Etiqueta: barcelona

  • Informe sobre la magnífica recepción del conseller en cap en Madrid

    Se hace relacion en el consejo de ciento de la magnificiencia con que fue recibido en la corte el conseller en cap de esta ciudad.

  • Empieza el diluvio catalán

    Llovio en la ciudad de Barcelona treynta y dos dias, aora manso, aora rezio, començando dia de San Miguel Arcangel, por cuya causa se rompieron las azequias del agua, que yua a los molinos de la Ciudad, y a los demas, y como no se podia moler trigo, y auia gastado cada vno en su casa la harina que tenia, se vieron con los mayores aprietos de hambres, que se puede imaginar. Y aunque adereçó la Ciudad las dichas azequias, aprouechó poco, porque las rompio el agua, y assi padecieron ricos, y pobres mucha hambre; cofa que en aquella ciudad jamas se avia visto, ni oydo contar a los viejos, ni hallado por escripto, que por abundancia de agua vuiesse avido tanta hambre; fue necessario que el Iurado de la dicha ciudad anduuiesse por los hornos, y casas de panaderias poniendo penas de que nadie diesse, ni vendiesse pan, sin que primero se le manifestasse, para dar orden a que se repartiesse entre los necesitados, y el mismo se hallaua presente para que se diesse por peso, y medida. Y al cabo de tantos trabajos fue nuestro Señor servido de embiar una tempestad por la mar con una contravanda de vientos, que parecia acabarse el mundo, dandose los baxeles unos con otros, que don Luys Sans Obispo de aquella ciudad, encomendó muy de veras a todo el Clero, y Religiosos se pusiessen en oracion, y assi lo hizieron, y de alli a un poco de tiempo los mandó llamar a todos para que acompassen el Santissimo Sacramento, que lo llevava el señor Obispo, y con la Clerecia, y Religiosos. Sacaron de cada Yglesia rodas sus Reliquias, y particularmente la Parroquia de nuestra Señora del Pino sacó (demas de otrasa muchas Reliquias) una santa Espina de las que estavan en la Corona de Christo nuestro Redentor: Y el Convento de el glorioso Santo Domingo sacó el manto de San Reymundo de Peñafort, en el qual passó el Santo al mar, sirviendole de barco, o navio. Fueron infinitas las Reliquias que sacaron; y llevandolas juntamente con el Santissio Sacramento, el qual tuvo en el baluarte, y fortaleza, que está enfrente de la mar, adonde estuvo el Señor dos dias y medio, y la santa Espina, y manto de S. Raymundo, y lo llevaron al muelle, y mojaron en la mar la santa Espina, y manto del glorioso S. Raymundo con una solemnissima procession. Y despues que el tiempo uvo amaynado, hizieron otra grandissima procession, y cantaron un Te Deum, en la Cruz, que está fuera del portal de la mar, que es muy grandioso. El Virrey se halló en todo, y despues subio en un cavallo, y el en persona andava por la marina mirando lo que faltava, para la restauracion de tantas personas, que estavan en los baxeles; y mandó hazer un pregon, que pena de la vida, todos los que tuviessen en sus casa cuerdas, las sacassen, y las llevassen a la orilla de la mar, para lo que fuesse necessario. Esto sucedio dia de los Difuntos a dos de noviembre de 1617 años.

    A un quarto de legua de la ciudad de Barcelona al pie de la montaña de Monjuic, que es a la parte de Poniente, ay encima de la mar una Capilla de San Beltran, y delante della se a hallado una cuna con un niño, que aun no le avian sacado los braços, que fue milagro no se hiziesse mil pedaços, por aver venido lexos por algun rio, o ribera, andava por la mar, y unas barcas lo an hallado, con la medida de nuestra Señora de Monserrate cruzada por el pecho.

    Partio el dicho Correo de la ciudad de Barcelona dia de los Difuntos para Madrid, con unos despachos del servicio de su Magestad, y estando fuera de la ciudad le cogió tanta agua, que uvo de caminar por encima de las montañas, dexando el camino ordinario, por estar lleno de agua, llegó al primer lugar, llamado Molino de Rey, con muchos trabajos, y peligros de la vida: bolvio a crecer tanta la lluvia, que en un momento se hincheron los primeros patios de agua, y se llevó las sillas, bancos, mesas, y otras cosas: llovio toda la noche tan reciamente, que a la mañana, queriendose vestir los mesoneros su ropa, les fue forçoso salir con sola la camisa, sin tener lugar, ni tiempo a recoger las cosas mas estimadas de casa, y lo que mas les afligia, era sospechar no hallar lugar donde recogerse, por causa, que las casas que junto estavan se yvan cayendo.

  • Remisión papal de los pecados de Cataluña relacionados al bandolerismo

    A 10. de Deziembre se publicó el Jubileo plenissimo, concedido por el Papa Paulo V. à peticion de los Deputados, à toda la Provincia, y en desagravio de las ofensas, y desordenes executados en ella por los Vandoleros, y parcialidades de los Narros, y Cadeles, quietadas por el zelo, y grande aplicación del Duque de Alburquerque entonces Virrey del Principado: bendixose la Provincia, hizieronse Processiones, è imploróse el favor, y misericordia del Señor, en el discurso de las dos semanas que durò el Jubileo, para que usasse de piedad con la Provincia.

