Mes: junio 1848

  • La ascensión de Ntro. Sr. Jesucristo

    La ascension de Ntro. Sr. Jesucristo

    Dia sin fecha por ser fiesta movible; pero recordando la ascension del Señor á los cielos, precisamente debe caer á los 40 dias de pascua de Resurreccion.

    Ninguna costumbre particular de este dia ofrece Barcelona para consignar en el Añalejo. Es fiesta de precepto y hay paseo en el mercado de las flores, para los que madrugan; y al mediodía en la rambla de capuchinos, allí pegaditos á la fonda de Oriente, para los que se levantan, segun dicen en el pais, cuant lo porc canta. Por la tarde hay funciones en los teatros, y al anochecer paseo en la Rambla, y á las ocho de la noche empieza la ópera, y vuelven á llenarse de gente los coliseos bien caldeados y perfumados por el concurso de la tarde. Se sale de la ópera á media noche, y se acuesta uno poco antes de rayar el alba; y raya el alba, y el bullicio de la ciudad y el calor que se siente en las mezquinas habitaciones modernas, le obligan á uno á dejar la cama mucho antes de lo que quisiera. ¡Es mucha vida la que se lleva en las ciudades populosas!

  • Fiesta de San Fortunato

    Hoy celebran sus dias los Fortunatos que son, ademas de los que asi se llaman, todos aquellos que, llámense Juanes ó Diegos, deben favores á la caprichosa fortuna, para la cual no es merecimiento la hombría de bien, ni el saber, sino la buena estrella. Dios se la conceda bonísima á nuestros lectores, á todos los cuales deseamos la felicidad de que, si nó en este año, en todos los otros celebren sus dias en el 1.º de junio.

  • De primos y primas en el día de los santos Primo y Feliciano

    El que hoy quiera felicitar los dias á todos los que responden nombrando el primero de los santos del dia, no tiene bastante con una resma de targetas. Pocos son en verdad los varones y las hembras á quienes en la pila puso el padrino el nombre de Primo ó Prima; mas en cambio de esta escasez, hay tanta abundancia de primos y primas extra bautismo, que dudo pueda encontrarse nombre de mas tocayos. Dejando á un lado todas las primas de los instrumentos de cuerda, que no son en corto número, y que por cierto se comen, á puro de romperse, la mitad de lo que ganan los violinistas y guitarristas; haciendo caso omiso de esas otras primas de jugada en papel del Estado, en billetes de banco y en acciones de empresas y sociedades, en las cuales primas sucede la rareza de que quien pierde, pierde y paga, y quien gana, gana, pero no siempre cobra; suprimiendo la hora prima de los romanos y la hora prima canónica; omitiendo las lecciones de prima y los catedráticos de prima que antes habia en las universidades y que han caido en desuso; dejando á un lado, decimos, todos esos primeríos, nos atenemos á otros dos, á saber, los primos de las primas, y los primos de las primadas.

    Tenemos por cosa de todo el mundo sabida que los primos de la primera de esas dos clases son incómodos de suyo, mequetrefes de las familias, guardianes importunos, usurpadores de derechos maridales y paternos, suplefaltas de novios, sobresalientes de cortejos, sustitutos de hermanos, terceros en domésticas discordias, encubridores de enredos, trastornadores de voluntades, trastos de tropiezo, pararayos de enojos, vichos de sobra, y entes que no pueden con exactitud incluirse en clasificacion ninguna. Los tales primos son los censos irredimibles de todas las familias. No hay ninguna entruchada entre ellas y ellos en que ora en pro, ora en contra, no ande barajado un primo. Ya los primeros amores de las niñas son suyos en calidad de primeros ocupantes, porque aun nadie ha observado que en la tal casa hay una muchacha que comienza á mugerear, cuando ya el primo está cansado de decirle que la quiere, y con el achaque del primerio hace mas de tres años que le anda buscando las vueltas en haz y paz de los padres de la mocosa, que temen del mozo que pasea la calle, y no tienen maldito el recelo del sobrino que á todas horas hace migas con la chiquilla. El primer apreton de mano, que es como el cabo de gastadores de los lances y sucesos amorosos , lo atrapa un primo sin que nadie lo pueda remediar; y aunque la rapaza cuando comienza á representar papel en el inundo llame la atencion de un ciudadano cualquiera que empieza por telegrafear, y procure despues estrechar las distancias, nó por esto se adelanta cosa alguna, porque entonces el primo se encaja de por medio , y aunque en rigor no es rival, hace oficios de ello, y no hay sino aguantarlo, porque en calidad de primo no bastan humanas fuerzas á separarlo de la querida. Él suple los ojos de la madre, él baila con la muchacha para impedir que baile el amante, la cela como un agente de policía, y es mucha fortuna si no da en la flor de ser un espía que trastorna los planes á duras penas fraguados entre los dos amantes.

    Entabla un jóven relaciones con una señorita y ella parece que corresponde, pues se asoma al balcon cuando pasa el mozalbete, y mira á la luneta en que el tal se sienta, y se vuelve á mirarle cuando sale del teatro, y á todo esto ni el papá ni la mamá se han dado cata de ello; pero suple por ambos el primito que no le pierde á V. de ojo y se complace en mortificarle, y si hay un baile allí se lo encuentran danzando con la prima, cuchicheando y sonriéndose con ella, y haciéndole muecas y poniéndole el pañuelo á la salida, y dándole el brazo en la escalera y en la calle, todo todito para mortificar al amante, al cual ni siquieía le queda el consuelo de poder romperle la cabeza, porque como primo, pertenece á la familia, y el amante respeta á todos los individuos de la familia de su querida. ¿Y daríamos nosotros los días á tales primos? Nó por cierto, y cuenta que á nuestra edad no nos incomodan los tales, pero sabemos que incomodan á muchas gentes, y estamos seguros de que continuarán incomodando hasta la consumacion de los siglos. Por esto aconsejamos á nuestros lectores que no den los dias á ninguno, y si entre los tales lectores hay algun primo, que sí los habrá, tómeselos si quiere, que no serán los dias la primera cosa que se habrá tomado en el mundo.

    En cuanto á los primos de las primadas les felicitamos de corazon, ya porque son necesarios en la sociedad, ya porque estan muy distantes de incomodar á nadie, ya porque nos consideramos tocayos en atencion á las muchas primadas que en este mundo nos han sido jugadas, á las muchas que nos jugarán todavía, á las infinitas veces que hemos pasado por primos, á las otras que nos han tomado por Ídem, y á la indecible facilidad con que nos dejamos primear por astutos y por tontos, por jóvenes y por viejos.

    A los primos de la primera especie torozones, tabardillos y calambres, á los de la segunda felicidades sin fuento y por muchos años.

    Tambien es hoy san Feliciano. Pónganse la mano en el corazon todos nuestros lectores, y á ver si hay uno siquiera que se considere en el caso de celebrar hoy sus dias. Si lo hay, puede estar seguro de que no tendrá tocayos. Bueno está el mundo para que haya hombres felices.

  • Víspera de Pascua de Pentecostés

    Víspera de Pascua de Pentecostés.

    Visita general de cárceles.

    Como es un acto prescrito por ordenanzas, y es costumbre en los tiempos que corren no obedecer órden, ley, ni rey, ni roque, por esto hacemos mencion de él, que de otro modo pasaríamos el dia sin mentarlo, porque no ocurre en él cosa que de contar sea. Eso por via de á propósito , que no son pocos los que piensan saber mandar , siendo muy pocos los que saben ó quieren obedecer. ¡Tenga Dios misericordia de nosotros! Feria de corderitos. La misma funcion que el sábado santo, aunque quizá con mcnos concurrencia. Romería á la ermita de San Mucio á espaldas de ‘la montaña de Collcerola que tenemos á la vista. Algunos jóvenes de buen humor se reunen en la tarde del dia de hoy, y precedidos de una música y de un estandarte guarnecido de flores y cintas, se dirigen hácia el citado punto á pasar las dos fiestas de Pascua. Dios les dé buen viage, que es lo único que podemos hacer, puesto que el punto de la escena está fuera de Barcelona.

  • Derribo del convento de capuchinos, ya convertido en teatro, para hacer la Plaza Real

    Comienza á derribarse el convento de capuchinos (convertido en teatro) con el objeto de hacer en su solar una gran plaza.

