Etiqueta: Inmaculada Concepción

  • Salen más soldados para Salses en Rosellón; galanterías entre sitiadores y defensores; destrozos españoles en Narbona; terminos de la rendición; gran mobilización en Barcelona para asegurarla

    A 24 de dicho partieron 25 soldados de la Ciudad, y á 27 quarenta de la Diputación; todos á cavallo para hacer mejor y presto el viaje.

    Viendo el marqués de los Balbases que era casi imposible que Francia socorriese la plaza por las derrotas pasadas, y que los asediados (con las esperanzas que medio juramento les dio el de Luy, quando los puso en el castillo) no tratavan de rendirse, intentando como á general del exército todos los medios para ganarla sin costarle sangre y con alguna gloria de los españoles y sin descrédito de quien también havía sabido defenderla, escrivió esta carta al governador:

    «A Monsuir Aspernán (Mr. de Espernan), governador de las armas sitiadas en el castillo de Salsas.—Haviendo puesto las armas de S. M. sobre ese castillo y continuando á un mismo tiempo su expugnación, aprochando hasta el mismo foso, no he d(ic)ho jamás nada, dando lugar aquella guarnición pudiese mostrar su valor, y aguardar el socorro de su Rey, que haviéndolo procurado dos veces mui poderoso, le ha sido preciso retirarse con descomodidad, una por inclemencia de los tiempos, y otra por los varios sucesos de la guerra, y no solamente he aguardado se retirase, sino que se alejase mui adentro para avisar de lo que he obrado en cumplimiento de mis obligaciones y benignidad, pero lo que en adelante aró, será atar las manos al albitrio de generales, para usar todas las cortesanías que se desearían é etc.»

    Respuesta de Aspernán al de los Balbases:

    «La bondad de esta plaza no consiste en los aproches del foso, ni se halla en el estado de admitir cortesías, y haviéndola defendido siete semanas, espero en adelante hacer lo mismo y obrar lo que pueden los hombres de honor, y que saben defenderse, y lo que toca al socorro de Francia, quando sea verdad que se haia retirado mui adentro, yo le daré tiempo para que vuelva, quedando mui ofano de defender una plaza como esta, contra una persona y valor tan insigne como merece el nombre del Señor Marqués {de) Espinola.»

    Divirtiéndose los asediados de las incesables fatigas y ruinas que con tan recio y largo sitio padecían, hacían algunas llamadas, aunque fríbolas é impertinentes, y entre ellas dieron libertad á un capitán napolitano y al guardián de capuchinos de Elua [¿Elna o Santa Maria de Eula?], que en las primeras surtidas (Salidas) havían preso. Salieron tres capitanes y entraron de los nuestros otros tres; para capitular pedía el governador 30 días para avisar á su Rey y que si en ellos no llegava el socorro, se entraría á tratar de los pactos; concedíanle diez, y no admitiéndolos, y pareciendo á los nuestros necia la proposición, se le dio repulsa y los capitanes se volvió cada qual á su exército.

    Nuestra cavallería obrava mucho, pues corriendo hasta la comarca de Narvona, quemaba y talava todo el país enemigo, sin perdonar quanto le venía delante, y fué de gran consequencia el haver el día 29 de Diziembre 1639, en el lugar de Sitjar, quemado tres grandes almacenes de provisiones del enemigo, que le fué de gran incomodidad y pérdida.

    Con estas funciones y sucesos se continuava el sitio, admirando á todos así el valor de los sitiados, como la constancia de los sitiadores, y así viendo Monsiur de Espernan la firmeza de los nuestros y que ni las intentonas de Francia, las enfermedades, las inclemencias del cielo, y tanta fatiga, havia podido disminuir en nada el fervor del sitio, día de S.n Thomás apóstol, á 21 de Diz(iemb)re 163[9], hizo llamada la plaza y después de los acostumbrados estilos de la guerra, se ajustaron los pactos en esta forma:

    1. P(rimer)o que rendirían la plaza día de los Reies 6 de Henero 1640, saliendo de ella su guarnición con dos piezas de artillería, caxas templadas, banderas enarboladas, armas y bages, cuerda encendida, bala en boca, y seguridad de escolta para no recivir daño alguno.
    2. Que si en este tiempo venía el socorro y solamente rompiendo por una parte socorrida la plaza, quedase permanente el sitio de los nuestros, los pactos tenían su mismo valor y havía de rendirse la fortaleza.
    3. Que aunque la plaza se hallase plenamente socorrida de bastimento y municiones, havía asimismo de rendirse.
    4. Que en caso viniese el socorro y rompiese las trincheras no podían los de la plaza hacer ninguna ostilidad á los nuestros, ni nosotros á la plaza.
    5. Que se havía de embiar un trompeta de nuestro exército al Xpmo, con carta havierta de Monsieur Espernan, para darle aviso de esto, y que en re(he)nes quedasen el theniente y dos cavos de la plaza en nuestro exército; y del, en la plaza tres capitanes ([omitida carta de Olivares]).

