Francisco Salva Campillo read in December 16th, 1795 before the Academy of Sciences in Barcelona the paper «On the application of electricity to telegraphy». This is probably one of the first suggestions on the possibility of wireless telegraphy, as it is recorded in the first books written about the history of wireless. An account of Salva’s contributions to telegraphy and his proposal of wireless telegraphy is presented.
Etiqueta: energía eléctrica
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//// Plano de centrales productoras, estaciones transformadoras y redes de alta tensión, 1929, detalle
//// Biblioteca de Cataluña //// http://www.europeana.eu/portal/record/91932/BC126222AD5277189263D1BB7572ECC09D63DC6E.html?start=109&query=barcelona+1929&qf=YEAR:1929&startPage=97&rows=24
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Empieza la huelga de la Canadiense
La compañía … es conocida históricamente por la famosa huelga que se originó entre Febrero y marzo de 1919, y que constituyó un gran avance en el movimiento obrero catalán. El conflicto comenzó a finales de enero de 1919 cuando la empresa ‘Riegos y Fuerza del Ebro S.A., empresa asociada a Barcelona Traction Light and Power, introdujo cambios en las condiciones de trabajo del personal de facturación, esto produjo una disminución salarial. Los trabajadores pidieron asesoramiento y soporte al Sindicato de Agua, Gas y Electricidad de la CNT, la dirección de la empresa respondió con el despido de 8 de los trabajadores afectados. El 5 de febrero el resto del personal de facturación se declaró en huelga, en solidaridad de sus compañeros. La nueva respuesta de la dirección de la empresa fue el despido de 140 trabajadores de la sección de facturación, que fueron sustituidos por personal de otras secciones. Los trabajadores del departamento de Producción y Distribución se unieron a la huelga y el día 8 de Febrero la huelga era casi total en la Riegos. El 10 de febrero la dirección de la Canadenca dio un ultimátum a los trabajadores en huelga. La tensión aumentó todavía más al ser asesinado un cobrador de la compañía. El día 21 de Febrero el Sindicato Único de Agua, Gas y Electricidad de la CNT declaró la huelga a todo el sector y a las empresas asociadas a La Canadenca (Catalana de Gas, Ferrocarril de Sarriá en Barcelona y Sociedad General de Aguas).
Poco después se unieron los trabajadores de estas empresas, esto provocó que Barcelona y sus alrededores quedaran paralizados. El 1 de marzo las compañías de agua, gas y electricidad declararon que los trabajadores que no se presentasen a trabajar antes del día 6 serían despedidos. Debido a esto el Sindicato Único de Artes Gráficas implantó la censura roja, sobre las noticias periodísticas contrarias a los intereses de los trabajadores en huelga. El día 9 el presidente general de Cataluña, Joaquim Milans del Bosch, declaró estado de guerra, y más de tres mil obreros fueron detenidos y encerrados en el Castillo de Montjuic. Tras esto también se declararon en huelga como protesta a los obreros de la indústria textil y se produjo una huelga general en toda Barcelona. El gobierno envió a Barcelona al subsecretario de la Presidencia por pactar con el comite de la huelga:
- La apertura de todos los sindicatos cerrados.
- La libertad de los trabajadores encarcelados.
- El establecimiento de la jornada de trabajo de 8 horas.
Los días 15 y 16 de Marzo en presencia del emisario del gobierno, José Morote, se reunieron los representantes de La Canadenca y del comité de la huelga, y el 17 se llegó a un acuerdo:
- Libertad para los trabajadores encarcelados.
- Readmisión de los trabajadores en huelga sin represalias.
- El pago de la mitad de los días que había durado la huelga.
- Se establecería la jornada de 8 horas.
- Tras el acuerdo definitivo se levantaría el estado de guerrra.
Para suscribir el acuerdo, la CNT convocó el día 19 de Marzo una gran asamblea en la plaza de toros Les Arenes, donde asistieron más de 20.000 trabajadores e intervinieron Simó Piera i Pagès, Josep Díaz, Rafael Gironés, Francisco Miranda y Salvador Seguí, que cerraron el meeting. La asamblea aprobó el acuerdo y dio un tiempo de 72 para que el gobierno liberase a los encarcelados. El 3 de abril un decreto del gobierno español estableció la jornada de trabajo de 8 horas, para todos los oficios.
