Etiqueta: música

  • Fiesta de san Blas y de los cantantes malos

    En la iglesia de la Trinidad, hoy parroquia de san Jaime, se celebra la fiesta de S. Blas, abogado para el mal de garganta.

    Asueto para todos los que berrean, mayan, aullan ó rebuznan en vez de cantar, achacándolo á eso que llaman escuela moderna, hablando en tonto, porque no sabemos que en las artes haya otra escuela que la buena, la que guia por el camino de la belleza. Llaman antiguos á los que saben cantar, y cantan segun los principios de la escuela buena; de lo que se deduce que no es corto el número de los que cantan mal, esto es, que berrean, mayan, aullan y rebuznan.

  • Las comparsas y su organización

    Que la aficion á la música está desarrollada en Barcelona de un modo prodigioso, es cosa que no admite controversia. Díganlo sino esos coliseos en el dia de ópera, y nó de ópera cualquiera, sino de ópera bien desempeñada, lo que por otra parte prueba que el público es inteligente (y no hay público de abonados). No se amosquen Vds., señores mios, por lo del paréntesis, porque no pretendemos decir que no sean Vds. inteligentes; lejos de nosotros semejante calumnia. No es pulla: es que no queremos confundirlos á Vds. con la muchedumbre, digámoslo asi, de los espectadores, con esa muchedumbre que con la existencia de dos teatros rivales entre sí, ha derrocado esa aristocracia del abonado y ese monopolio que hacian Vds. de la diversion pública mas honesta é instructiva de las diversiones públicas. Por otra parte es bien sabido que cuando no habia en Barcelona mas que un coliseo, ó por mejor decir, cuando este no tenia competidor, el abonado era exigente y querelloso cuanto ahora es banderizo. Hé aqui por qué no podemos apreciar sus fallos de Vds., y hé aqui por qué hemos dicho, entre paréntesis, que no hay público de abonados. Basta de broma.

    Pues, señor, como íbamos diciendo, es mucha la aficion que hay en esta ciudad á la música; y todo el mundo tañe, y todo el mundo pulsa, y todo el mundo canta, y hay sociedades filarmónicas, y mas pianos hay que dedos que los sepan tocar, que es mucho baber. Llega á ser una verdadera desgracia el que desde su chiribitil ó bufete ó despacho, segun sea poeta, abogado ó comerciante, no se vea uno distraido de sus tareas por un vecino que toque el cornetin de piston, ó por una vecina que cante, ó por un chiquillo que haga las cromáticas en el piano. Con decir á Vds. que el mancebo sastre que durante el dia ha cosido las mangas de un frac quizá canta en los coros del teatro, y el peon que ha paseado un andamio durante el dia sale por la noche en trage de lacayo, y el que cose unas botas por la tarde, por la mañana ha tocado el bombo ó los platillos en el ensayo de la ópera: y el que no pudo ser corista ó sacasillas ó tocar el bombo, busca medios para lucir su embocadura ó su aptitud de manos ó la flexibilidad de garganta. Llega la temporada del carnaval se prepara ensayando unos coros para una comparsa que ha de recorrer todas las tertulias y todas las casas que frecuenta cada uno de los individuos que la forman.

    Pero antes de darse á luz la comparsa, ¡cuántos proyectos no se ensayan, cuántas leyes no se dictan, cuántos pareceres no se discuten, cuántos piques no se enredan, cuántos disgustos no se pasan, cuántos sinsabores no se sienten y cuántos ensayos no se hacen! Durante las fiestas de Navidad se propone la idea: se reunen los amigos con los amigos de los amigos y estos con los amigos de aquelos; todos frisan con los 22 años. La comparsa figurará un coro de aldeanos. –Es cosa muy vulgar. Da mas de sí el de cruzados. –Muy visto, no ofrece novedad. –Arlequines. –Quiá! no es cosa. –Valencianos — rusos — húngaros — moldavos — walones — suizos — tiroleses – turcos. — Pido la palabra. Quisiera saber con qué señoritas se cuenta para las parejas. –Por mi parte ofrezco hablar…–Sí, sí, dice bien. –Nó, nó, fuera enredos. Y uno repite que sí, y otro dice nó, y este se sonrie, y aquel se encoge de hombros, y los de mas allá disputan, y los de mas acá se acaloran, y todos gritan, y venimos á parar en que se separan dos y vienen cuatro, y vuelven los primeros, y despues de mil discusiones y mil altercados queda definitivamente fijado el número de los socios y se adopta un trage.

    Presupuesto.
    mascarillas . . . . . . t.
    trage. . . . . . t.
    al maestro de música. t.
    _____
    Suma. . . . . t.
    _____

    Debe depositar cada socio t…. reales. Crecido es el presupuesto para unos, indiferente para otros esta ó la otra cantidad, pero ya no tiene lugar discusion porque hay compromiso y está en observancia un reglamento con penas rigurosas. La pecuniaria es la mas temida; la espulsion de la sociedad llega á ser lo que importa menos á los mas.

    Empiezan los ensayos. El baile se reduce á hacer unas evoluciones de poco efecto y á marcar ciertos compases con los pies, y el coro que se ha de cantar no es de los mas fáciles. Por de pronto se queja el vecindario, y es preciso buscar un sitio que no tenga habitaciones debajo para no atolondrar al inquilino, y que tenga el menor número de luces por no dar que decir á los vecinos. Quedan hechos los ensayos y se da á luz la comparsa, y como no es lo mismo cantar entre las húmedas paredes de un subterráneo que entre las hermosas que guarnecen un salon, se distraen los bajos y se salen de tono los tenores, y se impacienta el director, y ya no se hacen pianos ni fuertes, ya no se marcan los crescendos, no hay claroscuro y todo se lo lleva la diabla. La comparsa sigue su ruta; hoy á esta casa, mañana á aquella, siempre haciendo lo mismo y casi siempre mal. Prescindamos de la obligacion que contraen los socios, de salir quieras que nó, las noches que señala el director, y demos por sentado que la danza que bailan está ensayada en local proporcionado; mas no se ha tenido en cuenta al ensayarla, las distintas dimensiones que pueden tener las salas en las casas donde han de darse en espectaculo, ni la concurrencia que puede haber, ni el tropezar con una ó mas comparsas (y ahí es nada) ni el que pueda enfermar un figurante: claro está que al sobrevenir algun inconveniente que tenga relacion con alguna de las referidas circunstancias, todo es barullo ó quedan sus vacíos en las figuras del baile y se pierde el hilo de la danza. Todo esto sucede al confeccionar y poner en escena una comparsa, cuya buena armonía durante el carnaval concluye siempre con una comilona durante la cuaresman. ¡Cuándo no se ha celebrado la union y la buena armonía con una comida!

    Preguntará cualquiera despues de haber leido los anteriores renglones por qué hemos elegido el dia 14 de febrero para hablar de las comparsas. La razon es muy sencilla. Has de saber, lector curioso, aunque no te importe un comino, que el Sr. amanuense, á quien dictamos los artículos se perece por la música, y en este año nos ha salido entre otras pejigueras con la de que le dió en gana lucir su chillona voz en una mala comparsa, y héte aqui que á puro comparsear y chillar se ha constipado y enronquecido, y tiene que guardar cama hoy dia 14, y esto nos ha obligado á escribir de puño propio este artículo. Asi ha salido tan bien endilgado.

  • Fiesta de San José Oriol, nativo de Barcelona

    En la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Reyes vulgarmente llamada del Pino se celebra la fiesta del beato José Oriol, con oficio solemne cantado por la música de la capilla, panegírico, rosario y gozos.

    El haber sido el B. José Oriol natural de la presente ciudad, el haber vivido en época cercana á la nuestra puesto que murío en 1702, y el haber sido beneficiado de dicha parroquia, hace que el culto que se le tributa sea de los mas solemnes, y que el número de sus devotos no sea en esta ciudad y pueblos inmediatos nada escaso. De la época de nuestros abuelos data el decreto de aprobacion en grado heroico de las virtudes del B. Oriol, de la época de nuestros padres datan las fiestas que se celebraron en Barcelona con motivo de su beatificacion, y recordamos haber oido en nuestros primeros años mentar y encarecer sobre manera la magnificencia y júbilo que reinaron en las festas del Bayato, celebradas en julio de 1803.

    Los vecinos de la calle de Cuch suelen costear en el dia de hoy y en la capilla de Ntra. Sra. del Pilar que está en aquella calle, una fiesta en honor del B. Oriol que nació en ella.

    En la parroquia del Pino ademas de la fiesta del dia de hoy se celebra un novenario en honor del mismo beato.

