Etiqueta: Cuaresma

  • Un rosal romano de oro para Juan II

    El obispo de Barcelona entrega al rey D. Juan II un rosal de oro de unos cuatro palmos de alto, que le regalaba el papa, quien lo habia bendecido en Roma el cuarto domingo de cuaresma llamado de la Rosa.

  • Entra en vigor la dispensa papal permitiendo el consumo de carne durante Cuaresma

    En este dia, que era viernes despues de cuaresma, se comienza á usar del indulto de su Santidad para poder comer carne los viernes y otros dias prohibidos.

  • Primer día de Cuaresma, 1842

    El primer dia de Cuaresma casi queda despoblada la Ciudad, saliendo los habitantes de todas clases al campo á enterrar como dicen al Carnestoltas: todos los pueblos casas y campos mediatos están llenos de gente, y su regreso hacia la noche á sus hogares es uno de los golpes de vista mas sorprendentes, pudiendo asegurarse que por la Puerta del Ángel solamente, entran mas de cuarenta mil personas.

  • Pascuas de Resurrección y Pentecostes, 1842: Cordero en la mesa, excursiones al Coll

    Las pascuas de Resurrección y Pentecostes se celebran entre las familias con la comida de corderos que en las vigilias de estos dias entran en la ciudad libres de derechos: y cuyo mercado es en la plaza de san Sebastian, el segundo dia de la primera de dichas Pascuas va muchísima gente a pasarlo por las casas de campo en particular al Santuario llamado del Coll; y como la mayor parte de los que quedan en la Ciudad salen por la tarde hácia el pueblo de Gracia, formése una reunión tan numerosa como la del dia 1.° de Cuaresma, bien que mucho mas lucida y vistosa.

  • Costumbres para las pascuas de Resurrección y Pentecostés

    Las pascuas de Resurrección y Pentecostes se celebran entre las familias con la comida de corderos que en las vigilias de estos dias entran en la ciudad libres de derechos: y cuyo mercado es en la plaza de san Sebastian, el segundo dia de la primera de dichas Pascuas va muchísima gente a pasarlo por las casas de campo en particular al Santuario llamado del Coll; y como la mayor parte de los que quedan en la Ciudad salen por la tarde hácia el pueblo de Gracia, formése una reunión tan numerosa como la del dia 1.° de Cuaresma, bien que mucho mas lucida y vistosa.

  • Jueves Lardero, 1848

    Los tres jueves.

    Estos tres dias son movibles, como cualquiera puede echar de ver; por esto no llevan fecha. Aunque era escusado decirlo, sin embargo no hacemos mas que imitar á los escritores que al empezar no se olvidan de advertir que empiezan diciendo. Pero si no llevan fecha les sobra nombre.

    No puede menos de suceder que al domingo de Carnestolendas antecedan tres jueves: el primero, se llama de compadres; el segundo, de comadres; el tercero, jueves gordo ó lardero. Antiguamente los que habian sacado de pila algun recien nacido durante el año anterior, acostumbraban regalar á las que habían sido compañeras en el compadrazgo; por esto se llamaba de compares: en el segundo se trocaban los papeles, y por esto se llamaba de comares. En el dia esta costumbre ha desaparecido, aunque han quedado com-padres y co-madres, asi como hay con-discípulos y co-legas, co-adjutores etc., etc. La razon del sobrenombre de gordo ó lardero que se da al último jueves del carnaval, parece sencilla aunque no pase de conjeturable: si los tres últimos dias del carnaval son de carnes-tollendas, necesariamente debe precederles un dia de gordura. Este es un jueves en el cual todo buen barcelonés ha de comer cassola, (guisado sustancioso compuesto de las estremidades del cerdo, y cubierto de una costra de huevo etc., etc.) y para postre las cocas enllardadas, especie de hojaldre que confecciona con notable celebridad la panadería de S. Jaime.