  • Dia de Pascua de Pentecostés

    Hanos dado el acaso un vecino que se acuerda de la primera guerra con la Francia como si pasara hoy, que es como si dijéramos que no baja de sus 60 del pico: hombre aficionadísimo á la música, y que habla de la de su tiempo con el mismo entusiasmo que puede hacerlo un jóven postnapoleoniano de la de Rossini ó Bellini: pero no se crea que este buen anciano sea hombre de caudal: en la guerra que el vulgo de este pais llama de la pendencia (propiamente juega el vulgo del vocablo), sirvió y llegó á teniente: fue despues empleado, y por consecuencia precisa es en el dia cesante. Asi es que pocas veces ha podido satisfacer su aficion á la música sentado en una luneta del teatro, sino que en su juventud, las revistas, misas de tropa y retretas eran su ópera, como lo son en el dia los pianos de los cafés , las misas solemnes y los órganos de las iglesias. No falta todos los años al oficio de la catedral en el dia de Navidad, ni al de Sta. María del mar en el de año nuevo, ni al del Pino en el dia de Reyes, y sabe cual es el mejor órgano de la ciudad y qué organista es el que mejor teclea.

    Llega la pascua de Pentecostés, cuyas costumbres rezamos hoy, y madruga y se viste de punta en blanco sin olvidar el sinnúmero de cintajos que ganó en las campañas que hizo; y á las 9 de la mañana le hallarán Vds. de fijo sentado en uno de los bancos de la catedral para oir teclear el órgano al maestro D. Mateo Ferrer, á quien llama Mateuet, durante los maitines del día; pues si bien duran una hora, dejan suficiente lugar al organista para tocar á su sabor todas las teclas y todas las contras. Nuestro anciano filarmónico se entusiasma, porque ha contraido la costumbre de entusiasmarse todos los años en aquella funcion que llama la hora, y hace participar de su entusiasmo á los que tiene á su lado, que son otros tantos ejemplares de un tipo que se pierde en la confusion , indiferencia ó reformado gusto de este segundo tercio del siglo XIX.

    Hoy es fiesta de precepto, y la Iglesia la celebra con toda solemnidad.

    Las demás costumbres no ofrecen ninguna particularidad notable, y son otra edicion de las veraniegas que hemos descrito en el mes pasado.

  • Segundo día de Pascua de Pentecostés

    Segundo día de Pascua de Pentecostés.

    Fiesta de precepto, y supuesto que nada ofrece de particular, aprovechamos la ocasion para indicar la costumbre de nuestros menestrales y jornaleros en los dias festivos del verano, de salir al campo á solazarse. Todas las fuentes que manan en la cordillera de montañas que tenemos á la vista se ven rodeadas de gentes. Al amanecer deja el jornalero su habitacion bien cerrada, y en compañía de su familia y de algunos amigos, y cargado con su guitarra y con algunas provisiones de boca de las que no se hallan en las afueras de la ciudad, sale de ella para no volver hasta despues de puesto el sol, cansado de triscar por esos cerros, de cantar al son de su vihuela, y de charlar con sus amigos. El deseo de dar al cuerpo mayor ensanche del que le ofrecen las paredes del taller le obliga á salir al campo, una razon de economía le induce, sin duda alguna, en los dia que no devenga el jornal, á buscar en los pueblos vecinos los alimentos de primera necesidad, que un principio económicamente económico carga de impuestos en las mas numerosas poblaciones.

  • Antonio de Padua y los albañiles; patrones de tienda

    En la iglesia parroquial de los santos Justo y Pastor se celebra con mucha solemnidad la Resta de san Antonio de Padua. La concurrencia no es nada reducida pues son muchos los devotos, entre ellos algunos albañiles y canteros, y todos aquellos cuyas diarias ocupaciones los ponen en peligro de sufrir una caida ó fractura de miembros.

    Habrán visto nuestros lectores en el fondo y á poca distancia del techo de algunas tiendas un altarito con la imágen de un santo; pues aquel santo suele ser el patron de la casa, á quien sus dueños tienen devocion particular. La purísima Concepcion, la Virgen del Cármen y san Antonio son los que estan mas en boga, y sino fuera porque la costumbre de estos altaritos va de capa caida, añadiríamos de buen grado el nombre de santa Filomena. En la fiesta de cada uno de estos santos, los tales altaritos aparecen adornados con flores si la estacion lo permite, é iluminados con algunas velas de cera. Estas velas abundan en los altaritos de la purísima Concepcion en el dia de su fiesta, por falta de flores tal vez, tal vez porque los cereros la tienen por patrona: en los de san Antonio abundan las flores porque su fiesta cae en la primavera, siendo notables las coronas de mata de esparraguera, retama y siemprevivas, que para adorno delos altaritos del santo venden dispuestas las ramilleteras de la Bocaría. No faltan tampoco las azucenas, como que llevan en el pais el nombre de lliris de sant Antoni.

    Con esto y con dar los dias á todos los Antonios concluimos el artículo, nó sin advertir á los que asi se llamen que espresen al firmarse si son de Padua, para no confundirse con los que celebran sus dias por san Antonio Abad, ó san Anton, pues al paso que evitarán la repeticion de dias y los quid pro quos, darán cierto realce á su nombre, asi como si dijéramos, un cierto saborcito de nobleza, cuya ejecutoria se hallará consignada en las páginas del calendario.

    Otro tanto decimos á los Franciscos de Paula y á los de Asís y á los de Sales, y á las Catalinas de Rizzis, y á los Tomases de Aquino y á los Domingos de Guzman y á los Juanes de Dios, etc. etc.

  • Fiesta de san Modesto, mártir

    Dice el refran que fray Modesto nunca llegó á ser prior, lo cual en buenas palabras viene á significar que el hombre modesto no medra, y por lo mismo casi viene á aconsejar que no seamos modestos. Se conoce á la legua que el refran es antiguo, y á buen seguro que si hoy debiese inventarse no se inventaría, porque la modestia como algunas otras tonterías de los viejos, ha desaparecido. ¿Quién no se cree bueno para gefe político, corregidor, capitan general, ministro, juez intendente, diputado y para todo? ¿Quién es tan modesto que no se juzgue nacido á propósito para gobernar, no solo una nacion sino la Europa entera? ¿No nos lo estan diciendo asi los infinitos gobernadores que vemos en todas partes? ¡Cuánto ministro, cuánto gefe político, intendente, general etc. etc. y sobre todo cuánto legislador! Pues entre todos no bay uno siquiera que no se repute muy apto, pues á no ser asi dejaría el oficio; y yo creo muy bien que todos lo son, y sino venga Dios y diga si en España los legisladores no hacen leyes, los intendentes no cobran contribuciones, y si cada uno de los demas no hace lo que atañe á su destino. Pero el hecho es que no son modestos para decir no quiero porque no soy bueno, porque no sé, porque no lo entiendo bastante, ú otra frase modesta por este estilo, y hé aqui por qué todos llegan á ser priores, haciendo de todo punto inútil aquel antiguo refran, bueno para los tiempos en que el 999,999 por millon de los hombres eran unos zopencos. Ahora no hay tontos ni modestos, por cuya razon el bueno de san Modesto, cuya fiesta celebra hoy la Iglesia se ha quedado sin clientes.

  • La Santísima Trinidad

    La Santísima Trinidad.

    El domingo que precede a la fiesta del Corpus celebra la Iglesia la de la santísima Trinidad. Ninguna costumbre que de notar sea ofrece este dia, aunque es consiguiente la solemne funcion que tiene lugar en la parroquia de san Jaime, por hallarse establecida en el templo que perteneció á los PP. trinitarios calzados. Esta funcion suele ser muy concurrida por estar la iglesia situada en una de las mejores calles de la ciudad, cual es la de Fernando VII.

    Por lo demás este domingo es como cualquiera otro dia de fiesta de la primavera con respecto á poder madrugar, y dar un paseo por el mercado de las flores, ó esperar el mediodía para ir á estrujarse en la rambla de capuchinos por la acera de la fonda de Oriente, donde el resol deslumhra , el polvo sofoca, el calor fastidia, y el continuo paso de carruages pone á los concurrentes en un continuo peligro de verse estropeados. Pero van allí algunas hembras, y este es el reclamo: donde van ellas allí van ellos; aunque á conocer ellas los visages que los rayos del sol les obligan á poner, por Dios que no fueran allí á lo que van. ¿Yá qué van? ¿á tomar el fresco? no lo hace; ¿á hacer ejercicio? es muy mal sitio; ¿á parecer bien? díganlo ellos.

