Se da principio al paseo de Gracia por disposición del capitan general marqués de Campo-Sagrado.
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Miércoles de ceniza, 1848
Hé aqui un dia que no es lo que representa, pues debiendo serlo de compuncion y de arrepentimiento, lo es en Barcelona y en otros muchos puntos, de solaz y de alegría mundana por demas y bulliciosa. De derecho da el carnaval el último suspiro en los bailes de la noche anterior, pero de hecho vive durante todo este dia; y cual la lámpara que antes de quedar estinguida arroja un momento de luz mas viva, el carnaval cuya existencia es en rigor de unos tres meses, hace durar su última boqueada un dia entero, y da en él tantas señales de vida que no parece sino muy distante de morirse.
Cansadas las gentes de reprimir esa caliente y pesada atmósfera de los bailes, salen al campo el miércoles de ceniza á llenarse de aire libre y divertirse á rienda suelta, con achaque de enterrar á Carnestoltes; pero salen en tanta abundancia que la ciudad se queda desierta. Á mediodía casi todas las tiendas estan cerradas, transita por las calles poquísima gente, y la poblacion derramada por el campo deja á Barcelona en un silencio lúgubre y casi espantable. La llanura inmediata se cubre de gentes de todas clases, no hay casa de campo á donde no acudan sus dueños y los amigos á dar sepultura á una comilona, y el sinnúmero de familias que no bastan á albergar las casas buscan el quitasol de un árbol, el recodo de un torrente, ó la hondonada de un campo desigual, para improvisar un ajuar menos cómodo que el de casa, pero cuya novedad lo recomienda. Un puñado de yerba ó paja, y cuatro sarmientos ó varitas de árbol seco suplen el carbon y hacen veces de parrillas para asar…..lo que cada uno quiere ó tiene; y la cazuela que vino de casa es segun la conciencia individual el recipiente del pollo con arroz, del bacalao con idem, ó de las tripas de vaca, que cocidas al aire libre y con una viva llamarada, diz que tienen un sabor distinto y mas apetitoso. Á las 12, ó antes de ellas, el padre, la madre, los chiquillos y el perrito, puestos en torno de la servilleta, dan uno y otro ataque á la comida, sazonándola con el vino, que por no pagar derechos es mejor, y con los chistes y las ocurrencias que nunca faltan cuando el corazon está satisfecho. Á la comida sigue el baile, animado por la voz de un amigo, ó por la guitarra de otro, ó por las castañuelas de muchos; mézclanse los grupos, bailan todos á la vez, remojando el gaznate de tiempo en tiempo y mirando con dolor la prisa con que el dia huye, y se acerca la hora de poblar otra vez la ciudad abandonada.
En tiempos normales pasan siempre de cien mil las personas que en tal dia salen al campo, y es muy grande el número de carruages que suben y bajan por el paseo de Gracia llevando y trayendo gentes. Todas ellas al caer el dia van llegando á la ciudad, nó sin aprovechar los últimos momentos en el baile y las bromas. Entran por las puertas despacio y sin atropellarse poco ni mucho, y se derraman por calles y callejones, y métese en su casa cada quisque hambriento de descanso y de sueño. Acaso alguna comitiva hace sonar la música hasta su barrio, pero ese ruido se va desvaneciendo, y se pierde á las nueve de la noche en que la mayoría de la poblacion está sepultada en profundo sueño. Y en medio de ese gentío y de ese bullicio no ha habido una herida, ni una riña, ni se ve el triste espectáculo de un borracho. En esta parte Barcelona es un pueblo modelo, y modelo que tiene pocos imitadores en España, y menos fuera de ella.
¿En dónde está pues la ceniza? Bien puede cualquiera preguntarlo al ver tanta algazara en un dia de recogimiento y de tristeza. De ambas cosas fue la ceniza símbolo en todos los paises del mundo. Muchos pueblos usaron el polvorearse con ella la cabeza en señal de dolor y de arrepentimiento. Con lejía hecha con las cenizas de una ternera sacrificada en el dia de la grande espiacion se purificaban los judíos, y en la iglesia primitiva se comenzaba la penitencia poniendo el obispo un poco de ceniza en la frente del pecador. Esta práctica mandada observar por la Iglesia no se ha interrumpido jamás, y en este dia mientras la mayor parte de los habitantes comen, bailan y cantan por los campos, no faltan devotos que acuden á las iglesias á recibir la ceniza, y á oir aquellas palabras que tan bien esplican la miseria nuestra : Acuérdate hombre de que eres polvo, y polvo te has de volver. Ay! es harto cierto: acudid á la tumba de los que llenaron el mundo con la fama de sus delitos, de sus obras, de sus triunfos, de su saber, de sus virtudes; removed todo lo que hay en esa tumba, y hallaréis polvo y no mas que polvo. Los que hace tres años bailaron y comieron bajo ese árbol hoy son polvo, y polvo seréis vosotros los que hoy bailais y comeis bajo ese árbol mismo. Polvo es quien lo plantó, y el hombre que lo arrancará convertiráse en polvo. Polvo serémos todos: y estas mismas palabras las leerán impresas los hombres cuando serán polvo la mano del que las escribe y la cabeza del que las ha pensado. Acuérdate, hombre, de que eres polvo y dentro de breve espacio te convertirás en polvo.
La congregacion de Ntra. Sra. de la Buena muerte celebra hoy una funcion espiatoria, y en tiempos normales va en procesion desde la iglesia de Sta. Clara á visitar á la Virgen de la Soledad en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, y vuelve á Sta. Clara.
Tambien celebra sus ejercicios espirituales la congregacion de señoras de la Buena muerte. Dios nos la conceda tal á todos, y despues de ella la paz que no hemos conocido en el mundo.
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Inauguración de los jardines del placer «los Campos Elíseos» entre las murallas y Gracia
Leemos en el [ref331]:
Todo Barcelona se trasladó el domingo á los Campos Elíseos, cuya inauguracion debia tener lugar.
Ya tenemos otro jardin á las puertas de nuestra bella ciudad, ya tenemos otro sitio de solaz y de recreo á pocos pasos de nuestras vetustas y ciclopeas murallas, ya tenemos otro lazo de flores y de verdura, otra guirnalda de vegetacion que nos une con Gracia, la esbelta villa que no por haberse emancipado de nuestra tutela reconoce menos ni es menos adicta á nuestro poder.