    El jueves de comadres y el gordo concluyen con baile en el salon de la lonja. Si quieres saber, curioso lector, si ambos a dos estan concurridos, gasta tus realejos y ve á examinarlo por tí mismo, que no queremos se nos tache de indiscretos previniendo tu concepto.

    A las costumbres pringosas del jueves lardero va adjunta otra por demás filantrópica. Durante la semana en que va incluso este dia, recorre las calles de la ciudad una comitiva compuesta del alcaide ó algun empleado en las cárceles, tres ó cuatro niñas ataviadas muy regularmente, y un alguacil, ministril ó lo que sea, cuyo trage semi-serio consiste en una bata de grana, una golilla y un sombrero de cura. La música que acompaña á la comitiva está reducida á un tamboril, una flautilla y una gaita. El objeto de la comitiva es escitar la filantropía de estos habitantes para que den limosnas con que poder suministrar una sustanciosa sopa á los presos durante los tres dias de carnestolendas. ¡Lo que es el mundo! El dolor está junto al placer, el llanto junto á la risa, lo malo junto á lo bueno, lo hermoso junto á lo feo, la miseria junto á la opulencia, y hé aqui lo filantrópico codeándose con lo gastronómico; pues por mas que se diga, algun punto de contacto debe de tener la sopa que pueda darse á los presos con la gastronomía.

  • Los tres dias de carnestolendas, 1848

    El carnaval da las últimas boqueadas: es preciso pues echar el resto á las zambras y algazaras que se mueven en la época de su dominacion. Un domingo, un lunes y un martes son los destinados para cerrar el carnaval y enmascararse, bailar y solazarse hasta mas no poder, y trasnochar mas de lo que conviene á la salud del cuerpo y á la del alma. Y de tal modo se trasnocha, que se viene á formar de los tres dias uno. Por otra parte bien puede aventurarse esta proposicion, supuesto que ni mas ni menos se hace en el primero que en el último: por esto no estrañará el lector, que amalgamándolos aqui, hablemos de las costumbres comunes á los tres.

    Por la mañana de estos dias salen los elegantes al paseo de la muralla del mar. Llaman en él la atencion algunos niños y niñas disfrazados con mas ó menos gusto y con mas ó menos riqueza. Las mamás van muy huecas llevando por delante á sus hijos, que á puro vestirlos y desnudarlos y enviarlos á casa de la abuela, ó del padrino, ó del pariente, ó de la amiga, logran que las pobres criaturas se resfrien, y por lo menos, que engreidos con los aplausos que les han prodigado, no quieran desnudarse al llegar á casa, y lloren, y pateen, y rabien y tengan que sufrir mas de cuatro sofiones. ¡Pobrecillos! os disfrazan ahora por diversion! dejad correr el tiempo y quizás os disfrazaréis por necesidad y lloraréis si llegan á arrancaros la mascarilla.

    Bajemos de punto el catalejo, destemplemos la pluma, saquemos de tono nuestro cantar y ocupémonos durante estas tres tardes, de la rua y de las máscaras, que en medio de un numeroso gentío pululan por la Rambla. Todos los carruages de la ciudad acuden á porfía á dar las vueltas de costumbre en este paseo. En otros tiempos abundaban los coches de los particulares en los que sus familias iban á lucir sus trages: en el dia puede decirse que las tartanas tienen mayoría, y los ómnibus y medias fortunas de alquiler son los únicos carruages que interrumpen la monotonía de esos muebles que Dios cohonda, y que no se llaman carros por un tris. Y no es poco si en medio de la línea de carruages no se cuela algun carro de los mas sucios de la limpieza, montado por una docena de hombres, mal perjeñado el uno en trage de muger, mal dispuesto el otro en trage varonil, y mas indecente y asqueroso aquel que levanta la bota con ademanes repugnantes al mas cínico observador. Entre el barullo de las gentes que pasean, llaman la atencion si nó por la riqueza del trage, por la satisfaccion y pretensiones con que lo visten, varios chicuelos y aun hombres vestidos ridicula y las mas de las veces asquerosamente. Las prendas que estan mas en boga entre los que gastan este humor son los felpudos, los sombreros mugrientos, los fraques y chalecos rotos y remendados, y las escobas. El rostro embadurnado de almazarron ó tizne, es de rúbrica. Unos calzoncillos, una camisa por encima ajustada al cuerpo con un ceñidor de los que usan los labriegos, una toalla cruzada sobre el pecho, un pañuelo rollado en la cabeza, unos bigotes pintados con corcho chamuscado y una caña con dos ó tres naranjas enristradas, hé aqui el trage de moro mas decente, y que por tan usado ya no llama la atencion del público. Nunca falta algun tonto que en trage ridiculo y mugriento lleva colgado de una caña un higo seco, y lo agita sobre la cabeza de un enjambre de chiquillos que intentan coger la fruta con los dientes. Todas estas máscaras suelen llevar en pos de sí una multitud de pilludos cantando con monótona cantinela esta copla:

    A setse, á setse,
    A setse l’ vi.
    Lo pobre Carnestolles
    S’acaba de morí;
    Si, sí:

    copla y costumbre que no hace muchos años introdujo un remendon que vivía en los Encantes, con mas buen humor que cuartos, y mas cuartos que estro, y mas estro que inventiva para idear un trage, pues el disfraz del pobre poeta no pasó de un casacon mugriento, un simulacro de sombrero y el mango de una escoba por baston.

    La civilizacion rechaza tamaños desacuerdos, y un pueblo culto debiera desterrar lo que ofende la decencia y el bien parecer. No queremos decir con esto que las autoridades prohiban semejantes costumbres en las cuales hallan solaz ciertas gentes, nó, antes al contrario, tenemos por aventurado todo ataque hecho frente á frente á cualesquiera costumbres por malas que sean; pero creemos sí que debe dirigirselas oportunamente. La autoridad tiene medios de que echar mano para escitar la aversion del público hacia esas escenas repugnantes, la emulacion de los mismos á quienes tanto divierten esos gestos y banquetes asquerosos, á fin de que dejando tales usos se hagan dignos de la sociedad que los acoge, divirtiéndose sin ofender el pudor de la doncella, ni la vista del inocente, ni la conciencia del hombre morigerado.

    En estos tres dias los teatros dan funciones por la tarde y por la noche, y hay bailes públicos en la Patacada y en la lonja. Pocos años antes de la época en que trazamos estas líneas, los bailes del domingo duraban en la Patacada hasta la aurora del dia siguiente, en la lonja hasta la una de la madrugada: los del lunes duraban en la Patacada hasta media noche, y en la Lonja hasta el amanecer del día siguiente: los del martes no pasaban de las once de la noche. En la actualidad todo está cambiado y se altera frecuentemente segun las circunstancias. Hemos alcanzado una época en que nada hay fijo ni estable, y en que es tan vario el número de acontecimientos, y estos se suceden los unos á los otros con tal proximidad, que ni lugar dejan para que podamos acostumbrarnos á alguna cosa. Estos mismos bailes de la lonja y Patacada, que en otros tiempos hicieron la delicia del pueblo barcelonés, estan en su período decadente. Se ha querido dar á los de la lonja nuevo brillo, un nuevo atractivo, pero en vano. Se trasladarán si se quiere de local; llamarán en verdad la atencion, mas por poco tiempo, porque la época de los disfraces ha pasado ya, porque se conocen ya todas las tretas, y no hay necesidad de la mascarilla para decir las verdades á un prójimo. Las máscaras han muerto á manos del descaro y de la impudencia.