  • Un ladrón honesto en las galeras

    I am now in Barcelona; but the next Week I intend to go on through your Town of Valencia to Alicant, and thence you shall be sure to hear from me farther, for I make account to winter there. The Duke of Ossuna passed by here lately, and having got Leave of Grace to release some Slaves, he went aboard the Cape Galleys, and passng through the Churma of Slaves, he asked divers of them what their Offences were: Every one excused himself; one saying, That he was put in out of Malice, another by Bribery of the Judge, but all of them unjustly: Amongst the rest there was one little sturdy black Man, and the Duke asking him what he was in for; Sir, said he, I cannot deny but I am justly put in here; for I wanted Money, and so took a Purse hard by Tarragone, to keep me from starving. The Duke, with a little Staff he had in his Hand, gave him two or three Blows upon the Shoulders, saying, You Rogue, what do you do amongst so many honest innocent Men? Get you gone out of their Company. So he was freed, and the rest remained still in statu quo prius, to tug at the Oar.

    I pray commend me to Signior Camillo, and Mazalao, with the rest of the Venetians with you; and when you go aboard the Ship behind the Exchange, think upon

    Yours, J. H. Barcelona, 10 Nov. 1620.

  • El entorno: Montserrat, banderolismo, piratería, supersticiones

    To Sir James Crofts.

    I am now a good way within the Body of Spain, at Barcelona, a proud wealthy City, situated upon the Mediterranean, and is the Metropolis of the Kingdom of Catalonia, called of old Hispania Tarraconensis. I had much ado to reach hither; for besides the monstrous Abruptness of the Way, these Parts of the Pyrenees that border upon the Mediterranean, are never without Thieves by Land (called Bandoleros) and Pirates on the Sea-side, which lie sculking in the Hollows of the Rocks, and often surprise Passengers unawares, and carry them Slaves to Barbary on the other Side. The safest Way to pass, is to take a Bordon in the Habit of a Pilgrim, whereof there are abundance that perform their Vows this Way to the Lady of Monserrat, one of the prime Places of Pilgrimage in Christendom: It is a stupendious Monastery, built on the Top of a huge Land-Rock, whither it is impossible to go up or come down by a direct Way, but a Path is cut out full of Windings and Turnings; and on the Crown of this craggy Hill there is a Flat, upon which the Monastery and Pilgrimage-place is founded, where there is a Picture of the Virgin Mary sun-burnt and tanned, it seems when she went to Egypt; and to this Picture, a marvellous Confluence of People from all Parts of Europe resort.

    As I passed between some of the Pyreney-hills, I perceived the poor Labradors, some of the Country People, live no better than brute Animals, in point of Food; for their ordinary Commons is Grass and Water, only they have always within their Houses a Bottle of Vinegar, and another of Oil; and when Dinner or Supper-time comes, they go abroad and gather their Herbs, and so cast Vinegar and Oil upon them, and will pass thus two or three Days without Bread or Wine; yet they are strong lusty Men, and will stand stiffly under a Musket.

    There is a Tradition, that there were divers Mines of Gold in Ages past amongst those Mountains: And the Shepherds that kept Goats then, having made a small Fire of Rosemary-stubs, with other combustible Stuff to warm themselves, this Fire grazed along, and grew so outrageous, that it consumed the very Entrails of the Earth, and melted those Mines; which growing fluid by Liquefaction, ran down into the small Rivulets that were in the Vallies, and so carried all into the Sea, that monstrous Gulph which swalloweth all, but seldom disgorgeth any thing: And in these Brooks to this Day some small Grains of Gold are found.

    The Viceroy of this Country hath taken much Pains to clear these Hills of Robbers, and there hath been a notable Havock made of them this Year; for in divers Woods as I passed, I might spy some Trees laden with dead Carcasses, a better Fruit far than Diogenes’s Tree bore whereon a Woman had hanged herself; which the Cynic cried out to be the best bearing Tree that ever he saw.

    In this Place there lives neither English Merchant or Factor; which I wonder at, considering that it is a maritime Town, and one of the greatest in Spain, her chiefest Arsenal for Gallies, and the Scale by which she conveys her Monies to Italy: But I believe the Reason is, that there is no commodious Port here for Ships of any Burden, but a large Bay. I will enlarge myself no farther at this time, but leave you to the Guard and Guidance of God, whose sweet Hand of Protection hath brought me thro’ so many uncouth Places and Difficulties to this City. So hoping to meet your Letters in Alicant, where I shall anchor a good while, I rest

    Yours to dispose of, J. H. Barcelona, 24 Nov. 1620.

