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  • Muere san Olegario, y en seguida se curan incurables, se capturan a esclavos huidos, etc

    Pero ya es tiempo que digamos algo de su preciosa muerte, que segun algunos aconteció el año de 1137, pero yo tengo por cierto, que no murió este año, sino en el de 1136 el dia 6 de Marzo. Así se halla en muchos libros antiguos y autenticos, en Breviarios y Misales de aquel tiempo, en la Consueta (que llaman) de los Divinos Oficios de esta Santa Iglesia de Barcelona. Dios le hizo merced de revelarle el tiempo en que habia de morir, que asi se lo habia suplicado é mismo, á fin de mejor disponerse para aquel dia tan deseado de los Santos. En efecto en la Sinodo que celebró por el mes de Noviembre, dixo, que aquella sería la última á que él asistiria, y en los tres dias que solía durar, predicó de un modo muy particular, con grande ternura de corazon, con palabras muy amorosas, y derramiento de lágrimas, de suerte que traspasaba los corazones de los Oyentes, los quales las derramaban tambien, no cesando el Santo de exhortarlos á que exerciesen con amor su oficio pastoral para con las almas que tenian encomendadas.

    Por este tiempo dió San Olegario y los Canonigos de Barcelona Carta de Hermandad á un tal Hugo, en que le hacian participante en vida y en muerte de las oraciones, sacrificios, limosnas y demas buenas obras que se hacian en el Cabildo, y esta carta la firmaron el Santo y los Canonigos.

    Viendose enfermo San Olegario de la grave enfermedad de la qual murió, aunque el dia I. de Mayo del año de 1125 … habia dado al Cabildo de Barcelona un horno, y unas casas propias que poseía, sin embargo sabiendo las pocas rentas que este tenia, en 12. de Febrero de 1136. hizo donacion á los Canonigos de dicha Iglesia, de una heredad ó posesion que tenia en la Parroquia de Mollét, la que firmó con estas palabras:

    Sig ? num Ollegarii Archiepiscopi, qui gravissima aegritudine detentus, hoc donum in praesentia Canonicorum, punctatim confirmo et laudo.

    Y el dia siguiente hizo otra á los mismos, de otra posesion ó granja, que poseía en Grañola, y la firmó así:

    Sig ? num Ollegarii Archiepiscopi, qui nimia infirmitate detentus, hoc donum punctatim firmo et laudo.

    Hallábase ya el Santo al fin de la carrera, fatigado de años, penitencias, viages y cuydados contínuos por el zelo de la casa de Dios, é íbase llegando el plazo y dia de su muerte tan preciosa delante del Señor, y abrasado del zelo que siempre le habia animado, exhortaba á bien vivir á los Curas que habian acudido á Barcelona para la celebracion de otra Sinodo: pedíales, que rogasen á Dios por él; los Curas por el contrario rogabanle, que su Ilustrísima lo hiciese por ellos. Respondió el Santo, que él lo haria, y lo mismo dixo á los Canonigos, que nunca se separaban de su lado. En todas las Iglesias de Barcelona se hacia oracion por el Santo, que asi él lo habia ordenado. Pedia á Dios por intercesion de Maria Santísima y de los Santos (cuya letanía traía en la memoria) que le ayudasen en la hora de la muerte, y que el Señor usase con él de misericordia, y que le hiciese participante de su santa Gloria. Recibió los santos Sacramentos con exemplar devocion, y juntas las manos delante de un Crucifixo, oraba y hablaba con Dios, con la Virgen y con los Santos, ya en voz alta, y en voz baxa, y á solas consigo mismo, y ya meditaba con grande devocion los pasos de la Pasion del Señor de que le hablaban. Por fin despues de haber dicho en voz alta:

    IN MANUS TUAS, DOMINE, COMMENDO SPIRITUM MEUM,

    y

    subvenite Sancti Dei, occurrite Angeli,

    cerró los ojos, y dió su alma al Criador. Desde luego decian todos llorando:

    Muerto ha el Santo: Muerto ha el Santo,

    y ya como á tal le invocaban, diciendo:

    San Olegario, rogad por nosotros.

    Besabanle las manos, y muchos tomaban por reliquias pedacitos de su ropa. Murió San Olegario de edad de 76. años á 6. de Marzo del año de 1136. y desde entonces hasta el presente de 1617. que van 681 años con raro prodigio se conserva su cuerpo entero, incorrupto y flexible.

    Lloraban todos su muerte y ausencia, y muy particularmente el Conde Don Ramon Berenguer IV.; pero consolabanse con la confianza que tenian, que quien tanto les habia amado en vida, mas les amaria y protegeria en el Cielo. No quedó persona en Barcelona, que no llegase á besarle manos y pies, honrandole como á Santo. Enterraronle con mucha pompa y solemnidad en el Claustro de la Cathedral, con asistencia del Conde, de todo el Clero y del Pueblo. Arrodillabanse á su sepulcro, y cada qual pedia á Dios por intercesion del Santo lo que mas deseaba. Una muger muda alcanzó el habla por su intercesion, y prorrumpió en estas palabras:

    San Olegario, ayudadme.

    Despues fueron innumerables los milagros obrados por su intercesion en todad clase de personas, de enfermedades y necesidades. Libró á una Galera de muchas Galeotas de Moros, y á tres cautivos de las prisiones de Valencia: curó á una Señora de una enfermedad incurable: tres ciegos, y el uno de ellos de nacimiento, recobraron la vista: resucitó á una muger: una pobre viuda halló por su intercesion un esclavo que se le habia huído: un paralítico recobró la salud.

  • Llega desde Navarra el gran viajero judío Benjamín de Tudela

    I first set out from the city of Saragossa and proceeded down the river Ebro to Tortosa.

    Two days journey brought me to the ancient city of Tarracona, which contains many cyclopaean and pelasgic remains, and similar buildings are found nowhere else in the whole kingdom of Spain; the city stands on the coast.

    Two days from thence lies Barcellona, in which place there is a congregation of wise, learned and princely men, for instance R. Shesheth, R. Shealthiel and R. Sh’lomo B. R. Abraham B. Chisdai o. b. m. The city though small is handsome and is situated on the seashore. Merchants resort thither for goods from all parts of the world: from Greece, from Pisa, Genoa and Sicily, from Alexandria in Egypt, from Palestine and the adjacent countries.

