Etiqueta: esclavo

  • Muere san Olegario, y en seguida se curan incurables, se capturan a esclavos huidos, etc

    Pero ya es tiempo que digamos algo de su preciosa muerte, que segun algunos aconteció el año de 1137, pero yo tengo por cierto, que no murió este año, sino en el de 1136 el dia 6 de Marzo. Así se halla en muchos libros antiguos y autenticos, en Breviarios y Misales de aquel tiempo, en la Consueta (que llaman) de los Divinos Oficios de esta Santa Iglesia de Barcelona. Dios le hizo merced de revelarle el tiempo en que habia de morir, que asi se lo habia suplicado é mismo, á fin de mejor disponerse para aquel dia tan deseado de los Santos. En efecto en la Sinodo que celebró por el mes de Noviembre, dixo, que aquella sería la última á que él asistiria, y en los tres dias que solía durar, predicó de un modo muy particular, con grande ternura de corazon, con palabras muy amorosas, y derramiento de lágrimas, de suerte que traspasaba los corazones de los Oyentes, los quales las derramaban tambien, no cesando el Santo de exhortarlos á que exerciesen con amor su oficio pastoral para con las almas que tenian encomendadas.

    Por este tiempo dió San Olegario y los Canonigos de Barcelona Carta de Hermandad á un tal Hugo, en que le hacian participante en vida y en muerte de las oraciones, sacrificios, limosnas y demas buenas obras que se hacian en el Cabildo, y esta carta la firmaron el Santo y los Canonigos.

    Viendose enfermo San Olegario de la grave enfermedad de la qual murió, aunque el dia I. de Mayo del año de 1125 … habia dado al Cabildo de Barcelona un horno, y unas casas propias que poseía, sin embargo sabiendo las pocas rentas que este tenia, en 12. de Febrero de 1136. hizo donacion á los Canonigos de dicha Iglesia, de una heredad ó posesion que tenia en la Parroquia de Mollét, la que firmó con estas palabras:

    Sig ? num Ollegarii Archiepiscopi, qui gravissima aegritudine detentus, hoc donum in praesentia Canonicorum, punctatim confirmo et laudo.

    Y el dia siguiente hizo otra á los mismos, de otra posesion ó granja, que poseía en Grañola, y la firmó así:

    Sig ? num Ollegarii Archiepiscopi, qui nimia infirmitate detentus, hoc donum punctatim firmo et laudo.

    Hallábase ya el Santo al fin de la carrera, fatigado de años, penitencias, viages y cuydados contínuos por el zelo de la casa de Dios, é íbase llegando el plazo y dia de su muerte tan preciosa delante del Señor, y abrasado del zelo que siempre le habia animado, exhortaba á bien vivir á los Curas que habian acudido á Barcelona para la celebracion de otra Sinodo: pedíales, que rogasen á Dios por él; los Curas por el contrario rogabanle, que su Ilustrísima lo hiciese por ellos. Respondió el Santo, que él lo haria, y lo mismo dixo á los Canonigos, que nunca se separaban de su lado. En todas las Iglesias de Barcelona se hacia oracion por el Santo, que asi él lo habia ordenado. Pedia á Dios por intercesion de Maria Santísima y de los Santos (cuya letanía traía en la memoria) que le ayudasen en la hora de la muerte, y que el Señor usase con él de misericordia, y que le hiciese participante de su santa Gloria. Recibió los santos Sacramentos con exemplar devocion, y juntas las manos delante de un Crucifixo, oraba y hablaba con Dios, con la Virgen y con los Santos, ya en voz alta, y en voz baxa, y á solas consigo mismo, y ya meditaba con grande devocion los pasos de la Pasion del Señor de que le hablaban. Por fin despues de haber dicho en voz alta:

    IN MANUS TUAS, DOMINE, COMMENDO SPIRITUM MEUM,

    y

    subvenite Sancti Dei, occurrite Angeli,

    cerró los ojos, y dió su alma al Criador. Desde luego decian todos llorando:

    Muerto ha el Santo: Muerto ha el Santo,

    y ya como á tal le invocaban, diciendo:

    San Olegario, rogad por nosotros.

    Besabanle las manos, y muchos tomaban por reliquias pedacitos de su ropa. Murió San Olegario de edad de 76. años á 6. de Marzo del año de 1136. y desde entonces hasta el presente de 1617. que van 681 años con raro prodigio se conserva su cuerpo entero, incorrupto y flexible.

    Lloraban todos su muerte y ausencia, y muy particularmente el Conde Don Ramon Berenguer IV.; pero consolabanse con la confianza que tenian, que quien tanto les habia amado en vida, mas les amaria y protegeria en el Cielo. No quedó persona en Barcelona, que no llegase á besarle manos y pies, honrandole como á Santo. Enterraronle con mucha pompa y solemnidad en el Claustro de la Cathedral, con asistencia del Conde, de todo el Clero y del Pueblo. Arrodillabanse á su sepulcro, y cada qual pedia á Dios por intercesion del Santo lo que mas deseaba. Una muger muda alcanzó el habla por su intercesion, y prorrumpió en estas palabras:

    San Olegario, ayudadme.

