Por decreto de Pedro III el del punyalet se mandaron quitar las horcas que se hallaron en la ribera del mar, para dejar libre el sitio en que debia alzarse la antigua casa lonja, que se empezó en el año siguiente. En 1772 fue demolido el edificio para darle la forma que hoy tiene, y solo se conservaron el techo y las cuatro colunas centrales del salon.
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//// La Casa Lonja
//// The Penny Magazine of the Society for the Diffusion of Useful Knowledge
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Sale vino blanco de la fuente de la Llotja para Carlos I e Isabel de Portugal
La ciudad celebra en la lonja un baile al cual convidó al emperador Cárlos, á la emperatriz, al príncipe y á la corte. Todos los dichos bailaron, se sirvió un espléndido refresco, y la fuente del patio en vez de agua arrojaba vino blanco.
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Se abre la Escuela Gratuita de Diseño, después la Llotja, sin esperar permiso oficial
Ábrese la escuela gratuita de dibujo á cargo de la Junta de Comercio.
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Un pueblo religioso, el espantoso palacio de la Virreina, la Escuela Llotja
We were surprised to find the bishop’s palace not more considerable than most of the better sort of houses in the town. The present prelate is much esteemed, and we heard from the English residents here a very favourable character of the Spanish hierarchy. We observed among the middle and lower orders of people that attention to religion which we expected. The booksellers’ shops have an enormous proportion of theological literature: hardly any door is without a print of the Virgin or some saint; and it is a common custom here to bow to a church in passing, when the bell is tolling.
About half-past one we walked to the maison de plaisance of Mr. ___, who had invited us to dinner: it was about two miles from the city. The whole surrounding country was sprinkled, over with little boxes, generally consisting of a kitchen below, and above stairs a dining room, a bed room or two, and an open arcade; principally places for retirement and relaxation, but hardly any of them large enough for receiving a family. In our way to Mr. ___’s, we passed an ugly painted house, with four towers ending in short spires, built by a viceroy of Peru, who sent the plan over from that country; and it is said to be a specimen of the Peruvian style of architecture: nothing can be more frightful, and it appears very small for an officer holding so high and lucrative a post. It stands close to the road, and is merely surrounded by a little garden.
After dinner we returned to Barcelona, which from the country has a pretty appearance, by a road bounded on each side by a hedge of lofty aloes. We were in time for the ballet, and the second act of the opera; which is performed twice a week by a company of Italians, at the theatre already described, which is indeed the only one in the city: it was executed in a very creditable style, and the first female has considerable vocal powers. The house was extremely crowded. We visited the academy of arts, instituted in the palace of commerce, and supported in the most magnificent manner by the merchants of Barcelona. We were conducted through a long suite of apartments, in which seven hundred boys were employed in copying and designing: some of them, who display superior talents, are sent to Rome, and to the academy of St. Fernando at Madrid; the others are employed in different ways by the merchants and manufacturers. The rooms are large and commodious; and are furnished with casts of celebrated statues, and every proper apparatus. We observed a few drawings of considerable merit, produced by the scholars: but the grand picture before us of liberality and industry, amply rewarded our visit; and was the more striking to us, from having of late been continually accustomed to lament the traces of neglect and decay, so visibly impressed on every similar institution in the impoverished cities of Italy.
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Primera exposición de productos industriales catalanes en la Llotja
Abrese en la casa lonja la primera esposicion de los productos de la industria catalana.
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Iluminación por gas en la Llotja
Se da nueva estension á la iluminacion por gas en las clase de nobles artes de la Lonja. La dirigió el químico D. José Roura, y se verificó delante de los reyes D. Fernando VII y su esposa, D.a María Josefa Amalia.
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Entrada triunfal del general Espartero, dispuesto a salvar el país de la Ley de Ayuntamientos y de María Cristina de Borbón
Romance XV.