  • Muere Pedro III de Aragón

    After Alfonso had left him, Peter III of Aragon, conscious that his illness was mortal, and anxious solemnly to exculpate himself from the guilt of the war carried on against the Pope, as Charles of Anjou had done on his death-bed from that of the war kindled by the Pope, summoned the Archbishop of Tarragona, with the Bishops of Valencia, Huesca, and other prelates and barons; and in their presence declared that it was not in hostility to the Holy See, but in pursuance of his rights that he had taken possession of the kingdom of Sicily; that he had not merited the excommunications of Martin, but had submitted to their observance as became a Christian; and now being about to appear before the judgment-seat of God, he asked absolution from the archbishop, promising that should he recover, (and here he again had recourse to equivocal expressions,) he would render obedience to the supreme Pontiff, according to right, and present himself before him either in person or by ambassadors. This he confirmed by an oath, and the archbishop granted him absolution. Having been admonished to forgive his enemies, he gave orders for the liberation of his prisoners, not including, however, those of high degree. He left unaltered the will which he had made in 1282, at Port Fangos. He confessed himself aloud to two monks, then with great difficulty he rose from his bed, trembling and scarce able to stand, dressed himself, and kneeling down, weeping and inwardly praying, received the eucharist. He was informed of the surrender of Gerona and of the arrival of Charles from Sicily when only a glimmering of consciousness yet remained to him, and was unable to utter a word in reply ; but he folded his arms in the form of a cross, raised his eyes to heaven, and expired on the 10th of November, 1285. [Conventional date and location are 2/11/1285, Vilafranca del Penedès]

    Such was the end of Peter of Aragon. He died at the age of forty-six, in the prime of mental and bodily vigour, and at the summit of his fortune; for he beheld the host of France dispersed; the King of Majorca humbled; Charles of Anjou, Philip the Bold, and Pope Martin departed this life ; the new King of Naples in his power ; that kingdom in confusion ; Sicily submissive and secure ; his fleet mistress of the Mediterranean; and his own power so much increased by the fame of victory, that he was able everywhere to keep in check even his own rebellious subjects.

  • Expulsión de los judíos impenitentes

    En 1492 se fueron todos los judíos que no quisieron convertirse al cristianismo. Su marcha fue recogida de la siguiente manera en el Dietario de la Diputación del General:

    1492. Agost. Dijous a II. Jueus. Entraren e surgiren en la plaia de Barchinona una gran nau de Rodes […] e una galeassa grossa de França e VIII entre nauetes e galeons, totes carreguades de juheus que exien de Aragó, de València e de Cathalunya e eren·se enbarchats part en Tortosa e part en Tarragona, exints de dites terres per manament de la maiestat del senyor rey. Restaren·ne en Barchinona circa de XX qui·s faheren christians; los altres ab dites fustes se·n anaren la via de Levant e entre tots eren passats deu mil juheus entre homens, dones e enfants.

  • Barcelona pide cuatro columnas del foro provincial romano de Tarragona para el palacio de la Generalidad

    El día 9 de diciembre de 1598 recibieron los cónsules de Tarragona una carta de los diputados en la que se les decía que necesitando cuatro columnas para la portalada y teniendo noticia de la existencia de algunas en Tarragona, pedían que se las cedieran.

  • Un ladrón honesto en las galeras

    I am now in Barcelona; but the next Week I intend to go on through your Town of Valencia to Alicant, and thence you shall be sure to hear from me farther, for I make account to winter there. The Duke of Ossuna passed by here lately, and having got Leave of Grace to release some Slaves, he went aboard the Cape Galleys, and passng through the Churma of Slaves, he asked divers of them what their Offences were: Every one excused himself; one saying, That he was put in out of Malice, another by Bribery of the Judge, but all of them unjustly: Amongst the rest there was one little sturdy black Man, and the Duke asking him what he was in for; Sir, said he, I cannot deny but I am justly put in here; for I wanted Money, and so took a Purse hard by Tarragone, to keep me from starving. The Duke, with a little Staff he had in his Hand, gave him two or three Blows upon the Shoulders, saying, You Rogue, what do you do amongst so many honest innocent Men? Get you gone out of their Company. So he was freed, and the rest remained still in statu quo prius, to tug at the Oar.

    I pray commend me to Signior Camillo, and Mazalao, with the rest of the Venetians with you; and when you go aboard the Ship behind the Exchange, think upon

    Yours, J. H. Barcelona, 10 Nov. 1620.

  • El entorno: Montserrat, banderolismo, piratería, supersticiones

    To Sir James Crofts.

    I am now a good way within the Body of Spain, at Barcelona, a proud wealthy City, situated upon the Mediterranean, and is the Metropolis of the Kingdom of Catalonia, called of old Hispania Tarraconensis. I had much ado to reach hither; for besides the monstrous Abruptness of the Way, these Parts of the Pyrenees that border upon the Mediterranean, are never without Thieves by Land (called Bandoleros) and Pirates on the Sea-side, which lie sculking in the Hollows of the Rocks, and often surprise Passengers unawares, and carry them Slaves to Barbary on the other Side. The safest Way to pass, is to take a Bordon in the Habit of a Pilgrim, whereof there are abundance that perform their Vows this Way to the Lady of Monserrat, one of the prime Places of Pilgrimage in Christendom: It is a stupendious Monastery, built on the Top of a huge Land-Rock, whither it is impossible to go up or come down by a direct Way, but a Path is cut out full of Windings and Turnings; and on the Crown of this craggy Hill there is a Flat, upon which the Monastery and Pilgrimage-place is founded, where there is a Picture of the Virgin Mary sun-burnt and tanned, it seems when she went to Egypt; and to this Picture, a marvellous Confluence of People from all Parts of Europe resort.

    As I passed between some of the Pyreney-hills, I perceived the poor Labradors, some of the Country People, live no better than brute Animals, in point of Food; for their ordinary Commons is Grass and Water, only they have always within their Houses a Bottle of Vinegar, and another of Oil; and when Dinner or Supper-time comes, they go abroad and gather their Herbs, and so cast Vinegar and Oil upon them, and will pass thus two or three Days without Bread or Wine; yet they are strong lusty Men, and will stand stiffly under a Musket.

    There is a Tradition, that there were divers Mines of Gold in Ages past amongst those Mountains: And the Shepherds that kept Goats then, having made a small Fire of Rosemary-stubs, with other combustible Stuff to warm themselves, this Fire grazed along, and grew so outrageous, that it consumed the very Entrails of the Earth, and melted those Mines; which growing fluid by Liquefaction, ran down into the small Rivulets that were in the Vallies, and so carried all into the Sea, that monstrous Gulph which swalloweth all, but seldom disgorgeth any thing: And in these Brooks to this Day some small Grains of Gold are found.

    The Viceroy of this Country hath taken much Pains to clear these Hills of Robbers, and there hath been a notable Havock made of them this Year; for in divers Woods as I passed, I might spy some Trees laden with dead Carcasses, a better Fruit far than Diogenes’s Tree bore whereon a Woman had hanged herself; which the Cynic cried out to be the best bearing Tree that ever he saw.

    In this Place there lives neither English Merchant or Factor; which I wonder at, considering that it is a maritime Town, and one of the greatest in Spain, her chiefest Arsenal for Gallies, and the Scale by which she conveys her Monies to Italy: But I believe the Reason is, that there is no commodious Port here for Ships of any Burden, but a large Bay. I will enlarge myself no farther at this time, but leave you to the Guard and Guidance of God, whose sweet Hand of Protection hath brought me thro’ so many uncouth Places and Difficulties to this City. So hoping to meet your Letters in Alicant, where I shall anchor a good while, I rest

    Yours to dispose of, J. H. Barcelona, 24 Nov. 1620.