[…]
Desgraciadamente aun le faltan á los Campos Elíseos la brillante vestidura de la vejetacion y las galas del follaje, pero no tardará en tenerlas, amigas mias. Dejad que crezcan y se yergan ufanos esos árboles que solicitan el beso del sol primaveral como un niño ansía las caricias de su amorosa madre; dejad que esas acacias en flor muestren sus perfumados ramilletes; dejad que esas glaticias caprichosas estiendan sus ramas cargadas de bordadas hojas, que eso plátanos orgullosos balanceen su penacho al soplo halagador de la brisa matinal, que esos sauces lastimeros inclinen sobre las murmurantes aguas del estanque su desmayado follage; dejad que el suelo se alfombre de flores, que las enredaderas cubran las glorietas, que las yedras trepen por entre las gigantescas estátuas de los estanques, que los lirios asomen su casta frente por entre las aguas en que eternamente se bañan, y entonces los Campos Elíseos acabarán de ser el orgullo de los catalanes y la admiracion de los estranjeros.
Pero volvamos á su inauguracion.
[…]
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Galdós: recuerdos de la Barcelona revolucionaria del 68; la Rambla, la Muralla del Mar y el Jardín del General; el guerracivilismo de los españoles; su primera novela
Al salir de Barcelona [en 1903] el maestro Galdós ha enviado á EL LIBERAL en Barcelona una notable impresión, cuyo especialísimo tono local no le resta mérito alguno fuera de la ciudad condal.
Sobriamente evoca Galdós los sucesos de Septiembre del 68, y la antigua ciudad.
Es éste un documento muy interesante, además, por lo que cuenta de Los Episodios nacionales.
Dice así:
Sr. Director de EL LIBERAL.
Me pregunta usted si es antiguo mi conocimiento de Barcelona, y cuántas veces he visitado á esta ciudad. Más fácilmente que puntualizar las visitas, puede mi memoria dar á usted noticia de la primera tan remota, que ahora me parece, como quien dice, perdida en la noche de los tiempos. Ello fué en días inolvidables, de los que marcados quedaron en la Historia patria como días de buena sombra, resultando también de feliz agüero en la vida individual, particularmente en la mía. En Barcelona pasé las dos últimas semanas de Septiembre de 1868, y el memorable día 29, fechas, como usted sabe muy bien, de las más famosas del siglo nuestro, que es el pasado, todo él bien aprovechado de crueles guerras, mudanzas y trapisondas.
Ya ve usted si son de largo tiempo mis amistades con la capital de Cataluña. El prodigioso crecimiento de esta matrona, nadie tiene que contármelo, porque lo he visto y apreciado por mí mismo, un lustro tras otro. En Septiembre del 68, rota ya la cintura de murallas que oprimían el cuerpo de la histórica ciudad, empezaba ésta, por una parte y otra, á estirar sus miembros robustos nutridos por sangre potente. La he visto crecer, pasando de las moderadas anchuras á las formas de gigante que no cabe hoy en las medidas de ayer, ni ve nunca saciadas sus ansias de mayor vitalidad y corpulencia.
A mediados de Septiembre vine de Francia con mi familia, pasando el Pirineo en coche, pues aun no había ni asomos de ferrocarril entre Perpiñán y Gerona. Recuerdo que por falta de puente en no sé qué río, la diligencia se metía en las turbias aguas, atravesándosas de una orilla á otra sin peligro alguno, al menos en aquella ocasión. De Figueras, conservo tan sólo una idea vaga. En cambio, Gerona, donde pasé un día con su noche, permaneció en mi mente con impresiones indelebles… [Gerona y los Episodios Nacionales]
Barcelona fúe para mí un grato descubrimiento y un motivo de admiración, aun viniendo de París y Marsella. Me sorprendían y cautivaban la alegría de este pueblo, la confianza en sí mismo, y el ardor de las ideas liberales que entonces flameaban en todas las cabezas, aquel ingénuo sentimiento revolucionario, ensueños de vida progresiva y culta, tras de la cual corrían con igual afán los que conocían el camino y los que ignoraban por dónde debíamos ir para llegar salvos. En aquellos hermosos días de esperanza y fe, tenía la Libertad millones de enamorados, y lo que llamábamos Reacción había caído en el mayor descrédito. El sentimiento público era tan vivo, que las cosas amenazadas de muerte se caían solas, sin que fuera menester derribarlas.
La principal hermosura de Barcelona era entonces su Rambla, rotulada con diferentes nombres, desde Santa Mónica hasta Canaletas. Viéndola hoy [1903], paréceme que nada ha cambiado en ella, y que su animación bulliciosa de hace treinta años era la misma que actualmente le da el contínuo trajín de coches y tranvías. La Rambla es de esas cosas que, admitiendo las modificaciones que trae el tiempo, no envejecen nunca, y conservan eternamente su frescura risueña y la sonrisa hospitalaria.
El paseo más grato era entonces la Muralla de Mar, á la que se subía por la rampa de Atarazanas, y se extendía por lo que es hoy paseo de Colón. El paseante iba por el alto espacio en que se mecen hoy las cimas de las palmeras, y por un lado dominaba el puerto, en el cual hacían bosque los mástiles de los buques de vela, por otro podía curiosear el interior de los primeros pisos. Ya se hablaba de demoler la muralla, y los viejos se lamentaban de la destrucción de aquel lindo paseo, como de la probable pérdida de un sér querido; tan arraigada estaba en las costumbres la vuelta diaria por el alto andén en las tardes placenteras de verano. Los jóvenes la vierno desaparecer, y ya no se acuerdan de lo que fué uno de los mayores encantos de la vieja Barcelona.
El ensanche estaba ya bosquejado, y en el Paseo de Gracia iban tomando puesto las magníficas construcciones, que eran albergue y vanagloria de los ricos de entonces. Aun faltaba mucho para que se pudiera admirar la parada de casas con que el citado Paseo, la Rambla de Cataluña, la Granvía y otras nos deslumbran y fascinan, pasándonos por los ojos la vida fastuosa y un tanto dormilona de los millionarios de hoy. De jardines públicos no recuerdo más que el llamado del General, más allá de la Lonja, hacia el Borne. Era tan chico y miserable que si hoy existiera lo miraría con burla y menosprecio la más menguada plazuela de la moderna ciudad. Más allá se extendía la trágica Ciudadela, odiada del pueblo, que anhelaba destruirla, y casi casi anticipaba la demolición con sus maldiciones y anatemas.
