Etiqueta: fascismo

  • El golpe de Macià, financiado y traicionado por Ricciotti Garibaldi, un agente de Mussolini

    Plot, pounce

    The vivid staccato name of Garibaldi is synonymous with revolution and romance. Last week it seemed that a new Garibaldi, a grandson of the Liberator, had arisen to wade in glory. He is Colonel Ricciotti Garibaldi, Italian World War hero, officer of the Legion of Honor. For some months he has resided at Paris, the swashbuckling idol of expatriate Italian and Spanish anti-Fascists. Last week he put in the field 400 armed companions disguised as mountaineers who assembled in Southern France and attempted to march in force across the Spanish border.

    Midnight March

    The field commander for Colonel Garibaldi was that famed Catalonian patriot, Colonel Francisco Macia. For years he has striven to foment a revolution which should set his native Catalonia free from the dominance of Madrid. Last week he rode at midnight toward the Spanish frontier with a glad heart. Were not the invading 400 patriots equipped with rifles, machine guns, a medical corp, and even a strong box heavy with newly designed and minted Catalan money? All was prepared….

    Suddenly operatives of the French Secret Police, re-enforced by French infantry, pounced—arrested Colonels Garibaldi and Macia and most of their supporters.

    Double-Cross

    Following these wholesale arrests, the fruit of a year and more of sleuthing by the French police, the Spanish Government expressed its gratitude and its relief at this nipping of the plot upon French soil.

    The French police, calmly industrious, continued to investigate. They discovered documents which appeared to brand Colonel Garibaldi as an agent provocateur employed by the Italian Secret Service. His role has been to pose as an anti-Fascist and thus keep his employers informed of what plots were going forward among the Italian and Spanish foes of Dictators Benito Mussolini and Primo de Rivera.

    Allegedly the Spanish Government, warned by II Duce, held troops in readiness to pounce upon the invading army of Colonel Garibaldi and Colonel Macia last week, if it had ever crossed the frontier. In that event the «invaders» would have been shot, instead of reposing as they now do safe in French jails.

  • Mil jovenes fascistas italianos, entre los cuales dos hijos del Duce, llegan para la Exposición; el alcalde se encuentra fuera

    Ayer, a las nueve y media de la mañana, recaló en el puerto, anclando en el muelle de Barcelona, el vapor italiano «Cesare Battisti», a bordo del cual viajan mil ciento cuarenta jóvenes italianos pertenecientes a las vanguardias fascistas.

    En el muelle esperaban la llegada de los jóvenes vanguardistas el gobernador civil, señor Milans del Bosch; el teniente de alcalde señor del Río, que representaba al alcalde [Darius Rumeu y Freixa]; el coronel del ejército italiano señor Chiappa; el cónsul y vicecónsul dé Italia en Barcelona, representaciones de todas las entidades italianas radicadas en nuestra ciudad, gran número de personal de la colonia y del fascio local y una numerosa representación de la Juventud de Unión Patriótica, con su presidente, señor [Pablo] Marsal.

    Al echar anclas el buque, la charanga de la Legión de San Jorge, de Carrara, que acompaña la expedición, tocó los himnos nacionales español e italiano y el himno fascista, que fueron saludados con aplausos por cuantos, desde tierra, esperaban a los visitantes.

    Al frente de los «vanguardistas» vienen 60 oficiales, y entre aquéllos, como simples soldados de filas, figuran dos hijos del jefe del Gobierno italiano, los jóvenes Bruno y Victorio Mussolini, de trece y diez años respectivamente.

    Los expedicionarios desembarcaron inmediatamente, formando con gran marcialidad a lo largo del muelle.

    Una vez cambiados entre las autoridades y el comandante de la tropa expedicionaria los saludos de rigor, ésta desfiló, con su charanga al frente, al mando de los señores Balducci y Calderai, dirigiéndose por las Ramblas y calle de Fernando a la Plaza de San Jaime. Su paso fue presenciado por numeroso público. En el Ayuntamiento los «vanguardistas» fueron recibidos por el señor Bonet del Río, en representación del alcalde, y por el señor Ribé, cambiándose afectuosos saludos en el Salón de la Reina Regente.

