Su creación estuvo muy ligada al plan provisional de enseñanza que se había aprobado en 1838. Entre los impulsores de la iniciativa figuraba el republicano y reformista Francesc Pí i Margall. Destacaba la procedencia plural del grupo impulsor y el carácter interdisciplinar que pretendían otorgarle a la Sociedad. Sus miembros eran conscientes del atraso que mostraba la ‘instrucción’ en la España de mediados del siglo XIX. Además de denunciar la falta de maestros, se insistía en la necesidad de renovar la escuela, incorporando ‘métodos racionales’.
[En una nota:]
Entre los primeros objetivos que se marcó la Sociedad, figuraba la promoción de las escuelas primarias y de obreros adultos, la preparación de libros y materiales didácticos, de los que tan falto se encontraba el panorama pedagógico español, particularmente en el primer período escolar… Más allá de la vida académica, la Sociedad siempre trató de imprimir un carácter práctico a todas sus actividades. Una de las primeras iniciativas que llevó a caba fue la preparación de métodos para enseñar a leer la lengua castellana. Como indicaba el secretario de la Sociedad en 1897 se trataba de «obritas de provechosa utilidad para Cataluña, en atención a las dificultades que siempre, y más en aquella época, implicaba el aprender la lectura de un idioma que comúnmente no hablamos».
Enrique Perdiguero Gil, Salvad al niño: Estudios sobre la protección a la infancia en la Europa Mediterránea a comienzos del siglo XX (2004).