Me parece que estoy viendo al conde de Cheste, en aquellos días de Septiembre, recorriendo la Rambla, seguido de los mozos de escuadra. Su arrogante estatura se destacaba entre el gentío, que le veía pasar con respeto y temor. Del último bando que publicó, conservo en mi memoria retazos de frases que denunciaban su carácter inflexible, su adhesión á la causa que defendía, así como sus gustos literarios, propendiendo siempre á cierto lirismo militar, muy propio de los caudillos de la primera guerra civil. No recuerdo bien si fué el 30 ó el 31 cuando empezaron á correr las primeras noticias de la acción de Alcolea. Fueron rumores, que más parecían ilusiones del deseo. Primero, secreteaba la gente en los corrillos de la Rambla; después, personas de clases distintas soltaban el notición en alta voz; y los crédulos y los incrédulos acababan por abrazarse… Lo que pasó luego en la ciudad no lo supe, porque mi familia tuvo miedo, creyendo que se venía el mundo abajo, y como habíamos de salir para Canarias, se resolvió abandonar la fonda de las Cuatro Naciones, y buscar seguro asilo á bordo del vapor América, que había de salir en una fecha próxima. Aquella noche, tertuliando sobre cubierta mi familia y otras que también huían medrosas, vimos resplandor de incendios en diferentes puntos de la población. El pueblo, inocente y siempre bonachón, no se permitía más desahogos revolucionarios, después de tanto hablar, que pegar fuego á las casillas del fielato.
Viajeros pesimistas, que iban con nosotros, auguraban asolamientos y terribles represalias que ponían los pelos de punta; pero nada de esto pasó, al menos por entonces. El pueblo, aquí como en el resto de España, rarísima vez ha sido vengativo en las conmociones puramentes políticas. Se ha contentado con un cambio infantil de los nombres y símbolos de las cosas, así como los primates apenas han sabido otra cosas que erigir nuevas columnas en la Gaceta, llenas de ineficaz palabrería.
Tengo muy presente al segundo de á bordo, catalán de acento muy cerrado, sujeto entrado en años, locuaz, ameno y de feliz memoria. Monstrándome el edificio de la Capitanía general, que tras la Muralla del mar desde el vapor se veía, me contó con prolijas referencias de testigo presencial la horrible muerte de Bassa, como lo arrojaron por el balcón, como lo apuñalearon, y echándole una cuerda al cuello, arrastraron por las calles su acribillado cuerpo. Poco sabía yo de estas cosas. De la dramática historia del siglo sólo conocía las líneas generales, y eran vagamente sintéticas mis ideas sobre las sanguinarias peleas por los derechos de dos ramas dinásticas, sin que en tan estúpìda y fiera lucha haya podido ninguno de los dos bandos demostrar que su rama valía más que la otra.
Naturalmente, no pensaba yo así en aquel tiempo, pues mis conocimientos de la historia patria eran cortos y superficiales, y del libro de la experiencia había pasado muy pocas hojas. Los frutos de la verdad son tardíos. Vienen á madurar cuando maduramos; pero en nuestro afán de vivir á prisa, comemos verde el fruto, y de aquí que no nos haga todo el provecho que debemos esperar… Como digo, yo sabía de estas cosas menos de lo que hoy sé, que no es mucho, y mis inclinaciones hacía la novela eran todavía indecisas por estar la voluntad partida en tentativas y ensayos diferentes. La Fontana de oro, primer paso mío por el áspero sendero, no estaba aún concluída. Ín diebustillis [In diebus illis: en días aquellos], cuando por primera vez estuve en Barcelona, llevaba conmigo dos tercios próximamente de aquella obra, empezada en Madrid en la primera del 68, continuada después en Bagneres de Bigorre, luego pasada por Barcelona y las aguas del Mediterráneo para que se refrescara bien, y concluída por fin en Madrid andando los meses.
El vapor América salió para Canarias, y á mí me dejó en Alicante.
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Dispénseme usted, señor director… Las horas vuelan, y está cerca ya la de mi partida de Barcelona.
Quédese la continuación para el año próximo.
B. Pérez Galdós.
Barcelona 8 de Agosto de 1903.
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Descripción del espectáculo «Buffalo Bill’s Wild West», con unas consideraciones antropológico-literarias; desembarcan mareados, y se embarcan hambrientos
BÚFALO BILL’S
[Información zoológica sobre los búfalos]
Barcelona tuvo el gusto de ver pieles-rojas de la gran familia americana en 1493 cuando Cristóbal Colón regresó de su primer viaje, siendo recibido en nuestra ciudad por los reyes católicos.
Pero en cuanto á bisontes bien se puede asegurar que no vio aquí el primero hasta hace unos doce años, cuando vino el domador Bidel en sus buenos tiempos, trayendo una rica y variada colección zoológica en la cual había un hermoso ejemplar de aquellos indivíduos de la espacia bovina.
A pesar de que en 1493 vinieron caribes á Europa, Barcelona que ha visto trabajar en sus teatros árabes, senegaleses, tártaros, mongoles, etc… no había visto aún en su verdadero traje á los hijos da las praderas norte-americanas hasta el día de ayer en que les vio aparecer con sus túnicas de piel de antílope adornado con púas de puerco espín y sus típicos mocasines, con el rostro pintarrajeado á la usanza de su país y llevando también sus propias armas y arreos de la vida nómada.
Los indios de la América del Norte, algo distintos de los fueganos y sud-americanos, como también de los toltekas de la región central, pertenecen en su mayoría á la numerosa tríbu da los Siux, y hablan la lengua narcotah que algunos sabios comparan al dialecto de los tártaros manchues. Lo cual puede probar que an épocas remotas los hijos del Asia invadieron las llanuras del Alaska, pasando el estrecho de Bering.
Esta raza que no nos ha hecho ningún mal y que tan bien acogió á los primeros europeos, causa verdadera tristeza á los hombres pensadores al verla destinada á fundirse ante los rayos de la civilización moderna que de día en día va extendiendo sus conquistas hacia el Lejano Oeste como denominan los yankees á la extensa pradera americana.
Mañana no quedará como recuerdo de su pasada existencia más que aquel triste poema conocido en los Estados Unidos por Las Memorias de Tanner el cual tan bien los retrata en su vida íntima por haber participado de ella durante 30 años.