    Los señores Chiappa, Balducci, Canepa y Calderai, con los señores Bonet del Río y Ribé, salieron al balcón principal dé las Casas Consistoriales, para presenciar el bello espectáculo que ofrecían los 1.140 «vanguardistas» formados en la Plaza.

    A continuación el señor Bonet del Río les dirigió la palabra, saludándoles en nombre de la ciudad. Hizo votos porque su breve estancia en Barcelona sea grata a los jóvenes italianos y porque su visita sirva para intensificar las relaciones y sentimientos de amistad entre su país y el nuestro. Tuvo frases de admiración para el fascismo y para los sentimientos de exaltación patriótica que representa, y terminó brindando por Italia, por el Rey Víctor Manuel y por Mussolini.

    El comandante Balducci respondió a estas palabras con otras de gratitud por la acogida hallada en Barcelona, y dio vivas a España, al Rey Don Alfonso XIII y a Primo de Rivera. Ambos parlamentos fueron acogidos con los clásicos saludos fascistas y los himnos italiano y español.

    Seguidamente los expedicionarios se dirigieron al Palacio de la Generalidad, cuyas dependencias visitaron, acompañados por el conde del Montseny.

    Mientras los visitantes recorrían el palacio, la banda de la Legión de San Jorge interpretó algunas piezas en el Patio de los Naranjos.

    Luego estuvieron los jóvenes italianos en la Catedral, que también visitaron con viva atención.

    Efectuadas estas visitas se dirigieron en brillante formación militar al puerto, embarcando de nuevo a bordo del «Cesare Battisti», donde comieron.

    A las tres y media de la tarde volvieron a bajar a tierra los vanguardistas, dirigiéndose a la Plaza de Cataluña, desde la cual marcharon, en tranvías, al Tibidabo.

    A las siete y media de la tarde regresaron a la ciudad, marchando una nutrida representación al local de la Juventud de Unión Patriótica, en donde se había organizado un acto en su honor.

  • Asesinados los hermanos Badía

    […]

    A las tres y cuarto de la tarde, un automóvil particular, que conducía a seis individuos, se estacionó frente a la peluquería que hay establecida en el chaflán de la calle de Muntaner, esquina a la de la Diputación, en la parte opuesta a la casa donde vivían los hermanos Badía. Del coche descendieron dos de sus ocupantes, que, cruzando la calle, entraron en el portal de la casa número 38 de la callé de Muntaner, situada un poco antes de la que habitaban las víctimas del suceso, con su madre y hermanas, quedándose en el portal, si bien adoptaron la precaución de que nadie que pasara por la acera de la casa de los señores Badía pudiera verles a distancia.

    Inmediatamente que pasaron los hermanos Badía por delante del portal salieron los pistoleros, uno de los cuales disparó a bocajarro sobre Miguel, al tiempo que el otro lo hacía contra José, cayendo los dos al suelo. El primero de ellos murió instantáneamente, y José a poco de ingresar en el Dispensario de la calle de Sepúlveda, adonde los dos fueron trasladados con la máxima urgencia en unos taxis.

    […]

    Los pistoleros, después de asegurarse de que sus víctimas habían muerto, atravesaron tranquilamente la calle, amenazando con las pistolas a los testigos del crimen, hasta llegar al coche, donde sus compañeros estaban asomados a las ventanillas, esgrimiendo pistolas, para protegerles la retirada.

    Una vez en el auto los seis pistoleros, el vehículo salió disparado por la calle de la Diputación, con dirección a la barriada de Sans.

    Momentos después de haber desaparecido el coche en el que huían los pistoleros, la gente acudió en auxilio de los hermanos Badía, y una pareja de Caballería de las fuerzas de Asalto, que prestaba servicio en la calle de Aribau, esquina a la de la Diputación, persiguió a los fugitivos, a los que no pudo dar alcance.

