DIMARTS XVII. – Aquest dia fo novi lo S.r Rey en Marti Rey Darago ab la S.ra Reyna Dona Margarida filla de Don Pedro de Prades quondam. E fo novi a la sua casa de Bellesguart.
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Lunes de Pascua, 1848
Lunes de Pascua.
Este dia es para el pueblo de Barcelona primo hermano, si nó hermano carnal, del miércoles de ceniza, sin que obste para ello la diferencia esencial que hay entre el uno y el otro. Cierto que en las iglesias se celebra la Pascua con la misma solemnidad que en el dia anterior, cierto que es fiesta de precepto, cierto que la religion consagra este dia como de general regocijo; mas en lo esterior nada de ello se trasluce: y aunque en esta parte el dia es muy diferente del miércoles de ceniza, las costumbres populares han acabado por dar al uno y al otro un mismo carácter público. En ambos días la ciudad queda desierta , y sus habitantes se trasladan á la vega inmediata y la cubren toda entera, dándole la traza de un campamento en que estan distribuidas mas de cien mil personas. Como ya la Pascua de resurreccion suele venir hácia la primavera, el tiempo convida para salir al campo, cosa que siempre ha sido muy del gusto de los barceloneses, y que de cada dia va siéndolo mas, porque solo echándose fuera de la ciudad es posible respirar libremente. Cual si hubiese un empeño general en hacinar gentes dentro de Barcelona, toda su área se ha cuajado de casas, que no pudiendo crecer en latitud lo hacen en altura, y si no estuviera prohibido, á la hora de esta habría muchas gentes que habitarían al nivel de las campanas de las torres. Esta angostura y este apretamiento hacen diariamente mas apetecible la salida al campo, y por esto es tan crecido el número de personas que van á comer á él todos los domingos: pero el miércoles de ceniza y hoy son sin disputa los dos días en que mas personas rinden homenage á esta costumbre. El dulce ambiente de la vega , el verdor que ya cubre los árboles y la belleza de las huertas, que son un modelo de que distan mucho las de España y del estrangero; son en esta estacion otros tantos alicientes para atemperarse á la moda. Barcelona es en tal día verdaderamente triste; y al recorrer sus solitarias calles, bien podría uno esclamar con el profeta: ¡Quomodo sedet sola civitas plena populo!
¿Ya qué, y á dónde va tanta gente? A derramarse por la llanura hasta una hora de distancia de la ciudad, y á comer lo que á cada cual le permiten sus haberes y su carácter; porque hay pobre manirolo que hoy lo gasta todo, mientras no falta rico económico que va al campo y ahorra. ¿Quién es capaz de formarse una idea ni aproximada de la muchedumbre de carruages que cruzan por todos los caminos inmediatos, y en especial de los que suben y bajan por el paseo de Gracia? Para concebirlo es preciso haber estado en Barcelona, ciudad que en esto como en muchas otras cosas, deja á una distancia inmensa á todas las poblaciones de España. El coche, la carretela, el galerín, la media-fortuna, el inmenso omnibus, el omnibus chiquito, el tilbury y con mas abundancia que todos ellos juntos la tartana, trasladan á millares las personas desde la ciudad á Gracia, Sans, Sarriá, San Andrés, Horta y San Gervasio, mientras muchos millares mas siguen á pie las mismas rutas, y otros millares mas se separan del camino antes de llegar á uno de esos pueblos, y plantan sus reales en mitad de un campo, á la sombra de un árbol, ó al arrimo de una casa de labranza en donde se vende vino. Allí se salta, se baila, se juega , se canta, se tocan la guitarra y el pandero y las castañuelas, y se grita, y se come, y se bebe mucho, y no se riñe ni se emborracha. Es menester que lo sepan los que no lo ven: estas fiestas populares nunca ofrecen en Barcelona el triste y asqueroso espectáculo de un borracho, ni jamás es turbada su alegría por cuchilladas ni riñas. En esto sí que tienen que aprender algunos nacionales y muchísimos estrangeros. De entre estos, que los hay aqui, y nó pocos, suele alguno embriagarse, y los muchachos le persiguen y se burlan de él, y á veces lo apedrean; y es bueno que lo hagan, pues esto prueba el desprecio con que lo miran, y el convencimiento que tienen de que es una cosa mala, cuyo castigo decreta la reprobacion general y ejecuta la muchachería.