  • Un alboroto mallorquín impide la celebración del Día de Todos los Santos en Santa María del Mar

    Los mallorquines también el día de Todos Santos por la mañana, año de 1622, en la calle de los Escudilleros, empezaron á mover un ruido con los paisanos, unos gritando viva la tierra, otros viva Mallorca y bien que se sosegó allí; pero después á la tarde bolvióse á mober la brega, y espada en mano se entraron á cuchilladas en Santa María del Mar, de calidad que hubieron de dejar los oficios de difuntos que se cantavan: desviados de allí, se fueron los mallorquines á la Merced y entraron en la iglesia con las mismas voces, y á cuchilladas mataron un platero; llegó la noticia al Virrey, que mandando salir dos jueces de corte por la ciudad, con parte de su guardia, se hicieron los mallorquines á la marina, escondiéndose entre barcos y barracas; pero prendiéronse muchos, bien que después de muchos días de cárcel salieron bien, porque los padrinava el conde de Sevalla (Zavellá) que interponiéndose con el de Alcalá, virrey, les consiguió la libertad.

  • La ciudad manda evitar la acumulación de ballasto en el puerto

    [L]a Ciudad publicó un bando mandando que las embarcaciones no pudiesen arrojar el lastre de arena, sino en el parage que les señalaria el Guardian del Puerto.

  • Faltan provisiones en Barcelona por la nieve

    El 18 “nieve menuda helada” y el 20 “nieve y hielo conjuntamente”.

  • Gran alboroto contra los genoveses; ahorcan a dos de los responsables; los conflictos políticos

    Ultimo día de Pasqua de Spíritu Santo…, año de 1624, havía en el muelle seis ó siete galeras de Génova, y los soldados de ellas, sobre no sé qué quento, tubieron pendencia con algunos paysanos y dispararon los soldados algún mosquetazo: los nuestros luego levantaron el grito de viva la tierra y muera Génova, á cuias hoces se conmovió toda la ciudad, dando cara á todos los genoveses. La gente de la rivera, que eslava indignada contra el Judice (¿Giudici?), un caballero genovés, porque havía quitado la conveniencia de un velamen que las mujeres de la rivera travajaban para los galeones, y dádolo á otro, se valió de la ocasión, y mano armada embistieron la casa deste cavallero, que vivía en la calle de Moncada, y pegaron fuego á la casa, acarreando las mugeres leña á faxos; quemáronle las puertas de la casa, de cuio fuego dan muestra las piedras de la misma portada: en medio de la luna hicieron una horrible hoguera y quemaron allí todo el velamen y xarcias que tenía en su casa de los galeones, y pasando más allá, hechavan de las ventanas las alhaxas de la casa (El vulgo en Cataluña llama alhajas de una casa, al mobiliario. En este sentido parece que está usada ea el texto la palabra alhaja.), hasta puertas y ventanas, sin perdonar su furor quanto podía haver á las manos, y á no ser la maior parte de los suelos de la casa de bóveda gruesa, es evidente que la quemaran toda. Un hornero llamado Fuster, le mató á puñaladas un famoso cavallo en la misma cavalleriza. El desenfreno desta gente pasaba á querer hacer lo mismo en casas de algunos mercaderes genoveses; pero la nobleza y algunos que tenían mano se interpusieron, y no pasó adelante. Las galeras se hubieron de salir del muelle, y al marchar desde la torre del baluarte de la Atarazana, les tirava la artillería, bien que no les hizo daño alguno: fuéronse hacia poniente las galeras. Sosegado el tumulto, se pasó al castigo de los capitales, prendieron muchísimos de la ciudad y castigaron algunos: ahorcaron dos mozos, el uno hera el que mató el cavallo, y otro que estava inculpado con algunos compañeros de haver robado oro, plata y algunas cosas de valor, en ocasión que hechavan las alhajas por las ventanas. Estos dos mozos apenas tenían barva, que era lástima, y se temió que no los sacaran de mano de la justicia quando los llevan al suplicio; pero al fin, ellos murieron.

    Lector mío, en estos lances te aconseja mi corto caudal que huias la ocasión de tu parte en ellos, aunque sea para apaciguar los ánimos, porque si eres de parte de tu Rey como deves, te expones arriesgo con el vulgo y de morir á manos de un tumulto; si eres de parte de la patria, te expones á la indignación de tu Rey, y así en corrientes como estas, busca siempre la orilla para salir bien librado: esto me enseñó la esperiencia, y tu gran juicio, lector mío, sabrá comprenderlo mexor.

  • Los nuevos concelleres anteponen la seguridad marítima a sus rituales cívicos

    En la noche del dia de San Andres Apóstol del año 1625, en que se habia hecho la eleccion de estos Concelleres, hubo en la mar tan recia tormenta que se estrellaron muchos buques que estaban en el Puerto de esta ciudad. Para prevenir en lo posible las desgracias que amenazaban, los recien elegidos, antes de prestar el juramento, se dirigieron al Baluarte del Mediodia, á donde la Parroquia de Santa María del Mar habia acompañado en procesion al Santisimo Sacramento, y desde aquel punto dictaron las mas eficaces providencias para el alivio y seguridad de las embarcaciones.