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El anarcosindicalismo, la maldición de la jóven república
The strange misshapen houses of which Barcelona is so proud were close shuttered and dark last week. No lights twinkled in the sloping Plaza Catalonia. Under the plane trees the boulevards were silent except for the clop-clop of cavalry patrols making their rounds and the sudden roar of an armored car.
The Syndicalists, bane of the young republic, were out on a general strike. No milk was delivered, no garbage collected. Electric light and gas lines were cut. No trolleys ran. Violence started when Civil Governor Anguero visited the jail to plead with 51 hunger-striking Syndicalists to eat. The prisoners, who in some way had obtained guns, replied by firing a few wild shots, collecting all the furniture in the jail and making a bonfire of it. Riot squads rushed in to quiet them.
Disgusted, Governor Anguera refused to put police patrols on the street cars.
«While so-called respectable citizens merrily uphold Syndicalist assassins they can walk, so far as I am concerned,» said Governor Anguera.
Stinking heaps of refuse piled up in the streets. Rioters in the suburbs uprooted tracks and dug deep trenches across the roads. For many hours Barcelona was completely out of touch with Madrid. A noisy, long-drawn battle was waged between police and Syndicalists in front of the latter’s headquarters. They gave up when mountain guns were unlimbered across the street. Sailors rushed a hundred of them on board warships in the harbor. A volley of shots rang out from doorways facing the tree-lined Rambla Flores, sloping down to the harbor. A Civil Guard whirled on his heel and fell, seriously wounded, among the flower pots and twittering bird cages of the market.
In two days at least 20 people were shot dead, 40 wounded. Borrowing an idea from Aristophanes’ Lysistrata, hundreds of frightened strikers’ wives paraded through the streets behind a banner «Children Before Politics» and declared a wives’ strike of their own, swearing that their husbands should have neither food nor affection until they went back to work.
Other Syndicalist ladies were not so soft. While hundreds of frightened Barcelonians gathered for safety in the ancient Gothic cathedral, a gang of wild-eyed Amazons broke in, climbed high in the lantern over the West Front and began sniping at soldiers and police from the roof while Barcelona’s sacred geese squawked horribly in the cloister.
All this time Catalonia’s «President» Macia, who owes his election largely to Syndicalist votes, did nothing. But as the bloodshed continued even he became affected.
«I am not disposed to tolerate the situation another day,» said Col. Macia.
[TIME dated 1931/09/14. Actual date uncertain]
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Aub: la revolución social. Muere Apel·les Mestres entre «llamps i trons»
No hay luz eléctrica en Barcelona. Ni luna. Sólo tiros e iglesias ardiendo. La gente por la calle va de un incendio a otro. Intentaron salir los bomberos, pero el pueblo cortó las mangas. Se consumen las iglesias, pero no la Catedral, ni el monasterio de Pedralbes. Lo gótico no se quema, es el único orden que le impone al pueblo. Barcelona a oscuras pero con bastantes iglesias para poder andar por la ciudad, con el trágala de las caballerías muertas y los tiros de los fascistas confortablemente instalados tras su balcón, asesinando a mansalva. Un millón de habitantes sin más luz que gigantescas antorchas. Todos los templos se parecen ahora a la Sagrada Familia, y Barcelona huele a chamusquina. Largos ramos, pobladísimas lenguas de chispas por lo negro, negro de la noche; y los humos contra las estrellas. La gente callada, de una estación a otra, con su sentido trágico de la vida de los bolsillos, esperando un milagro; dándose cuenta de que nace un mundo nuevo, que puede morir en cierne, como otras tantas veces en este mismo lecho; pero todos husmean el parto; y, barruntándolo, nadie dice nada: óyese sólo el crepitar del fuego. El fuego hacia los cielos y la ciudad negra con heridos por los portales y asesinos por los tejados. Se ven las panzas del humo a la luz de las llamas, no las espaldas, ni la altura.
Rafael Serrador, apoyado en una farola, mira cómo se abrasa la iglesia del Carmen. No se le alcanza, en su nueva vida, por qué destruyen e incendian, por qué no lo guardan para sí. Le duelen las llamas. Ya ha preguntado a veinte por qué queman, y todos se han alzado de hombros. Sin embargo, algo les mueve.
Pegado a una de las puertas divisa un viejo al que cree recordar; mirando cómo sacan las imágenes y hacen una gran falla; síguele con la vista, no le suelta y se le acerca.
– Por qué queman?
El vejete le mira y le dice confidencialmente:
–Chist! Hay que empezar siempre por el coro. Siempre.
–Por qué?