    Despues fueron innumerables los milagros obrados por su intercesion en todad clase de personas, de enfermedades y necesidades. Libró á una Galera de muchas Galeotas de Moros, y á tres cautivos de las prisiones de Valencia: curó á una Señora de una enfermedad incurable: tres ciegos, y el uno de ellos de nacimiento, recobraron la vista: resucitó á una muger: una pobre viuda halló por su intercesion un esclavo que se le habia huído: un paralítico recobró la salud.

  • La Diputación rebaja los impuestos para facilitar un gran mercado de esclavos y otros géneros procedentes de Túnez

    A 5 de Setiembre de 1535 aportó á Barcelona la Armada de Portugal que habia ido á Tunez, y traia muchos esclavos y esclavas. A los 11 de dicho mes los Diputados del General y derecho de la Leuda publicaron pregones, para que el que quisiese, podia sacar en tierra esclavos ú otra qualquiera mercadería, pagando solo por lo que vendiesen: y así desembarcaron muchos esclavos y otros generos de que hicieron buena venta; y volviendo á embarcar los restantes, partieron siguiendo el rumbo á poniente.

  • Nace Pedro Claver, «esclavo de los negros para siempre»

    Peter Claver, «the slave of the slaves for ever,» as he named himself in the formula of his religious profession, was born at Verdu near Barcelona, in Spain, in June of the year 1580.

  • Un ladrón honesto en las galeras

    I am now in Barcelona; but the next Week I intend to go on through your Town of Valencia to Alicant, and thence you shall be sure to hear from me farther, for I make account to winter there. The Duke of Ossuna passed by here lately, and having got Leave of Grace to release some Slaves, he went aboard the Cape Galleys, and passng through the Churma of Slaves, he asked divers of them what their Offences were: Every one excused himself; one saying, That he was put in out of Malice, another by Bribery of the Judge, but all of them unjustly: Amongst the rest there was one little sturdy black Man, and the Duke asking him what he was in for; Sir, said he, I cannot deny but I am justly put in here; for I wanted Money, and so took a Purse hard by Tarragone, to keep me from starving. The Duke, with a little Staff he had in his Hand, gave him two or three Blows upon the Shoulders, saying, You Rogue, what do you do amongst so many honest innocent Men? Get you gone out of their Company. So he was freed, and the rest remained still in statu quo prius, to tug at the Oar.

    I pray commend me to Signior Camillo, and Mazalao, with the rest of the Venetians with you; and when you go aboard the Ship behind the Exchange, think upon

    Yours, J. H. Barcelona, 10 Nov. 1620.

  • El entorno: Montserrat, banderolismo, piratería, supersticiones

    To Sir James Crofts.

    I am now a good way within the Body of Spain, at Barcelona, a proud wealthy City, situated upon the Mediterranean, and is the Metropolis of the Kingdom of Catalonia, called of old Hispania Tarraconensis. I had much ado to reach hither; for besides the monstrous Abruptness of the Way, these Parts of the Pyrenees that border upon the Mediterranean, are never without Thieves by Land (called Bandoleros) and Pirates on the Sea-side, which lie sculking in the Hollows of the Rocks, and often surprise Passengers unawares, and carry them Slaves to Barbary on the other Side. The safest Way to pass, is to take a Bordon in the Habit of a Pilgrim, whereof there are abundance that perform their Vows this Way to the Lady of Monserrat, one of the prime Places of Pilgrimage in Christendom: It is a stupendious Monastery, built on the Top of a huge Land-Rock, whither it is impossible to go up or come down by a direct Way, but a Path is cut out full of Windings and Turnings; and on the Crown of this craggy Hill there is a Flat, upon which the Monastery and Pilgrimage-place is founded, where there is a Picture of the Virgin Mary sun-burnt and tanned, it seems when she went to Egypt; and to this Picture, a marvellous Confluence of People from all Parts of Europe resort.

    As I passed between some of the Pyreney-hills, I perceived the poor Labradors, some of the Country People, live no better than brute Animals, in point of Food; for their ordinary Commons is Grass and Water, only they have always within their Houses a Bottle of Vinegar, and another of Oil; and when Dinner or Supper-time comes, they go abroad and gather their Herbs, and so cast Vinegar and Oil upon them, and will pass thus two or three Days without Bread or Wine; yet they are strong lusty Men, and will stand stiffly under a Musket.