No bien Valdés del estrado
Ha salido, que tras él
Por la gran puerta golpeado
Se ha estremecido el dintel
Y hasta el arteson dorado.Libre respira Cristina,
Quedando solo los tres
Cuyo proyecto adivina,
Y cual sierpe la fascina
El embajador frances.Que este, en nombre de su rey,
Para abatir la arrogancia
De Espartero, con jactancia,
Aunque lo impida la ley,
Promete ausilios de Francia.Y mientras los cuatro están
Arrancando á la nacion
La santa Constitucion
Que se compró con su afan,
Con sangre del corazon;En un corcel caballero,
Corcel hermoso y de brio,
En Barcelona Espartero
Entra en medio de un jentío
Que le acoje placentero.Hace su entrada triunfal
Y la concurrencia es mucha,
Y un aplauso universal
Saluda al gran jeneral
Que puso fin á la lucha.Pacificador de España
Le llama el pueblo afanoso,
Y á caballo le acompaña
Linaje, su laborioso
Secretario de campaña.Rebullendo en el camino,
Movido de sus deseos,
Forma el pueblo un torbellino,
Sin temer los escarceos
Del ferrado granadino,Que va marchando de lado
Entre aquella multitud
Y concurso alborozado,
Que muestra al héroe esforzado
Su entusiasmo y gratitud.Y aunque es este en el mirar
Muy aterrador y fiero,
Pues si no tuviese acero,
Los ojos para triunfar
Le bastarán á Espartero.Cuando en su torno sumisa
A la multitud contempla,
Cual calma el sol una brisa,
Sus fieras miradas templa
Una apacible sonrisa.Los vítores oye ufano
De la jente entusiasmada;
Do quier halla un ciudadano
Que quiere besar su mano
O que bendice su espada.Tiene el sol mil reverberos
En las corazas bruñidas
De los bravos coraceros
Y en las cien lanzas temidas
De cien valientes lanceros.Vestidos de azul y grana
Húsares de la princesa
Van junto á los de Luchana,
Cuya barba luenga, espesa,
Llena de polvo, amilana.En pos del héroe triunfante
Marchan todos muy despacio,
Y el caballero arrogante
Detiene el bridon delante
De las puertas de palacio.Allí se para y se apea,
Y no percibe embebida
Cristina y su negra idea
A la turba enardecida
Que al guerrero vitorea.– ¿Quien dicta al pueblo la ley?
Dice Muñoz altanero,
¿Quien en España es el rey?
¿Es Cristina ó Espartero?
– Callad; rejente soy yo.
– Pues bien, si sois la rejente
Sancionad….. – No quiero, no
Que no lo juzgo prudente.
– ¿Ante Espartero temblaís?
¿Reina rejente os decís?
Si; sois reina y no reinais…
Sois rejente y no rejis.-
Luego el frances altanero
Esclama con arrogancia:
– Si tropas tiene Espartero
Tropas tiene el rey de Francia.
Si mas que vuestro deseo
Puede un soberbio soldado,
Pronto estará el Pirineo
De franceses coronado.
Nada temais; sancionad
Esta ley de Ayuntamientos
Tan necesaria… – Aguardad
– Son preciosos los momentos.
Esté, cuando el duque llegue,
El proyecto sancionado,
Y dejad despues que os niegue
Su apoyo tan decantado.
– ¿Y el pueblo? – Se le encadena
Con vuestra tropa muy bien,
No debe eso daros pena.
– Y si la tropa tambien…
Jamas, jamas… – ¡Vive Dios!
¿Sabeis lo que son soldados?
¿Quien da los empleos? vos;
Conferid algunos grados
etc etc -
Los regalos de los Reyes, baile en la Llotja, el porque de las máscaras, un cuento de amor
El que haya leido el artículo del dia anterior, necesariamente ha de conocer el desasosiego de los niños para levantarse apenas amanece Dios. Su primera diligencia es abrir la ventana y buscar en el plato que pusieron en él, si los Santos reyes han traido turron. El chasco de los ya creciditos que se encuentran un libro ó unas disciplinas, ó un dedal y una aguja, les hace bajar la cabeza y avergonzarse ó de haber sido tan crédulos, ó de haber ocultado su malicia con respecto al conocimiento de quiénes son los que pueden jugarles semejantes tretas. Las observaciones de los papás y padrinos ó tios suelen ser el sainete de esta funcion que no es fácil concluya sin algun pucherito por parte del chasqueado.
