Yo bien deseara renunciar por algun tiempo á los Recuerdos; pero mi honor pude mas que mi desazon y mi mal estado, mayormente ahora en que van á tomar otro colaborador que se encargue del tomo de Aragon. Cuando pretendimos la Biblioteca ante el Ayuntamiento, otro de los aspirantes fué D. Joaquin Bastús que en mas de una ocasion estuvo á pique de ser nombrado. Al fin se llevó chasco, y lejos de resignarse, con la mayor mala fé acudió al ministerio de la Gobernacion solicitando la plaza de Bibliotecario vacante por separacion del anterior bibliotecario. Es decir que el bribon la habia solicitado al Ayuntamiento, y si este se la hubiese dado ya hubiera sido válido el nombramimento; y ahora, callando sobre el nuestro, acudia por sorpresa al gobierno. Es el caso que este fulano es uno de los pocos amigos del Gefe Político, y del Sr. Buxeras teniente de alcalde constitucional; los cuales todos urdieron una buena tramoya, y hubieran dado un buen informe sobre este asunto, á no haberlo nosotros contenido con nuestra diligencia. Pero como con las nuevas elecciones nuestro influjo no prepondera en el Ayuntamiento, esta corporacion no ha tomado la cosa con el calor que su decoro ecsigia; y asi nos hemos visto en la posicion mas critica, porque ni podiamos acudir al gobierno pues este nada nos ha dicho de oficio y ademas somos dependientes del Ayuntamiento, ni tampoco al Ayuntamiento que nada nos ha comunicado de oficio y el cual tal vez nos daria un desaire. Solo hemos podido gestionar en Madrid por medio de personas, que nos han manifestado que este asunto estaba en manos del oficial del ministerio que por desgracia es tambien amigo de Bastus. Enfin, el cielo nos ha traido á los ministros, y estoy resuelto á aprovechar su permanencia en Barcelona para enterarles de que no hay tal vacante en la Biblioteca. El sábado y el domingo pensábamos que vendrian á visitarla, pues debian ir al Archivo de la Corona de Aragon, y en tal caso hubiera sido asunto concluido: el domingo lo verificaron en este, y yo que no me fié de si vendrian ó no á Biblioteca, me planté en el Archivo y ayudé al único oficial que alli habia y al Sr. Bofarull á subir y bajar códices, y aun tuve el honor de ser presentado á los ministros de Hacienda y Gobernacion, que me hicieron leer un pergamino antiguo y supieron ecsistia una obra llamada Recuerdos, etc. de la cual yo soy autor. Esto me valió un fuerte dolor de cabeza, porque todo estaba abierto y el viento soplaba que era un gusto y yo tenia que mantenerme firme junto á la ventana y con la cabeza descubierta enseñándoles las miniaturas de los libros góticos. Al fin ya me conocen, y si no vienen á S. Juan, me encajo á hacerles una visita, les regalo un ejemplar de los Recuerdos y les cuento todo el asunto de pe á pá.
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