  • San Gervasio (y su fiesta mayor), menos popular entre los barceloneses que la Virgen de la Bonanova

    Fiesta mayor en el inmediato pueblo de san Gervasio. Misa solemne por la mañana, baile á medio día, baile por la tarde y baile por la noche; se dan ramos á las hembras; la concurrencia de barceloneses es poca, porque si bien san Gervasio es el santo tutelar, mas que él llama la atencion la Virgen de la Bona nova que se venera en la misma iglesia y que cuenta con crecidísimo número de devotos de todas clases, y es en muchas leguas á la redonda una de las imágenes ante las cuales arden mas cirios en todas épocas del año. Su día le llegará y le dedicarémos algunas líneas.

  • Octava del Corpus

    [This excerpt deals principally with the eve of Corpus, the Wednesday.]

    El Corpus es fiesta movible, y la colocamos entre majo y junio, ja porque suele venir á últimos de aquel ó primeros de este, ja porque le corresponde este sitio atendidos los sitios en que hemos colocado otras fiestas movibles.

    El dia del Corpus, lector mio de mi ánima, es un dia famoso, y lo mas grande de él, dejando á un lado la parte religiosa á cuya grandeza ninguna otra iguala, es la afluencia de forasteros en Barcelona y la abundancia de bizcochos. Estos se confeccionan en Barcelona mismo, pero aquellos vienen de fuera de la ciudad, de donde se los llama forasteros. Esta es la época en que mas abundan, pues unos porque viajan un poco, otros porque vienen exprofeso á ver la capital, otros porque han de tomar baños, y otros finalmente para ver las procesiones, lo cierto es que en esta época vienen muchos, y son otras tantas gangas para ciertas gentes, y otras tantas calamidades para aquellas personas á quienes vienen recomendados. Para las fondas, casas de pupilage, pastelerías, cafés, teatros, tiendas y alquiladores de carruages son los forasteros una bendicion de Dios, una lluvia de maná, una cosecha riquísima; pero mientras esos prójimos se rien con la venida de los tales, no falta quien por la misma venida se pela las barbas. En una ciudad como Barcelona en donde todo el mundo está envuelto en mil negocios, agobiado por los quehaceres, yendo á caza de minutos para salir de angustias, el forastero es una quinta esencia de incomodidades, un terremoto para los negocios, una langosta para los bolsillos, un despiadado consumidor de tiempo y un asesino de la paciencia. Si algun día, ó si quizás ahora mismo tienes, lector amigo, algun forastero en tu casa, no te queda mas recurso que encomendarte á todos los santos del cielo, convertirte todo en paciencia, coger esa alhaja, recorrer con él ó ella toda la ciudad, ver otra vez lo que has visto mil, esplicárselo muy bien aunque no sepas lo que es, buscar una esquela para entrar en el Laberinto, y despues llevarlo al tal Laberinto, despues á la torre de Gironella y al desierto de Sarriá, despues un dia á Gracia, deteniéndote en el criadero y largándote hasta San Gervasio á ver las torres de Gil y de Brusi y el colegio de Carreras: es menester que algunos dias me lo lleves á comer á la fonda si vive en pupilage, y á tu casa si vive en fonda, tienes que meterlo en un palco en ambos teatros, y nadie en el mundo te libra de acompañarle á desempeñar los mil encargos que trae de su pueblo. Luego es indispensable que lo presentes al sastre ó á la modista, y á todo esto pierdes horas, faltas á citas y riñes con amiga ó con amigo, ó con este ó con aquella. Añade á esas gracias que todo lo pregunta y todo quiere saberlo, que tienes que remolcarlo por las calles, que tropieza con todo el mundo, que se queja de las distancias, de las escaleras, del ruido, de tener que comer tarde y retirarse idem, y levantarse otro tanto. Y todavía has de juntar á esto la necesidad de presentarlo á todos los amigos que te paren en la calle, y a los compañeros de palco, y á las personas que convidas á comer para mas obsequiarlo. Y á todas has de repetir la misma frase, que es un forastero que ha venido á ver Barcelona, y á tomar baños y á ver las procesiones del Corpus. Te juro, lector amigo, que es divertidísimo, y que si este año tienes forastero, es un lance en que andan envueltas mil gracias á cuál mas graciosa. Si se contentaran con los baños y con las procesiones, vaya muy enhorabuena; mas si por fortuna no gustan de laberintos, ni torres, ni Gracias, ni teatros, cosa que la reputo por imposible, no te escapas por lo menos de hacerles ver todos los neoramas, dioramas y panoramas, el valenciano monstruo, ó la chiquilla que recorta papeles con los pies, ó el lobo marino, ú otra de las muchas cosas raras que suelen estacionarse por este tiempo en Barcelona.

    Cierto que los forasteros aumentan el movimiento y la animacion de Barcelona, cierto que vienen á gastar su dinero en beneficio de los barceloneses, cierto que cuando uno va á su tierra son hospitalarios y obsequiosos, acaso mas que nosotros ; pero como nosotros estamos metidos en tantos negocios y no tenemos tiempo para rascarnos la cabeza, la venida de un forastero á quien tengamos obligaciones ó gusto de obsequiar es una calamidad verdadera, y si viene en Corpus, nos agua todo el placer de su famosa octava, temporada en que con este artículo hemos tenido intencion de introducir á nuestros lectores. Hé aqui pues que ya han llegado los forasteros y que amanece el día que precede al de Corpus Christi.


    Ha llegado la semana mas hermosa del año, alegre como el cielo que la favorece, bulliciosa por demás, santa como la institucion que da lugar á ella.

    No nos entretendrémos en esplicar que la festividad del Corpus se celebra en memoria de la institucion de la Eucaristía, ni tampoco dirémos las razones que tuvo la Iglesia para no celebrarla en su verdadera época, esto es, en el jueves santo; pero habiendo de ser llevado en triunfo el sagrado cuerpo del Salvador y espuesto á la vista de los Fieles, no se pudo elegir estacion mejor ni que mas contribuyera á la alegría, que la primavera, cuando el brillo de los rayos del sol es mas intenso que ardiente, cuando la naturaleza tiene toda la hermosura de la estacion, y se ha realizado la esperanza de ver en sazon el fruto que da al hombre el primero de sus alimentos.

    Hablamos de la fiesta del Corpus principiando por la víspera, porque en ella se inauguran las costumbres particulares de la época, con la salida de los gigantones y la tarasca, y el leon, y el águila; en una palabra, de todos los monigotes de la municipalidad. Verdad es que de algunos años á esta parte van desapareciendo muchos de ellos, de modo que ya en el dia solo debemos dejar en la costumbre los gigantones. La intencion del que inventó esas figuras de 16 á 18 pies de elevacion para que precediesen á las procesiones fue muy laudable, puesto que trató de materializar la idea de que hasta lo mas grande y lo mas terrible de la naturaleza todo está sometido al Hacedor supremo.

    No hace muchos años que los gigantones de la municipalidad ó por mejor decir ella, la gigantona, nó la municipalidad, sacaba las modas del peinado y del corte del vestido, en lo que se invertia una cantidad nó de las menores entre las que figuraban en las cuentas municipales. Por lo tocante al giganton era mas aferrado á la suya, y ya fuese por su comodidad ya por no lucir sus piernas, lo mismo se hubiera presentado el buen señor sin su trage turco, ajado y mal dispuesto, como ahora llueven lechugas. Al cabo siempre son ellas mas caprichosas, y los Sres. del ayuntamiento se mostraban obsequiosos con la gigantona satisfaciendo sus caprichos; y bien merecia todas esas atenciones puesto que la fama pública la designaba como la pubilla de la ciudad. En el dia no sabemos si con la edad ó por la escasez de los tiempos esta señora ha perdido el humor y no es tan exigente, ó si ha cedido á las exigencias de su marido (cosa rara y trocatinta singular), y renegando de su fe ha vuelto á vestir su trage de odalisca. De todos modos, en lo que no ha cabido variacion alguna ha sido en la danza con que la gravedad del giganton y la espetada presencia de la gigantona suelen llamar la atencion del público y particularmente de los chiquillos, lo que vale sendos maravedises á los faquines á quienes se cede llevar sobre los hombros tan pesada carga. La pavana bailada por los gigantones al son de un caramillo chillon y desafinado y del baqueteo de un tamboril, es lo mas cuco que presentarse puede; bien que esta orquesta es muy digna de la gaita que suele acompañar á los gigantones de las parroquias que los tienen, cuales son la de Sta. María del mar, la del Pino etc. Es eventual la salida de estos personages en la semana del Corpus, por lo que no podemos fijarla como costumbre. Sin embargo debemos esceptuar una de las parejas de las dos que posee la parroquia del Pino, á saber la pareja menor, y cuya elevacion no pasa de diez pies, pues indefectiblemente sale á hacer sus travesuras por esas calles de Dios, mofletudo y mal dispuesto él, cuanto bonita, rubia y desproporcionada ella: ó comprar cabeza ó vender caderas.