  • Lunes de Pascua, 1848

    Lunes de Pascua.

    Este dia es para el pueblo de Barcelona primo hermano, si nó hermano carnal, del miércoles de ceniza, sin que obste para ello la diferencia esencial que hay entre el uno y el otro. Cierto que en las iglesias se celebra la Pascua con la misma solemnidad que en el dia anterior, cierto que es fiesta de precepto, cierto que la religion consagra este dia como de general regocijo; mas en lo esterior nada de ello se trasluce: y aunque en esta parte el dia es muy diferente del miércoles de ceniza, las costumbres populares han acabado por dar al uno y al otro un mismo carácter público. En ambos días la ciudad queda desierta , y sus habitantes se trasladan á la vega inmediata y la cubren toda entera, dándole la traza de un campamento en que estan distribuidas mas de cien mil personas. Como ya la Pascua de resurreccion suele venir hácia la primavera, el tiempo convida para salir al campo, cosa que siempre ha sido muy del gusto de los barceloneses, y que de cada dia va siéndolo mas, porque solo echándose fuera de la ciudad es posible respirar libremente. Cual si hubiese un empeño general en hacinar gentes dentro de Barcelona, toda su área se ha cuajado de casas, que no pudiendo crecer en latitud lo hacen en altura, y si no estuviera prohibido, á la hora de esta habría muchas gentes que habitarían al nivel de las campanas de las torres. Esta angostura y este apretamiento hacen diariamente mas apetecible la salida al campo, y por esto es tan crecido el número de personas que van á comer á él todos los domingos: pero el miércoles de ceniza y hoy son sin disputa los dos días en que mas personas rinden homenage á esta costumbre. El dulce ambiente de la vega , el verdor que ya cubre los árboles y la belleza de las huertas, que son un modelo de que distan mucho las de España y del estrangero; son en esta estacion otros tantos alicientes para atemperarse á la moda. Barcelona es en tal día verdaderamente triste; y al recorrer sus solitarias calles, bien podría uno esclamar con el profeta: ¡Quomodo sedet sola civitas plena populo!

    ¿Ya qué, y á dónde va tanta gente? A derramarse por la llanura hasta una hora de distancia de la ciudad, y á comer lo que á cada cual le permiten sus haberes y su carácter; porque hay pobre manirolo que hoy lo gasta todo, mientras no falta rico económico que va al campo y ahorra. ¿Quién es capaz de formarse una idea ni aproximada de la muchedumbre de carruages que cruzan por todos los caminos inmediatos, y en especial de los que suben y bajan por el paseo de Gracia? Para concebirlo es preciso haber estado en Barcelona, ciudad que en esto como en muchas otras cosas, deja á una distancia inmensa á todas las poblaciones de España. El coche, la carretela, el galerín, la media-fortuna, el inmenso omnibus, el omnibus chiquito, el tilbury y con mas abundancia que todos ellos juntos la tartana, trasladan á millares las personas desde la ciudad á Gracia, Sans, Sarriá, San Andrés, Horta y San Gervasio, mientras muchos millares mas siguen á pie las mismas rutas, y otros millares mas se separan del camino antes de llegar á uno de esos pueblos, y plantan sus reales en mitad de un campo, á la sombra de un árbol, ó al arrimo de una casa de labranza en donde se vende vino. Allí se salta, se baila, se juega , se canta, se tocan la guitarra y el pandero y las castañuelas, y se grita, y se come, y se bebe mucho, y no se riñe ni se emborracha. Es menester que lo sepan los que no lo ven: estas fiestas populares nunca ofrecen en Barcelona el triste y asqueroso espectáculo de un borracho, ni jamás es turbada su alegría por cuchilladas ni riñas. En esto sí que tienen que aprender algunos nacionales y muchísimos estrangeros. De entre estos, que los hay aqui, y nó pocos, suele alguno embriagarse, y los muchachos le persiguen y se burlan de él, y á veces lo apedrean; y es bueno que lo hagan, pues esto prueba el desprecio con que lo miran, y el convencimiento que tienen de que es una cosa mala, cuyo castigo decreta la reprobacion general y ejecuta la muchachería.

    Las panderetas, las guitarras y las canciones van conduciendo á la ciudad á esa muchedumbre que, cual un magestuoso rio de carne humana, se desliza suave y uniformemente por las puertas, apurando antes de llegar á los guardas, la última gota que en el porron ó bota quedaba. Desbándase á derecha é izquierda luego de haber entrado: tras de la muchedumbre vienen los carruages, y cierra esa dilatada marcha el piquete de caballería que fue á Gracia, y vuelve sin haber tenido nada que hacer en todo el dia. A las diez de la noche toda esa muchedumbre yace en profundo silencio.

  • Octava del Corpus

    [This excerpt deals principally with the eve of Corpus, the Wednesday.]

    El Corpus es fiesta movible, y la colocamos entre majo y junio, ja porque suele venir á últimos de aquel ó primeros de este, ja porque le corresponde este sitio atendidos los sitios en que hemos colocado otras fiestas movibles.

    El dia del Corpus, lector mio de mi ánima, es un dia famoso, y lo mas grande de él, dejando á un lado la parte religiosa á cuya grandeza ninguna otra iguala, es la afluencia de forasteros en Barcelona y la abundancia de bizcochos. Estos se confeccionan en Barcelona mismo, pero aquellos vienen de fuera de la ciudad, de donde se los llama forasteros. Esta es la época en que mas abundan, pues unos porque viajan un poco, otros porque vienen exprofeso á ver la capital, otros porque han de tomar baños, y otros finalmente para ver las procesiones, lo cierto es que en esta época vienen muchos, y son otras tantas gangas para ciertas gentes, y otras tantas calamidades para aquellas personas á quienes vienen recomendados. Para las fondas, casas de pupilage, pastelerías, cafés, teatros, tiendas y alquiladores de carruages son los forasteros una bendicion de Dios, una lluvia de maná, una cosecha riquísima; pero mientras esos prójimos se rien con la venida de los tales, no falta quien por la misma venida se pela las barbas. En una ciudad como Barcelona en donde todo el mundo está envuelto en mil negocios, agobiado por los quehaceres, yendo á caza de minutos para salir de angustias, el forastero es una quinta esencia de incomodidades, un terremoto para los negocios, una langosta para los bolsillos, un despiadado consumidor de tiempo y un asesino de la paciencia. Si algun día, ó si quizás ahora mismo tienes, lector amigo, algun forastero en tu casa, no te queda mas recurso que encomendarte á todos los santos del cielo, convertirte todo en paciencia, coger esa alhaja, recorrer con él ó ella toda la ciudad, ver otra vez lo que has visto mil, esplicárselo muy bien aunque no sepas lo que es, buscar una esquela para entrar en el Laberinto, y despues llevarlo al tal Laberinto, despues á la torre de Gironella y al desierto de Sarriá, despues un dia á Gracia, deteniéndote en el criadero y largándote hasta San Gervasio á ver las torres de Gil y de Brusi y el colegio de Carreras: es menester que algunos dias me lo lleves á comer á la fonda si vive en pupilage, y á tu casa si vive en fonda, tienes que meterlo en un palco en ambos teatros, y nadie en el mundo te libra de acompañarle á desempeñar los mil encargos que trae de su pueblo. Luego es indispensable que lo presentes al sastre ó á la modista, y á todo esto pierdes horas, faltas á citas y riñes con amiga ó con amigo, ó con este ó con aquella. Añade á esas gracias que todo lo pregunta y todo quiere saberlo, que tienes que remolcarlo por las calles, que tropieza con todo el mundo, que se queja de las distancias, de las escaleras, del ruido, de tener que comer tarde y retirarse idem, y levantarse otro tanto. Y todavía has de juntar á esto la necesidad de presentarlo á todos los amigos que te paren en la calle, y a los compañeros de palco, y á las personas que convidas á comer para mas obsequiarlo. Y á todas has de repetir la misma frase, que es un forastero que ha venido á ver Barcelona, y á tomar baños y á ver las procesiones del Corpus. Te juro, lector amigo, que es divertidísimo, y que si este año tienes forastero, es un lance en que andan envueltas mil gracias á cuál mas graciosa. Si se contentaran con los baños y con las procesiones, vaya muy enhorabuena; mas si por fortuna no gustan de laberintos, ni torres, ni Gracias, ni teatros, cosa que la reputo por imposible, no te escapas por lo menos de hacerles ver todos los neoramas, dioramas y panoramas, el valenciano monstruo, ó la chiquilla que recorta papeles con los pies, ó el lobo marino, ú otra de las muchas cosas raras que suelen estacionarse por este tiempo en Barcelona.