    La madre y una hermana de los señores Badía, al oír los disparos, y temiendo que aquellos hubieran sido agredidos, bajaron rápidamente a la calle. Al ver a los señores Badía, que aún estaban en el suelo, empapados en sangre, se desarrolló una escena dramática, que impresionó vivamente a cuantos la presenciaron. Al ser trasladados las víctimas al dispensario de la calle de Sepúlveda, madre e hija les siguieron en un taxi, pero en el benéfico establecimiento se les negaron las irreparables consecuencias del sangriento suceso, díciéndoles que estaban solamente heridos, hasta que se las logró convencer de que regresaran a su domicilio.

    […]

    Al tener noticia del suceso, se personaron en el dispensario de la calle de Sepúlveda el ex consejero de Gobernación de la Generalidad Dencás, que junto con Badía dirigía las Juventudes de Estat cátala; el diputado a Cortes Sr. Trabal, los consejeros de la Generalidad, Sres. Gassol, España y Barrera, y gran húmero, dé concejales y di putados de Esquerra; el alcalde, Sr. Pi y Suñer; el delegado general de Orden públi co, Sr. Casellas; el presidente del Parlamento catalán, Sr. Casanovas, y gran número de elementos de Estat cátala, que estaban visiblemente apenados e indignados por el trágico fin de su leader y del hermano de éste.

    También acudió una nutridísima representación del elemento femenino de Estat catalá.

    […]

    Barcelona. (Crónica telefónica.) El nombre de Miguel Badía, asesinado esta tarde por unos pistoleros, cuando salía de su casa para dirigirse al café, como de costumbre, asomó hace años por primera ves en las columnas de los periódicos. Juntamente con otros muchachos jóvenes, fué detenido bajo la acusación de haber fabricado y colocado un artefacto para hacerlo estallar al paso por las costas de Garraf del tren en que regresaba a Madrid D. Alfonso XIII y su familia. Fué aquella una tentativa, mejor o peor preparada, de regicidio que no tenía como motor un sentimiento anarquista, y para ello basta recordar la confusa emoción que produjo entre los elementos catalanistas que, contrarios a la violencia, por educación y por temperamento, sintieron probablemente una satisfacción al comprobar que también podía estar alguna vez la violencia a su servicio. Así se deduce del ambiente que rodeó la vista de la causa, en la que actuaron como defensores caracterizados catalanistas como el Sr. Anguera de Sojo.

    Condenado, con sus compañeros, a unos años de prisión, les indultó, en seguida de tomar el Poder, el Gobierno del general Berenguer. Y siendo así que todos los argumentos favorables a los procesados, incluso para indultarles, se apoyaban en la imposibilidad en que estuvieran de realisar el atentado, en su falta de voluntariedad para cometerlo, al regreso a Barcelona se les recibió con la consideración que se debe a la gente decidida, dispuesta a sacrificarse por un ideal. El camino de Badía era ya fácil, en un ambiente como el que advino a los pocos meses, y, en efecto, hombre grato a Maciá en todo momento, organizó las Juventudes de Estat Catalá, especie de milicias armadas y primer brote del fascismo en la Esquerra de Cataluña. El y, lo que es más curioso, los demás parecían reconocerle ciertas dotes de organizador por no haber sabido organizar el atentado de Garraf, y siguiendo esa línea le vimos más tarde de jefe de Policía de Barcelona y empeñado en una batalla con el sindicalismo. A su actitud de entonces, a los procedimientos puesto en juego, puede atribuirse la agresión que hoy le ha costado la vida.

    Como tantos otros, pero obligado por sus antecedentes a estar en la proa, Badía creyó, efectivamente, que la revolución ya estaba hecha y terminada, al menos por lo que le concernía. Y, como tantos otros—sería curioso releer La Publicitat y La Humanitat de aquellos días—, se indignaba con los jueces y magistrados que no eran bastante severos, generalmente por falta de pruebas, con los terroristas, olvidándose que él había sido un terrorista frustrado. Dirigió probablemente la acción policíaca y cívica contra los huelguistas tranviarios. Apeló, en la jefatura de Policía, a los mismos medios que en ocasiones anteriores habían excitado sus protestas y las de sus correligionarios. Y apartado del cargo por su actuación, precisamente en una sala de la Audiencia y contra uno de los fiscales, todavía intervino activamente en los hechos de octubre, marchando después a Francia. El 16 de febrero, con el triunfo de la Esquerra, hizo posible su regreso­.—JUAN. DE BARCELONA.

