Etiqueta: japón

  • Conmemoración de los 26 cristianos crucificados en Japón en 1597

    Sávado á 31 de Enero de 1628, se dió principio á las fiestas de 23 mártires del Xapón, seis religiosos y diez y siete terceroles (De la Orden Tercera. Llámanse aún así en Aragón á los que toman parte en determinadas solemnidades religiosas y especialmente en la procesión del Viernes Santo, vestidos con túnica negra y cubierta la cara.) de la orden de San Francisco de obserbancia, que con tres de la Compañía de Jesús puestos en cruz, asidos de pies y manos con unas argollas, fueron atravesados de dos lanzas cada uno y estando en el martirio, vieron en el aire tres columnas de fuego, sigún refiría su historia, y desta suerte lograron el premio de su constante virtud.

    Estava la iglesia ricamente adrezada de colgaduras, pinturas y alhaxas de plata y oro; en el altar mayor havía unos cuerpos de maconería (Del francés maçonnerie: mazonería, obra de cal y canto. Maisoneria se llama en catalán.), enteros, con las insignias del martirio y los nombres de los mártires. Duraron las fiestas tres días con muchas luminarias de fuego, así en la iglesia de San Francisco como por la ciudad, y invenciones de fuego todas las noches. El día dos de Febrero por la tarde se dispuso una solemne procesión: iban dos banderas de las cofadrías con muchas luzes; venía después mucha nobleza acompañando al conde de Pradas, hixo maior del duque de Cárdenas, que llebava una bandera de tafetán carmesí, y en ella esculpidas i bordadas las efigies de los mártires: sucedía inmediatamente la cruz de los religiosos, que havían adornado en una peaina (Peana) con los bultos de los mártires al pie de la Cruz: después venía un frayle que sobre una asta trahía una tabla, y en ella esculpido con letras grandes el pregón del tirano quando mandó executar el martirio, cuio tenor es este:

    Por quanto estos padres vinieron de los Lasones con titulo de embajadores y se quedaron en Maco á predicar la ley de los christianos, que yo prohibí mui rigurosamente estos años pasados, mando que sean castigados juntamente con los Xapones que se hicieren de su ley, y así estos 24 serán crucificados en Anguasapi; y para que sea esto en noticia de todos, buelvo de nuebo á prohivir la dicha ley y mando se execute, y que si alguno fuese osado de quebrar este mandato, que sea castigado y su generación: al primero año de querco ó á los 20 días de la undécima cuna.

    Venían después los mártires terceroles cada uno en su peaina, puesto en cruz; hivan muchas áchas entre las peainas, y particularmente en tres que el uno era por quenta de los voteros (Del catalán boters cuberos.), el otro de los espaderos y el otro de los confiteros, por haver sido de sus oficios aquellos santos; seguíanse los mártires religiosos también en su peaina, ricamente adrecados pero sin cruz, porque la llebavan delante entre los terceroles y ellos, compuesta por un religioso de la misma orden que se hallaba también para martirizarle con los demás; pero por divina disposición desapareció de la presencia del tirano, para publicar la gloriosa victoria de sus compañeros: por último, venía bajo thálamo (Palio), que traya los Conselleres, las efigies de bulto de la caveza ó principal destos mártires. Salió la procesión de San Francisco, y por la calle Ancha y del Regomí suvió al Aseo y dio la buelta que da la del Corpus, con mucho acompañamiento y música, y dio fin la fiesta con una hermosa inbención de fuego al entrar la procesión en la iglesia.

    Los religiosos jesuítas, que también tenían tres mártires de su orden, á competencia de los franciscanos, hicieron al mismo tiempo sumptuosas y costosas fiestas.

  • Llegan navíos japoneses

    El Rey y las infantas permanecieron en Barcelona hasta el día 26; S. M. la Reina, salió para Londres unos días antes. El día 24, S. M. visitó, después de haber sido cumplimentado a la división naval japonesa surta en nuestro puerto, compuesta por los cruceros «Yakumo» e «Ydzumo».

    Esta visita regia le resultó al Ayuntamiento poco costosa. Sólo se gastaron diez mil setecientas ocho pesetas, representando el mayor porcentaje las flores y los coches.

    Los dos cruceros japoneses habían llegado a Barcelona el 22 de octubre y eran los primeros navíos de dicha nacionalidad que habían visitado nuestro puerto. El jefe de la División era el vicealmirante Seisuke Yamamoto. En el buque insignia viajaban de incógnito los príncipes Fushimi y Yamosina, que usaban los títulos de conde Onda y conde de Sakura; les acompañaba, en representación del Ministerio de Estado japonés, el señor Jakichiro Suma, secretario del citado Ministerio.