    There is a Tradition, that there were divers Mines of Gold in Ages past amongst those Mountains: And the Shepherds that kept Goats then, having made a small Fire of Rosemary-stubs, with other combustible Stuff to warm themselves, this Fire grazed along, and grew so outrageous, that it consumed the very Entrails of the Earth, and melted those Mines; which growing fluid by Liquefaction, ran down into the small Rivulets that were in the Vallies, and so carried all into the Sea, that monstrous Gulph which swalloweth all, but seldom disgorgeth any thing: And in these Brooks to this Day some small Grains of Gold are found.

    The Viceroy of this Country hath taken much Pains to clear these Hills of Robbers, and there hath been a notable Havock made of them this Year; for in divers Woods as I passed, I might spy some Trees laden with dead Carcasses, a better Fruit far than Diogenes’s Tree bore whereon a Woman had hanged herself; which the Cynic cried out to be the best bearing Tree that ever he saw.

    In this Place there lives neither English Merchant or Factor; which I wonder at, considering that it is a maritime Town, and one of the greatest in Spain, her chiefest Arsenal for Gallies, and the Scale by which she conveys her Monies to Italy: But I believe the Reason is, that there is no commodious Port here for Ships of any Burden, but a large Bay. I will enlarge myself no farther at this time, but leave you to the Guard and Guidance of God, whose sweet Hand of Protection hath brought me thro’ so many uncouth Places and Difficulties to this City. So hoping to meet your Letters in Alicant, where I shall anchor a good while, I rest

    Yours to dispose of, J. H. Barcelona, 24 Nov. 1620.

  • La tiranía de las actuales circunstancias, los baños y las aguas, un viaje a Francia en buque de vapor

    Las generaciones que en la actualidad pululan sobre la tierra estan presenciando la caida de todo lo que existia en los tiempos de nuestros abuelos; esto en cuanto á los que presencian, que en cuanto á los actores en el drama, allá se van en número, si no escede. Pero prescindiendo de esta cuestion, es lo cierto, que el grito de alarma está dado.

    Recedant vetera nova sint omnia, latinajo mas manoseado que mango de escoba, y que vale tanto como decir: enhoramala lo añejo, venga lo nuevo. Y cuenta que no solo se dirigen los ataques á lo añejo, sino hasta á lo que tiene visos de tal, de modo que á cualquiera cosa que se tenga mala voluntad, no hay como darle una genealogía que remonte á dos siglos atrás, y asunto concluido, se lo llevará la diabla como tres y dos son cinco. Vean Vds. sino, lo que ha sucedido con la tiranía, y los abusos y los yugos. A dos por tres (lo demostramos todo matemáticamente) se le antojó á un quidam ó á un periodista que todo se sale allá, decir que todo esto era añejo y rancio y chocho, y no hubo mas, vino al suelo irremisiblemente. Pero la tiranía que no ha caido, el abuso que no se ha desterrado, el yugo que no se ha roto y que no solo ha quedado en pié tal vez para muestra, sino que no ha sufrido el menor ataque, es una tiranía la mas tirana de las tiranías, un abuso el mas perjudicial de todos los abusos, un yugo el mas pesado de todos los yugos que pueden uncirse á la mas recia y enhiesta cornamenta, las actuales circunstancias.

    Desde que el hombre se halló comprometido á hacer lo que no pudo ó no le vino en gana, existen actuales circunstancias. Ved, amables lectores, cuántos siglos cuentan de antigüedad estas buenas señoras; y bajo cualquier aspecto que se miren, su tiranía está patente. Por las actuales circunstancias no puede disfrutar el pais las ventajas de las leyes ni de las instituciones ; por las actuales circunstancias no se toma tal ó cual carrera; por las actuales circunstancias no se atreve uno á casarse (échele V. un galgo al socarron); las actuales circunstancias impiden hacer ciertas especulaciones ventajosas; las actuales circunstancias le dejan á uno el bolsillo mondo y lirondo; las actuales circunstancias no permiten que tengamos dos ó tres mil compradores del Añalejo; y las actuales circunstancias en fin hacen contraer ciertas costumbres, que de otro modo no solo no se contrajeran sino que merecerían la reprobacion de la mayor parte. Vamos á esplicarnos.

    Para muchas dolencias crónicas sobre todo de aquellas que segun las edades de los que las padecen cambian de nombre, está reconocida la eficacia de las aguas ferruginosas y de las sulfurosas y de las carbónicas y de las termales y de las salobres del mar. Verdad es que para los mas las aguas y los baños solo son un pretesto para descansar de las tareas que los ocupan durante el año, porque los establecimientos de aguas y baños ofrecen la ventaja de gozar de la libertad del campo sin salirse de la sociedad en que se vive. Que los baños y las aguas no son sino un pretesto para mudar de método de vida, que por bueno que sea el que comunmente se sigue siempre es monótono, está á la vista si se atiende á que los forasteros se vienen á Barcelona á tomar baños, mientras los barceloneses se van á tomar baños y aguas á Caldas, á Caldetas, á la Puda, á San Hilario, á la Espluga y á Argentona; esto se entiende siempre mientras lo permita el tirano del mundo, las actuales circunstancias. Empieza la primera temporada despues de la octava del Corpus, y la segunda en los últimos dias de la canícula. De los baños correspondientes á aquella rezamos cuanto era debido en los artículos de la octava del Corpus; y estando para salir la canícula, de derecho les corresponde este lugar á los pertenecientes á esta.

