Fiesta de san Vicente Ferrer

No solo á causa de su piedad y de sus apostólicas virtudes, sino por su profundo saber, por su irresistible elocuencia y por sus tareas políticas, merece san Vicente Ferrer colocarse entre los hombres de cuenta que ha tenido España. Desde muy niño hizo grandes adelantos en la virtud y en las letras. Despues de cursar humanidades en Valencia su patria, dedicóse á estudios mas serios en Barcelona, y entrando luego en la órden de dominicos, se dió á la predicacion con un fervor estraordinario y que produjo ópimos frutos. Recorrió gran parte de Europa estirpando vicios y heregías, sin mas armas que su uncion y su elocuencia; fue invitado á que pasara á sus cortes por diferentes monarcas, hasta por el rey moro de Granada; siguió á la corte de Francia y despues á la pontificia á Benedicto XIII, volvió á Barcelona en 1409, consoló las amarguras de esta ciudad nacidas del hambre que atormentaba á sus moradores, y tuvo consuelo de que Dios oyera sus preces, y Barcelona se viese libre de plaga tan funesta. La nombradía de Vicente Ferrer era europea; y si las virtudes y predicaciones se la habian granjeado muy grande en el concept to apóstol, se la adquirieron brillante como hombre de Estado sus atinados esfuerzos para acabar la desatrosa guerra comenzada ya en el reino de Aragon con motivo de la muerte de D. Martin el humano. Las tres provincias que componian ese reino estaban en armas para sostener á este ó al otro de los siete pretendientes á la corona, y entonces fue cuando los catalanes antes que los otros, dieron aquel grande ejemplo de sensatez y de amor patrio que por desgracia no ha tenido imitadores. Ellos promovieron la formacion del parlamento de Caspe en que representadas por comisionados las tres provincias, determinaron que todo el reino depusiese las armas, y que aquella asamblea decidiera cuál de los pretendientes habia de sentarse en el vacante trono. Vicente Ferrer cooperó de un modo eficaz á la reunion del parlamento, fue uno de sus diputados por Valencia, y á su saber, á su elocuencia y á su grande y merecida fama se debió en gran parte la acertada eleccion de rey que el parlamento hizo á favor del infante de Castilla D. Fernando el de Antequera, que mereció ser apellidado el justo.

Acaso este artículo no esté de lleno enclavado en el objeto que tiene nuestro añalejo; mas siendo hoy el cia de san Vicente Ferrer, y tratándose de un suceso tan admirable como el parlamento de Caspe, no hemos sabido prescindir de bosquejarlo. Es un ejemplo que bien merecía haber sido imitado en ocasiones análogas; es desconocido de muchas gentes; nunca se la ha dado la importancia que tiene, y además en Barcelona tuvo principio ese grande negocio que evitó el derramamiento de mucha sangre, calamidades sin cuento, y consecuencias que no pueden hoy apreciarse, y que además colocó en el trono de Aragon á un gran monarca.

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