    Cierto que los forasteros aumentan el movimiento y la animacion de Barcelona, cierto que vienen á gastar su dinero en beneficio de los barceloneses, cierto que cuando uno va á su tierra son hospitalarios y obsequiosos, acaso mas que nosotros ; pero como nosotros estamos metidos en tantos negocios y no tenemos tiempo para rascarnos la cabeza, la venida de un forastero á quien tengamos obligaciones ó gusto de obsequiar es una calamidad verdadera, y si viene en Corpus, nos agua todo el placer de su famosa octava, temporada en que con este artículo hemos tenido intencion de introducir á nuestros lectores. Hé aqui pues que ya han llegado los forasteros y que amanece el día que precede al de Corpus Christi.


    Ha llegado la semana mas hermosa del año, alegre como el cielo que la favorece, bulliciosa por demás, santa como la institucion que da lugar á ella.

    No nos entretendrémos en esplicar que la festividad del Corpus se celebra en memoria de la institucion de la Eucaristía, ni tampoco dirémos las razones que tuvo la Iglesia para no celebrarla en su verdadera época, esto es, en el jueves santo; pero habiendo de ser llevado en triunfo el sagrado cuerpo del Salvador y espuesto á la vista de los Fieles, no se pudo elegir estacion mejor ni que mas contribuyera á la alegría, que la primavera, cuando el brillo de los rayos del sol es mas intenso que ardiente, cuando la naturaleza tiene toda la hermosura de la estacion, y se ha realizado la esperanza de ver en sazon el fruto que da al hombre el primero de sus alimentos.

    Hablamos de la fiesta del Corpus principiando por la víspera, porque en ella se inauguran las costumbres particulares de la época, con la salida de los gigantones y la tarasca, y el leon, y el águila; en una palabra, de todos los monigotes de la municipalidad. Verdad es que de algunos años á esta parte van desapareciendo muchos de ellos, de modo que ya en el dia solo debemos dejar en la costumbre los gigantones. La intencion del que inventó esas figuras de 16 á 18 pies de elevacion para que precediesen á las procesiones fue muy laudable, puesto que trató de materializar la idea de que hasta lo mas grande y lo mas terrible de la naturaleza todo está sometido al Hacedor supremo.

    No hace muchos años que los gigantones de la municipalidad ó por mejor decir ella, la gigantona, nó la municipalidad, sacaba las modas del peinado y del corte del vestido, en lo que se invertia una cantidad nó de las menores entre las que figuraban en las cuentas municipales. Por lo tocante al giganton era mas aferrado á la suya, y ya fuese por su comodidad ya por no lucir sus piernas, lo mismo se hubiera presentado el buen señor sin su trage turco, ajado y mal dispuesto, como ahora llueven lechugas. Al cabo siempre son ellas mas caprichosas, y los Sres. del ayuntamiento se mostraban obsequiosos con la gigantona satisfaciendo sus caprichos; y bien merecia todas esas atenciones puesto que la fama pública la designaba como la pubilla de la ciudad. En el dia no sabemos si con la edad ó por la escasez de los tiempos esta señora ha perdido el humor y no es tan exigente, ó si ha cedido á las exigencias de su marido (cosa rara y trocatinta singular), y renegando de su fe ha vuelto á vestir su trage de odalisca. De todos modos, en lo que no ha cabido variacion alguna ha sido en la danza con que la gravedad del giganton y la espetada presencia de la gigantona suelen llamar la atencion del público y particularmente de los chiquillos, lo que vale sendos maravedises á los faquines á quienes se cede llevar sobre los hombros tan pesada carga. La pavana bailada por los gigantones al son de un caramillo chillon y desafinado y del baqueteo de un tamboril, es lo mas cuco que presentarse puede; bien que esta orquesta es muy digna de la gaita que suele acompañar á los gigantones de las parroquias que los tienen, cuales son la de Sta. María del mar, la del Pino etc. Es eventual la salida de estos personages en la semana del Corpus, por lo que no podemos fijarla como costumbre. Sin embargo debemos esceptuar una de las parejas de las dos que posee la parroquia del Pino, á saber la pareja menor, y cuya elevacion no pasa de diez pies, pues indefectiblemente sale á hacer sus travesuras por esas calles de Dios, mofletudo y mal dispuesto él, cuanto bonita, rubia y desproporcionada ella: ó comprar cabeza ó vender caderas.

    Hé aqui descrito en pocas palabras el carácter, los usos y las costumbres gigantonescas: veamos ahora la mision que les toca cumplir en esta temporada: preceder á las procesiones, marcar la carrera que deberán seguir recorriéndola la víspera, acompañados de dos timbaleros á caballo, vestidos con un baladran del color que tiene adoptado la parroquia cuya procesion anuncian. El toque de esos timbales ha dado lugar á que el vulgo haya hallado una letra que apropiarle, letra que debe de ser tan antigua, que no nos ha sido posible hallar su origen, aunque para ello hemos revuelto todos los archivos incluso el de la Aduana nacional. Esta letra es corta, y el poeta que escandió los versos no tuvo mas en cuenta su cadencia que la poesía:

    Trampas, trampas,
    Tot son trampas.

    Idea grande, sublime, clara y verdadera, y que ha valido á los que tocan su música el título alto, sonoro y significativo de Trampas.

    Celebrándose pues mañana la procesion de la catedral, claro está que desde hoy se ha de señalar la carrera, que aunque con corta diferencia siempre es la misma, sin embargo esta costumbre de señalarla no solo para la procesion de mañana sino tambien para las que tienen lugar durante la octava, es muy laudable, pues de este modo los vecinos de las calles de la carrera estan libres de toda eventualidad al hacer provision de bizcochos, bebidas etc. etc. si es su intencion obsequiar á los que les favorezcan para ver la procesion, ó al disponerse para ir á favorecer á algun amigo con el mismo favor, si no quieren que les favorezcan con él los amigos.

    Los gigantones de la municipalidad acompañados de las trampas salen á las cinco de la tarde, y recorren la carrera de la procesion que celebrará mañana la catedral, dirigiéndose despues á casa de cada uno de los concejales á obsequiarlos con un baile, lo que da lugar á que la calle donde vive el concejal se llene de chiquillos, y haya gritos y chiflidos á cada vuelta de la gigantona. Y aqui es el asomar de la señora concejala al balcon y darse el debido tono, aqui la algazara de los concejalitos, unos que piden á su papá que los haga subir, otros que lloran porque les tienen miedo, y aquí últimamente es el mostrar el señor concejal su liberalidad dando algunos reales á los asistentes de tan altos personages.

    No debemos pasar en silencio la costumbre que tiene lugar durante la octava del corpus, de estar de manifiesto en la sacristía de la catedral la gótica silla de plata sobredorada en que se coloca el viril que va á la procesion general del dia de mañana, y que era otro de los muebles que adornaban el palacio que tenian en esta ciudad los antiguos reyes de Aragon. Un monacillo mas poeta que erudito hace una relacion circunstanciada de la procedencia de la tal silla y de las alhajas que la adornan. Está de manifiesto algunas horas antes de reservar el santísimo Sacramento.

  • Octava del Corpus

    Octava del Corpus

    Jueves

    SS. CORPUS CHRISTI.

    Qué campo mas vasto se ofrece á la vista del escritor de costumbres en esta festividad! Mucho tiene que recorrer, muchos puntos que examinar y sobre todo mucho que decir. Asi corra nuestra pluma con la misma rapidez que nuestra vista, que no va poco del decir al ver, por mas que les parezca á muchos una misma cosa. ¡Las procesiones del Corpus! ahí es un grano de anís! La carrera de la procesion, el formar quizá parte de esta, la inauguracion de las costumbres veraniegas, son tres cosas que deben ocuparnos y que merecen cada cual un artículo separado. Empezarémos dando
    una idea de las costumbres del primer dia de la octava.

    Es jueves y es fiesta de precepto. La Iglesia celebra este dia con toda solemnidad. Es preciso asistir á la funcion de la catedral, y si para ello, lector querido, se te antoja entrar por una de las puertas del claustro, serás espectador de una escena tan estravagante como curiosa.