    El carnaval toca á su fin, y á esto alude el pueblo con el aparato semifúnebre con que recorre las calles de la ciudad durante la noche del martes. La figura de un Judas (Carnestoltes) es llevada en andas, precedida de un sinnúmero de jóvenes artesanos llevando luces, y cantando responsos al compás de destempladas guitarras y panderetas. El pueblo se entrega al júbilo y al placer, y alborota y grita; mas á pesar de las licencias que se permite y que dejamos apuntadas, rara vez da lugar á la mediacion de la autoridad para prevenir un lance ó para castigar un crimen. Los elementos de cultura existen en este pueblo; la oportuna direccion es la que ha faltado muchas veces. El martes va á pasar al período de lo que fue. Se adelanta la media noche y las campanas de las parroquias anuncian la cuaresma: sin embargo Barcelona se halla todavía entregada al bullicio del carnaval. Dejadla gozar, su hora se acerca, y enervadas entonces sus fuerzas volverá á la razon y á la calma.

  • Miércoles de ceniza, 1848

    Hé aqui un dia que no es lo que representa, pues debiendo serlo de compuncion y de arrepentimiento, lo es en Barcelona y en otros muchos puntos, de solaz y de alegría mundana por demas y bulliciosa. De derecho da el carnaval el último suspiro en los bailes de la noche anterior, pero de hecho vive durante todo este dia; y cual la lámpara que antes de quedar estinguida arroja un momento de luz mas viva, el carnaval cuya existencia es en rigor de unos tres meses, hace durar su última boqueada un dia entero, y da en él tantas señales de vida que no parece sino muy distante de morirse.

    Cansadas las gentes de reprimir esa caliente y pesada atmósfera de los bailes, salen al campo el miércoles de ceniza á llenarse de aire libre y divertirse á rienda suelta, con achaque de enterrar á Carnestoltes; pero salen en tanta abundancia que la ciudad se queda desierta. Á mediodía casi todas las tiendas estan cerradas, transita por las calles poquísima gente, y la poblacion derramada por el campo deja á Barcelona en un silencio lúgubre y casi espantable. La llanura inmediata se cubre de gentes de todas clases, no hay casa de campo á donde no acudan sus dueños y los amigos á dar sepultura á una comilona, y el sinnúmero de familias que no bastan á albergar las casas buscan el quitasol de un árbol, el recodo de un torrente, ó la hondonada de un campo desigual, para improvisar un ajuar menos cómodo que el de casa, pero cuya novedad lo recomienda. Un puñado de yerba ó paja, y cuatro sarmientos ó varitas de árbol seco suplen el carbon y hacen veces de parrillas para asar…..lo que cada uno quiere ó tiene; y la cazuela que vino de casa es segun la conciencia individual el recipiente del pollo con arroz, del bacalao con idem, ó de las tripas de vaca, que cocidas al aire libre y con una viva llamarada, diz que tienen un sabor distinto y mas apetitoso. Á las 12, ó antes de ellas, el padre, la madre, los chiquillos y el perrito, puestos en torno de la servilleta, dan uno y otro ataque á la comida, sazonándola con el vino, que por no pagar derechos es mejor, y con los chistes y las ocurrencias que nunca faltan cuando el corazon está satisfecho. Á la comida sigue el baile, animado por la voz de un amigo, ó por la guitarra de otro, ó por las castañuelas de muchos; mézclanse los grupos, bailan todos á la vez, remojando el gaznate de tiempo en tiempo y mirando con dolor la prisa con que el dia huye, y se acerca la hora de poblar otra vez la ciudad abandonada.

    En tiempos normales pasan siempre de cien mil las personas que en tal dia salen al campo, y es muy grande el número de carruages que suben y bajan por el paseo de Gracia llevando y trayendo gentes. Todas ellas al caer el dia van llegando á la ciudad, nó sin aprovechar los últimos momentos en el baile y las bromas. Entran por las puertas despacio y sin atropellarse poco ni mucho, y se derraman por calles y callejones, y métese en su casa cada quisque hambriento de descanso y de sueño. Acaso alguna comitiva hace sonar la música hasta su barrio, pero ese ruido se va desvaneciendo, y se pierde á las nueve de la noche en que la mayoría de la poblacion está sepultada en profundo sueño. Y en medio de ese gentío y de ese bullicio no ha habido una herida, ni una riña, ni se ve el triste espectáculo de un borracho. En esta parte Barcelona es un pueblo modelo, y modelo que tiene pocos imitadores en España, y menos fuera de ella.