  • Aub: la revolución social. Muere Apel·les Mestres entre «llamps i trons»

    No hay luz eléctrica en Barcelona. Ni luna. Sólo tiros e iglesias ardiendo. La gente por la calle va de un incendio a otro. Intentaron salir los bomberos, pero el pueblo cortó las mangas. Se consumen las iglesias, pero no la Catedral, ni el monasterio de Pedralbes. Lo gótico no se quema, es el único orden que le impone al pueblo. Barcelona a oscuras pero con bastantes iglesias para poder andar por la ciudad, con el trágala de las caballerías muertas y los tiros de los fascistas confortablemente instalados tras su balcón, asesinando a mansalva. Un millón de habitantes sin más luz que gigantescas antorchas. Todos los templos se parecen ahora a la Sagrada Familia, y Barcelona huele a chamusquina. Largos ramos, pobladísimas lenguas de chispas por lo negro, negro de la noche; y los humos contra las estrellas. La gente callada, de una estación a otra, con su sentido trágico de la vida de los bolsillos, esperando un milagro; dándose cuenta de que nace un mundo nuevo, que puede morir en cierne, como otras tantas veces en este mismo lecho; pero todos husmean el parto; y, barruntándolo, nadie dice nada: óyese sólo el crepitar del fuego. El fuego hacia los cielos y la ciudad negra con heridos por los portales y asesinos por los tejados. Se ven las panzas del humo a la luz de las llamas, no las espaldas, ni la altura.

    Rafael Serrador, apoyado en una farola, mira cómo se abrasa la iglesia del Carmen. No se le alcanza, en su nueva vida, por qué destruyen e incendian, por qué no lo guardan para sí. Le duelen las llamas. Ya ha preguntado a veinte por qué queman, y todos se han alzado de hombros. Sin embargo, algo les mueve.
    Pegado a una de las puertas divisa un viejo al que cree recordar; mirando cómo sacan las imágenes y hacen una gran falla; síguele con la vista, no le suelta y se le acerca.
    – Por qué queman?
    El vejete le mira y le dice confidencialmente:
    –Chist! Hay que empezar siempre por el coro. Siempre.
    –Por qué?
    Ahí está el meollo! –y mirándole fijo a los ojos–: Si no, son capaces de volverse a sentar allí.
    El hombre se lleva a Serrador Ramblas arriba:
    –Ven. Le hace subir a la terraza del edificio de Las Noticias.
    Desde allí se descubren diez o doce incendios.
    –¿Ves tú, pequeño? De cuando en cuando hay que quitarse las chinches de encima y desinfectar el ambiente. Yo he sido mozo en la escuela de Ferrer, ¿sabes? ¡Aquel sí que era un hombre! Ya sabían lo que se hacían cuando lo fusilaron. Esta va a ser tan sonada como aquélla. ¿Crees que queman por quemar? ¡Pues no! Se mata lo que se odia. Se quema por purificar y salvar la vida: para ahuyentar los malos espíritus y rehabilitar la tierra. En el mundo hay dos cosas puras y hermosas: el fuego y el desnudo. ¿El arte? Historias y engañabobos. ¡Dímelo a mí! Fabrico vírgenes del siglo XVI. Los burgueses, los comunistas, creen que quemamos por destruir, que robamos para enriquecernos. Aquí cuando un niño es malo le dicen: eres peor que un ravachol. ¡Asquerosos! Lo de Ravachol es por un tranvía de Valencia, que descarrilaba con frecuencia y mató a unos cuantos. No viene a cuento. Quemamos para salvar y hacer tabla rasa; y cuando ha hecho falta robar es que hacía falta para vivir. Ya sé que no sé quién eres, pero me es igual.
    El viejo estaba completamente ido y mirando la ciudad, lloraba. «¡Ferrer santo! –musitaba– ¡Ferrer santo!» De pronto se volvió rápido hacia Serrador y le dijo tajante:
    –¡Porque si no las queman, volverán!
    –¿Quiénes?
    –Curas y diablos.