Y luego como nota de brillante colorido, las populares descripciones del conocido autor de Los cazadores de caballeras y La Jornada de la Muerte, también recordarán á esos desgraciados pieles rojas, condenados á perecer en la especie. Estas obras encierran el principio y fin de aquellos desdichados hijos del desierto, crueles con la raza blanca, desde el día en que ésta les pagó su hospitalidad con la más negra de las ingratitudes.
Saludemos pues benévolamente á los últimos descendientes de un pueblo que fué, y de cuyas dos ramas Aztecas y Delavares ya no queda ni un solo individuo; y vamos á describir la fiesta de ayer.
El espectáculo
El espectáculo «Búfalo Bill’s Wild West», puede considerarse dividido en tres partes: presentación de costumbres de los habitantes del Oeste de los Estados Unidos, agitación y ejercicios de tiro.
En la primera, que no importa decir es la más instructiva, se presentan escenas sumamento pintorescas, y que si bien no producen una ilusión completa, trasladan al espectador con un pequeño esfuerzo de imaginación á las praderas americanas del Oeste.
La segunda es una demostración brillante del dominio que sobre el caballo tiene el ginete americano, tanto el indio como el blanco.
Y la tercera, es una prueba de la habilidad que en el tiro de pistola, revólver y carabina, tienen los norteamericanos y especialmente el coronel Cody.
Constituía el primer número del programa de ayer el desfile de toda la compañía. Presentóse el grupo de los indios Arrapahos, con sus trajes de colores, la cabellara suelta, casi tendidos sobre sus caballos, á la carrera, formados en línea, dando aullidos, blandiendo sus armas, y después de dar una vuelta al redondel detuviéronse en medio, todos á una y con precisión admirable. Allá á lo lejos se vio aparecer á su jefe Black Heart (Corazón Negro), que fué recibido con gritos de júbilo por sus subordinados, y después de dar también una vuelta á la pista se detuvo junto á ellos.
Al mismo tiempo aparecía un grupo de vaqueros americanos seguidos del rey de los vaqueros, Buck Taylor, y practicaron la misma maniobra.
Así fueron desfilando el grupo de indios Brulé; su jefe Little Chiot; el grupo de la tribu de indios Cut Off; Bave Bear (Oso valiente), otro grupo de vaqueros mejicanos; el de indios Cheyenne; Eagle Horn (Cuerno de águila), su jefe; un grupo de muchachas del Oeste de los Estados Unidos; el vaquero más pequeño del mundo llamado Bennia Irving; los Boys Chiete, pequeños jefes del pais de los Siux; las banderas española y norte-americana; el grupo ds indios Ogallala Siux; su jefe Low Neck (Cuello Corto); Rockey Rear (Oso Rojizo) médico hechicero del pais de los Siux, según rezan los programas, Red Shirt (Camisa Roja) jefe guerrero del pais de los Siux, y por último el arrogante Buffalo Bill, ó sea el coronel Cody, que después de dar, montado en su brioso caballo, la vuelta de ordenanza á la pista, se paró de repente ante la presidencia y saludó quitándose el sombrero airosamente.
Mientras duró el desfile no cesaron ni un punto los gritos de los indios, que, con sus multicolores trajes, su rostro pintarrajeado, sus cabellos completamente negros y sueltos formaban un conjunto abigarrado y en extremo pintoresco.
Los aplausos del público demostraron el buen efecto que la había producido el desfila.
Una carrera de caballos entre ua mejica-no, un vaquero y un indio, y una pantomima en que se ponía á la vista el modo de conducir el correo en las regiones fronterizas de los Estados Unidos antes de la construcción de los ferrocarriles constituyeron los dos números siguientes.
Aunque en Barcelona estamos cansados de ver hábiles tiradores, arrancó aplausos con sus ejercicios de una precisión admirable, la señorita Annie Oakley.
Daba gusto ver á aquella niña, pues aspecto de niña tiene desde lejos, colocarse á seis ó siete pasos de la carabina; echar á correr al mismo tiempo que se le arrojaba al aire un objeto, cojer la carabina, disparar y convertir en cien pedazos el blanco.
El ataque, por los indios, de un tren de emigrantes es un cuadro que impresiona por su acción verdaderamente dramática, y que tiene por remate una nota elegante y sumamente agradable. Las chicas del Oeste y los vaqueros, para demostrar la alegría que les ha producido el haber derrotado á los indios, bailan á caballo los rigodones conocidos con al nombre de Virginia Reel.
Tiene también interés dramático, aunque hay que confesar que todas estas escenas en que se presentan episodios, tienen mucho de espectáculo, y por lo tanto la ilusión dista bastante de ser completa, el desafío de «Búffalo Bill» con Yellow Hand en presencia de las tropas ds los Estados Unidos y de las fuerzas de los indios rebeldes, después de haber andado á tiros unos y otros. Esta pantamima se refiere á un acontecimiento histórico en que fué principal actor el mismo «Búffalo Bill.»
La escena que en nuestro concepto tiene más sabor local, si así puede decirse, es la primera de las que en el programa son llamadas «Pasatiempos de los vaqueros». Consiste en tirar el lazo á una manada da caballos que figuran ser salvajes y que corren como flechas. En las otras escenas se ve más la hilaza, ó sea el estudio y la preparación, pero de todas maneras tienen gran mérito. Montan aquellos ginetes increíbles sobra los caballos indomables, se agarran fuertementa de piernas á los lomos, clavan las espuelas en los ijares, y ya puede botar, y encabritarse, y arrojarse al suelo, y revolcarse, el caballo: permanece el ginate pegado al animal y llega por fin á dominarlo por completo. Sucede á veces que el ginete cogido fuertemente á la cuerda es arrastrado por el caballo; otras en que cae debajo de este, herido, y sus compañeros tienen que levantarlo.
Otro de los números curiosos es el ataque de la diligencia Deadwood, por los indios y su derrota por las avanzadas y los vaqueros almando da «Búffalo Bill».
El vehículo que sa presenta, completamente desvencijado y en el que subieron varios señores del público y dos cow-boys, es célebre por los muchos asesinatos que en él se han cometido y por las celebridades que en él han viajado.
Según el programa, dos presidentes de los Estados Unidos, cuatro reyes y todas las personas reales que asistieron al Jubileo da la reina Victoria en Londres, se han sentado en este carruaje.