  • La multitud intenta matar a los consejeros por privarla de pan, y come sin hornear la masa facilitada por el Virrey (un pijo asqueroso)

    No cabe en humano encarecimiento la suma necesidad y la hambre que se padeció no sólo en Barcelona, pero por Gathaluña, desde primeros de Diciembre de 1630 hasta el Junio de 1631. Llegó á baler el trigo á dos doblones la quartera (0’7232 de hectolitro), y el arroz y abas á treinta y seis y á quarenta rreales, sin que se hallase ni de uno ni de otro, y lo poco que se encontraba lo trayan por mar, malo, puerco y ediondo, y á ningún precio se hallaba ni pan ni trigo, y estando ya en Marzo creció más la necesidad, pues cesaron de vender pan en las tablas públicas y el sacar trigo á la plaza. Llegó esto á extremo que la gente y los niños hiban {gritando) vía fora fam (Vía fora, grito de alarma, de cuya traducción da una idea el «échate afuera,» castellano. El vía fora es popular en Cataluña, y así se grita vía fora lladres, pidiendo auxilio contra ladrones; vía fora foch y por razón de incendio, ó simplemente vía fora, vía fora, invitando á las gentes á echarse á la calle.) por las calles; y dia de Santa Madrona, commovida la plebe, quiso dar saco á la aduana. Entendieron(lo) los Conselleres, y encaminándose á ella, así como los vio el tumulto, dio tras ellos con ánimo á lo que se veía de matarlos, por lo mal prevenidos que se hallaban para un lanze como este y que les constava tan de antemano, retiráronse los Conselleres en un baluarte para defenderse, en donde como asediados estubieron, hasta que entendido por el Virrey, tomando su guardia y carroza fué al baluarte, y después de larga conferencia los sacó consigo, y yendo á la aduana, repartieron el pan que havía amasado, y se dio orden que incesantemente se amasase; pero sucedía que la estava aguardando así cómo lo sacavan del orno, y medio cocido, á puñadas hasían de él, y á beces sucedió robar la masa medio hecha, y llegó esto á estado, que mandó la Ciudad que ningún orno cociera pan de particulares, que no fuesen masadas competentes, sigún la gente de la casa; pero ni con esto se asiguraba, porque en los hornillos de las casas cada uno se cocía, y era forzoso, porque no estava sigura la masa en saliendo de casa. Esto pasava aquí dentro: ¡qué sería en la provincia, y aquí en los lugares vecinos que se socorrían de Barcelona! Fué preciso poner guardias para que uo dejasen salir pan, pero ni eso bastava, porque entre las cargas del fiemo, y cosas á este tono, sacavan para algunos el pan ó la arina. De á fuera solían traer alguna poca, pero á dos rreales de á ocho la arroba, apenas la de(ja)van tocar en los sacos, y si algún particular tenía algún poco de trigo, por mucha amistad á los amigos, les vendía á siete y ocho libras la quartera, moneda de plata castellana. Con estas penalidades se pasó aquel hivierno, manteniéndose los pobres y los niños con arroz, hasta llegar al segar los ordios (Centenos.), que anticipando las siegas, y haciendo secar el grano al calor de los ornos, empesó la pobre gente á socorrerse. Con eso asiguravan que en la ribera del Ebro y campo de Tarragona, mucha gente pereció miserablemente á mano de la pura necesidad y hambre.

    Es cosa bien singular de nuestra vanidad la que voy á decir: estando en medio destas angustias, llegó la nuera del duque de Cardona, Virrey, y se hicieron aquel año las maiores y más célebres carnestolendas que aya visto Barcelona, y aunque el obispo quiso privarlas, interpúsose el Virrey con que su nuera deseava verlas, y así benció, y se tubieron tan singulares como he dicho, sin que para los bayles y fiestas se echase menos el pan, ni se conociesen los ahogos y travajos que se padecían.

  • Destrozado el ejército habsburgo en la Batalla de Montjuic

    Avisos de 12 de Febrero de 1641.

    Estando el Jueves pasado ya despedido el Señor Conde de Monterrey, y habiendo ya besado la mano á S. M., llegó una carta del Señor Condestable de Napoles, Virrey de Valencia, en que avisaba, como Don Pedro Santa Cecilia, General de los vergantines de Mallorca, le escribió con un barquero como el Señor Marques de los Velez habia tenido un mal suceso á vista de Barcelona. Con esto se suspendió la jornada y se turbaron los Ministros y la Corte: aguardaron á que llegase correo, que entró el Sabado, que confirmó la nueva en esta forma, refiriendo el suceso con puntualidad.

    Que habiendo roto nuestro exercito á los enemigos en Martorrell, Villa del Señor Marques de los Velez, y de que se intitula Marques, y entrado el lugar con alguna pérdida de gente, y mucha resistencia, pasó adelante fiado en los viveres que esperaba por mar; y en la confusion que hallaría en Barcelona, viendo tan poderosa gente y victoriosa sobre ella. Llegó Sabado á 26 de Enero, dia de San Policarpo Papa y Martir. Convinieron á que se ganase á Monjuy, que es una eminencia elevada, desde donde se podria jugar la artillería y arrasar la Ciudad. Teníanla muy fortificada los enemigos: quedó resuelto se embarcase con todo el grueso: no se executó esta orden el día siguiente, sino que acometiesen siete tercios; y lo restante quedase abaxo de reten. Domingo, pues, marchó la caballería del cargo del Señor Don Alvaro de Quiñones, por el cuerno izquierdo; y la del Señor Duque de San Jorge por el derecho, yendo este Caballero con ánimo de mezclarse con la caballería del enemigo, y ocupar la puerta: cosa imposible y temeraria. Para esto hizo instancias con Don Alvaro, para que cerrase por aquella parte, y cogiesen en medio al enemigo, que estaba con su caballería al abrigo de la mosquetería de la muralla, y al reparo de una media luna que tenia delante de la puerta, y la artillería de la Ciudad. El Duque en fin embistió con su caballería, con todo denuedo y valentía; y al mismo tiempo la de Don Alvaro, pero con mas dicha y mas orden; porque el Duque como tan bizarro y. valiente se empeñó tanto, que le dieron dos mosquetazos, de que murió con lastima y pérdida general; y juntamente dos Capitanes de Corazas que le seguían Don Garcia de Cavanilas, y Don Fadrique Espatafora, sobrino del Señor Duque de Nochera. Hirieron al Comisario General Don Felipe Felinghon [Vellingen, Fellingham???], mataron su Teniente, algunos Caballeros y gente particular. Don Alvaro dispuso con mas cordura la gente de su cargo y caballería de las órdenes cerrando con el enemigo hasta el foso con mucho daño suyo; y luego se retiró, segun escriben, con la mas rara orden que se ha visto hasta hoy caballería, á tiempo. que los acrivillaban con artillería y mosquetería. La infantería que subió á ganar á Monjuy, ocupó con valor un trincheron, quiso abanzarse á parte que no pudieron sustentarla, y cejaron al trincheron mismo. El enemigo cobró ánimo con esto y con llegar su socorro; con que los nuestros desalentaron y perdieron lo ganado, y gente considerable: cerró la noche y se retiraron abaxo. Los Cabos que gobernaban estos Puertos eran Franceses, y muy soldados. Aquella noche hicieron nuevos reparos; cargó mucha gente, con que imposibilitaron el volver á embestirle, por estar nuestro exercito cansado, y sin haber comido en dos dias,con que se determinó por no arriesgarle todo retirarse á Tarragona. Murieron dos sobrinos del Señor Marques de los Velez, y el Señor Conde de Tiron [Tyrone], Maestre de Campo de Irlandeses, del Orden de Calatrava, Gentil-Hombre dé la Cámara del Rey [Shane O’Neill]; descendientes de los Reyes de Irlanda, y despues del Señor Conde de Tirconel [Tyrconnell], el succesor de aquella Corona. Murió tambien el Sargento mayor Don Diego de Cárdenas y Luzón.

