Sin ruido, casi en silencio, el último servicio de Talgo Barcelona-Montpellier salió el sábado, bien temprano por la mañana, para no volver a la vida activa. Se ponía fín así a una historia que comenzó en [1969], en un viaje que culminaba en Ginebra, y que permitía a la marca española salir por la frontera norte española sin necesidad de cambiar de tren o cambiar los ejes de los coches. A partir de ahora, el viaje hasta Francia se hará en la línea de alta velocidad que, de momento, combina el ancho convencional y el internacional, con transbordo en la nueva estación de Figueres-Vilafant (Girona), y que conecta las ciudades de Barcelona y París a través del túnel del Pertús.
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