    A las actuales circunstancias es debido el que á los muchos establecimientos de aguas y baños del pais se bajan preferido los ultra-pirenaicos; y cuenta que si con respecto á esta preferencia decimos actuales circunstancias, lo mismo pueden ser de ayer que de hoy que de mañana, porque el epíteto está tan íntimamente unido al sustantivo, que sin él perdería este toda su sustancia. Ya es costumbre por no decir que está de moda, en la temporada de verano el pasar á tomar los baños á Vernet en Conflent en el otro lado del Pirineo, lo que tiene el doble mérito de estar en pais estrangero. Ya es muy vulgar el ir á tomar baños y aguas á los establecimientos del país. Ya se ve, estan maldispuestos, tan mal servidos… en una palabra, el buen tono no lo permite porque este otro tirano obliga á cargar con todo el ajuar doméstico que tiene relacion con el vestuario, llevar cofres y mas cofres llenos de esencias y pomadas, y sombrenlos de negligé y de sacíeté y de soirée, (perdona lector que hablamos de Francia). Esto sin contar la exigencia de las actuales circunstancias, de tener que hacer el viage por mar, exigencia cuyos lances, Dios mediante, no se nos han de quedar en el tintero, haciendo mencion de ellos á continuacion del presente artículo.

    Pero por mas que el buen tono pretenda introducirse en los establecimientos á donde llama á sus esclavos, las circunstancias le obligan lo mismo en Francia que aqui á ser menos exigente que en las poblaciones donde se tiene la residencia; y por esta razon muchos puntos de contacto tiene la sociedad bañista de Vernet con la de los establecimientos de nuestro pais.

    Las relaciones que se contraen en todos los establecimientos de aguas y de baños son poco duraderas como de aguado origen. Llega uno al establecimiento, y es amigo de todo el mundo, y todo el mundo se hace su amigo; hasta cuidados mutuos se prodigan los concurrentes ni mas ni menos que si hubiesen empezado juntos el a. b. c. La franqueza, la liberalidad, los goces honestos, todas las virtudes sociales parece que reinan en los establecimientos de aguas y baños. Hoy se prepara una merienda, mañana se hace una romería, pasado mañana se da un baile, sin que ninguna etiqueta del buen tono se cruce para interrumpir el curso armónico de la acuátil sociedad. Hasta las mugeres viven juntas y son amigas. Llega el día de la partida: — en tal calle n.º tantos tienen Vds. una casa á su disposicion. — Vengan Vds. á vernos. — Llegan á la ciudad: se obsequian mutuamente con una visita, ya no hecha á una hora de franqueza, sino ala que el buen tono prefija. Verdad es que parece quieren reproducir la libertad de la temporada de los baños, pero no lo consiguen, porque en esto tambien ejercen su poderosa tiranía las actuales circunstancias.


    Suponte, lector querido, ó queridísima lectora, que las actuales circunstancias te obligan á ir á Francia á tomar baños ó á beber aguas, y que otras circunstancias actuales tambien, como por ejemplo, realistas, carlistas, trabucaires, matinés, ó lo que sean, te aconsejan que hagas el viage por mar, á fin de no arriesgarte á dar con esos señores, de quienes cada uno cuenta mil cosas que te disgustan. Dando pues por sentadas y por simultáneas las actuales circunstancias de las dos clases, te encuentras en el caso preciso de ir á tomar baños ó á beber aguas á Francia, y de hacer el viage por mar, viage que yo tengo por cosa averiguada que lo harás en buque de vapor, pues eso de barcos de vela es muy ramplon, prosaico y anticuado.

