Etiqueta: Marcha Real
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Bendición e inauguración oficial del funicular del Tibidabo
Ayer por la tarde se verificó la bendición é inauguración oficial del ferrocarril funicular al Tibidabo.
Al acto asistió numerosa y selecta concurrencia.
A las dos y media el Cardenal, doctor Casañas, llegó á la avenida que desde el paseo de la Bonauova conduce á la estación del funicular, é inmediatamente en unión de los representantes de la compañía explotadora tomó asiento en uno de los tranvías eléctricos que conducen á la indicada estación.
Una vez en esta, se trasladaron buen número de invitadas á uno de los coches del funicular, que pronto ascendió hacía el Tibidabo.
Desde lo alto de las márgenes que flanquean el camino que recorre eí ferrocarril, fue muchísimo el gentío que contempló su paso.
Ya en la meseta de llegada, descendió la comitiva, siendo recibido respetuosamente el señor cardenal por las numerosas personas que allí esperaban, y que se inclinaban, besándole el anillo pastoral, mientras la Banda municipal le saludaba á los sones de la marcha real.
El cortejo se trasladó á una de las dependencias de la estación que había sido habilitada para capilla.
El señor cardenal, doctor Casañas, revistióse de capa pluvial y mitra, siendo asistido por los canónigos doctores Cortés, Robert y Pibernat. Seguidamente, en unión del clero de la Bonanova y cantando laa preces de rúbrica, la comitiva dio la vuelta por los alrededores de la estación, que bendijo el doctor Casañas.
Una vez da regreso en la capilla, el cardenal dirigió sentidas frases á los concurrentes, para felicitarse de que se hubiera reclamado el ooncurso de la Iglesia en la fiesta que se celebraba.
Entre otras cosas, dijo, acto seguido, que andan equivocados los que creen que la Iglesia está reñida con el progreso, y que la Historia demuestra que muchos de los inventos han sido felizmente descubiertos por el clero.
«Les diría, indicó el cardenal, que no hay antagonismos entre la fe y la ciencia, pues ambas proceden de Dios. Depende la equivocada idea que se tiene de ello de dos causas: de que no conocen á fondo la religión ó de que equivocadamente pretenden tener conocimiento de nuestros misterios.»
Cuando terminó de hablar el señor Obispo se entonó un solemne Te-Deum, terminado el cual los más de los invitados tomaron por tandas el el ferrocarril de regreso.
Muchos de los invitados se lamentaron de la desorganización que reinó en el acto referido, y aún eso no fue lo más desacertado, sino que para que en el ferrocarril de regreso y en el tranvía eléctrico, también de regreso, tomara asiento el elemento oficial y los señores accionistas, se obligó á distinguidas damas á desalojar aquellos.
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Mil jovenes fascistas italianos, entre los cuales dos hijos del Duce, llegan para la Exposición; el alcalde se encuentra fuera
Ayer, a las nueve y media de la mañana, recaló en el puerto, anclando en el muelle de Barcelona, el vapor italiano «Cesare Battisti», a bordo del cual viajan mil ciento cuarenta jóvenes italianos pertenecientes a las vanguardias fascistas.
En el muelle esperaban la llegada de los jóvenes vanguardistas el gobernador civil, señor Milans del Bosch; el teniente de alcalde señor del Río, que representaba al alcalde [Darius Rumeu y Freixa]; el coronel del ejército italiano señor Chiappa; el cónsul y vicecónsul dé Italia en Barcelona, representaciones de todas las entidades italianas radicadas en nuestra ciudad, gran número de personal de la colonia y del fascio local y una numerosa representación de la Juventud de Unión Patriótica, con su presidente, señor [Pablo] Marsal.
Al echar anclas el buque, la charanga de la Legión de San Jorge, de Carrara, que acompaña la expedición, tocó los himnos nacionales español e italiano y el himno fascista, que fueron saludados con aplausos por cuantos, desde tierra, esperaban a los visitantes.
Al frente de los «vanguardistas» vienen 60 oficiales, y entre aquéllos, como simples soldados de filas, figuran dos hijos del jefe del Gobierno italiano, los jóvenes Bruno y Victorio Mussolini, de trece y diez años respectivamente.
Los expedicionarios desembarcaron inmediatamente, formando con gran marcialidad a lo largo del muelle.
Una vez cambiados entre las autoridades y el comandante de la tropa expedicionaria los saludos de rigor, ésta desfiló, con su charanga al frente, al mando de los señores Balducci y Calderai, dirigiéndose por las Ramblas y calle de Fernando a la Plaza de San Jaime. Su paso fue presenciado por numeroso público. En el Ayuntamiento los «vanguardistas» fueron recibidos por el señor Bonet del Río, en representación del alcalde, y por el señor Ribé, cambiándose afectuosos saludos en el Salón de la Reina Regente.
Los señores Chiappa, Balducci, Canepa y Calderai, con los señores Bonet del Río y Ribé, salieron al balcón principal dé las Casas Consistoriales, para presenciar el bello espectáculo que ofrecían los 1.140 «vanguardistas» formados en la Plaza.
A continuación el señor Bonet del Río les dirigió la palabra, saludándoles en nombre de la ciudad. Hizo votos porque su breve estancia en Barcelona sea grata a los jóvenes italianos y porque su visita sirva para intensificar las relaciones y sentimientos de amistad entre su país y el nuestro. Tuvo frases de admiración para el fascismo y para los sentimientos de exaltación patriótica que representa, y terminó brindando por Italia, por el Rey Víctor Manuel y por Mussolini.
