Etiqueta: reino de Aragón

  • Unión dinástica entre el Reino de Aragón y el condado de Barcelona, quedando Barcelona como socio rico pero subordinado y Ramón Berenguer IV como príncipe consorte de un bebé

    [Traducción del autor de los acuerdos de esponsales de Barbastro, 1137/08/11]:

    Yo Ramiro, hijo del rey Sancho, rey de los aragoneses, doy a tí Ramón, conde barcelonés, mi reino de Aragón, con mi hija, todo íntegramente, como lo dividió el rey Sancho el Mayor, abuelo de mi padre; y como lo dividí con el rey García Ramírez de los navarros, en Pamplona, exceptuadas las tenencias que el sobredicho rey Sancho [el Mayor] dio al rey Ramiro, mi abuelo, en Navarra […] Esto te doy y concedo a los hijos de los hijos tuyos que fuesen de generación de mi hija, por los siglos de los siglos. Tú, en cambio, convienes conmigo, en palabra de verdad, y pones tus manos entre mis manos, que no enajenes, ni hagas enajenar, este reino que te doy, durante la vida de los hijos de mi hija. […] Y que durante toda mi vida me tengas como padre y señor. […] Aunque te entregue el reino, sin embargo, no renuncio a mi dignidad.

  • Princeps namque

    El rey D. Pedro III, (IV de Aragon) llamado el Ceremonioso, en 1.º de diciembre de 1347 otorgó en Zaragoza el célebre privilegio que empieza: Princeps Namque, el cual consistia en una verdadera declaracion de guerra ó sea llamamiento al país, para que á la publicacion de este privilegio todos los hombres de paraje, barones y nobles, como tambien los vasallos debian tomar las armas contra los enemigos de la patria.

    Los sucesores de este Monarca aprobaron y confirmaron dicho privilegio, Jaime II, en las primeras Córtes que celebró en Barcelona… Alfonso IV, en las Córtes de Barcelona…, y Fernando I, en la constitucion…

    Todos usan de estas expresiones «Confirmants loants é aprobants la constitució feta per lo M.I.S. en Pere besavi nostre de gloriosa memoria den la córt de Cervera comensant, in primis, etc., en lo viatge Aliumque Namque, etc., cuant sdevendrá convocar lo Principat de Cathalunya en virtut del Usatge Princeps Namque, ó encara les hosts de les ciutats, viles e lochs del dit Principat, etc.» De manera que, publicándose el antedicho privilegio, todos los ciudadanos indistintamente estaban obligados á prepararse y comparecer armados sin excepcion de personas, verificándose dicha publicacion con una ceremonia digna de mentarse por su particularidad; y consistia, que cuando debia levantarse Somaten, ya fuese motivado por invasion al Condado de Barcelona, ya por razon de agravios hechos á la ciudad, ó por delitos atroces, entonces el veguer (bajo este nombre debe entenderse el representante del poder real…), salia de su córte ó palacio, algunas veces á pié y otras á caballo, vestido con sobrevesta real, precedido de saigs (especie de lictores ó alguaciles), los cuales con manojos de brezo encendidos (bruch) publicaba por la ciudad Condal el privilegio Princeps Namque á la usanza de la antigua Roma, que cuando declaraba la guerra á alguna nacion extranjera arrojaba un manojo de heno encendido en la direccion del pais que era declarado por enemigo de la república romana.

    Tan luego como era publicado el privilegio, expedia el veguer una circular á todos los barones, condes, vizcondes y hombres de paraje para que en el dia señalado acudiesen armados tanto estos como sus vasallos, delante de su palacio para proceder al Somaten

    Reuníase este al toque del seny (campana) de la iglesia de san Jaime, y al grito catalan de via fos ó via fora, que equivale á decir, sal fuera, se armaba el ciudadano y todo hombre que podia empuñar armas, disponiéndose para acudir donde fuese necesario.