Ahí está el meollo! –y mirándole fijo a los ojos–: Si no, son capaces de volverse a sentar allí.
El hombre se lleva a Serrador Ramblas arriba:
–Ven. Le hace subir a la terraza del edificio de Las Noticias.
Desde allí se descubren diez o doce incendios.
–¿Ves tú, pequeño? De cuando en cuando hay que quitarse las chinches de encima y desinfectar el ambiente. Yo he sido mozo en la escuela de Ferrer, ¿sabes? ¡Aquel sí que era un hombre! Ya sabían lo que se hacían cuando lo fusilaron. Esta va a ser tan sonada como aquélla. ¿Crees que queman por quemar? ¡Pues no! Se mata lo que se odia. Se quema por purificar y salvar la vida: para ahuyentar los malos espíritus y rehabilitar la tierra. En el mundo hay dos cosas puras y hermosas: el fuego y el desnudo. ¿El arte? Historias y engañabobos. ¡Dímelo a mí! Fabrico vírgenes del siglo XVI. Los burgueses, los comunistas, creen que quemamos por destruir, que robamos para enriquecernos. Aquí cuando un niño es malo le dicen: eres peor que un ravachol. ¡Asquerosos! Lo de Ravachol es por un tranvía de Valencia, que descarrilaba con frecuencia y mató a unos cuantos. No viene a cuento. Quemamos para salvar y hacer tabla rasa; y cuando ha hecho falta robar es que hacía falta para vivir. Ya sé que no sé quién eres, pero me es igual.
El viejo estaba completamente ido y mirando la ciudad, lloraba. «¡Ferrer santo! –musitaba– ¡Ferrer santo!» De pronto se volvió rápido hacia Serrador y le dijo tajante:
–¡Porque si no las queman, volverán!
–¿Quiénes?
–Curas y diablos.Rafael bajó otra vez hacia el puerto. Anduvo hasta la «Buena Sombra», convertida en cuartel del asalto a Atarazanas. Reinaba un barullo tremendo. Se sentó en un rincón al lado de un librero de viejo y de un vendedor de biblias protestantes.
–Mira –decía el más viejo–; la cosa no puede ser más sencilla. Aquí estamos los que no creemos en Dios y enfrente están los que creen. Y nada más. Huelgan otras explicaciones. Cuando deje de haber curas dejará de haber ricos.
–Mira, Ambrosio –dijo Serrador–, más bien creería lo contrario.
–¡Tú qué sabes, mocoso! Aquí la nada, y ellos con Dios. ¡Imponente! (Era su bordón.) ¡Imponente! Claro está que lo grande es que, para los que husmeamos la verdad, pelea la nada contra la nada, pero eso se queda para los escogidos.
–Sí –dijo el vendedor de biblias–, hace siglos que nos quieren romper la crisma en nombre de Dios.
–¡Y lo que te rondaré, morena!
–Yo –dijo Serrador– creo que aquéllos creen en lo que tienen, y que son ustedes los que creen en Dios.
–¡Imponente, mocoso, imponente! ¿Me vas a querer dar lecciones a mí? Nosotros creemos en el hombre.
–Es lo mismo –dijo condescendiente Rafael.
–¿Cómo que es lo mismo? Aquéllos creen en Dios porque le tienen miedo al hombre, y Dios es buen comodín.
Rafael le pregunta al propagandista protestante:
–¿Cómo vendes biblias siendo ateo?
–Si creyese en Dios, las regalaría. A mí no me engaña ni Dios –le responde guiñando un ojo y descubriendo una encías sin más diente que un incisivo amarillo y gris oscuro, mitad por mitad.
–Yo tengo publicado un libro –encadena el librero–, donde demuestro que todas las calamidades nacen en la creencia en Dios. Con más de doscientas citas y prólogo del conde de Tolstoi.
–¿Te lo mandó él?
–¡Lo recorté yo!El café concierto puede apenas con su oscuridad a pesar de las dos o tres docenas de bujías repartidas en mesas, mostrador y escenario. El camino de la bodega estaba libre y el bombo desfondado con una vela en el parche.
Alrededor de una mesa discutían varios hombres de la FAI.
–La ciudad es nuestra de arriba abajo.
–¿Y la Esquerra?
–¿Qué es la Esquerra sin nosotros? Ya se vio hace dos años.
–¿Y los de la UGT?