Produce verdadera emoción la carrera á caballo de dos mujeres indias. Montan á horcajadas como los hombres, se agarran como ellos fuertemente á los lomos y salan disparadas. El caballo no lleva silla, ni estribos, y sin embargo, aquellas amazonas parecen adheridas al bruto.
Sosos y monótonos, si se quiere, son los bailes del trofeo, de cabellera y de guerra que dan á conocer los indios; pero como son reproducciones exactas de las mismas danzas que se bailan en el Fart-vest, ó mejor las mismas, tienen todo el sabor local que se puede pedir.
La caza del búfalo, no obstante ser uno de los números más llamativos del programa, no resulta, á nuestro parecer, a mucho efecto. Casi es tan sosa como las danzas.
El joven tirador Johnne Bake, el tiro de pistola y de revolver y las carreras á caballoentre chicas americanas fronterizas, no ofrecen ninguna novedad, pero tienen extraordinario mérito por la precisión.
En cambio «Buffalo Bill» tirando montado á galope y con precisión suma, es una de las cosas más notables que darse pueden.
El ataque de un rancho fronterizo tiene también mucho de convencional; pero da una idea bastante exacta del sigilo y la audacia son que llevan á cabo los indios sus golpes de mano.
Termina el espectáculo con el desfile desordenado de tedos los indios, vaqueros y mejicanos. Formando tres círculos concéntricos, corren los ginetes en opuestas direccionas con rapidez vertiginosa, lanzando ahullidos salvages. Es de ver flotando al aire las plumas y las cabelleras de los indios, entremezclándose los brillantes colores de los trages, á los pálidos rayos del sol muriente. Parece imposible que no haya la más leve confusión, que puedan dar vueltas con la seguridad de una rueda sin que uno interrumpa un solo instante el paso del otro. Por fin, en informe pelotón regresan á las cuadras, sobresaliendo entre todos la varonil y gallarda figura de Búffalo Bill.
Al salir del cireo la concurrencia se desparramó por los campamentos para ver de cerca los indios que se mantenían encerrados en sus tiendas, asomando da vez en cuando la cabeza con el cebo de un cigarrillo.
A la puerta del hipódromo vimos vendedores de caña dulce y en el interior unos vendedores ambulantes ofrecían otro dulce preparado con granos de maíz y miel.
Un chiquillo piel roja que discurría entra la gente, tomaba los céntimos que le ofrecían con el mismo desenfado de un piel blanca. Por lo visto estos salvajes ya están fuera de la edad de ia permuta y comienzan á familiarizarse con la moneda.
Producía extraño efecto aquel campamento indio del Far-West trasladado á la izquierda del ensanche, y uno no sabía convencerse de que con tanta tranquilidad pudiéramos permanecer sin peligro al lado de los terribles cazadores de cabelleras.
La concurrencia que asistió al nuevo Hipódromo fue numerosa. No bajaría de siete mil personas.
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«Carnicería y conflagración» después de la huelga de Solidaridad Obrera
WOMEN FIGHT SAVAGELY.
Witnesses Describe Scenes of Carnage and Conflagration in Barcelona.
CERBERE, France, July 30. — The first direct dispatch from Barcelona since the fighting began there reached this place to-day, and is without date. It says:
«Barcelona has been a perfect hell. Half the population is terrorized, and the other half is mad with blood. The troops of the garrison, amid shouts of approval from the mob, repeatedly refused to fire on the people, and the work of repression fell upon the police and civil guard. They charged the revolutionaries and used their firearms freely everywhere, but numbers were against them. As this dispatch is sent the streets are in possession of the barricaded insurgents. The destruction of property has been great. Barcelona is completely isolated and running short of food.»
Exactly what stage of the proceedings this dispatch covers it is impossible to say.
The officers of the steamer Scutari arriving at Marseilles to-day from Barcelona, which port they left Wednesday afternoon, say the collision between the troops and the rioters began on Monday morning immediately after the declaration of a general strike. The rioters tore up the pavements and built barricades behind which they fought desperately. The troops and civil guard took many of the barriers by assault, and by night had brought about some semblance of order. Rigorous orders were issued by the authorities, the people being instructed to remain in their homes on penalty of being shot on sight after dark.
On Tuesday morning, the Scutari’s officers say, the streets were filled with cavalry, infantry, and artillery, who gradually cleared the principal streets and squares, notably the Rambla Santa Monica and [Plaza de Cataluña], placing the batteries and machine guns so as to command the adjacent streets. The loss of life during these operations was heavy. The rioters, as they were driven back, built new barricades as fast as the old ones were captured, and entrenched themselves in the suburbs of San Andre, San Antonio, [Badalona], and elsewhere, holding the troops at bay in spite of the raking fire of the artillery.
Everywhere flames broke out from churches, convents, and factories, and the skies at night were scarlet with the reflections of the fires. During Tuesday night the rattle of musketry, the drumming of machine guns, and the booming of cannon were ceaseless, and fierce fighting was in progress when the Scutari sailed.
All Convents Burned But One.
Passengers just arrived at Cerbere from Gerona, who went to San Felice from Barcelona by sea and then on foot to Gerona, where they took passage on a train, say the revolution was in full swing when the left the City of Barcelona. The «House of the People,» the headquarters of the rioters, was razed to the ground by artillery, and all of the convents except one in Calle Caspe, which was defended by Jesuits and a civil guard, were burned.
The Montjuich forts bombarded the Rambla and the Paseos. Ten thousand revolutionists were daily fighting in the streets under the direction of a Revolutionary Committee, which had charge of the movement. The Caldos Bridge was blown up by dynamite. At Lesomatin an armed civil body had thrown its fortunes with the revolutionaries and was holding the troops and civil guards at Barcelona.
From other towns on the Franco-Spanish frontier come many reports confirming what has been said of the terrible fury of the women throughout Catalonia. At Barcelona they fought behind the barricades with the men, urging them to fight to the death. Everywhere they resisted searches by gendarmes for recruits for the reserves, barring the doors of their houses and firing at the soldiers from the windows.
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Atentado del lerrouxista Manuel Possá Roca, alentado por Pablo Iglesias, contra Antonio Maura, ex presidente del Consejo de Ministros
ATTEMPTED MURDER
SEÑOR MAURA FIRED AT
ASSAILANT ARRESTED
By Telegraph. – Press Association. – Copyright
MADRID, 23rd July.As Señor Maura, ex-Premier of Spain, alighted from a train at Barcelona, a man fired twice at him. He was wounded in the arm and leg. A third bullet struck Señor Maura’s friend and wounded him seriously.