    Rafael bajó otra vez hacia el puerto. Anduvo hasta la «Buena Sombra», convertida en cuartel del asalto a Atarazanas. Reinaba un barullo tremendo. Se sentó en un rincón al lado de un librero de viejo y de un vendedor de biblias protestantes.
    –Mira –decía el más viejo–; la cosa no puede ser más sencilla. Aquí estamos los que no creemos en Dios y enfrente están los que creen. Y nada más. Huelgan otras explicaciones. Cuando deje de haber curas dejará de haber ricos.
    –Mira, Ambrosio –dijo Serrador–, más bien creería lo contrario.
    –¡Tú qué sabes, mocoso! Aquí la nada, y ellos con Dios. ¡Imponente! (Era su bordón.) ¡Imponente! Claro está que lo grande es que, para los que husmeamos la verdad, pelea la nada contra la nada, pero eso se queda para los escogidos.
    –Sí –dijo el vendedor de biblias–, hace siglos que nos quieren romper la crisma en nombre de Dios.
    –¡Y lo que te rondaré, morena!
    –Yo –dijo Serrador– creo que aquéllos creen en lo que tienen, y que son ustedes los que creen en Dios.
    –¡Imponente, mocoso, imponente! ¿Me vas a querer dar lecciones a mí? Nosotros creemos en el hombre.
    –Es lo mismo –dijo condescendiente Rafael.
    –¿Cómo que es lo mismo? Aquéllos creen en Dios porque le tienen miedo al hombre, y Dios es buen comodín.
    Rafael le pregunta al propagandista protestante:
    –¿Cómo vendes biblias siendo ateo?
    –Si creyese en Dios, las regalaría. A mí no me engaña ni Dios –le responde guiñando un ojo y descubriendo una encías sin más diente que un incisivo amarillo y gris oscuro, mitad por mitad.
    –Yo tengo publicado un libro –encadena el librero–, donde demuestro que todas las calamidades nacen en la creencia en Dios. Con más de doscientas citas y prólogo del conde de Tolstoi.
    –¿Te lo mandó él?
    –¡Lo recorté yo!

    El café concierto puede apenas con su oscuridad a pesar de las dos o tres docenas de bujías repartidas en mesas, mostrador y escenario. El camino de la bodega estaba libre y el bombo desfondado con una vela en el parche.
    Alrededor de una mesa discutían varios hombres de la FAI.
    –La ciudad es nuestra de arriba abajo.
    –¿Y la Esquerra?
    –¿Qué es la Esquerra sin nosotros? Ya se vio hace dos años.
    –¿Y los de la UGT?
    –Eso es otro cantar. Pero no nos vengan con monsergas, ellos no son nadie aquí, ¡nadie! Aquí mandamos nosotros. Y en Zaragoza, y en Sevilla. Y en Valencia, si me apuras. Referente a Madrid y Bilbao, ya hablaremos.
    –¿Tú crees que vamos a tomar directamente el poder?
    –Ya resolverá el comité. Yo creo que no. Esta no es «nuestra» revolución: es la de las derechas. Ellas lo han querido, ¡allá ellas! Pero por eso mismo no podemos perder las apariencias republicanas. Nos ha llegado la hora de salvaguardar las esencias liberales y democráticas. «Allons, enfants de la Patrie…»
    –¡No fastidies!
    –Sí, hijo: ¡y viva la Constitución!
    –¿Qué se sabe de Zaragoza?
    –Nada. Yo siempre dije que el secretario de la Federación…
    –Parece que allí empiezan a fusilar gente.
    –Vosotros diréis lo que queráis, pero si no es por la guardia civil y los de asalto, ¡ya quisiera yo ver dónde estaríamos a estas horas!
    –¿Y la tropa sin nosotros?
    –Eso es harina de otro costal. Pero vamos a ver lo que hace la Confederación en Zaragoza y Sevilla.
    –Dependerá un tanto de los gobernadores.
    –¡Che, callarse! –dijo un valenciano en la oscuridad–. Hemos luchado todos por la revolución, y ahí fuera todavía quedan cuarteles que tomar.
    –Sí, bueno. Hoy la Guardia Civil ha estado con nosotros, pero ¿y mañana? Lo que hay que hacer es disolverla. Y en seguida.
    En otro local, el del PSUC, Vidiella y Comorera abonaban en el mismo sentido.
    –Hay que formar Comités de Obreros y Campesinos.