  • Al entrar por primera vez en Barcelona, Felipe IV cambia de caballo para no incomodar al conseller en cap

    El día XXVI de Marzo, año del Señor MDCXXVI, hallándose Conselleres el Señor Julián de Navel, en cap …, Hyerónimo de Gava… sigundo y Ximénez quinto, fué la gloriosa entrada de la católica y real magestad del Rey nuestro señor Felipe cuarto en esta ciudad de Barcelona: sucedió dicho día por la tarde; y habiendo savido [el día anterior] que S. M. entraba en el monasterio de religiosas Bernardas dichas de Valldoncella, me fuí yo á la puerta de San Antonio para ver lo que pasaba. Estaba la dicha puerta ricamente adornada, habíase dispuesto una contra-puerta de madera con sus balconadas, y en lo superior, una media naranja, de donde en una granada había de bajar el niño con las llabes de la ciudad, para entregarlas al Rey. En esta contra-puerta estaban con muy buena orden y colocados los cuerpos santos y reliquias que tiene la Ciudad. Estúveme allí una hora, en la cual vi entrar diversas acémilas cargadas y cubiertas con ricos reposteros, todas de la Casa Real, y algunas venían muy estropeadas. Dijéronme también que había dos días que pocas ó muchas entraban de continuo. Cansado de estar allí por la multitud de gente que había, salíme hacia el lugar de Sans para ver si venía S. M.; encontré muchas y ricas carrozas llenas de caballeros, y otra mucha gente de la real familia. En el monasterio de Valldoncella vi la repostería y cocina; y entre diversas alhajas vi un hornilllo portátil en que se cocía el pan para S. M. Visto esto, pasé á Sans, y á poco rato oí una trompeta que venía de Barcelona; era la compañía de caballos ligeros de Perpiñán que salían á en contrar á S.M. Pasados éstos, á poco rato oí otra trompeta que venía hacia Barcelona; tras ella seguían algunos hombres armados de punta en blanco que venían de custodia á un rico coche; en él venía solo una persona, era hombre guerrero de vella barba; pregunté quién era, y supe ser el conde de Olivares que á poca distancia de Sans, dejando el coche, montó en un caballo, y desde una eminencia miró si venía el Rey; y viendo que no venía, se volvió á su coche, y muy despacio hacia Barcelona, y yo seguía los mismos pasos; vi venir de Barcelona al duque de Cardona, que en un coche salía con sus hijos á recibir al Rey, llevando su familia con rica librea. Volvíme con él hacia Provençana (Santa Eulalia de Provenzana, en las inmediaciones de Barcelona, cerca del Hospitalet), y cerca de allí vi la compañía de caballos ligeros de Perpiñán que habían hecho alto; oí luego dos clarines; seguíase después multitud de gente armada en blanco con sus lanzas; venían éstos en custodia de seis coches con tiro de á seis mulas cada coche; en el último venía la Real persona de Felipe cuarto, con algunos grandes dentro del mismo coche, y no vi á S. M. sino á paso, porque ivan los coches á la posta. Al pasar delante la compañía de caballería rindieron las armas, y llegando cerca de la Cruz Cubierta, estuvo ya la guardia de Rey con librea amarilla, colorada y blanca; los soldados de ella, unos traían alabardas y otros cuchillas; teníase ya prevenido un hermoso caballo blanco, tan dócil y vello como requería la ocasión. Dejó S. M. el coche, y con mucho donaire montó el caballo. Traía un capotillo de terciopelo negro, manga de brocado; una rica cadena, sombrero y pluma de color leonado, con una hermosa joya, de la cual pendía una gruesa perla del tamaño de una nuez. El duque de Cardona iba al lado siniestro á pió, pero cubierto, sino es en las ocasiones en que el Rey le preguntava alguna cosa, y en habiendo respondido se volvía á cubrir. Otros muchos señores venían también á pié, pero descubiertos. Seguíase á caballo inmediatamente el de Olivares y otros muchos grandes. Poco antes de llegar á la Cruz Cubierta, salió la universidad en forma, y cada doctor con la insignia, según su facultad; apeáronse, y hecha la venia á S. M. volvieron á montar á caballo. Vino después el ilustre cavildo, hizo lo mismo, y últimamente llegaron los Conselleres en forma de Ciudad, con gramallas (traje talar, distintivo de la magistratura municipal) de tercipelo carmesí, forradas de brocado; y sin dejar sus caballos, hicieron la función acostumbrada en tal ocasión. Del mismo modo hicieron su función los Diputados; y acavadas las solitas … ceremonias, el Conceller en cap se puso á la mano siniestra del Rey, usando de la anti gua preheminencia y singular gracia, que los católi cos Reies han concedido á esta ciudad. En esta forma, y con la debida orden, acompañaron á S. M. todos los puestos, hasta el dicho convento de Valldoncella, en donde quedó S. M., y volviéndose el sobredicho acompañamiento á Barcelona, quieren algunos decir que entró el Rey de secreto aquella noche en Barcelona.