    Hé aqui descrito en pocas palabras el carácter, los usos y las costumbres gigantonescas: veamos ahora la mision que les toca cumplir en esta temporada: preceder á las procesiones, marcar la carrera que deberán seguir recorriéndola la víspera, acompañados de dos timbaleros á caballo, vestidos con un baladran del color que tiene adoptado la parroquia cuya procesion anuncian. El toque de esos timbales ha dado lugar á que el vulgo haya hallado una letra que apropiarle, letra que debe de ser tan antigua, que no nos ha sido posible hallar su origen, aunque para ello hemos revuelto todos los archivos incluso el de la Aduana nacional. Esta letra es corta, y el poeta que escandió los versos no tuvo mas en cuenta su cadencia que la poesía:

    Trampas, trampas,
    Tot son trampas.

    Idea grande, sublime, clara y verdadera, y que ha valido á los que tocan su música el título alto, sonoro y significativo de Trampas.

    Celebrándose pues mañana la procesion de la catedral, claro está que desde hoy se ha de señalar la carrera, que aunque con corta diferencia siempre es la misma, sin embargo esta costumbre de señalarla no solo para la procesion de mañana sino tambien para las que tienen lugar durante la octava, es muy laudable, pues de este modo los vecinos de las calles de la carrera estan libres de toda eventualidad al hacer provision de bizcochos, bebidas etc. etc. si es su intencion obsequiar á los que les favorezcan para ver la procesion, ó al disponerse para ir á favorecer á algun amigo con el mismo favor, si no quieren que les favorezcan con él los amigos.

    Los gigantones de la municipalidad acompañados de las trampas salen á las cinco de la tarde, y recorren la carrera de la procesion que celebrará mañana la catedral, dirigiéndose despues á casa de cada uno de los concejales á obsequiarlos con un baile, lo que da lugar á que la calle donde vive el concejal se llene de chiquillos, y haya gritos y chiflidos á cada vuelta de la gigantona. Y aqui es el asomar de la señora concejala al balcon y darse el debido tono, aqui la algazara de los concejalitos, unos que piden á su papá que los haga subir, otros que lloran porque les tienen miedo, y aquí últimamente es el mostrar el señor concejal su liberalidad dando algunos reales á los asistentes de tan altos personages.

    No debemos pasar en silencio la costumbre que tiene lugar durante la octava del corpus, de estar de manifiesto en la sacristía de la catedral la gótica silla de plata sobredorada en que se coloca el viril que va á la procesion general del dia de mañana, y que era otro de los muebles que adornaban el palacio que tenian en esta ciudad los antiguos reyes de Aragon. Un monacillo mas poeta que erudito hace una relacion circunstanciada de la procedencia de la tal silla y de las alhajas que la adornan. Está de manifiesto algunas horas antes de reservar el santísimo Sacramento.

  • ¡Verano!

    Hemos de hablar del paseo nocturno del verano, y ningun día nos ha parecido mas á propósito que el de la llegada del Sr. Apolo el de la rubia guedeja á su mansion veraniega, entrándose por el signo de Cancer (para el que no sepa jota de astronomía no hemos dicho nada, pero plácenos echarla de eruditos). Y como esta llegada del tal señor lo mismo puede suceder en el dia 21 que en el 22, puede rezarse del paseo de verano en cualquiera de estos dos dias, dejando al arbitrio del calendario el consignarlo al que fuere oportuno, pero plácenos hablar de ello en el dia 21, aunque por otra cosa no sea que por obsequio á la antigüedad. El paseo nocturno de verano en la rambla de capuchinos tiene un atractivo tal, que difícilmente sabríamos pasar sin él. Asi es que apenas vemos colocadas las sillas á lo largo de las dos filas de árboles, nos viene en gana tomar cuatro por nuestra cuenta y echar un sueño al pie del candelabro de gas, para no ser observado de los curiosos. ¡Y cómo no descabezar un sueño cuando inclinada la silla en que estamos arrellanados apoyando el estremo superior del respaldo en el susodicho candelabro, tendemos cada una de nuestras piernas sobre el asiento de otras dos sillas, teniendo por delante la cuarta donde yace tendido nuestro sombrero? porque nuestro sombrero nocturno es muy digno de una silla de las que estan en la Rambla, y está tendido cuando no está ni boca abajo ni boca arriba. Digan que nó!

    No vayan á creer nuestros lectores que es broma; ¡cuántas veces hemos tomado esta postura! y cuántas en esta postura hemos descabezado un sueño! Y cuántos ensueños nos han acometido! y cuántas cosas hemos visto en sueños! ¿Si contaré uno de ellos?… pero nó, que se atufarían los señoritos ó se enfadarían las señoritas. ¿No son Vds. curiosos? pues hagan aqui punto final y no pasen adelante en la lectura, que para los curiosos hablamos, y á quien Dios se la diere san Pedro se la bendiga, y quien escucha su mal oye, y qui no vol pols que no vagi á la era.

    Soñé con este , con el otro , con el de mas allá, soñé con todos los que van á la Rambla.

    Sentados al pie de un árbol y formando corro, vi una docena de personas entre varones y hembras: la
    conversacion era general. Sin embargo una hembrita que no llegaba á los 20 parecia estar algo pensativa volviendo de continuo la cabeza hácia un jovencito que se hallaba sentado á sus espaldas. Se levantó de repente este jóven y se perdió de vista entre los paseantes, y tambien de repente se levantó la señorita para coger la silla en que aquel estuvo sentado, fingiendo quererla para poner los pies en ella; pero tambien de repente se levantaron las mamás, y siguió toda la comitiva, nó sin que la susodicha se entretuviera un rato como huroneando en la enea del asiento. Por lo despechada que tuvo que abandonar su tarea conocí que no habia dado en el hito, lo que escitó en mí la curiosidad , y traté de concluir lo que ella habia comenzado. ¡Ah picaronazas lectoras, que bien acertais lo que hallé!!… Pues el contenido de la entendida carta protestaba contra la oposicion de los papás, y decia…!vah! decia lo que dicen todas las cartas de los amantes, y que vosotras sabéis á las mil maravillas, y por consiguiente que no necesitais que os lo digamos.

    Luego soñé con una mamá muy remilgada, con sus cuarenta del pico, que iba acompañada de una hija tan espetada como ella sola. Nadie se les acercaba, y primero se paseaban arriba y abajo, y luego se sentaban en órden de batalla, y dale que dale á los abanicos , y… nada , ni un alma de cántaro se acercaba á darles siquiera las buenas noches.

    Soñé en seguida con una comitiva que por ahorrar unos maravedises en el alquiler de sillas daba mas vueltas por la Rambla que da una yunta á lo largo del campo.

    Soñé con unos enamorados que sin dar el brazo á sus novias iban tan pegaditos que daba calor solo el verlos.

    Soñé con unas mamás con las mantillas torcidas, mal perjeñadas y vestidas con descuido, sin corsé y dándose aire con desvencijados pericones, y hablando de sus achaques y de las criadas, etc., etc., confiando demasiado en la edad de sus hijas que paseaban á veinte pasos de distancia, bien ataviaditas y mejor acompañadas por algunos jóvenes. Al encontrarse ambas comitivas bien podian las buenas señoras insinuar á la seccion jóven el hallarse cansadas y el ser hora de retirarse á casa; pero quid! hasta las diez no era cosa de salir del pantano. Y allí al despedirse era el gritar y el besucarse, y los chicoleos de los jóvenes y los secretitos de ellas, y las citas para tal hora, y el preguntarse el trage que se pondrían al dia siguiente.

    Soñé con el paseo en dia de fiesta, y era cosa de no entenderse y de caer mareado por el continuo pasar de gentes como sombras, sin poder verles el rostro.