La parroquia de Ntra. Sra. de los Reyes ó del Pino celebra con toda solemnidad la fiesta del dia. Mucha música, muchas luces y sobre todo muchísima gente. La funcion de la tarde suele tambien ser muy concurrida.
Como hoy es dia festivo, no puede faltar el paseo en la muralla del mar desde las 12 á las 2 de la tarde.
Los teatros dan las dos funciones de costumbre.
Por la noche tiene lugar el segundo baile de máscara en el salon de la casa lonja, con las prevenciones de estilo.
Cosa bien particular es que los bailes de máscara hayan ido tan en decadencia en esta ciudad que mereció en lo antiguo la consideracion de otra Venecia por sus máscaras; y no sabemos si achacarlo á la falta de humor de la clase acomodada ó á la sobra de posibilidad de la clase mas humilde. En otro tiempo las señoras asistian á este baile sin disfraz y con trages elegantes, posteriormente la corrupcion de costumbres las obligó á adoptar la mascarilla, y últimamente solo asisten á él en ciertos dias señalados como se verá en su caso y lugar.
¿Y qué se hace en este baile de la lonja? Lo que en cualquiera otro baile de máscara: no bailar. Perdiéronse los faustosos y graves minués, y las monótonas contradanzas españolas han desaparecido: las fatigosas mazurcas y galopadas casi quedan reducidas á la nulidad; los zalameros y remilgados rigodones y hasta las polkas son desatendidas á pesar de la moda. Sin embargo la orquesta no es lo que menos incita á bailar, porque tiene un buen repertorio y toca con bastante precision. Pues entonces, ¿qué particularidad puede ofrecer un baile de la lonja? Las máscaras, esas máscaras que con sus bien ó mal ideados disfraces recorren el salon bromeando, saltando y chillando siempre. ¿Pero qué novedad y qué interés pueden tener las máscaras? porque en efecto, ¿quién no ha sudado en su vida una careta? ¿quién no se desfigurado bajo los pliegues de un mal disfraz? y en esta guisa ataviado, ¿quién no ha hecho mas de dos decenas de travesuras, y no ha dicho cuatro mil sandeces, y no ha dado otros tantos aullidos por añadidura? Sin embargo algo nos será forzoso decir, y puesto que hemos principiado, debemos llevar adelante nuestro artículo enmascarado ó de máscara, que todo se sale allá.
Un plan amoroso cualquiera que sea, un deseo de habérselas, no sé si se diga cara á cara con un rival, y ciertas circunstancias y compromisos inevitables con personas cuyas insinuaciones cierran la puerta á toda escusa, pueden obligarle á uno á vestir un trage que no es el suyo, á tomar un semblante distinto del que habitualmente tiene, á verse transformado en un personage del siglo undécimo, en un pelafustan de nuestros dias, en un moro marroquí ó en un cristiano de allende: ¿quién es capaz de conocerle á uno entonces? El fisonomista de Zurich, Lavater mismo, con su sistema, esperimentos y teorías ha de estrellarse contra los lineamientos de una cara postiza. Un ángulo facial de cuarenta grados con su gesto severo y discursivo oculta un rostro grotesco, como si dijéramos, una fisonomía de salmon. Hay quien rabia á pesar de lo absorto de su mascarilla de cera, y hay tambien quien se rie hasta reventar detrás de un semblante casi de hierro.
Se dirá tal vez que esto no son sino generalidades, y que lo que debemos consignar en el Añalejo son costumbres peculiares del pais. Pues entonces contestarémos con una anécdota hallada en los mamotretos de un curioso, y que insertamos á continuacion para que pueda leerla el que no esté cansado de seguir nuestra palabrería.
