Etiqueta: Compromiso de Caspe

  • Muere Martín el Humano, sin sucesor y quizá envenenado por los afrodisíacos

    Acercábase el momento tan temido por los reinos de Aragón: don Martin iba á bajar al sepulcro, dejándolos presa de la discordia y de la guerra civil. En el monasterio de Valldoncella, junto á los muros de Barcelona, adoleció el rey en 29 de mayo de un repentino accidente que dijeron haberle causado los brebajes que se le habían dado para rehabilitar su postrada naturaleza. En aquel estado, cuando ya se desconfiaba de su vida, la condesa de Urgel, madre del conde, y su nuera doña Isabel le suplicaron en vano que, pues Nuestro Señor le había llevado al postrer término de su vida, declarase al conde por legítimo sucesor en sus reinos, que con ello descargaría su conciencia y se excusarían los males y daños que por aquella causa se esperaban. Dícese que como continuase el rey aletargado, la condesa le asió por el pecho y comenzó á decir á voces que la sucesión del reino era de su hijo, y que él contra razón y justicia le quería privar de ella, debiendo don Guillen de Moncada y uno de los concelleres de la ciudad poner fin á aquella desgarradora escena. En vano también le suplicaron los concelleres de Barcelona que designara la persona que habia de sucederle; el rey se limitó á declarar y mandar ante los mismos y su protonotario el dia antes de su fallecimiento, que le sucediese en la corona aquel que á ella tuviese mejor derecho, conducta que generalmente se atribuye á su aversión al de Urgel y á su deseo de que le sucediera don Fadrique, pero que pudo ser, según dice Bofarull, consecuencia de la misma integridad del rey que, fluctuando entre la justicia y fundamentos en que estribaban las diferentes pretensiones de unos y otros aspirantes, no le permitió fijar su opinión en tan interesante punto. Solo dos dias duró la enfermedad del rey, que en 31 de mayo era ya cadáver, quedando la nave del estado sin gobernalle entregada á los embates de la mas horrorosa tempestad que excitaron las pasiones de los partidos. Su cuerpo fué depositado en la catedral de Barcelona hasta que en 1460 fué trasladado á Poblet. Su joven esposa doña Margarita le sobrevivió unos doce años.

    Tal fué el príncipe cuyo elogio hace completo el solo dictado de Humano con que la posteridad honra su memoria; no hubo en su reinado sucesos ruidosos y brillantes, pero sus expediciones todas fueron coronadas de feliz éxito y los reinos de Aragón, exceptuando la época en que lo agitaron los bandos de sus ricoshombres, gozó de un período de tranquilidad y bienandanza que harán siempre grata la memoria de este monarca. Moderado, justo, benéfico, amigo de la paz, sin rehuir jamás la guerra y sin que le intimidara el fragor de las batallas, Martin el Viejo, como fué llamado en contraposición á su hijo, seria sin duda uno de los mas grandes monarcas de la casa de Aragón si no manchara en parte su fama como rey la singular conducta que observó en los últimos años de su vida, que tanto luto y lágrimas habia de costar á estos reinos, á no ser que de ella demos la explicación antes expresada. Con don Martin se extinguió la línea masculina de los antiguos condes de Barcelona, que habia dado reyes á Aragón por espacio de doscientos setenta y tres años. Ilustrísima dinastía que pareció llevarse al sepulcro toda la gloria y esplendor de estas tierras, y en la cual todos sus reyes, capitanes esforzados, políticos eminentes, sabios gobernantes ó decididos amantes de las letras, ofrecen una série de hermosas é interesantes figuras, de que, dice bien Lafuente, con dificultad podrá vanagloriarse otra alguna dinastía. Los sucesores de Vifredo habian cumplido bien con el encargo que Dios confia á los reyes, y todos, guerreros, artistas y políticos, pueden presentarse sin temor ante el tribunal de la historia: el condado de Barcelona, apenas rescatado de las armas agarenas, habíase convertido en la poderosa nación, ejemplo de Europa por sus libertades, poderosa en España, conquistadora en Italia, dominadora en Oriente y soberana en el mar; nación que si superaba á casi todas sin ceder á ninguna en el comercio y en las artes útiles, no se mostraba inferior en su cultura intelectual y en el cultivo de cuanto ennoblece al hombre. La dinastía catalana, pues, al descender al sepulcro, ha de merecer un homenage de amor y respeto de cuantos estudian en la historia las grandes virtudes y los grandes caracteres, homenage que ha de ser mas ardiente y fervoroso si lo presta quien ha nacido en la tierra que aquellos reyes conquistaron y á la que tan alto enaltecieron.