–Eso es otro cantar. Pero no nos vengan con monsergas, ellos no son nadie aquí, ¡nadie! Aquí mandamos nosotros. Y en Zaragoza, y en Sevilla. Y en Valencia, si me apuras. Referente a Madrid y Bilbao, ya hablaremos.
–¿Tú crees que vamos a tomar directamente el poder?
–Ya resolverá el comité. Yo creo que no. Esta no es «nuestra» revolución: es la de las derechas. Ellas lo han querido, ¡allá ellas! Pero por eso mismo no podemos perder las apariencias republicanas. Nos ha llegado la hora de salvaguardar las esencias liberales y democráticas. «Allons, enfants de la Patrie…»
–¡No fastidies!
–Sí, hijo: ¡y viva la Constitución!
–¿Qué se sabe de Zaragoza?
–Nada. Yo siempre dije que el secretario de la Federación…
–Parece que allí empiezan a fusilar gente.
–Vosotros diréis lo que queráis, pero si no es por la guardia civil y los de asalto, ¡ya quisiera yo ver dónde estaríamos a estas horas!
–¿Y la tropa sin nosotros?
–Eso es harina de otro costal. Pero vamos a ver lo que hace la Confederación en Zaragoza y Sevilla.
–Dependerá un tanto de los gobernadores.
–¡Che, callarse! –dijo un valenciano en la oscuridad–. Hemos luchado todos por la revolución, y ahí fuera todavía quedan cuarteles que tomar.
–Sí, bueno. Hoy la Guardia Civil ha estado con nosotros, pero ¿y mañana? Lo que hay que hacer es disolverla. Y en seguida.
En otro local, el del PSUC, Vidiella y Comorera abonaban en el mismo sentido.
–Hay que formar Comités de Obreros y Campesinos.Companys, después de consultar con unos y otros, formaba el Comité Central de Milicias.
–¡Se hunde la legalidad republicana! –clamaba por los gloriosos patios de la Generalidad un importante burócrata, de la Lliga–: ¡Eso es crear el poder revolucionario por decreto!
–¿Y quién se lo ha buscado, monín? –le contestaba un ordenanza.Siguen subiendo hacia los cielos oscuros las abullonadas columnas de color rojuelo, salpicadas de pavesas brillantes.
Rafael Serrador vaga por las calles tropezando con las gentes y sintiendo los lazos que le unen con los hombres, y como cogido en una red de la cual él fuese una de las mallas, una de las hebras de la noche. Por la plaza del Pino pasea un hombre completamente desnudo, gritando:
–¡Viva el Sr. Kneipp! ¡Viva el Sr. Kneipp!
Un mundo salido de sí, un mundo sin madre. Apoyado en un canalón, Rafael Serrador piensa en el agua, un agua bárbara, ímpetu bronco, raudo, tenaz, incontenible: como el de un toro de fuego, un arco iris de fuego, por encima de la ciudad vencedora. -
Es conectada a la red la central nuclear de Vandellós
… Cataluña cuenta con su primera central nuclear, a la que se sumará en un futuro inmediato otra también nuclear en Ascó, con dos grupos que alcanzarán una producción de 6.500 millones de kilovatios-hora al año… Cataluña es, sin duda, una región de grandes producciones y también, por razones obvias, de elevados consumos. El aumento, reflejo del desarrollo económico y social de la región, ha sido del 11 por ciento en los últimos diez años. Es una tasa realmente alta. Y las previsiones anotan niveles del mismo orden: «El crecimiento sostenido que viene observándose en la producción industrial, en la fabricación de productos nuevos y muy elaborados técnicamente, en la tendencia a la mecanización y automatización de los procesos industriales, en el mejoramiento de las condiciones de trabajo y en el aumento de la productividad, hacen suponer que el crecimiento del consumo da energía eléctrica en el sector industrial de Cataluña, en los próximos años, seguirá a igual ritmo que en los anteriores»… Para el año 1980, la producción de energía nuclear prevista en Cataluña es notablemente superior a la de otras fuentes.
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Atentado contra la oficina de General Electric
At 12.53 a.m., a bomb exploded outside the office of General Electric. The office is situated in an area of the city which contains the offices of a number of multinational corporations. According to eyewitnesses, a man in a beige Renault was observed getting out of the car and placing a package in the entrance way of the building. The bomb (which contained no shrapnel) caused extensive damage to the first and second floors of the building. A previously unknown group called the Red Army for the Liberation of Catalonia (ERCA) claimed credit for the attack. Very little is known about the ERCA, and it is believed that the group consists of hard-line Marxist elements.