    Quisiera yo saber si hay alguno de mis amados lectores, sean varones ó hembras, que no haya viajado nunca en buque de vapor. Si lo hubiese, puede hacerse cargo de que no ha probado cosa de gusto. Por supuesto que dejo á un lado eso de levantarse dos horas antes de lo regular, y doy al viagero por levantado y vestido y encaminado hácia el muelle nuevo, que no es poco darle todo esto por hecho. Atraviesa un angosto puente sorteando los cuerpos de curiosos que entran y salen, del faquin que viene con el baul ó la maleta que debieron embarcarse la tarde antes, y concedo que sano y salvo
    llega al fin de la tabla y pisa la cubierta del buque. Allí todo es confusion, voces, algarabía y falta de inteligencia, de suerte que mas que otra cosa parece un fac-simile de sesion parlamentaria. El capitan pide pasaportes, y entre la multitud tiene que ir pescando á los viageros con tales dificultades, que no parece sino que busca un hombre de bien. Suena una campana, y se manda salir á todos los que no emprenden viage; pero ellos continúan hablando y entrando cofres y mas cofres, y vienen y van personas. A todo esto, los que llegaron primero toman posesion de los bancos, cogiendo para el caso de marearse, ese instrumento recolector igual á una sarten sin mango, cubierto con una tapadera cóncava en medio de la cual hay un agujero redondo por donde se va destilando lo que arrojan los ciudadanos mareados. Continúa el ruido y el no entenderse ni poder dar un paso, hasta que el segundo toque de campana obliga á despejar á los bienaventurados que se quedan en tierra. Aqui entran los abrazos y los besos y los lloros y los mocos y los encargos de saludos y los adioses y los ahures y—cuida el chico,—y no dejes de escribir,—vuelve luego que puedas—y las recomendaciones al capitan del buque, y otras mil zarandajas, cuya esposicion seria nunca acabar. Marchan aprisita, retiembla el movedizo puente, y salidos en fin todos los profanos, quedan en el buque los que pagaron para que los mezcan segun sea la mar y el viento. En fin se suelta el último cabo, las palas comienzan á azotar el agua, y el buque se separa de la tierra. Alzanse pañuelos, y otros pañuelos responden, y quiere Dios que al cabo se den todos por despedidos. Ya se marcha.

    Ola! las ruedas se paran; nos detenemos. ¿Qué será? Un viagero dormilon ó una viagera elegante que habiendo acudido á esta cita mas tarde de lo que suelen á otras, vienen en una lancha y se los aguarda. Llegan, traen equipage , sube este, suben ellos, el buque está parado, se pierde tiempo y por uno ó dos se incomoda á doscientos. Ya estan dentro, se alza la escala, se cierra la porta y al fin echamos á andar de veras. Comienza el viagero á pasear una ojeada por los rostros de sus conavegantes, y no ve mas que caras nuevas: este va á Francia, aquel pasa á Italia, uno viene de Málaga, otro de Alicante y otro apenas ni él mismo lo sabe. Casi todos los viageros estan tan frescos y tan alegres, salvo una corta minoría cuyos individuos dejan aqui alguna cosa que les interesa, ó van á punto en donde no les interesa cosa alguna. Todos estan en cubierta y hácia la popa contemplando como la tierra va nivelándose con el mar, y acaba por perderse de vista. Los jóvenes dirigen la visual á las muchachas, y aun se les arriman con aquella libertad que solo dan un día de campo y un viage. Todos los viageros estan animados; pocos temen marearse; sin embargo como siempre hay gentes que se previenen para lo que pudiere tronar, una que otra señorita saca un limon y lo muerde para abrirle un boquete, nó precisamente porque eso prive de marearse, sino para neutralizar el hedor del carbon de piedra de cuyo humo sale una buena parte por la base de la chimenea. — Se marea V.?— Nó señor, al menos no me he mareado otras veces. — Ha viajado V. en vapor? — Nó, sino en buque de vela. — Entonces no tenga V. cuidado, en barco de vapor se marea uno menos. — No lo crea V., este temblor marea mas que el movimiento regular de un barco de vela, y luego ese humo, ese humo —Es buen preservativo el limon? — Dicen que sí. —Ca! no lo crea V.: eso es lo mismo que la carabina de Ambrosio cargada de salvado.—Sin embargo en teniendo limones yo voy segura de que no he de marearme. —¿Ha comido V. alguna cosa?—Nó señor, estoy en ayunas; pero voy á tomar una taza de té, pues dicen que eso dispone bien el estómago. — Para marearse, interrumpe un militar de los que comieron el rancho que los franceses tenian preparado para ellos en Bailen. — Perdone V., tomando té no tenga V. cuidado. —V. hará lo que guste; mas si toma V. té , dése V. por mareado. Otra cosa seria si tomase V. una taza de caldo.—Amigo mio, dice un jóven á quien no le hace gracia que el militar le intercepte el paso hasta la linda viagera , yo tengo en esto mucha esperiencia, y le aseguro á V. que el mejor preservativo es un buen almuerzo. — Eso no prueba á todos, observa un empleado que va á Francia á gastar sus ahorros y los agenos, lo mas seguro es tenderse en la cama antes que se sienta uno mareado, estarse quieto, taparse bien la cabeza y no haya miedo. — Se siente V. mala ? — Nó señor; pero á la verdad me incomoda el humo, y aun mas que el humo esos jóvenes que meten tanto ruido. —Qué quiere V.! como que no se marean. — Oh! eso es muy bueno ; yo me distraigo , canto , no paro un momento, porque en logrando uno estar siempre distraido, se está tan seguro á bordo como en casa. — Esa señorita se ha dormido!—Nó señor , estoy muy dispierta , pero sé que en arrebujándose una en un rincon sin menear pie ni mano y con los ojos cerrados está salvada.— V. no se marea?—Nó señora, yo soy de bronce, hijo de puerto de mar, he viajado mucho y de todos los modos como puede viajarse, y siempre tieso. — No tiene V. poca suerte.