The assailant was caught.
OUTRAGE ATTRIBUTED TO REVENGE
A DESPERATE YOUTH
MADRID, 24th July.His wife and other relations accompanied Señor Maura. The latter’s lady cousin, after a second shot, seized the assailant and a carrier named Roca, aged eighteen.
The outrage is attributed to revenge for Señor Maura’s severe suppression of the insurgents last year.
ROCA’S DECLARATION.
HE ACTED SPONTANEOUSLY.
CRIME HAD ANARCHIST ORIGIN. (Received July 25, 10 a.m.)
MADRID, 24th July.Roca declares that he acted spontaneously, that he had no accomplices, and that he does not belong to a secret Society.
A search of his domicile shows that the crime was of Anarchist origin. Señor Iglesias, a Socialist, during a recent debate in the Chamber of Deputies concerning repression measures in Barcelona, raised a storm of indignation by remarking that an attack on Señor Maura’s person would be admissible, it necessary, to prevent his return to power.
Señor Canalejas sternly protested against, such incitations, adding that the Government would enforce the law with a heavy hand.
Señor Canalejas, the Premier, yesterday referred to that incident. He scathingly denounced Roca’s cowardly act, and eulogised Señor Maura’s selfsacrifice while in office.
There were loud cheers, except from the Republican side.
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Suspensión de pagos del Banco de Barcelona
No hubo, en general, sorpresa: venían circulando graves rumores sobre la vieja e importante entidad; la seguridad producida por los dividendos distribuidos en el año 1919 estuvo minada por la sospecha de los excesos atribuidos a la sucursal abierta in el paseo de Gracia. Ni fue, para la mayoría, el fallo de «otro banco», ni lo ocurrido pudo explicarse como un fenómeno normal de postguerra. «A mucha gente, y todavía más a la de caudales modestos -escribe Hurtado-, les hizo el efecto de la muerte de alguien de la familia. Desde una larga serie de generaciones el Banco era una parte integrante de la ciudad… (En) aquella famosa sucursal aparecían unos nombres como beneficiarios de unos créditos fabulosos que nunca habían obtenido las mejores firmas catalanas. Dejando a un lado una docena de aprovechados entre el personal subalterno, no podía decirse que fuese la inmoralidad de los gestores la que había escamoteado la gran fortuna desaparecida, sino el afán de exprimir el crédito del Banco para hacerle rendir la máxima substancia, y la ineptidud de una gente improvisada que, al querer ensayar los procedimientos expeditivos de los grandes bancos modernos de disponibilidades inagotables, lo había aplastado con sus manos inexpertas».
Cambó compareció al día siguiente…: y otra vez contra el pánico que tal suspensión había desencadenado. «La crisis formidable que hace tambalear hoy toda nuestra economía es la crisis más injustificada, más irracional, más evitable de cuantas se hayan producido en el mundo. Nunca, Barcelona y Cataluña habían acumulado la riqueza que hoy tienen… Pero el pánico desencadenado los últimos días, lo pone todo en peligro». Volvía sobre los deberes del Gobierno y del Banco de España: «No se evitan las crisis económicas, pero se eviten, con una actuación del poder público y del banco de emisión, las crisis financieras, que siempre vienen determinadas por un pánico…». Por otra parte, en Cataluña, debían obtenerse trascendentales enseñanzas: «Esta crisis ha de significar el fin del individualismo en nuestra organización bancaria… Es preciso que no se pierda un momento en recriminaciones estériles…».
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Salida de columnas hacia Zaragoza, alocución de Durruti, bombardeo de Zaragoza desde el Prat
LA LUCHA ANTIFASCISTA
Varias columnas de fuerzas leales marcharon ayer sobre Zaragoza
Al frente de ellas van el comandante Pérez Farras y Buenaventura Durruti
LA AVIACIÓN DEL PRAT BOMBARDEÓ DE NUEVO LA CAPITAL DE ARAGÓN
LA REPRESIÓN DEL MOVIMIENTO SUBVERSIVO
Nuevos contingentes de fuerzas salen para Zaragoza
Poco después de las nueve de ayer mañana, en cumplimiento de las órdenes cursadas, se formaron, importantes concentraciones de fuerzas en diferentes lugares de nuestra ciudad. Dichas concentraciones recibieron más tarde la orden de concentrarse todas ellas, en el Paseo de Gracia, de donde se trasladaron al Paseo de Fermín Galán, donde se formó la tercera columna, que marchó por la tarde a Zaragoza para asaltar aquella plaza y reducir el foco rebelde, que todavía se mantiene en aquella capital.
A medida que transcurría el tiempo era mayor el número de milicianos y fuerza que acudía al lugar de la concentración.
Un gran gentío presenciaba la formación de la columna y alentaba a los combatientes que marchaban.
A las doce y media, la columna estaba a punto de marcha.
No puede precisarse el número de individuos que formaban esta expedición, por cuanto por el camino habían de unirse a aquélla otros contingentes de tropa y nuevo material de guerra.
VÍVERES PARA LOS EXPEDICIONARIOS
Se hizo circular la noticia de que buena parte de los expedicionarios, debido a la precipitación de la salida, no habían podido aprovisionarse suficientemente de víveres. Con tal motivo, acudieron al paseo de Gracia, cruce con la avenida del Catorce de Abril [la Diagonal], junto a la plaza de Cataluña, y a la plaza de España gran número de ciudadanos que llevaron toda clase de géneros alimenticios para las fuerzas.Fue una verdadera demostración de entusiasmo y de adhesión a las fuerzas antifascistas que enardeció al gran gentío que presenció el espontáneo avituallamiento de la tropa. Se dispuso que cuantos autos circulaban por los indicados, lugares cargaran con aquellos víveres y los trasladaran al cuartel de Pedralbes.
El señor Pérez Farras estuvo en Gobernación a despedirse del general de la División y a notificarle que salían para Zaragoza dos secciones, una de ellas por la estación de Madrid, Zaragoza y Alicante y otra por la del Norte.
El comandante Pérez Farras se despidió efusivamente del general Aranguren.
A las diez y media de la mañana salió del cuartel del Parque la fuerza, y van en ella los capitanes García Miranda y Navarro, los tenientes Sandaza, Maciá, Riutora y Gómez, los alféreces Calzado, Tomás y Moreno, los brigadas Prieto, Díaz, Gómez y Amaya y sargentos Blanco, Pérez, Vázquez, Primóla, García, González, Asensio, Muñiz, Cruz, Martínez Beltri, Nicolau, Aguado, Egea, Vidal Sabas y López.
