Sávado á 29 de Marzo 1636, entró el duque de Medina Lastorres y marqués de Liche. Havía sido yerno del conde de Olivares y le quería mucho el Rey: pasava á casar en Italia con alguna Princesa, y havía de quedar virrey de Nápoles por seis años. Por ausencia del Virrey se ospedó en Santa Cathalina, y por ser, sigún se decía, de la casa de Guzmán por línea recta, reciviéronle los padres con cruz alta y entonando el Tedeum. Estubo aquí hasta veinte y seis de Abril, y en estos pocos días hecho tres libreas ricas, y la última el día de su embarcación, colorada, bordada de plata. Embarcóse en la capitana de España, y con diez galeras pasó á Italia.
Año: 1636
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Un veguer de Barcelona secuestra a segadores para cumplir con su concesión de reclutador del ejército, y los compañeros de aquellos le detrozan la casa
En primeros de Junio probeió el duque de Cardona la vara de veguer en favor de M.º J. Forés, con pacto que á su costa lebantara 25 soldados para el Rey: aceptó el pacto, y no lo pudiendo cumplir, ó no queriendo, usó de la estratagema de salir el día 12 de Junio á la Rambla á alquilar unos seis segadores, que entonces estava lleno de ellos: concertólos para segar, y ajustado el tanto del jornal, les dijo le siguieran: llebólos á su casa, y bajándolos á un sótano los cerró allí, quitándoles las armas y haciéndoles tener custodia: al siguiente día bolvió á querer hacer lo mismo, y reconociendo los segadores que de los que el día antes havía llebado no se veía alguno, entraron en sospecha de alguna violencia, y como savían el pacto dicho, y que no hallava quien quisiera por su respecto asentar la plaza de soldado, creció la sospecha de su alebosía, y también que no dejarían de transcender algo del estado de sus compañeros. Vacilando en estos discursos, no faltó alguno que dijo los quería llebar á la Tarazana; apenas oieron esto, quando amotinándose contra él y pidiéndole les restituiese sus camaradas, él dió á huir y metióse en una iglesia.
Congregados los segadores, y con el grito de vivan los bergantes, se fueron á su casa, que la tenía á media calle Ancha, y entrándola, reconociéronla toda, y en aliando sus compañeros, dieron en arrojar alajas y quanto hallavan por la ventana y los que estavan bajo á hacerlo pedazos: quando ya no havían dejado clavos en las paredes, ni puertas en pie, quisieron pegar fuego; pero estórbeselo una recia tronada de agua, y como ya no quedava alaja sana, se sosegaron.
Viendo el gobernador el tumulto, que el Virrey estava fuera, pidió á la Ciudad mandara ir algunas compañías, y aunque fueron, ninguno quiso disparar un mosquetazo, antes en algún modo les aiudavan; viendo tal desbergüenza, empezó la Ciudad á hacer maior demostración y á cerrar las puertas, pero los segadores visto que se tomava con veras, se unieron todos, que pasavan de 400, y hecho un cuerpo se encaminaron á la puerta del Ángel con los pedreñales en las manos y las oces desnudas, amenazando que si les dañaban harían algún estrago; y haciéndose abrir con violencia la puerta, se salieron de la ciudad y se sosegó todo, y Forés no se vio en muchos meses.
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Fiestas para la mujer de un general italiano filoespañol en la guerra de Flandes
A 26 de Julio 1636, con 17 galeras, las diez de España y 7 de Sicilia, llegó la princesa Cariñena (La princesa de Cariñán), mujer del príncipe Thomás, hermano del duque de Savoia que servía á nuestro Rey en Flandes, en compañía del Infante cardenal; y el Rey la havía embiado á buscar para que se estubiera en Madrid mientras su marido servía en Flandes. Mandó S. M. á la Ciudad que la hiciese entrada y todos aquellos agasajos que á su persona Real se le harían si venía á esta ciudad. Apenas dieron fondo las galeras salió la Ciudad, y entrando los conselleres en la galera, se le ofrecieron con toda su posivilidad: fabricóse luego un puentecillo para el desembarco, y mandó la Ciudad salir quatro compañías de mosquetería para que la festejasen, y al entrar se le hicieron tres salbas, la primera con vala. Entró en una carrocilla descubierta que el Rey le havía embiado, con tres ó cuatro criaturas, y el gobernador (que por ausencia del de Cardona) hacía veces de Virrey, con los conselleres á cavallo la acompañaron hasta casa el duque de Cardona, en donde se ospedó. Hicióronsele luminarias y carnestolendas en bariedad de máscaras, vailes y danzas por tres días, de que gustó mucho, y después de haver descansado algunos días, se partió para Madrid.
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Pasa una gran flota franco-holandesa por la costa
Jueves, 30 de Julio 1636, se descubrieron desde Monjuique 80 navíos grandes de guerra que pasavan alta mar: viéronse mui claramente los estandartes que eran olandeses y franceses; venían de Poniente y pasavan, según se supo, á Marsella, en auxilio de Francia. Mandó la Ciudad avisar toda la costa para que se celaran, y aquella noche mandó salir quatro compañías, dos á la fuente del Alió y dos hacia San Bertrán, y que los baluartes y muralla de mar se guarneciesen vien por si se les antojaba dar alguna embestida; pero pasaron de largo.
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Los frailes franciscos y capuchinos también ayudan mejorar las defensas del puerto, obra que no se acaba
A 30 de Agosto 1636, empezó la Ciudad á abrir foso entre los dos baluartes de la marina con ánimo de circumbalarlos todos: para la obra alistaron bajo la protección y mando de un cavallero, cincuenta hombres, corriendo la lista por toda Barcelona, y con veletas señalaban quiénes heran de tal ó qual cavallero: ajustado así, hacían acudir dos cinquentenas todos los días al travajo, y cerrando las puertas por la mañana á voz de pregón, les decían que quien era de tal cinquentena acudiera á casa su cavo: tenían dos ingenieros de continuo para disponer la obra, y los dos cavalleros por sobrestantes. Esto duró lo que fue pasar hasta quatro veces cada cinquentena, y los frailes franciscos y capuchinos, que travajaran un día cada religión, y cansados ya, sin perfeccionar la obra, la dejaron estar.
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Pagado algo en concepto de los impuestos debidos por la ciudad, vuelven el virrey y la Real Audiencia tras una estancia gerundense de 16 meses
Viendo la ciudad que S. M. havía sacado la Real Audiencia de Barcelona, y que de nuebo havía confirmado por Virrey al duque de Cardona, estando siempre en querer cobrar los quintos, resolvió se dieran á S. M. quarenta mil libras, y que no se ablase más en el negocio: aceptólo S. M., y mandó al de Cardona que con la Audiencia y corte se restituiera á Barcelona, y así el día 14 de Septiembre 1636 entró el duque de Cardona por la puerta nueba con tres compañías de á cavallo, polacos, y encaminándose derecho al Aseo, bolvió á jurar por Virrey. La compañía de los zurradores, esquadronada, le salió á recivir y le acompañó hasta palacio. Estubo la Audiencia fuera de Barcelona 16 meses y 10 días cabales.