    Y de este modo se continúan las conversaciones, y la broma y la franqueza, y todo el mundo se alimenta de esperanzas, salvo algunos que van á alimentarse con el pescado frito ó el viftech de la cocina del vapor, dentro de la cual nada está tan asado como la carne del fondista. ¿No te parece, querido lector, ó amada lectora, que es muy salado eso de viajar en vapor? ¡Ah! sábete que los viages en vapor son como los ministerios; todos prometen mucho y suelen acabar por ensuciarla. En lo mas animado de la bulla una señorita sentada en el banco verde y en la esquina inmediata á la escalera de estribor, palidece de repente, se pone la mano en la boca del estómago, le dan trasudores, y escondiendo la pupila bajo el párpado superior, saca el pañuelo y anda buscando con los pies esa sarten vomitoria de que nó en vano sehabia provisto. —¿Qué tiene V., señorita? — ¡Ah! me muero, me muero. — Se arrodilla, baja la cabeza, y allá va la cena de la noche anterior. Es la señorita del limon. Se acabó la jarana, no se oye una palabra, la mitad de los viageros han desaparecido, y los demás se van tendiendo por el suelo, porque en los vapores muchos viageros no tienen mas recurso que estarse en pie ó revolcarse por la cubierta. Vuelve uno la vista y echa de menos á los que cinco minutos antes daban y recibian conversacion. Pero señor, ¿qué se ha hecho esa gente? Todos los que tenían litera se han metido en ella nó por otra cosa sino porque estaban mareados. A la derecha yace moribundo el amigo de los vapores; el aficionado á los barcos de vela le hace duo en el sacar los hígados, y el de la taza de té la ha soltado y tras ella todo lo que comió en media semana. Mira, lector mio, qué grupo tan hermoso! El militar de Bailen pertrechado con el seguro específico de una taza de caldo, sostiene la frente de su anciana esposa que está perdida, y tiene que desocupar pronto para dejar la sarten al buen marido, que comparte sus bascas y sudor frio, pero que á fuer de militar antiguo, en medio de ese trabajo ciñe la espada y lleva puesto el sombrero de á tres picos cubierto de hule y con la borlita en las dos puntas. Hácia el lado del timon está una mareada hermana de un marcadísimo hermano que se sentía muy valiente; pero que al fin á impulsos de la simpatía ha dado á la mar lo que comió no hace todavía media hora. Una niña de seis años completa el terceto, y toda la familia queda purgada hasta la época de los panellets. ¿Te acuerdas, lectora querida, del jóven que aconsejaba un buen almuerzo? Pues ahí está hecho una miseria. Es verdad que ha almorzado; pero tambien ha desalmorzado, y ahora no teniendo que sacar, aprieta los dientes por temor de sacar el alma. El empleado tomó la eficaz medicina de meterse encama; pero la ha puesto como de perlas, y aburrido de verse solo y abandonado dentro de la artesa, se ha subido á cubierta para que lo dé el aire, que es escelente remedio para el que no se marea. Aquella cuadrilla de jóvenes que sin consideracion á nadie metían tanta bulla y divertían á todos los pasageros, callan, por fin aunque nunca han tenido la boca tan abierta como ahora. El que abogaba por la distraccion, ahí está sudando la gota gorda: la niña callada, quieta y delos ojos cerrados quiere y pide al cielo que la saque de tal estrechez; y el hijo de puerto de mar, ese grande viagero y hombre de bronce, dió consigo patas arriba, y sus ayes y suspiros completan el coro. ¿Y qué haces tú, lector mio, si aciertas á encontrarte en la comitiva? Quiera Dios que no imites á ninguno de tus compañeros, y que logres poner el pie en la famosa Portvendres llevando á Francia todo lo que de España llevaste encerrado en tu estómago; mas nó por esto te enorgullezcas, porque ya sabes el refran de que á cada puerco le llega su san Martin, y si á la ida te has salvado, no creas que esto sea una garantía para la vuelta.

  • Costumbrismo navideño

    Dia grande para la cristiandad de todó el mundó, pues en él nació el Salvadór de los hombres y el regeneradór de la sociedad, el primeró y único que ha sabidó hacer comunes la felicidad de este mundó y la del otró; el solo que con una palabre no mas y predicandó virtud á los viciosos, amor á los que se odiaban, igualdad a los que dividian á los hombres en señores y esclavos, castided á un pueblo liviano, y pobreza a los hombres corrómpidós por el oró, rindió las voluntades enamoró los corazones, y fundó una doctrina celestial que no perecerá nunca. Solo un enviado del cielo podia traer tales principios; solo un hijo de Dios podia hacer que prevalecieran contra todos los principios que dominaban en el mundo; solo un Dios ha podido lograr que en medio de las horrendas catástrofes que han pasado por sobre la humanidad, y en las que todo la perecido, esas doctrinas se derramaren sin intermision y fueran profesades por todos los hombres civilizados. El aniversario de ese nacimiento es la grande festividad que
    hoy se celebra.