    Companys, después de consultar con unos y otros, formaba el Comité Central de Milicias.
    –¡Se hunde la legalidad republicana! –clamaba por los gloriosos patios de la Generalidad un importante burócrata, de la Lliga–: ¡Eso es crear el poder revolucionario por decreto!
    –¿Y quién se lo ha buscado, monín? –le contestaba un ordenanza.

    Siguen subiendo hacia los cielos oscuros las abullonadas columnas de color rojuelo, salpicadas de pavesas brillantes.
    Rafael Serrador vaga por las calles tropezando con las gentes y sintiendo los lazos que le unen con los hombres, y como cogido en una red de la cual él fuese una de las mallas, una de las hebras de la noche. Por la plaza del Pino pasea un hombre completamente desnudo, gritando:
    –¡Viva el Sr. Kneipp! ¡Viva el Sr. Kneipp!
    Un mundo salido de sí, un mundo sin madre. Apoyado en un canalón, Rafael Serrador piensa en el agua, un agua bárbara, ímpetu bronco, raudo, tenaz, incontenible: como el de un toro de fuego, un arco iris de fuego, por encima de la ciudad vencedora.

  • Los líderes republicanos escapan del hambre, los campos, las ejecuciones

    SPAIN: Outside, Inside

    When Miguel Primo de Rivera was dictator of Spain from 1923 to 1930 many Spanish Leftist leaders cooperated with the dictatorship even though they fundamentally opposed it. Last week those opposed to Generalissimo Francisco Franco’s regime felt safest outside the country.

    Former Republican Premier Dr. Juan Negrin, Foreign Minister Julio Alvarez del Vayo, onetime Defense Minister Indalecio Prieto, General Jose Miaja and a whole host of lesser fry were in Mexico arranging for transfers of refugees. Communist Deputy Dolores Ibarruri («La Pasionaria») and Colonel Juan Modesto were in the Soviet Union. Famed Colonel Enrique Lister, onetime stonemason, leader of Madrid’s famed Communist Fifth Regiment, was thought to be in hiding in France; openly there were President Manuel Azana, onetime Premier Jose Giral, General Vicente Rojo, onetime Premier Francisco Largo Caballero, Catalonian President Luis Companys, Basque President Jose Antonio de Aguirre.

    Whittling
    Also in France still were 350,000 ordinary Spanish refugees encamped en the beaches in southern France. About 90,000 of the original 500,000 refugees who crossed over the border last February have returned to Spain, and last week about 400 daily were going back to their homes. Some 9,000 former soldiers of the Spanish Republican Army have joined the French Foreign Legion and have been sent to Morocco; aviators, antiaircraft gunners, mechanics, technicians and chauffeurs are being taken into French military organizations. French arms factories have been examining daily about 250 Spanish munitions workers, and giving employment to an average of 75. Two shiploads of 1,000 refugees apiece have gone from France to Mexico, and a third ship carrying several thousand is scheduled to leave this week. Mexico expects to take about 20,000 Spanish refugees this summer. The Basques have also chartered a ship to take their refugees to Mexico, Colombia and Chile.

    Little by little the number of refugees was being whittled down, but not fast enough to suit the French Government, which last week announced that it had spent $20,000,000 so far on the care and feeding of the Spanish refugees. In that expense lies, incidentally, the reason why France has been reluctant to return to Generalissimo Franco the $200,000,000 in gold which the former Republican Government left in French banks. The French have let it be known that they expect the Spanish refugee problem to be solved by September in one way or another.