No fue amor ni cosa que lo valiera sino un esceso de complacencia lo que obligó al jóven Anselmo á rendir su libertad en una noche de baile en el salon de la lonja, al capricho de tres ó cuatro muchachas, que por cándidadas que pareciesen, por tímidas que al trato de las gentes se presentaran, la sola idea de la mascarilla dió al traste con todas las virtudes teologales de que se les debia suponer dotadas; y buscaron trages y pidieron prestados á la doncella su jubon y faldas de payesa, y las arracadas á el ama de leche, y descosieron vestidos y enaguas y cosiéronlas de nuevo, y revolvieron cofres, y aquel dia acerté á querer visitarlas y, vean VV. las señoras no estaban en casa! habian salido á unas diligencias….. y qué sé yo cuántas otras satisfacciones dióme la criada sin que se las hubiera pedido, porque á convencerme de que mentia me bastaban los cuchicheos y pisadas, como de quien corre, que se dejaron oir detrás de la puerta durante el no corto espacio de tiempo que medió desde mi primer campanillazo hasta el primer ¿quién hay? que me fue dado desde la rejilla. Dios se lo pague: gasté una tarjeta, pero me ahorré una visita.
Volvamos á nuestras jóvenes que á trueque de no ver frustrados sus intentos, buena cuenta tuvieron de que nada faltara al jóven Anselmo para disfrazarse, y con cuatro hilvanes modificaron un par de colchas á manera de dominó; trage que no desdecia en cosa alguna de la papalina y la camisola ceñida sobre una basquiña de anascote con que se atavió una respetable señora tia de las muchachas, que por aquella noche debia hacer las veces de mamá y ser compañera inseparable del infeliz Anselmo.
Las diez daban en el reloj de Santa María del mar en el momento mismo en que entró la comitiva en el salon de la lonja, sacando de quicio sus propias orejas para arreglar y acomodar las mascarillas, y á pocos pasos se anunció ya la vanguardia con los consabidos gritos de ordenanza, y rompió el fuego.
–Adios! ¡adios! ¿Me conoces? ¿Me conoces? ven acá: ven acá……………………………………
–Diga V. Anselmo ¿dónde estan las niñas? –Señora, han quedado ahí detras dándole broma á un sugeto. –Vamos á buscarlas………………………………………
–Chica, ¿dónde está mi tia? –Estaba cansada, y he venido á sentarme. –Y dónde paran las otras? –No sé. –Vente y cógete del brazo de Anselmo. No de muy buen talante recibió la muchacha esta inesperada visita, pero al cabo obedeció, aunque no sin que la siguiera el sugeto con quien en sabrosas pláticas estaba, con el fin, por lo que se echó de ver, de continuarlas.
–Adios! ¡adios! Ya te conozco; ya te conozco. Eres Anselmo. ¡Qué bien acompañado! Vaya, chico, que te diviertas mucho!De sobras estuvo para el jóven este aviso de una máscara que acertó á pasar, que bien se le alcanzaba lo ridículo de su situacion, aunque no tardó en lucir para él un rayo de esperanza, y pensó dar treguas á sus desventuras luego que á aquellas señoras les plugo el sentarse. Pero no bien hubo desperezado disimuladamente sus brazos y preparádose para soltar la cinta que sostenia la mascarilla, cuando atropelladamente se llegó á él la otra seccion de la comitiva cuyo paradero se ignoraba, y con gran desasosiego pidiéronle que no se quitase la mascarilla por no esponerlas á ser conocidas, pues cierta persona, sin duda porque estaba de mal humor, se habia atufado por unas verdades que le dijeron, y pudiérase añadir, por unas mentiras que improvisaron.
No creyó Anselmo del caso, ni lo hubiera sido, decretar un no ha lugar á semejante solicitud, pues no quiso arriesgarse á perder en un momento el concepto de complaciente qeu se ganara á fuerza de sudores; y héle ahí conservando la mascarilla, que con ser de las finas, no dejó por eso de encerarle un tanto el rostro.