Las panderetas, las guitarras y las canciones van conduciendo á la ciudad á esa muchedumbre que, cual un magestuoso rio de carne humana, se desliza suave y uniformemente por las puertas, apurando antes de llegar á los guardas, la última gota que en el porron ó bota quedaba. Desbándase á derecha é izquierda luego de haber entrado: tras de la muchedumbre vienen los carruages, y cierra esa dilatada marcha el piquete de caballería que fue á Gracia, y vuelve sin haber tenido nada que hacer en todo el dia. A las diez de la noche toda esa muchedumbre yace en profundo silencio.
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San Gervasio (y su fiesta mayor), menos popular entre los barceloneses que la Virgen de la Bonanova
Fiesta mayor en el inmediato pueblo de san Gervasio. Misa solemne por la mañana, baile á medio día, baile por la tarde y baile por la noche; se dan ramos á las hembras; la concurrencia de barceloneses es poca, porque si bien san Gervasio es el santo tutelar, mas que él llama la atencion la Virgen de la Bona nova que se venera en la misma iglesia y que cuenta con crecidísimo número de devotos de todas clases, y es en muchas leguas á la redonda una de las imágenes ante las cuales arden mas cirios en todas épocas del año. Su día le llegará y le dedicarémos algunas líneas.
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Octava del Corpus
[This excerpt deals principally with the eve of Corpus, the Wednesday.]
El Corpus es fiesta movible, y la colocamos entre majo y junio, ja porque suele venir á últimos de aquel ó primeros de este, ja porque le corresponde este sitio atendidos los sitios en que hemos colocado otras fiestas movibles.
El dia del Corpus, lector mio de mi ánima, es un dia famoso, y lo mas grande de él, dejando á un lado la parte religiosa á cuya grandeza ninguna otra iguala, es la afluencia de forasteros en Barcelona y la abundancia de bizcochos. Estos se confeccionan en Barcelona mismo, pero aquellos vienen de fuera de la ciudad, de donde se los llama forasteros. Esta es la época en que mas abundan, pues unos porque viajan un poco, otros porque vienen exprofeso á ver la capital, otros porque han de tomar baños, y otros finalmente para ver las procesiones, lo cierto es que en esta época vienen muchos, y son otras tantas gangas para ciertas gentes, y otras tantas calamidades para aquellas personas á quienes vienen recomendados. Para las fondas, casas de pupilage, pastelerías, cafés, teatros, tiendas y alquiladores de carruages son los forasteros una bendicion de Dios, una lluvia de maná, una cosecha riquísima; pero mientras esos prójimos se rien con la venida de los tales, no falta quien por la misma venida se pela las barbas. En una ciudad como Barcelona en donde todo el mundo está envuelto en mil negocios, agobiado por los quehaceres, yendo á caza de minutos para salir de angustias, el forastero es una quinta esencia de incomodidades, un terremoto para los negocios, una langosta para los bolsillos, un despiadado consumidor de tiempo y un asesino de la paciencia. Si algun día, ó si quizás ahora mismo tienes, lector amigo, algun forastero en tu casa, no te queda mas recurso que encomendarte á todos los santos del cielo, convertirte todo en paciencia, coger esa alhaja, recorrer con él ó ella toda la ciudad, ver otra vez lo que has visto mil, esplicárselo muy bien aunque no sepas lo que es, buscar una esquela para entrar en el Laberinto, y despues llevarlo al tal Laberinto, despues á la torre de Gironella y al desierto de Sarriá, despues un dia á Gracia, deteniéndote en el criadero y largándote hasta San Gervasio á ver las torres de Gil y de Brusi y el colegio de Carreras: es menester que algunos dias me lo lleves á comer á la fonda si vive en pupilage, y á tu