    La fuente de S. Jorge situada debajo de la glorieta del claustro, la hallarás engalanada con mil flores de retama y algunos claveles. Una red de mallas de bramante formando un canastillo y guarnecido de cerezas rodea el surtidor, y sostenida por el chorrito que forma, la cascara entera de un huevo, y al rededor de la verja que cierra la fuente, un enjambre de chiquillos divirtiéndose con el sube y baja del huevo, y esperando el momento en que perdiendo el equilibrio se cae en la red, cuya forma cónica le obliga á colocarse otra vez sobre el surtidor que vuelve de nuevo á elevarle. Un grito agudo entre lúgubre y alegre sucede á este lance, que repitiéndose á menudo , produce una algarabía que
    no cesa en toda la mañana. ¿Qué alusion puede darse á esta costumbre? ¿Cuál es su origen? Es cosa, lector curioso, que no sabemos decirte, y si consignamos aqui esta costumbre, no es mas que para que no te quedes tocando el violon cuando oigas decir en este pais que per Corpus balla l’ou.

    Despues del oficio solemne debieran celebrarse las procesiones, pero en esta ciudad como en todo el antiguo reino de Aragon se celebran por la tarde, lo que contribuye muy mucho á la animacion que reina en el público, que libre ya de los ardientes rayos del sol, goza á la luz del crepúsculo del hermoso aspecto que presentan las calles de la carrera.

    Sin embargo no debemos pasar en silencio que en la colegiata y parroquia de santa Ana se celebra la procesion por la mañana; y aunque solo da la vuelta al patio que circuye la iglesia, sin embargo llama la atencion de muchas gentes, y es causa del bullicio que reina al mediodía en la calle contigua.

    A las cinco de la tarde la tropa de la guarnicion se halla ya cubriendo la carrera; la afluencia de gentes en ella es mucha, y los lances á que da lugar no son para callados. Ahí los endilgamos.


    La carrera de las procesiones

    Si tienes la fortuna, lector amigo, de ser todavía jóven ó de tener el mismo buen humor que si lo fueras, al oir las 5 de cualquiera tarde de las de la octava del Corpus, ponte la levita, encasquétate el sombrero, dale el brazo á un amigo de tu humor ó de tus años, y échate á recorrer las calles de la carrera y á sufrir los estrujones que en medio de sus oleadas te dará de tiempo en tiempo el pueblo ciudadano. No creas que en la carrera de la procesion falte con que divertirte. Las angostas calles de Barcelona estan en tales días angostísimas, merced á los asientos que se ponen en las aceras para comodidad de los que quieran sentarse, é incomodidad de los que caminan. Allí aparecen los tablones de los carpinteros, salen á relucir las sillas que por la mañana se alquilan en las iglesias, los taburetes de las tiendas, los bancos de las tabernas y las tablas de esas antiguas camas pintadas de azul y verde con su faja blanca, restos de la moda del siglo pasado. En cada tienda se forma un anfiteatro con su gradería que va subiendo hácia el techo á medida que se aleja de la puerta, y que es ocupado por las muchachas y por los hombres, aunque nó indistintamente. En primer término aparecen los chiquillos y las niñas que se divierten arrojando flores de retama al rostro las muchachas de á doce años, y tras ellas las jóvenes casaderas, de las cuales se traspapela alguna entre las niñas, no sé si para cuidarlas, ó para ponerse mas á tiro de los mozalbetes que pasean la calle. Allá en lontananza se dejan ver las madres y una que otra vieja que representa la autoridad veladora, y hácia el rincon de la tienda se descubre el rostro de los varones, cuya cabeza asoma entre hombro y hombro de aquellas
    venerables matronas. El tendero oficioso y ojialegre procura colocar á los convidados en el sitio mas á propósito y sobre todo mas visible, y anda afanado poniendo tablas y tablas, é invitando á entrar á cuantos conocidos pasan por la calle, se rie, da caramelos y retama á los niños, acomoda á las viejas, y sin perjuicio da conversacion á los hombres que hablan de política, y de pagas si son empleados, ó de contribuciones si tienen que pagarlas. La señora tendera tambien da sus puntadas en eso de distribuir á los convidados, nó segun el local, sino con arreglo al número de los que es preciso acomodar, quepan ó no quepan; y en los paréntesis de este tragin, corre á la cocina para que la muchacha vaya deshaciendo el chocolate, y renovando el agua del cubo donde se refresca la limonada ó la orchata que confeccionó la misma mano de la señora tendera, la cual va tan emperegilada y recompuesta como el dia en que satisfizo con el himeneo las legítimas ansias del ciudadano tendero. Pasar la procesion por casa es un acontecimiento célebre; el dia en que eso sucede es un dia notable, se piensa en el con un mes de anticipacion, se discute en conferencia matrimonial á quién se convidará, se delibera acerca del refresco y de la variedad de bebidas, ó de si será eso del azucarillo con un vaso de agua antes del chocolate, cual si para tomar chocolate fuese preciso llenarse el estómago de agua. Y aun suele haber acaloramiento en esas discusiones, porque la esposa quiere gastar mucho, y el marido nada, so pretesto de los tiempos, cual si en el mundo hubiese habido algun tiempo en que fuese cosa buena dar un refresco.

    Sigues, lector amigo, la carrera, y á cada paso te convidan con un asiento por dos ó tres cuartos, en cuyo asiento has de aguardar una hora, haciendo rostro á los empujones de la multitud de barbiponientes que mirando á los balcones andan de medio lado pisándote y cayéndose casi encima de tu cuerpo. Allí podrás tomar asiento al lado de una vieja que te habla de las procesiones de tiempos pasados, ó puedes elegirlo cerca de la jóven en donde has de aguantar la porrada de los que pasando le echan una flor, y acaso se rien de tí comparando tu rostro con el de la niña que tienes al lado. Por todas partes chiquillos que gritan, otros que se meten entre las piernas de los paseantes, acá se pelean dos mugeres por un asiento, allí riñen veinte de ellas con un hombre que quiere pasar hácia una bocacalle obstruida por los bancos, atraviesa y grita el valenciano del agua de limon, acá se levanta en alto una silla, luego cruza por delante de tu cara una tabla que ha de ser colocada en la acera de enfrente, todos gritan, las gentes se llaman sin verse, y entre tanto cae retama, y por retaguardia empujan á los que siguen la carrera porque llegan los gigantones, y todo es ruido y apretura.

    En la carrera de las procesiones se ve el plantel femenino que ha de sustituir á las mugeres de ogaño, y esto da lugar á reflexiones acerca de si degenera ó nó la especie humana. El barbilindo citado ya por la esquisita pasa por la calle, levanta los ojos y vuelve á pasar, recogiendo una mirada descendida desde un primer piso, ó tal vez una hoja de retama soltada como de casualidad para que venga á caer sobre el sombrero. En fin los soldados de caballería andan ya tan cerca que no es posible aguantar en la calle, y al que no tomó asiento no le queda mas recurso que apretarse en la bocacalle
    ó colarse en una tienda.

    Aqui termina la carrera, y comienza lo que te dirá, lector mio, el artículo siguiente.


    Procesion del dia del Corpus.

    En otros tiempos cuando estaban organizados los gremios, se veian desde por la mañana sus estandartes ó guiones desplegados colgando de su asta puesta horizontalmente en la ventana ó balcon de la casa de los respectivos mayorales ó prohombres. En aquella época que, por haberla
    alcanzado nosotros, no podemos menos de recordar consignando la costumbre en el Añalejo, era cosa de ir á la catedral á las cinco de la tarde del dia del Corpus á presenciar el arreglo de la procesion. A los pies de la iglesia los concejales obreros segun el ceremonial, llamaban por el órden señalado la bandera de de cada uno de los infinitos gremios que en esta ciudad se hallaban establecidos, y no pareciendo á la tercera vez que era llamada, se conminaba al gremio con una multa. Era cosa de ver los trages que vestían algunos de los que formaban el acompañamiento de estos enormes estandartes:
    fraques prestados, corbatas colosales, y sobre todo el mosqueador (ventall) de paja, guarnecido de baldés plateado con flores de seda deshilacliada. En el dia ha desaparecido todo este aparato, asi como la costumbre de querer vestir un trage que mal sentaba con las maneras y aire de
    que lo vestia; porque en el día ¿ quién no ha contraido ya las maneras y el aire para vestir un frac ó una levita? ¿y quién no cuenta ya el frac y la levita entre las prendas de su vestuario?

    No nos ocuparémos del ceremonial antiguo donde figuraban tantos gremios y tantas comunidades religiosas; dejemos á aquellos tiempos lo que tuvieron de verdad, y ocupémonos de lo que vemos en los nuestros. Tampoco queremos relatar aqui el órden con que va dispuesta la procesion, porque no nos incumbe, al paso que fuera redundancia, pues dueño es el lector de examinarlo por sí mismo, y está demasiado á la vista para que llamemos la atencion sobre el particular. Baste decir que la procesion que celebra la Sta. iglesia catedral es tan distinta de las que se celebran durante la octava, que no fuera razon tomarla por tipo de las demás.

