Octava del Corpus.
Domingo.
Por la mañana tiene lugar la [procesion] del hospital de santa Cruz. Precédenla todos los gigantones de Barcelona, á cuyos asistentes es fama se les sirve un almuerzo que lo constituye una fritada de sangre é hígado. Antes de salir á la calle pasa por las cuadras del hospital. No censuramos la intencion, pero la humanidad rechaza la costumbre. Antiguamente se obligaba á las niñas y jóvenes espósitas á asistir á esta procesion, lo que equivalía á sacarlas á pública almoneda, puesto que, segun se cuenta, el jóven que se prendaba de alguna de ellas y quería tomarla por esposa, no tenia mas que insinuarse tirándole el pañuelo, y lo demas se trataba despues con los señores administradores. En el dia queda desterrada esta costumbre: una de las pocas innovaciones buenas que hemos alcanzado.
Por la tarde se celebra la procesion de Sta. María del mar. Como el palacio real está comprendido en el distrito de la parroquia, S. M. es pendonista perpetuo, y en comision lo es por una real órden particular el Excmo. Sr. capitan general de este distrito.
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