    Justice
    While France made every effort to persuade the former Loyalists to go back home, much of the news that filtered through the tightly censored French-Spanish frontier was not calculated to encourage mass reentry. Eighteen permanent tribunals were said to be working in Madrid trying Loyalists; there were said to be 500 arrests in Barcelona and Madrid daily; 2,000 awaited trials in Madrid alone; 688 have been executed; 20,000 were in a concentration camp near Alicante. Although there were accusations still outstanding against 1,000,000 persons in former Loyalist territory, the police appealed to the public for more denunciations of those guilty of crimes against Rightists. It was calculated it would take another year before the dockets were cleared and Spain could do without her military tribunals.

    Relief
    A greater tale of woe was brought back from Spain to the U. S. last week by Alfred Cope, regional director in southeastern Spain of the American Friends Service Committee, the Quaker relief organization. Mr. Cope believed that some 500,000 Loyalist supporters were in concentration camps; he thought that at least 70,000 Italian troops remained in Spain, despite stories of withdrawals; he told one story of 20,000 Loyalist troops imprisoned in a bullring in Ciudad Real for 20 days with little food and not much water.

    More serious and more detailed were Mr. Cope’s charges that the Franco regime had seized six or seven shiploads of food that the Quakers sent to Spain for 100,000 half-starved children. As far as he could find out, the food went to the Army. In Murcia, he said, he turned over to the Spanish Social Auxiliary, the official Spanish relief organization, enough food to last the 1,000 children they were feeding there a month and three days. It was all gone in ten days.

    «While the food lasted, moreover, the official orders in the clinic were that the children had to sing the Franco Nationalist songs before they were fed,» said Mr. Cope. «We never asked them to sing Loyalist songs when the Loyalists held that territory, and we do not now like to ask them to sing Nationalist songs in thanksgiving for our food.»

    Upshot of the difficulties in Spain, Mr. Cope announced, was that the Quakers were pulling out. «It would simply be dishonest to continue in Spain to spend the money being collected abroad for this children’s relief,» he said. «Franco has assured us he would like to have us continue the work until we are ready to retire, but it is evident that he wants the food, not us. There is no way of being sure where the food is likely to go.»

    Oath
    Meanwhile, in Burgos, Generalissimo Franco moved to set up a «corporate state» on the model of Fascist Italy. A $70,000,000 subsidy was set aside to build up a merchant fleet to «display New Spain’s prestige in America and the Far East.» Curtailment of imports of gasoline, motor cars, machinery, motion picture films was announced. Syndical labor laws were ordered written, with labor unions being organized on the approved Fascist model. Strikes will be outlawed, the unions will be controlled by the Government. New contracts will be written for tenant farming, and the Spanish Phalanx’s program for redistribution of some large estates will be carried out.

    That the state will be a strictly authoritarian one could not be doubted after the oath which was sprung last week on the members of the Grand Council of the Falange Espanola Tradicionalista, the new Fascist substitute for Parliament. Raimundo Fernandez Cuesta, secretary general of Spain’s only party, demanded «blind obedience» to Generalissimo Franco, ended by proposing an oath: «We proclaim our inflexible will to obey unconditionally the orders of our Caudillo. As proof of that sacred promise, let the Councillors of the Falange swear with me before God always to obey the Caudillo and those who receive from him the power of commandment.» The Councillors swore.

  • A un año de los bombardeos de marzo de 1938, llega el ministro de Asuntos Exteriores italiano para homenajear a los legionarios italianos