Con la fuerza iba la banda de música, con el maestro Alegre.
La fuerza se dirigió hacia la Vía Diagonal y desfiló en formación por dicho paseo, plaza de Urquinaona, Layetana, pasando por delante de Gobernación. A la fuerza se unían los familiares de los soldados y clases y público, que los vitoreaba repetidamente.
Los soldados permanecieron en los andenes, obsequiándoseles con vituallas y bebidas el público que presenciaba todas estas operaciones. Junto con los soldados iban en los trenes milicias y voluntarios de los partidos obreros que integran el Frente popular, siendo el jefe de la expedición Ortiz, de la C. N. T., quien, con personal suficiente, atendió todos los detalles de la expedición.
Al frente del servicio sanitario de la C. N. T. figuran los médicos don Manuel Lozano y don Joaquín Viñas Espí, que tienen a sus órdenes practicantes, enfermeras, camilleros, personal de protección, botiquines y servicios de urgencia.
Va también otro servicio sanitario, además del de la tropa, organizado por don Jaime Aguadé.
Los soldados expedicionarios, como ya hemos indicado, fueron objeto de grandes muestras de afecto y simpatía, siendo animados para que regresen victoriosos.
También salieron fuerzas ayer tarde.
En esta expedición va el comandante Pérez Farras y el dirigente de la Confederación Nacional del Trabajo Buenaventura Durruti.
Acudieron a despedirles los familiares de los expedicionarios y mucho público, registrándose escenas y manifestaciones de afecto.
El material de guerra era acondicionado en las unidades dispuestas, interviniendo en la operación empleados y personal de las Agrupaciones obreras.
ALOCUCIÓN DE DURRUTI
Sobre las nueve y media de ayer mañana, y en nombre del Comité central de las milicias antifascistas de Cataluña, Buenaventura Durruti dirigió una alocución por radio. Entre otras cosas, dijo lo siguiente:Trabajadores de Cataluña, y especialmente los de Barcelona, que habéis respondido generosamente al llamamiento de la C. N. T., lo mismo que al de otras organizaciones, sindicatos y partidos políticos de izquierda que integran el Comité antifascista, tenéis el deber, hoy más que nunca, de escuchar a los miembros de este Comité, que os llama a organizar la defensa de lo qué habéis conquistado en Cataluña, y además, trabajadores, tenéis el deber de salir de Cataluña hacia Aragón para caer sobre esa capital que está en manos del fascismo y aplastarlo de una vez para siempre. En Aragón los compañeros, los trabajadores, son víctimas de las hordas fascistas, que se ensañan con el obrero. El proletariado catalán, que siempre está alerta, que siempre ha vivido a la vanguardia de la libertad de España, hoy más que nunca debe escucharnos. Pero no creáis que defendemos intereses personales, porque se trata del proletariado español, trabajadores, que no puede vivir otra vez «aquello» que todos hemos conocido que nos ha hecho vivir la más miserable de las vidas.
Tenéis un deber en estos momentos: concentraros en la calzada del paseo de Gracia a las diez de la mañana.
Una advertencia, trabajadores de Barcelona todos, y en particular los de la Confederación Nacional del Trabajo. Los. puestos que han sido conquistados en Barcelona que no sean abandonados. La capital no debe ser abandonada. Tenéis que permanecer en guardia permanente, ojo avizor, por si tuviésemos que responder a posibles acontecimientos. Trabajadores de la Confederación Nacional del Trabajo, todos como un solo hombre debemos ir a ayudar a los camaradas de Aragón.
Los aviones de la base del Prat bombardean de nuevo Zaragoza
El teniente coronel señor Díaz Sandino, jefe de las fuerzas aéreas de la base de Barcelona, comunicó a las ocho de anoche al Honorable Presidente de Cataluña, lo siguiente:Esta mañana hemos efectuado una detenida exploración de la situación de las fuerzas rebeldes en la región aragonesa.
En Caspe, hemos observado una concentra, ción de rebeldes y una pequeña columna de sediciosos. Los hemos bombardeado con mucha eficacia.
En la parte Norte de la región, sólo pequeños núcleos de fascistas, habiendo encontrado cerca de Huesca a la columna del coronel republicano Villalba que se dirigía hacia dicha ciudad.
El fuerte «Capitán», en Jaca, estaba ya en poder de las tropas leales, según radio del coronel Villalba recibido en ruta.
La parte Norte de dicha provincia completamente dominada por nuestras tropas republicanas. Sin encontrar nuevas fuerzas al mediodía hemos llegado sobre Zaragoza.
Hemos bombardeado con gran eficacia parte de la Academia, el campo de aviación y los cuarteles.
Las tropas fascistas nos han recibido con nutridísimo fuego de cañón, baterías antiaéreas y fusilería, sin causarnos ni un solo impacto. Cuando regresamos a nuestra base, hemos saludado a la primera columna que Cataluña manda en ayuda de sus hermanos aragoneses en Bujaraloz.
Con el entusiasmo de mis oficiales y tropas y el espritu combativo de las mismas, continuaremos la lucha hasta exterminar las fuerzas fascistas y libertar a nuestros hermanos di Aragón.
Hoy, como ayer y como mañana, estamos dispuestos a dar nuestras vidas por la libertad y por la República.
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Subida en la reputación del POUM
[Cita de Lois Cusick (1979). The anarchist millenium, memories of the Spanish revolution, 1936-37. Unpublished.]
[On Tuesday], the city was in the grip of a complete work stoppage.
The Patrols of Control took Montjuic fortress and trained its cannon on the Palau de la Generalitat … The block-long Popular Army poster on the communist Karl Marx House came down to reveal machine guns controlling the Passeig de Gracia, which the defense committees took over … Tuesday morning, the C.N.T. printers allowed only two papers to appear, Solidarida Obrera and the P.O.U.M.’s La Batalla … The Friends of Durruti and the genuine Trotskyites (Munis and Moulin) separately printed handbills calling for a revolutionary Junta to take over the government buildings. Josep Rebull’s P.O.U.M. left wing tried to win over the syndicalists at the barricades in another part of town for a march on the government buildings. Nothing came of these isolated initiatives … But the reputation of the P.O.U.M. shot up in the anarchist ranks. C.N.T.-F.A.I.-P.O.U.M. was the password at the barricades.
