Año: 1922

  • La adquisición del Parque Güell, ¿una buena inversión para el Ayuntamiento?

    Adquisición de Parque Güell

    Después de ocho meses de figurar en el orden del día, se pone a discusión el dictamen de la comisión de Fomento, relativo a la adquisición del Parque Güell por la cantidad de 3.200.000 pesetas.

    El dictamen es defendido por el señor Maynés. El señor Bordas hace algunas observaciones y el señor Carrasco pide informes sobre la situación de algunas fincas enclavadas en el Parque Güell.

    El señor Marial se extraña de que se quien aprobar en la última sesión del Ayuntumiento actual, un asunto de tanta importancia, como es la adquisición del Parque Güell. Estima que el Ayuntamiento, en vez de gastar tres millones y pico de pesetas en la compra de un parque que tiene sólo 14 hectáreas de terreno, sería mejor que adquiriese 200 hectáreas en el Besós.

    Añado que el parque del Besós, proyectado por el ingeniero señor Cerda, y señalado asimismo por el arquitecto señor Jounely, mide una superficie de doscientas hectáreas, que al precio de 17.000 pesetas la hectárea, representa un gasto de 3.400.000 pesetas, o sea, con lo mismo que se paga por el parque Güell, cuya superficie es de 14 hectáreas. De adquirirse los terrenos para el parque del Besós, como el número de hectáreas destinadas al riego con las aguas de la acequia condal se fijaron en 600 hectáreas, resultaría que con dicha adquisición, el Ayuntamiento dispondría de la mitad del caudal de agua de la acequia, que, por término medio, es de 30.000 metros cúbicos diarios, ya que además de las 200 hectáreas, destinadas a parque, se transformarían en calles, plazas y jardines otras cien hectáreas.

    Termina haciendo notar que esos 15.000 metros cúbicos diarios de agua potable, representarían un valor para el Ayuntamiento de 15.000.000 de pesetas.

    Termina diciendo que no quiere impugrar la valoración, pero añade que, por entender que el Ayuntamiento podría invertir los millones que cuesta el Parque Güell, en obras de más urgente necesidad y de mayor rendimiento. Votará en contra del dictamen.

    El señor Capdevila impugna el dictamen.

    Lo defiende el señor Gambús y el señor Bolos, después de manifestar su extrañeza de que se haya puesto a discusión el dictamen, pues era creencia general que el asunto se dejaría para que lo resolviese el futuro Ayuntamiento, anuncia que votara también un contra, por entender que se trata de un gasto innecesario e improductivo.

    También, hace uso de la palabra para defender el dictamen el señor Vinaixa.

    Rectifican los señores Maynés y Marial, el último de los cuales, dice que es ridicula la peritación en la forma en que se ha efectuado, pues resulta que se paga por cada hectárea de unos terrenos, sin vegetación, 180.000 pesetas, cuando a orillas del Besós pueden adquirirse terrenos de excelentes ondiciones por 17.000 pesetas.

    Añade que lo que se debe estimar en el Parque Güell es la parte-artística, cuyo valor es inapreciable.

    Firmada por los señores Nicolau y Blajot se presenta una enmienda pidiendo que en el precio fijado se consideren comprendidos la casa solariega y terrenos anexos a la misma, que. ocupa la señora condesa de Güell, los cuales deben, quedar disponibles antes de satisfacerse el último plazo.

    La enmienda es aceptada, y seguidamente aprueba el dictamen en votación ordinaria con los votos en contra de los señores Marial, Romo, Blanqué, Capdevila y Bolós.

  • Llegan desde Inglaterra los primeros vehículos de la Compañía General de Autobuses de Barcelona

    A principis de la dècada dels 20, la manca de capacitat de la xarxa tramviària de Barcelona era notòria, de tal manera que l’ajuntament de la ciutat decidí instar la companyia ‘Les Tramways de Barcelone’ a millorar el servei. Simultàniament, el consistori es decidí a posar en servei, definitivament, una xarxa d’autobusos. Després d’un primer intent el 1921, el 15 de març de 1922 el consistori concedí a n’Antoni Antich (l’amo de la fàbrica d’anissats i licors) una xarxa de 4 línies d’autobús. Set dies despres, era creada la ‘Compañía General de Autobuses de Barcelona’. El projecte del Sr. Antich preveia la utilització de vehicles de la marca Tilling-Stevens, que utilitzaven el sistema petroleo-elèctric.

