IVEVES a los diez de Mayo del presente año mil seys cientos y vno llego à las seis horas de la mañana a esta Ciudad de Barcelona vn criado del Duque de Sessa con despachos para la Magestad de nuestro Catholico Rey Don Phelipe III, el qual de passo dio vna carta de Monseñor Francisco Peña auditor de Rota para el P. Prior y Padres de este Convento de Santa Catalina Martyr de la orden de Predicadores, en que nos daua la tan desseada nueua de la Canonizacion de nuestro Padre San Ramon de Peñafort ya concluyda y celebrada por el Sumo Pontifice Clemente Octauo, leyose esta carta capitularmente a todos los religiosos que la escuchamos y rescibimos con lagrymas en los ojos, pregoneros de la alegria y consuelo interior. Del qual dimos luego claras muestras a toda la Ciudad, enarbolando vn estandarte en el chapitel de la Torre, en que estaua pintado el glorioso San Ramon passando la mar sobre la capa. Que como el Conuento esta casi situado en medio de la Ciudad y su Torre, allende de la belleza en la fabrica ochauada, es de las mas altas y vistosas de ella, el estandarte y la figura del Santo grandes y el repicar de las campanas desusado; todo esto en su modo fueron vozes que dieron la norabuena de la felice nueua al vulgo: que para el Virrey, Obispo, Conselleres, Diputados, Inquisidores y otros Señores de titulo que en la Ciudad se hallauan, ya mientras esso se ordenaua, fueron Religiosos como era razon de parte de todo el Conuento á darla. Y si la rescibieron todos grandes y pequeños con sumo contento y alegria, diganlo las obras…
Llega noticia de la canonización de Raimundo de Peñafort, el santo superyate
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Sobre la capa, también en [ref4073]:
PASSANDO el Rey de Aragon Don Iayme I, à Mallorca lleuose a san Ramon por su Confessor, y aunque el Rey era muy feruoroso en las cosas de la Fé y muy amigo de acrecentar la Religion Catholica, hauiendo sido todo el exercicio de su vida hazer guerra a los infieles, toda via por la fragilidad humana tuuo algunas flaquezas y entre otras, aficionarse mucho a una muger [Teresa Gil?] con la qual no sin escandalo de sus vassallos tenia familiar conuersacion. Lleuosela consigo en este passage de Mallorca; lo qual le reprehendio muchas vezes su santo Confessor, y finalmente viendo que daua largas al dexarla pidiole licencia para boluerse a Barcelona, la qual no solo no quiso darle, mas aun mando so pena de la vida a los marineros que no le embarcassen. Acudio S. Ramon (que no sabia nada de este mandamiento) vna mañana al puerto de Mallorca resuelto de salirse de la Isla, y viendo que nadie le queria embarcar se fue con su compañero al puerto de Sóllar donde hallando la mesma prohibicon, y diziendo que pues el Rey terreno lo hauia ordenado ansi el celestial lo proueeria de otra manera; subiose por vnas peñas y de alli anduvo poco a poco baxando hasta ponerse en vna punta de vn peñasco, que entraua en el mar donde tendida su capa salto sobre ella haziendo la señal de la Cruz, y poniendo en medio de la dicha capa el cayado que traya en las manos y en la punta del la mitad de la capa para que le siruiesse de vela llamo a su compañero que subiesse con el, mas no queriendolo hazer, el santo varon le dixo se boluiesse al conuento de Mallorca y en su nombre saludasse al Prior y a los demas Frayles, y luego al momento començo a soplar vn viento tan suaue, y prospero que muy presto se alexo de la ribera. El conpañero marauillado desta estraño hecho, y muy arrepentido de no auer seguido a su maestro, con muchos alaridos boluio a la tierra; y los marineros (que presentes estauan) no menos atonitos de tan estraño caso, siguiendo al sancto para ponerle en sus nauios y barcas, jamas pudieron alcançarle; y el con aquel prospero viento dentro de seys horas passo el mar que esta entre Mallorca y Barcelona que es passage de quarenta leguas, poco mas o menos. Descubrio el que estaua en la torre y atalaya de Monjuy vna como naue muy grande que venia a Barcelona, y como todos desseauan entender nueuas del Rey que estaua en Mallorca, salieron a la ribera del mar a ver los que passaua; y quanto mas aquella naue o vulto se acercaua a tierra tanto mas yua descreciendo, hasta que finalmente llegando a la ribera cerca de medio dia se descubrio el santo Frayle: el qual saltando en tierra tomo su capa, y poniendosela muy enxuta como si no huuiera tocado en el agua, con su cayado en la mano, con profundissima humildad puestos los ojos en tierra, sin detenerse en parte alguna se fue a su Conuento de Santa Catalina, donde se puso en oracion, auiendo se ya en este tiempo mouido toda la Ciudad con la fama de tan illustre milagro, y acudido al Conuento para ver al Santo.
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