Etiqueta: Solidaridad Obrera (sindicato histórico)

  • Fundación del sindicato Solidaridad Obrera

    Herederos del viejo internacionalismo, de la FTRE (federación de Trabajadores de la Región Española), es en 1904 cuando adquiere importancia una nueva federación con el nombre de Solidaridad Obrera, en ese mismo año se crea la Federación local de Barcelona, a la cual se la considera por parte de algunos historiadores y militantes del anarquismo, como germen de lo que más tarde en 1907 será S.O.

    El relanzamiento de la nueva federación se observa ya en la llamada «asamblea de Valls» en abril de 1906, durante ese período se define dos campos diferenciados entre lerrouxistas y obrerista. En mayo y junio de 1907 se realizan reuniones con militantes de diversas ideologías (Seguí, Bruguera, Badía, Saví, Sedó); posteriormente se debatió un reglamento y el 25 de julio Tierra y Libertad publicó un manifiesto de Solidaridad Obrera a los trabajadores de Barcelona firmado por una treintena de sociedades obreras de marcado tono unitario, pero contrario al reformismo. Poco después, el 3 de agosto, en el local de la Asociación de la Dependencia Mercantil se constituyó Solidaridad Obrera con asistencia de 34 delegados y numerosos trabajadores. De esa reunión salieron aprobadas una serie de reivindicaciones: Conservación de las mejoras obreras, derecho de asociación, domingos libres, no al destajo, enseñanza racional obligatoria, emancipación del sistema capitalista etc, todas ellas en su conjunto suponían una tendencia al anarquismo, pero sin radicalismos.

  • Fundación del periódico Solidaridad Obrera

    Fundación del periódico Solidaridad Obrera.

  • Primer congreso regional de Solidaridad Obrera

    Solidaridad Obrera, Primer congreso regional de Cataluña (Barcelona 6-8 de septiembre) en el centro obrero con un número de delegados que oscila, según historiadores, entre 130 y 150, en representación de un centenar de sociedades y 25.000 afiliados y que englobaba a socialistas, anarquistas y republicanos; en este congreso se acordó constituir la Confederación Regional de Sociedades de Resistencia Solidaridad Obrera y utilizar como medio primordial de lucha la acción directa, al tiempo que se imponía el apoliticismo partidista; en el congreso se puso de manifiesto el triunfo de las tesis anarquistas, a lo que ayudó notoriamente la llamada de Anselmo Lorenzo a los anarquistas para que ingresaran en la federación (debe tenerse en cuenta que, en un principio, la posición anarquista no fue unánime hacia Solidaridad Obrera: moderadas críticas en Tierra y Libertad y Acción Libertaria, mayor entusiasmo en El Rebelde y La Voz del Cantero) y la represión contra Ferrer. Extraña resulta la Coexistencia de anarquistas y socialistas (tanto más si se recuerda que los Últimos contaban con UGT) que se ha venido explicando por la moderación de Unos y otros, y la habilidad con que los socialistas llevaron el proceso Para evitar el dominio anarquista. Los socialistas de Badía aspiraban a que Solidaridad Obrera se convirtiera en un sindicato neutral, o sea no Anarquista; la ruptura se produjo cuando Badía editó un periódico socialista para neutralizar Solidaridad Obrera provocó airadas respuestas de Loredo, Prat y Lorenzo; además los anarquistas estaban muy seguros de su final predominio.

  • «Carnicería y conflagración» después de la huelga de Solidaridad Obrera

    WOMEN FIGHT SAVAGELY.

    Witnesses Describe Scenes of Carnage and Conflagration in Barcelona.

    CERBERE, France, July 30. — The first direct dispatch from Barcelona since the fighting began there reached this place to-day, and is without date. It says:

    «Barcelona has been a perfect hell. Half the population is terrorized, and the other half is mad with blood. The troops of the garrison, amid shouts of approval from the mob, repeatedly refused to fire on the people, and the work of repression fell upon the police and civil guard. They charged the revolutionaries and used their firearms freely everywhere, but numbers were against them. As this dispatch is sent the streets are in possession of the barricaded insurgents. The destruction of property has been great. Barcelona is completely isolated and running short of food.»

    Exactly what stage of the proceedings this dispatch covers it is impossible to say.

    The officers of the steamer Scutari arriving at Marseilles to-day from Barcelona, which port they left Wednesday afternoon, say the collision between the troops and the rioters began on Monday morning immediately after the declaration of a general strike. The rioters tore up the pavements and built barricades behind which they fought desperately. The troops and civil guard took many of the barriers by assault, and by night had brought about some semblance of order. Rigorous orders were issued by the authorities, the people being instructed to remain in their homes on penalty of being shot on sight after dark.

