9 de octubre de 1860 - Detenido el dirigente protestante Manuel Matamoros (780 + 76)


Manuel Matamoros. Imagen: Wikimedia.

Cárcel de Barcelona, 17 de Octubre de 1860.

RESPETADO Y MUY QUERIDO HERMANO EN JESU-CRISTO.

Recibí con la mas pura alegría su apreciable carta del 9, que me sirvió de infinito consuelo en esta casa de la desgracia. El mismo dia que Vd. tenia la bondad de escribirme, el 9 del corriente, á las siete de la mañana, me prendieron por el solo crímen de ser cristiano y amar al prógimo deseando que todos conozcan al Señor Jesús, por cuya mediacion única podemos salvarnos. Una causa instruida contra mí en Granada motivó que el Gobernador civil de aquella ciudad telegrafiase una órden al de esta para que me prendiese y se registrase escrupulosamente mi casa, etc. Despues de una vigorosa y tiránica inspección, se halló en mi poder un paquete de cartas y papeles de varias poblaciones de España, y ademas varios documentos que me comprometian en alto grado. Me trajeron á esta cárcel y por espacio de ocho dias estuve encerrado en un oscuro, horrible y solitario calabozo. Despues de sufrir dos interrogatorios ante el tribunal pleno, me sacaron de mi encierro solitario para ponerme en compañía de malhechores. En mis contestaciones nada he declarado que pueda comprometer á otros.

En mi primer interrogatorio occurió un episodio singular: los magistrados creian que renegaria de mi fé, y que la vista de los enemigos de Cristo y mis tiranos me anonadarian; pero se engañaron torpemente. Las preguntas y respuestas son las siguientes:
-Pregunta. «Profesa Vd. la religion Católica, Apostólica Romana, y sino ¿qué religion profesa Vd?»
-Respuesta. «Mi religion es la de Jesu-Cristo; mi regla de fé es la Palabra de Dios ó Santa Biblia que sin una palabra añadida ó abreviada, es la base de mi creencia; y en ella me confirman las últimas sentencias del Apocalipsis, y los muchos preceptos terminantes de los Apóstoles en sus Epístolas. No estando basada la Iglesia Católica, Apostólica, Romana en estos principios, no creo en sus dogmas, y mucho menos obedezco á sus prácticas.»
El tribunal quedó escandalizado de estas palabras, y el juez me dijo:
-«¿Sabe Vd. lo que está diciendo?»
-«Si señor,-contesté con serena voz.-No puedo negarlo: he puesto la mano en el arado, y no puedo volver atrás.»
Callóse el juez y el tribunal se levantó.

Nada temo, querido hermano, por mí; pero me afligen las prisiones que se han hecho antes y despues de la mia en varios puntos de Andalucía. ¡Oh, injuriarán á los cristianos dignos, padres honrados, hijos virtuosos! ¡Ay, eso trastorna la tranquilidad de mi alma, y no la recobraré en muchos dias! Y luego, mi querida y anciana madre con mis dos hermanitos se encuentran solos en esta ciudad estraña. Mi posicion es muy cruel; sufro mucho, sí, mucho.

Nuestra mision, mi querido amigo, no es ni ha sido apartar creyentes de la Iglesia de Roma; ha sido y es sacar las almas de la oscuridad romana, y del ateismo ó indiferencia al conocimiento de Cristo, para formar congregaciones inteligentes y evangélicas; en una palabra, fundar iglesias dignas de Dios y del mundo. Como comprenderá Vd. fácilmente, mi espíritu no está tranquilo, y no puedo hoy escribir detenidamente sobre estos puntos; mas prometo hacerlo en breve y darle esplícitos pormenores.

Puede Vd. hacer mucho por Cataluña; necesita y promete mas que cualquier otro punto de España.

Aunque mi prision amenaza prolongarse, esto es, que durará algunos meses, sin embargo, puedo trabajar tambien aquí, porque los hermanos me visitan; y desde este sitio puedo darle á Vd. plenos informes. La obra en Barcelona no ha sufrido el mas pequeño menoscabo, porque todos confian en mí, y antes moriré que comprometer á uno solo. En Andalucía han recibido un tremendo golpe; pero con el tiempo perderán el miedo y todo marchará como antes. La simiente sembrada ha sido abundante y buena, y la oposcion de los enemigos de Cristo es impotente. Dios está con nosotros.

Mas adelante espero enviar á Vd. el reglamento de nuestra organizacion; pero nuestras bases, es la Palabra de Dios, la Santa Biblia.

Adios, querido hermano, celebraria poder hacer cuanto Vd. desea; pero ¡ay, en España es un crímen amar el Evangelio! Confío me escribirá Vd. pronto, pues comprenderá muy bien que ahora mas que nunca sus cartas serán un consuelo para mí en la penosa y cruel posicion en que me encuentro. Los consuelos y consejos de amigos cristianos son una necesidad vital para mía en la actualidad.

Dios sea con Vd., querido amigo.

Su hermano en Jesu-Cristo,

(Firmado.) «M.M.»

Greene Vida y muerte de d Manuel Matamoros Leer más

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El original en inglés – [ref2965] – se encuentra aquí.

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