AL PRIMER BUQUE DE VAPOR
QUE HIZO EL VIAJE DE CÁDIZ A BARCELONA
en Noviembre de 1824.
LLEGA en buen hora, arrogante,
Vulcanizado bajel,
i desde la ciudad de Alcídes
Al trono de Berenguer.
Abandonaste las costas
Que te miraron nacer,
Y los cantos de los bardos
Y los hijos de Morven.
Los vientos de Caledonia
De Fingal en el broquel
Sonaron enfurecidos
Al verte desparecer.
Saludaste de Pelayo
El enriscado dosel,
Del Santo Patron la tumba,
Y el dominio portugues.
Viste la ciudad hermosa,
Donde el que supo vencer
Los leones de Numidia,
Las sierpes, en su niñez,
Puso límites, que hollaron
Colon, Pizarro y Cortés,
Pero que términos fueron
Para el imperio frances.
La antigua ciudad miraste,
De Flora grato verjel,
Y de Céres y Pomona
El afortunado Eden;
La que en sus templos ostenta
El hispalense pincel,
Los sarracenos pendones,
Las águilas de Bailén;
Donde el esforzado aliento
Del ínclito leonés,
Terror de la gente alarbe,
De la cristiana sosten,
Reverenciando la sangre
Que un padre osara verter,
En nombre de Recaredo
Alzó el pendon de la fe.
Hoy de la gran Barcelona
Los muros llegas á ver,
Gloria de Aragon un dia
Y de un venturoso rey.
Mas ya de Jaime la sombra
Viene, orlada de laurel,
Y en letras de oro Valencia
Y Mallorca en su paves,
«Tú, dice, surcando mares,
A Sevilla has de volver,
Y de la torre del Oro
Lanzarás el ancla al pié.
»Recuerda al tercer Fernando
Que horror nuestro brazo fué
De la gente descreida
Que tiene el Coran por ley;
»Que si cumplió de Pelayo
El pensamiento fiel,
Yo tambien del noble Arista
El heredado deber;
»Que si en Úbeda y Baeza
Rindió á la morisma infiel,
Y si coronó en Sevilla
La victoria de Jaen,
»Yo, congregando las huestes
En los campos de Teruel,
Del Cid la ciudad perdida
Al enemigo arranqué.
»Trasmitimos nuestras glorias
Á Fernando y á Isabel;
Guardó el leon sus castillos
Y mis barras á la vez.
»Di que conmigo sus votos
Eleve al Eterno Ser,
Porque gocen nuestros pueblos
De nuestras glorias la prez;
»Porque el Rey que en ambos tronos
Señor de España se ve,
De inmarcesible corona
Se adorne la excelsa sien;
»Donde á la frondosa rama,
Que emblema de triunfos es,
Se enlace la santa oliva
De la concordia y el bien.
»Acátenla nuestros lujos,
Y desde el Bétis al Ter
Haya tan sólo españoles,
Así como sólo un rey.
»Esto dijo el rey Don Jaime;
Y al levar ancla el bajel,
Volvióse la augusta sombra
Al santuario de Poblet.
1824
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