    Sale la procesion á las 5 de la tarde precedida de los gigantones y timbaleros, abriéndose paso por entre el gentío que ocupa las calles de la carrera, y dominando aquel bullicio se oye la voz de la que vende flores de retama, y la del chiquillo que vende mosqueadores de carton y caña: los vecinos colocan colgaduras en los balcones y ventanas. Llega la procesion: á las cruces de las parroquias
    y de algunos conventos, siguen las comunidades de presbíteros entonando con toda solemnidad el himno con que se saluda la hostia consagrada. Los fuertes de la plaza anuncian con el estruendo de los cañones que el Santísimo ha salido del templo. Levanta el concurso un confuso rumor que bien puede traducirse por un respeto religioso: las voces de mando de los gefes del ejército se dejan oír entre aquel bullicio. — ¡Rindan! au:—las bandas de tambores y las músicas militares rompen la marcha real: descubierta la cabeza rinde el soldado las armas y mira impasible las enseñas, que en ningun tiempo sufre ver abatidas, desplegadas á los pies del Santo de los santos que aparece con todo el esplendor de su grandeza entre nubes de oloroso incienso. Dobla el pueblo la rodilla para adorarle; y si la mal llamada despreocupacion de nuestros tiempos induce á algun espíritu altivo á no inclinar su cabeza, la indiferencia misma del público no deja de ser un castigo el mas significativo de su irreverencia, Los individuos del cuerpo municipal llevan las varas del palio, y cierran la procesion
    las autoridades locales. Cuando el Santísimo llega á la vista de algun punto militar, y cuando entra de
    nuevo en el templo, le saludan los fuertes con las salvas de ordenanza.

    La tropa desfila y vuelve á sus cuarteles: ningun lance ha obligado á la autoridad á hacer uso de las medidas que tiene dispuestas para prevenirlo, la carrera queda despejada, y el piso de las calles sembrado de flores de retama, que con el continuado pisoteo exhalan muchas veces un olor nada agradable. Las casas de la carrera se ven iluminadas; sus dueños ofrecen bebidas y refrescos á la concurrencia. Una polca, un rigodon, un valz improvisados despues de un sorbete, el brillo de las luces, el calor de la estacion, son cosas capaces de hacer salir los colores al rostro de color mas quebrado,
    y de empaparlo en sudor como se empapa en agua el azucarillo que se toma para suavizar la sequedad
    de la garganta.

    Los que no asisten á alguna de estas reuniones pasan lo restante de la noche en la rambla de capuchinos, sitio destinado para el paseo nocturno de verano, que se inaugura en el dia de hoy, y que ofrecemos bosquejar mas adelante y en lugar mas á propósito; pues por ahora deben llamar nuestra atencion las costumbres propias de la octava del Corpus. Si esta festividad es muy alta y el calor aprieta, quizás empieza el paseo algunos dias antes; pero esto es de hecho, porque de derecho le pertenece al dia del Corpus su inauguracion con toda la solemnidad, lujo y estrujones consiguientes.


    Procesiones de la octava del Corpus.

    Estas procesiones tienen un carácter enteramente distinto del de la que celebra la Sta. iglesia catedral, como hemos dicho en el artículo anterior. Ni son los gremios los que asisten, ni todas las comunidades se reunen para celebrarlas, ni la tropa de la guarnicion cubre la carrera, ni se encarga el cuerpo municipal del palio. Los gigantones es lo único que no sufre alteracion; y en estas como en la primera procesion abren la marcha las trampas, es decir los timbaleros, (véase el artículo
    de la víspera del corpus ) que no hacen mas que cambiar de color; y en estas procesiones mas que en la primera se ven atacados por los tiros de flores de retama de los traviesos chiquillos que invaden los bancos de la carrera. La guarnicion solo da una guardia de honor para acompañar al santísimo Sacramento, los obreros de la parroquia encargan el palio á algunos parroquianos de mas nota, y en union con el cura párroco y con el objeto de hacer mas lucida la procesion, ofrecen un pendoncito á un colegio ó á un hijo del concejal parroquiano, y el pendon principal á alguna de las autoridades
    civiles ó militares, ó al gefe de algun cuerpo de la guarnicion.

    La obligacion de los favorecidos es la de convidar á sus amigos, teniendo en cuenta que es mengua que el acompañamiento no corresponda á la categoría del pendonista. Desde luego es preciso que busque una música militar que le acompañe, y contribuya con un repertorio de piezas escogidas al mayor lucimiento de la procesion. Para el convite no es preciso devanarse los sesos, pues es sabido el formulario de las targetas:

    F. N. caballero etc. etc… nombrado pendonista para la procesion t….. espera le acompañe U en ella; con lo cual, á mas de hacerle un particular favor, contribuirá al mayor lucimiento de tan religioso acto.

    Sr. D.

    Búscanse luego los dos que deben llevar los cordones: otro compromiso. Se consulta, y se halla al cabo un medio de quedar bien con todos los que pudieran tomar á desaire el menor olvido. Se vencen dificultades y se ha llamado á un repostero para que confeccione el refresco.

    Resúmen.

    Esquelas de convite,
    Música militar,
    Compromisos,
    Refresco,
    Incomodidad,

    suman 8000 quebraderos de cabeza que solo pueden tolerarse en gracia de tan religioso acto.

    Esto por lo que hace al favorecido por los obreros y párroco, que en cuanto al jóven de buen tono favorecido por el pendonista debe procurarse tres ó cuatro hachas de cera; y si no es militar y en consecuencia no tiene asistente, ó siendo paisano no tiene criado, debe buscarlo y hacer que se vista con la correspondiente decencia. Debe ir á la procesion bien peinado y mejor dispuesto, con la mano de la acera apoyada en la parte posterior de la cintura, y con la opuesta llevar el hachon, que debe quebrar por el medio y hacer que se corra lo mas que sea posible, y debe cambiar de hacha á cada momento, y gastar la media docena que el criado lleva.

    Otro tipo se halla en las procesiones, y es el que toma el buen tono por la parte mas dulce, y embrazando su bien acepillado sombrero, lleva la copa llena de caramelos que distribuye á discrecion entre los amigos y conocidos, y amigas y conocidas que baila al paso. Este tipo tiene algunas modificaciones, y no pocas veces se viene á la procesion sin sombrero, y entonces lleva la provision de dulces en un pañuelo que cuelga del brazo. No tiene criado y por esto no lo lleva, y lo mas que hace es hacer que le siga el aprendiz de su taller. Tampoco se jacta de pródigo haciendo correr el hacha, pero habla con todos los que miran la procesion en los bancos, chamusca la cola á todos los perros que pasan, y permite á algunos pílletes que vayan sorteando los movimientos que al andar se da al hachon, á fin de recoger la cera que en el pábilo se derrite.

    Una particularidad ofrecen estas procesiones, y son los niños ó niñas de 6 á 10 años que asisten á ellas vestidos de san Miguel, san Juan, santa Magdalena, y sobre todo de santa Filomena. El san Juan va seguido de un corderito bien encintadito (y no somos escrupulosos, que por tal lo tomamos aunque sea carnero). Á todos estos chiquillos los acompañan unos mozuelos de á 16 años, que al fin de la carrera tiene que cargar con el santo y la peana.

    La procesion ha regresado á su iglesia. Las calles de la carrera quedan como hemos descrito en el artículo anterior. En las casas de los particulares se sirven refrigerios segun la posibilidad de su dueño, y se improvisan bailes al son del piano, y cuando no , hay el recurso de Barcelona: dar unas vueltas por la Rambla.

    Falta ahora dar al forastero noticia exacta del número de procesiones que se celebran en esta ciudad, y de sus particularidades. Las procesiones salen á las 6 de la tarde inmediatamente despues de haber reservado en la catedral. Hemos hecho especial mencion de las que se celebran el jueves, y con ellas debe suponerse que encabezamos la lista.

  • Noche de San Juan

    Solemnes vísperas en la iglesia de san Juan Bautista, preludios de la fiesta que se celebrará mañana.

