Desde la batalla de Clavijo, que es como si dijéramos mas de diez siglos atrás, podríamos contar la antigüedad del patronato que tiene en España Santiago, cuya fiesta celebra la Iglesia en el dia de hoy. Por supuesto que á aquellos buenos de los leoneses que la ganaron no debió de ocurrírseles, que andando el tiempo se agasajaría al buen apóstol en el dia de su fiesta á cañonazos, tal como lo hacemos los hombres de ahora: pero está dispuesto de este modo, y asi lo dejarémos, pues no queremos enmendar la plana al que inventó tamaños agasajos, y los llamó hacer la salva. ¡Cuán distinto significado tenia esta frase entre nuestros tatarabuelos! La manera de hacer la salva la señala una ordenanza; á ella nos remitimos: á las costumbres nos atenemos que nó á las leyes.
La parroquia de san Jaime establecida en la iglesia que fuo de trinitarios calzados, celebra con toda solemnidad la fiesta de su titular. La situacion del templo da lugar á que la feria sea en este dia de las mas notables, dado que en otro tiempo Barcelona no haya celebrado en este dia una feria tal como la que celebra en el dia 21 de diciembre. Sea de esto lo que fuere; que hemos tomado por texto sic nunc sunt mores, estas son las costumbres de ahora, y no nos meterémos á indagar lo que ha pasado.
La calle de Fernando VII presenta en este dia un aspecto agradable con los puestos de la susodicha feria. Juguetes, abanicos, libros viejos, avellanas, melones, mucha gente, mucho grito, muchísimo chiflido y pisoton, y buena oportunidad para darse á luz los jóvenes de ambos sexos, para feriarse y feriar; hé aqui lo que da de sí la feria de san Jaime.
Por dos veces durante el dia está concurrida la feria: por la mañana desde las 7 á las 10, y por la tarde desde las 4 hasta que anochece: el buen tono prefiere la hora de la mañana.
Sale la elegante de su casa vestida con premeditado desden: fériala el jóven de buen tono segun la franqueza que con ella use; y una caricatura de barro ó de carton, y unas avellanas lo de rúbrica. Con la caricatura se entabla la conversacion, las avellanas sirven para saborearla; y partiendo avellanas con las muelas, se dicen entre dientes cosas que de otro modo no se dijeran ó por prudencia, ó por justicia ó por templanza: la fortaleza queda para los dientes, y sin ella no so cascan avellanas.—Trac rrac: — esta avellana, señorita.— Está vacía.
Las mamas van á la feria á acompañar á sus hijas, y á feriar á su hijo menor. Las hijas se ferian ellas, y
saludan al contertulio, y bromean con el que va á su lado; y los afectos que sienten los disimulan allá dentro de su corazon, y su paso no se altera: el hijo menor llega á la feria y salta, brinca, da trescientos mil traspies y los hace dar á su mamá, cuyas rodillas abraza en ademan de súplica, se mete en cuantos charcos encuentra al paso, y recibe por ello mas de cuatro tirones de brazo y otras tantas sofrenadas: apetece cuanto alcanzan sus ojos, y quiere hacerse con todo lo de la feria, (no sabemos si hacen otro tanto las hijas) y quiere una cosa y luego la rechaza; (idem per idem ) y llora, y patea, y regaña la mamá, y sofócanse las hijas. A los acompañantes toca entonces mostrarse obsequiosos y comprar para el niño cuanto le viene en gana. Si puede haber en esto deseos de atraerse la benevolencia de la mamá ó de las hijas, sábenlo ellos. Hablará el tiempo y aclarará el enigma, y dirá cómo les habrá ido en la feria á las hijas de la mamá.
La concurrencia de la tarde es mas bulliciosa, y no describimos sus circunstancias, porque la demasiada naturalidad que en ella reina perjudicaría el bello ideal del cuadro que quisiéramos presentar en bosquejo. El que quiera enterarse de lo que allí pasa vaya en buena hora, y buena pro le haga.
En el dia de hoy celebra tambien la Iglesia la fiesta de san Cucufate, y siendo titular de una de las parroquias de la ciudad, es inútil decir que su párroco y comunidad de presbíteros tributan solemnes cultos al santo. Algunos puestos de juguetes se ven fuera de la iglesia á pesar de los muchos que forman la feria de san Jaime: esto prueba que no se desperdicia en el pais la menor ocasion de lucrar alguna cantidad por pequeña que sea.
Juan Cortada, José de Manjarrés, Josefina Roma, El libro verde de Barcelona. Añalejo de costumbres populares, fiestas religiosas y profanas, usos familiares, efemérides de los sucesos mas notables acaecidos en Barcelona (1848).