    Fos perquè no es tenia massa pressa, fos perquè la fàbrica no lliurava els autobusos, el cas és que com que s’acostava el mes de maig d’aquell 1922, data en què caducava la concessió si no s’havia iniciat el servei, la CGA hagué de recórrer a una solució d’emergència i demanà urgentment a la Tilling-Stevens Motors Ltd que subministrés el que fos. Davant la premura, l’empresa envià de forma molt urgent quatre autobusos i ho féu per via terrestre, amb xofers que travessaren tot França per carretera per arribar a Barcelona tan aviat com fos possible.

  • Primera carrera de coches de la Rabassada

    Carrera en Cuesta Rabassada
    Varios accidentes
    Barcelona, 13. – Organizadas por la Sociedad Peña Rhin, se han celebrado las carreras en cuesta, en la tortuosa y accidentada carretera de la Rabassada.

    A las diez y media, un petardo, disparado en el sitio donde se daba la salida, anunció que la carrera había comenzado.

    […]

    A las once y diez minutos llegaba [M. Bigorra, Harley Davidson (Motos de turismo 1.000 c.c.)] cerca de las tribunas y en un viraje muy precipitado. Debido a la humedad de la carretera, patinaron las ruedas de la máquina, sufriendo una caída aparatosa. Sufrió una fuerte contusión en la rodilla izquierda y otra en la mano derecha.

    […]

    Al llegar [el coche de J. Puig, Reo (coches de turismo 4.000 c.c. peso mínimo, 1.600 kilos)], en el que iban el conductor y tres individuos más, frente a la tribuna del Jurado, patinaron las ruedas al hacer un viraje, chocando el coche contra unas rocas, dando una vuelta de campana.

    El momento fué en extremo emocionante. Los ocupantes del coche, llamados Antonio Puig, Leandro Coll, Eliseo Gálvez y un mecánico [sic!], fueron lanzados a gran distancia, salvándose milagrosamente.

    Los cuatro fueron curados en la Torre Merendes por la Cruz Roja de fuertes contusiones en distantes partes del cuerpo.

    […]

    Felipe Batlló hace un buen recorrido, y al llegar al sitio donde se estrelló el número 3, esto es, frente a la tribuna, sufre un patinaje, yendo a dar con la cabeza en la misma roca. El coche dió dos vueltas, saliendo el motorista y el mecánico milagrosamente ilesos, sin más consecuencias que el susto correspondiente.

  • Destituido el gobernador Martínez Anido por organizar un falso atentado contra sí mismo

    El falso atentado tiene su origen en un provocador que después fue pistolero: Inocencio Feced. Feced era lo que se llamaba en la época un «confidente», o sea, un traidor al servicio de la policía. Feced se hacia pasar por perseguido y como tal se hizo recomendar a los militantes de Badalona, ciudad distante cinco o seis kilómetros de Barcelona. Fue él quien propuso atentar a Anido y Arlegui, en inteligencia con sus falsas víctimas. Anido y Arlegui asistirían a una función de gala al gran teatro del Liceo. La fiesta terminarla a las primeras horas de la madrugada. A esas horas el coche oficial descendería por las Ramblas, torcerla por el Paseo de Colón para dirigirse al Palacio de Gobernación pasando por delante de la antigua jefatura de Policía. El atentado se produciría en un trecho desierto vecino a la Capitanía General. Feced y Tejedor lanzarían unas bombas contra el coche oficial. Claramonte y Pellejero dispararían desde un sidecar, con el cual perseguirían a sus víctimas en caso necesario, Cinco hombres más estarían apostados cerca para cubrir la retirada. Veamos quiénes eran estos individuos. Ya conocemos a Feced. Tejedor y Pellejero eran policías disimulados que había presentado Feced como «compañeros» recién llegados de Rusia con la misión y medios para suprimir a los tiranuelos. Feced se encargó de la preparación del plan y de los explosivos, que resultaron bombas cargadas con aserrón. Solicitó el concurso de cinco auténticos elementos de acción e hizo venir de Valencia a Claramonte, con su sidecar. Estos seis hombres eran los solos auténticos terroristas. El día del atentado Feced, Tejedor, Pellejero y Claramonte se dirigieron a Barcelona. Los cinco restantes hicieron juntos el viaje en tren. Descendieron a las nueve de la noche en la Estación de Francia. Desde allí se dirigirían a un bar cercano donde Tejedor tenla que entre garles las armas y los explosivos. Pero en contra de lo convenido sólo tres de estos cinco hombres se presentaron en el lugar. convenido. Por desconfianza en el último minuto los dos restantes permanecieron a la expectativa a cierta distancia. Pasados escasamente cinco minutos vieron salir del bar en cuestión no menos de diez polizontes con Feced y Tejedor al frente. Llevaban de rehenes a los tres que se habían adelantado. Los dos pudieron escapar milagrosamente y pronto sembraron la alarma entre los militantes más destacados de Barcelona. Las redacciones de ciertos periódicos fueron informados del atentado «que se iba a producir». La noticia llegó al gobierno y a su jefe señor Sánchez Guerra, que habría de cortar por lo sano. De todas maneras la tragedia final no se pudo evitar. En la «parada» del Paseo de Colón Feced excusó la ausencia de los componentes del grupo de Badalona acusándoles de cobardes. El mismo Feced señaló el paso del coche oficial. Claramonte iba a poner en marcha la motocicleta cuando Pell ejero le apuntó con la pistola. Claramonte fue más rápido y disparó la suya. Claramonte y Pellejero cayeron muertos al mismo tiempo. Tejedor había disparado al mismo tiempo contra el primero. La rápida destitución de Arlegui aquella misma madrugada, seguida de la de Martínez Anido, evitó una vasta matanza de sindicalistas. A primeras horas de la mañana las comisarías rebosaban de detenidos. La finalidad del plan era justificar un exterminio. La operación «San Bartolomé» fracasó por poco.