    ¿En dónde está pues la ceniza? Bien puede cualquiera preguntarlo al ver tanta algazara en un dia de recogimiento y de tristeza. De ambas cosas fue la ceniza símbolo en todos los paises del mundo. Muchos pueblos usaron el polvorearse con ella la cabeza en señal de dolor y de arrepentimiento. Con lejía hecha con las cenizas de una ternera sacrificada en el dia de la grande espiacion se purificaban los judíos, y en la iglesia primitiva se comenzaba la penitencia poniendo el obispo un poco de ceniza en la frente del pecador. Esta práctica mandada observar por la Iglesia no se ha interrumpido jamás, y en este dia mientras la mayor parte de los habitantes comen, bailan y cantan por los campos, no faltan devotos que acuden á las iglesias á recibir la ceniza, y á oir aquellas palabras que tan bien esplican la miseria nuestra : Acuérdate hombre de que eres polvo, y polvo te has de volver. Ay! es harto cierto: acudid á la tumba de los que llenaron el mundo con la fama de sus delitos, de sus obras, de sus triunfos, de su saber, de sus virtudes; removed todo lo que hay en esa tumba, y hallaréis polvo y no mas que polvo. Los que hace tres años bailaron y comieron bajo ese árbol hoy son polvo, y polvo seréis vosotros los que hoy bailais y comeis bajo ese árbol mismo. Polvo es quien lo plantó, y el hombre que lo arrancará convertiráse en polvo. Polvo serémos todos: y estas mismas palabras las leerán impresas los hombres cuando serán polvo la mano del que las escribe y la cabeza del que las ha pensado. Acuérdate, hombre, de que eres polvo y dentro de breve espacio te convertirás en polvo.

    La congregacion de Ntra. Sra. de la Buena muerte celebra hoy una funcion espiatoria, y en tiempos normales va en procesion desde la iglesia de Sta. Clara á visitar á la Virgen de la Soledad en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, y vuelve á Sta. Clara.

    Tambien celebra sus ejercicios espirituales la congregacion de señoras de la Buena muerte. Dios nos la conceda tal á todos, y despues de ella la paz que no hemos conocido en el mundo.

  • Cuaresma, 1848

    Tuvo en otro tiempo la cuaresma una fisonomía particular que bastaba á distinguirla del resto del año. A las locuras del carnaval sucedia el arrepentimiento, y este daba á todos un aire de compuncion muy análogo á la falta de diversiones públicas, y á la abundancia de ejercicios espirituales con que los hombres se preparaban para ajustar sus cuentas con Dios en el tribunal de la penitencia. Cerrados los teatros desde el miércoles de ceniza inclusive, pasábase la primera parte de la velada en alguna funcion de iglesia, y la restante en tal cual tertulia de familia, donde se divertian los jóvenes con los inocentes juegos de prendas ó con el de la lotería, cuyas puestas eran siempre de pocos maravedises. Dando acaso alguna mayor latitud á esos esparcimientos, reuníanse varios jóvenes, y convidando á las familias amigas daban una funcion de sombras chinescas ó de títeres llamados ninos, y á lo sumo, permitian las madres que en la velada de san José despues de los ninos se bailarán un par de contradanzas, sin mas música que el piano tocado bien ó mal por una de las señoritas contertulias. Desde mitad de la cuaresma gran parte de la poblacion comenzaba á entender en los preparativos para las procesiones de la semana santa, mas en toda la cuaresma no se hablaba una palabra de teatros, salvo sea el miércoles de la semana dicha en que se leían en los diarios y en las esquinas las listas de las compañías teatrales ajustadas para el próximo año cómico que comenzaba en el domingo de Pascua. En algunos años representábase en leatrillos secundarios y de aficionados el drama sacro titulado la Pasion de N. S. Jesucristo, espectáculo á que pocos acudían para divertirse, y muchos con un objeto piadoso cual á semejante representacion corresponde.

