Etiqueta: José María de Cossío

  • Una Copa Barcelona-Real Sociedad durísima, con poesía de Alberti y Gardel de postre

    Pero de pronto, dejando a un lado alas y tinieblas, hice una oda a un futbolista —«Platko»—, heroico guardameta en un partido entre el Real de San Sebastián y el Barcelona. Fue en Santander: 20 de mayo de 1928. Allí fui con Cossío a presenciarlo. Un partido brutal, el Cantábrico al fondo, entre vascos y catalanes. Se jugaba al fútbol, pero también al nacionalismo. La violencia por parte de los vascos era inusitada. Platko, un gigantesco guardameta húngaro, defendía como un toro el arco catalán. Hubo heridos, culatazos de la Guardia Civil y carreras del público. En un momento desesperado, Platko fue acometido tan furiosamente por los del Real que quedó ensangrentado, sin sentido, a pocos metros de su puesto, pero con el balón entre los brazos. En medio de ovaciones y gritos de protesta, fue levantado en hombros por los suyos y sacado del campo, cundiendo el desánimo entre sus filas al ser sustituido por otro. Mas, cuando ya el partido estaba tocando a su fin, apareció Platko de nuevo, vendada la cabeza, fuerte y hermoso, decidido a dejarse matar. La reacción del Barcelona fue instantánea. A los pocos segundos, el gol de la victoria penetró por el arco del Real, que abandonó la cancha entre la ira de muchos y los desilusionados aplausos de sus partidarios. Por la noche, en el [Gran] hotel, nos reunimos con los catalanes. Se entonó «Els segadors» y se ondearon banderines separatistas. Y una persona que nos había acompañado a Cossío y a mí durante el partido, cantó, con verdadero encanto y maestría, tangos argentinos. Era Carlos Gardel.

  • Novelistas barceloneses en castellano (González Ledesma) y catalán (Gifreda) ganan segundos premios en el primer Premio Internacional de Janés

    Premio Internacional de Primera Novela

    El Jurado, presidido por Somerset Maugham, emite fallo en Madrid

    En un típico restaurante de esta capital, y en un ambiente de gran expectación, se han reunido a cenar esta noche los componentes del Jurado formado para conceder el Premio Internacional de Primera Novela, 1947, instituido por el editor barcelonés, José Janés. El Jurado, presidido por el escritor inglés Somerset Maugham, lo formaban los señores Eugenio d’Ors, José María de Cossío, Walter Starkie y Fernando Gutiérrez, que actuaba como secretario.

    Por unanimidad ha emitido fallo, concediendo los siguientes premios:

    Primer premio de 25.000 pesetas, a la novela «Turris Eburnea», de Rodolfo L. Fonseca, de Montevideo.

    Dos segundos premios de 10.000 pesetas cada uno, a las novelas «Sombras Viejas», de F. González Ledesma, y «Sis o set sirenas» [sic], de Mario Gifreda.

    También ha recomendado la compra y edición de las siguientes novelas: «This other Eden», de Katherin Gaskin; «La Tierra brava», de Leocadio Antonio Zuinaga Uribe; «Adorable loca», de Pedro Boltes, y «El pont Levadís», de Ramón Planas.