    En quanto á las disposiciones del enemigo, se dice que tienen á Barcelona muy pertrechada de todo lo necesario, para esperar un largo sitio, y gente para hacerse con otro mayor exercito. Y que si Mos de Espinan no les hubiera faltado (que dicen cumplió su palabra), con mucha infantería y caballería en Martorrell deshicieran el exercito del Rey. Añaden que todo el campo de Tarragona, menos la Ciudad, ha vuelto á tomar las armas, con pretexto de malos tratamientos que han hecho los soldados, aun en los lugares entregados sin resistencia. Dicen que el número es de ocho mil hombres, acaudillados de Don Josef Margarit, primo de Don Anton Armengol, Baron de Rocaforte, á quien ahorcaron en Cambriles, y de un hermano suyo, Monge Bernardo, y otros deudos y Cabos, que han ido por los mismos pasos del Señor Marques de los Velez, con ánimo de cortarle. Otrosí dicen que los Catalanes, deshauciados de clemencia y piedad, han dado la proteccion al Rey de Francia, y jurado por Conde al Delfin su hijo, y para esto, que ha entrado en Barcelona el Duque de Halwin [Halluin], con infantería y caballería: y que el Arzobispo de Burdeos corre el mar con buena armada, habiendo dexado otro golpe hacia Cantabria. Tambien se dice que el de Halwin ha preso á Mos de Espinan, por achacarle ha usado infidelidad con los Catalanes; y que él se disculpa, con que se vió oprimido en Tarragona con poca gente, para oponerse á un exercito tan pujante; y que asi pactó de volverse á Francia. Culpante estos otros de que se ha dexado sobornar y ha sido infiel al empeño en que se habia puesto por parte de su Rey, cosa que puede creerse siendo Francés. Hablase demás de esto en que la Villa de Perpiñan, la fuerza y guarnicion, se ha entregado á los naturales, opresos de la hambre, no se sabe con que certeza; pero si es asi viene á ser un mal golpe para las armas de S. M. Algo debe de haber, pues han llevado á la cárcel pública de esta Corte, á los Síndicos del Principado, y á Don Juan Grao de Monfal con su Agente.

    […]

    Corre aquí voz de que los Catalanes han dado saco al gran Santuario de nuestra Señora de Monserrat, y muerto á puñaladas á su Abad. Y si esto es asi, no hay duda que tendremos en nuestro favor á Dios: pues enemigo que tanto le enoja, por nosotros hace: estimase el robo en casi un millon.

    […]

  • El comandante de las tropas austriacas es atacado por un asesino y luego por su propio ayudante de campo

    This days Holland post advises, from Genoa, that general Staremberg the first night he lay in Barcelona, hearing an assassine under his bed, called out, and his gentleman entring sword in hand took his master for the villain, and wounded him in his hand and body; but more servants comeing, the rogue was taken: this hind’red him not from setting out for Terragona, where the allies are incamp’t: and that the Dutch general, Noyelles, died of a quinsy, the 21st of April, at Barcelona.

  • Algunos de los Cien Mil Hijos de San Luis toman Barcelona

    Asomó el dia 26, y refrenados convenientemente todos los elementos de desorden y anarquia que encerraba Barcelona entre los que no componia pequeña parte la oposicion, ya fuera de lugar aunque harto noble, que hacian algunos de los hombres entonces poco esperimentados, y que abrigaban en su pecho con todo el ardor de un corazon generoso y magnánimo la palabra májica de libertad; se publicó el armisticio concluido dos dias antes entre el Baron de Berge y don Antonio Rotten, encargados de los poderes del mariscal Moncey duque de Conegliano y del teniente general don Francisco Espoz y Mina, comprensivo de todo el 7.° distrito militar, y de las plazas de Tarragona y Hostalrich, que aun quedaban en poder de los liberales. Seguidamente reunió Mina una junta compuesta de todas las corporaciones y personas influyentes de la poblacion, y oido su dictámen, y asociado con una comision del pueblo, concluyó con el mariscal Moncey en 1. ° de noviembre un tratado harto notable y que no hace poco honor al general español, atendidas las azarosas circunstancias en que se hallaba envuelto en aquella fecha, por efecto de la anarquia interior y del aislamiento y falta total de recursos y esperanzas que le rodeaban.

    Ratificado el convenio, salió la guarnición de Barcelona el 4 de noviembre por la mañana , y el mismo día ocuparon la plaza los franceses al mando de Moncey, cruzando sus calles silenciosas y á veces desiertas, que les dahan bien á entender el estado de sobresalto y abatimiento de sus temerosos v contristados moradores.

    Este fué el fin de la campaña de Cataluña, que tanto se ha criticado por unos y aplaudido por otros á don Francisco Espoz y Mina; las circunstancias hacen algun tanto disculpable su escesivo rigor y su inflexible crueldad con el clero y con los prisioneros realistas, y el estado del pais y la fuerza de una intervención armada y poderosa son suficientes motivos para colocar en muy buen lugar a capitulacion que acertó á concluir en tan críticos y apurados momentos con el ejército sitiador de Barcelona.

  • Stendhal: sufrimiento de los españoles bajo el proteccionismo catalán, real cleptocracia, autenticidad española, Real Academia, afrancesados, terror del Conde de España, teatro, relación arriero-mulas, religiosidad

    [E]nfin, le lendemain vers midi nous avons aperçu la citadelle de Mont-Joui, qui domine Barcelone. A deux lieues de la ville, nous avons loué d’un jardinier une petite voiture à porter des legúmes; nous étions excédés de fatigue. C’est dans cet équipage que nous avons paru à la Rambla, joli boulevard situé au milieu de Barcelone. Là se trouve l’auberge de Cuatros Naciones …, où enfin nous avons trouvé un dîner [toda la comida en Mataró estaba estropeada por el uso de aceite rancio]: ce plaisir a été fort vif.

    Après dîner nous nous sommes occupés du visa de nos passeports; je veux partir demain pour retourner en France. Mes compagnons, vifs et résolus, et partant assez aimables, mais dont les allures me sont fort suspectes, ne me semblent pas plus curieux que moi de faire un long séjour à Barcelone.

    Au sortir de la police, qui nous a reçus avec un silence inquisitorial et de mauvais augure, nous sommes allés acheter des pâtés. J’ai acheté, d’un marchand italien, une bouteille d’huile de Lucques et un morceau de parmesan. Après quoi, délivré de tout souci, je me suit promené par la ville, jouissant du délicieux plaisir de voir ce que je n’avais jamais vu.