    Mas adelante continuaron los coliseos cerrados para los espectáculos estrictamente teatrales, pero se abrieron para los titereros, saltimbancos y jugadores de manos, lo cual era un término medio entre lo anterior y lo que vino luego. En efecto, pocos años habian pasado cuando el teatro desconoció la cuaresma, pues durante ella se representaron las mismas funciones que en el resto del año, sin mas escepcion que el miércoles de ceniza, los viernes y las semanas de pasion y santa. Tal es el estado en que se hallan hoy dia las costumbres, y no parece que lleven traza de mudarse para volver á la rígida observancia del período de penitencia. El público, por un sentimiento que él mismo no advierte, protesta de continuo contra los actuales usos, pues la concurrencia á los teatros es mucho mas escasa durante la cuaresma que un mes antes y un mes despues de ella; pero á despecho de esta protesta, la costumbre sigue, y es probable que los jóvenes que ya la encuentran establecida contribuyan á arraigarla. Antiguamente el baile público del martes de carnestolendas era el último, y terminaba á las 11 de la noche; hoy dura hasta la madrugada del miércoles, hay baile público en la noche del primer domingo de cuaresma, y algunas veces lo ha habido en el dia de S José. Todo esto ha hecho que la cuaresma pierda su fisonomía particular, pareciéndose por consiguiente á cualquiera otra época del año.

    En medio de esta variacion de las costumbres, consérvense intactas las prácticas religiosas, y el hombre devoto que quiere hacer de la cuaresma un tiempo de recogimiento y de compuncion, halla ocasiones en que entregarse á los ejercicios de piedad, que le disponen para recibir dignamente antes de la pascua el pan de la eucaristía. Crecido es el número de ejercicios espirituales á que son invitados los líeles durante la cuaresma, y tenemos por de todo punto imposible dar noticia entera de ellos, mucho mas cuando no todos los años son los mismos, y los hay que no tienen día fijo en la semana. Indicarémos aquellos que no estan sujetos á variacion, y para los demás remitimos al lector al Diario de avisos, que en el mismo dia ó con uno de anticipacion anuncia todas las funciones devotas.

    En todos los lunes de cuaresma, menos en el de quinquagésima, la congregacion de la Buena muerte celebra ejercicios, que consisten en lectura espiritual, varias preces, las letanías, oracion mental, pláticas devotas, sermon, otras preces, y algunos dias hay flagelacion.

    En todos los martes de cuaresma la Pia union de devotos de la imágen de Jesus crucificado dedica ejercicios espirituales en la iglesia de Ntra. Sra. de la Esperanza, en honra y gloria del Redentor. Se comienza la funcion á las 6 de la tarde. En los mismos dias se celebran en la parroquia de S. José ejercicios espirituales consagrar dos al Redentor en el paso del Ecce-homo. Se comienza á las 6 de la tarde. La congregacion de la Pasion celebra tambien ejercicios espirituales en los mismos dias y hora en la iglesia de Sta. Ana.

    En los jueves de cuaresma la congregacion del Santo Cristo de la agonía consagra ejercicios espirituales á Jesus crucificado. La funcion comienza á las 6 de la tarde.

    En todos los viernes de cuaresma hay funciones devotas en las iglesias del arcángel S. Miguel, de los santos Justo y Pastor, de S. Francisco de Paula y de la congregacion de Ntra. Sra. de los Dolores.

    En todos los domingos de cuaresma hay sermon en la Catedral durante la misa mayor.