    Inmediatamente pasaba el veguer á Casa de la Ciudad para conferenciar con los Concelleres, y quedar acordes en el modo de llevar á efecto el Somaten, y una vez puestos de acuerdo, se mandaba publicar una crida (bando), en seguida tomaba el veguer la Bandera de la Ciudad que se custodiaba en la sala de 36 (trentenari), y al grito de via fos, Princeps Namque, la colocaba en la ventana principal de la Casa de la Ciudad…

  • Sus vecinos matan a 20 judíos por la Peste Negra sin intervención de las autoridades y con una respuesta bastante tardía por parte de Dios

    315. And it came to pass, in the year five thousand one hundred and eight, which is the second year of King Philip, there was a great plague, from the rising of the sun unto the going down thereof; and there was no city which was too high for it, as it is written in the book of Emek Rephaim of Rabbi Chaim Galipapat. And there was a great cry from one end of the world unto the other, the like whereof never was. In the city which went out by a thousand, there were but one hundred left; and of that which went out by one hundred, only ten were left, at that time; and for one who died or was sick of the Jews, there died and sickened one hundred of the people of the land. And they clothed themselves with jealousy.

    316. In those evil days, there was no king nor prince. Were it not that the Lord was with us, there would not have been left of the Jews in the kingdoms of Aragon and Catalonia one spared or remaining. And they wickedly accused them with wrong accusations, and said, «Because of the wickedness of Jacob was this. They have brought the deadly poison into the world: from them came this great evil upon us.» And it came to pass, when they said this horrible thing, that the Jews feared greatly, and afflicted their souls with fasting, and cried unto God. And it was a time of misery, of grief, and of rebuke, unto the house of Jacob in that year. And it came to pass on the Sabbath-day, at evening, that they arose against them at Barcelona, and killed of them about twenty souls, and laid hands on the prey, and there was none to say, «Leave off.» While they were fighting, the Lord caused it to thunder and to rain an overwhelming shower and flames of fire; and our adversaries were amazed: the Lord confounded their speech. And the nobles and the great men of the city went and saved the rest from their hand; but did not retain strength to save them from the thunder and rain; for they were many who rose up against them, and said, «Let us destroy them from being a nation. The Lord do good unto those that are good, and as for such as turn aside unto their crooked ways, may the Lord lead them forth with the workers of iniquity!» Amen.

  • Martín el Humano se casa con María de Luna

    D. Martin, el humano, que despues fue rey de Aragon, se casa con D.ª María, condesa de Luna.

  • Bendicion de banderas de la armada que quiere rescatar a Alfonso V y conquistar Nápoles

    Bendicion de banderas de la armada en que el rey D. Alfonso sale de Barcelona para ir á la conquista del reino de Nápoles.

  • Muere Violante, segunda esposa de Juan I de Aragón

    Muere la reina doña Violante, tercera [sic] esposa de D. Juan I el Cazador.

  • La reina huye de una epidemia en Barcelona

    A 13 de Julio de 1452 por causa de las muertes que habia en Barcelona, la Reyna (Doña Maria) se transfirió á Villafranca del Panadés, para donde prorogó las Cortes que celebraba.

  • Noticia de la Capitulación de Villafranca del Penedés, limitando el poder de Juan II de Aragón a favor de la oligarquía catalana

    Llegan de Villafranca los embajadores enviados á la reina, con la nueva de que esta, como procuradora de su esposo D. Juan II habia firmado la concordia con el príncipe de Viana y con Cataluña. Hubo mucha alegría, procesion é iluminaciones.

  • Es declarado persona non grata Juan II de Aragón por segunda vez

    Son declarados segunda vez enemigos del principado el rey D. Juan II y cuantos siguen su causa.

  • Enrique IV de Castilla es nombrado conde de Barcelona en la guerra civil con Juan II de Aragón

    Con motivo de la guerra entre D. Juan II y el principado, los catalanes proclaman rey á D. Enrique IV de Castilla.

  • Muere en Granollers el pretendiente al trono aragonés, Pedro de Portugal

    Entierro de D. Pedro de Portugal, á quien los catalanes habian proclamado rey durante la guerra con D. Juan II. Habia muerto en Granollers.