    Barcelone est, à ce que l’on dit, la plus belle ville d’Espagne après Cadix; elle ressemble à Milan; mais, au lieu d’être située au milieu d’une plaine parfaitement plate, elle est adossée au Mont-Joui. On ne voit point la mer, de Barcelona; cette mer, qui ennoblit tout, est cachée par les fortifications qui sont au bout de la Rambla.

    Je n’ose dire les réflexions politiques que j’ai faites pendant un séjour de vingt heures; et pourtant jamais je n’ai tant pensé.

    Parmi les cinq ou six légions de la garde nationale de Barcelona, il en est une composée d’ouvriers qui fait peur à toutes les autres. Quand les carlistes approchent, on se réconcilie avec cette légion qui porte des blouses et que l’on suppose capabale de faire le coup de fusil. Quand on n’a plus peur des carlistes on cherche querelle aux gens à blouses et on les accuse de jacobinisme. La légion énergique dit, pour sa défense, qu’elle suit les principes du célèbre Volney, auteur des Ruines. Volney, Raynal, Diderot et les autres auteurs un peu emphatiques à la mode en France lors de la prise de la Bastille, sont les oracles de l’Espagne.

    Il faut toutefois observer qu’à Barcelona on prêche la vertu la plus pure, l’utilité de tous, et qu’en même temps on veut avoir un privilége: contradiction plaisante.

    Les Catalans me semblent absolument dans le cas de messieurs les maîtres de forges de France. Ces messieurs veulent des lois justes, à l’exception de la loi de douane, qui doit être faite à leur guise. Les Catalans demandent que chaque Espagnol qui fait usage de toile de coton paye quatre francs par an, parce qu’il y a au monde une Catalogne.

    Il faut que l’Espagnol de Grenade, de Malaga ou de la Corogne n’achète pas les cotonnades anglaises, qui sont excellentes et qui coûtent un franc l’aune, par exemple, et se serve des cotonnades de Catalogne, fort inférieures, et qui coûtent trois francs l’aune. A cela près, ces gens-ci sont républicains au fond et grands admirateurs de Jean-Jacques Rousseau et du Contrat social; ils prétendent aimer ce qui est utile à tous et détestent les priviléges de la noblesse qu’ils n’ont pas, et qu’ils veulent continuer à jouir des priviléges du commerce, que leur turbulence avait extorqués jadis à la monarchie absolue. Les Catalans sont libéraux comme le poète Alfieri, qui était comte et détestait les rois, mais regardait comme sacrés les priviléges des comtes.

    Nos fabricants de fer de la Champagne et du Berry ont au moins un raisonnement à leur service: si vous recevez les excellents fers de Suède, le fer sera pour rien et les Suédois pourront acheter les vins de France, mais nos usines tomberont. Tous les trente ans il y a dix ans de guerre. Alors vous ne pourrez plus recevoir les fers de Suéde, et que deviendrez-vous?

    La Rambla m’a charmé; c’est un boulevard arrangé de façon que les promeneurs sont au milieu, entre deux lignes d’assez beaux arbres. Les voitures passent des deux côtés le long des maisons es sont séparées des arbres par deux petits murs de trois pieds de haut qui protégent les arbres.

    On ne parle que d’intervention; je trouve peu digne de la fierté espagnole de demander toujours la charité. Qui nous a aidés en 1793 et 1794? Toute l’Europe nous faisait une guerre acharnée. Un grand homme, Pitt, avait juré la perte de la France. Aucun roi ne fait la guerre à l’Espagne, et surtout il n’y a plus de grands hommes.

    En 1792, la France avait des hommes tels que Sieyès, Mirabeau et Danton. Ces deux derniers ont volé. Qu’importe? ils ont sauvé la patrie; ils ont faite ce qu’elle est. Sans eux nous serions peut-être comme la Pologne, et l’ordre régnerait à Paris (Allusion aux paroles prononcées à la Chambre des députés par le comte Sébastiani, ministre des affaires étrangères, à propos de la capitulation de Varsovie, qui avait eu lieu le 8 septembre 1831), de même qu’à Varsovie. L’Espagne serait heureuse d’avoir de tels hommes, dût-elle les payer deux millions chacun: ce n’est pas le quart de ce que ses rois ont volé chaque année.

    Supposons un général qui, depuis sept ans, eût gouverné Alger avec talent; qu’importerait qu’il eût volé sept millions?

    – Barcelone, le …. 1837 [sic].

    J’ai une inclination naturelle pour la nation espagnole; c’est ce qui m’a amené ici.

    Ces gens-là se battent depuis vingt-cinq ans pour obtenir une certaine chose qu’ils désirent. Ils ne se battent pas savamment; un dixième seulement de la nation se bat; mais, enfin, ce dixième se bat, non pour un salaire, mais pour obtenir un avantage moral. Chez les autres peuples, on voit des gens qui se battent pour obtenir des appointements ou des croix.

    J’aime encore l’Espagnol parce qu’il est type; il n’est copie de personne. Ce sera le dernier type existant en Europe.

    Tout ce qui est riche ou noble, en Italie, est une copie du grand seigneur français, tremblant toujours de ce qu’on dira de lui. Les grands seigneurs espagnols que nous avons entrevus à Paris ne sont pas copies. Chez eux je ne vois nullement le besoin d’être rassurés sur l’estime qu’ils se portent, et ils n’ont aucun souci de l’opinion des cent nigauds bien vêtus rassemblés chez l’ambassadeur voisin.

    Que ne fait pas au contraire le grand seigneur allemand ou italien: 1º pour pénétrer dans le salon de l’ambassade voisine; 2º pour y faire effet? L’Espagnol y vient plutôt comme curieux, pour voir ces singeries, puisqu’il est à Paris.

    Je brûlais d’aller voir le jardin de Valence. On me dit qu’il y a des moeurs singulières. Les artisans travaillent assis. Tous les samedis on peint en blanc l’intérieur des maisons avec de la chaux et les planchers en rouge.

    On m’assure, ce qui est bien autrement difficile à croire, que les Espagnols commencent à ne plus tant respecter les moines.

    Un mois après l’entrée des Français (1808), les moines prédirent que le jour de la Toussaint tous les Français seraient exterminés par le feu du ciel. Les bons Espagnols croyaient si fermement en cette prédiction, bien justifiée par tous les excès des Français, que lorsque, le jour de la Toussaint arrivé, elle ne s’accomplit pas, ils commencèrent à douter des moines.

    Étranges voleries dont on me fait le récit authentique, un chef volait l’autre. Haute probité du maréchal Saint-Cyr, du maréchal Suchet. Étonnante, incroyable bravoure des Français au siége de Tarragone, à la prise du fort Olive par M. Duchamp.

    La bataille de Vittoria n’a jamais existé, me disait ce soir le lieutenant-colonel P… On portait comme morts à cette bataille les hommes et les chevaux que quelques régiments se faisaient payer en sus de ce qui existait. Extrême incapacité du maréchal et du roi qui commandaient l’armée française à Vittoria. Ils ne défendirent pas le passage que jamais l’armée anglaise n’aurait osé forcer. Les troupes étaient affamées de rentrer en France; il eût fallu un caractère de fer, un autre maréchal Davoust pour les empêcher de quitter l’Espagne en courant. Tout cela m’a été raconté avec l’accent et l’enthousiasme de la vérité; mais je n’ai été témoin d’aucun de ces faits.