    En todos los dias de la cuaresma escepto los festivos, y poco antes de las doce, discurren por las calles de la ciudad los monaguillos de las parroquias llamando con una campanilla á los feligreses, para que vayan á la iglesia en donde se enseña la doctrina cristiana. Como símbolo del objeto de la llamada, llevan en la mano una caña, quizás porque el cura instructor la usa para señalar los alumnos á quienes dirige las preguntas.

    Las procesiones de la semana santa que alcanzaron en Barcelona celebridad muy grande, fueron interrumpidas por varias causas en años pasados; restableciéronse en 1844, y siguen haciéndose y mejorando visiblemente. El lector hallará alguna cosa de ellas en el artículo del domingo de Ramos.

    No se ha perdido la costumbre de representar la pasion de N. S. Jesucristo, pues es raro que en este ó en aquel teatro de segundo orden no se ejecute, y por lo regular, con numerosa concurrencia de espectadores. La reinante costumbre de estar los teatros abiertos durante la cuaresma no ha hecho absolutamente desaparecer la antigua de sombras y ninos, los cuales si bien han degenerado, todavía son objeto de divertimiento para no pocas familias. Los ninos mas que las sombras han sabido sostenerse, y aun han tomado carácter mas alto, dando entrada al canto, y encargándose de representaciones de mas empeño que las que antes formaban su monótono repertorio.

    Como podria suceder que algunos de nuestros lectores no tuviese una idea clara de los ninos, funcion que entre las caseras es durante la cuaresma la que mas tenazmente lucha contra las innovaciones, oportuno nos parece alargar un poco este artículo, dando de este particular espectáculo una sucinta idea. Que del tiempo de Cervantes eran conocidos en España los ninos (que tanto vale como títeres ) no admite duda, pues en una venta dió maese Pedro una funcion de ellos delante de D. Quijote, funcion de la cual, por mas señas, salieron los muñecos descalabrados, y muy sangrada la bolsa del escudero Panza. Desde esta remota época han tenido altos y bajos, crecientes y menguantes, y pasando por todos esos períodos, y acaso por alguno de absoluto olvido, han llegado á nuestros tiempos, y hasta á avecindarse en Barcelona y escriturarse para la cuaresma, pues en el resto del año nada se sabe de ellos. Los ninos refugiados en chiribitiles ó espuestos acaso al público en la puerta de un hostal han tomado humos, adquirido importancia y establecídose en primeros pisos, ejecutando en estos sus representaciones en teatros cuya organizacion es un fac-simile de los teatros públicos. Hace las veces de empresa una sociedad de jóvenes que costean los gastos, hay sus correspondientes director de escena, maquinista, pintores, orquesta, y finalmente todo lo anejo á un teatro, sin faltar una mínima. En la parte material el teatrillo es una miniatura de los teatros: el palco escénico tiene unos siete palmos de ancho, y la elevacion correspondiente, el telon de boca por lo comun es copia del de algun teatro de la ciudad, y casi sucede otro tanto con las decoraciones, trages, muebles y demas aparato escénico. Los niños actores de estos teatros, son unos muñecos de un palmo de altos, fijos en dos reglas de madera que descansan sobre un grueso trozo de la misma materia provisto de ruedas, cuyo movimiento impulsa las reglas, á cada una de las cuales corresponde el pie del títere, que por este mecanismo anda y gesticula segun por debajo estiran, aflojan ó inclinan hácia esta ó la otra direccion los alambres que en los pies y manos tiene clavados. Hablan por ellos mozos imberbes que estan ocultos á la vista de los concurrentes, de modo que un papel está representado á un tiempo por dos actores, de carne y hueso el uno é inanimado el otro 5 lo cual viene á parodiar las representaciones teatrales de la antigua Roma, Para suplir la falta de actrices, harto frecuente, se encargan los papeles de muger á una muchacha de pocos años ó á un barbilindo de voz mugeril: la de unos y otros estensa y fuerte cual la de una persona, forma desagradable contraste con la figura de los títeres; y sin embargo el titerismo no ha sabido por ahora hallar remedio á inverosimilitud de tanto bulto.