    Apenas huyen del horizonte los últimos rayos del crepúsculo dejando brillar algunas estrellas en el firmamento, cuando este aparece enrojecido por la llama de mil hogueras que se encienden en las quintas y poblaciones del llano que tenemos á la vista. En la ciudad se ha perdido esta costumbre á puro prohibirla las autoridades, para evitar algunas desgracias que con harta frecuencia sucedían. En el campo hay mas libertad, y el labrador enciende la hoguera de san Juan, si nó dominado por la idea religiosa que dominó á sus padres, por pura costumbre y para divertir á la caterva de chiquillos que saltan de parte á parte con peligro de chamuscarse la ropa, y tambien para deshacerse de todos los despojos de vegetales arrinconados, y que solo le sirven de estorbo en la era y en el estercolero.

    Lo que brilla y alborota
    una fiesta de san Juan!

    decia el bueno de Lope de Vega en su comedia titulada: Las flores de D. Juan. ¡Vive Dios! que si tal era en aquellos tiempos la fiesta , no se queda atrás en nuestros días en eso del brillo y del alboroto con motivo de salir las gentes á coger la verbena (buscar la bonaventura). A fe de quien somos que si trasnochando ó madrugando mucho se halla buena ventura, se la auguramos grande á todos los de la clase menos acomodada, á todos los que viven en los chiribitiles y desvanes caldeados por el sol de la estacion, y á todos los que no tienen otra cama en que dar descanso á sus miembros fatigados por el trabajo diurno, que un mal jergon sobre cuatro tablas.

    La supersticion ha inventado mil paparruchas que envuelven la noche de san Juan en cierto misterio poético. Dicen las viejas que á media noche se oyen los pasos de la hija del rey Herodes , condenada á bailar eternamente por haber pedido la muerte del Bautista en premio de su gracia en la danza. En la misma hora quieren algunos ver ciertos augurios de dicha ó de adversidad en el modo con que se combina el blanco de un huevo con el agua, ó en la casualidad de recoger una de las tres habas que se arrojan debajo de la cama, una mondada, otra á medio mondar y otra con el hollejo; siendo la primera, señal cierta de pobreza, la segunda, de mediana fortuna, y la tercera, de una prosperidad á pedir de boca.

    Ruidosa por demás es la noche. A las diez de la misma se derrama por esas calles un sinnúmero de cuadrillas de jóvenes de ambos sexos cantando unos al son de guitarras y bandolines y panderetas , berreando otros al chillido de un pito, y al baqueteo de un tambor y desgarrado rascar de cierto instrumento formado de pedazos de caña de á cuarta, atados unos con otros por los estreñios con que se imitan las castañuelas. (Este instrumento carece de nombre : póngale cada cual el que le venga en gana).

    Despues de la media noche estas comitivas van á dar fondo al paseo Nuevo, llamado paseo de san Juan, donde una infinidad de puestos de licores, bizcochos, anises y azucarillos etc. etc. ofrecen á la concurrencia con qué refrescar el paladar y suavizar la garganta enronquecida con la fuerza del canto. Retozan unos, gritan otros, cantan los de mas allá, y tiéndense estos sobre la yerba del glacis de la ciudadela allí contigua. El amor no deja de tener su papel en este drama, que tambien enamora el zafio á su manera, y si no pone algunas veces á raya sus modales bruscos, tambien lleva por ello su castigo, que de achaque de honor muy bien á la zafia se le alcanza, y si nó con razones, al puñete lo defiende. Donde la impudencia no opone ni las razones ni los puños, la naturaleza da una satisfacion á la sociedad envolviendo el escándalo en la oscuridad mas tenebrosa.

    Raya el alba, y todo este gentío del paseo de san Juan se distribuye y sale al campo, dirigiéndose hácia los cerros que estan á la vista para gozar de la frescura del agua de las fuentes que en ellos manan. La fuente llamada Trobada en la falda de Monjuich es la que mas concurrencia atrae.

    Dejemos á esas gentes solazarse hasta que vuelvan á sus casas rendidos de fatiga é instigados por el ardor de los rayos del sol. Rajemos á la ciudad porque ya ha amanecido el dia de san Juan, del cual vamos á rezar del mejor modo que podamos y sepamos.

  • Los cansancios y la feria de juguetes del día después

    No podeis figuraros, lectores queridos, la modorra, el sueño y la pereza que nos sobrecogió cuando llegamos al dia 24 de junio de 1848 en que nos vimos precisados á escribir el artículo correspondiente á este dia para añadir al Añalejo que estábamos zurciendo. Habíamos trasnochado para coger la verbena y poder enterarnos por vista de ojos de las costumbres de la noche pasada. Tambien tiramos las tres hahas (léase el artículo anterior) debajo de la cama en punto de la media noche, y acertamos á coger la del hollejo entero, lo que tuvimos á feliz pronóstico en órden á la suerte de nuestro libro. Esto contribuyó á amodorrarnos mas y mas. —Asi como asi, dijimos para nuestro capote, ha de tener éxito nuestra obra; ¿pues para qué cansarnos? —Pero, ¡mal pecado! acordémonos de que nuestro colaborador se llamaba, como se llama todavía, Juan, y que nos felicitó en su lugar y caso nuestros dias, y que fuera faltar á la amistad no corresponder á tamaña fineza. Como nos hallábamos cansados y no queríamos salir de casa, hicímoslo por escrito. No queríamos ni teníamos ganas de ocuparnos en el Añalejo, y habíamos de escribir una carta de dias que es lo mas insustancial y necio que escribirse puede. Borrajeamos la carta, y saliónos tal que lo mismo alumbra al santo que á sus devotos, y haciendo á todo, la insertamos á continuacion, si nó desde la cruz á la fecha, porque no está en la órden del dia el encabezar escritos con la señal del cristiano, al menos desde la fecha á la firma. Decia asi:

    Fecha ut supra (latinajo que la costumbre ha adoptado).
    «Amiguísimo Juan: Dios te dé salud y pesetas y te conserve con una y otras tantos años como pelos tienes en las barbas, que no es poco desear; pero líbrete de la importunidad de tener que oir la retahila de frases con que te dará los dias tu setentona criada, tu tiznado limpiabotas, y los repartidores de todos los periódicos á que estés suscrito. Déte paciencia para sufrir todas las visitas con que en el dia de hoy pueden molerte todos aquellos á quienes puedas dispensar buenos oficios, y sobre todo para escuchar todos los versos que te reciten todos tus sobrinos y todos tus ahijados. Sin embargo á esta clase de menor edad, conténtala: es la generacion que puede ser tu apoyo cuando no tengas muelas y tengas canas, ó no tengas ni lo uno ni lo otro. Madruga un tanto, y rodeado de esos pimpollitos vé á la feria de juguetes que hallarás en la calle donde está la iglesia de san Juan Bautista. Vé allá, y no lo dudes, pasarás un buen rato.»

    «El concurso es numeroso : la mayor parte de los que tienen la costumbre de madrugar los domingos y disantos para salir á dar un paseo por el mercado de las flores se trasladan á la escena de la feria. El sordo murmullo del gentío, el chiflido de los pilletes, el agudo sonido de los silbatos, la destemplada voz de los vendedores de agua fresca, y la de los chiquillos abaniqueros, y la del titerero, son cosas que cada una por sí sola basta para atolondrar la mollera mas dura y causarle á uno un tabardillo. Agrega á esa música las exigencias de tus sobrinitos que querrán comprar todo lo que les guste, y les gustará casi todo, y uno querrá un altanto, y otro un morrion y una cartuchera ó un sable, otro un santo de barro, y querrán ver en la linterna mágica; y las sobrinitas querrán una muñeca, y acabarás por gastar no pocos reales. Parécenos que estamos viéndote de vuelta de la feria con los susodichos sobrinitos: uno, el mas chiquitín , marchando delante baqueteando un tambor; otro marchando á derecha é izquierda, al frente y á retaguardia, tirando cortes y estocadas con su sable á cuantos perros encuentra; otro apuntando el fusil á todos los pájaros enjaulados que ve en los balcones, y la sobrinita cogida del faldon de tu gaban-frac besucando la muñeca y saltando para poder seguir el paso mas que regular que llevas á fin de salir cuanto antes de aquel infierno y librarte de la carga del altarito, de las figuritas de barro cuyos colores te embadurnan los guantes, y del ramillete de flores que te ha regalado alguna picarona hija de Adan.»

    «Adivinamos que vas á decirnos que no serás tú el que se encuentre en tales lances, porque ni es tu carácter, ni tienes por costumbre ir á las ferias. Sin embargo queremos decirte los inconvenientes de llamarse Juan en el dia de la fecha, y de ser soltero, y de tener sobrinos y ahijados á quienes hayas de contentar. ¡Cásate, chico! y tendrás escusa para no complacer á sobrinos y ahijados; y aunque continúes llamándote Juan, y tus hijos quieran llevarte á la feria, tendrás libertad para negarles la demanda ó darles un pescozon si no siguen los principios de urbanidad y compostura con que los hayas educado.»