    Cet Espagnol, qui garde un silence farouche depuis le commencement de la soirée, disait-on ce soir aux Cuatro Naciones, se repaît, dans l’intérieur de son âme, des chimères les plus ravissantes.

    Remarquez bien ceci: ce n’est pas la réalité, c’est son imagination qui se charge de les lui fournir. Il résulte de là que, dans les moments de passion, la lorgnette du raisonnement est entièrement troublée; il ne peut plus apercevoir rien de ce qui exist réellement. Beaucoup d’Espagnols sont de bonne foi dans leur prétention de caste et de rang. Tel est évidemment pour moi don Eugenio (on prononce Eou-Kénio), le plus aimable de mes compagnons de voyage.

    Il me dit que l’Académie de langue espagnole s’est appliquée constamment à rapprocher l’orthographe et la prononciation. L’Académie française a fait le contraire et en est toute fière. Pour moi, toutes les fois que je vois une femme faire des fautes d’orthographe, je trouve que c’est l’Académie qui est ridicule. Le meilleur administrateur que j’aie vu dans mon voyage, homme d’un esprit supérieur et profondément occupé du fond des choses, cherche souvent ses mots après avoir fini sa lettre. C’est qu’il pense aux choses plus qu’à la forme baroque. Que de temps perdu! L’usage s’est laissé guider par le pédantisme d’une société, dans le sein de laquelle les gens d’esprit, les Duclos, les Voltaire, n’ont pas la parole.

    M. Sutto nous disait au souper des Cuatros Naciones:

    – Hier, j’étais assis à côté de madame Alber (Anglaise); j’ai été obligé de changer de place, tant son langage était vulgaire; je n’ai pu surmonter mon dégoût.

    – Ce qui nous déplaît le plus dans la ville oû nous sommes nés, dit M. Ipol, jeune philosophe, c’est ce langage vulgaire qui annonce des manières et des sentiments bas, et c’est précisément ce langage du peuple qui nous plaît le plus à l’étranger. Il est près de la nature, il est énergique, et la vulgarité que nous ne voyons pas ne peut nous empêcher d’être sensibles à ce premier mérite de toute langue poétique. A Barcelone, un arieros (muletier) m’enchante par son langage, sa personne me plaît; c’est un grand garçon, fort, vigoureux, rempli d’une énergie sauvage, dont la vue réjouit l’âme. A côté de lui, qu’est-ce qu’un grand d’Espagne? Un petit homme, haut de quatre pieds dix pouces, qui vous répète des articles de journaux sur les avantages d la liberté, se regarde attentivement dans toutes les glaces qu’il rencontre, et croit être un Parisien, parce qu’il est abonné au journal des modes. Eh! monsieur, avant tout, soyez Espagnol!

    A Barcelone, le grand problème était de rentrer en France. Tout calcul fait, nous avons osé prendre une voiture attelée de mules. Mes sept compagnons m’ont l’air de gens qui émigrent. On émigrerait à moins. La vie, en Espagne, est fort désagréable, et cet état de choses peut fort bien durer vingt ou trente ans encore.

    Plusieurs de mes compagnons ressemblent tout à fait à don Quichotte; c’est la même loyauté et la même absence de raison, dès qu’on arrive à certains articles. Les cordes qu’il ne faut pas toucher, c’est la religion out les priviléges de la noblesse. Ces messieurs me prouvent sans cesse, avec beaucoup d’esprit et une vivacité charmante, que les priviléges de la nobles sont utiles au peuple. Ce qui fait que je les aime, c’est qu’ils le croient.

    L’un d’eux a eu une dispute avec les autres, parce qu’il m’a dit: «Le peuple espagnol, au fond, n’est enthousiaste ni du gouvernement des deux chambres, ni de don Carlos; je n’en veux pour preuve que la course de Gomez, qui, avec quatre pauvres mille hommes, a traversé toute l’Espagne, de Cadix à Vittoria. Si l’Espagne avait été libérale, Gomez eût été écrasé. Si l’Espagne eût aimé don Carlos, Gomez eût réuni cent mille hommes.»

    Au moment de partir, nous allons prendre du chocolat dans la boutique d’un certain Piémontais, cachée dans une petite rue; je croyais presque qu’on me menait conspirer. Je me suis muni de vingt oeufs durs à l’auberge, j’ai du pain, du chocolat, etc.; en un mot, je ne serai pas réduit à dîner avec du pain trempé dans du vin qui contient un tiers d’eau-de-vie, ce qui fait mal à l’estomac.

    Mes compagnons espagnols sont d’un esprit bien supérieur à ceux que j’avais en venant. Par exemple, j’ai donné à entendre fort poliment que parler politique trois heures par jour me semblait suffisant. Ces messieurs me parlent avec beaucoup de plaisir de leurs grands poëtes dramatiques, dont la plupart ont des noms gutturaux abominables à prononcer. Ils prétendent que c’est par une véritable bizarrerie que les étrangers n’ont distingué parmi tan d’hommes supérieurs que Calderón et Lope de Véga; ils me citent Alarcon et d’autres noms qui m’échappent; tous ces poëtes ont, selon moi, un grand mérite et un grand défaut.

    Leur mérite, c’est que leurs pièces ne sont point une imitation plus ou moins élégante des chefs-d’oeuvre qui ont fait les délices d’un autre peuple. L’Espagne monarchique, obéissant à un honneur exagéré si l’on veut, mais tout puissant chez elle, faisant le bonheur ou le malheur de chaque homme, n’a point imité les tragédies par lesquelles Sophocle et Euripide cherchaient à plaire à la démocratie furibonde d’Athènes. Les pièces de fray Gabriel Tellès, par exemple, sont faites uniquement pour plaire aux Espagnols de son temps, et par conséquent peignent le goût et les manières de voir de ces Espagnols de l’an 1600. Voilà leur grand mérite.

    Le principal défaut des pièces espagnoles, c’est que, à chaque instant, les personnages récitent une ode remplie d’esprit sur les sentiments qui les animent, et ne disent point les mots simples et sans esprit que me feraient croire qu’ils ont ces sentiments, et qui, surtout, les exciteraient chez moi.

    Rapidité des mules espagnoles; elles ont chacune un nom: la Marquise, la Colonelle, etc. Le conducteur raisonne sans cesse avec elles: «Comment, Colonelle, tu te laisseras vaincre par la Marquise?» Il leur jette de petites pierres. Un jeune garçon, dont j’admire la légèreté, et qui s’appelle le Zagal, court à côté des mules pour accélérer leur marche; puis, quand elles ont pris le galop, il s’accroche à la voiture; ce manége est amusant. De temps en temps, ces mules donnent des coups de collier et galopent toutes ensemble; il faut ensuite s’arrêter cinq minutes, parce qu’il y a toujours quelque trait de cassé. Cette façon d’aller, propre aux peuples du Midi, est à la fois barbare et amusante; c’est le contraire des diligences anglaises, avec lesquelles j’ai fait cent quatre lieues en vingt-trois heures (de Lancastre à Londres).