    Hasta pocos años ha se cantaba á la una de la madrugada la misa del gallo; pero las irreverencias de los ignorantes que confunden la impiedad con la despreocupacion, ha hecho que cesara esa piedosa costumbre, y que la misa se celebre al amanecer. La concurrencia es poca y las irreverencias menos. En esta misa empiezan los organistas á usar de la libertad que se les tolere hasta el dia de Reyes, de tocar en el órgano durante el oficio mayor cuanto les viene en gana, desde la gaita gallega hasta el fandango. La inocentada en admisible, la costumbre carece de toda propiedad y es hasta irreverente. La música que debe resonar en la casa del Señor tiene un carácter particular, y salirse de él es confundir las cosas, y es atribuir al culto divino circunstancias que solo se hallan en las pasiones humanas.

    A las 10 de la mañana se celebran en todas las iglesias los divinos oficios con la mayor solemnidad. El ayuntamiento asiste al de la catedral donde se canta de algunos años á esta parte el que compuso el maestro Vilanova, y pertenece al género pastoril.

    Si el tiempo lo permito los elegantes de uno y otro sexo acuden á la muralla del mar antes de comer.

    Hay en Cataluña un refran que dice per Nadal cada ovella á son corral, es decir que en este dia todo el mundo come en su casa, y si algun hombre de la familia se halla de viage hace todo lo posible para acudir á su casa á comer el pavo, porque hoy es el dia fatal para el pavo que