Mas por cuanto pudo el atufado hallar ocasion (no importa el cómo) de desquitarse del agravio qeu creyó haber recibido de las niñas, y entonces al soltar de las lenguas siguió el arrancar de mascarillas, y tamaños desmanes no pudieron menos de producir para colom de infortunio, los preludios de un duelo en el que Anselmo debió representar el papel de provocador; y gracias á la prudencia de que en estos casos jamás falta una buena dosis, gracias á la intervencion de la autoridad competente y á las persuasiones de unos amigos, no tuvo otro resultado que unos arañazos precedidos de algunas puñadas, intermediado el todo con la pataleta de una de las interesadas.
A pesar de estos contratiempos hubo quien sacó su provecho del disfraz y de la mascarilla, porque consiguió á su favor, lo que no pudo lograr en treinta años de soltera que por lo menos contaba, porque tampoco faltó quien se dejase seducir por ciertas cualidades que en ella pretendió adivinar primero al través de la mascarilla, hallar despues durante la cita que le fue dada para el dia siguiente, y que tomó por reales y verdaderas á vuelta de algunas entrevistas.
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Por qué Barcelona no sabe celebrar su fiesta mayor, día de Sta Eulalia
Las grandes poblaciones se desdeñan de parecerse á las de corto vecindario y aspiran siempre á obtener mayores prerogativas, lo cual trasciende á los ayuntamientos, representantes de las poblaciones grandes y chicas; y mientras unos tienen el tratamiento de Escelencia apenas se concede á otros el de Merced. Eso debe de estar muy puesto en el órden; pero al cabo no es mas que sancionar el principio de que el mas fuerte es el que mas vale. Tanta trascendencia tiene este amor propio de las grandes poblaciones que pasa de tejas arriba, y asi vemos que el patron de una aldea es mas agasajado en su dia por los aldeanos, que el patron de una capital por sus patrocinados. No pareceria bien que los ciudadanos (esto es los vecinos de una ciudad) se entregaran al regocijo y celebrasen la fiesta de su patron con esas bicocas con que se divierte el labriego. Los gigantones, la tarasca y esos bailes, reminiscencias de los antiguos misterios que se celebraban en las iglesias, rebajarian el carácter de ciudad: eso se deja para los villorrios.
Con efecto, Barcelona, la corte de los antiguos condes, emporio de la corona de Aragon, capital del antiguo principado de Cataluña y ahora de la provincia de su nombre, Barcelona no se separa de sus tareas en el dia de hoy, mientras la Iglesia celebra las glorias de Sta. Eulalia patrona de la ciudad. En la Catedral se venera el cuerpo de la santa en la capilla situada en la cripta debajo del altar mayor, y se le tributan solemnes cultos con oficio cantado por la música de la capilla, y sermon, á los que asiste el cuerpo municipal. Despues del oficio se lleva la imágen de la santa en procesion por las calles inmediatas á la iglesia, y por la tarde se canta rosario, concluyendo la funcion con los gozos de la santa.
El baile público que por la noche tiene lugar en el salon de la lonja es el único estraordinario con que se solaza la grave ciudad en el dia de su patrona. ¡Cuán distinta es esta seriedad de la alegría que reina en cualquiera otro pueblo de la provincia en el dia de la fiesta mayor! porque sí, señores mios, sin rebajarles á Vds. un punto de su categoria, el dia de Sta. Eulalia es la FIESTA MAYOR de Barcelona. Nunca mejor que en este dia puede notarse la diferencia y hacerse la debida comparacion, yendo al vecino pueblo de Sarriá donde tambien es fiesta mayor y se celebra la del santo del dia. Aquellos vecinos dan treguas á sus tareas diarias y hay funcion en la parroquia, y procesion, y bailes en salones y entoldados, esmerándose los socios en el adorno de ellos, y en una palabra, despues de la funcion religiosa bailan hasta que vuelve Dios á amanecer. Allí acuden muchas payesas del llano elegantizadas con sus graciosos trages. El que quiera gozar de tan buena compañía y echarles cuatro piropos y ser bien recibido, tire el gaban, vista chaqueta y zarandéese por la módica cantidad de un real de vellon en esas tartanas que hallará fuera de la puerta del Angel. Una táctica es preciso usar, y en su secreto estamos nosotros, y no hemos de descubrirlo á nadie sino á nuestros suscriptores machos (es decir varones) en muestra de gratitud; cuidado con divulgar el secreto!
