Categoría: La Olimpiada Popular de 1936 en Barcelona

Palomar Baró////Eduardo//// //// //// //// ////2006////La Olimpiada Popular de 1936 en Barcelona//// //// ////GeneralisimoFranco.com.

  • Debate en el Parlamento de Cataluña sobre la Olimpiada Popular

    Debate sobre la subvención a la Olimpiada Popular

    El viernes 17 de julio de 1936 tuvo lugar en el Parlamento de Cataluña un debate sobre el proyecto de ley para subvencionar con cien mil pesetas los Juegos populares de Barcelona, que tuvo la virtud de provocar uno de los debates más interesantes de la actual etapa parlamentaria. Era de esperar que, tal como dichos Juegos han sido concebidos, alguien se levantase para oponerse a la concesión de la mencionada subvención. El señor Durán y Ventosa fue ese alguien, y hay que reconocer que dijo todo cuanto debía decirse, con un buen conocimiento de causa.

    […]

    Toma la palabra el señor Durán y Ventosa para consumir un turno en contra. Asegura que es una tremenda equivocación esta aportación de la Generalidad a esa “Olimpiada” popular, porque todo el mundo sabe que no se celebra ninguna otra Olimpiada que la que se organiza cada cuatro años mediante un convenio internacional llevado a cabo por las representaciones más auténticas del deporte del mundo. Los efectos de esta equivocación se harán sentir por mucho tiempo en la vida política catalana.

    […]

    No puede hacerse eso de oponerse a un convenio internacional, porque sería poner en ridículo el nombre de Cataluña; nosotros podemos hacer muchas cosas; pero nunca poner en ridículo el nombre de Cataluña.

    ¿Qué resultado se obtendrá con la celebración de estos Juegos? Es posible que vengan forasteros, vecinos de Tarrasa, de Badalona; los mismos que vendrían en ocasión de una fiesta cualquiera. Además, esa precipitación con que todo ha sido preparado, es funesta para el deporte y para todo. Pudo organizarse con tiempo y ya tendría excusa. Así, no. Añade que los Juegos Olímpicos internacionales, los únicos que pueden ostentar, quiera o no quiera la Generalidad, el nombre de olímpico, se organizan cada cuatro años en una gran ciudad, bajo el patronato de los Gobiernos del país en que tienen efecto. Ahora bien: en el momento en que le correspondía a España el honor de celebrarlos, ¿a qué ciudad le correspondería? A Barcelona, indudablemente. Pero es que cuando llegue a tratarse de la designación, el Comité encargado de ello no podrá olvidar que en Barcelona se intentó llevar a cabo una competencia, una disidencia. ¿Y quién se atreverá a defender lo contrario? El Parlamento debe tener el convencimiento de que con la aprobación de la ley se imposibilitará el que los auténticos Juegos Olímpicos se celebren en nuestra ciudad. Acaba diciendo que está convencido de que todos los diputados saben que, al aprobar el dictamen, hacen un disfavor a la ciudad. Aprobadlo; pero será con los votos en contra de “Lliga Catalana”.

    Habla el señor Fontbernat para replicar al señor Durán y Ventosa, afirmando que lo que se ha organizado no es una Olimpiada, sino una “Semana del deporte y del folklore”. Por tanto no hay posibilidad de competencia. Hay, por otra parte, otra distinción: la de que los atletas que toman parte en las Olimpiadas oficiales son profesionales; los que toman parte en los Juegos populares, son “amateurs”. Sigue diciendo que hay que tener presente la circunstancia de que estas fiestas aparecen también integradas por importantes manifestaciones folklóricas. Acaba asegurando que no existe ningún ánimo de competencia. Manifiesta que sólo de Francia vendrán más de 40.000 personas para presenciar los Juegos.

    El señor Fronjosa interviene diciendo que después de las palabras del señor Fontbernat, es casi innecesario el que su minoría defienda su actitud, favorable al dictamen. Afirma que no será la primera vez que las grandes ciudades del mundo organicen estos Juegos al margen de las Olimpiadas oficiales. Con esto ya es bastante para que Barcelona se sienta honradísima con la organización de estos Juegos populares. Afirma, por otra parte, que estas fiestas populares tienen un neto carácter antifascista.

  • Los atletas de la Olimpiada Popular

    Esta era la fecha señalada para dar comienzo a la Olimpiada Popular 1936 en Barcelona. Pero al amanecer del domingo 19 de julio de 1936, una parte importante de la guarnición de Barcelona salió sublevada de los cuarteles, de acuerdo con lo dispuesto desde la Comandancia de Pamplona del general Emilio Mola, que ejercía de director de la conspiración. La meta era derribar en Madrid el Gobierno del Frente Popular y, en Cataluña, el autónomo de la Generalidad.

    Así pues, le guerra frustró la celebración de esta Olimpiada Popular. El nuevo orden revolucionario y las necesidades propias del conflicto pusieron fin a Barcelona 1936, justo unas horas antes de iniciarse.

    Un atleta belga, escribió en su diario:

    Las calles están vacías bajo un sol abrasador… El la Plaza del Comercio chocamos con las primeras barricadas, cientos de metros más lejos vemos a unos sindicalistas armados. Las barricadas aparecen cada 100 metros. Todas las calles laterales están bloqueadas… Nos deslizamos a lo largo de las fachadas de las casas. Las balas silban a través de la plaza. Instintivamente doblamos la espalda y nos refugiamos en un portal.

    Ante el ambiente prebélico que se respiraba, muchos llamados “atletas” vinieron a Barcelona para combatir a la inminente revolución que se estaba preparando, y así no es de extrañar que muchos de ellos se alistasen en las milicias. Ellos fueron los primeros voluntarios extranjeros en los ejércitos republicanos, y el embrión de lo que luego serían las Brigadas Internacionales.

    En su mayoría, estos extranjeros no combatieron para defender la República o la existencia de un sistema democrático sino para oponerse al fascismo y llevar a cabo una revolución definida en términos marxistas o anarquistas. También muchos confiaban en que una derrota del fascismo en España podría ayudar a vencerlo en sus naciones de origen. El italiano exiliado para eludir la represión fascista Carlo Rosselli, fue el creador de la frase Oggi in Spagna, domani in Italia (Hoy en España, mañana en Italia).

    Así pues, los primeros extranjeros en sumarse a la lucha contra la rebelión militar procedieron de los atletas que se habían dado cita en Barcelona para celebrar una Olimpiada paralela a los verdaderos Juegos Olímpicos que habían de tener lugar en Berlín.

    Muchos de los “atletas” eran comunistas, que se sentían indignados porque, a su juicio, Stalin no desencadenaba una revolución mundial. Los comunistas fieles a los dictados de Moscú se integraron en las milicias del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña) donde constituyeron la centuria Thaelmann, unidad que combatiría en Aragón desde agosto hasta octubre de 1936. Los que eran marxistas no estalinistas se integraron en las milicias del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista).

    En La Vanguardia del día 24 de julio de 1936 se podía leer: “Es tal el entusiasmo que la causa republicana ha despertado en estos atletas que muchos de ellos se han alistado en las milicias populares, saliendo para Zaragoza y otros puntos”. Cabe destacar que el austriaco Jaccod, fue el primer extranjero muerto en la guerra civil española el mismo 19 de julio en la toma de un cuartel militar de los sublevados.