Entra el rey D. Juan II y jura los fueros de la ciudad.
Etiqueta: Fueros de Aragón
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Con nueve años, jura los fueros Fernando II
D. Fernando, que fue despues el católico, jura como heredero de la corona y á la edad de nueve años los fueros del pais
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El anti-rey Pedro jura los fueros
D. Pedro condestable de Portugal, elegido rey por los catalanes, jura los fueros del principado.
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Juan II de Aragón jura los fueros después de tomar Barcelona
As the father of the deceased prince was too old and his children too young, to give effectual aid to their cause, the Catalans might be now said to be again without a leader. But their spirit was unbroken, and with the same resolution in which they refused submission more than two centuries after, in 1714, when the combined forces of France and Spain were at the gates of the capital, they rejected the conciliatory advances made them anew by John. That monarch, however, having succeeded by extraordinary efforts in assembling a competent force, was proceeding with alacrity in the reduction of such places in the eastern quarter of Catalonia as had revolted to the enemy, while at the same time he instituted a rigorous blockade of Barcelona by sea and land. The fortifications were strong, and the king was unwilling to expose so fair a city to the devastating horrors of a storm. The inhabitants made one vigorous effort in a sally against the royal forces; but the civic militia were soon broken, and the loss of four thousand men, killed and prisoners, admonished them of their inability to cope with the veterans of Aragon.
At length reduced to the last extremity, they consented to enter into negotiations, which were concluded by a treaty, equally honourable to both parties. It was stipulated that Barcelona should retain all its ancient privileges and rights of jurisdiction, and, with some exceptions, its large territorial possessions. A general amnesty was to be granted for offences. The foreign mercenaries were to be allowed to depart in safety ; and such of the natives as should refuse to renew their allegiance to their ancient sovereign within a year, might have the liberty of removing with their effects wherever they would. One provision may be thought somewhat singular, after what had occurred ; it was agreed that the king should cause the Barcelonians to be publicly proclaimed, throughout all his dominions, good, faithful, and loyal subjects ; which was accordingly done!
The king, after the adjustment of the preliminaries, «declining,» says a contemporary, «the triumphal car which had been prepared for him, made his entrance into the city by the gate of St. Anthony, mounted on a white charger; and, as he rode along the principal streets, the sight of so many pallid countenances and emaciated figures, bespeaking the extremity of famine, smote his heart with sorrow. He then proceeded to the hall of the great palace, and on the 22nd of December, 1472, solemnly swore there to respect the constitution and laws of Catalonia.
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Fernando el Católico jura los fueros
D. Fernando el católico presta juramento de guardar las constituciones y fueros del pais.
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Los Reyes Católicos juran los fueros
Los reyes Católicos juran en la plaza de Framenors, hoy de Medinaceli, guardar los fueros del pais.
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Carlos I de España entra y jura los fueros
Entrada solemne en Barcelona de Cárlos I de España y V de Alemania, y juramento que hace en la plaza de S. Francisco (hoy de Medinaceli) de observar las constituciones y fueros del pais.
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Carlos I de España jura los fueros
El rey Cárlos I jura en el palacio real los fueros del pais.
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La autoridad real encarcela al diputado militar Francesc de Tamarit y a dos consejeros por oponerse al supuesto estacionamiento en la ciudad de un ejército, y las autoridades locales alegan que su detención es una violación de las constituciones catalanas
Sávado á la tarde, á [18] de Marzo 1640, por orden de Madrid mandó su ex(ellenci)a que el alguacil Monrrodon (Juan Miguel de Monredón) prendiera al diputado militar D(o)n Joseph de Tamarite ([Francisco de Tamarit]), y entendida por éste la orden, sin resistencia alguna se fué á la cárcel, para no conmover el pueblo. También la Ciudad disimuló su sentimiento en la prisión de J. Vergos (Francisco Juan de Vergós), cavallero, y Leonardo Serra, consejero de ciento, y por no irritar la plebe, que estava ya en disposición al menor movimiento de sublevarse Barcelona, porque estas capturas sucedían, por no permitir el diputado que se alojara la gente que el Rey quería dentro de Barcelona, y defender en Consejo de ciento los dos arriba d(ic)hos, el mismo sentir contra la voluntad del Rey, que era, sigún todos decían, de poner y alojar dentro de Barcelona diez mil hombres; pero no obstante las capturas echas, no se consiguió el fin deseado.