No insinuarse á exabruptos: mucha dulzura, mucha amabilidad, sufrir desaires, mas volver á la carga: sentir reproches, mas no atufarse; y cualquier jóven del buen tono puede estar seguro…..de tener que volver en el mismo carruage en que fue.
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Versión un poquitín sentimental del primer Primero de Mayo en España
Bl estado de ánimo de Barcelona, fué bien distinto anteayer [1 de mayo], en que ss dieron pruebas de cordura y de prudencia del que reinó ayer, en que algunos elementos estraños á la gran masa de obreros, mantuvieron en zozobra el espíritu ds la población. Aquel estado de ánimo de anteayer es lo que quisimos reflejar pidiendo ayuda á uno ds los colaboradores artísticos de LA VANGUARDIA [Mariano Foix]y creemos haberlo conseguido.
[…]
Mientras discurríamos entra los grupos de la Plaza da Cataluña que, por no haber podido penetrar en el Tívoli, aguardaban la salida de la manifestación, observamos graciosas escenas inspiradas por el buen humor y franca alegría que caracterizan al obrero catalán, aun en los momentos más solemnes y graves.
Pasaba en aquel momento una sirvienta con un jarro de leche y al punto la rodearon los huelguistas, robándole la seriedad mezclada de temor que llevaba pintada en el rostro. «Muchacha, le decían, toma nuestro ejemplo. ¿Cuando os decidiréis á hacer una manifestación ó una huelga?» La chica dio por respuesta expresiva sonrisa, y prosiguió su camino, tal vez pensando en la Menegilda de la «Gran vía.»
A la salida del Tívoli, sorprendió al lápiz de nuestro dibujante, uno de los grupos que llevaban la delantera da la comitiva. En todos ellos se nota marcadamente el tipo catalán y muestran la gravedad de quien está convencido de realizar un acto trascendental y de que llama la atención pública.
Alrededor do la bandera se estrujaban todos ios obreros, constituyendo apiñado núcleo que se movía con dificultad.
Junto á los trabajadores no faltaba el pilluelo, satisfecho y gozoso, aplaudiando á rabiar cuando los demás aplaudían, dándose aires de personage y echando de menos al escándalo y la gresca, en medio de tanto orden y compostura.
Al llegar á la Plaza de Palacio se formaron pequeños grupos mientras los delegados subieron al Palacio del Gobernador. En casi todos ellos había un orador, generalmente uno de esos tipos indefinidos que entre loa obreros parecen burgueses, y entre los burgueses obreros, que peroraba ó daba consejos.
Decíales el que reprodujo el lápiz de Foix: «Muchachos, creedme, una vez terminada esta manifestación, volveos á vuestras casas y no os dejéis engañar por los que os aconsejan una huelga ilimitada, porque esto puede ocasionarnos ua conflicto y perjudicar nuestra causa.»
Cuando el Gobarnador hubo terminado el discurso que pronunció desde el balcón, todas las manos se levantaron para aplaudirle, siguiéndose nutridos vivas…
Después de haber terminado la manifestación de anteayer, el alcalde señor Maciá y Bonaplata envió al Presidente del Consejo de ministros, el siguiente telegrama, que por cierto fué ayer muy comentado.
«Excelentísimo Señor Don Práxedes Mateo Sagasta, Madrid.—Terminada la manifestación pacífica sin incidente alguno. Me enorgullece la honra de presidir el Ayuntamiento de esta ciudad.-Maciá y Bonaplata.»