  • Fernando el Católico jura los fueros

    D. Fernando el católico presta juramento de guardar las constituciones y fueros del pais.

  • Entra por primera vez Isabel la Católica

    Entra por primera vez la reina de Castilla D.ª Isabel la Católica.

  • Los Reyes Católicos juran los fueros

    Los reyes Católicos juran en la plaza de Framenors, hoy de Medinaceli, guardar los fueros del pais.

  • La emperatriz manda 156 abanicos a las cortes en Monzón

    Sale la emperatriz para Monzon, y se remite á esta villa para los que se hallaban en las cortes que Cárlos I celebraba en ella, tres ventalls guarnecidos de terciopelo, nueve menos lujosos, y ciento cuarenta y cuatro de papel.

  • Al entrar por primera vez en Barcelona, Felipe IV cambia de caballo para no incomodar al conseller en cap

    El día XXVI de Marzo, año del Señor MDCXXVI, hallándose Conselleres el Señor Julián de Navel, en cap …, Hyerónimo de Gava… sigundo y Ximénez quinto, fué la gloriosa entrada de la católica y real magestad del Rey nuestro señor Felipe cuarto en esta ciudad de Barcelona: sucedió dicho día por la tarde; y habiendo savido [el día anterior] que S. M. entraba en el monasterio de religiosas Bernardas dichas de Valldoncella, me fuí yo á la puerta de San Antonio para ver lo que pasaba. Estaba la dicha puerta ricamente adornada, habíase dispuesto una contra-puerta de madera con sus balconadas, y en lo superior, una media naranja, de donde en una granada había de bajar el niño con las llabes de la ciudad, para entregarlas al Rey. En esta contra-puerta estaban con muy buena orden y colocados los cuerpos santos y reliquias que tiene la Ciudad. Estúveme allí una hora, en la cual vi entrar diversas acémilas cargadas y cubiertas con ricos reposteros, todas de la Casa Real, y algunas venían muy estropeadas. Dijéronme también que había dos días que pocas ó muchas entraban de continuo. Cansado de estar allí por la multitud de gente que había, salíme hacia el lugar de Sans para ver si venía S. M.; encontré muchas y ricas carrozas llenas de caballeros, y otra mucha gente de la real familia. En el monasterio de Valldoncella vi la repostería y cocina; y entre diversas alhajas vi un hornilllo portátil en que se cocía el pan para S. M. Visto esto, pasé á Sans, y á poco rato oí una trompeta que venía de Barcelona; era la compañía de caballos ligeros de Perpiñán que salían á en contrar á S.M. Pasados éstos, á poco rato oí otra trompeta que venía hacia Barcelona; tras ella seguían algunos hombres armados de punta en blanco que venían de custodia á un rico coche; en él venía solo una persona, era hombre guerrero de vella barba; pregunté quién era, y supe ser el conde de Olivares que á poca distancia de Sans, dejando el coche, montó en un caballo, y desde una eminencia miró si venía el Rey; y viendo que no venía, se volvió á su coche, y muy despacio hacia Barcelona, y yo seguía los mismos pasos; vi venir de Barcelona al duque de Cardona, que en un coche salía con sus hijos á recibir al Rey, llevando su familia con rica librea. Volvíme con él hacia Provençana (Santa Eulalia de Provenzana, en las inmediaciones de Barcelona, cerca del Hospitalet), y cerca de allí vi la compañía de caballos ligeros de Perpiñán que habían hecho alto; oí luego dos clarines; seguíase después multitud de gente armada en blanco con sus lanzas; venían éstos en custodia de seis coches con tiro de á seis mulas cada coche; en el último venía la Real persona de Felipe cuarto, con algunos grandes dentro del mismo coche, y no vi á S. M. sino á paso, porque ivan los coches á la posta. Al pasar delante la compañía de caballería rindieron las armas, y llegando cerca de la Cruz Cubierta, estuvo ya la guardia de Rey con librea amarilla, colorada y blanca; los soldados de ella, unos traían alabardas y otros cuchillas; teníase ya prevenido un hermoso caballo blanco, tan dócil y vello como requería la ocasión. Dejó S. M. el coche, y con mucho donaire montó el caballo. Traía un capotillo de terciopelo negro, manga de brocado; una rica cadena, sombrero y pluma de color leonado, con una hermosa joya, de la cual pendía una gruesa perla del tamaño de una nuez. El duque de Cardona iba al lado siniestro á pió, pero cubierto, sino es en las ocasiones en que el Rey le preguntava alguna cosa, y en habiendo respondido se volvía á cubrir. Otros muchos señores venían también á pié, pero descubiertos. Seguíase á caballo inmediatamente el de Olivares y otros muchos grandes. Poco antes de llegar á la Cruz Cubierta, salió la universidad en forma, y cada doctor con la insignia, según su facultad; apeáronse, y hecha la venia á S. M. volvieron á montar á caballo. Vino después el ilustre cavildo, hizo lo mismo, y últimamente llegaron los Conselleres en forma de Ciudad, con gramallas (traje talar, distintivo de la magistratura municipal) de tercipelo carmesí, forradas de brocado; y sin dejar sus caballos, hicieron la función acostumbrada en tal ocasión. Del mismo modo hicieron su función los Diputados; y acavadas las solitas … ceremonias, el Conceller en cap se puso á la mano siniestra del Rey, usando de la anti gua preheminencia y singular gracia, que los católi cos Reies han concedido á esta ciudad. En esta forma, y con la debida orden, acompañaron á S. M. todos los puestos, hasta el dicho convento de Valldoncella, en donde quedó S. M., y volviéndose el sobredicho acompañamiento á Barcelona, quieren algunos decir que entró el Rey de secreto aquella noche en Barcelona.