    El día siguiente, por la tarde, concurrió un sin número de gente á la puerta de San Antonio, de calidad, que no cabiendo en los caminos, destruyeron la cosecha de muchos campos vecinos á la puerta. Llegada la hora de la entrada, y dispuestas las guardias según su estilo, salió S. M. de Valldoncella á caballo en la forma que el día antecedente: seguíanse á caballo el conde de Olivares, almirante de Castilla, duque de Maqueda y demás grandes de España. Con esta orden llegaron á la puerta, en donde esperaban los Conselleres; hizo pausa S. M., y bajó dentro de tres granadas primorosamente dispuestas, que abriéndose sucesivamente una á otra, salió de la última un hermoso (niño? [- falta la palabra]), que pronunciando algunos versos latinos, entregó al Rey las llaves de la ciudad. Reciviólas S. M. y diólas luego al Conseller en cap; entraron la puerta y recibieron al Rey bajo un rico palio: el Conseller en cap hició ([asió]) el caballo por el freno; guiavan al mismo caballo con un cordón de seda veinticuatro hombres, esto es, cuatro caballeros, cuatro ciudadanos, cuatro mercaderes, cuatro artistas y demás estados; puestos en esta orden, los cuatro Conselleres y dos caballeros llevaban el tálamo ([palio]). En esta disposición entraron por la calle del Hospital. Precipitávase.el caballo y pisaba la gramalla del Conseller, y visto ó advertido por S. M., dijo: «Consejero, date pesadumbre mi caballo?» Respondió: Sacra y Real Magestad, no. A poco rato, conociendo bien el Rey que el caballo daba pesadumbre al Conseller, desmontóse sin decir nada, y dijo al de Olivares: «Conde, dame otro caballo.» Apeóse el de Olivares, y trocaron los caballos con la orden que se ve. Llegó S. M. al llano de San Francisco, en donde estaba dispuesto un tablado con dosel, bordadas en él las armas Reales. Dejó el caballo S. M. y subió al tablado, y antes de sentarse desnudó la espada y la puso sobre el teatro que ya estaba dispuesto. Sentóse, y á la siniestra tomaron su asiento los Conselleres en sus bancos. Sosegado el concurso, y tomado cada uno su puesto, salió el guardián de San Francisco vestido con capa pluvial, y la vera Cruz, con sus acólitos, llegó á la presencia del Rey, y levantándose S. M. y descubierto, le tomó el guardián el juramento por las islas (Se llamaba así al juramento que prestaban los Reyes á su entrada en Barcelona, porque al prometer tener y observar, y hacer tener y observar los usages, constituciones, etc., prometían también mantener la integridad de los reinos de Aragón, de Valencia, condados de Rosellón, Cerdaña, etc., y la de las islas á ellos adyacentes.). Concluido el juramento disparó la artillería, y volvióse el guardián á su convento. Volvióse S. M. á sentar, y se dio lugar á que passaran las cofradías que con orden militar y mucha gala estaban á la parte de la marina: fueron pasando según su antigüedad por delante del Rey, y entrando á la calle Anxa, hacíanse los debidos acatamientos y salvas, y cada cofradía llevaba su divisa ó inbención. Acavado de pasar las cofradías, bolvió S. M. á tomar el cavallo, y con la disposición referida y multitud de hachas encendidas y bien ordenadas (por ser ser ya de noche), se encaminó S. M. á la Iglesia del Aseo. El marqués de Liche (El conde de Sástago, según así lo dicen varios historiadores.) llebava el montante yendo á caballo: llegando á la Iglesia, entró S. M., y en el altar mayor prestó el juramento que sus gloriosos predecesores ha vían acostumbrado, por la provincia de Cathaluña, con aquellas ceremonias que se estila: executado esto, se bolvió S. M. con el mismo lucimiento al llano de San Francisco, casas del duque de Cardona, en donde es tubo todo el tiempo que honrró esta ciudad.

    El viernes día XXVII fué S. M. á jurar á los tribunales y salas que se acostumbra, con el acompañamiento de toda la nobleza y demás personas que en semexantes funciones deven concurrir, y aquí dieron fin los juramentos y entrada.

  • Felipe IV celebra su 21º cumpleaños lavando y besando los pies de 13 pobres

    Miércoles Santo, á 8, día en que S. M. cumplía los 21 años de su edad, acudieron á la enhorabuena los comunes de Ciudad y demás puestos: festejóse aquel día con las demostraciones que permitía tan santo tiempo, y lo más fué las salbas de la artillería, así de los baluartes como galeras y demás naves, mirándolo S. M. desde la galeria que dava al mar. Ese mismo día, por la tarde, asistió S. M. en los oficios que se cantaron en San Francisco, adonde concurrió toda la nobleza. El jueves por la mañana también S. M. asistió á la fiesta de iglesia de San Francisco, y después de haver reservado á Christo Señor Nuestro, pasando por el nuebo puente, entró S. M. en el combento para efectuar el Mandato, imitando en este acto al que, poco rato había, nos dava lición desde la cáthedra de la Cruz.