casa si vive en fonda, tienes que meterlo en un palco en ambos teatros, y nadie en el mundo te libra de acompañarle á desempeñar los mil encargos que trae de su pueblo. Luego es indispensable que lo presentes al sastre ó á la modista, y á todo esto pierdes horas, faltas á citas y riñes con amiga ó con amigo, ó con este ó con aquella. Añade á esas gracias que todo lo pregunta y todo quiere saberlo, que tienes que remolcarlo por las calles, que tropieza con todo el mundo, que se queja de las distancias, de las escaleras, del ruido, de tener que comer tarde y retirarse idem, y levantarse otro tanto. Y todavía has de juntar á esto la necesidad de presentarlo á todos los amigos que te paren en la calle, y a los compañeros de palco, y á las personas que convidas á comer para mas obsequiarlo. Y á todas has de repetir la misma frase, que es un forastero que ha venido á ver Barcelona, y á tomar baños y á ver las procesiones del Corpus. Te juro, lector amigo, que es divertidísimo, y que si este año tienes forastero, es un lance en que andan envueltas mil gracias á cuál mas graciosa. Si se contentaran con los baños y con las procesiones, vaya muy enhorabuena; mas si por fortuna no gustan de laberintos, ni torres, ni Gracias, ni teatros, cosa que la reputo por imposible, no te escapas por lo menos de hacerles ver todos los neoramas, dioramas y panoramas, el valenciano monstruo, ó la chiquilla que recorta papeles con los pies, ó el lobo marino, ú otra de las muchas cosas raras que suelen estacionarse por este tiempo en Barcelona.
Cierto que los forasteros aumentan el movimiento y la animacion de Barcelona, cierto que vienen á gastar su dinero en beneficio de los barceloneses, cierto que cuando uno va á su tierra son hospitalarios y obsequiosos, acaso mas que nosotros ; pero como nosotros estamos metidos en tantos negocios y no tenemos tiempo para rascarnos la cabeza, la venida de un forastero á quien tengamos obligaciones ó gusto de obsequiar es una calamidad verdadera, y si viene en Corpus, nos agua todo el placer de su famosa octava, temporada en que con este artículo hemos tenido intencion de introducir á nuestros lectores. Hé aqui pues que ya han llegado los forasteros y que amanece el día que precede al de Corpus Christi.
Ha llegado la semana mas hermosa del año, alegre como el cielo que la favorece, bulliciosa por demás, santa como la institucion que da lugar á ella.
No nos entretendrémos en esplicar que la festividad del Corpus se celebra en memoria de la institucion de la Eucaristía, ni tampoco dirémos las razones que tuvo la Iglesia para no celebrarla en su verdadera época, esto es, en el jueves santo; pero habiendo de ser llevado en triunfo el sagrado cuerpo del Salvador y espuesto á la vista de los Fieles, no se pudo elegir estacion mejor ni que mas contribuyera á la alegría, que la primavera, cuando el brillo de los rayos del sol es mas intenso que ardiente, cuando la naturaleza tiene toda la hermosura de la estacion, y se ha realizado la esperanza de ver en sazon el fruto que da al hombre el primero de sus alimentos.
Hablamos de la fiesta del Corpus principiando por la víspera, porque en ella se inauguran las costumbres particulares de la época, con la salida de los gigantones y la tarasca, y el leon, y el águila; en una palabra, de todos los monigotes de la municipalidad. Verdad es que de algunos años á esta parte van desapareciendo muchos de ellos, de modo que ya en el dia solo debemos dejar en la costumbre los gigantones. La intencion del que inventó esas figuras de 16 á 18 pies de elevacion para que precediesen á las procesiones fue muy laudable, puesto que trató de materializar la idea de que hasta lo mas grande y lo mas terrible de la naturaleza todo está sometido al Hacedor supremo.