    Soñé con el paseo la víspera de un día de fiesta, y observé que era muy poca la concurrencia, siendo el número de ellos superior al de ellas, y luego las vi á estas en su casa aplanchándose el vestido y cosiéndose la valona ó la manteleta para el dia siguiente.

    Pero ¡qué cosas tan inconexas se ven en sueños! Vean Vds. amables lectores. ¿Creerían Vds. que hasta soñé con el paseo en un día de entre semana; y en el momento en que se hallaba en su mayor animacion, apareció el sol en el punto del mediodía, y fue tal la confusion y el huir de las gentes, que en menos de un decir amen me hallé solo en medio de la Rambla, cuyo piso estaba sembrado de zapatos viejos, medias sucias y remendadas, sombrenlos ajados, con flores mas ajadas todavía, guantes con los dedos descosidos y raidos por la punta, abanicos partidos, vestidos hechos girones y llenos de zurrapas, y mil otras cosas que dejo en el tintero porque asi me place, que no deja de ser una razon muy sólida?

    Y despues de haber soñado tamañas cosazas, ¿qué dirian Vds. que me dispertó? Me dispertó el que cuida de las sillas al quitarme las dos en que tenia puestos los pies, con protesto de que las necesitaba, y me dispertó además cierta comezon nada agradable en ambas piernas. Nos que somos zelosos como el que mas de nuestra comodidad, y que de achaque de historia natural bien poco ó nada se nos alcanza , echamos un bufido al guarda-sillas y tuvimos la comezon de las piernas por efecto de un hervor de la sangre en la estacion presente. Rascamonos, desperezámonos y fuímonos.

    Esto soñé y esto vi, y protesto de toda alusion. El que no crea en mi sueño peor para él, que si no podemos decir con uno de nuestros poetas antiguos es una verdad que parece sueño, no andarémos tan fuera de razon si trocando el vocablo decimos, es un sueño que parece una verdad.

  • Octava del Corpus

    Octava del Corpus

    Jueves

    SS. CORPUS CHRISTI.

    Qué campo mas vasto se ofrece á la vista del escritor de costumbres en esta festividad! Mucho tiene que recorrer, muchos puntos que examinar y sobre todo mucho que decir. Asi corra nuestra pluma con la misma rapidez que nuestra vista, que no va poco del decir al ver, por mas que les parezca á muchos una misma cosa. ¡Las procesiones del Corpus! ahí es un grano de anís! La carrera de la procesion, el formar quizá parte de esta, la inauguracion de las costumbres veraniegas, son tres cosas que deben ocuparnos y que merecen cada cual un artículo separado. Empezarémos dando
    una idea de las costumbres del primer dia de la octava.

    Es jueves y es fiesta de precepto. La Iglesia celebra este dia con toda solemnidad. Es preciso asistir á la funcion de la catedral, y si para ello, lector querido, se te antoja entrar por una de las puertas del claustro, serás espectador de una escena tan estravagante como curiosa.

    La fuente de S. Jorge situada debajo de la glorieta del claustro, la hallarás engalanada con mil flores de retama y algunos claveles. Una red de mallas de bramante formando un canastillo y guarnecido de cerezas rodea el surtidor, y sostenida por el chorrito que forma, la cascara entera de un huevo, y al rededor de la verja que cierra la fuente, un enjambre de chiquillos divirtiéndose con el sube y baja del huevo, y esperando el momento en que perdiendo el equilibrio se cae en la red, cuya forma cónica le obliga á colocarse otra vez sobre el surtidor que vuelve de nuevo á elevarle. Un grito agudo entre lúgubre y alegre sucede á este lance, que repitiéndose á menudo , produce una algarabía que
    no cesa en toda la mañana. ¿Qué alusion puede darse á esta costumbre? ¿Cuál es su origen? Es cosa, lector curioso, que no sabemos decirte, y si consignamos aqui esta costumbre, no es mas que para que no te quedes tocando el violon cuando oigas decir en este pais que per Corpus balla l’ou.

    Despues del oficio solemne debieran celebrarse las procesiones, pero en esta ciudad como en todo el antiguo reino de Aragon se celebran por la tarde, lo que contribuye muy mucho á la animacion que reina en el público, que libre ya de los ardientes rayos del sol, goza á la luz del crepúsculo del hermoso aspecto que presentan las calles de la carrera.

    Sin embargo no debemos pasar en silencio que en la colegiata y parroquia de santa Ana se celebra la procesion por la mañana; y aunque solo da la vuelta al patio que circuye la iglesia, sin embargo llama la atencion de muchas gentes, y es causa del bullicio que reina al mediodía en la calle contigua.

    A las cinco de la tarde la tropa de la guarnicion se halla ya cubriendo la carrera; la afluencia de gentes en ella es mucha, y los lances á que da lugar no son para callados. Ahí los endilgamos.


    La carrera de las procesiones

    Si tienes la fortuna, lector amigo, de ser todavía jóven ó de tener el mismo buen humor que si lo fueras, al oir las 5 de cualquiera tarde de las de la octava del Corpus, ponte la levita, encasquétate el sombrero, dale el brazo á un amigo de tu humor ó de tus años, y échate á recorrer las calles de la carrera y á sufrir los estrujones que en medio de sus oleadas te dará de tiempo en tiempo el pueblo ciudadano. No creas que en la carrera de la procesion falte con que divertirte. Las angostas calles de Barcelona estan en tales días angostísimas, merced á los asientos que se ponen en las aceras para comodidad de los que quieran sentarse, é incomodidad de los que caminan. Allí aparecen los tablones de los carpinteros, salen á relucir las sillas que por la mañana se alquilan en las iglesias, los taburetes de las tiendas, los bancos de las tabernas y las tablas de esas antiguas camas pintadas de azul y verde con su faja blanca, restos de la moda del siglo pasado. En cada tienda se forma un anfiteatro con su gradería que va subiendo hácia el techo á medida que se aleja de la puerta, y que es ocupado por las muchachas y por los hombres, aunque nó indistintamente. En primer término aparecen los chiquillos y las niñas que se divierten arrojando flores de retama al rostro las muchachas de á doce años, y tras ellas las jóvenes casaderas, de las cuales se traspapela alguna entre las niñas, no sé si para cuidarlas, ó para ponerse mas á tiro de los mozalbetes que pasean la calle. Allá en lontananza se dejan ver las madres y una que otra vieja que representa la autoridad veladora, y hácia el rincon de la tienda se descubre el rostro de los varones, cuya cabeza asoma entre hombro y hombro de aquellas
    venerables matronas. El tendero oficioso y ojialegre procura colocar á los convidados en el sitio mas á propósito y sobre todo mas visible, y anda afanado poniendo tablas y tablas, é invitando á entrar á cuantos conocidos pasan por la calle, se rie, da caramelos y retama á los niños, acomoda á las viejas, y sin perjuicio da conversacion á los hombres que hablan de política, y de pagas si son empleados, ó de contribuciones si tienen que pagarlas. La señora tendera tambien da sus puntadas en eso de distribuir á los convidados, nó segun el local, sino con arreglo al número de los que es preciso acomodar, quepan ó no quepan; y en los paréntesis de este tragin, corre á la cocina para que la muchacha vaya deshaciendo el chocolate, y renovando el agua del cubo donde se refresca la limonada ó la orchata que confeccionó la misma mano de la señora tendera, la cual va tan emperegilada y recompuesta como el dia en que satisfizo con el himeneo las legítimas ansias del ciudadano tendero. Pasar la procesion por casa es un acontecimiento célebre; el dia en que eso sucede es un dia notable, se piensa en el con un mes de anticipacion, se discute en conferencia matrimonial á quién se convidará, se delibera acerca del refresco y de la variedad de bebidas, ó de si será eso del azucarillo con un vaso de agua antes del chocolate, cual si para tomar chocolate fuese preciso llenarse el estómago de agua. Y aun suele haber acaloramiento en esas discusiones, porque la esposa quiere gastar mucho, y el marido nada, so pretesto de los tiempos, cual si en el mundo hubiese habido algun tiempo en que fuese cosa buena dar un refresco.

