Las carreras de «midgets» — esos pequeños bólidos que ruedan al «dir track» sobre pistas de ceniza — han obtenido hasta la fecha tan rotundo éxito en todo el mundo, que Barcelona, por su arraigada tradición automovilística, se veía obligada a presentarlas también.
Pese a haberse realizado ya pruebas en el Metropolitano madrileño, su implantación en nuestra ciudad ha motivado un detenido estudio de la Junta Deportiva del Real Automóvil Club de Cataluña, en su calidad de Federación Regional üe Automovilismo, a fin de que las earreras se adaptaran totalmente al reglamento provisional autorizado por la Delegación Nacional de Deportes y no volviera a repetirse el espectáculo de hace algún tiempo en que sin autorización del R.A.C.C. tuvieron efecto unas pruebas de simples turismos reformados, en el propio Canódromo, que atrajeron al público barcelonés, con la consiguiente decepción para estos y la oportuna sanción para los organizadores.
Hoy la pista del Canódromo ha sido objeto de la pertinente reforma, dándole una anchura de doce metros y quedando rodeada por la pista de galgos, lo que a la par que dota de seguridad al público, permite una perfecta visibilidad de todo ei circuito.
Han sido autorizados únicamente los vehículos de un asiento, con motor de gasolina, sin compresor, de tres litros de cilindrada máxima para los motores de válvulas laterales y de dos litros para los de válvulas en cabeza, con un peso entre los 200 y los 700 kilogramos, una longitud máxima de 3’5 metros y un ancho de vía oscilante entre el metro y el metro treinta centímetros, todos ellos sin neumático doble en ninguna de las cuatro ruedas. El número de participantes no puede exceder del doble de los metros que tenga la pista en su parte más estrecha, y las pruebas podrán ser de «handicap», «scratch», «match», «record» y campeonato.
Don Andrés Bresca, don José María Ayxelá y el autor de este comentario han sido designados comisarios de la prueba por el presidente de la Federación Regional de Automovilismo y del Real Automóvil Club de Cataluña, don Francisco Quintana Ilzarbe, a fin de reconocer vehículos y pista, autorizándolos, y cuidar de la plena observancia del reglamento.
Manara tarde por primera vez rodarán los pequeños bólidos en el Canódromo, en una competición en que dadas las similares características de los «midgets» el coraje y la pericia de los conductores ha de ser un tanto decisivo para la victoria. Creemos que la tradición deportiva barcelonesa necesitaba estas carreras. Los organizadores y el Real Automóvil Club de Cataluña, en esa creencia, no han regateado sus esfuerzos para convertirlas en una realidad, que mañana empezará a levantar polvo de ceniza en las curvas y a atronar el espacio del Canódromo con el ruido de los escapes libres.
J. F. VILA SAN-JUAN
vicesecretario del Real Automóvil Club de Cataluña
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