    «Adios, Juan. En paz te queda.»

  • Fiesta y feria en san Pedro de la puellas

    Funcion solemne en la iglesia de san Pedro de las puellas situada en el punto mas septentrional de la ciudad. En la plaza y calles inmediatas tiene lugar la feria de juguetes. El mismo carácter que la que dejamos mencionada en el artículo perteneciente al dia 24 del corriente. Gritos, chiflidos, caramillos y las consonancias de los acordeones, sin mas variacion que el aire andante ó alegro que les imprime la mano que los afuella.

    Puesto que en esta época con corta diferencia, empieza á tener lugar la costumbre de las enramadas en varias calles de la ciudad, con motivo de la fiesta del santo titular de la parroquia, calle etc, quisiéramos aqui hacer mencion de ella ya que va perdiéndose, como se pierden todas para ser reemplazadas por otras mejores ó peores, que no es de nuestra incumbencia el calificarlas. Pero dejarémoslo para otro dia donde mas sensible se hará su falta y bastará por ahora haber hecho esta apuntacion para que el forastero no tenga que preguntar, qué significan esos cordeles puestos en zig-zag en ciertas calles á la altura de las puertas, y ahorcajadas en ellos algunas ramitas de boj ó de lentisco; qué objeto tienen esas cadenas de papel enlazadas con los susodichos cordeles, y sobre todo esas lámparas de aros de caña cubiertos de papel de colores en forma cónica ó esférica donde se derriten, mas que arden, unos cabos de vela de sebo.

    Todo esto esplicarémos mas adelante, pues por hoy eso te basta, lector pacienzudo.

  • Fiesta de Santa Ana, puestos de feria

    Solemne funcion en la colegiata y parroquia de santa Ana, cuya fiesta celebra la Iglesia en el dia presente. Feria en la calle de su nombre, restos de la del dia anterior.

    Muchas ferias hemos pasado sin que nos hayamos detenido en ninguno de los puestos que la forman, y
    dado que en todas las ferias se ven con corta diferencia los mismos ú otros parecidos tómese lo que vamos á decir por comun á todos los puestos de todas las ferias que hemos mencionado y queden por mencionar.

    Puesto A: tirantes, ligas, espejos de forma circular para afeitarse los que se afeiten, un crucifijo de estaño, una pila para agua bendita de lo mismo, una sarta de botones, y algunos otros chismes de asta.—Puesto B: cacharros para hacer cocinitas las niñas.—Puesto C: batería de cocina para las muñecas.—Puesto X: varias figurillas de barro, unos soldados, unos penitentes, unos curas, unos santos, unas caricaturas, cunas con sus correspondientes infantes en pañales, unos tamboriles, unas cornetas, unos fusiles, y unos sables, y unos morriones, y unos altaritos, y unas almohadillas, varias muñecas en pelota, y varias pelotas en forma de muñecas.—¡Habrá confusion! habrá baraunda! Sin embargo esto es un puesto de las ferias de Barcelona, y Barcelona no es mas que un puesto en la feria del mundo.

  • Fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes; secularización de la educación musical

    Funcion solemne en la iglesia de la Merced, en muestra de gratitud por los favores recibidos de la Vírgen entre las virgenes y Madre de Jesucristo. No es Barcelona la poblacion que menos se muestra agradecida á tan soberana intercesora, á quien ha acudido en las distintas ocasiones en que la han aquejado enfermedades epidémicas. La concurrencia no desdice de la que acudió ayer á los maitines.

    Consérvase, aunque nó en el buen estado que en otros tiempos, el coro de monacillos que entonaba las alabanzas de la Vírgen en ciertas horas del dia, y si decimos que ha degenerado, decímoslo porque no existe la comunidad religiosa que á sus espensas mantenia las escuelas de solfeo y canto, de las cuales eran alumnos los tales monacillos. Estas escuelas constituian, por decirlo asi, el conservatorio de música de la ciudad, habiendo salido de él, si nó grandes cantores, á lo menos grandes solfistas. Grato debe ser para el barcelonés filarmónico el recuerdo de este establecimiento, siendo de desear que el Liceo filarmónico-dramático de S.M. la Reina D.a Isabel II que le ha sucedido en el cargo, tenga el buen acierto y la buena direccion que el rumbo que va tomando el arte requiere, para dar resultados que honren al pais y á los profesores del referido establecimiento. Si asi lo hiciere Dios se lo premie, y si nó se lo demande.

  • Triunfan los Coros de Clavé en Madrid

    Anoche tuvo lugar en el teatro de la Zarzuela la primera de las dos funciones que piensa dar la sociedad coral Euterpe. El éxito no pudo ser mas satisfactorio para el Sr. Clavé y los orfeonistas que dirije. Un numeroso é ilustrado público aplaudió con entusiasmo los diferentes coros que se cantaron entre los cuales hay algunos de notable belleza artística. La ejecucion fue intachable. Damos la enhorabuena al Sr Clavé y á sus discipulas por el triunfo de anoche y desearemos que á imitacion de lo que sucede en Cataluña, se estienden las sociedades corales por toda España, cual sucede en las naciones mas civilizadas de Europa.

  • Estreno en el teatro Odeón de «La esquella de la torratxa», primer éxito de «Pitarra»

    Jaume: Ja que jo per ‘quest poble
    diputat he sortit
    per darm’ la enhorabona
    cantéu tots lo xinch xinch.

    Coro: Xinch, xinch, xinch!
    viva en Cirera, viva en Cirera;
    Xinch, xinch, xinch!
    viva en Cirera que n’ha eixit.

  • Primera representación, por 2.300 músicos, de una cantata nacional de Clavé: ¡Gloria á ESPAÑA, la heróica matrona!

    ¡GLORIA Á ESPAÑA!

    CANTATA NACIONAL

    escrita para la 4.ª Gran fiesta musical de Euterpe celebrada en Barcelona los días 4, 5 y 6 de junio de 1864, y ejecutada por 2,000 coristas y 300 profesores de orquesta y banda.

    ¡Gloria á ESPAÑA, la heróica matrona
    Que humilló la extranjera arrogancia,
    Invencible en Sagunto, Numancia,
    Covadonga, Gerona y el Bruch!
    ¡Gloria á ti, gloria á ti patria amada!
    ¡Gloria á ti, cuyos tersos blasones
    Esculpieron preclaros varones
    Con su esfuerzo, saber y virtud!

    Eres cuna del Cid y Pelayo,
    De Cervantes, Mariana y Herrera,
    De Velázquez, Murillo y Rivera,
    De Isidoro, Capmany y Feijóo;
    De Ensenada, Cisneros y Aranda,
    De Lanuza, Clarís y Padilla,
    De Argensola, Quevedo y Ercilla,
    De Churruca, Marquet y Quirós.

    ¡Gloria á ESPAÑA! dó en paz hoy florecen
    Con las ciencias, la industria y las artes;
    Dó el progreso derrumba baluartes
    Que en talleres se ven transformar.
    Himno santo de amor reproduzcan
    Del Pirene las cóncavas breñas,
    Y desplieguen sus nobles enseñas
    Euterpenses legiones de paz.

    Nunca turbe la guerra intestina
    De la ESPAÑA el fecundo sosiego;
    Más si un día con ímpetu ciego
    Nos amaga extranjera invasión,
    Nuestro pecho, pavés de la patria,
    Hará ver á su saña iracunca
    Que no sufre infamante coyunda
    El denuedo del libre español.

    Ya el pueblo en lid artística,
    Templando el ardor bélico,
    Con cánticos de júbilo
    Dilata el corazón;
    Y auguran días prósperos
    Las euterpenses flámulas,
    Inmaculado lábaro
    De fraternal amor.
    ¡Gloria á ESPAÑA,
    Que no empaña
    Con fratricidios hórridos
    Su límpido blasón!

    Nunca turbe la guerra intestina
    De la ESPAÑA el fecundo sosiego;
    Más si un día con ímpetu ciego
    Nos amaga extranjera invasión,
    Nuestro pecho, pavés de la patria,
    Hará ver á su saña iracunca
    Que no sufre infamante coyunda
    El denuedo del libre español.

    ¡Gloria á ESPAÑA,
    Que no empaña
    Con fratricidios hórridos
    Su límpido blasón!