    En estos teatros se representa todo, se canta y se baila. Desde la produccion mas sublime del genio hasta el sainete mas ridículo y chocarrero, desde el aria de mas empeño y travesura hasta la pieza mas sencilla, vulgar y monótona, todo tiene cabida en esa escena. En ella se perdonan aina los defectos y la osadía de presentar en local tan diminuto obras colosales, en gracia del donaire de los menudos actores. Por imperdonable renuncio se tendría que siendo tales teatros una exacta copia de los de veras, se echase de menos en ellos cosa alguna de las que se ven en estos: en los reputados como de primer órden se representa, si nó una funcion completa de grande espectáculo, una comedia con intermedio de canto y un sainete bilingüe zurcido por algun jóven de la sociedad ninera que de poeta se jacta.

    El baile es la parte menos variada de los espectáculos que ofrece la escena titerera, en atencion á ser imposible que cuerpecitos sin alma y tiesos como un huso se dobleguen á las actitudes y á los pasos que solo es dable tomar y hacer á un cuerpo viviente. Penetrados de esto los ninistas se concretan á los saltos en la maroma.

    La concurrencia en estos teatros se compone de las familias de los socios, y de los amigos de estos: la sala es por lo comun mas reducida de lo que conviene al número de los espectadores; y á fin de que quepan mas de los que cómodamente podrían, se colocan bancos arrimados unos á otros, ó sillas atadas entre si para que no se pierda una pulgada de terreno. Una araña colgada del centro del techo, y mas de una si lo exige la importancia del teatro, iluminan la sala en que estan las personas apretadas como sardinas en barril, cosa molesta para unos, y muy sabrosa para los mozalbetes, que merced á la estrechez del lugar, estan mas cerca de las rapazuelas á quienes es práctica inconcusa hacer la corte.

    Llegada á su término la cuaresma, los teatros de ninos se cierran, y los actores duermen como marmotas, hasta que al estruendo del carnaval del año inmediato, dispiertan alegres, se reunen, renuevan el ajuste y viven y divierten hasta la pascua venidera.

  • Domingo 1.º de cuaresma, 1848

    Ni los bailes públicos, ni los bailes particulares, ni los bailes de casinos, ni los bailes de tono, ni los bailes de companys, ni los bailes de trages, ni los bailes de los salones que se alquilan para ello, ni las comparsas, ni las locuras de los tres dias de carnestolendas, ni las del miércoles de ceniza, bastan para abitar á los aficionados á la danza, y á las máscaras, y á las travesuras anejas á todo eso, sino que metidos ya en la cuaresma, pugnan por resucitar el carnaval ó por parodiarlo al menos. Tal es el objeto del baile de piñata (pignata) que de tres años á esta parte se da en la noche del primer domingo de cuaresma. En Barcelona esto es una novedad que en el año de gracia de 1848 no cuenta mas fecha que un triennio, y que se nos ha venido acá desde la coronada villa de Madrid. El nombre indica que es estrangero y de tierra italiana. En Madrid es conocido desde muchos años, y solia celebrarse en casas particulares, sin máscara y con fisonomía de tertulia, con la añadidura de colocarse en el suelo ó colgada de un cordon en mitad de la sala una olla (en italiano pignata) que rompia alguno de los concurrentes llevando los ojos tapados. Bota la olla, salian de ella dulces en abundancia, y esto era la parte mas esencial de la diversion. En Barcelona este baile es público, con su correspondiente olla ó bomba de papel llena de dulces, y la coletilla de un reloj de faltriquera y de algun dije mugeril, que uno y otro se rifan entre los concurrentes, con el piadoso objeto de que esto llame mayor número de ellos. Dos años seguidos se ha hecho en el salon de la lonja; en el año 1848 se ha dado en el teatro del Liceo, y es creíble que la costumbre no se pierda, y que toda la variacion que pueda haber en ella sea la del local en que se celebre.