    On nous parle sans cesse des carlistes; il est bien vrai qu’ils étaient près d’ici il y a huit jours; mais il me semble que maintenant ils sont à plus de dix lieues, vers l’Èbre. A la moindre alarme, mes compagnons se mettent en prière; ils appartiennent pourtant, trois du moins, à la haute société. Un Français n’oserait jamais prier, même en croyant à l’efficacité de la prière, de peur qu’on ne se moquàt de lui. Ce qui me charme dans mes Espagnols, c’est l’absence complète de cette hypocrisie, qui n’abandonne jamais l’homme comme il faut de Paris. Les espagnols sont tout à leur sensation actuelle. De là folies qu’ils font par amour, et leur profond mépris pour la société française, basée sur des mariages conclus par des notaires.

    Un Français voyageait dernièrement du côté de Valence; il était porteur de quatre-vingts onces d’or (l’once vaut en ce pays-ci quatre-vingt-deux francs). Ce Français était bien coupable; il avait, de plus, une chaîne d’or à sa montre et quelques bagues. Les autorités d’un village où il voulut passer la nuit l’ont fait accabler de coups de bâton; quand il n’a plus pu se défendre, on lui a enlevé la chaîne, les onces, les bagues, et on l’a jeté en prison.

    Au bout de neuf jours, voyant qu’il ne mourait point, on l’a poussé hors de la prison, et il a été obligé de mendier pour arriver jusqu’a Valence.

    Le consul de France a été indigné; il s’est hâté d’écrire à son ambassadeur, lequel a écrit au gouvernement de la reine, qui a ordonné une enquête. Les autorités du village, les magistrats chargés de cette enquête ont déclaré que le Français était un carliste; la vérité leur était bien connue; mais ils ont considéré que l’alcade du village et ses adjoints, qui avaient dévalisé le Français, seraient déshonorés si la vérité était connue.

    Ces messieurs ont donc déclaré que le Français était un calomniateur, et, en conséquence, l’ont condamné à la prison.

    Pour n’être pas jeté en prison à Valence, le Français a dû chercher un refuge dans la maison du consul. Celui-ci a écrit de nouveau à Madrid; l’ambassadeur n’a pas craint de retarder le succès de ses grandes négociations en poursuivant le redressement d’une injustice qui n’intéressait qu’un seul Français; et enfin l’alcade voleur ou les juges, je ne sais lesquels, ont été destitués.

    Il me semble que, depuis la mort de Ferdinand VII, l’esprit public, en Espagne, a fait un pas immense; les prêtres et les moines ont perdu tout crédit politique: l’opinion veut les réduire à administrer les sacrements.

  • Masacre de militares por la población

    Une simple querelle d’ouvriers et de douaniers aux portes de Barcelone vient de donner lieu à une insurrection terrible. Les corps des miliciens s’étant joints au peuple, la garnison, commandée par les généraux Van Halen, Zurbano et Zavala et forte, dit-on, de 15,000, s’est trouvée attaquée de tous côtés avec fureur. Le 15 novembre le combat devint général; on se battoit dans presque toutes les rues. Les miliciens et les habitans tirèrent sur les troupes duhaut des maisons. Des pierres, des meubles, de l’eau bouillante pleuvoient sur les soldats. A la fin les généraux ordonnèrent la retraite, et la garnison sortit des murs , en laissant, dit-on, 500 morts derrière elle. Le général Zavala est au nombre des prisonniers. Dans la nuit, les insurgés s’emparèront du fort de Ro. La citadelle fut également évacuée, et les troupes ne se maintinrent que dans le fort de Montjuich. Une junte fut formée à la hâte de personnes du peuple; le principal membre se nomme Juan-Manuel Garsy. La vraie cause de ce mouvement ne semble pas connue. Dans la proclamation publiée par la junte, on proclame la déchéance d’Espartero et de son gouvernement. La population de Barcelone depasse les 200,000 âmes. Les places de Vich, de Manreza, de Tarragone, de Reuss, de Gironne, etc. se sont prononcées en faveur du mouvement.

  • La Jamancia: instalación de la Junta Suprema, huida de refugiados

    (Domingo).

    Pasóse toda la mañana en espectacion y sin que se rompiesen las hostilidades.

    Á las cinco de la tarde llegó el vapor Mallorquín que habia salido el dia antes con uno de los hermanos Milans á buscar tropa de refuerzo en Tarragona. Al instante salieron los de la Blusa capitaneados por Castells y Torras y Riera, dirigiéndose hacia la Barceloneta á fin de impedir el desembarque ó hacer prisioneras las compañías que venian en el citado vapor.

    En vista de esto la Ciudadela disparó algunos metrallazos contra los Centralistas ó jamancios, enviando algunas partidas, entre ellas los guias de Prim para que se apoderasen del fuerte de la Linterna á fin de proteger el desembarque de la tropa; operaciones que lograron aquellos llevar á cabo con su acostumbrado arrojo y apesar de la obstinada resistencia que por parte de los Jamancios se les opuso y á quienes costó la pérdida de algunos hombres. Apesar de todo no pudiendo el vapor Mallorquín verificar el desembarque que intentaba por el vivo fuego que se le hacia tanto desde el muelle, como desde la muralla del mar y atarazanas, tuvo que salir y poner la gente en tierra mas allá del fuerte de D. Cárlos, apoyado por el vivo fuego de la tropa que se habia apoderado de parte del muelle, y el de cañon de la Ciudadela.

    A las seis de esta misma tarde se instaló por sí misma una Junta suprema compuesta de las personas siguientes: D. Antonio Baiges, presidente; D. José María Bosch, D. Vicente Soler, D. Rafael Degollada, D. José Vergés, D. José Massanet, D. Juan Castells, D. Agustin Reverter, y D. José María Montañá, secretario.

    A poco de constituida esta Junta, que si tituló Provisional, se dirigió á los habitantes de esta Provincia, invitándoles á que permaneciesen fieles á la bandera enarbolada y haciéndoles esperar que los demás pueblos secundarían su alzamiento, remitiendo igual invitacion á los ayuntamientos, por medio del siguiente oficio.

    La adjunta proclama enterará á V. de la constitucion de esta Junta y el lema que ha enarbola do al solo objeto de salvar la Constitucion repeti das veces infringida por el gobierno de Madrid; gobierno que ha desoído las justas y repetidas peticiones de varias provincias para la reunion de la Junta Central, condicion sin la que no puede apellidarse tal gobierno.

    Para conseguir el fin indicado ha contado esta Junta con la cooperacion de V., Municipalidad y M. N. de esa, esperando que al recibo de la presente, consultará la opinion del Cabildo y fuerza física y procederá al nombramiento de una Junta provisional de partido ausiliar de esta, que luego de pasados los primeros momentos ya se nombrará con toda la latitud posible, y se procederá luego al nombramiento de la efectiva Suprema.

    Esta Junta espera que V. se servirá acusarle recibo de la presente, y le dará cuenta del resultado con la prontitud posible.