    El día siguiente, por la tarde, concurrió un sin número de gente á la puerta de San Antonio, de calidad, que no cabiendo en los caminos, destruyeron la cosecha de muchos campos vecinos á la puerta. Llegada la hora de la entrada, y dispuestas las guardias según su estilo, salió S. M. de Valldoncella á caballo en la forma que el día antecedente: seguíanse á caballo el conde de Olivares, almirante de Castilla, duque de Maqueda y demás grandes de España. Con esta orden llegaron á la puerta, en donde esperaban los Conselleres; hizo pausa S. M., y bajó dentro de tres granadas primorosamente dispuestas, que abriéndose sucesivamente una á otra, salió de la última un hermoso (niño? [- falta la palabra]), que pronunciando algunos versos latinos, entregó al Rey las llaves de la ciudad. Reciviólas S. M. y diólas luego al Conseller en cap; entraron la puerta y recibieron al Rey bajo un rico palio: el Conseller en cap hició ([asió]) el caballo por el freno; guiavan al mismo caballo con un cordón de seda veinticuatro hombres, esto es, cuatro caballeros, cuatro ciudadanos, cuatro mercaderes, cuatro artistas y demás estados; puestos en esta orden, los cuatro Conselleres y dos caballeros llevaban el tálamo ([palio]). En esta disposición entraron por la calle del Hospital. Precipitávase.el caballo y pisaba la gramalla del Conseller, y visto ó advertido por S. M., dijo: «Consejero, date pesadumbre mi caballo?» Respondió: Sacra y Real Magestad, no. A poco rato, conociendo bien el Rey que el caballo daba pesadumbre al Conseller, desmontóse sin decir nada, y dijo al de Olivares: «Conde, dame otro caballo.» Apeóse el de Olivares, y trocaron los caballos con la orden que se ve. Llegó S. M. al llano de San Francisco, en donde estaba dispuesto un tablado con dosel, bordadas en él las armas Reales. Dejó el caballo S. M. y subió al tablado, y antes de sentarse desnudó la espada y la puso sobre el teatro que ya estaba dispuesto. Sentóse, y á la siniestra tomaron su asiento los Conselleres en sus bancos. Sosegado el concurso, y tomado cada uno su puesto, salió el guardián de San Francisco vestido con capa pluvial, y la vera Cruz, con sus acólitos, llegó á la presencia del Rey, y levantándose S. M. y descubierto, le tomó el guardián el juramento por las islas (Se llamaba así al juramento que prestaban los Reyes á su entrada en Barcelona, porque al prometer tener y observar, y hacer tener y observar los usages, constituciones, etc., prometían también mantener la integridad de los reinos de Aragón, de Valencia, condados de Rosellón, Cerdaña, etc., y la de las islas á ellos adyacentes.). Concluido el juramento disparó la artillería, y volvióse el guardián á su convento. Volvióse S. M. á sentar, y se dio lugar á que passaran las cofradías que con orden militar y mucha gala estaban á la parte de la marina: fueron pasando según su antigüedad por delante del Rey, y entrando á la calle Anxa, hacíanse los debidos acatamientos y salvas, y cada cofradía llevaba su divisa ó inbención. Acavado de pasar las cofradías, bolvió S. M. á tomar el cavallo, y con la disposición referida y multitud de hachas encendidas y bien ordenadas (por ser ser ya de noche), se encaminó S. M. á la Iglesia del Aseo. El marqués de Liche (El conde de Sástago, según así lo dicen varios historiadores.) llebava el montante yendo á caballo: llegando á la Iglesia, entró S. M., y en el altar mayor prestó el juramento que sus gloriosos predecesores ha vían acostumbrado, por la provincia de Cathaluña, con aquellas ceremonias que se estila: executado esto, se bolvió S. M. con el mismo lucimiento al llano de San Francisco, casas del duque de Cardona, en donde es tubo todo el tiempo que honrró esta ciudad.