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Ricardo del Río: la escenificación de la victoria
La mañana del día 26 como presagiando lo que poco después del mediodía había de producirse. Pocas personas en las calles. Gestos tristes en los que habían visto cómo sus familiares habían abandonado Barcelona para no se sabía cuánto tiempo y otros con semblante alegre, ya que ansiaban el final que se avecinaba para dar rienda suelta a su alegría.
Un breve cañoneo a las diez de la mañana cayendo los proyectiles en la Plaza de España, altos de Montjuich y algunas calles de la barriada de Sans y más tarde se realiza el asalto al famoso monte vigía del puerto de Barcelona. Defendiéndole unos cuantos soldados de Infantería que en cuanto vieron aparecer la primeras fuerzas enemigas arrojaban sus armas. No fueron hechos prisioneros, sino que desembarazdos del arma que les habían dado en el Ejército republicano, les fue entregado un fusil del Ejército nacionalista y colocados en vanguardia. Esta operación se realizó simultáneamente en Vallvidrera y Tibidabo, deteniéndose un momento el avance para sacar a los presos que había en el famoso castillo y en la prisión establecida en lo que había sido Pueblo Español de la Exposición de Barcelona, entre los que se encontraba el Teniente Coronel Domingo Rey d’Harcourt encargado de la defensa de Teruel cuando fue tomado por la República y que todavía no había sido juzgado.
A la una de la tarde acuerdan realizar la entrada de la ciudad catalana, y dos columnas, una que baja de Montjuich hacia la Plaza España, siguiendo la calle de Cortes a las Ramblas y otras que descendiendo del Tibidabo toma la calle de Muntaner hasta la Diagonal, siguiendo esta Avenida hasta el Paseo de Gracia. No entraron fuerzas extranjeras. Estas se quedaron en retaguardia. Soldados navarros, que habían llevado el peso de las operaciones, unidades gallegas y algunas banderas del Tercio, fueron los primeros en cruzar las calles vacías de Barcelona. Más tarde llegaron moros y los generales Yagüe y Eliseo Álvarez Arenas, y después el General Jefe del Ejército del Norte.
No quisieron evitar la salida de Barcelona de cuantos quisieran marcharse. Si hubieran deseado lo contrario, retrasan unas horas la entrada, desciende[n] por la ladera izquierda del Tibidabo y dirigiéndose al la carretera de Granollers hubieran cortado toda salida de Barcelona. De la forma en que se llevó a cabo fue posible que numerosas personas que no habían creído, llevadas de un optimismo ignorante, en la segura y próxima caída de la capital catalana, evacuasen la ciudad. Asíe se presenciaron espectáculos dignos de relatar en los que unos a otros y mientras en rápida carrera se dirigían a la carretera de salida, se fuesen avisando con estas voces: ¡Los facciosos están esquina la calle de Aribau! ¡Ya bajan por el Paseo de Gracia! Todo esto fue presenciado por muchos de los que habían salido de Barcelona hacía 48 horas y que habían podido regresar por la razón antedicha a realizar alguna función de su empleo o a recoger a algún familiar. Se supo de este modo rápidamente hasta el menor detalle de la toma de Barcelona.
Un detalle de la ignorancia en que se encontraron los ciudadanos de Barcelona del momento culminante de la entrada de los soldados de Franco, debido a la casi nula lucha, es que las emisoras de Barcelona seguían funcionando con el personal antiguo y cumpliendo su programa normal como si continuase el Gobierno de la República, haciéndose cargo dos horas después de estar la ciudad en su poder de las emisoras un Teniente de Transmisiones, cuando el «speaker» de Radio Barcelona continuaba su labor como si nada hubiese ocurrido.
Pasados los primeros momentos los elementos facciosos de la ciudad hicieron aparición y se hizo salir a la gente a la calle para que se animase el espectáculo de la Conquista de Barcelona. Más tarde un discurso del General Álvarez Arenas y unas órdenes del General Dávila fueron el botón final a las primeras fases de la entrada en Barcelona. Todo este relato se ajusta en un todo a la realida, ya que de la mayor parte de lo relatado fue testigo el que esto escribe y otros detalles han sido contados por personas de absoluta seriedad que tuvieron ocasión de presenciarlos.
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Inauguración del monumento de Frederic Marés a la victoria franquista en el cruce de Diagonal con Paseo de Gracia
Giornale Luce B1672 del 16/02/1940
Descrizione sequenze:inaugurazione del monumento della Vittoria franchista a Barcellona, autorità militari e soldati schierati di fronte al monumento, una donna sta a fianco di un’autorità militare; la statua viene scoperta; soldati in ginocchio di fronte al monumento; un sacerdote tiene una funzione religiosa, le autorità militari fanno il saluto fascista; inizia una parata di reduci dalla guerra civile, folla ai lati della strada, militari marciano; autorità in tribuna osservano la parata; soldati a cavallo sfilano; reparti dell’artiglieria motorizzata sfilano; -
«El pueblo en masa recorr[e] las calles de la ciudad expresando [en castellano y catalán] su decisión de mantener incólume la independencia de la Patria»
[…]
Ya en las primeras horas de la mañana empezó a iniciarse la animación en distintos puntos de la ciudad. Desde sus barriadas extremas las gentes acudían al Paseo de Gracia y calles por donde estaba anunciado el paso de la manifestación, portando centenares de pancartas alusivas en las que la protesta popular y el patriotismo hallaban formas ingeniosas de expresión para condenar la campaña de falacias con que se quiere entorpecer la vigorosa marcha de España hacia su imprescriptible destino.
No solamente desde las barriadas, sino también desde todos los centros universitarios, fábricas, industrias y entidades de todo orden fueron saliendo numerosos grupos de manifestantes para engrosar el gentío que ya mucho antes de la hora prevista para iniciar el desfile ya llenaba totalmente y en toda su amplitud inmensa el Paseo de Gracia, calles adyacentes y una buena parte de la Avenida del Generalísimo, a derecha y izquierda del Paseo de Gracia.
[…]
Ya desde la noche anterior, las calles ciudadanas estaban materialmente cubiertas de octavillas en castellano y catalán, en las que se expresaba la voluntad popular de oponerse rotundamente a toda intromisión de allende las fronteras, ratificando la devoción española hacia el Generalísimo.