    Teníase en el refitorio del mismo combento dispuesto lo necesario para tan santo exercicio, por ser la pieza capacísima, que, correspondiendo á la casa, es din duda la mexor que tiene la Europa en esfera de convento; estavan ya guisados y en orden 300 platos de diversas viandas y género de pescados, con sus principios y postres, pan y vino, con aquella abundancia que correspondía á tan rico padre de familias: había 18 canas (medida catalana que es poco más de la vara castellana) de paño fino color de sal y pimienta, otras tantas de tela blanca y trece bolsas con 24 rreales en cada una. Estando esto así, y los trece pobres que eran de los bergonzantes, y no de los públicos, y aliñados y limpios según su posibilidad, de que cuidó el limosnero maior, llegó S. M. en procesión con cruz alta, compañándole los cardenales, nuncios, clerecía y demás gente, y entrando en el refitorio se empezó á cantar el Evangelio de Mandato, con la solemnidad que dispone la Iglesia; y á aquellas palabras surgit acena et ponit vastimenta sua [sic: surgit a cena et ponit vestimenta sua (Juan 13:4-5)] desnudaron la capa á S. M., y prosiguiendo et cum accepisset linteumet precinxitse [sic: et cum accepisset linteum praecinxit se] ciñóse la toalla et misit aquam impelium et cepit lavari pedis [sic: deinde mittit aquam in pelvem et coepit lavare pedes discipulorum et extergere linteo quo erat praecinctus], etc. empezó á labar los pies á los pobres. Servíale el agua D. Juan de Fonseca Zúñiga y Acevedo, capellán y limosnero mayor de S. M.; á su lado venía el señor Infante, y seguían los de Olivares, Liche y gentiles hombres de cámara. Al ver ejercer tanta humildad en un monarca tan grande, un religioso de exemplar vida se elevó y estubo gran rato en éxtasis. Sírvate, ó lector mío, este exemplo de alguna ternura, pues ves que se arroba un siervo de Dios en vista de acto tan misericordioso. Acabado de labar los pies y besádoles S. M. de uno á uno á cada pobre, empezóse á repartir la limosna por su orden, dando á cada pobre seis canas de paño, seis de tela, la bolsa con 24 reales, una servilleta, un salero y cuchillo, un tenedor y un pan, de los que comía S. M.; un baso y una redoma de vino blanco, y 30 platos de comida con esta distinción: trece de diversos géneros de pescados, así en empanadas como fritos; siete de frutas secas y verdes, según dava lugar el tiempo, y los diez de confituras y viandas de colación. Todos los platos estaban adornados de variedad de flores y aguas olorosas, y puesto todo en sus canastos, se mandó llebar por dos hombres cada canasto á casa de los pobres.

  • Gran nevada

    No se puede abrir los caminos durante dos días

  • Los inquisidores queman a un hereje anciano

    Ultimo día de Maio se hizo pregón público á son de trompetas y caxas, con asistencia de muchos ministros del Santo Tribunal, á cavallo todos, señalando el día y puesto para el auto general: asistieron á este pregón los señores inquisidores, precediendo antes su estandarte y multitud de oficiales.

    Señalado el día en que se havía de celebrar el auto, dispusiéronse luego los tablados en el Born [1], en la sera [2] que da al mar: se fabricó uno bajo las ventanas que suelen tener los señores conselleres para ver las fiestas: éste era mui alto; havía de servir para los reos; púsose sobre él un altar que cubría un dosel, en el qual estaban las armas de la Santa Inquisición, una cruz, espada y ramo de laurel bordado en el mismo dosel: enfrente este tablado, se hizo otro menor, con las gradas por los lados, y en él muchos bancos y sillas, que havía de servir para los ministros y oficiales de la santa Inquisición: otro se dispuso en la sera que el primero, entre las ventanas del señor Virrey y Ciudad: tenía colgado sobre él un paño de terciopelo negro, bordado en medio un escudo de las armas reales, y al un lado un brazo con una espada desnuda, y al otro lado otro brazo con un ramo de laurel: havía tres sillas en este tablado para los inquisidores, y de este tablado salía una puente que pasava la plaza, y en media de ella, elevado 4 palmos, un púlpito pequeño para estar el reo mientras se le leía la sentencia. Todo esto dispuesto, llegado el día veinte, que era un domingo, por la tarde salió una procesión asistida de todas las religiones y el clero de Santa María del Mar, como á parroquia en cuio distrito hera la función: llebaban por guiones las dos vanderas de la Pasión; seguíanse luego unos quarenta familiares ó alguaciles del Tribunal con sus baras; después destos, cinco ó seiscientos familiares con velas verdes encendidas en la mano y sus insignias ó veneras del Santo Oficio en los pechos: sucedía á éstos la cruz de la parroquia, y á ella las religiones y clero de Santa María; cerraban la procesión el preste con capa pluvial, y diácono y subdiácono, y tras éstos trahía un monecillo una cruz grande hueca de madera de color verde. En esta forma, después de haver pasado por los puestos acostumbrados en procesiones generales, llegaron al Born y al tablado de los familiares, y sin subir ninguno, pasaban apagando las velas; la cruz de la parrochia esperó al clero al pie del tablado, y suviendo éste, pasó la puente y colocaron en el tablado de los reos la cruz verde, y vanderas á los lados con quatro velas encendidas, y religiosos trinitarios que estubieron toda la noche de custodia.