  • Once ahogados al chocar dos embarcaciones en el puerto

    Al mediodía … se produjo un suceso en el puerto, que por sus desdichadas derivaciones reviste los caracteres de una verdadera catástrofe.

    Una de las golondrinas que prestan servicio de viajeros dentro del puerto, trasladándoles de unos muelles a otros, fué abordada por uno de los vaporcitos de la Compañía Arrendataria de Tabacos, tan violentamente, que la hizo hundirse en pocos segundos.

    Entre los pasajeros figuraban muchas mujeres y niños, lo que motivó el que la confusión fuese mayor y más angustiosa la ansiedad de cuantos presenciaron lo ocurrido.

    […]

    El siniestro, según algunos testigos presenciales [sic], se produjo en la siguiente forma:

    Estaban en la dársena el vapor Canalejas, y a su lado la golondrina número 2, de la viuda de Anglada. Navegando a una marcha, al parecer excesiva, venía en dirección contraria el vapor número 1, de la Compañía Arrendataria, el cual, al virar el Canalejas, se encontró a una distancia de pocos metros con la golondrina. Aunque dió marcha atrás, no pudo evitar el abordaje. La proa del vapor quedó empotrada en el costado de la golondrina, pero como el vapor siguió haciendo marcha atrás, al separarse la golondrina, se hundió en pocos segundos.

    Después de recogidos los náufragos, desde el vapor Infanta Isabel de Borbón intentaron levantar la golondrina, pasando algunos cables por debajo del toldo; pero se rompió éste, y el barco se fué al fondo.

    El casco esta quilla arriba, y aunque se cree que debajo hay 10 ó 12 cadáveres, nada puede afirmarse por el momento.

    La dotación de la golondrina se salvó, en contra de lo que se decía ayer tarde.

    […]

    Entre los episodios de que se tiene noticia, se recuerda el de un perro del Infanta Isabel, que se arrojó al agua detrás de los marineros, y logró salvar cogido por la ropa, a un niño de pocos meses.

    […]

  • Nace el semanario La Batalla de Joaquín Maurín, «periódico del Sindicalismo revolucionario»

    El 21 de diciembre de 1922 … nació en Barcelona “La Batalla”, bajo la dirección de Maurín. En su presentación se decía: “”La Batalla” no es ni comunista ni anarquista es el periódico del Sindicalismo revolucionario”. Una nueva etapa se iniciaba. Barcelona era la Meca del anarcosindicalismo. “La Batalla” se abrió paso; lentamente fue ensanchando su influencia, penetró en las barriadas obreras. Poco a poco se constituyeron Comités Sindicalistas Revolucionarios en el seno de los sindicatos confederales.