    Sigues, lector amigo, la carrera, y á cada paso te convidan con un asiento por dos ó tres cuartos, en cuyo asiento has de aguardar una hora, haciendo rostro á los empujones de la multitud de barbiponientes que mirando á los balcones andan de medio lado pisándote y cayéndose casi encima de tu cuerpo. Allí podrás tomar asiento al lado de una vieja que te habla de las procesiones de tiempos pasados, ó puedes elegirlo cerca de la jóven en donde has de aguantar la porrada de los que pasando le echan una flor, y acaso se rien de tí comparando tu rostro con el de la niña que tienes al lado. Por todas partes chiquillos que gritan, otros que se meten entre las piernas de los paseantes, acá se pelean dos mugeres por un asiento, allí riñen veinte de ellas con un hombre que quiere pasar hácia una bocacalle obstruida por los bancos, atraviesa y grita el valenciano del agua de limon, acá se levanta en alto una silla, luego cruza por delante de tu cara una tabla que ha de ser colocada en la acera de enfrente, todos gritan, las gentes se llaman sin verse, y entre tanto cae retama, y por retaguardia empujan á los que siguen la carrera porque llegan los gigantones, y todo es ruido y apretura.

    En la carrera de las procesiones se ve el plantel femenino que ha de sustituir á las mugeres de ogaño, y esto da lugar á reflexiones acerca de si degenera ó nó la especie humana. El barbilindo citado ya por la esquisita pasa por la calle, levanta los ojos y vuelve á pasar, recogiendo una mirada descendida desde un primer piso, ó tal vez una hoja de retama soltada como de casualidad para que venga á caer sobre el sombrero. En fin los soldados de caballería andan ya tan cerca que no es posible aguantar en la calle, y al que no tomó asiento no le queda mas recurso que apretarse en la bocacalle
    ó colarse en una tienda.

    Aqui termina la carrera, y comienza lo que te dirá, lector mio, el artículo siguiente.


    Procesion del dia del Corpus.

    En otros tiempos cuando estaban organizados los gremios, se veian desde por la mañana sus estandartes ó guiones desplegados colgando de su asta puesta horizontalmente en la ventana ó balcon de la casa de los respectivos mayorales ó prohombres. En aquella época que, por haberla
    alcanzado nosotros, no podemos menos de recordar consignando la costumbre en el Añalejo, era cosa de ir á la catedral á las cinco de la tarde del dia del Corpus á presenciar el arreglo de la procesion. A los pies de la iglesia los concejales obreros segun el ceremonial, llamaban por el órden señalado la bandera de de cada uno de los infinitos gremios que en esta ciudad se hallaban establecidos, y no pareciendo á la tercera vez que era llamada, se conminaba al gremio con una multa. Era cosa de ver los trages que vestían algunos de los que formaban el acompañamiento de estos enormes estandartes:
    fraques prestados, corbatas colosales, y sobre todo el mosqueador (ventall) de paja, guarnecido de baldés plateado con flores de seda deshilacliada. En el dia ha desaparecido todo este aparato, asi como la costumbre de querer vestir un trage que mal sentaba con las maneras y aire de
    que lo vestia; porque en el día ¿ quién no ha contraido ya las maneras y el aire para vestir un frac ó una levita? ¿y quién no cuenta ya el frac y la levita entre las prendas de su vestuario?

    No nos ocuparémos del ceremonial antiguo donde figuraban tantos gremios y tantas comunidades religiosas; dejemos á aquellos tiempos lo que tuvieron de verdad, y ocupémonos de lo que vemos en los nuestros. Tampoco queremos relatar aqui el órden con que va dispuesta la procesion, porque no nos incumbe, al paso que fuera redundancia, pues dueño es el lector de examinarlo por sí mismo, y está demasiado á la vista para que llamemos la atencion sobre el particular. Baste decir que la procesion que celebra la Sta. iglesia catedral es tan distinta de las que se celebran durante la octava, que no fuera razon tomarla por tipo de las demás.

    Sale la procesion á las 5 de la tarde precedida de los gigantones y timbaleros, abriéndose paso por entre el gentío que ocupa las calles de la carrera, y dominando aquel bullicio se oye la voz de la que vende flores de retama, y la del chiquillo que vende mosqueadores de carton y caña: los vecinos colocan colgaduras en los balcones y ventanas. Llega la procesion: á las cruces de las parroquias
    y de algunos conventos, siguen las comunidades de presbíteros entonando con toda solemnidad el himno con que se saluda la hostia consagrada. Los fuertes de la plaza anuncian con el estruendo de los cañones que el Santísimo ha salido del templo. Levanta el concurso un confuso rumor que bien puede traducirse por un respeto religioso: las voces de mando de los gefes del ejército se dejan oír entre aquel bullicio. — ¡Rindan! au:—las bandas de tambores y las músicas militares rompen la marcha real: descubierta la cabeza rinde el soldado las armas y mira impasible las enseñas, que en ningun tiempo sufre ver abatidas, desplegadas á los pies del Santo de los santos que aparece con todo el esplendor de su grandeza entre nubes de oloroso incienso. Dobla el pueblo la rodilla para adorarle; y si la mal llamada despreocupacion de nuestros tiempos induce á algun espíritu altivo á no inclinar su cabeza, la indiferencia misma del público no deja de ser un castigo el mas significativo de su irreverencia, Los individuos del cuerpo municipal llevan las varas del palio, y cierran la procesion
    las autoridades locales. Cuando el Santísimo llega á la vista de algun punto militar, y cuando entra de
    nuevo en el templo, le saludan los fuertes con las salvas de ordenanza.

    La tropa desfila y vuelve á sus cuarteles: ningun lance ha obligado á la autoridad á hacer uso de las medidas que tiene dispuestas para prevenirlo, la carrera queda despejada, y el piso de las calles sembrado de flores de retama, que con el continuado pisoteo exhalan muchas veces un olor nada agradable. Las casas de la carrera se ven iluminadas; sus dueños ofrecen bebidas y refrescos á la concurrencia. Una polca, un rigodon, un valz improvisados despues de un sorbete, el brillo de las luces, el calor de la estacion, son cosas capaces de hacer salir los colores al rostro de color mas quebrado,
    y de empaparlo en sudor como se empapa en agua el azucarillo que se toma para suavizar la sequedad
    de la garganta.

    Los que no asisten á alguna de estas reuniones pasan lo restante de la noche en la rambla de capuchinos, sitio destinado para el paseo nocturno de verano, que se inaugura en el dia de hoy, y que ofrecemos bosquejar mas adelante y en lugar mas á propósito; pues por ahora deben llamar nuestra atencion las costumbres propias de la octava del Corpus. Si esta festividad es muy alta y el calor aprieta, quizás empieza el paseo algunos dias antes; pero esto es de hecho, porque de derecho le pertenece al dia del Corpus su inauguracion con toda la solemnidad, lujo y estrujones consiguientes.


    Procesiones de la octava del Corpus.

    Estas procesiones tienen un carácter enteramente distinto del de la que celebra la Sta. iglesia catedral, como hemos dicho en el artículo anterior. Ni son los gremios los que asisten, ni todas las comunidades se reunen para celebrarlas, ni la tropa de la guarnicion cubre la carrera, ni se encarga el cuerpo municipal del palio. Los gigantones es lo único que no sufre alteracion; y en estas como en la primera procesion abren la marcha las trampas, es decir los timbaleros, (véase el artículo
    de la víspera del corpus ) que no hacen mas que cambiar de color; y en estas procesiones mas que en la primera se ven atacados por los tiros de flores de retama de los traviesos chiquillos que invaden los bancos de la carrera. La guarnicion solo da una guardia de honor para acompañar al santísimo Sacramento, los obreros de la parroquia encargan el palio á algunos parroquianos de mas nota, y en union con el cura párroco y con el objeto de hacer mas lucida la procesion, ofrecen un pendoncito á un colegio ó á un hijo del concejal parroquiano, y el pendon principal á alguna de las autoridades
    civiles ó militares, ó al gefe de algun cuerpo de la guarnicion.

    La obligacion de los favorecidos es la de convidar á sus amigos, teniendo en cuenta que es mengua que el acompañamiento no corresponda á la categoría del pendonista. Desde luego es preciso que busque una música militar que le acompañe, y contribuya con un repertorio de piezas escogidas al mayor lucimiento de la procesion. Para el convite no es preciso devanarse los sesos, pues es sabido el formulario de las targetas:

    F. N. caballero etc. etc… nombrado pendonista para la procesion t….. espera le acompañe U en ella; con lo cual, á mas de hacerle un particular favor, contribuirá al mayor lucimiento de tan religioso acto.