    Metido en un cascaron
    Entre paja y plumas puesto,
    En el fondo de algun cesto
    Oculto allá en un rincon
    Comienza el triste su vida
    En tinieblas y apretado,
    Sin serle siquiera dado
    Rebullirse en su guarida.
    Venido en fin el momento
    En que la luz salga á ver,
    Su cárcel ha de romper
    Por el mismo, y en un cuento.
    El blando piquillo apenas
    Mover puede el pobrecito;
    Da uno y otro golpecito
    Y abre paso á duras penas.
    Sale al mundo cual tullido,
    No puede tenerse en pie,
    Abre los ojos y ve
    Por todo universo, un nido.
    Osa al fin, del cesto salta
    Y se encuentra en un pajar
    donde tiene que buscar
    Lo que á su estómago falta.
    En grupo con sus hermanos
    Tras la madre va á la parva,
    Y como la madre escarba
    Él la imita, y á dos manos.
    Una hormiga en este lado,
    Un grano de trigo allí,
    Dos cañamones aquí,
    Allá un poco de salvado,
    Migajas de pan acá,
    Ora un grano de cebada,
    Una hojita de ensalada,
    Un garbanzo mas allá,
    El maíz que va á robar
    En la pocilga al cochino,
    El arroz que el muy ladino
    Al capazo va á buscar:
    Al fin con tanto comer
    Aumenta su pequeñez,
    Empluma su desnudez
    Y muestra lo que ha de ser.
    Medra, mas de poco en poco;
    Recio pie y ya se engruesa,
    Lleva la cabeza tiesa
    Y saca el purpúreo moco.
    Ya cuentas se echan sobre él
    Y le dan mejor comida;
    Quizá una sopa cocida,
    Quizá pan mojado en miel.
    Tres veces de sol á sol
    Le dan regular pitanza,
    Y llena además la panza
    Deshojando acelga ó col.
    Cuando el año va á acabar
    La cosa otro tumbo toma,
    Pues se empeñan en que coma
    Para que llegue á engordar.
    A puñados va el salvado,
    Las sopas van á cazuelas,
    Y como no tiene muelas
    Se lo dan todo mascado.
    Cuando el diciembre se empieza
    Al dia solo una vez
    Hacen que trague una nuez
    Enterita en una pieza.
    Crece el número de nueces
    Al paso que avanza el mes,
    Le dan dos y despues tres
    Y hasta veinte en cuatro veces
    Quieras que nó las digiere
    El estómago pavuno;
    Y si tal vez hay alguno
    Que no pueda, ese se muere.
    Antes de santo Tomás
    Una fresca madrugada
    Sale de su patria amada
    Para no volver jamás.
    A la ciudad mas tragona
    Le encaminan al cuitado,
    Y al fin llega ya cansado,
    Por ejemplo á Barcelona,
    Donde en circulo que tiene
    Tres cañas por periferia
    Queda puesto ya en la feria
    A merced del que allí viene
    Le coge este por los pies,
    Lo pone cabeza abajo,
    Y cual si fuera badajo
    Lo mueve á drecho y revés.
    Otro la pechuga tienta,
    Y si se escapa, un cañazo
    Le dan en el espinazo
    La manera que lo sienta.
    Al fin llega un comprador
    A quien el animal gusta
    Y luego su precio ajusta
    A fuer de conocedor.
    En un instante agarrado
    Por muchacho turbuiente
    Es llevado como el viento
    Patas arriba colgado.
    Venido á la casa luego
    Donde tiene que morir,
    Le salen á recibir
    Con grande algazara y juego.
    Allí le palpan y estrujan
    Los chiquillos y lo soban,
    Unos á otros se lo roban,
    Lo arremeten y lo empujan.
    En fin en algun desvan
    Lo confinan por dos dias,
    Y son sus postrimerias
    Agua escasa y menos pan.
    La hora llega menguada
    En que tocan á degüello,
    Y empuña su blando cuello
    Zafia mano de criada.
    Un cuchillo como sierra
    Le pasa y vuelve á pasar,
    Y al cabo á puro aserrar
    Viene la cabeza á tierra
    Ya la sangre salta hirviendo,
    Se estremece el inocente
    Y de la casa la gente
    Aplaude al verle muriendo.
    Lo despluman á seis manos
    Tirando por todos lados,
    Y los miembros ya sobados
    Le mutilan inhumanos.
    La cesárea operacion
    Ensayan en él indinos,
    Le arrancan los intestínos
    El hígado y corazon.
    Las piernas le hacen saltar,
    Y de las alas las puntas,
    Y al puchero todas juntas
    Se acaban de destinar.
    Ya sobre la mesa está
    El pavo medio vacío,
    Sin cabos, desnudo y frio
    Que pena mirarlo da.
    Mas que á la moda le duela
    Se sigue la añeja usanza
    De henchirle al pavo la panza,
    Y aqui viene la cazuela.
    Tres libras entre orejones
    Y ciruelas, la manzana
    Que sea bien gruesa y sana,
    Y dos cuartos de piñones.
    Con este lastre infernal
    La bodega rellenada
    Se cose á punto de espada
    El vientre del animal.
    Se le pringa al punto mismo
    De manteca por do quiera,
    Cual si el difunto tuviera
    Que curarse un sinapismo.
    Cubierto con un papel
    Bien pringoso, bien lastrado,
    Y en cazuela colocado
    Al horno se da con él.
    El cuitado sufre allá
    Diez horas de fuego lento
    Y se ablanda á tal tormento;
    ¿Y quién no se ablandará?
    En este instante en que vas
    Lector, su historia mirando
    Se está el pobre achicharrando
    ¡Y tú tan fresco que estás!
    A las tres de aquesta tarde
    Y tu mesa irá á parar,
    Y del arte de trinchar
    En su cuerpo harás alarde.
    Degollado y desplumado,
    Abierto, lleno y cosido,
    Bizmado y despues cocido
    Hoy será descuartizado.
    Cada comensal á escote
    Bocados le tirará,
    Y trinchado quedará
    Mas que carne de jigote.
    Tal es del pavo la vida,
    Corta, mala, y con fin peor:
    ¿Y por qué tanto dolor?
    Para honrar una comida.

    Tras del pavo vienen los turrones y el vine añejo en que muchos mojan barquillos; y aquí paz y despues gloria.

    En este dia hay en los teatros funcion por la terde y por la noche.

  • Cumpleaños de la reina, La cabaña del tío Tom en el Principal, hedor insoportable de ajo

    To-day, being the birthday of the King [sic], there were fine doings at Barcelona amongst those who were connected with the court. In the morning, all the officials and towns-people, dressed in their best, attended a levée, which was held at the palace of the Captain-General. We walked on the sea wall, fronting the palace, where several regiments were drawn up, the bands of each corps performing some excellent pieces in honour of the day. Guns were fired from the bastions, and the vessels in the harbour were dressed with flags. The scene was very stirring and novel. All the festivities being over at an early hour, the bands of the several regiments proceeded to the Rambla, where they again performed to crowds of admiring Barcelonese. It was altogether a very interesting day, and one not likely often to be witnessed by a passing traveller.

    In the evening, we went to the Theatre Principal, which is partly supported by the Government, and in which the Spanish drama is performed. Here we saw a Spanish version of «Uncle Tom’s Cabin,» adapted to meet the tastes of a southern audience, with lots of stabbing and heroism, and English liberality. The hero, George, turned out to be an English captain, who brought a frigate and English soldiers to rescue his poor slave wife. Three reals was only charged as entrance to the stalls, which were comfortable seats; though the odour of garlic was almost unbearable. We were relieved by the arrival of the Tharsis steam-boat, in which we intended to leave on Monday next, for Valencia.