Cosas que sobran (no se preve una muy importante), y cosas que faltan

Sobran españoles con ganas de ser diputados á Cortes; y si los eligiesen faltarían diputados con resolucion de ser españoles.

Sobran conservadores de abusos, porque pocos condenan lo que les da utilidad. Falta que muchos conozcan que, con el mismo derecho que unos quieren conserbar beneficios que tienen, otros quieren recobrar derechos que les usurparon.

Sobran memoriales y falta razon. Sobran empeños y falta justicia.

Sobra papel, y falta dinero. Sobran préstamos, y falta crédito.

Sobran pretendientes, desde que la esperiencia acredita que un pretendiente puede durante su pretension vivir ya á costa de lo que pretende. Falta un no ha lugar muy terminante.

Sobran casacas bordadas; y faltan hombres para llevarlas.

Sobran empleos y sueldos: faltan empleados que los ganen.

Sobra el ministerio de Marina; desde que no hay marina para un ministerio.

Sobrará probablemente luego un Ministerio de Hacienda, porque falta hacienda que ocupe al Ministerio.

Sobran rutinas, imitaciones serviles, y apegos á ridiculeces, y disparates. Falta docilidad para guiarse por la razon, la verdad, la esperiencia y el cálculo.

Sobran nuevos hombres; y faltan hombres nuevos.

Sobran en varios encargos amovibles siempre unos mismos hombres que se hacen inamovibles. Falta que se convenzan de que es ya hora de relevo; y que atiendan á que los que no tenian mas que doce años de edad, cuando ellos ya manipulaban en todo, tienen ahora veinte y cinco ó treinta, y son aptos para hacer algo.

Sobran escuelas y cátedras: faltan maestros y catedráticos.

Sobran verdades: falta escucharlas.

Sobran jubilados, escedentes, cesantes y pensionados: faltan disposiciones para que los padres cuenten que sus hijos han de vivir de una carrera ú oficio; pero no á costa del Estado.

Sobran murmurones apáticos, y egoístas: falta obligarles á que por algun tiempo den personalmente el ejemplo del acierto y de la actividad.

Comentarios

Una respuesta a «Cosas que sobran (no se preve una muy importante), y cosas que faltan»

  1. Avatar de Alberto Pernales
    Alberto Pernales

    H/t [ref4483]. Sobraba sin embargo una cosa más: el director, Ramón Xauradó, que fue ejecutado en junio de 1837 ([ref2801]). En [ref4484] leemos:

    [L]a prensa informaba de los debates en el Congreso sobre la nueva Constitución y de la buena marcha de la guerra en las provincias del Norte en contraste con lo que sucedía en Cataluña, que esperaba la llegada del Capitán General que restableciera el orden y tomara la iniciativa en la campaña. El Guardia Nacional anuncia que por fin el Barón de Meer, a bordo del vapor Delfín, ha desembarcado en la noche del 12 al 13 de marzo de 1837. Y enseguida dará muestras de su talante: suspende el estado de sitio que pesa sobre Barcelona y exhorta al “orden y respeto a las leyes y a las autoridades constituidas”, pero se alía con los moderados y las clases pudientes contra el populismo más o menos utópico de los progresistas. Lo que unos elogian como muestras de civismo y valor, otros juzgan férrea dictadura. Antes de que imponga sus argumentos, la ciudadanía padecerá el estallido de dos “bullangas”. La primera ocurre el 4 de mayo: militares y milicianos se enzarzan esta vez en una lucha sin cuartel en pleno centro urbano; acusado de haber sido el causante, un consejo de guerra sumarísimo condena a muerte a Xauradó, defendido sin éxito por [José María] Canalejas.

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