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Peterborough toma Barcelona para Carlos y rescata a una guapa de la multitud
Then Peterborough directed his attention to the town below, reached the walls, and induced the governor, Velasco, to agree to surrender within four days, if not relieved. Relief was out of the question; and within the town the Austrian partisans were numerous and daring: bands of Miquelets, a sort of lawless association of Catalans, threatened to throw open the gates, and subject the whole city to fire, sword, and plunder; so that even before the time mentioned, Velasco was forced to capitulate, and to entreat the enemy to enter, and secure him and the respectable inhabitants from the fury of the Miquelets and the rabble of the town. Peterborough, like a preux chevalier, rode into Barcelona instantly with only a few attendants, and rescued from the rabble a beautiful lady, who proved to be the Duchess of Popoli, the wife of a grandee of Spain, who derived his title from a town in the Abruzzi. and who possessed, or, rather, had possessed, immense estates in the Neapolitan kingdom. He restored the fair lady to her lord: and, riding through a loose, mad fire of guns and pistols, and making use of persuasions and of the flat of his sword, he at last succeeded in reducing that rabble rout to order, and saved the lives of the governor and his officers.1 «The Spaniards,» says Voltaire, «were confounded at the sight of so much magnanimity in the English, whom the populace had taken for pitiless barbarians, because they were heretics.» Immediately after this remarkable achievement, the whole of Catalonia and every fortified place in it, with the exception of Rosas, submitted to Charles. But Peterborough was not the man to sleep under his laurels ; he flew in search of fresh exploits, and led his troops over the ground as fast as Spanish cabinet couriers traveled.
1 » The Earl of Peterborough, with Stanhope and other officers, rode about the streets to stop this fury, and to prevail with the people to maintain their articles of capitulation religiously; and in doing this, Stanhope said to me, they ran a greater hazard, from the shooting and fire that was flying about in that disorder, than they had done during the whole siege.»—Burnet.
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La columna Arquer-Grossi del POUM sale de Barcelona y masacra a civiles en Huesca
Los primeros milicianos catalanes
El 23 de julio, la columna del POUM, bajo las órdenes de Jordi Arquer y el minero Manuel Grossi, desfiló por las Ramblas y la plaza de Cataluña, para salir al día siguiente desde la estación de Francia en dirección a Zaragoza y Huesca. Fernández Jurado quedó adscrito a la centuria Pedrola ?Miquel Pedrola, miembro del comité ejecutivo de las juventudes del POUM, morirá en el frente de Huesca?, en la que también formaban jóvenes socialistas internacionales como el alemán Walter Schwars o el cubano Juan Alcañiz.
En Monzón, a donde llegaron los milicianos en camiones, Ramón toma contacto con la violencia revolucionaria que el golpe de Estado desató en los primeros momentos. El colapso político que había sufrido la República determinó una quiebra en distintos ámbitos institucionales, en particular en el control de los instrumentos coercitivos que debían asegurar el orden social. El comité local montisonense había detenido a 6 conocidos falangistas, pero la agitación callejera producida ante la primera oleada de voluntarios catalanes y las exigencias de una indiscriminada acción punitiva contra derechistas y propietarios, impuesta por el grupo denominado “Los Tigres”, elementos incontrolados de la centuria poumista Llorenç Vila, propiciaron nuevos arrestos. Un total de 24 personas fueron congregadas por la fuerza en la plaza de Monzón y al grito de “mueran los fascistas”, asesinadas. Ramón Fernández Jurado explica en su libro autobiográfico Memòries d’un militant obrer (Barcelona, ed. HACER, 1987), la incontenible repugnancia que le produjo la brutalidad desnuda, “una masacre ?dice? que se les escapó de las manos a Arquer y Grossi”, y que a él le marcó con una enorme y perturbadora impresión.
El siguiente destino fue Sariñena. De nuevo el orden quebrantado y la justicia arbitraria comenzaban a campar por sus fueros, si bien en la población monegrina se atemperaron prontamente los ánimos exaltados. Fernández se alojó en un domicilio particular, como todos los milicianos cuando llegaban en tránsito o con carácter definitivo a un pueblo. La propietaria de la casa, que no lograba apaciguar su desconsuelo, explicó al huésped que su hijo se encontraba detenido en el edificio del Ayuntamiento y temía por su vida. Fernández Jurado se interesó por la suerte de quien resultó ser Ignacio Ballarín Segura, representante de la firma Cros de fertilizantes y abonos, logrando su libertad tras la presentación de testimonios a su favor. Ballarín, padre del futuro notario y procurador de las cortes franquistas Alberto Ballarín Marcial, de doce años en este momento, se convirtió en un buen amigo de Ramón, quien a pesar de los esfuerzos realizados, nada pudo hacer por salvar la vida del joven coadjutor sariñenense Eduardo Colay, ni del coronel retirado Bernardo Cariello. Ambos fueron fusilados mientras gritaban “Viva Cristo Rey”.