    On Tuesday morning, the Scutari’s officers say, the streets were filled with cavalry, infantry, and artillery, who gradually cleared the principal streets and squares, notably the Rambla Santa Monica and [Plaza de Cataluña], placing the batteries and machine guns so as to command the adjacent streets. The loss of life during these operations was heavy. The rioters, as they were driven back, built new barricades as fast as the old ones were captured, and entrenched themselves in the suburbs of San Andre, San Antonio, [Badalona], and elsewhere, holding the troops at bay in spite of the raking fire of the artillery.

    Everywhere flames broke out from churches, convents, and factories, and the skies at night were scarlet with the reflections of the fires. During Tuesday night the rattle of musketry, the drumming of machine guns, and the booming of cannon were ceaseless, and fierce fighting was in progress when the Scutari sailed.

    All Convents Burned But One.

    Passengers just arrived at Cerbere from Gerona, who went to San Felice from Barcelona by sea and then on foot to Gerona, where they took passage on a train, say the revolution was in full swing when the left the City of Barcelona. The «House of the People,» the headquarters of the rioters, was razed to the ground by artillery, and all of the convents except one in Calle Caspe, which was defended by Jesuits and a civil guard, were burned.

    The Montjuich forts bombarded the Rambla and the Paseos. Ten thousand revolutionists were daily fighting in the streets under the direction of a Revolutionary Committee, which had charge of the movement. The Caldos Bridge was blown up by dynamite. At Lesomatin an armed civil body had thrown its fortunes with the revolutionaries and was holding the troops and civil guards at Barcelona.

    From other towns on the Franco-Spanish frontier come many reports confirming what has been said of the terrible fury of the women throughout Catalonia. At Barcelona they fought behind the barricades with the men, urging them to fight to the death. Everywhere they resisted searches by gendarmes for recruits for the reserves, barring the doors of their houses and firing at the soldiers from the windows.

  • Empieza el congreso fundacional de la CNT

    Casi al año de la primera iniciativa fallida, concretamente los días 30 y 31 de octubre y 1 de noviembre de 1910, Solidaridad Obrera convocó un Congreso Obrero Nacional en el Teatro Bellas Artes de Barcelona. En dicho comicio se aprobó trascender el ámbito regional catalán hacia un ámbito estatal español con el nombre de Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

    La organización regional catalana de Solidaridad Obrera no hizo sino catalizar la aspiración generalizada de múltiples núcleos obreros de todo el país que de nuevo aspiraban a estructurar una organización nacional. Se habían dirigido en este sentido al consejo de Solidaridad Obrera de Cataluña, la Federación Extremeña, los obreros agrícolas de la región valenciana, las federaciones de la Coruña, Zaragoza, Gijón y los campesinos de las comarcas de Cádiz, Jaén y Córdoba.

    Cataluña y Andalucía eran, con diferencia, las zonas regionales de mayor incidencia sindical (tanto en sus inicios como en el ciclo que transcurrió hasta el estallido de la guerra). De las 124 sociedades obreras que participaron en este primer Congreso, Cataluña aportó un total de 67 sociedades. Le seguiría, a gran distancia, pero con un peso específico considerable, Andalucía con 25. En un segundo nivel de importancia en cuanto a su presencia en el número de sociedades obreras tenemos que señalar a Asturias, Galicia y el País Valenciano. En lo que se refiere a otras regiones del resto de España su presencia en dicho Congreso era testimonial o inexistente…

    […]

    El sindicalismo fue definido no como un fin en si mismo, sino como un medio de lucha y resistencia en los antagosnismo creados por la existencia de las clases sociales. El fin era la emancipación integral de la clase trabajadora mediante la expropiación de los medios de producción pertenecientes a la patronal y la burocracia política y la consiguiente dirección propia de la producción.

    En el tema relativo a la emancipación de los trabajadores, el viejo lema de la Internacional «la emancipación de los trabajadores ha de se obra de los trabajadores mismos», halló una interpretación estrictamente literal. Se hicieron claras alusiones a la clase política:

    Los vividores de toda especie que procuran servirse de los obreros manuales para esos encumbramientos que les hacen placentera y grata la vida.

    El Congreso defendió la táctica de acción directa y la aplicación del boicot contra los propietarios que exigían depósito previo en los contratos de arrendamiento, llegándose en caso de necesidad a la huelga general de inquilinos que defendería la negativa sistemática al pago de alquileres. Se acordó reivindicar firmemente la jornada de ocho horas, anteponiéndola a la fijación de cualquier salario mínimo, dado el rápido y constante encarecimeinto de la vida.

    Sobre la huelga general, el Congreso se mostró cauteloso: la huelga general sólo podría ser revolucionaria y, en consecuencia, no debía prodigarse. Por tanto, no debería declarase para reivindicar más salario o disminución en la jornada de trabajo, sino para lograr una transformación total en la producción y distribución de los productos. Además, la huelga general postulaba su promulgación en el plano nacional, dado que en el plano local sería sofocada fácilmente.