El comandante Balducci respondió a estas palabras con otras de gratitud por la acogida hallada en Barcelona, y dio vivas a España, al Rey Don Alfonso XIII y a Primo de Rivera. Ambos parlamentos fueron acogidos con los clásicos saludos fascistas y los himnos italiano y español.
Seguidamente los expedicionarios se dirigieron al Palacio de la Generalidad, cuyas dependencias visitaron, acompañados por el conde del Montseny.
Mientras los visitantes recorrían el palacio, la banda de la Legión de San Jorge interpretó algunas piezas en el Patio de los Naranjos.
Luego estuvieron los jóvenes italianos en la Catedral, que también visitaron con viva atención.
Efectuadas estas visitas se dirigieron en brillante formación militar al puerto, embarcando de nuevo a bordo del «Cesare Battisti», donde comieron.
A las tres y media de la tarde volvieron a bajar a tierra los vanguardistas, dirigiéndose a la Plaza de Cataluña, desde la cual marcharon, en tranvías, al Tibidabo.
A las siete y media de la tarde regresaron a la ciudad, marchando una nutrida representación al local de la Juventud de Unión Patriótica, en donde se había organizado un acto en su honor.
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Cena eufórica en el Palacio Nacional y el Pueblo Español
Una eufòria semblant, igualment violenta, vaig viure-la a Barcelona, a l’estiu del 1939, en un dinar que va fer-se al Palau Nacional de Montjuïc en honor dels ex-combatents. Certament, jo formava part de l’excèrcit vencedor, però no sé ben bé què hi feia. Era un gran dinar, amb més de 5.000 persones a taula. Vaig assistir a un acte que tenia totes les característiques de la bacanal romana, amb els ex-combatents pujats a taula, ballant, cantant, cridant i trencant plats, gots i ampolles. No sé qui pagava, però sospito que anava a compte de l’Ajuntament de Barcelona, a compte de Mateu. Va ser deplorable, és clar. Però comprensible: la incertesa de tres anys de guerra s’havia convertit finalment en un espectacle sota las columnates del gran saló oval del palau.
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Inauguración del Museo Marítimo
El solemne acto fue presidido por el almirante Estrada
[El día 18] quedó inaugurado, con toda la solemnidad que el importante acto requería, el Museo Marítimo que la Diputación Provincial ha instalado en el histórico edificio de las Atarazanas Reales, después de habilitarlo convenientemente para que recuperara toda la belleza que el curso de los años y una serie de reformas tenía oculta.
Con motivo de la inauguración, las vetustas paredes del vestíbulo fueron decoradas con magníficos tapices, completando la exornación de aquel y de los pasillos, plantas tropicales y emblemas marítimos.
Asistieron a la ceremonia el jefe del Departamento Marítimo de Cartagena, capitán general, almirante don Rafael Estrada; el capitán general don Luis Orgaz; gobernador civil y jefe provincial del Movimiento; delegada nacional de la Sección Femenina, Pilar Primo de Rivera; gobernador militar, general Múgica; consejero nacional, camarada Julián Pemartín; alcalde, señor Mateu; tenientes de alcalde señores Rivas Seva, Azcoitia y Cameras Artan; comandante de Marina, don Luigardo López; intendente general, señor De Diego; doctor Sanabre, director del Museo Diocesano, por el señor obispo; y las primeras jerarquías del Movimiento en esta ciudad. Concurrieron también comisiones y representaciones de corporaciones, entidades y asociaciones vinculadas a la vida marítima de Barcelona.
A la puerta del histórico edificio recibió a las autoridades el presidente de la Diputación, señor Simarro y varios diputados.
Junto a la puerta rindieron honores a las autoridades la banda de cornetas y tambores de los flechas navales, y en los pasillos estuvierno formados, durante la ceremonia, guardias marinas.
En compañía del presidente de la Diputación y de los técnicos que han cuidado de la habilitación de las viejas Atarazanas y de la catalogación de los ejemplares expuestos, las autoridades y personalidades recorrieron las vastas salas en que ha sido instalado el Museo y que proclaman la importancia que desde la antigüedad ha tenido nuestro puerto en el comercio marítimo y en el desenvolvimiento naval de España.
Después de la visita, que por la calidad de lo expuesto fue, naturalmente, detenida, el señor Simarro pronunció un breve discurso en el que expresó la satisfacción que sentía la Corporación provincial al ofrecer el Museo a España y a la Marina, representada en el acto por el capitán general del Departamento. Terminó su parlamento con vivas a España y al Caudillo.
El almirante Estrada correspondió a las palabras de ofrecimiento con otras de sincera gratitud por la aportación realizada por la Diputación Provincial al estudio de las cosas del mar, y recordó la importancia que desde antiguo ha tenido Barcelona como puerto marítimo, calificándolo de vanguardia de la Marina española, honor que comparte con los de Galicia.
Autoridades e invitados fueron obsequiados con un aperitivo en una de las salas.
La Banda Municipal amenizó el acto con escogidas composiciones y, al terminar, ejecutó los himnos Nacional y del Movimiento.
Al retirarse las autoridades el almirante del Departamento, señor Estrada, pasó revista a los cadetes de la Escuela de Naútica y a los flechas navales.