    Descrizione sequenze:l’arrivo della nave ammiraglia Eugenio di Savoia e gli altri incrociatori sulla costa catalana, la cittadina pavesata a festa, la statua in onore di Cristoforo Colombo, Ciano viene accolto dai ministri Jordana e Serrano Suner, Ciano indossa il gran collare di Isabella la Cattolica conferitogli da Franco, Ciano viene accolto, una volta sbarcato, dall’ambasciatore italiano, dal comandante del corpo d’armata e dal comandante delle truppe volontarie, una folla gremisce il molo per salutare il rappresentante italiano, Ciano e le autorità spagnole seguono la sfilata di reparti d’onore, tra cui le camicie nere, per l’occasione un arco con una grande scritta che inneggia al Duce e al Caudillo, Ciano e i ministri spagnoli salgono su di un’auto scoperta che li porterà verso il centro della città, marinai e camicie nere formano un cordone di sicurezza intorno all’auto, la folla è disseminata ovunque, anche dalle finestre e dai balconi le acclamazioni per Ciano, la gente regala fiori a Ciano, il palazzo del Grand Hotel Oriente, l’edificio sede del partito falangista con la bandiera italiana e quella nazista, Ciano si affaccia al balcone per salutare, i falangisti sfilano dinanzi al palazzo, al balcone è esposto un arazzo, giovani falangisti sfilano cantando Giovinezza, giovani falangisti armati di fucili e baionette, le donne falangiste con vessilli e bandiere,

  • Inauguración del monumento de Frederic Marés a la victoria franquista en el cruce de Diagonal con Paseo de Gracia

    Giornale Luce B1672 del 16/02/1940
    Descrizione sequenze:inaugurazione del monumento della Vittoria franchista a Barcellona, autorità militari e soldati schierati di fronte al monumento, una donna sta a fianco di un’autorità militare; la statua viene scoperta; soldati in ginocchio di fronte al monumento; un sacerdote tiene una funzione religiosa, le autorità militari fanno il saluto fascista; inizia una parata di reduci dalla guerra civile, folla ai lati della strada, militari marciano; autorità in tribuna osservano la parata; soldati a cavallo sfilano; reparti dell’artiglieria motorizzata sfilano;

  • Reacciones barcelonesas ante las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki

    Pánico en el mundo. Pánico en España, en Barcelona, en las conciencias. Se hacían toda suerte de cábalas, pero el denominador común era cierto sentimiento de corresponsibilidad. Muchas personas se alegraban del derrumbamiento de las potencias del Eje, pero la explosión atómica las hostilizaba por dentro. Mientras mosén Castelló se dedicaba a repartir estampítas en las que se veía el infierno, el doctor Trabal se pasó un día entero en su despacho, dejando vagar la mirada por los libros de los estantes, que contenían saberes y fórmulas para traer nuevas vidas al mundo…

    […]

    Entre los más desconcertados, naturalmente, estaba Julián. La verdad era que el arquitecto confió hasta el último momento en que un milagro -tal vez un milagro científico o técnico- salvaría a los alemanes, y no había sido así. Julián no acertaba a explicárselo. No acertaba a explicarse que las democracias, símbolo de disgregación -«¡a la basura!, ¡a la basura!»-, hubieran vencido al totalitarismo, símbolo de unidad.

    […]

    La Delegación de Ex Combatientes convocó una asamblea extraordinaria, regional. Y el ambiente que en ella se respiró fue de los más pesimista. El arquitecto y Claudio Roig, que con la camisa azul parecían otras personas, se encontraron allá con antiguos conocidos. La alegría de los abrazos se vio empañada por la gravedad de la situación. La creencia unánime era que Roosevelt y Churchill, presionados por Stalin, intentarían derribar el régimen español y traer de nuevo al país a Negrín y la Pasionaria. Quien más, quien menos, retrocedió mentalmente a la guerra civil y el contagio encalabrinó los ánimos. Se pronunciaron discursos, entónose el «Cara al sol» y al final los asistentes, sin una sola excepción, se juramentaron para defender otra vez, si preciso fuere, el suelo patrio…

    A la salida habló largo rato con Claudio Roig. Recordaron al amigo Saumells, el Mujeriego, y los motivos que lo llevaron a decidirse a entrar en religión. Roig estuvo en Tarragona con sus padres y pudo añadir algunos datos más.

    – Ya sabes lo mucho que le preocupaba la cuestión social. Por lo visto dijo que los resultados de la victoria no se parecían en nada a como él los imaginó durante la lucha. Intentaron convencerle de que no se ganó Zamora en una hora, pero no hubo nada que hacer; lo plantó todo y se fue al noviciado.