    El viernes día XXVII fué S. M. á jurar á los tribunales y salas que se acostumbra, con el acompañamiento de toda la nobleza y demás personas que en semexantes funciones deven concurrir, y aquí dieron fin los juramentos y entrada.

  • Salen cuarenta mil hombres para recuperar Salses en Rosellón; tensiones en el liderazgo del conjunto del ejército; una lista de los participantes

    Obrando tan depravada y sacrilegamente el francés, mientras nuestro exército se formava, como se ha d(ic)ho, no pudiendo el celo cathólico sufrir ya más, el día 14 de Septiembre 1639 en que la Iglesia celebra la exaltación de la Cruz, partió nuestro exército de Perpiñán, haviendo confesado y comulgado con mucha devoción. Componíase de 40 mil infantes, 4 mil cavallos y 40 piezas de artillería gruesa, y mui bastecido de todo. Era su general el conde de Santa Coloma, pero con los lados del marqués de Espínola y marqués de Torre Cusas (D. Carlos Caraciolo, marqués de Torrecusso. Torrecussa le denominan siempre los documentos catalanes, y aun algunos autores), y otros cavos de gran experiencia y valor, y toda gente mui veterana. Encamináronse la vuelta de Salsas.

  • La autoridad real encarcela al diputado militar Francesc de Tamarit y a dos consejeros por oponerse al supuesto estacionamiento en la ciudad de un ejército, y las autoridades locales alegan que su detención es una violación de las constituciones catalanas

    Sávado á la tarde, á [18] de Marzo 1640, por orden de Madrid mandó su ex(ellenci)a que el alguacil Monrrodon (Juan Miguel de Monredón) prendiera al diputado militar D(o)n Joseph de Tamarite ([Francisco de Tamarit]), y entendida por éste la orden, sin resistencia alguna se fué á la cárcel, para no conmover el pueblo. También la Ciudad disimuló su sentimiento en la prisión de J. Vergos (Francisco Juan de Vergós), cavallero, y Leonardo Serra, consejero de ciento, y por no irritar la plebe, que estava ya en disposición al menor movimiento de sublevarse Barcelona, porque estas capturas sucedían, por no permitir el diputado que se alojara la gente que el Rey quería dentro de Barcelona, y defender en Consejo de ciento los dos arriba d(ic)hos, el mismo sentir contra la voluntad del Rey, que era, sigún todos decían, de poner y alojar dentro de Barcelona diez mil hombres; pero no obstante las capturas echas, no se consiguió el fin deseado.