  • Noticia de la elección de Fernando I por el parlamento de Caspe

    Llega la noticia de haber sido elegido rey de Aragon por el parlamento de Caspe el infante de Castilla D. Fernando, el de Antequera.

  • Tras el Compromiso de Caspe entra Fernando I de Aragón en la ciudad

    Entra D. Fernando el de Antequera que acababa de ser elegido rey de Aragon por el parlamento de Caspe.

  • Restablecimiento de los Jocs Florals

    La Academia de Buenas letras distribuye los premios que ofreció en el certámen anunciado en 20 de febrero anterior restableciendo con él los juegos florales. El premio de la memoria sobre el parlamento de Caspe lo ganó D. Braulio Foz de Zaragoza. El primero de poesía, el barcelonés D. Joaquin Rubió que trovó en catalan la espedicion de catalanes y aragoneses á Grecia : el 2.o D. Calixto Fernandez de Camporedondo, y el tercero D. Tomás Aguiló, mallorquin. El premio de Rubió fue una gorra de terciopelo negro con violeta de oro; el de Fernandez, gorra con violeta de plata, y el de Aguiló el título de socio.

  • Fiesta de san Vicente Ferrer

    No solo á causa de su piedad y de sus apostólicas virtudes, sino por su profundo saber, por su irresistible elocuencia y por sus tareas políticas, merece san Vicente Ferrer colocarse entre los hombres de cuenta que ha tenido España. Desde muy niño hizo grandes adelantos en la virtud y en las letras. Despues de cursar humanidades en Valencia su patria, dedicóse á estudios mas serios en Barcelona, y entrando luego en la órden de dominicos, se dió á la predicacion con un fervor estraordinario y que produjo ópimos frutos. Recorrió gran parte de Europa estirpando vicios y heregías, sin mas armas que su uncion y su elocuencia; fue invitado á que pasara á sus cortes por diferentes monarcas, hasta por el rey moro de Granada; siguió á la corte de Francia y despues á la pontificia á Benedicto XIII, volvió á Barcelona en 1409, consoló las amarguras de esta ciudad nacidas del hambre que atormentaba á sus moradores, y tuvo consuelo de que Dios oyera sus preces, y Barcelona se viese libre de plaga tan funesta. La nombradía de Vicente Ferrer era europea; y si las virtudes y predicaciones se la habian granjeado muy grande en el concept to apóstol, se la adquirieron brillante como hombre de Estado sus atinados esfuerzos para acabar la desatrosa guerra comenzada ya en el reino de Aragon con motivo de la muerte de D. Martin el humano. Las tres provincias que componian ese reino estaban en armas para sostener á este ó al otro de los siete pretendientes á la corona, y entonces fue cuando los catalanes antes que los otros, dieron aquel grande ejemplo de sensatez y de amor patrio que por desgracia no ha tenido imitadores. Ellos promovieron la formacion del parlamento de Caspe en que representadas por comisionados las tres provincias, determinaron que todo el reino depusiese las armas, y que aquella asamblea decidiera cuál de los pretendientes habia de sentarse en el vacante trono. Vicente Ferrer cooperó de un modo eficaz á la reunion del parlamento, fue uno de sus diputados por Valencia, y á su saber, á su elocuencia y á su grande y merecida fama se debió en gran parte la acertada eleccion de rey que el parlamento hizo á favor del infante de Castilla D. Fernando el de Antequera, que mereció ser apellidado el justo.

    Acaso este artículo no esté de lleno enclavado en el objeto que tiene nuestro añalejo; mas siendo hoy el cia de san Vicente Ferrer, y tratándose de un suceso tan admirable como el parlamento de Caspe, no hemos sabido prescindir de bosquejarlo. Es un ejemplo que bien merecía haber sido imitado en ocasiones análogas; es desconocido de muchas gentes; nunca se la ha dado la importancia que tiene, y además en Barcelona tuvo principio ese grande negocio que evitó el derramamiento de mucha sangre, calamidades sin cuento, y consecuencias que no pueden hoy apreciarse, y que además colocó en el trono de Aragon á un gran monarca.