, en forma automática, utilizando el sistema Talgo que fue probado con éxito hace algunos meses, en el viaje experimental Madrid-París.

Al frente del viaje inaugural van el subsecretario de Obras Públicas, señor Ollero de la Rosa y el vicepresidente de las Cortes, señor Martín Sanz. Asimismo, figuran entre los invitados el vicepresidente de la Diputación de Barcelona, señor Ribas Seva; primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, señor Beltrán Flórez; vicepresidente de la R.E.N.F.E., señor Moreno; director d» la Quinta Zona de la R.E.N.F.E., señor del Campo, y varios procuradores en Cortes, directivos de Talgo, representantes de los Ministerios de Hacienda y Obras Públicas; periodistas de Madrid y Barcelona, y el director de la Oficina Nacional Suiza de Turismo en España, señor Immermann.

Todas las personalidades invitadas serán agasajadas a su llegada a Ginebra con diversos actos en su honor. El viaje de regreso se efectuará el lunes, día 2, ajustándose como en el inaugural a los horarios base del servicio «Catalán-Talgo», es decir, salida de Ginebra a las 10.30 horas y llegada a Barcelona a las 20.30 horas.

La velocidad máxima del «Catalán-Talgo» se ha fijado en los 160 kilómetros por hora, aun siendo de superior potencia la locomotora, de 3.000 CV. con cabinas en cabeza y cola que facilitan las maniobras, y permiten su reversibilidad.

El «Catalán-Talgo» se ajusta a los principios técnicos de «Talgo III», con diversos perfeccionamientos que incluyen mayor amplitud en los coches remolques; 17 asientos por coche, reclinables y orientables según el sentido de la marcha; aire acondicionado; ventanillas dobles, de vidrio con tratamientos polarizantes que reducen los efectos caloríficos y la intensidad lumínica. Además lleva dos coches restaurantes y una cocina bar.

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Comentarios del compilador

Nada sobre la burguesía catalana y la evasión fiscal, pero sí sobre la batalla técnica para conseguir la entrada del Catalán-Talgo en la red europea (Jean Chrétien Ferdinand Hoefer, Nouvelle biographie générale (1861)):

Paso del diferente ancho de vía

El viaje inaugural del «Catalán-Talgo» se desarrolló con todas las ceremonias, puntualidades y bienvenidas que fueron necesarias. El paso de la vía española a la francesa —los 233 milímetros de diferencia tan debatidos—, se hace con una limpieza extraordinaria: el viajero apenas se entera, como no sea por la extraordinaria disminución de velocidad de un convoy que mantiene casi constantemente la marcha superior a los cien kilómetros por hora —y en algunas ocasiones ronda los ciento treinta—, y la disminución de este régimen de velocidad al caminar a quince kilómetros a la hora. En Port Bou, poco antes de la frontera, numerosos curiosos, técnicos de los ferrocarriles de ambos países, contemplaron con no escaso interés la operación del cambio automático de bogies del ancho español al francés. En las dos ocasiones que he sido testigo del hecho, la operación fue perfecta y según lo explicado y difundido. En la frontera hay mutación de máquinas, trueque que se efectúa con agilidad. Como es sabido los trenes que atraviesan un país deben llevar la dotación de los conductores e inspectores de la nacionalidad por donde discurre. En Cerbére, la máquina del «Catalán-Talgo» lleva la advocación de la Virgen de Lourdes.

Una batalla técnica

La entrada en servicio del tren «Catalán-Talgo» desde Barcelona a Ginebra fue calificada de tenaz por una alta autoridad del ferrocarril suizo. La batalla técnica que han tenido que reñir los constructores del «Talgo» y la R.E.N.F.E. para que el convoy fuera admitido en la red de los T.E.E. ha sido compleja y muy ardua. El problema no consiste únicamente en las garantías de seguridad de su circulación por las líneas férreas de unos países que, hasta cierto punto, no tienen el menor interés en modificar sus estructuras de explotación y que, también en alguna manera, se han considerado en el pináculo de todas las perfecciones. Un empleado de la compañía española me explicaba que las discusiones sobre simples milímetros duraban jornadas agotadoras de ocho horas; que la insonorización de los vagones fue examinada con una escrupulosidad exquisita; y, por supuesto, las normas de seguridad tuvieron que sufrir todas las pruebas imaginables para un producto sobre el que se tienen prevenciones. El viajero español siente cierto orgullo cuando sentado en la amplia butaca del «Catalán-Talgo» se desliza por los paisajes franceses a velocidad considerable y con sensación de garantía y confort.

Diez cortas horas de viaje

La duración del viaje completo es de unas diez horas; en términos de ferrocarril: nueve horas y cincuenta minutos. El «Catalán-Talgo» sale de Barcelona a las 9.45 de la mañana y llega a Ginebra a las 7.35 de la tarde; de la ciudad suiza parte a las 10.40 y está de regreso en la Ciudad Condal a las 8.30 de la tarde. El servicio es diario por ambas partes. En hora y cuarto el convoy se desplaza hasta Gerona, tiempo que contribuirá a mejorar las comunicaciones de esia clase entre las dos ciudades catalanas. Conviene también puntualizar que muchas personas utilizan el tren para las comunicaciones entre estaciones intermedias. El «Catalán-Talgo» enlaza, pues, Barcelona, Ginebra, Gerona, Port Bou, Cerbère, Perpignan, Narbona, Beziers, Sete, Montpellier, Nimes, Avignon, Valence, Romans, Grenoble, Chambery, Aix-les- Bains, Culoz y Bellegarde. Cada parada dura un minuto; a rajatabla; los equipos pueden dejarse a la entrada de los vagones, supongo que para facilitar la salida y entrada.

Muchos me han preguntado si el viaje resulta pesado. Esta es una apreciación bastante subjetiva. Estimo, no obstante, que los tiempos invertidos en la comida, la charla amistosa en el bar y la comodidad de las butacas pueden proporcionar al viajero unas apetecibles horas de descanso. La inversión del tiempo es todavía una libertad personal.

César MOLINERO

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