    Sr. D.

    Búscanse luego los dos que deben llevar los cordones: otro compromiso. Se consulta, y se halla al cabo un medio de quedar bien con todos los que pudieran tomar á desaire el menor olvido. Se vencen dificultades y se ha llamado á un repostero para que confeccione el refresco.

    Resúmen.

    Esquelas de convite,
    Música militar,
    Compromisos,
    Refresco,
    Incomodidad,

    suman 8000 quebraderos de cabeza que solo pueden tolerarse en gracia de tan religioso acto.

    Esto por lo que hace al favorecido por los obreros y párroco, que en cuanto al jóven de buen tono favorecido por el pendonista debe procurarse tres ó cuatro hachas de cera; y si no es militar y en consecuencia no tiene asistente, ó siendo paisano no tiene criado, debe buscarlo y hacer que se vista con la correspondiente decencia. Debe ir á la procesion bien peinado y mejor dispuesto, con la mano de la acera apoyada en la parte posterior de la cintura, y con la opuesta llevar el hachon, que debe quebrar por el medio y hacer que se corra lo mas que sea posible, y debe cambiar de hacha á cada momento, y gastar la media docena que el criado lleva.

    Otro tipo se halla en las procesiones, y es el que toma el buen tono por la parte mas dulce, y embrazando su bien acepillado sombrero, lleva la copa llena de caramelos que distribuye á discrecion entre los amigos y conocidos, y amigas y conocidas que baila al paso. Este tipo tiene algunas modificaciones, y no pocas veces se viene á la procesion sin sombrero, y entonces lleva la provision de dulces en un pañuelo que cuelga del brazo. No tiene criado y por esto no lo lleva, y lo mas que hace es hacer que le siga el aprendiz de su taller. Tampoco se jacta de pródigo haciendo correr el hacha, pero habla con todos los que miran la procesion en los bancos, chamusca la cola á todos los perros que pasan, y permite á algunos pílletes que vayan sorteando los movimientos que al andar se da al hachon, á fin de recoger la cera que en el pábilo se derrite.

    Una particularidad ofrecen estas procesiones, y son los niños ó niñas de 6 á 10 años que asisten á ellas vestidos de san Miguel, san Juan, santa Magdalena, y sobre todo de santa Filomena. El san Juan va seguido de un corderito bien encintadito (y no somos escrupulosos, que por tal lo tomamos aunque sea carnero). Á todos estos chiquillos los acompañan unos mozuelos de á 16 años, que al fin de la carrera tiene que cargar con el santo y la peana.

    La procesion ha regresado á su iglesia. Las calles de la carrera quedan como hemos descrito en el artículo anterior. En las casas de los particulares se sirven refrigerios segun la posibilidad de su dueño, y se improvisan bailes al son del piano, y cuando no , hay el recurso de Barcelona: dar unas vueltas por la Rambla.

    Falta ahora dar al forastero noticia exacta del número de procesiones que se celebran en esta ciudad, y de sus particularidades. Las procesiones salen á las 6 de la tarde inmediatamente despues de haber reservado en la catedral. Hemos hecho especial mencion de las que se celebran el jueves, y con ellas debe suponerse que encabezamos la lista.

  • Octava del Corpus

    Octava del Corpus.

    Viernes.

    Procesion de la parroquia de san Jaime. Ninguna particularidad.

  • Noche de San Juan

    Solemnes vísperas en la iglesia de san Juan Bautista, preludios de la fiesta que se celebrará mañana.

    Apenas huyen del horizonte los últimos rayos del crepúsculo dejando brillar algunas estrellas en el firmamento, cuando este aparece enrojecido por la llama de mil hogueras que se encienden en las quintas y poblaciones del llano que tenemos á la vista. En la ciudad se ha perdido esta costumbre á puro prohibirla las autoridades, para evitar algunas desgracias que con harta frecuencia sucedían. En el campo hay mas libertad, y el labrador enciende la hoguera de san Juan, si nó dominado por la idea religiosa que dominó á sus padres, por pura costumbre y para divertir á la caterva de chiquillos que saltan de parte á parte con peligro de chamuscarse la ropa, y tambien para deshacerse de todos los despojos de vegetales arrinconados, y que solo le sirven de estorbo en la era y en el estercolero.

    Lo que brilla y alborota
    una fiesta de san Juan!

    decia el bueno de Lope de Vega en su comedia titulada: Las flores de D. Juan. ¡Vive Dios! que si tal era en aquellos tiempos la fiesta , no se queda atrás en nuestros días en eso del brillo y del alboroto con motivo de salir las gentes á coger la verbena (buscar la bonaventura). A fe de quien somos que si trasnochando ó madrugando mucho se halla buena ventura, se la auguramos grande á todos los de la clase menos acomodada, á todos los que viven en los chiribitiles y desvanes caldeados por el sol de la estacion, y á todos los que no tienen otra cama en que dar descanso á sus miembros fatigados por el trabajo diurno, que un mal jergon sobre cuatro tablas.

    La supersticion ha inventado mil paparruchas que envuelven la noche de san Juan en cierto misterio poético. Dicen las viejas que á media noche se oyen los pasos de la hija del rey Herodes , condenada á bailar eternamente por haber pedido la muerte del Bautista en premio de su gracia en la danza. En la misma hora quieren algunos ver ciertos augurios de dicha ó de adversidad en el modo con que se combina el blanco de un huevo con el agua, ó en la casualidad de recoger una de las tres habas que se arrojan debajo de la cama, una mondada, otra á medio mondar y otra con el hollejo; siendo la primera, señal cierta de pobreza, la segunda, de mediana fortuna, y la tercera, de una prosperidad á pedir de boca.

    Ruidosa por demás es la noche. A las diez de la misma se derrama por esas calles un sinnúmero de cuadrillas de jóvenes de ambos sexos cantando unos al son de guitarras y bandolines y panderetas , berreando otros al chillido de un pito, y al baqueteo de un tambor y desgarrado rascar de cierto instrumento formado de pedazos de caña de á cuarta, atados unos con otros por los estreñios con que se imitan las castañuelas. (Este instrumento carece de nombre : póngale cada cual el que le venga en gana).

    Despues de la media noche estas comitivas van á dar fondo al paseo Nuevo, llamado paseo de san Juan, donde una infinidad de puestos de licores, bizcochos, anises y azucarillos etc. etc. ofrecen á la concurrencia con qué refrescar el paladar y suavizar la garganta enronquecida con la fuerza del canto. Retozan unos, gritan otros, cantan los de mas allá, y tiéndense estos sobre la yerba del glacis de la ciudadela allí contigua. El amor no deja de tener su papel en este drama, que tambien enamora el zafio á su manera, y si no pone algunas veces á raya sus modales bruscos, tambien lleva por ello su castigo, que de achaque de honor muy bien á la zafia se le alcanza, y si nó con razones, al puñete lo defiende. Donde la impudencia no opone ni las razones ni los puños, la naturaleza da una satisfacion á la sociedad envolviendo el escándalo en la oscuridad mas tenebrosa.

    Raya el alba, y todo este gentío del paseo de san Juan se distribuye y sale al campo, dirigiéndose hácia los cerros que estan á la vista para gozar de la frescura del agua de las fuentes que en ellos manan. La fuente llamada Trobada en la falda de Monjuich es la que mas concurrencia atrae.

    Dejemos á esas gentes solazarse hasta que vuelvan á sus casas rendidos de fatiga é instigados por el ardor de los rayos del sol. Rajemos á la ciudad porque ya ha amanecido el dia de san Juan, del cual vamos á rezar del mejor modo que podamos y sepamos.

  • Inauguración del Instituto Industrial de Cataluña

    Este Instituto ha sido creado por la Junta de fábricas en cumplimiento del articulo 25 de su reglamento constituido. Se inauguró en 23 de junio de 1848 bajo la Presidencia del M. I. S. Gefe Superior Politico. Su objeto es el progreso y fomento de la industria Española mediante la reunion en un punto céntrico de todos los elementos de instruccion y perfeccion que puedan alcanzarse para la mutua ilustracion de sus miembros ó individuos.

    Su Junta directiva se compone de cuatro vocales de la Junta de fábricas ; del V. Presidente de la misma, que lo es tambien de esta Junta y del Director del Instituto. Hay ademas un Bibliotecario, un Conservador y un Secretario.

