La reine régente Marie-Christine, obligée de donner sa démission à Barcelone, le 12 octobre 1840, à la suite de troubles graves dont la promulgation d’une loi municipale fut la cause ou le prétexte, laissa vacante la tutelle de la jeune reine et la régence du royaume.
Abdicación de María Cristina
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Una respuesta a «Abdicación de María Cristina»
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La Regente era consciente de que el sistema se encontraba en una grave crisis. Los liberales moderados no tenían intención de ir más allá de las reformas concluidas con la Constitución de 1837 y los progresistas controlaban buena parte de España mientras la guerra con los carlistas continuaba en el norte. Así las cosas, María Cristina se trasladó a Barcelona en 1840, en unas pretendidas vacaciones con Isabel para aliviar las dolencias dermatológicas de la niña, y se entrevistó con Espartero, a quien la población veía como el gobernante más adecuado. Para aceptar la Presidencia del Consejo, el general pidió a la Regente la disolución de las Cortes y el veto a la legislación que pretendía intervenir en los ayuntamientos. María Cristina ofreció libertad a Espartero para nombrar un nuevo gobierno, pero terminó sancionando la Ley de Ayuntamientos, en la convicción de que el general aceptaría los hechos consumados con tal de presidir el gabinete. Sin embargo, el 15 de junio Espartero presentó su dimisión a la Regente.
En Barcelona y Madrid se sucedieron altercados entre moderados y progresistas, entre partidarios de la Regente y de Espartero. En esta situación María Cristina no consideró conveniente permanecer en una Barcelona regida por los progresistas y donde no había encontrado el apoyo que esperaba de la burguesía catalana, y se trasladó a Valencia. Espartero trató de aparentar que defendía a la Regente, con lo que el 22 de julio dictó un bando en el que declaraba el estado de sitio en Barcelona. Pero la excepcional medida fue levantada el 26 de agosto, cuando el general consideró que ya disponía de los apoyos suficientes entre los militares para alcanzar la Regencia.
El 1 de septiembre estalló la revolución liberal en Madrid. El alcalde de esta ciudad hizo una proclama buscando el apoyo de todos los municipios de España. Espartero, lejos de obedecer las peticiones de la Regente para que acallase la revolución en la capital, le pidió que respetase la Constitución e insistió en la disolución de las Cortes, maniobrando para conseguir que los altos funcionarios de los ministerios le fueran afines. La simpatía popular y la presión de las Juntas Provinciales y locales hicieron el resto: Espartero obtuvo la Regencia al abdicar María Cristina el 12 de octubre de 1840.
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