    Con estos pactos y el aviso de ellos, se despacharon correos del x(ener)al nuestro á S. M., Diputación, ciudad de Barcelona y demás unibersidades, pidiendo se hiciera el último esfuerzo de socorro de gente, porque se savia que Francia con grueso exército venía sobre nuestro campo.

    Hallábase canceller de Cat(aluñ)a (El Canciller de Cataluña era un funcionario real de categoría superior á los jueces, oficiales y magistrados y hasta del general Gobernador. Sus atribuciones principales consistían en distribuir las causas entre los doctores del Real Consejo, firmar órdenes y privilegios, sentenciar en juicios verbales, tener en custodia el sello real, etc. El cargo de Canciller debía recaer en Cataluña en un eclesiástico. (Bosch, Titols de honor de Cataluña, etc., pág. 283.)) entonces el abad Eril, que para dar pronta execución á los R(eale)s órdenes, y de nuestros generales, havía quedado en Barcelona. Recivido este aviso se hicieron rigurosos pregones por Barcelona para que la gente acudiese al campo, y poniendo todo conato en que saliese un conceller, la segunda fiesta de Navidad se fué en persona al consejo de ciento, en donde obrando con gran enerxía y ponderando que todas las demás unibersidades del Principado aguardavan que se moviese Barcelona, y que en palabra del Rey la dava de que solamente el día de los Reies duraría la campaña, y que desde luego licenciava para ese día á quantos fueran ([omitida carta de Dalmau de Queralt al Consejo de Ciento]).

    Obró la exortación, pues salió luego deliverado que partiese el conseller en cap, que era Luis de Galdes (D. Luis Juan de Caldes.). Ese mismo día se hecho vando, pena de la vida, que todos los de 14 años hasta los 60 de edad, con armas, acudiesen al sitio dé Salsas sin exceptuar á nadie, porque en el mismo pregón decía que los militares y not(arios) que no obedeciesen desde luego, se davan por nulos sus privilegios y sus escrituras de ningún valor, asigurando que al otro día de los Reies podrían todos volverse á sus casas. Estos bandos se continuaron también por toda Cathaluña por orden de S(u) E(ccellencia).

    Comovióse la Provincia á vista de la urgente necesidad y la ciudad de Barcelona, estimulando las cofradías por medio de dos cavalleros y con públicos vandos, ofreciendo á cada soldado que se alistaría veinte y cinco libras de entrada y el socorro y siendo mancevo de qualquier oficio ó facultad, como tubiese la práctica que pedía el oficio ú arte, de pasarlo maestro sin ningún gasto. Lo mismo decían las cofradías y añadían su entrada asimismo. Además de esto, el común de Lotje (La Lonja) dava su socorro y entrada asimismo. Todo esto se hacía con fervor y celo, que junto con haver de salir el conseller en cap, dava maior ánimo á la gente: lográronse tan felizmente estas diligencias, que en dos días se alistaron baxo las vanderas de la ciudad 400 hombres para ir con el conceller en cap. La Diputación, que no se descuidava, juntó también un competente número de gente, y despachada toda, partiendo el Conceller el día 30, se tubo aviso que entre la Provincia toda hizo juntar pasado de doce mil hombres municionados á su costa en esta última leva y socorro.

    El Conceller en capítulo se partió con tres galeras por mar que ofreció y dio el duque de Fernandina general de ellas. Salió el Conceller acompañado de los demás, vestido con su gramalla y dos mazas altas, y en pos de las quatro compañías, y saliendo la Puerta del Mar la soldadesca y artillería le hicieron salva real; llebava consigo dos consultores á modo de camaradas ó embajadores: havíase dispuesto un puente cubierto de baieta colorada para el embarco, pero parecióndole al xeneral de las galeras que era mucha preeminencia la puente, le salió á recivir con una faluca desde su galera, y sin dejar la faluca, dando la mano al Conceller, se embarcó éste y puestos en la Patrona de España, y la milicia en las otras galeras, á prima noche carparon y aportaron con mucha felicidad á Coplibre…, distante de Barcelona 23 leguas. Desembarcó allí el Conceller, y pasando por los lugares del Rosellón la buelta de Salsas, le cortejaron y agasajaron mucho; acompañóle el duque de Maqueda general de galeones, que con una escuadra se hallava en la playa de Rosas, y el diputado militar; y llegando al campo con sus mazas altas y 400 hombres, el exército celebró su arrivo con gran alborozo, saliéndole á recibir los señores de primera clase, y el señor Virrey fuera de su tienda. El enemigo se hallava á la vista procurando dar el socorro y romper las trincheras; pero viendo que entrava tanta gente á nuestro exército cada día, no se atrevió á ejecutarlo y se retiró. El Conseller llegó al campo á 4 de Henero (de) 1640.