No hace muchos años que los gigantones de la municipalidad ó por mejor decir ella, la gigantona, nó la municipalidad, sacaba las modas del peinado y del corte del vestido, en lo que se invertia una cantidad nó de las menores entre las que figuraban en las cuentas municipales. Por lo tocante al giganton era mas aferrado á la suya, y ya fuese por su comodidad ya por no lucir sus piernas, lo mismo se hubiera presentado el buen señor sin su trage turco, ajado y mal dispuesto, como ahora llueven lechugas. Al cabo siempre son ellas mas caprichosas, y los Sres. del ayuntamiento se mostraban obsequiosos con la gigantona satisfaciendo sus caprichos; y bien merecia todas esas atenciones puesto que la fama pública la designaba como la pubilla de la ciudad. En el dia no sabemos si con la edad ó por la escasez de los tiempos esta señora ha perdido el humor y no es tan exigente, ó si ha cedido á las exigencias de su marido (cosa rara y trocatinta singular), y renegando de su fe ha vuelto á vestir su trage de odalisca. De todos modos, en lo que no ha cabido variacion alguna ha sido en la danza con que la gravedad del giganton y la espetada presencia de la gigantona suelen llamar la atencion del público y particularmente de los chiquillos, lo que vale sendos maravedises á los faquines á quienes se cede llevar sobre los hombros tan pesada carga. La pavana bailada por los gigantones al son de un caramillo chillon y desafinado y del baqueteo de un tamboril, es lo mas cuco que presentarse puede; bien que esta orquesta es muy digna de la gaita que suele acompañar á los gigantones de las parroquias que los tienen, cuales son la de Sta. María del mar, la del Pino etc. Es eventual la salida de estos personages en la semana del Corpus, por lo que no podemos fijarla como costumbre. Sin embargo debemos esceptuar una de las parejas de las dos que posee la parroquia del Pino, á saber la pareja menor, y cuya elevacion no pasa de diez pies, pues indefectiblemente sale á hacer sus travesuras por esas calles de Dios, mofletudo y mal dispuesto él, cuanto bonita, rubia y desproporcionada ella: ó comprar cabeza ó vender caderas.
Hé aqui descrito en pocas palabras el carácter, los usos y las costumbres gigantonescas: veamos ahora la mision que les toca cumplir en esta temporada: preceder á las procesiones, marcar la carrera que deberán seguir recorriéndola la víspera, acompañados de dos timbaleros á caballo, vestidos con un baladran del color que tiene adoptado la parroquia cuya procesion anuncian. El toque de esos timbales ha dado lugar á que el vulgo haya hallado una letra que apropiarle, letra que debe de ser tan antigua, que no nos ha sido posible hallar su origen, aunque para ello hemos revuelto todos los archivos incluso el de la Aduana nacional. Esta letra es corta, y el poeta que escandió los versos no tuvo mas en cuenta su cadencia que la poesía:
Trampas, trampas,
Tot son trampas.Idea grande, sublime, clara y verdadera, y que ha valido á los que tocan su música el título alto, sonoro y significativo de Trampas.
Celebrándose pues mañana la procesion de la catedral, claro está que desde hoy se ha de señalar la carrera, que aunque con corta diferencia siempre es la misma, sin embargo esta costumbre de señalarla no solo para la procesion de mañana sino tambien para las que tienen lugar durante la octava, es muy laudable, pues de este modo los vecinos de las calles de la carrera estan libres de toda eventualidad al hacer provision de bizcochos, bebidas etc. etc. si es su intencion obsequiar á los que les favorezcan para ver la procesion, ó al disponerse para ir á favorecer á algun amigo con el mismo favor, si no quieren que les favorezcan con él los amigos.