    El Instituto se divide en Secciones del modo Siguiente. 1.ª Agricultura, 2.ª Sederia, 3.ª Laneria, 4.ª Lenceria, 5.ª Algodon en todos sus ramos de hilado, tejido, estampado é industrias ausiliares, 6.ª Fundicion y construccion de máquinas, 7.ª Productos quimicos, 8.ª Papel, 9.ª Industrias varias, Esta última comprende los oficios é industrias no mencionadas ya, hasta que se número é importancia haga necesaria mayor subdivision. 10.ª Ciencias fisico-quimicas. 11.ª Economia politica, 12.ª Estadistica, 13.ª Seccion Literaria ó de Lectura, 14.ª Seccion de nobles artes.

    Los secretarios de las Secciones, con el Bibliotecario y Conservador forman una junta consultiva de la cual es presidente el Bibliotecario.

    Tiene el Instituto establecidas clases en las cuales se ensena la mecánica industrial y filatura, la teoria del tejido, y la quimica aplicada á la fabricacion. Son Catedráticos; de la primera D. Francisco Arau y Sanpons, de la segunda D. José Arañó y de la tercera D. Pedro Roque y Pagani.

    Hay una Biblioteca compuesta de obras escogidas nacionales y estrangeras en todos los ramos de literatura, especialmente las que hacen referencia á industria fabril y ciencias fisicas y matemáticas.

    En el salon destinado á la lectura de periodicos bay una numerosa coleccion de ellos asi politicos, como cientificos é industriales nacionales y estrangeros.

    Recibe tambien el Instituto periodicamente mostruarios estrangeros de toda clase de tejidos para uso de los socios á quienes puede convenir su inspeccion y análisis.

    En una exposicion permanente se ponen de manifiesto muestras de los productos de la industria española en todos sus ramos.

    Hay tambien un museo ó coleccion de modelos de máquinas para toda clase de fabricacion é inventos nuevos en maquinaria.

    El Instituto Industrial de Cataluña tiene en la prensa su órgano oficial que es el periódico diario titulado El Bien Público redactado bajo la direccion del Sr. D. Angel Villalobos, director del Instituto, y Asesor de la Junta de Fábricas. Celebra sus sesiones en la calle del Asalto n.° 99.

  • Los cansancios y la feria de juguetes del día después

    No podeis figuraros, lectores queridos, la modorra, el sueño y la pereza que nos sobrecogió cuando llegamos al dia 24 de junio de 1848 en que nos vimos precisados á escribir el artículo correspondiente á este dia para añadir al Añalejo que estábamos zurciendo. Habíamos trasnochado para coger la verbena y poder enterarnos por vista de ojos de las costumbres de la noche pasada. Tambien tiramos las tres hahas (léase el artículo anterior) debajo de la cama en punto de la media noche, y acertamos á coger la del hollejo entero, lo que tuvimos á feliz pronóstico en órden á la suerte de nuestro libro. Esto contribuyó á amodorrarnos mas y mas. —Asi como asi, dijimos para nuestro capote, ha de tener éxito nuestra obra; ¿pues para qué cansarnos? —Pero, ¡mal pecado! acordémonos de que nuestro colaborador se llamaba, como se llama todavía, Juan, y que nos felicitó en su lugar y caso nuestros dias, y que fuera faltar á la amistad no corresponder á tamaña fineza. Como nos hallábamos cansados y no queríamos salir de casa, hicímoslo por escrito. No queríamos ni teníamos ganas de ocuparnos en el Añalejo, y habíamos de escribir una carta de dias que es lo mas insustancial y necio que escribirse puede. Borrajeamos la carta, y saliónos tal que lo mismo alumbra al santo que á sus devotos, y haciendo á todo, la insertamos á continuacion, si nó desde la cruz á la fecha, porque no está en la órden del dia el encabezar escritos con la señal del cristiano, al menos desde la fecha á la firma. Decia asi:

    Fecha ut supra (latinajo que la costumbre ha adoptado).
    «Amiguísimo Juan: Dios te dé salud y pesetas y te conserve con una y otras tantos años como pelos tienes en las barbas, que no es poco desear; pero líbrete de la importunidad de tener que oir la retahila de frases con que te dará los dias tu setentona criada, tu tiznado limpiabotas, y los repartidores de todos los periódicos á que estés suscrito. Déte paciencia para sufrir todas las visitas con que en el dia de hoy pueden molerte todos aquellos á quienes puedas dispensar buenos oficios, y sobre todo para escuchar todos los versos que te reciten todos tus sobrinos y todos tus ahijados. Sin embargo á esta clase de menor edad, conténtala: es la generacion que puede ser tu apoyo cuando no tengas muelas y tengas canas, ó no tengas ni lo uno ni lo otro. Madruga un tanto, y rodeado de esos pimpollitos vé á la feria de juguetes que hallarás en la calle donde está la iglesia de san Juan Bautista. Vé allá, y no lo dudes, pasarás un buen rato.»

    «El concurso es numeroso : la mayor parte de los que tienen la costumbre de madrugar los domingos y disantos para salir á dar un paseo por el mercado de las flores se trasladan á la escena de la feria. El sordo murmullo del gentío, el chiflido de los pilletes, el agudo sonido de los silbatos, la destemplada voz de los vendedores de agua fresca, y la de los chiquillos abaniqueros, y la del titerero, son cosas que cada una por sí sola basta para atolondrar la mollera mas dura y causarle á uno un tabardillo. Agrega á esa música las exigencias de tus sobrinitos que querrán comprar todo lo que les guste, y les gustará casi todo, y uno querrá un altanto, y otro un morrion y una cartuchera ó un sable, otro un santo de barro, y querrán ver en la linterna mágica; y las sobrinitas querrán una muñeca, y acabarás por gastar no pocos reales. Parécenos que estamos viéndote de vuelta de la feria con los susodichos sobrinitos: uno, el mas chiquitín , marchando delante baqueteando un tambor; otro marchando á derecha é izquierda, al frente y á retaguardia, tirando cortes y estocadas con su sable á cuantos perros encuentra; otro apuntando el fusil á todos los pájaros enjaulados que ve en los balcones, y la sobrinita cogida del faldon de tu gaban-frac besucando la muñeca y saltando para poder seguir el paso mas que regular que llevas á fin de salir cuanto antes de aquel infierno y librarte de la carga del altarito, de las figuritas de barro cuyos colores te embadurnan los guantes, y del ramillete de flores que te ha regalado alguna picarona hija de Adan.»

    «Adivinamos que vas á decirnos que no serás tú el que se encuentre en tales lances, porque ni es tu carácter, ni tienes por costumbre ir á las ferias. Sin embargo queremos decirte los inconvenientes de llamarse Juan en el dia de la fecha, y de ser soltero, y de tener sobrinos y ahijados á quienes hayas de contentar. ¡Cásate, chico! y tendrás escusa para no complacer á sobrinos y ahijados; y aunque continúes llamándote Juan, y tus hijos quieran llevarte á la feria, tendrás libertad para negarles la demanda ó darles un pescozon si no siguen los principios de urbanidad y compostura con que los hayas educado.»

    «Adios, Juan. En paz te queda.»

  • Octava del Corpus

    Sábado.

    [Procesion de la parroquia] de san Miguel. [Ninguna particularidad.]

  • Octava del Corpus

    Octava del Corpus.

    Domingo.

    Por la mañana tiene lugar la [procesion] del hospital de santa Cruz. Precédenla todos los gigantones de Barcelona, á cuyos asistentes es fama se les sirve un almuerzo que lo constituye una fritada de sangre é hígado. Antes de salir á la calle pasa por las cuadras del hospital. No censuramos la intencion, pero la humanidad rechaza la costumbre. Antiguamente se obligaba á las niñas y jóvenes espósitas á asistir á esta procesion, lo que equivalía á sacarlas á pública almoneda, puesto que, segun se cuenta, el jóven que se prendaba de alguna de ellas y quería tomarla por esposa, no tenia mas que insinuarse tirándole el pañuelo, y lo demas se trataba despues con los señores administradores. En el dia queda desterrada esta costumbre: una de las pocas innovaciones buenas que hemos alcanzado.

    Por la tarde se celebra la procesion de Sta. María del mar. Como el palacio real está comprendido en el distrito de la parroquia, S. M. es pendonista perpetuo, y en comision lo es por una real órden particular el Excmo. Sr. capitan general de este distrito.