Historia de Barcelona

Comentarios del compilador

[ref3768] presenta un cuento de buenos y malos:

At the ‘elections’ Samaranch was once again the official Movimiento candidate and once again his greatest rival was the independent right-winger Eduardo Tarragona. After his 1967 election Tarragona had started weekly surgeries for his constituents. This was a dangerous precedent; it suggested politicians should be responsive to the voters. Tarragona created residents’ associations to protest the lack of schools, lighting and sewerage. he denounced middle-class tax evasion and urged slum clearance, cheap housing and more schools. He campaigned for social security benefits for subnormal children. In the Cortes he voted against the budgets because ‘they were unacceptable to any competent accountant’.

Despite the advantages of being an ‘official’ candidate the 1971 ‘election’ was nearly a disaster for Samaranch. He had two political slogans: ‘No one ever did so much for sport’ and ‘We shall achieve the forty-hour week.’ The electorate turned their backs on the polls. Turnout fell to an abysmal thirty-five per cent. Worse still, Tarragona soared past Samaranch, whose own vote slumped. Samaranch just managed to scrape back into the Cortes. Shortly after the ‘election’ a worker was shot dead during a strike at the Barcelona SEAT car plant. He never did see the forty-hour week.

El periódico crítico vasco de entonces, [ref3766], explica:

Nos quedamos, pues, con que sólo el 19,1% de los procuradores son representativos, libre y directamente elegidos por una parte del pueblo. Pero a esto hay que sumar que en muchas ocasiones se necesita tener un fuerte poder económico para sufragar su campaña electoral. (Don Eduardo Tarragona, que hace meses dimitió de su cargo de procurador, se gastó según declaraciones propias, más de dos millones de pesetas en costear su campaña para obtener votos).

No era exactamente un opositor del régimen: su cuñado se llamaba Joaquín Viola Sauret, y él, Samaranch y Porcioles eran las caras más conocidas de la deriva catalanista del tardofranquismo en Barcelona.

En [ref3769]:

Hay quien ha pretendido descubrir los tres pies del gato cuando afirma en tono peyorativo que en España las guerras y persecuciones has sido siempre religiosas. Mire usted, lo malo son las guerras y el perseguir a alguien cruentamente, pero una vez hay persecución declarada, el signo de esta persecución tendrá mucho que ver con el medio ambiente, creencias, costumbres, etcétera, del país donde se desarrolle. Así, en pueblos de economía pujante y competitiva, las guerras son económicas; entre países fuertemente ideologizados, las guerras son ideológicas. ¿Usted puede figurarse una guerra religiosa o una persecución de este signo en Suecia? Yo no.

Una vez Superman, siempre Superman: en 1984, según Lope de Vega, No son todos ruiseñores (?), le salva la vida a «una anciana que había quedado atrapada en el interior de su vehículo en llamas … en la autopista de Tarragona a Barcelona, a la altura de Vilafranca del Penedés.»

Con Porcioles ya rehabilitado en TV3, Tarragona se merece una biografía, ¿no?

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