    Dios etc.= Sr. Alcalde constitucional de

    Además de esta disposicion de dicha junta, y de otra en que se nombraba al Coronel D. Antonio Baiges gefe principal de las fuerzas que existían en esta ciudad, y para segundo al comandante de francos, D. Francisco Riera, se publicaron una proclama á los Españoles, firmada por el citado Baiges y D. Agustin Reverter; otra álos Nacionales, Barceloneses y liberales por el mismo Riera, y otra á los soldados del regimiento de la Constitucion por D. Isidro de Nieva, oficial del mismo cuerpo, cuyos escritos dejamos de publicar, por carecer de novedad, y á fin de no tener que entorpecer á cada paso con ellos la marcha de los acontecimientos.

    En la noche del 3 al 4 las tropas del Gobierno se hicieron fuertes en la Barceloneta y muelle, y los Centralistas se apoderaron del Baluarte del medio dia poniéndolo en estado de defensa. La emigracion ha sido espantosa en estos dos días.

  • Concesión ferrocarril a Tarragona

    … ley de 9 de Noviembre de 1859, autorizando al Gobierno para otorgar á D. Magin del Grau y Figueras y don Jáime Ceriola la concesión de un ferro carril de Tarragona á Barcelona directamente ó empalmando en el de Martorell donde lo crea mas conveniente …

  • La situación en Barcelona vista desde Francia

    CERBERE, France, July 27. — Travelers just arrived here report the situation at Barcelona grave. The civil Governor, when ordered to proclaim martial law, resigned his office. A regiment of infantry has arrived in the city from Tarragona to reinforce the garrison.

    Many deserting reservists are fleeing across the frontier. They say they are deserting because the war against the Riff tribes is solely in the interest of Spanish mining speculators.

    A train which arrived at the frontier this evening from Barcelona, escorted by soldiers, was attacked and stoned at Figueras…, where the rails have been restored. The troops fired into the attacking party, wounding serveral. The railroads have been cut between Gerona and Barcelona.

  • La revolución, ¿ganando en Cataluña?

    BARCELONA RUNS WITH BLOOD.
    Fighting Continues and Reinforcements Are Blocked by Strikers.

    PARIS, July 29. — Spanish couriers from Barcelona arriving at Cerbere on the frontier report that artillery is battering the barricades, behind which the insurgents are fighting desperately. Heavy fighting is in progress on the Rambla, in San Anne Square, and the Calle del Espino.

    The gutters are running with blood. The number of dead and wounded cannot be estimated, but it is believed to be heavy.

    Attempts on the Captain General continue as he disposes the position of the troops.

    The Military Governor of Barcelona published a decree to-day ordering the inhabitants of the city to return to their homes. After twenty-four hours any one found in the streets is liable to be shot on sight.

    Many instances of soldiers refusing to fire on the mobs are reported. A Lieutenant of infantry threatened to shoot a policeman who was about to fire his revolver into the crowds.

    The Government forces, failing to make headway, ahve been obliged to act on the defensive, attacking only when absolutely compelled by the menacing position of the revolutionists.

    The situation is further complicated by the spread of the general strike ordered by the labor organizations of Barcelona two days ago. The indications are that the strike will spread to the provinces of Lerida, Gerona, and Tarragona, but no definite news has been received from these points.

    The terror-stricken people are fleeing from the larger towns to the open country and the small villages, where there is less exposure to danger.

    Five convents and several private residences have been burned at Llanza, where the excitement is growing.

    Grave events are expected at Figueras… Comparative calm had been restored when orders were issued to the recruits to report for duty. The entire population is preparing to resist. The Portbou express left Figueras this morning, but stopped at Llanza, where the track had been blown up by dynamite.

    At Junquera … telegraph poles have been chopped down. All places where public funds have been deposited are guarded by the military. Business is at a complete standstill. The merchants are panic stricken and are placing their funds in foreign banks for safekeeping.

    Advices from Granollers … state that two convents have been burned to the ground.

    At Cassadelaselva the civil guard was disarmed by the mob and imprisoned in the barracks. The call to the colors of the reservists of 1906 and 1907, who are on leave, was without result, not a single reservist reporting for duty.

    The situation in Barcelona is rendered desperate by the absence of a sufficient military force capable of putting down the revolutionists. This condition results from the dispatch of all available troops to Melilla. The garrisons throughout Catalonia have thus been reduced to 6,000 men, while the revolutionists at Barcelona and adjacent towns far exceed that number.

    The Government forces are also scattered by the need of quelling outbreaks at many detached points. The isolation of the province, owing to the destruction of railways, gave the revolutionary element and strikers forty-eight hours to make uninterrupted preparations to cut off the arrival of reinforcements. They are thus masters of the situation.

    The line from Madrid to Barcelona is a scene of desolation. Trenches many feet wide have been cut across the railway embankments in the country districts. The small bridges spanning the streets in several towns have been pulled down.

    The arrival of reinforcements, so urgently needed by the Government forces, is retarded by the destruction of railroads and the avenues of communication leading to the city. The revolutionists are heavily armed with muskets, knives, and revolvers. They have an effective organization and hospital equipment which promptly looks after the dead and wounded.

    The Government is now seeking to relieve the city by sea, as the land communications are interrupted. All available ships are being hurried to Barcelona.

    Whethere there is an ulterior political purpose behind the revolutionary uprising throughout Catalonia is not yet clear. Outwardly the movement is thus far a protest against the Government’s war policy in Morocco and its levy of large reserve for war purposes.

  • Poca participación y masivo fraude en la votación sobre el Estatuto

    No és cert que el referèndum de l’Estatut del 1932, que es posava com a model en [el 1979], constituís tot un plebiscit. No va ser-ho, i no seria pas el president Tarradellas –conseller de la Generalitat de l’època– qui ho desmentís. La votació estatutària del 1932 va aplegar molta menys de la meitat del cos electoral, encara que històricament s’hagi dit el contrari. Els resultats van ser inflats a discreció.

  • Llega Azaña con el Estatuto de Autonomía; se confunde el logotipo de Shell con la bandera catalana

    Reign of Reason

    There was dancing in the streets in Barcelona last week, such a fiesta as not even the oldest Catalan could remember. By oxcart and on burro the peasants came in their red stockinet caps and baggy breeches. Leather-faced fishermen came up from Tarragona. All night long shouting crowds surged up & down under the huge plane trees of the ramblas to rigadoon round the statue of Christopher Columbus and back up the hill again. From a thousand staffs fluttered the five-barred red-&-yellow Catalonian flag. Trucks of Shell Oil Co. were hailed with delight.

    All this was caused when quiet, bespectacled Premier Manuel Azana of Spain came to town to hand white-toothed «President» Francisco Macia of Catalonia a copy of the statute granting home rule to Catalonia.

    «Everything depends upon how you use this liberty,» warned Premier Azana. «For the sake of Catalonia and Spain, be careful!»

    Pink with pleasure, Colonel Macia waved his hands excitedly and shouted:

    «The Catalans can feel now they are true sons of a country rich in glorious tradition. I interpret the sentiments of all of them, when I say that Sept. 25, 1932 will be recorded on the pages of history as ushering in a reign of reason and justice on Iberian soil.»

    Crowds standing in the square before the high porticoed Generalidad burst into El Segredores, the once proscribed Catalonian anthem, roared loudest at the verse about cutting off the heads of the proud Castilians. Manuel Azana grinned good naturedly. Even the white geese in the Cathedral cloister honked their loudest.

    [Dateline 1932/10/03]