Los gigantones de la municipalidad acompañados de las trampas salen á las cinco de la tarde, y recorren la carrera de la procesion que celebrará mañana la catedral, dirigiéndose despues á casa de cada uno de los concejales á obsequiarlos con un baile, lo que da lugar á que la calle donde vive el concejal se llene de chiquillos, y haya gritos y chiflidos á cada vuelta de la gigantona. Y aqui es el asomar de la señora concejala al balcon y darse el debido tono, aqui la algazara de los concejalitos, unos que piden á su papá que los haga subir, otros que lloran porque les tienen miedo, y aquí últimamente es el mostrar el señor concejal su liberalidad dando algunos reales á los asistentes de tan altos personages.
No debemos pasar en silencio la costumbre que tiene lugar durante la octava del corpus, de estar de manifiesto en la sacristía de la catedral la gótica silla de plata sobredorada en que se coloca el viril que va á la procesion general del dia de mañana, y que era otro de los muebles que adornaban el palacio que tenian en esta ciudad los antiguos reyes de Aragon. Un monacillo mas poeta que erudito hace una relacion circunstanciada de la procedencia de la tal silla y de las alhajas que la adornan. Está de manifiesto algunas horas antes de reservar el santísimo Sacramento.
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Pi y Margall: el Real Decreto que permite a Barcelona tragarse a seis pueblos es ilegítimo
LA AGREGACION DE PUEBLOS
Trátase de agregar á Barcelona pueblos contiguos, y el Gobierno, segun parece, está dispuesto á decretarlo, previo informe del Consejo de Estado. (Está escrito este artículo antes de que la agregación fuera un hecho.) Si tal el Gobierno hiciera, quebrantaría, á nuestro juicio, no sólo la ley natural, sino también la ley escrita.
Agregar pueblos es suprimir municipios, y segun el art. 7.º de la ley municipal, no cabe suprimirlos sino cuando la correspondiente Diputación de provincia lo resuelva de conformidad con los interesados. En caso de disidencia, dice el artículo la aprobación será objeto de una ley y, por lo tanto, de un acuerdo de las Cortes.
Que los pueblos que se quieren agregar no están conformes con que se los agregue, nos lo dicen sus protestas y las comisiones que á Madrid envían para que se les respete la vida y la independencia. Aun siendo favorable á la agregación el informe del Consejo de Estado, carece el Gobierno de facultades para imponerla.
Importa poco que con arreglo al art. 4.º de la misma ley proceda la agregación por tratarse de pueblos cuyos cascos se confunden por el ensanche y el desarrollo de sus respectivas edificaciones, cosa que no sabemos si en el presente caso ocurre; en virtud de la discordancia de los interesados, á las Cortes toca decidir si por éste ú otro motivo la agregación debe llevarse á cabo. No porque en una ley se diga que tal ó cual cosa procede en ciertos casos, puede ejecutarse, como entre los interesados haya discordia, sin la resolución de la autoridad competente.
Lo que hoy se intenta se intentó hace años siendo el Sr. Sagasta presidente del Consejo de ministros. Ocurrió lo que ahora: hubo protestas, vinieron á Madrid comisiones, hablaron unos en un sentido y otros en otro los diputados catalanes, y al fin el Gobierno se decidió á mantener el statu quo no sin decir extraoficialmente que nada se haría en caso alguno sin la voluntad de los pueblos de cuya agregación se trataba. A pesar de que entonces regía la vigente ley municipal, no se intentó siquiera llevar la cuestión á las Cortes. ¿Habría de ser ahora menos prudente el Gobierno?
Aseguran muchos que hoy la agregación sería no menos ventajosa para los pueblos que para Barcelona. No lo negamos ni lo afirmamos; decimos resueltamente que esto toca apreciarlo á los pueblos y no á gentes extrañas, incapaces de conocer y pesar los beneficios y los perjuicios.
