[Diario Lois Cusick] In the wake of the May tragedy, «the P.S.U.C. and the Generalitat mounted one … event after another … We had a week devoted to the Battle of the Egg (La lluita de l’ou). This was a four-year plan to make Barcelona self-sufficient in eggs by having a chicken on every balcony. Then, the first week of June, we had Book Week. The carnival revolutionists filled the Ramblas with colorful bookstalls selling old parchment manuscripts from the burnt-out churches and new bright paperbacks of communist-approved authors. No more Kropotkin or Bakunin. This was the week we learned the Russians had arrested Bob Smillie of the P.O.U.M.’s [English] I.L.P. column while he was in Valencia.»
Mes: junio 1937
-
La Batalla del Huevo causa problemas de convivencia
[E]n esta Barcelona en que hoy vivimos, en la Barcelona de «la batalla del huevo», en que cada galería, cada balcón, cada terrado, se ha convertido en gallinero incipiente, los gallos cantan cuando les da la gana, cada uno a hora distinta o todos a coro a todas las horas, desde que anochece hasta que sale el sol…
¡En fin!… Es molesto… pero soportable. En la retaguardia de una guerra tan atroz como la nuestra, no se puede hablar de molestias, sino es burla, burlando, más para señalarlas, que para quejarse de ellas… Ahora: esa multiplicidad de corrales improvisados, esa aglomeración de gallinas, y pollos, y conejos en espacios reducidos, en núcleos ciudadanos de gran densidad, sin las indispensables condiciones de espacio y aireación, ¿no nos traerán, ahora que entra, de lleno, el verano, consecuencias más graves, más irreparables que la molestia del canto de los gallos al amanecer? Ya se advierte en Barcelona una invasión de moscas digna de los valles andorranos y se perciben emanaciones poco gratas… «Evitemos que la batalla del huevo se convierta en la guerra del tifus» nos dice un lector. Y su advertencia nos parece atinadísima.
Pues la campaña de la «batalla del huevo» tuvo, sin duda, otra intención que la de convertir en corrales todos los balcones y todas las galerías. Y a esa intención—estricta—debe limitarse el ciudadano celoso, a un mismo tiempo de su alimentación… y de su higiene.