    Al otro día por la mañana, ya al amanecer, no cavía la gente por las calles, porque con la anterior noticia havían acudido de toda la provincia: á las siete horas el señor Virrey y Conselleres acudieron á sus puestos. Llovió algún poco aquella mañana, pero serenóse luego, y así salieron de las casas de la Inquisición los religiosos dominicos, llevando por guía un Santo Crucifixo grande, y á sus lados dos religiosos con unos azotes en las manos. Tras de los religiosos seguían los penitentes, que eran diez: dos mugeres, una por dos veces casada, la otra por hechicera; quatro hombres por casados dos veces, viviendo la primera muger; un mercader de Manrresa, por haber concurrido en la precha (Sermón luterano) estando en Francia y comer carne en los viernes, y tres renegados que havían aportado las galeras de Florencia, los dos jóvenes y el último ya viejo y pertinaz: á éste le hiban exortando dos religiosos. Todos los reos vestían sus túnicas, unos verde y otros amarilla, con cruces coloradas, corozas en la caveza y en ellas pintado el delito. Empos destos, venían los familiares, calificadores y ministros del Santo Oficio á cavallo, y los señores inquisidores venían los últimos, y tras ellos el procurador fiscal del Santo Tribunal. Llegaron al Born, y tomando sus puestos cada uno como está dicho, depositaron el Santo Christo sobre las gradas del tablado en donde estavan los penitentes, y se dió principio al auto con un sermón que predicó el padre Chrisóstomo Bonamic, dominico: duró dos horas el sermón; leióse después el cartel por un religioso dominico, y luego suviendo un reo al púlpito que les tenían ya hecho en el puente, se le leyó su proceso y sentencia, condenando quién á galeras, quién á destierro y quién á azotes. El de Manrresa salió penitenciado en haver de pagar mil ducados y estar tres años en un combento. El último fué el viejo renegado; á éste condenaron á quemar, y leída la sentencia lo entregaron á la real justicia, y el Consejo Real, que también asistía, proveió allí luego la execución de la quema, y llebándole prontamente los ministros con el verdugo fuera de la ciudad, al puesto que llaman el Cañet, se le dio garrote y quemaron el cuerpo. Los otros que quedaron en el tablado se postraron, y cantando los religiosos franciscos el psalmo del Miserere, los inquisidores les davan con unas barás encima, y absueltos, los restituyeron á las cárceles de la Inquisición y dió fin el auto. Al día siguiente se executaron las sentencias de azotes, destierros y galeras, según el estilo ordinario.

    1. [1]La plaza del Borne. El ábside de Santa María del Mar forma aún uno de los testeros de dicha plaza.
    2. [2]En la acera.
  • Traen el cuerpo de Santa Madrona a la catedral para aliviar la sequía

    Martes á 24 de Agosto de 1627, día de San Bartholomé, trujeron el cuerpo de Santa Madrona á la iglesia cathedral, con la solemnidad y devoción que se acostumbra. Executóse de noche, porque era tal la esterilidad y sequera (Sequía) de la tierra, que hechava fuego de sí misma; estubo aquí la gloriosa santa hasta 10 de Julio 1628, en que se hicieron barias rogativas por agua, como en á delante se dirá.

  • Roban la caja fuerte de Santa María del Mar utilizando llaves falsas

    Lunes primer día de Noviembre, robaron el archivo de Santa María del Mar: publicóse que el dinero importaba cinco mil escudos en oro efectivo, sin otras alhaxas, muchas de oro y plata. Abrióse con llaves falsas; prendieron muchos clérigos, publicáronse excomuniones, vistióse el altar mayor de luto, maledixóse la tierra, y al maldecirla tiraban piedras y a(pa)gavan velas por la iglesia los sacerdotes y tocavan las campanas, que causava horror: nada bastó, ni el hechar un bando perdonando dos vidas (como no fuese la principal) y dando duelen ducientas libras (Moneda imaginaria catalana, equivaliendo exactamente tres libras, á ocho pesetas… Las 200 libras del texto hoy equivalen … á 533’33 pesetas.) á quien descubriese los delinquentes, porque se supiera quién eran. Murmuróse que era gente de suposición, pero con fundamento nada se pudo averiguar.

  • Mucha lluvia y nieve

    Llueve y nieva abundantemente los días 22 y 23 de enero. Grandes fríos.

  • Conmemoración de los 26 cristianos crucificados en Japón en 1597

    Sávado á 31 de Enero de 1628, se dió principio á las fiestas de 23 mártires del Xapón, seis religiosos y diez y siete terceroles (De la Orden Tercera. Llámanse aún así en Aragón á los que toman parte en determinadas solemnidades religiosas y especialmente en la procesión del Viernes Santo, vestidos con túnica negra y cubierta la cara.) de la orden de San Francisco de obserbancia, que con tres de la Compañía de Jesús puestos en cruz, asidos de pies y manos con unas argollas, fueron atravesados de dos lanzas cada uno y estando en el martirio, vieron en el aire tres columnas de fuego, sigún refiría su historia, y desta suerte lograron el premio de su constante virtud.