Cada municipio tiene su personalidad, y en el mundo humano ni las colectividades ni los individuos se resignan fácilmente á perderla. Entre las colectividades políticas, el municipio es sin duda la más natural, y por consecuencia la más refractaria á confundirse con otras, máxime si éstas otras pueden absorberlo sin dejar ni rastros de su pasada existencia.
Nosotros, dicho se está que si mandásemos, ni desde las alturas del Gobierno central, ni desde las de los gobiernos regionales, impondríamos en modo alguno la agregación ni de aquéllos ni de ningunos otros pueblos. Es base de todo nuestro sistema el libre consentimiento, y sin que las poblaciones del llano de Barcelona estuvieran conformes en la agregación, jamás la decretaríamos, ni aun con el beneplácito de las Cortes. El libre consentimiento es para nosotros condición obligada de toda creación, de toda agregación, de toda supresión de municipios.
No tenemos nosotros sobre este punto vacilaciones de ningún género. No las tuvimos nunca.
(De El Nuevo Régimen, Madrid.)
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Primer entrenamiento de lo que sería el Catalá Futbol Club, debutantes en Barcelona; veta a los no catalanes, entre quienes Hans Gamper, que funda otro club
Conforme indiqué en notas anteriores, el «team» de «foot-ball» organizado por el señor Tolosa verificó el domingo pasado [22/10] su primer ensayo de este juego en el ex-velódromo de la Bonanova. Resultó la partida muy agradable á los noveles jugadores y algunos de ellos demostraron gran disposición para este atlético juego.
Leemos en el semanario profesional Los Deportes:
«El señor Kans Kamper, de la sección de «foot-ball» de la sociedad «Los Deportes» y antiguo campeón suizo, deseoso de poder organizar algunos partidos en Barcelona, ruega á cuantos sientan aficiones por el referido «sport» se sirvan ponerse en relación con él, dignándose al efecto pasar por la redacción del periódico mentado los martes y viernes por la noche, de 9 á 11.»
Celebramos de todas veras que vaya cundiendo la afición, y esperamos gustosos el día en que podremos anunciar un gran «match interclubs».
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F.C. Barcelona pierde su primer partido, contra una selección británica improvisada
NOTAS DE SPORT
Match á foot-ball.-Soberbio fué el jugado ayer tarde en el ex-Velódromo de la Bonanova, entre la sociedad «Foot-ball Club de Barcelona» y algunos jóvenes de la colonia inglesa de esta capital. A las tres en punto, hora prefijada, se alineaban ambos bandos, compuestos de diez jugadores cada uno, en la «pelouse» del indicado ex-Velódromo; empezó el partido con viento NO. flojo y jugando los ingleses en el lado NE., mientras el «team» de «Barcelona foot-ball Club» lo verificaba en el NO.Empezó el juego del «team» Barcelona, sucediéndose aquella serie de incidentes que tanto atractivo proporcionan á este «sport», favorito de las naciones robustas. Desde los primeros golpes se distinguieron del «team» Barcelona los señores Harry Gamper, capitán, Urruela, Lomba y Wild, por su acierto en dirigir la pelota. Del «team» inglés, bastante más inteligente que aquél, se distinguieron los señores Parsons, Witty y Fitzmaurice. Durante la primera parte del partido los ingleses lograron un «goal» ó entrada, en tanto que el «team» Barcelona perdia dos por chocar la pelota contra los palos de la puerta.
Dada la señal de descanso «Times», y después de comentarse entre el distinguido é inteligente público que presenció el «match» los incidentes cómico-serios del mismo, empezó la segunda parte del partido, jugando entonces invertidos ambos bandos.
En esta segunda parte, el «team» inglés tuvo durante buen rato en jaque al «team» Barcelona, pues estuvo durante 15 minutos jugando frente á la misma puerta, hasta que el señor Gamper, capitán del «Barcelona Club», logró en una de sus impetuosas salidas conducir la pelota al campo contrario, donde se intentó un «goal» por este «bhit», sin resultado.
