Felipe V hace una controvertida entrada oficial en Barcelona y jura los fueros

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    Alberto Pernales

    [ref2324] cuenta que

    El 11 [de setiembre] se recibió y leyó en consejo de ciento una carta en la que S. M. encargaba á los concelleres omitiesen á su entrada en Barcelona la antigua ceremonia de la granada, que se colocaba en la puerta de San Antonio, y de la cual salia un niño para entregar al rey las llaves de la ciudad. Leyóse tambien el mismo dia otra carta real disponiendo S. M. que la prerrogativa concedida por sus antecesores á los concelleres de cubrirse ante el rey, debia solo entenderse cuando S. M. les mandase que se cubrieran… Si Felipe no queria que se le entregasen las llaves de la ciudad, no podia ser por otra cause que por creerse ya dueño de ella en el mero hecho de haber tomado posesion del trono de Castilla…

    […]

    Los concelleres habian nombrado embajadores que llegasen hasta Lérida para recibir y dar la bienvenida al rey. Sin embargo, reuniéndose el Consejo de ciento revocó el nombramiento, por ser cosa sin ejemplar, eligiendo á otros y dándoles órden de legar solo hasta Martorell, conforme en otras ocasiones se habia ejecutado, con encargo de dar al rey la bien venida, pero representándole al mismo tiempo el desconsuelo de Barcelona por los decretos y órdenes referidos. Vieron estos embajadores al rey en Martorell, y volvieron á Barcelona muy asegurados de que no se innovaria cosa alguna, habiendo ofrecido Felipe V conservar y mantener los fueros y privilegios de la ciudad y Principado.

    Sucedió empero muy de otra manera. El 30 de setiembre, habiendo llegado Felipe cerca de Barcelona y salido á recibirle las autoridades y corporaciones populares, se observó que no mandó cubrirse á los concelleres, quienes le acompañaron con la cabeza desnuda hasta el convento de Jesus, si bien no desmontaron de caballo al recibirle y besarle la mano, conforme esto con la costumbre que siempre en la entrada de los reyes se habia seguido. Feliu de la Peña cuenta que á vista de la accion referida, ejecutada con los concelleres por el duque de Anjou, segun le titula siempre el analista catalan, empezó á inquietarse con suma impaciencia el pueblo por no oir la campana que llamase á Consejo de ciento, pero que sin llamarle convocaron á algunos sujetos los concelleres para aconsejarse; y añade que representaron su justicia al duque, quien les mandó entonces cubrir asegurando la grandeza de la ciudad y dando por disculpa el no haberlo advertido. Sin embargo, se ve que era cosa deliberada y resolucion tomada de antemano [dice Balaguer o de la Pena?].

    El sábado 1.º de octubre llegó Felipe V á Barcelona, efectuando su entrada en coche, habiendo sucedido dos incidentes casuales que fueron tomados y aceptados como agüero por el pueblo… Sucedió primeramente que al llegar Felipe á su palacio se asomó al balcon para saludar al pueblo y se le cayó á la calle el baston real. El otro hecho fué el haberse prendido fuego por la caida de la antorcha á una tapicería donde estaba el retrato del rey, quedando la cara de este desfigurada ó mejor reducida á cenizas, pues cuando se acudió para sofocar el fuego todo pudo salvarse menos el retrato real.

    [ref120] explica su llegada el día 30:

    El rey ha resuelto … montar a cavallo en Sans a las dos de la tarda para que le besan la mano los comunes y passar con el acompañamiento al convento de Jesús, en la forma que se estilava quando el tránsito era en Baldonsellas…

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