    Estava la iglesia ricamente adrezada de colgaduras, pinturas y alhaxas de plata y oro; en el altar mayor havía unos cuerpos de maconería (Del francés maçonnerie: mazonería, obra de cal y canto. Maisoneria se llama en catalán.), enteros, con las insignias del martirio y los nombres de los mártires. Duraron las fiestas tres días con muchas luminarias de fuego, así en la iglesia de San Francisco como por la ciudad, y invenciones de fuego todas las noches. El día dos de Febrero por la tarde se dispuso una solemne procesión: iban dos banderas de las cofadrías con muchas luzes; venía después mucha nobleza acompañando al conde de Pradas, hixo maior del duque de Cárdenas, que llebava una bandera de tafetán carmesí, y en ella esculpidas i bordadas las efigies de los mártires: sucedía inmediatamente la cruz de los religiosos, que havían adornado en una peaina (Peana) con los bultos de los mártires al pie de la Cruz: después venía un frayle que sobre una asta trahía una tabla, y en ella esculpido con letras grandes el pregón del tirano quando mandó executar el martirio, cuio tenor es este:

    Por quanto estos padres vinieron de los Lasones con titulo de embajadores y se quedaron en Maco á predicar la ley de los christianos, que yo prohibí mui rigurosamente estos años pasados, mando que sean castigados juntamente con los Xapones que se hicieren de su ley, y así estos 24 serán crucificados en Anguasapi; y para que sea esto en noticia de todos, buelvo de nuebo á prohivir la dicha ley y mando se execute, y que si alguno fuese osado de quebrar este mandato, que sea castigado y su generación: al primero año de querco ó á los 20 días de la undécima cuna.

    Venían después los mártires terceroles cada uno en su peaina, puesto en cruz; hivan muchas áchas entre las peainas, y particularmente en tres que el uno era por quenta de los voteros (Del catalán boters cuberos.), el otro de los espaderos y el otro de los confiteros, por haver sido de sus oficios aquellos santos; seguíanse los mártires religiosos también en su peaina, ricamente adrecados pero sin cruz, porque la llebavan delante entre los terceroles y ellos, compuesta por un religioso de la misma orden que se hallaba también para martirizarle con los demás; pero por divina disposición desapareció de la presencia del tirano, para publicar la gloriosa victoria de sus compañeros: por último, venía bajo thálamo (Palio), que traya los Conselleres, las efigies de bulto de la caveza ó principal destos mártires. Salió la procesión de San Francisco, y por la calle Ancha y del Regomí suvió al Aseo y dio la buelta que da la del Corpus, con mucho acompañamiento y música, y dio fin la fiesta con una hermosa inbención de fuego al entrar la procesión en la iglesia.

    Los religiosos jesuítas, que también tenían tres mártires de su orden, á competencia de los franciscanos, hicieron al mismo tiempo sumptuosas y costosas fiestas.

  • Monjas mínimas de mudanza

    Jueves á 9 de Marzo 1628, día San Patia (San Paciano), obispo de Barcelona, se executó la translación de las religiosas mínimas del combento en que estavan en la calle del Hospital, á la esquina de un callejón que sale enfrente de las capuchinas, por ser la casa poco capaz y haverse ya dispuesto otra maior en la calle de los Tellers [Tallers], en donde havían empezado á fundar las religiosas cartuxas que en poco tiempo se extinguieron. La procesión se dispuso así: precedía primero una vandera de los mancebos pelaires, con muchas luzes; venían luego tres religiosos, cubiertos los rostros con unos paños blancos y las manos con unos sergiles (Del catalán sergil, tela delgada de lana. Albornoz.); la de enmedio llebava un santo Christo grande, á quien seguían las demás religiosas cubiertos los rostros y manos con sus velos, y después los religiosos y el señor obispo Sentís, que llebava la reserva en las manos: asistió mucha nobleza y patrones virtuosos á tan pía función. La procesión, desde la casa que dejavan á la que ivan, sólo pasaron por la Rambla derechamente al nuevo combento, y llegadas allá se cerró luego y el señor Obispo puso el sacramento en el nuebó sacrario.

  • Rogativas por la Flota del Tesoro Español, anticipando la Batalla de la Bahía de Matanzas contra los holandeses bajo Piet Hein

    Siempre que se procura ó desea algún buen suceso, se recurre á Dios para que nos asista: dilatávase el arrivo de la flota de galeones, y así mandó el Rey nuestro Señor se hicieran rogativas en todos sus reynós por el feliz viaje de los galeones, y el día 9 de Marzo de dicho año se hizo procesión general llebando la efigie de Nuestra Señora, que pintó de su mano el glorioso San Lucas; y los días siguientes en las parroquias y combentos estuvo el Santísimo patente y se repetían las rogativas, así comunes como particulares. Llegó después aviso que havía arribado á Sevilla, pero que ha vían tenido los navios de conserba una refriega con los de Inglaterra que iban en busca de la flota, y que perdió nuestro Rey algún navio; pero los del oro y plata no se hallavan en el enquentro, y así mismo que la archiduquesa de Austria, tía del nuestro Rey, mandó armar algunos navios que, saliendo en busca de los ingleses, los echaron á pique los de la Archiduquesa á los ingleses. En estas rogativas asistía el obispo de Solsona, que se hallava entonces virrey de Cathaluña (D. Miguel Santos de San Pedro, que tomó posesión de la sede solsonense en 7 de Febrero de 1624. En 1627 pasó al virreinato de Cataluña, desempeñándolo hasta mediados de 1628.).