Para terminar, séanos permitido felicitar calurosamente al «foot-ball Club Barcelona», que con tan buenos auspicios inaugura sus sesiones y hacer extensiva la felicitación á los jóvenes de la colonia inglesa, que con tanta inteligencia llevaron el partido «match» de ayer.
No puedo terminar sin hacer especial mención de un punto disputadísimo que salvó el «goal-keepper» del «Barcelona Club» sepor Urruela, quien fué saludado con un aplauso por parte de los asistentes, entusiasmados ante la vehemencia con que fué defendida la entrada de la pelota.
Terminó la fiesta alegremente, con los vivas y hurras de ordenanza en tales fiestas.
El «team» inglés lo formaban los siguientes señores: J. A. Witty, E. Witty, C. U. Raimdtre, W. Parsons, J. Parsons, S. Harriss, A Walker, J. Morrison, J. R. Webb y D. Fitzmaurice.
Formaban el del «Barcelona foot-bal Club» los señores G. Wild, A. Kamper, Urruela, Lomba, Orló (de), Llobet, López, Terradas, Kunzli y Schilling.
Tenemos entendido que se está además formando otra sociedad de la misma indole por otro grupo de jóvenes de Barcelona [es decir lo que sería el Catalá Futbol Club], al que pronto veremos medir sus armas ó su pelota con los adalides del «match» de ayer.
A. S.
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Primera expulsión de un campo de fútbol en la ciudad, en un partido FC Barcelona (con mucho inglés) vs. Catalá Futbol Club (con bastante escocés)
Match á foot-ball
Interesante fué el «Match á foot-ball» jugado ayer tarde en el velódromo de la Bonanova, ante una numerosa y distinguida concurrencia.
A poco más de las tres, los clubs «Barcelona» y «Catalá», luciendo ambos sus respectivos colores, tomaron posiciones para empezar la lucha.
Al poco rato de comenzada, y á pesar de haber el «Catalá F.-B.» reforzado su bando con buenos jugadores escoceses, se dejó sentir la superioridad del «team» del «Barcelona», jugando durante toda la primera parte del partido dentro del terreno de su contrario. Este incidente proporcionó al «goal-kesper» señor Hamilton poder desarrollar su juego en este terreno, realizando verdaderas filigranas que el público aplaudió con entusiasmo, que aumentó el brío de los jugadores, quienes, en general, abusaron de las cargas, produciéndose algunas caidas y colisiones, que el juez árbitro, señor Manchan, procuraba solventar rápidamente.
Alguno de los jugadores llegó a extremar las cargas hasta el punto de que se hizo imposible el juego con limpieza y legalidad, por lo cual tuvo que ser separado del mismo, sensiblemente.
Esto sucedió durante la segunda parte del partido, en que lograron realizar una defensa heroica los del «Catalá F. C.», único juego que se podían permitir ante la excelente combinación Gillespie, Parsons y Gamper que se traían los del «Barcelona F. C.»
Para terminar, séame permitido indicar á los señores jugadores del «Barcelona F. C.» en general que deberian moderar sus ímpetus, con lo cual ganaria mejor arraigo y simpatias un juego que algunos ven ya con prevención; además me permito indicar al mismo que procure organizar partidos entre gente nueva, pues está demostrada suficientemente la potencia de su «team» senior, y el abuso del mismo en todos los partidos resultaria monótono.
Con más ó menoz limpieza el «Barcelona» hizo cuatro «goals», por dos tentatívas el «Catalá». Fué admirable la limpieza con que jugaban los señores Hamilton, Denniston, Fitzmaurice, Lomba, Mir, Busquets y Wild, y lo que más prueba que los asistentes toman una parte muy activa en la refriega es que, aun sin conocer las reglas en su mayoria, aplaudian con precisión las jugadas limpias.
Tuvo que retirarse del juego el Sr. Soley por indisposición asi como el Sr. Brovin, lo cual fué causa de que jugaran solo nueve contra once los del «Catalá».
A. SERRA.