    Para recibirles, se trasladó el ministro plenipotenciario del Japón en Madrid, señor Tamekichi Onta, acompañado del primer secretario de la legación, señor Jorge Zogi Amasia y del secretario intérprete de la misión, señor Wakabayashi.

    Al lado de todos estos nombres, tan enrevesados de pronunciar, era un alivio hablar y llamar al cónsul general del Japón en Barcelona, don Jorge Delgado Granger, por supuesto español, La coincidencia de la visita de SS. MM. y de la escuadra japonesa proporcionó una gran animación a nuestra Barcelona de 1926, que río llegaba, ni con mucho, al millón de habitantes y en que la gente cono-» cida y aquí acomodada vivía, generalmente, de la Diagonal abajo.

    Un banquete por diez duros

    Los japoneses dieron un admirable ejemplo de corrección, desde el vicealmirante hasta el más humilde marino. En todos los actos oficiales hicieron gala de su distinción y no digamos de la habilidad de todos a la hora de las reverencias, que eran casi las veinticuatro del día. Para quedar un poco bien me vi precisado, a solas, a hacer ejercicios de cintura, para no quedarme atrás.

    El día 25 de octubre por la noche hubo banquete en el Hotel Ritz, mas un lunch que se sirvió a los oficiales al visitar el Ayuntamiento. El vicealmirante, el día 26, invitó al alcalde, barón de Viver, a un almuerzo que se sirvió a bordo de la nave almirante «Izumo».

    El banquete que se sirvió a los marinos japoneses en el Hotel Ritz, costó cincuenta pesetas cubierto y se compuso del siguiente menú:

    Ox-tail soupe aux perles
    Langosta cardinal
    Solomillo salsa Perigueux
    Patatas – zanahorias
    Alcachofas forestal
    Poulardes du Mans asadas
    Ensalada de apio
    Peras a la infanta
    Pastas y dulces
    Frutas
    Café.

    VINOS
    Amontillado Polo,
    Haut Sauternes,
    Vinícola Especial 1900,
    Paul Barr Dry 1910,
    Aguas minerales,
    Licores.

  • Reacciones barcelonesas ante las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki

    Pánico en el mundo. Pánico en España, en Barcelona, en las conciencias. Se hacían toda suerte de cábalas, pero el denominador común era cierto sentimiento de corresponsibilidad. Muchas personas se alegraban del derrumbamiento de las potencias del Eje, pero la explosión atómica las hostilizaba por dentro. Mientras mosén Castelló se dedicaba a repartir estampítas en las que se veía el infierno, el doctor Trabal se pasó un día entero en su despacho, dejando vagar la mirada por los libros de los estantes, que contenían saberes y fórmulas para traer nuevas vidas al mundo…

    […]

    Entre los más desconcertados, naturalmente, estaba Julián. La verdad era que el arquitecto confió hasta el último momento en que un milagro -tal vez un milagro científico o técnico- salvaría a los alemanes, y no había sido así. Julián no acertaba a explicárselo. No acertaba a explicarse que las democracias, símbolo de disgregación -«¡a la basura!, ¡a la basura!»-, hubieran vencido al totalitarismo, símbolo de unidad.

    […]

    La Delegación de Ex Combatientes convocó una asamblea extraordinaria, regional. Y el ambiente que en ella se respiró fue de los más pesimista. El arquitecto y Claudio Roig, que con la camisa azul parecían otras personas, se encontraron allá con antiguos conocidos. La alegría de los abrazos se vio empañada por la gravedad de la situación. La creencia unánime era que Roosevelt y Churchill, presionados por Stalin, intentarían derribar el régimen español y traer de nuevo al país a Negrín y la Pasionaria. Quien más, quien menos, retrocedió mentalmente a la guerra civil y el contagio encalabrinó los ánimos. Se pronunciaron discursos, entónose el «Cara al sol» y al final los asistentes, sin una sola excepción, se juramentaron para defender otra vez, si preciso fuere, el suelo patrio…

    A la salida habló largo rato con Claudio Roig. Recordaron al amigo Saumells, el Mujeriego, y los motivos que lo llevaron a decidirse a entrar en religión. Roig estuvo en Tarragona con sus padres y pudo añadir algunos datos más.

    – Ya sabes lo mucho que le preocupaba la cuestión social. Por lo visto dijo que los resultados de la victoria no se parecían en nada a como él los imaginó durante la lucha. Intentaron convencerle de que no se ganó Zamora en una hora, pero no hubo nada que hacer; lo plantó todo y se fue al noviciado.