Salió de la tarde el quinto;
Fué carinegro y retinto;
Y por tener la voz ronca
Y no cumplir como bueno
Se armó una tremenda bronca
A despecho de Centeno.
Muy corrido el animal
De pita tan general.
Se paró en mitad la plaza
(Que por poco se desguaza)
Con calma fenomenal.
Y cuando nadie se entendía y las banderillas no se colgaban y los maestros estaban an conferencia, apareció un caballero de riguroso negligé (iba en mangas de camisa), que se paró ante Culebro como si tal cosa. Se supo luego que eran conocidos antiguos, como que el incógnito personaje se tomó la libertad de acariciar con la mano, para hacerle entrar en razón, al bicho y éste no tomó á mal la cosa.
El público aplaudió al del negligé y el toro volvió al corral.
Comentarios del compilador
El señor en mangas de camisa fue Serafín Gallego de la ganadería de Andrés García.