  • Fiesta de las llaves en la catedral

    La Iltre. y Real cofradía de la Inmaculada Concepcion de la Vírgen fundada en la catedral celebra la fiesta llamada de las llaves, en memoria del beneficio que alcanzó Barcelona de librarse por intercesion de aquella Señora de la peste que la afligía en 1651. Se llama de las llaves porque en manos de aquella celestial Señora se colocaron las de la ciudad para que interpusiera su mediacion con el Altísimo.

    Las hermanas de la Caridad establecidas en la casa de los infantes huérfanos tributan á su padre y fundador san Vicente de Paul solemnes cultos.

  • Fiesta de la Inmaculada Concepción

    El sol de este dia es saludado por los fuertes de la plaza con las salvas de ordenanza, justo homenage rondido á la patrona de España y de sus Indias la Vírgen santísima en su inmaculada Concepcion.

    En la catedral se celebra la fiesta de la reina de las reinas con la solemnidad y pompa debidas, cantando la música de la capilla los divinos oficios á los cuales asiste el cuerpo municipal. Hay sermon que suele encargarse á un predicador de nota. Terminados los oficios hay procesion en que es llevada en triunfo la imágen de la Vírgen: sale por la puerta principal, recorre has calles del Obispo, Libretería, bajada de la cárcel, plaza del Rey, calle de los condes de Barcelona y regreso á la iglesia. A la una del dia se reza una misa en la capilla de la Vírgen. Haste el ano 1846 inclusive estuvo el altar de la Vírgen en el lado del claustro de la catedral donde está la puerta de la Piedad, y se cubrian con tapices los arcos del claustro, mas en dicho año se abolió esta costumbre, trasladándose el altar y la imágen al sitio donde hoy se halla. El concurso de gentes que acude á esta funcion es grande. En las calles que circuyen la catedral se ven colocadas en línea una infinidad de mesas donde se venden figurillas de barro, montañas y casas de corcho para los nacimientos: y si bien no es este el género esclusivo de la feria, es el mas abundante. Al salir de los oficios divinos es de rúbrica ir, si el tiempo lo permite, á lucir las galas en la muralla del mar, pues aunque se concurre á ella antes de este dia, el de la Vírgen es el verdadero punto de la elegancia. El grande tragin de las modistas, y la tardanza de la llegada de los figurines que la moda se empeña en que han de venir de Paris, son causa de que no se empiecen á lucir los trages hasta este dia. La elegante que puede vanagloriarse de ser la primera en lucir el trago de última moda, nada en un mar de felicidades; y ay de la modista que por causa liviana ó grave aplaza para otra festividad el estreno del flamante vestido! el menor retardo disminuye en tercio y quinto el mérito de la pieza y el de la modista de cuyo taller ha salido. Mas de cuatro parroquianas han desertado de la modista sin mas causa que esta.

    Antiguamente era permitida en este dia la entrada al castillo de Monjuich, pero ahora Monjuich piensa de otra manera, y los barceloneses lo miran con distinto gesto. Tales calaveradas han hecho él y ellos.

    En este dia algunas cererías suelen adornar las capillas de la Vírgen que en ellas tienen, porque la proclaman por su abogada.

    Tambien en este dia se inaugura en Barcelona el carnaval. A las 7 de la noche empieza el primer baile en las casas de D. Antonio Nadal, travesía de la calle del conde del Asalto, y se recibe gente media hora antes, y no se admiten cuartos ni moneda que deba posarse. Sin embargo sobra el aviso, porque el baile es de calderilla. Este baile lleva vulgarmente el nombre de baile de la Patacada, nombre alto, sonoro y significativo, nombre que para el que conoce el habla del pais, deja pot sí solo entender todos los lances y aventuras que pueden cometerse en aquel recinto. Esta circunstancia coloca el tal baile en la esfera de aquellas cosas, que siendo comunes á todos los paises no son un rasgo característico de ninguno, como no lo es el tener narices aunque las tengan los unos mas largas que los otros; y hé aqui la razon por que no hemos de tomarnos el trabajo de hacer del susodicho baile un análisis circunstanciado. Basta saber que en él se baile todo lo bailable inclusos los castañeteados balls rodons del pais, y la bulliciosa bolangera. Salva una que otra escepcion, no suele alterarse allí el órden, es decir el órden de un baile de tal calaña ; y los bandos de policía se observan hasta el punto en que pueden observarse en un pais donde tantos se publican. A las 12 de la noche concluye el baile nó sin haber los concurrentes sacado todo el jugo que pueden dar de sí los cuatro reales que cuesta la entrada.

    Este baile tiene lugar todos los domingos, y además lo hay en ciertos dias marcados, que se apuntarán en su lugar correspondiente.