  • El ayuntamiento organiza por primera vez celebraciones para la festividad de la Virgen de la Merced, y para Amadeo I; primera mención de los castells en la prensa – un tres de nou (?) de los Xiquets de Valls

    Programa general de las ferias, exposiciones y fiestas populares de Barcelona que empezarán el dia 24 de setiembre festividad de la virgen de las mercedes y terminarán el 1.º de octubre del presente año 1871.

    Exposicion general de las cuatro provincias catalanas; Feria y exposicion de ganado; Gran feria mercantil y artística; Carrera de caballos que se celebrará en el gran Hipódromo del Campo de Marte, adjudicándose varios premios á los caballos mas veloces; Exposicion de uvas; Gran solemnidad literaria; Exposicion permanente de pintura; Magnificas galerias de pintura y ricas colecciones numismáticas; Gran festival y certámen entre músicas militares; Grandes conciertos selectos en el gran Teatro del Liceo; Regata marítima; Premio á la natacion; Juegos de sortija en el Hipódromo; Gran fiesta marítima; Cucaña marítima; Gran castillo de fuegos artificiales; Simulacro de extincion de incendios; Grandes ejercicios ecuestres y acrobáticos; Árboles de cucaña; Grandes corridas de toros.

  • Poema de Joan Maragall tras la bomba del Liceo; recuerdos de Aureli Capmany

    Paternal

    Tornant del Liceu en la nit del 7 de novembre de 1893.

    Furient va esclatant l’odi per la terra,
    regalen sang les coll-torçades testes,
    i cal anar a les festes,
    amb pit ben esforçat, com a la guerra.

    A cada esclat mortal – la gent trèmola es gira:
    la crueltat que avança, – la por que s’enretira,
    se van partint el món…
    Mirant al fill que mama, – a la mare que sospira,
    el pare arruga el front.

    Pro l’infant innocent,
    que deixa, satisfet, la buidada mamella,
    se mira an ell, se mira an ella,
    i riu bàrbarament.

  • Hay toros y sol, por lo cual nadie acude al último concierto del pianista favorito de Grieg

    TEATRO LÍRICO

    Ayer tarde el pianista belga Mr. Arturo De Greef dió su último concierto, fuera de abono, y por mal acierto celebrado en una tarde en que había corrida de toros, tiempo primaveral y una porción más de atractivos que quitaron al concierto buena parte de la concurrencia que sin duda habría ido á disfrutar.

    De Greef recibió elocuentes muestras de cariño y admiración de las poquísimas personas que había en el teatro.

  • Estreno en italiano de Los Pirineus, ópera nacionalista de Víctor Balaguer y Felipe Pedrell

    Més de deu anys feya que la trilogía Els Pireneus havía sortit de la ment del séu creador, sense que ‘l públich de la terra que té la cordillera pirenaica per corona hagués pogut assaborir sas musicals bellesas… Y no ‘s dirá qu’ en Pedrell, terminada la séva obra descansés, que ja es sabut qu’ en materia de óperas, costa menos compóndrelas que ferlas posar en escena, fins quan l’ autor gosa de una reputació tan ben sentada com la del mestre tortosí, avuy sens dupte la primera figura musical del nostre país.

    Avants, durant y després del séu part, el mestre Pedrell no sossegava, erigintse en campeó de l’ ópera espanyola constituhida ab la riquesa musical que possehim, tant en las deus puríssimas de la musa popular, com en las olvidadas creacións dels mestres antichs… verdaders tresors recóndits que sols esperan qui ‘ls esploti y ‘ls presenti en tota sa hermosura, revestits ab las galas de la técnica moderna. Furgant y desenterrant, en persuassius escrits y en admirables resurreccións, el mestre Pedrell ha vingut dihentho sempre:-Espanya posseheix una música séva, propia y característica.

    Y la séva veu trobava més eco al extranger que á casa nostra.

    […]

    En uns concerts de Venecia va executarse un día ‘l prólech de Els Pirineus, ab un éxit extraordinari. Ja fou el públich llavoras – pero un públich extranger – qui vingué á confirmar plenament l’ opinió dels mestres.

    Y ab tot, aquí á Espanya, ahont tant deuría interessarnos l’ existencia de una institució musical característica, respectable y respectada, aquí á Espanya ‘ls Pirineus permaneixían embolcallats ab la néu de la més freda indiferencia.

    Un acaudalat marqués s’ oferí un día á rompre ‘l gel, costejant la representació á tot rumbo de l’ ópera d’ en Pedrell. Pero li féren notar – perque ell no havía tingut temps d’ enterarse’n – que ‘l llibre d’ en Balaguer versava sobre epissodis de la guerra dels albigesos, qu’ era molt lliberal y que fins tenía ‘ls séus punts y ribets d’ herétich, y l’ acaudalat marqués, que ab tot menos ab el negoci es un home sumament escrupulós, va ferse enrera y va tancar la bossa. Pera deixarlo content hauría sigut precís falsificar l’historia.

    Passaren anys. Estancada la partitura en el Real de Madrit, ahont havía sigut admesa en concurs públich y ab grans elogis, no sé cóm á la fi ha vingut á raure en el Liceo de Barcelona. L’ empresa Bernis y la Junta de propietaris li han obert las portas del Gran Teatro, y encare que no li han donat tot lo qu’ ella mereix en punt á decorat escénich, riquesa indumentaria y nutrició de la massa coral, … Més val poch que res.

    […]

    Notém ademés que Els Pirineus, escrits en catalá sobre ‘ls robustos y armoniosos versos d’ en Víctor Balaguer, han hagut de cantarse, per primera vegada á Catalunya, traduhits al italiá. Aixó que no es poch quan se tracta de una composició feta á istil modern, en que la lletra y la música compenetran sos íntims accents, no ha impedit que l’ obra si imposés desde ‘l primer día.

    Hi ha qui, al visitar per primera vegada ‘l Museo de pinturas de Madrit, volentho veure tot en un día, ne surt marejat; pero si repeteix las visitas acaba pera gosar lo que no pot dirse, ab la contemplació atenta de cada una de aquellas obras mestras. Tal els succehirá á molts ab el primer acte de Els Pirineus, qu’ es tot un museu de música espanyola, felisment restaurada pel geni y ‘l talent del mestre tortosí.

    […]

    Enorgullimnos de que sigui un catalá, qui en els temps presents de trista decadencia, haja sabut colocarse á tan gran altura, elevant ab ell al públich, pera senyalarli horisons plens de llum, de art y de gloria… Enorgullimnos sobre tot de que sigui un catalá, no dels que ‘s recluheixen á casa seva, com el trist y peresós cargol dintre la closca, sino dels que prenent el pich més alt del Pirineu per punt de apoyo, de la primera esbranzida logran pendre ‘l vol segur y magestuós de las águilas, que per lo mateix que s’ enlayran molt saben bé, que ‘l mon es molt gran… molt ample…

    P. del O.

  • Debut triunfal de Raquel Meller en el Arnau

    … fecha en la que se presenta en el teatro Arnau, como principal estrella de un programa en que se anuncian “25 debuts”.

    Por entonces, este teatro aún sobreviviente era un music-hall con residuos de café-cantante en el que la consumición costaba por la tarde dos reales y por la noche el doble. Raquel comenzó cobrando cien pesetas diarias -la asignación de una cupletista normal no pasaba de dos duros- y fue anunciada en el programa como “estrella indiscutible en el orbe entero. Unica y exclusiva coupletista monologuista que ha obtenido la nota de sobresaliente e inimitable en toda la prensa española”. Detrás de ella en importancia figuraba Tina Meller, “notable y hermosa coupletista que ha hecho temblar a media humanidad”.

    A la sazón, su repertorio consta de canciones de inspiración autóctona y también francesa e italiana. Algunos títulos son: “Los balones”, “El Firulí”, “La más linda de la aldea”, “Cómo es el amor”, “Ecos del mundo” o el “Ven y ven”,el primero de sus grandes éxitos que, por cierto, y esto es una constante en muchas de las canciones con que triunfó Raquel, había sido ya estrenada por otra artista, en este caso, La Goya.

    Por primera vez en la historia del local, dos hileras de bombillas anunciaban en la fachada el nombre de la estrella, R. MELLER. El teatro, de la mano de su propietario, un próspero comerciante de corsetería, se había remozado el verano anterior y buscaba un aporte de originalidad que su empresario, el señor Arnau, cifró en la actuación de una Raquel Meller cada vez con mayor número de seguidores. Efectivamente, ya no necesitaba del escándalo en el atuendo o en las letras sino que, precisamente, la intención era acercar el cuplé a públicos más remilgados.